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LA EDUCACIÓN COMO MECANISMO DE INCLUSIÓN PARA LA POBLACIÓN RECLUSA EXTRANJERA Línea Temática: 5. Educación y Sociedad: Innovaciones en el Siglo XXI Novo-Corti, Isabel Dpto. de Análisis Económico y Administración de Empresas, Facultad de Economía y Empresa, Universidad de A Coruña. Campus de Elviña, s/n, 15071, A Coruña, ESPAÑA [email protected] Ramil-Díaz, María Dpto. de Economía Aplicada II, Facultad de Economía y Empresa, Universidad de A Coruña. Campus de Elviña, s/n, 15071, A Coruña, ESPAÑA [email protected] Barreiro-Gen, María Dpto. de Análisis Económico y Administración de Empresas, Facultad de Economía y Empresa, Universidad de A Coruña. Campus de Elviña, s/n, 15071, A Coruña, ESPAÑA [email protected] Resumen: Los procesos de exclusión y de desigualdad no sólo son injustos para quienes los padecen, sino que son perversos para la sociedad en su conjunto, lo que hace que el interés por estas cuestiones aumente, ya que el bienestar y la sostenibilidad del sistema está en juego. Por eso es importante conocer los principales pilares de la inclusión y sobre cuál o cuáles de ellos es más efectivo actuar, dependiendo del colectivo para el cual se diseñe una determinada política social. Este trabajo se centra en un grupo en claro riesgo de exclusión: la población reclusa extranjera que cumple condena en las prisiones de Galicia (España). Utilizando un análisis estadístico de diferencia en medias con la prueba t se han detectado diferencias significativas en las percepciones de los reclusos extranjeros frente a los españoles, especialmente por lo que se refiere a los temas relativos a los procesos de formación en prisión, siendo su actitud más positiva. Tener en cuenta la existencia de estas diferencias permitiría diseñar políticas educativas específicas para favorecer su integración social y laboral. Palabras Clave: Reclusos/as, nacionalidad, educación, inclusión social -1701 - Introduc cción Las sociiedades avanzadas han apostado po or un desarrrollo social sostenible, s que implica que q todos los colecctivos tienen su espacio. Para que diicha socieda ad sea justa y propicie marcos de con nvivencia acordes con las cara acterísticas de d calidad de e vida, es nec cesario que la ciudadaníía tenga la po osibilidad c con capacidad c de e decisión (B Barreiro-Gen, Novo-Cortii y Varela-Ca andamio, de desarrollarse y cuente L existencia a de colectivvos o gruposs de persona as que no encuentran e ssu espacio dificulta el 2012). La alcance de niveles de bienesta ar que permitan su perp petuación en n el tiempo. Para asegurarla es necesariio luchar co ontra niveles de desigua aldad que trraen consigo o el despreccio, la margiinación y cualquie er forma de ciudadanía c de e "segunda clase" c (Vila, 2002). 2 La globa alización se caracteriza por relacione es e intercambios intern nacionales ca ada vez may yores. La movilidad de las pe ersonas es creciente, dando d origen n a sociedad des más plu urales, dond de no es nte la presencia de grup pos culturale es y étnicos minoritarios.. Si las socie edades no poseen p el infrecuen suficientte grado de tolerancia y adaptabilida ad, pueden originarse o sittuaciones de e riesgo de exclusión e (Sen, 20 000). Cuando los colectivos minorita arios, por la razón que sea, forman n parte de algún otro grupo minoritario m (e ej. discapacittados, mayo ores, homos sexuales, dro ogadictos, delincuentes, etc.), el riesgo de d exclusión n se multiplica y, en consecuencia c a, la socied dad puede ver amenaz zadas su estructurra y su supervivencia. El proce eso de riesgo o de exclusió ón múltiple que q padecen n los prisioneros extranje eros se reco oge en la Figura 1, donde pue ede observarrse que las migraciones m p de g globalización generan ligadas al proceso ue, por el mero hecho de estar formados por extra anjeros, tienen unas grupos sociales qu demás, étnic cas) diferente es, vinculadas a la apa arición de características culturales (en occasiones, ad d exclusión, que aumen ntan el riesgo o de caer en la marginalidad y/o delin ncuencia, procesoss de riesgo de acrecenttando así la as caracteríssticas que lo os diferencia an del grupo o de referen ncia. Esto supone la acumula ación de mottivos diferencciales que provocan p la entrada e en fu uncionamien nto de un me ecanismo de retroa alimentación n en el que lo os procesoss de exclusió ón se refuerzzan y se acre ecientan. Es s decir, la exclusión provoca de elincuencia, que a su vezz genera exc clusión, y asíí sucesivame ente. Figura1: Proceso de riesgo de excclusión múltiple e de la poblacción reclusa exxtranjera Fuente e: Elaboración n propia -1702 - Los pilares de la inclusión social Este trabajo se refiere a la población reclusa en la región noroeste de España (nivel NUTS 2), con el objetivo de conocer sus peculiaridades de acuerdo con los países de procedencia; es decir, si existen diferencias según la nacionalidad en las actitudes y perspectivas futuras de los presos, información que permitirá mejorar el diseño de medidas de reinserción que reviertan la situación de exclusión múltiple que padece este colectivo. Para efectuar el análisis, hemos elaborado un cuestionario que hemos distribuido entre la población reclusa de los centros penitenciarios de la región. La importancia de tener en cuenta las opiniones y percepciones del colectivo de los presos extranjeros está justificada por el elevado riesgo de exclusión social al que se enfrentan. Pero, además, debe tenerse en cuenta el importante peso que tienen en la población reclusa. Según el Ministerio del Interior (Gobierno de España), en 2011, el 35 por ciento de las personas privadas de libertad en prisiones españolas eran extranjeras. En los últimos años, la población no nacional, en términos absolutos, ha tendido a aumentar, aunque en 2011 ha disminuido. No obstante, dado que la población reclusa total también se ha reducido, los extranjeros suponen un porcentaje similar que el año anterior. Por ello, nos hemos preguntado cómo afronta esta parte de la población reclusa su estancia en prisión, qué perspectivas de futuro tiene, y si sus percepciones y actitudes difieren o no de las de la población reclusa española. Para obtener información respecto a estos aspectos, hemos introducido en el cuestionario algunas preguntas sobre diferentes áreas de su vida relacionadas con sus posibilidades de inclusión. La inclusión es una meta para todas las sociedades avanzadas. La lucha contra la exclusión social, en general, y contra la exclusión múltiple, en particular, se convierte en un objetivo primordial. De hecho, la Unión Europea la considera necesaria para conseguir un crecimiento sostenible e integrador (COM, 2010). Pero la inclusión no se puede lograr sin un buen conocimiento de los grupos a incluir. Un modelo comúnmente aceptado (Subirats et al, 2003) sobre los pilares de la inclusión y que ha servido como base de esta investigación, indica que éstos son, fundamentalmente, la participación en la producción y en la creación de valor (en términos de utilidad social), la adscripción política y la ciudadanía (mediante la redistribución y el reconocimiento) y la adscripción cultural y la conexión con las redes sociales (mediante la reciprocidad). Una adaptación de este enfoque lo encontramos en Novo-Corti, Ramil-Díaz y Barreiro-Gen (2011), en el que se analizan distintas áreas que afectan directamente a la inclusión en el caso de la población reclusa: En cuanto al área social-familiar, las redes sociales con las que cuente el/la recluso/a son muchas veces la única vía que tiene, por ejemplo, para acceder a un empleo, siendo éste uno de los mecanismos más importantes para lograr la inclusión. La carencia de estas redes complica sobremanera el proceso de adaptación, por lo que se necesita un intermediario que supla el vacío que deja la falta de apoyo familiar, como un "lazo" con la calle (Ribas, Almeda y Bodelón, 2005). La familia de la persona encarcelada también se ve afectada por su internamiento en diferentes ámbitos. De hecho, la entrada y posterior estancia en prisión comporta un amplio conjunto de problemáticas de diferente orden, que afectan a las familias de estas personas, constituyendo una extensión social de la pena de privación de libertad (García, 2006). Surgen problemas de orden penitenciario, relacionados con el régimen de visitas, llamadas, correspondencia, traslados etc. Asimismo, pueden surgir conflictos económicos o laborales, si la economía de la familia empeora al ingresar uno de sus integrantes en prisión; problemas sanitarios, si la persona encarcelada padece -1703 - alguna enfermedad, sobre todo si se trata de alguna toxicomanía o tiene SIDA, así como problemas psicológicos o sociofamiliares, derivados de la ruptura o modificación del núcleo familiar. Además, existe un factor primordial en este ámbito, sin el cual es imposible la inclusión, que es la visibilización ciudadana, es decir, la residencia legal. En el caso de los/as extranjeros/as, éstos/as suelen tener lejos a su familia y, en muchos casos, ésta desconoce su ingreso en prisión, por lo que deben enfrentarse solos/as a la situación. La población reclusa extranjera se encuentra con limitaciones en cuanto a su reagrupación familiar, y como sanción preferente se la expulsa del país, lo que hace más difícil que pueda iniciar rápidamente una vida normalizada cuando cumple su condena (Ribas et al, 2005). El segundo pilar de la inclusión se centra en el ámbito económico-laboral. Salir de la cárcel con una fuente de ingresos legal, tal como un trabajo remunerado o una pensión, es determinante para la no reincidencia. Aquellos individuos que tienen buenas expectativas futuras en el mercado de trabajo reinciden menos, mientras que aquellos que tienen malas perspectivas laborales reinciden con mayor facilidad, sobre todo si tienen problemas de drogadicción (Entford, 2009). Las dificultades que actualmente existen para conseguir un empleo se agravan cuando la persona que realiza la búsqueda pertenece a un grupo en riesgo de exclusión, como el integrado por quienes salen de prisión o están cumpliendo el tercer grado. Los resultados obtenidos con algunos estudios muestran que haber estado en la cárcel es una dificultad añadida y perjudica las expectativas de trabajo (Apel y Sweeten, 2010), y la situación es aún más complicada para las personas que padecen exclusión múltiple, como sucede en el caso de los ex reclusos discapacitados o en el de las mujeres inmigrantes que son a la vez ex reclusas (Ribas et al, 2005). Además, reduce las rentas salariales. Algunos análisis muestran importantes divergencias en los salarios de las personas que han estado en prisión y las que no. Incluso con salarios similares antes del ingreso en un centro penitenciario, al abandonarlo las diferencias son palpables (Lyons y Pettit, 2011). Por último, la base del tercer pilar de la inclusión está en el área educacional-formativa. De hecho, la educación es un prerrequisito para que la reinserción sea más fácil (Smerotkina, 2010). La educación inclusiva se ha mostrado como valiosa (Booth y Ainscow, 1998; Cabello y Ramos, 2009; Vlachou, Didaskalou y Voudouri, 2009) tanto para el propio individuo como para la sociedad, pues contribuye a la consecución de la sostenibilidad social (Barton, 2009). En el caso de las prisiones, dadas las características de la privación de libertad en un recinto cerrado y al margen de la sociedad, la educación no puede ser inclusiva en ese sentido concreto, ya que, obviamente, los reclusos no pueden acceder a sistemas educativos normalizados en el exterior. A pesar de ello, su carácter inclusivo puede manifestarse de otra manera. Por un lado, consiguiendo la máxima normalización posible en las aulas de los centros penitenciarios, acercando la educación en las prisiones a la impartida fuera de ellas. Pero, además, la educación en prisión actúa como promotora de la inclusión a través de la inserción laboral, ya que los reclusos que muestren mejor actitud hacia ella, se involucren más y la valoren en mayor medida tendrán acceso a un nivel educativo superior, que supone una mayor facilidad para encontrar empleo al recuperar la libertad. Entre la población reclusa el porcentaje de analfabetismo con respecto al resto de la sociedad es elevado y, aun cuando los reclusos sepan leer y escribir, tienen bastantes dificultades para hacerlo porque no cuentan con hábitos de lectura y escritura (Bhatti, 2010). La formación que tengan, así como los cursos formativos que realicen en la cárcel, serán un punto a su favor para encontrar empleo al abandonarla. La implantación de los módulos de respeto es un intento de crear un -1704 - ambiente más distendido, que facilite la educación, ya que su objetivo es fomentar la actividad de los presos y los buenos modales (Cantero, 2010). De acuerdo con el Ministerio del Interior (2012), su finalidad es lograr un clima de convivencia entre los/as residentes, cuya participación en la vida, las tareas y las decisiones del módulo es fundamental, y se plasma a través de grupos de trabajo y comisiones de internos. En este tipo de módulos, las normas sociales son más estrictas y los/as internos/as pueden estar mucho menos tiempo ociosos/as. Cuando un interno muestra buena conducta tiene la posibilidad de ser trasladado a un módulo de este tipo, lo que hace que le resulte más fácil intentar llevar una vida organizada en el centro penitenciario. Pero ha de tenerse en cuenta, sin embargo, que en el caso de las internas, su buen comportamiento no suele conducir al mismo resultado, ya que, debido al escaso porcentaje de la población reclusa que representan, es habitual que no existan más que uno o dos módulos destinados a ellas (Barreiro-Gen, Novo-Corti y Ramil-Díaz, 2011). En todo caso, la puesta en práctica de políticas educativas en prisión no está exenta de dificultades. La labor desarrollada en las escuelas encuentra muchos obstáculos, ya que los reclusos pueden ingresar en prisión en cualquier época del año, alterando el curso académico lógico que se suele seguir. Esto, junto con la duración de la condena, los traslados a otras prisiones o los permisos, son trabas al desarrollo normalizado de las clases (Ministerio del Interior, 2006). Por otra parte, tampoco la situación es la más propicia para el estudio. Además, a pesar de los buenos resultados que puedan derivarse de este tipo de iniciativas, es preciso superar la dificultad que surge en el momento en que el individuo abandona el centro penitenciario y quiere trasladar lo aprendido al contexto del que procede, puesto que las familias y su propio entorno tienen hábitos que suele resultar muy complicado cambiar. Análisis empírico Para realizar el trabajo de campo, fue necesario obtener las preceptivas autorizaciones nominales de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias. De esta forma, hemos podido acceder personalmente a las prisiones para recoger la información. Hemos pasado el cuestionario en los cinco centros penitenciarios (Bonxe, A Lama, Monterroso, Pereiro de Aguiar y Teixeiro) y los dos centros de inserción social (A Coruña y Vigo) con población reclusa en tercer grado existentes en Galicia, y hemos obtenido una muestra de 351 encuestados, de los cuales 227 tienen nacionalidad española y 124 son extranjeros, la mayoría de ellos procedentes de Sudamérica, el norte de África y el este de Europa. El cuestionario está compuesto por dos partes, de las cuales, la primera, contiene preguntas de clasificación, tales como el centro penitenciario, sexo, edad, nacionalidad, estudios o delito por el que han ingresado en prisión, y la segunda se centra en el análisis de sus habilidades laborales, sus actitudes y sus perspectivas de futuro, a partir de unas afirmaciones respecto a las que deben manifestar su grado de acuerdo o desacuerdo mediante una escala de Likert de 5 puntos, en la que el 1 indica la posición más en desacuerdo y el 5 la posición más de acuerdo. Con los datos obtenidos, hemos intentado responder a la siguiente pregunta: ¿existen diferencias significativas entre los presos españoles y los extranjeros en cuanto a su forma de afrontar la pena de prisión, su actitud y sus perspectivas presentes y futuras en las diferentes áreas propuestas? De encontrar alguna diferencia, debería ser contemplada en el diseño de las políticas públicas que correspondan. -1705 - Para dar respuesta a esta cuestión, hemos comparado las medias de los dos grupos, mediante la prueba t de Student para muestras independientes. La variable de clasificación es la nacionalidad, por lo que se comparan las respuestas del grupo de españoles y el de extranjeros, para detectar posibles diferencias en las respuestas de ambos colectivos. Como paso previo al contraste t, debe efectuarse el test de Levene, que nos indica si es posible asumir varianzas iguales o si son diferentes. A continuación, presentamos las preguntas en las que se han obtenido diferencias al comparar las medias de los dos grupos: Con respecto a las variables de clasificación, encontramos diferencias en cuanto a la edad: la media de edad de la población reclusa extranjera es de 34 años, menor que la de los presos españoles, que es de 37 años. La edad media a la que se ha cometido el primer delito es superior, sin embargo, en el caso de los extranjeros, que es de 28 años, frente a los 22 años de la población reclusa de nacionalidad española. Sin embargo, no hay diferencias significativas por lo que se refiere al estado civil o al número de hijos, que es sólo ligeramente superior en el caso de los extranjeros, que tienen, de media 1,42 hijos, frente a los 1,29 de los reclusos nacionales. Con respecto a la duración de la condena, en promedio, tampoco se observan diferencias significativas entre uno y otro grupo. En ambos casos está entre los 6 y los 7 años. Analizamos ahora las respuestas agrupándolas por las áreas o esferas que hemos comentado anteriormente: Con respecto al área socio-familiar, hemos detectado diferencias significativas en las medias de las preguntas recogidas en la Tabla 1. Tabla 1: Test t de igualdad de medias Pregunta ¿Algún familiar tuyo ha estado en prisión? Cuando salga, mis amigos me aceptarán con normalidad y tendré su apoyo Mi familia y/o mis amigos han sido una mala influencia para mí Me siento capaz de llevar una vida social normal cuando salga de prisión Nacionalidad N Media Española 332 1,563 Extranjera 117 1,846 Española 322 3,922 Extranjera 108 4,287 Española 318 2,283 Extranjera 107 1,916 Española 326 4,518 Extranjera 112 4,794 Estadístico t Sig. Diferencia de medias -6,550 0,000 -0,283 -2,480 0,014 -0,365 2,085 0,038 0,367 -3,000 0,002 -0,276 El estadístico t de Student tiene asociada una probabilidad muy pequeña (inferior a 0,01) al analizar si los reclusos tienen más familiares en prisión. Los extranjeros cuentan, en promedio, con más familiares en la cárcel. -1706 - La población reclusa extranjera es más positiva en cuanto al recibimiento que tendrá en su entorno cuando abandone la prisión. Las diferencias más importantes las encontramos al preguntarles por la actitud que esperan de sus amigos cuando vuelvan a casa (3,92 de media de las respuestas de los españoles frente a 4,28 de los extranjeros). Asimismo, los reclusos extranjeros consideran en menor medida que su familia o amigos han sido una mala influencia para ellos, a pesar de que, como hemos señalado, cuentan con más familiares en prisión que los reclusos nacionales. La visión más positiva de los extranjeros que comentábamos en la cuestión anterior, se repite al preguntarles si se sienten capaces de llevar una vida social normal al abandonar la prisión. Las preguntas con diferencias significativas en las cuestiones referidas al área económico-laboral se recogen en la Tabla 2. La probabilidad asociada al estadístico t está por debajo del 5 por ciento cuando se comparan las medias referentes a la afirmación de que intentarán trabajar al salir de prisión. Por tanto, también en esta cuestión existen diferencias significativas: los extranjeros tienen más intención de trabajar cuando cumplan su condena que los españoles. La población extranjera contempla en mayor medida la posibilidad de acudir a una asociación para recibir ayuda para encontrar empleo, ya que la media de las respuestas de los españoles es de 3,28 frente a 3,96 de los extranjeros, con una desviación típica bastante similar. Este aspecto, que ya hemos comentado, tiene que ver, por un lado, con lo alejados que suelen estar de su familia y con la inexistencia de amigos o conocidos que los puedan ayudar, y por otro, con que están más acostumbrados a acudir a este tipo de organizaciones que los españoles porque desde que llegan a España, muchos encuentran dificultades en otros ámbitos de su vida y ya han acudido a ellas en busca de información y apoyo. Tabla 2: Test t de igualdad de medias Pregunta Cuando salga de prisión, intentaré trabajar Cuando salga de prisión, acudiré a una asociación para que me ayuden a buscar empleo Los/as empresarios/as prefieren contratar a un/a exrecluso/a español/a que a uno/a extranjero/a Nacionalidad N Media Española 326 4,518 Extranjera 116 4,715 Española 323 3,284 Extranjera 114 3,964 Española 308 2,714 Extranjera 101 3,297 Estadístico t Sig. Diferencia de medias -1,990 0,048 -0,197 -3,833 0,000 -0,681 -3,119 0,002 -0,583 Por otro lado, los reclusos extranjeros consideran en mayor medida que un empresario prefiere contratar a un ex recluso español que a uno extranjero, lo que muestra su sensibilidad que con este tema. Sin embargo, no hay diferencias significativas en cuanto a la opinión sobre la preferencia de un empresario de contratar a un hombre antes que a una mujer (2,55 de media en la respuesta en el caso de los españoles y 2,73 en el de los extranjeros). -1707 - Las preguntas relativas al área educacional-formativa en las que hemos encontrado diferencias significativas al comparar las medias las recogemos en la Tabla 3. La población reclusa extranjera tiene un nivel de estudios superior que la nacional, aunque debe tenerse en cuenta que los planes de estudios en distintos países no siempre son equivalentes. Asimismo, los extranjeros saben, en términos generales, más idiomas que los españoles. Su interés por ellos se explica, con frecuencia, por la necesidad de comunicarse en el país en que los recibe y en la propia prisión, lo que en muchos casos no es posible en la lengua de su país de procedencia. Tabla 3: Test t de igualdad de medias Pregunta Los que he aprendido en prisión me ayudará a encontrar trabajo cuando salga Los cursos que se realizan en prisión son suficientes Las instituciones promueven suficientes programas para exreclusos/as Me siento capaz de llevar una vida social normal cuando salga de prisión Nacionalidad N Media Española 319 2,589 Extranjera 108 3,250 Española 322 1,729 Extranjera 110 2,345 Española 316 1,744 Extranjera 107 2,327 Española 326 4,518 Extranjera 112 4,794 Estadístico t Sig. Diferencia de medias -3,643 0,000 -0,661 -3,786 0,014 -0,616 -3,475 0,038 -0,583 -3,000 0,002 -0,276 Cuando a los internos se les pregunta por la utilidad de lo que han aprendido en prisión en el momento en el que salgan en libertad, se obtiene una media de 2,59 puntos en el caso de los españoles y 3,25 en el de los extranjeros; respecto a su opinión sobre la existencia de suficientes cursos de formación en la cárcel, las medias son de 1,73 puntos, frente a 2,35 y en cuanto a si consideran que las instituciones promueven suficientes programas de apoyo, las medias obtenidas son de 1,74 puntos en el grupo de los reclusos nacionales frente a 2,33 en el de los extranjeros. En los tres casos, las medias de las respuestas de los presos españoles y los extranjeros difieren significativamente, tal y como indica la baja probabilidad asociada al estadístico t, muy por debajo del valor 0,05 de referencia: los extranjeros tienen una visión más positiva de estos tres aspectos; es decir, que valoran más positivamente los programas y cursos que se realizan en los centros penitenciarios. No obstante, los promedios obtenidos, incluso entre los extranjeros, siguen siendo bastante bajos, lo que significa que aunque tienen una valoración más positiva de estos aspectos que la población reclusa de nacionalidad española, en promedio, consideran que sería necesario aumentar la oferta existente. Conclusiones La población reclusa extranjera está en riesgo de exclusión múltiple. Puesto que los colectivos de extranjeros que no están en prisión y de internos que no son extranjeros son, con frecuencia, discriminados, el hecho de pertenecer a ambos hace que el riesgo se multiplique. Si además, se trata de mujeres o discapacitados, la probabilidad de quedar excluidos de la sociedad es aun mayor. -1708 - La realización de este estudio comparativo de las actitudes y perspectivas de la población reclusa según su lugar de procedencia ha permitido evidenciar varios aspectos a tener en cuenta para el diseño de las políticas sociales que pueden contribuir a romper la cadena de la exclusión: Hemos percibido una actitud más positiva en numerosas respuestas de la población reclusa extranjera con respecto a la española, pero en la esfera en la que consideramos que esta actitud es más importante es en la educacional. De hecho, al igual que sucede con las políticas de empleo o las acciones de reeducación (Martín, 2009), aunque se diseñen y se pongan en marcha buenas prácticas, con la intención de mejorar la calidad de vida y de favorecer la reinserción a través de la educación y la formación impartidas en los centros penitenciarios, no conseguirán ser efectivas si no se cuenta con una actitud proactiva por parte de los reclusos hacia el aprendizaje y la inclusión. No se trata únicamente con contar con una buena formación, sino que la consecución de un trabajo se ve favorecida por la actitud positiva y de puesta en valor de la adquisición de conocimientos. Puesto que los internos extranjeros valoran más positivamente el aprendizaje que realizan en prisión, así como los programas y cursos que se desarrollan en el ámbito penitenciario, creemos que adaptar determinados cursos formativos a las necesidades de este colectivo le proporcionaría mecanismos adicionales para rehacer sus vidas al abandonar los centros penitenciarios, y podría ser uno de los elementos fundamentales para conseguir su reinserción. Referencias Bibliográficas - - - - - APEL, R., y SWEETEN, G. (2010). The impact of incarceration on employment during the transition to adulthood. Social Problems, 57 (3), 448-479. BHATTI, G. (2010). Learning behind bars: Education in prisons. Teaching and Teacher Education, 26 (1), 31-36. BARREIRO-GEN, M., NOVO-CORTI, I. y RAMIL-DÍAZ, M. (2011). An Overview of the reform of the Spanish Criminal Law from A Gender Perspective: An approaching for Labor Market Inclusion. International Conference on Applied Business & Economics. 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Sus trabajos de investigación se centran en el estudio de la inclusión de colectivos en riesgo de exclusión: discapacidad, género, etnias minoritarias, inmigrantes, etc., especialmente en los entornos educativos superiores y en el mercado de trabajo. Es miembro del Instituto Universitario de Estudios Marítimos de la Universidad de A Coruña, donde colabora en investigaciones sobre infraestructuras y tráfico marítimo. María Ramil-Díaz es Doctora en Economía por la Universidad de Santiago de Compostela, y Profesora Titular del área de Economía Aplicada de la Universidad de A Coruña, donde ha impartido clase de distintas materias de econometría en todos los niveles, tanto de licenciatura y grado como de máster y doctorado y ha participado como docente en diversos cursos de formación, especialización y postgrado. Por lo que se refiere a la investigación, también se centra en el campo de la econometría, tanto teórica, como aplicada al análisis de distintos problemas relacionados con el análisis empírico de la economía. María Barreiro-Gen es Licenciada en Derecho y en Administración y Dirección de Empresas y Máster en Gestión y Políticas Públicas por la Universidad de A Coruña. Ha compaginado sus estudios con la colaboración, como becaria del Ministerio de Educación, en varios proyectos de investigación vinculados a estudios estadísticos, de género y al campo de la inclusión social, en relación con colectivos como la población reclusa o las personas con diversidad funcional, temas en los que actualmente continúa trabajando. -1710 -