Taller De Literatura, Redacción Y Gramática En Base A Textos De

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2016 ESPAÑOL AVANZADO TALLER DE LITERATURA, REDACCIÓN Y GRAMÁTICA Prof. Haydée Nieto Prof. Julián Martínez Vázquez UNIVERSIDAD DEL SALVADOR UNIVERSIDAD DEL SALVADOR ESPAÑOL AVANZADO TALLER DE LITERATURA, REDACCIÓN Y GRAMÁTICA AUTORES: Haydée Nieto y Julián Martínez Vázquez PROGRAMA DE ESPAÑOL PARA EXTRANJEROS (ELE/USAL) NIVEL AVANZADO: TALLER DE LITERATURA, REDACCIÓN Y GRAMÁTICA Prof. Haydée I. Nieto Prof. Julián Martínez Vázquez I. SECUENCIAS Y TIPOS TEXTUALES II. LA CARTA, LA DESCRIPCIÓN Y EL RESUMEN LECTURAS: BORGES. La intrusa ("El Informe de Brodie"). El Buenos Aires de Borges: gauchos, guapos y orilleros. (De la Torre, Iván. Roberto Arlt y Jorge Luis Borges: dos en la ciudad, en “Debats”, Nro. 95, 2006/4). In memoriam J.F.K (“El Hacedor”, 1960). Juan López y John Ward (“Los Conjurados, 1985). Cine Debate: La Intrusa (TVE 1992). TEMAS GRAMATICALES: El objeto directo preposicional. La duplicación y el reemplazo pronominal. III. LA NARRACIÓN, LA OPINIÓN Y LA CARTA DE LECTORES LECTURAS: BORGES. Historia de Rosendo Juárez ("El Informe de Brodie"). Voto cantado y fraude patriótico. (Felipe Piña, Clarín, 7 de octubre de 2007). Remordimiento (“La Moneda de Hierro”). Cine Debate: Otra Historia de Rosendo Juárez (TVE 1992). LECTURAS: BORGES. El Sur (“Artificios”). Árbol genealógico. Diálogo con Borges de Victoria Ocampo. Borges, una biografía de Horacio Salas. Poema Conjetural (“El otro, el mismo”). Cine Debate: El Sur (TVE 1992). TEMAS GRAMATICALES: Ser versus Estar: usos más conflictivos. Los verbos de cambio y su relación con Ser y Estar. IV. LA CRÓNICA Y EL PANFLETO LECTURAS: BORGES. Emma Zunz (“El Aleph”). Borges y yo (“El Hacedor”, 1960). Emma Zunz (1948) en “Borges o la coincidencia de los opuestos” de Estela Cédola. Cine Debate: Documental: Borges y Nosotros. TEMAS GRAMATICALES: La selección de pretéritos en el español: imperfecto, perfecto, pluscuamperfecto. V. LA ARGUMENTACIÓN Y EL RETRATO BIOGRÁFICO LECTURAS: BORGES. El evangelio según Marcos (“El informe de Brodie”). Georgie, mi hijo (Leonor Acevedo de Borges en “Cuadernos Hispanoamericanos”, 1992). Cine Debate: El Evangelio según Marcos (TVE 1992). 1 Taller de Redacción y Gramática TEMAS GRAMATICALES: El modo subjuntivo: las hipótesis y los usos irreales. VI. LA ESCRITURA AUTOBIOGRÁFICA LECTURAS: BORGES. El otro (El libro de arena, 1975). Borges habla sobre Cortázar (Fernando Sorrentino, “Siete conversaciones con Jorge Luis Borges” – 1996). CORTÁZAR. Fragmento de una carta a Graciela Maturo (1963), Fragmento de una entrevista a Cortázar de Alberto Perrone (1973). TEMAS GRAMATICALES: Marcadores discursivos. Cine Debate: Cortázar (Tristán Bauer, 1994). VII. LA NOTICIA PERIODÍSTICA LECTURAS: CORTAZAR. Casa Tomada (“Bestiario”, 1951), Fragmento de una carta de Cortázar a Graciela Maturo (1963). AUDIO: Fragmento de entrevista de Joaquín Soler Serrano, “A Fondo”, TVE, 1977. TEMAS GRAMATICALES: Voz pasiva con Se. Oraciones impersonales con Se. Cine Debate: La metáfora de la casa tomada (Canal Encuentro). VIII. LA PUBLICIDAD LECTURAS: CORTÁZAR. La Isla a mediodía (“Todos los fuegos, el fuego”, 1966). Apuntes sobre Cortázar. TEMAS GRAMATICALES: Registro formal e informal: los pronombres, las formas verbales y el léxico según la situación comunicativa y la variedad del español. IX. LA MONOGRAFÍA LECTURAS: CORTAZAR. La salud de los enfermos (“Todos los fuegos, el fuego”, 1966). Guía para elaborar una monografía. Cine Debate: Mentiras Piadosas (Diego Sabanés, 2009). X. LECTURA COMPLEMENTARIA: Continuidad de los parques de Julio Cortázar. 2 Taller de Redacción y Gramática I. SECUENCIAS Y TIPOS TEXTUALES Cuando escribimos o hablamos utilizamos distintos tipos de textos según nuestros intereses, intenciones o los resultados que queramos obtener; en estos tipos textuales aparecen diferentes secuencias (narraciones, argumentaciones, explicaciones, instrucciones, descripciones, etc.), con diversas características, cuyo estudio nos ayuda a expresarnos mejor tanto en la expresión oral como en la escrita. SECUENCIAS Vamos a considerar las secuencias más comunes: 1. 2. 3. 4. 5. Narrativa. Argumentativa. Descriptiva. Explicativa o expositiva. Instruccional. 1. Secuencia Narrativa: En toda secuencia narrativa se refieren acciones o hechos que tienen lugar en determinado tiempo y en determinadas circunstancias. Aparecen estas secuencias en las crónicas, las novelas, los cuentos, algunos tipos de cartas, etc. Los hechos pueden estar relatados en presente, pasado o futuro; siempre está la presencia de un narrador que, generalmente, narra en primera o tercera persona. Veamos el ejemplo de las secuencias narrativas en esta crónica histórica: En el siglo XVI comienza la conquista del territorio del Río de la Plata. Las expediciones de Solís, Magallanes y Caboto son las primeras en llegar a la región, pero ninguna instala poblaciones permanentes. En febrero de 1536, mil quinientos hombres al mando de Pedro de Mendoza llegaron al Río de la Plata y se llevó a cabo, así, la primera fundación de Buenos Aires, que no sería la definitiva. La nueva ciudad se encontraba ante una situación difícil: los españoles no conseguían alimento y muchos morían a causa del hambre. Además, Don Pedro de Mendoza, que había enfermado gravemente, regresa a España. En este caso, como es una crónica, cabe destacar el uso del presente histórico (verbos subrayados), o sea la narración de hechos del pasado en presente. 2. Secuencia Argumentativa: 3 Taller de Redacción y Gramática Para desarrollar un concepto, realizar una crítica, dar un juicio de valor, discutir, defender o rechazar una idea, influir sobre una decisión, analizar una situación, comparar dos o más hechos, pronunciarme a favor o en contra de algo, etc. necesito argumentos. La secuencia argumentativa de un texto tiene la intención de lograr la aceptación de los receptores o lectores, o sea producir un cambio en el receptor en cuanto a actitudes, puntos de vista o sentimientos. La argumentación intenta hacer valer una posición, y apunta a un fin: la adhesión del otro. Toda argumentación parte de una afirmación, una proposición o una declaración que puede ser defendida, puesta en duda o descartada. El objeto de la argumentación es el de lograr específicamente una de esas posibilidades en términos de adhesión. La estructura de la argumentación es la siguiente: Introducción: se expone el problema, por medio de una proposición, afirmación o declaración. Argumentación: se enuncian las ideas principales y secundarias. Pueden aparecer uno o más argumentos, por ejemplo • Para comenzar (1° argumento): -En primer término…/-En primer lugar…/- La primera observación… • Para insistir (2° argumento): -En segundo término…/ -Por otra parte…/ Además…/ -Recordemos también que… • Para anunciar variación temática: -Consideremos ahora… /-Quiero llamar la atención sobre… • Para terminar: -Resumiendo… / -Para finalizar…/ -En consecuencia… Conclusión: se resumen y refuerzan los argumentos principales: -resumiendo…/ Para finalizar…/ -En consecuencia… Las conclusiones de una argumentación pueden estar presentes o sugeridas; en el último caso se deja al receptor la libertad de deducirlas y el argumentador queda eximido de su responsabilidad enunciativa. Los recursos argumentativos fundamentales son los siguientes: • Desmentir - No puede tomarse en consideración/ -Contrariamente a lo dicho…/ Es necesario aclarar que…/ -Sin embargo…/ -No obstante… • Hacer concesiones - Si bien puede admitirse que…/ -Aun aceptando que…/ Aunque no falte razón a… • Exponer causas y consecuencias - Porque…/ -Ya que…/ -A causa de…/ -Esto ocasiona que…/ -En consecuencia…/ -Consecuentemente… • Dar ejemplos - Veamos especialmente el caso…/ -Tal la situación de… • Generalizar - En un planteo más general…/ -Todas las actitudes…/ -La política de los noventa… Conectores y tiempos verbales de la secuencia argumentativa: 4 Taller de Redacción y Gramática PARA EXPRESAR OPINIÓN: Forma afirmativa Creo que... Pienso que... considero que... + INDICATIVO Supongo que... Opino que... Me parece que... Forma negada No creo que... No pienso que... No considero que... + SUBJUNTIVO No supongo que... No opino que... No me parece que... PARA EXPRESAR UN JUICIO DE VALOR: (Generalmente usamos estructuras impersonales) Es increíble que... Es vergonzoso que... Es una lástima que... Es maravilloso que... + SUBJUNTIVO Es bueno que... Me parece bien que... Me parece lógico que... Me parece increíble que... Forma afirmativa Forma negada Es verdad que... No es verdad que... Es obvio que... No es obvio que... Es cierto que... + INDICATIVO No es cierto que... + SUBJUNTIVO Está claro que... No está claro que... Es seguro que.. No es seguro que.. PARA EXPRESAR OPOSICIÓN: Aunque A pesar de (que) + INDICATIVO o SUBJUNTIVO Por más que Por muy ... que Por mucho/poco ... que + SUBJUNTIVO Por mucho/a ... que PARA EXPRESAR CAUSA Y CONSECUENCIA: Causa Porque Como Debido a (que) Dado/a que Puesto que Ya que A causa de (que) Consecuencia Por eso Por lo tanto + INDICATIVO 5 Taller de Redacción y Gramática En consecuencia De modo que Es por eso que Así que Entonces + INDICATIVO Veamos un ejemplo de una secuencia argumentativa: La comprensión de la naturaleza del medio ambiente cambió sustancialmente en los últimos años. (Afirmación/declaración). En primer término, cabe destacar que en la actualidad se habla de la ciencia de la ecología como el fundamento de los estudios socioeconómicos relacionados con el tema, donde son considerados los resultados de la actividad humana y su interacción con la naturaleza. (Primer argumento). Por otra parte, en el marco de relaciones entre los seres vivos y el medio ambiente, la ecología ha puesto nuevamente en acción la antigua metáfora, que considera la naturaleza y la sociedad como organismos vivos y regidos por la misma ley. (Segundo argumento). Considero que más allá de posturas materialistas, que reducen la naturaleza al estado material inerte propicio para ser explotado, la ecología nos enseñará que la vida no es solo una lucha darwiniana sino una multiplicidad de sistemas de solidaridad y de cooperación en el seno de cada ecosistema. (Conclusión). 3. Secuencia descriptiva: La secuencia descriptiva organiza el propiedades de los objetos y sucesos. conocimiento acerca de ciertas La organización no es fija, ya que describir es detallar las características particulares y distintivas de un objeto, un fenómeno, una persona, un lugar, una actividad, etc. con diversos fines, que pueden ser desde estéticos (descripción literaria) hasta informativos (descripción informativa o científica). La descripción, generalmente, consiste en la pintura de: los detalles físicos y morales de una persona: retrato; el aspecto de un animal o cosa: prosopografía; una región o paisaje determinado: topografía. Veamos un ejemplo de descripción literaria (prosopografía) tomada de un cuento, que se encuentra al final de una secuencia narrativa (está indicada con negrita): 6 Taller de Redacción y Gramática “Jordán lo levantó; pesaba extraordinariamente. Salieron con él, y sobre la mesa del comedor, Jordán cortó funda y envoltura de un tajo. Las plumas superiores volaron, y la sirvienta dio un grito de horror con toda la boca abierta, llevándose las manos crispadas a los bandós. Sobre el fondo, entre las plumas, moviendo lentamente las patas velludas, había un animal monstruoso, una bola viviente y viscosa. Estaba tan hinchado que apenas se le pronunciaba la boca.” Horacio Quiroga. “El almohadón de plumas”, en Cuentos de amor de locura y de muerte. En la ciencia, así como en la conversación diaria y en otras formas de la comunicación oral, se intercalan con frecuencia secuencias descriptivas, porque casi siempre hay necesidad de referir las características de un objeto de estudio para poder explicarlo. Veamos un ejemplo de una descripción científica, que también es una prosopografía: “Tenemos en el país 19 especies y subespecies de Gaviotas y Gaviotines, integrantes de la familia Láridos. Mide 40 cm y se alimenta con peces, insectos acuáticos, etc. Anida en colonias, y construye sus nidos en lagunas, esteros, ríos, etc. Siempre que hallé nidos, los mismos tenían huevos de cáscara grisácea verdosa con manchas castañas. Es muy común en Azul y nos muestra sus cualidades, siguiendo las rejas del arado y devorando cuantos gusanos o insectos tiene a su alcance. Son tan golosas, que a veces vomitan su comida, para enseguida continuar el banquete. Tienen plumaje blanco con alas grises; lucen en el verano capucho de color marrón café, el que desaparece en el invierno, tornándose la cabeza blanca.” Mario M. Marateo, Pájaros argentinos. En ambas descripciones abundan los llamados verbos de estado (ser y estar), muy útiles para describir. 4. Secuencia explicativa o expositiva: Las secuencias explicativas tienen como función básica la información, se exponen ideas sobre un tema determinado, con la intención de hacerlo más claro o comprensible. En general, estas ideas son seleccionadas de diversos estudios realizados sobre el tema y, fundamentalmente, se las explica para su difusión y comprensión. Coherencia y Cohesión. Explicar significa desarrollar un tema o un problema, así como indicar las causas y hasta las consecuencias de determinado 7 Taller de Redacción y Gramática acontecimiento. Se utilizan explicaciones para facilitar la comprensión de un hecho, enseñarle a alguien algo que no sabe o esclarecer algo confuso. Todo texto explicativo tiende a utilizar algunas estrategias explicativas, con el fin de aclarar un concepto confuso. Las más comunes son la definición y la reformulación. a) La definición: hay cuatro tipos de definición: • Definición de denominación: indica cuál es el término científico que se utiliza para denominar el concepto explicado. Los verbos típicos de estas definiciones son: llamar, denominar, etc. Por ejemplo: - Los tres puntos al final de la oración se llaman "puntos suspensivos”. • Definición de equivalencia: explica un concepto estableciendo una equivalencia. El verbo por excelencia es ser, aunque puede ser reemplazado por algunos signos de puntuación como los dos puntos, la coma, el guion, el paréntesis, el signo igual, etc. Por ejemplo: - Jorge Luis Borges es un escritor argentino. - Jorge Luis Borges: escritor argentino. - Jorge Luis Borges, escritor argentino, .... - Jorge Luis Borges (escritor argentino). • Definición descriptiva: define el concepto por medio de una descripción o caracterización. Las expresiones utilizadas son: está formado por, está compuesto por, consta de, consiste en, etc. Por ejemplo: - Todo complemento preposicional está compuesto por una preposición (nexo subordinante) más un término. • Definición funcional: define un concepto teniendo en cuenta su función. Se utilizan verbos o expresiones como funcionar, utilizar para, tener como finalidad, servir, etc. Por ejemplo: - Un sustantivo es toda palabra que funciona o puede funcionar como núcleo del sujeto. b) La reformulación: consiste en agregar una aclaración que dé más información sobre algo ya expuesto en el texto. Es muy frecuente en los textos didácticos, ensayos o artículos de divulgación científica. En realidad, la reformulación adapta un texto complejo para que lo comprendan los que tienen menos conocimientos sobre el tema. Las expresiones más habituales de una reformulación son: es decir, vale decir, o sea, a saber, en otras palabras, en resumen, sintetizando, para que quede más claro, etc. Por ejemplo: 8 Taller de Redacción y Gramática El hipertexto es una escritura no secuencial, o sea, un texto que se bifurca y que se lee mejor en una pantalla interactiva. c) La explicación como respuesta: a veces las secuencias explicativas se construyen como respuesta a una pregunta: VIAJEROS INCANSABLES: LOS GITANOS ¿Quiénes son? ¿De dónde vienen? ¿Por qué caminan tanto? ¿Cómo son sus casas? ¿De qué forma se ganan la vida? Los gitanos, uno de los pueblos más andariegos del mundo, cuentan que hace muchísimos años, un día Dios se hartó de ellos porque eran muy rebeldes y desobedientes. Entonces, desató un viento fuertísimo. Hombres, mujeres y chicos, y las casas con lo que tenían adentro, volaron por todas partes. Cuando calmó el temporal, los gitanos se preguntaron: “¿Dónde estamos?”. Pero nadie sabía qué contestar... Es que habían sido dispersados por todo el mundo y ya no volverían nunca más a su tierra de origen. Y dicen que entonces, bajo un cielo triste, los gitanos se agarraron de las manos y empezaron a caminar y caminar. Y desde hace 2000 años siguen andando el mundo de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad, sin detenerse demasiado en ningún lugar. Otras estrategias explicativas son las ilustraciones - gráficos, dibujos, fotografías, esquemas, mapas, etc.- las aclaraciones o notas al pie, los cuadros sinópticos, los resúmenes en otros idiomas, etc. Finalmente, veamos un ejemplo de secuencia explicativa: En español, las oraciones bimembres son las que tienen dos miembros, o sea, las que pueden dividirse en sujeto y predicado. Sujeto y predicado constan de un núcleo (o varios) y sus modificadores, ya que funcionan como construcciones endocéntricas. 5. Secuencia Instruccional La secuencia instruccional está orientada a la ejecución práctica de acciones. Su finalidad es lograr que el receptor o lector desarrolle determinadas conductas, acciones o adquiera conocimientos que no posee. Para ello la instrucción se configura como un discurso directivo: debe organizar los procesos mentales y actividades del destinatario por medio de prescripciones sistemáticas y ordenadas. Se utilizan en las recetas de cocina, los manuales que acompañan a los electrodomésticos, las indicaciones de actividades en cuadernos o guías didácticas, etc. Por ejemplo: Cómo presintonizar canales de TV standard 9 Taller de Redacción y Gramática La programación del sintonizador requiere la utilización del control remoto. Verifique que las pilas estén instaladas correctamente. 1. Presione el botón “Power” ON/OFF a la posición ON. Encienda el televisor. 2. Sintonice el televisor al canal de emisión de la VCR, 3 ó 4. 3. Presione el botón “CATV/NORMAL” a la posición NORMAL. Este selector se ubica en la parte posterior de la VCR. 4. Presione el botón “SELECT/LOCK” para ingresar al modo de presintonía. La indicación “Add”o dEL” aparecerá en el display. 5. Presione el botón “AUTO PROG”. En el display de la VCR, Ud. verá que los números indicadores de los canales parpadean y corren en forma progresiva del 2 al 69. Los canales en los cuales se esté emitiendo señal serán memorizados en forma automática. Cuando la memorización concluya, quedará indicado en el display el canal de numeración menor. 6. Presione el botón “SELECT/LOCK”. La indicación “ADD” o “dEL” desaparecerá. 10 Taller de Redacción y Gramática II. LA CARTA, LA DESCRIPCIÓN Y EL RESUMEN LA CARTA En las cartas, los e-mails, la emisión y la recepción no son simultáneas: existe una distancia impuesta o elegida entre los que se escriben. Las cartas personales tienen principio y fin, y las cartas institucionales tienen fórmulas estándar para comenzar y finalizar. Veamos algunos tipos de cartas: Carta personal: Buenos Aires, 29 de febrero de 2012 Querida Julia: No sabés lo contentos que estamos todos con la noticia de tu embarazo. ¡Me imagino lo felices que deben estar los abuelos paternos!, ¿no?¿Y la primita Eugenia? Debe darles mucho trabajo a los padres. Hasta ahora es la única, pero dentro de pocos meses… Acá estamos con tu padre, en el patio de casa, tratando de estar un poco frescos porque hace mucho calor, casi 40 grados de sensación térmica dice la tele. El médico le dijo a tu padre que no se exponga al calor, por el tema de la presión, así que se queda en casa… ¡Imaginate cómo está! ¡No lo aguanta ni Dios! Bueno, ya sabés, hay que tener paciencia. Tu padre dice que te cuides más que nunca, que comas bien y que trates de conseguir carne, aunque no sea como acá. Ya viste cómo es tu padre... Bueno, un beso grande a la familia de Ernesto y uno especial para vos. Mamá La carta personal, familiar, amorosa o de amistad posee, en general, secuencias narrativas (“Acá estamos con tu padre, en el patio de casa”), pero puede tener otro tipo de secuencias, como la instruccional (“Tu padre dice que te cuides…”) o descriptiva (“No sabés lo contentos que estamos todos…”). Posee una estructura con fórmulas de inicio y fin: encabezamiento: lugar (Buenos Aires), fecha (29 de febrero de 2012) y dedicatoria (Querida Julia); asunto (el nuevo embarazo de Julia como tema principal, y temas secundarios como el calor, los celos de la primita, la salud del padre, etc.); 11 Taller de Redacción y Gramática saludo final (“Bueno, un beso grande para la familia de Ernesto…”), y firma (Mamá). El lenguaje utilizado es simple y afectivo, abundan los comentarios (“…ya viste cómo es tu padre.”) y las preguntas, algunas que ni siquiera esperan respuesta (“Y la primita Eugenia?”), las acotaciones ocasionales (“Ya viste cómo es tu padre…”), etc. LA DESCRIPCIÓN LITERARIA (VER PÁGS 7 Y 8) EL RESUMEN El resumen es el resultado de la unión de las ideas englobantes y dependientes de un texto. En general, cada texto posee varios párrafos; cada uno de ellos tiene una idea englobante e ideas dependientes y accesorias relacionadas con ella. Para resumir, tengo que considerar solo las dos primeras. TEXTO COMPLETO: “El autor dramático construye el texto principal de su obra asignando los parlamentos a sus personajes y logrando así una acción dramática. La obra está estructurada como una "conversación" entre dos o más personajes que, generalmente, intercambian sus roles de emisor y receptor. Pero el diálogo textual de una obra dramática es algo más que una simple "conversación". Mediante él el autor consigue no solo presentar la ilusión de una conversación real, sino -por sobre todas las cosas- la ficción de una acción o acciones, de ideas y efectos. Tradicionalmente se consideró el diálogo teatral como texto literario y se lo analizó desde un punto de vista lingüístico. Pero a partir de la semiótica se lo vio más como materia configuradora de acciones que como texto literario; se tuvo en cuenta más su funcionalidad dramática que su carácter poético”. Ideas englobantes. Ideas dependientes. RESUMEN: El autor dramático construye el texto principal de su obra asignando los parlamentos a sus personajes, ya que la obra está estructurada como una "conversación". Pero el diálogo textual de una obra dramática es algo más que una simple "conversación"; es la ficción de una acción o acciones, de ideas y efectos. A partir de la semiótica se lo vio como materia configuradora de acciones y se tuvo en cuenta más su funcionalidad dramática que su carácter poético. 12 Taller de Redacción y Gramática LA INTRUSA II Reyes 1:26 Dicen (lo cual es improbable) que la historia fue referida por Eduardo, el menor de los Nelson, en el velorio de Cristián, el mayor, que falleció de muerte natural, hacia mil ochocientos noventa y tantos, en el partido de Morón. Lo cierto es que alguien la oyó de alguien, en el decurso de esa larga noche perdida, entre mate y mate, y la repitió a Santiago Dabove, por quien la supe. Años después, volvieron a contármela en Turdera, donde había acontecido. La segunda versión, algo más prolija, confirmaba en suma la de Santiago, con las pequeñas variaciones y divergencias que son del caso. La escribo ahora porque en ella se cifra, si no me engaño, un breve y trágico cristal de la índole de los orilleros antiguos. Lo haré con probidad, pero ya preveo que cederé a la tentación literaria de acentuar o agregar algún pormenor. En Turdera los llamaban los Nilsen. El párroco me dijo que su predecesor recordaba, no sin sorpresa, haber visto en la casa de esa gente una gastada Biblia de tapas negras, con caracteres góticos; en las últimas páginas entrevió nombres y fechas manuscritas. Era el único libro que había en la casa. La azarosa crónica de los Nilsen, perdida como todo se perderá. El caserón, que ya no existe, era de ladrillo sin revocar; desde el zaguán se divisaban un patio de baldosa colorada y otro de tierra. Pocos, por lo demás, entraron ahí; los Nilsen defendían su soledad. En las habitaciones desmanteladas dormían en catres; sus lujos eran el caballo, el apero, la daga de hoja corta, el atuendo rumboso de los sábados y el alcohol pendenciero. Sé que eran altos, de melena rojiza. Dinamarca o Irlanda, de las que nunca oirían hablar, andaban por la sangre de esos dos criollos. El barrio los temía a los Colorados; no es imposible que debieran alguna muerte. Hombro a hombro pelearon una vez a la policía. Se dice que el menor tuvo un altercado con Juan Iberra, en el que no llevó la peor parte, lo cual, según los entendidos, es mucho. Fueron troperos, cuarteadores, cuatreros y alguna vez tahúres. Tenían fama de avaros, salvo cuando la bebida y el juego los volvían generosos. De sus deudos nada se sabe ni de dónde vinieron. Eran dueños de una carreta y una yunta de bueyes. Físicamente diferían del compadraje que dio su apodo forajido a la Costa Brava. Esto, y lo que ignoramos, ayuda a comprender lo unidos que fueron. Malquistarse con uno era contar con dos enemigos. Los Nilsen eran calaveras, pero sus episodios amorosos habían sido hasta entonces de zaguán o de casa mala. No faltaron, pues, comentarios cuando Cristián llevó a vivir con él a Juliana Burgos. Es verdad que ganaba así una sirvienta, pero no es menos cierto que la colmó de horrendas baratijas y que la lucía en las fiestas. En las pobres fiestas de conventillo, donde la quebrada y el corte estaban prohibidos y donde se bailaba, todavía, con mucha luz. Juliana era de tez morena y de ojos rasgados, bastaba que alguien la mirara para que se sonriera. En un barrio modesto, donde el trabajo y el descuido gastan a las mujeres, no era mal parecida. Eduardo los acompañaba al principio. Después emprendió un viaje a Arrecifes por no sé qué negocio; a su vuelta llevó a la casa una muchacha, que había levantado por el camino, y a los pocos días la echó. Se hizo más hosco; se 13 Taller de Redacción y Gramática emborrachaba solo en el almacén y no se daba con nadie. Estaba enamorado de la mujer de Cristián. El barrio, que tal vez lo supo antes que él, previó con alevosa alegría la rivalidad latente de los hermanos. Una noche, al volver tarde de la esquina, Eduardo vio el oscuro de Cristián atado al palenque. En el patio, el mayor estaba esperándolo con sus mejores pilchas. La mujer iba y venía con el mate en la mano. Cristián le dijo a Eduardo: - Yo me voy a una farra en lo de Farías. Ahí la tenés a la Juliana; si la querés, usala. El tono era entre mandón y cordial. Eduardo se quedó un tiempo mirándolo; no sabía qué hacer. Cristián se levantó, se despidió de Eduardo, no de Juliana, que era una cosa, montó a caballo y se fue al trote, sin apuro. Desde aquella noche la compartieron. Nadie sabrá los pormenores de esa sórdida unión, que ultrajaba las decencias del arrabal. El arreglo anduvo bien por unas semanas, pero no podía durar. Entre ellos, los hermanos no pronunciaban el nombre de Juliana, ni siquiera para llamarla, pero buscaban, y encontraban, razones para no estar de acuerdo. Discutían la venta de unos cueros, pero lo que discutían era otra cosa. Cristián solía alzar la voz y Eduardo callaba. Sin saberlo, estaban celándose. En el duro suburbio, un hombre no decía, ni se decía, que una mujer pudiera importarle, más allá del deseo y la posesión, pero los dos estaban enamorados. Esto, de algún modo, los humillaba. Una tarde, en la plaza de Lomas, Eduardo se cruzó con Juan Iberra, que lo felicitó por ese primor que se había agenciado. Fue entonces, creo, que Eduardo lo injurió. Nadie, delante de él, iba a hacer burla de Cristián. La mujer atendía a los dos con sumisión bestial, pero no podía ocultar alguna preferencia por el menor, que no había rechazado la participación, pero no la había dispuesto. Un día, le mandaron a la Juliana que sacara dos sillas al primer patio y que no apareciera por ahí, porque tenían que hablar. Ella esperaba un diálogo largo y se acostó a dormir la siesta, pero al rato la recordaron. Le hicieron llenar una bolsa con todo lo que tenía, sin olvidar el rosario de vidrio y la crucecita que le había dejado su madre. Sin explicarle nada la subieron a la carreta y emprendieron un silencioso y tedioso viaje. Había llovido; los caminos estaban muy pesados y serían las cinco de la mañana cuando llegaron a Morón. Ahí la vendieron a la patrona del prostíbulo. El trato ya estaba hecho; Cristián cobró la suma y la dividió después con el otro. En Turdera, los Nilsen, perdidos hasta entonces en la maraña (que también era rutina) de aquel monstruoso amor, quisieron reanudar su antigua vida de hombres entre hombres. Volvieron a las trucadas, al reñidero, a las juergas casuales. Acaso, alguna vez, se creyeron salvados, pero solían incurrir, cada cual por su lado, en injustificadas o harto justificadas ausencias. Poco antes de fin de año el menor dijo que tenía que hacer en la capital. Cristián se fue a Morón; en el palenque de la casa que sabemos reconoció al overo de Eduardo. Entró; adentro estaba el otro, esperando turno. Parece que Cristián le dijo: 14 Taller de Redacción y Gramática - De seguir así, los vamos a cansar a los pingos. Más vale que la tengamos a mano. Habló con la patrona, sacó unas monedas del tirador y se la llevaron. La Juliana iba con Cristián; Eduardo espoleó al overo para no verlos. Volvieron a lo que ya se ha dicho. La infame solución había fracasado; los dos habían cedido a la tentación de hacer trampa. Caín andaba por ahí, pero el cariño entre los Nilsen era muy grande -¡quién sabe qué rigores y qué peligros habían compartido!- y prefirieron desahogar su exasperación con ajenos. Con un desconocido, con los perros, con la Juliana, que había traído la discordia. El mes de marzo estaba por concluir y el calor no cejaba. Un domingo (los domingos la gente suele recogerse temprano) Eduardo, que volvía del almacén, vio que Cristián uncía los bueyes. Cristián le dijo: - Vení; tenemos que dejar unos cueros en lo del Pardo; ya los cargué; aprovechemos la fresca. El comercio del Pardo quedaba, creo, más al sur; tomaron por el Camino de las Tropas; después, por un desvío. El campo iba agrandándose con la noche. Orillaron un pajonal; Cristián tiró el cigarro que había encendido y dijo sin apuro: - A trabajar, hermano. Después nos ayudarán los caranchos. Hoy la maté. Que se quede aquí con sus pilchas. Ya no hará más perjuicios. Se abrazaron, casi llorando. Ahora los ataba otro vínculo: la mujer tristemente sacrificada y la obligación de olvidarla. El Informe de Brodie (1970) 15 Taller de Redacción y Gramática PARA LEER “LA INTRUSA” GLOSARIO:                                    16 Arrecifes: localidad de la Provincia de Buenos Aires. Calavera: hombre libertino. Casa mala: prostíbulo. Cejar: ceder. Celar: tener celos. Cifra: en este caso, “se cifra” significa “se resume”. Colorados: sobrenombre con que se los conocía a los Nilsen, porque eran pelirrojos. Es común en el Río de la Plata. Compadraje: grupo de compadres. Compadre: gaucho que vive en una ciudad o sus arrabales. Conventillo: casa de inquilinato de muchas habitaciones, en las cuales viven familias, personas solas o parejas de pobre condición. Fueron muy comunes en la ciudad de Buenos Aires, ya que en ellos habitaban muchos de los inmigrantes que llegaron a la Argentina en la primera mitad del siglo. Costa Brava: nombre que se le daba a los arrabales de la Ciudad de Buenos Aires. Criollo: hijo de inmigrante nacido en Hispanoamérica. Cuarteador: del lenguaje gauchesco. Persona que tira las “cuartas” o sogas para remolcar un carro. Decurso: transcurso. Continuación en el tiempo. Farra: fiesta. Harto: muy. Lomas: Lomas de Zamora, partido y ciudad de la Provincia de Buenos Aires. Mal parecida: agradable, linda. Mate: americanismo. Morón: localidad de la Provincia de Buenos Aires. Orillar: caminar por la orilla. Orilleros: se refiere a los habitantes de los arrabales de la Ciudad de Buenos Aires. Los orilleros pertenecían a una clase social baja y un medio social difícil; para sobrevivir, muchas veces tenían que recurrir a la violencia. Oscuro: caballo negro. Overo: caballo que tiene el pelaje de dos colores. Palenque: en Argentina, poste o palo clavado en la tierra para atar los animales. Pajonal: terreno cubierto de paja, vegetación. Pilcha: en Argentina, ropa, prenda de vestir. Pingo: del lenguaje gauchesco. Caballo. Probidad: honestidad. Recojerse: ir a dormir. Reñidero: lugar donde se realiza la riña de gallos, que consiste en una lucha de dos gallos hasta la muerte de uno, donde se apuesta dinero. En la actualidad, están prohibidas. Santiago Dabove: escritor argentino de la generación de Borges. Trucada: jugar al truco. Truco: juego de naipes muy popular en Argentina. Turdera: localidad de la Provincia de Buenos Aires. Velorio: palabra del dialecto del Río de la Plata. Velatorio. Lugar donde se reúnen los familiares y amigos de una persona fallecida y pasan la noche en vela hasta el entierro. La reunión misma también recibe este nombre. Zaguán: pasillo de entrada a una casa. Los enamorados solían encontrarse en ese lugar. Taller de Redacción y Gramática COMENTARIOS: “…cederé a la tentación literaria de acentuar o agregar algún pormenor.”: en este y en otros cuentos, Borges se preocupa por la veracidad de la historia, que en este caso se la cuenta Santiago Dabove; esta aclaración es casi una disculpa por los agregados que pueda realizar y se reitera en otros cuentos de este libro. · “...perdida como todo se perderá.”: este tipo de acotaciones son propias del Borges narrador, que muestran su pesimismo y escepticismo con respecto a los deseos de trascendencia de los hombres. Es común encontrarlas en muchos de sus cuentos. · “... andaban por la sangre...”: se refiere a que los Nilsen seguramente tenían “sangre” o ascendencia dinamarquesa o irlandesa. · “... ganaba así una sirvienta...”: la historia transcurre a principios de siglo. La mujer, en la sociedad de los orilleros (que era muy machista), tenía un papel reducido a servir al hombre en la casa o a ser una prostituta. De allí esta afirmación del narrador. · “... las lucía en la fiestas...”: se refiere a que la mostraba, hacía alarde de la mujer que tenía. Este es un indicio de que estaba enamorado de ella. · “... la quebrada y el corte...”: pasos del tango. El tango estaba prohibido a principios de siglo hasta entre las clases bajas, por considerarse un baile indecente. Ver: Taller de Tango. · “... al volver tarde de la esquina...”: en general, en las esquinas, se encontraban los almacenes que vendían alimentos en general, pero también servían en las mesas bebidas alcohólicas. · “... usala.”: muy despectivo y muy machista. En la jerga de los orilleros, usar a una mujer es tener relaciones sexuales con ella. · “... que era una cosa...”: una referencia al machismo de los orilleros, que consideraban a la mujer como una cosa. · “...crucecita...”: este y otros diminutivos son muy comunes en el dialecto del Río de la Plata. · “... patrona...”: en este caso, es la dueña del prostíbulo. · “Caín andaba por ahí...”: se refiere a la historia bíblica de Caín y Abel. En ella se relata la historia de un fratricidio: Caín mata a Abel porque lo envidia. · “ ...la Juliana...”: en español, es incorrecto el uso del artículo con el nombre propio (vulgarismo), salvo excepciones muy claras. En este caso, Borges registra la forma de hablar de los orilleros. · “... almacén...”: como dijimos, en el almacén también se servían bebidas alcohólicas. EXPRESIONES IDIOMÁTICAS: Contar con: tener. Deber una muerte: coloquial. Haber matado o asesinado a alguien. En lo de: en la casa de. Expresión propia de la lengua coloquial del Río de la Plata. 17 Taller de Redacción y Gramática 18 · En suma: en resumen. · Hombro a hombro: coloquial. Muy juntos, como verdaderos compañeros o aliados. · La fresca: coloquial. En el verano, la mañana muy temprano o la noche, cuando no hace tanto calor. · No llevar la peor parte: ganar. · Noventa y tantos: esta expresión es muy común en la lengua coloquial y se utiliza para indicar una indeterminación en el año de una década: en este caso, la década del „90. · Tener a mano: coloquial. Tener cerca, al alcance de la mano. Taller de Redacción y Gramática EL BUENOS AIRES DE BORGES (gauchos, guapos y orilleros) Borges pinta en sus cuentos de las orillas personajes que están a punto de desaparecer, y que son producto de su nostalgia por el mundo del valor y del coraje de sus antepasados. En ese pasado idealizado, se traslada a la periferia de la ciudad, a los arrabales, a los límites imprecisos donde la ciudad se encuentra con el campo y cuyos habitantes encarnan la degradación del gaucho1 que, en 19102, era el emblema del ser nacional. En estos cuentos Borges se ocupa de los guapos u orilleros, los herederos del gaucho, que habitan los límites de la ciudad y que Borges adivina a punto de perderse en una modernidad que desprecia los valores como el coraje. Su narrativa busca un lugar donde importe el valor y toma como base los antiguos gauchos transformados en guapos o en compadritos, en un arrabal más imaginario que real. En la Conferencia: La poesía y el arrabal (1961), Borges explica el tema de los “orilleros”: El arrabal, que no se llamaba así antes; por ejemplo, mi abuelo no hablaba del arrabal, ni mi padre tampoco, sino de las orillas, y al decir las orillas pensábamos menos en las orillas del agua, en lo que se llamaba El Bajo, desde Palermo hacia un poco más allá del barrio de las bocas del Riachuelo, no: pensábamos ante todo en las orillas de la tierra; porque esa metáfora que confunde la llanura con el mar es una metáfora natural, no una metáfora artificiosa. Es decir, pensábamos en esas vagas, pobres y modestas regiones en que iba deshilachándose Buenos Aires hacia el norte, hacia el oeste y hacia el sur. Esas regiones de casas bajas, esas calles en cuyo fondo se sentía la gravitación, la presencia de la pampa; esas calles ya sin empedrar, a veces de altas veredas de ladrillo y por las que no era raro ver cruzar un jinete, ver muchos perros. Nada de esto era muy pintoresco, pero ahora quizá lo sea, porque ya lo vemos, no a través de la realidad, sino a través de la imaginación de quienes lo han contado”. En esa frontera, que Borges traza entre el campo y la ciudad, están los últimos hombres que pueden responder a la idea de valor de Borges, hombres de pocas palabras que terminarán parodiados en el tango, copias falsas de una realidad que él quiso capturar como emblemas de un pasado perdido, que ya no se reconoce por el avance extranjero de los inmigrantes que ocupan la ciudad. Los orilleros son, entonces, la idealización del pasado guerrero de sus antepasados, ahora degradado por el mercantilismo, los guardaespaldas y los políticos de comité. Extraído de: DE LA TORRE, Iván. Roberto Arlt y Jorge Luis Borges: dos en la ciudad, en “Debats”, Nro. 95, 2006/4. 1 Criollo (hijo de españoles) o mestizo (hijo de españoles con indígenas), aunque sin sentido racial sino étnico, ya que también fueron gauchos los hijos de los inmigrantes europeos, los negros y los mulatos que aceptaron su clase de vida (peón de campo, jornalero). 2 Presidencia de Roque Sáenz Peña, cuya “Ley Sáenz Peña” decreta el voto como “universal, secreto y obligatorio”. 19 Taller de Redacción y Gramática LA INTRUSA – TEMAS Como en la mayoría de los cuentos de El informe de Brodie, La Intrusa es una historia que alguien ha contado a Borges y que él escribe; en este caso un escritor amigo suyo: Santiago Dabove. Con la historia de los hermanos Nilsen, Borges quiere mostrar la forma de vivir de los “orilleros antiguos”, en una sociedad violenta, con reglas machistas, en la que hay que sobrevivir enfrentando la pobreza, la falta de trabajo y las privaciones, como puede verse en la descripción de la casa donde viven. Los Nilsen tienen, además, una cuestión en contra: tienen el aspecto de extranjeros y, por lo tanto, no son aceptados con facilidad por el medio. Por eso, lo único que les queda es ser muy unidos y defenderse mutuamente. Si, por alguna razón, se pelean, será muy difícil que sobrevivan en ese medio que no los acepta. Esta es la explicación de la historia: la intrusa (Juliana) es la mujer que puede separarlos y poner en peligro la “estabilidad” que poseen. El tema del destino: la situación de los Nilsen no tiene otra salida que matar a la mujer (la intrusa) para sobrevivir en esa sociedad: estar unidos es la única defensa contra el medio; si se pelean, el medio los destruiría. Borges considera que hay cosas que el hombre no puede cambiar en su destino: la determinación del medio, del ambiente. El lugar donde el hombre vive, cómo ha sido educado, la clase social a la que pertenece, su propia familia, determinan al hombre en su vida. Esta es “la índole de los orilleros antiguos”, que Borges quiere mostrarnos con la historia de los hermanos. Este mismo tema se verá, de diferentes maneras, en otros cuentos. El tema del machismo: es evidente en esta historia. La forma en que tratan los hermanos a Juliana: es una “cosa”, ganaban “una sirvienta” al traerla a la casa, no le daban participación en ninguna decisión en relación con su vida. Es importante destacar que Juliana no dice una sola palabra en todo el cuento. Ser una mujer en esa sociedad también implica un destino determinado. Por otra parte, los Nilsen no pueden reconocer que se han enamorado de ella, porque eso sería humillante. 20 Taller de Redacción y Gramática LA INTRUSA – ACTIVIDADES 1. Resumir el argumento del cuento. 2. Reemplazar lo subrayado y conservar el significado: Lo cierto es que alguien lo oyó de alguien... Lo cierto es que alguien lo escuchó de – lo supo por – se enteró por alguien... Años después, volvieron a contármela en Turdera, donde había acontecido. …………………………………………………………………………………. Pocos, por lo demás, entraron ahí; los Nilsen defendían su soledad. ………………………………………………………………………………… El barrio les temía a los Colorados; no es imposible que debieran alguna muerte. ………………………………………………………………………………… ………………………………………………………………………………… Se dice que el menor tuvo un altercado con Juan Iberra, en el que no llevó la peor parte, lo cual, según los entendidos, es mucho. ………………………………………………………………………………… ………………………………………………………………………………… Malquistarse con uno era contar con dos enemigos. ………………………………………………………………………………… 21 Taller de Redacción y Gramática Se hizo más hosco; se emborrachaba solo en el almacén y no se daba con nadie. ………………………………………………………………………………… ………………………………………………………………………………… El barrio, que tal vez lo supo antes que él, previó con alevosa alegría la rivalidad latente de los dos hermanos. ………………………………………………………………………………… ………………………………………………………………………………… Eduardo vio el oscuro de Cristián atado al palenque. En el patio, el mayor estaba esperándolo con sus mejores pilchas. ………………………………………………………………………………… ………………………………………………………………………………… Yo me voy a una farra en lo de Farías. ………………………………………………………………………………… En Turdera, los Nilsen, perdidos hasta entonces en la maraña (que también era rutina) de aquel monstruoso amor, quisieron reanudar su antigua vida de hombres entre hombres. ………………………………………………………………………………… ………………………………………………………………………………… 3. Realizar una oración con las siguientes palabras que Borges utiliza en el cuento. Los verbos pueden conjugarse y variar el género y número de los sustantivos y adjetivos. 22 Taller de Redacción y Gramática Prolija: Caserón: Atuendo: Avaro: Arrabal: Pingo: Velorio: Almacén: Pormenores: Burla: Overo: Desahogar: 4. Realizar una redacción con cada uno de estos temas:  Una carta familiar (elegir una de las opciones): de Juliana a una amiga, en la que le cuenta sus temores por los celos y las peleas que ha provocado entre los hermanos; de uno de los hermanos (Cristián o Eduardo) a un amigo, en la que le cuenta los problemas que tiene con su hermano por la relación con Juliana.  Una descripción: ampliar la descripción de la casa de los Nilsen que figura en el cuento La Intrusa.  Un resumen: realizar un resumen del artículo “El Buenos Aires de Borges” de Iván de la Torre. 23 Taller de Redacción y Gramática 5. Leer los siguientes dos relatos de Borges. Indicar cuál es la idea que los relaciona con el cuento “La intrusa”: IN MEMORIAM J.F.K. Esa bala es antigua. En 1897 la disparó contra el Presidente del Uruguay un muchacho de Montevideo, Arredondo, que había pasado largo tiempo sin ver a nadie, para que lo supieran sin cómplices. Treinta años antes, el mismo proyectil mató a Lincoln, por obra criminal o mágica de un actor, a quien las palabras de Shakespeare habían convertido en Marco Bruto, asesino de César. Al promediar el Siglo XVII, la venganza la usó para dar muerte a Gustavo Adolfo de Suecia, en mitad de la pública hecatombe de una batalla. Antes, la bala fue otras cosas, porque la transmigración pitagórica no sólo es propia de los hombres. Fue el cordón de seda que en el Oriente reciben los visires; fue la fusilería y las bayonetas que destrozaron a los defensores del Álamo; fue la cuchilla triangular, que segó el cuello de una reina; fue los oscuros clavos que atravesaron la carne del Redentor y el leño de la Cruz; fue el veneno que el jefe cartaginés guardaba en una sortija de hierro; fue la serena copa que en un atardecer bebió Sócrates. En el alba del tiempo, fue la piedra que Caín lanzó contra Abel y será muchas cosas que hoy ni siquiera imaginamos y que podrán concluir con los hombres y con su prodigioso y frágil destino. Museo ("El Hacedor", 1960 - 2da. edición) ______________________________________________________________________ JUAN LÓPEZ Y JOHN WARD Les tocó en suerte una época extraña. El planeta había sido parcelado en distintos países, cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias, de un pasado sin duda heroico, de derechos, de agravios, de una mitología peculiar, de próceres de bronce, de aniversarios, de demagogos y de símbolos. Esa división, cara a los cartógrafos, auspiciaba las guerras. López había nacido en la ciudad junto al río inmóvil; Ward en las afueras de la ciudad por la que caminó Father Brown. Había estudiado castellano para leer el Quijote. El otro profesaba el amor de Conrad, que le había sido revelado en un aula de la calle Viamonte. 24 Taller de Redacción y Gramática Hubieran sido amigos, pero se vieron una sola vez cara a cara, en unas islas demasiado famosas, y cada uno de los dos fue Caín, y cada uno, Abel… Los enterraron juntos. La nieve y la corrupción los conocen. El hecho que refiero pasó en un tiempo que no podemos entender. Los Conjurados (1985). 25 Taller de Redacción y Gramática CINE DEBATE ACTIVIDAD PARA LA PELÍCULA: “LA INTRUSA” (Televisión Española (TVE). 1992) 1. Enumerar 4 diferencias entre el cuento y la película, considerando el lugar en que ocurren los acontecimientos, el desarrollo y caracterización de los personajes protagonistas y secundarios, el argumento, las diferentes culturas, etc. ¿Creés que la diferencia de culturas (la española y la del Río de la Plata) fueron determinantes en estos cambios? 2. Explicar por qué, según tu criterio, creés que el director y el guionista de la TVE introdujeron estos cambios. 3. Enumerar 4 semejanzas entre el cuento y la película, considerando el desarrollo y caracterización de los personajes protagonistas (los hermanos y Juliana), los detalles argumentales, el tema, etc. ¿Cuáles son las semejanzas entre las dos culturas (la española y la del Río de la Plata) que podés mencionar? 4. ¿Pensás que la película de la TVE refleja lo que Borges quiso expresar con el cuento “La Intrusa”, o es una versión “a la española”? 5. ¿Qué te gustó más: el cuento o la película? Fundamentá tu opinión. 26 Taller de Redacción y Gramática III. LA NARRACIÓN, LA OPINIÓN y LA CARTA DE LECTORES LA NARRACIÓN (VER PÁG. 4) LA OPINIÓN/COMENTARIO/ENSAYO/LA MONOGRAFÍA Estos tipos de texto exponen, sin agotar, una opinión del autor (a favor: defensa; en contra: oposición) a propósito de un determinado tema. La extensión, su rigor más o menos sistemático, su intención polémica o informativa varían de un autor a otro. En general, los ensayos son más extensos. Poseen, en su mayoría, secuencias argumentativas y explicativas. Estos tipos de texto que dan a conocer una opinión deben presentar un especial rigor de pensamiento y deben tener una construcción clara que refleje el orden lógico de las ideas. Como en toda argumentación, su objetivo es defender una postura, persuadir y lograr un cambio en el receptor, para lo que debe valerse de recursos argumentativos (ver págs. 5 y siguientes). Este tipo de textos incluyen también los juicios de valor. Para producir estos textos hay que considerar las siguientes pautas: Comprender el tema y delimitarlo: el tema debe estar claramente expuesto y estará estrechamente relacionado con la idea que se quiere defender. Estudiar e inventariar el tema: o sea, considerar la problemática en sus detalles para ver los puntos a tratar. Seleccionar ideas y bibliografía sobre el tema (si es un ensayo): para realizar relaciones entre nuestras ideas y las ajenas, juzgar las ajenas y extraer de la comparación con las propias que fundamenten mi tesis. Generalmente, el uso de bibliografía se da en los ensayos y las monografías; en las opiniones, comentarios o juicios de valor el análisis es más personal y se refiere a ideas propias sobre un tema. Veamos este comentario, como ejemplo, publicado en el Diario La Nación (25/11/79) (en el texto se marca la estructura y los tipos de secuencia que se utilizan) EL IDIOMA NEUTRO ¿Por qué los medios de difusión masivos, especialmente los audiovisuales, exigen la utilización de un idioma neutro? Con el fin de abaratar los costos de los programas grabados; los medios tratan de que el lenguaje utilizado resulte apto para todas las 27 Taller de Redacción y Gramática latitudes de nuestra área idiomática. (Secuencia explicativa: respuesta a una pregunta). Como consecuencia, el idioma vivo y, como tal, caracterizado por modismos regionales válidos, tiende a ser desplazado por un lenguaje neutro, que gana en homogeneidad lo que pierde en vivacidad y en riqueza expresiva, atentando contra el idioma. Lo que antecede es, asimismo, cierto no solo en relación con los medios audiovisuales, sino para todo texto que, editado con pretensiones de difusión en amplia escala, muy poco tiene que ver con la auténtica literatura. (Delimitación del problema: la elección de los medios del lenguaje neutro) Primero, es importante considerar que un escritor no piensa en un lector sin rostro. Subrayemos que un auténtico lector no es un sujeto pasivo, un mero consumidor de ideas o sentimientos ajenos. El verdadero lector es siempre un interlocutor, y sólo con ese lector la escritura alcanza el cierre del circuito inicialmente propuesto por el escritor. El lector advertirá la certeza o la falsedad y completará las operaciones que la verdad y la belleza reclaman en los dos extremos del texto. Pero esas operaciones son posibles con un idioma vivo y enriquecido por las circunstancias vitales y sociales de los protagonistas, cuyo pensamiento y cuya sensibilidad quedan plasmados en el lenguaje y en la escritura. (Primer argumento en contra del lenguaje neutro). Además, las modernas técnicas de la comunicación impulsaron los estudios semióticos. Para algunos semióticos, el lenguaje es un sistema de señales y cuando lo que se pretende es ampliar el alcance de la comunicación, el “desideratum” es precisamente el idioma neutro. Como acabamos de advertir, ese idioma neutro puede tener la ventaja de su alcance, pero arrastra la desventaja de su inexperiencia. Además, como un idioma neutro es una propuesta casi inalcanzable, lo que suele entenderse por tal no pasa de ser el lenguaje de la zona donde los “video-tapes” se han traducido. Por eso están plagados por modismos caribeños y por expresiones inglesas vertidas literalmente. Una de las más escuchadas es: “¿Qué tanto le gusta a usted?”, versión, en idioma neutro, de: “How much do you like it?”. (Segundo Argumento en contra del lenguaje neutro). En resumen, de más está decir el grave daño cultural que se infiere a nuestro idioma con semejantes formas dialectales. La deformación del lenguaje distorsiona la fineza espiritual y un país celoso de su cultura no puede ni debe aceptar un idioma neutro que desnaturaliza su modo de decir y, correlativamente, su modo de pensar y de sentir. (Conclusión: el lenguaje neutro produce un daño cultural). LA CARTA DE LECTORES Las cartas de lectores son textos con mayoría de secuencias argumentativas que se envían a un diario o revista, con el fin de hacer conocer una opinión sobre un caso particular que se trató en esa publicación. Tienen las siguientes características: El destinatario es el director/a del periódico; pero el propósito es llegar a otros (los lectores de ese medio periodístico). Las cartas de lectores tienen intenciones diferentes: proponen, agradecen, solicitan, denuncian, critican, opinan, rectifican, elogian, etc. En general, poseen títulos sugerentes, que los coloca el editor del diario o el autor. A manera de ejemplo, comentaremos la carta: Envidia a Crusoe. 28 Taller de Redacción y Gramática Envidia a Crusoe Señor Director: Hay dos clases de personas que no pueden fácilmente conciliar el sueño: las que no poseen la conciencia tranquila y las que, como en mi caso, tienen la mala suerte de vivir cerca de una discoteca. Yo soy uno de los sufridos vecinos de la confitería bailable de Arce al 500, entre Ortega y Gasset y Santos Dumont, de Belgrano. Pero nuestro desvelo no es particular, sino seguramente compartido por todos los porteños que habiten suelo de boliches. Los intendentes tal vez no lo sepan, pero los chicos salen a la madrugada cantando y bailando, seguramente impulsados por las hadas de alguna bebida espirituosa, cuyos envases olvidan por todos lados; a veces incluso se pelean, y sobreviene el remate ruidoso de alguna sirena policial. Para peor, ya se terminan las clases y habrá baile seguido. Algún día aquí y en todas partes las municipalidades comprenderán que no se deben habilitar lugares con alta concentración de público en zonas urbanas muy pobladas, aunque sea negocio para alguien. Mientras tanto, seguiremos envidiando a Robinson Crusoe. Luis Buero La Nación, 8/XII/97 El autor la inicia con una generalización acerca de las personas que pueden dormir tranquilas por la noche para luego incluirse entre las personas que no pueden dormir; con esta introducción plantea el problema. Luego, en la argumentación, con el conector “pero” se restringe la posibilidad de que sea el único ciudadano que no pueda dormir por las noches: “Pero nuestro desvelo no es particular, sino seguramente compartido”. El autor pretende dar voz al reclamo de todo el vecindario: “yo soy uno de los sufridos vecinos”; por ello los incluye en su reclamo: “personas que, como en mi caso, tienen la mala suerte de vivir cerca de una discoteca”, “nuestro desvelo no es particular, sino seguramente compartido”, “seguiremos envidiando”. El siguiente “pero” indica la ignorancia de los intendentes sobre este tema que preocupa a los vecinos. En la conclusión, con la expresión temporal “Algún día” expresa el deseo de que el problema se acabe y presenta una posible solución. Finaliza con una ironía: la de envidiar a Robinson Crusoe, náufrago perdido en una isla. 29 Taller de Redacción y Gramática HISTORIA DE ROSENDO JUÁREZ Serían las once de la noche; yo había entrado en el almacén, que ahora es un bar, en Bolívar y Venezuela. Desde un rincón el hombre me chistó. Algo de autoritario habría en él, porque le hice caso enseguida. Estaba sentado ante una de las mesitas; sentí de un modo inexplicable que hacía mucho tiempo que no se había movido de ahí, ante su copita vacía. No era ni bajo ni alto; parecía un artesano decente, quizá un antiguo hombre de campo. El bigote ralo era gris. Aprensivo a la manera de los porteños, no se había quitado la chalina. Me invitó a que tomara algo con él. Me senté y charlamos. Todo sucedió hacia mil novecientos treinta y tantos. El hombre me dijo: - Usted no me conoce más que de mentas, pero usted me es conocido, señor. Soy Rosendo Juárez. El finado Paredes le habrá hablado de mí. El viejo tenía sus cosas; le gustaba mentir, no para engañar, sino para divertir a la gente. Ahora que no tenemos nada que hacer, le voy a contar lo que de veras ocurrió aquella noche. La noche que lo mataron al Corralero. Usted, señor, ha puesto lo sucedido en una novela, que yo no estoy capacitado para apreciar, pero quiero que sepa la verdad sobre esos infundios. Hizo una pausa como para ir juntando los recuerdos y prosiguió: “A uno le suceden las cosas y uno las va entendiendo con los años. Lo que me pasó aquella noche venía de lejos. Yo me crié en el barrio del Maldonado, más allá de Floresta. Era un zanjón de mala muerte, que por suerte ya lo entubaron. Yo siempre he sido de opinión que nadie es quién para detener la marcha del progreso. En fin, cada uno nace donde puede. Nunca se me ocurrió averiguar el nombre del padre que me hizo. Clementina Juárez, mi madre, era una mujer muy decente que se ganaba el pan con la plancha. Para mí, era entrerriana u oriental; sea lo que sea, sabía hablar de sus allegados en Concepción del Uruguay. Me crié como los yuyos. Aprendí a vistear con los otros, con un palo tiznado. Todavía no nos había ganado el fútbol, que era cosa de los ingleses. En el almacén, una noche me empezó a buscar un mozo Garmendia. Yo me hice el sordo, pero el otro, que estaba tomado, insistió. Salimos; ya desde la vereda, medio abrió la puerta del almacén y dijo a la gente: - Pierdan cuidado, que ya vuelvo enseguida. Yo me había agenciado un cuchillo; tomamos por el lado del Arroyo, despacio, vigilándonos. Me llevaba unos años; había visteado muchas veces conmigo y yo sentí que iba a achurarme. Yo iba por la derecha del callejón y él iba por la izquierda. Tropezó contra unos cascotes. Fue tropezar Garmendia y fue venírmele yo encima, casi sin haberlo pensado. Le abrí la cara de un puntazo, nos trabamos, hubo un momento en el que pudo pasar cualquier cosa y al fin le di una puñalada, que fue la última. Sólo después sentí que él también me había herido, unas raspaduras. Esa noche aprendí que no es difícil matar a un hombre o que lo maten a uno. El arroyo estaba muy bajo; para ir ganando tiempo, al finado medio lo disimulé atrás de un horno de ladrillos. De puro atolondrado le refalé el anillo que él sabía llevar con un zarzo. Me lo puse, me acomodé el chambergo y volví al almacén. Entré sin apuro y les dije: -Parece que el que ha vuelto soy yo. 30 Taller de Redacción y Gramática Pedí una caña y es verdad que la precisaba. Fue entonces que alguien me avisó de la mancha de sangre. Aquella noche me la pasé dando vueltas y vueltas en el catre; no me dormí hasta el alba. A la oración pasaron a buscarme dos vigilantes. Mi madre, pobre la finada, ponía el grito en el cielo. Arriaron conmigo, como si yo fuera un criminal. Dos días y dos noches tuve que aguantarme en el calabozo. Nadie fue a verme, fuera de Luis Irala, un amigo de veras, que le negaron el permiso. Una mañana el comisario me mandó a buscar. Estaba acomodado en la silla; ni me miró y me dijo: -¿Así es que vos te lo despachaste a Garmendia? - Si usted lo dice - contesté. -A mí se me dice señor. Nada de agachadas ni de evasivas. Aquí están las declaraciones de los testigos y el anillo que fue hallado en tu casa. Firmá la confesión de una vez. Mojó la pluma en el tintero y me la alcanzó. - Déjeme pensar, señor comisario - atiné a responder. - Te doy veinticuatro horas para que lo pensés bien, en el calabozo. No te voy a apurar. Si no querés entrar en razón, ite haciendo a la idea de un descansito en la calle Las Heras. Como es de imaginarse, yo no entendí. - Si te avenís, te quedan unos días nomás. Después te saco y don Nicolás Paredes me ha asegurado que te va a arreglar el asunto. Los días fueron diez. A las cansadas se acordaron de mí. Firmé lo que querían y uno de los dos vigilantes me acompañó a la calle Cabrera. Atados al palenque había caballos y en el zaguán y adentro más gente que en el quilombo. Parecía un comité. Don Nicolás, que estaba mateando, al fin me atendió. Sin mayor apuro me dijo que me iba a mandar a Morón, donde estaban preparando las elecciones. Me recomendó al senador Laferrer, que me probaría. La carta se la escribió un mocito de negro, que componía versos, a lo que oí, sobre conventillos y mugre, asuntos que no son del interés de un público ilustrado. Le agradecí el favor y salí. A la vuelta ya no se me pegó el vigilante. Todo había sido para bien; la Providencia sabe lo que hace. La muerte de Garmendia, que al principio me había resultado un disgusto, ahora me abría un camino. Claro que la autoridad me tenía en un puño. Si yo no le servía al partido, me mandaba adentro, pero yo estaba envalentonado y me tenía fe. El señor Laferrer me previno que con él yo iba a tener que andar derechito y que podía llegar a guardaespaldas. Mi actuación fue la que se esperaba de mí. En Morón y luego en el barrio, merecí la confianza de mis jefes. La policía y el partido me fueron criando fama de guapo; fui un elemento electoral de valía en atrios de la capital y de la provincia. Las elecciones eran bravas entonces; no fatigaré su atención, señor, con uno que otro hecho de sangre. Nunca los pude ver a los radicales, que siguen viviendo prendidos a las barbas de Alem. No había un alma que no me respetara. Me agencié una mujer, la Lujanera, y un alazán dorado de linda pinta. Durante años me hice el Moreira, que a lo mejor se habrá hecho en su tiempo algún otro gaucho de circo. Me di a los naipes y al ajenjo. 31 Taller de Redacción y Gramática Los viejos hablamos y hablamos, pero ya me estoy acercando a lo que le quiero contar. No sé si ya se lo menté a Luis Irala. Un amigo como no hay muchos. Era un hombre ya entrado en años, que nunca le había hecho asco al trabajo, y me había tomado cariño. En la vida había puesto los pies en el comité. Vivía de su oficio de carpintero. No se metía con nadie ni hubiera permitido que nadie se metiera con él. Una mañana vino a verme y me dijo: - Ya te habrán venido con la historia de que me dejó la Casilda. El que me la quitó es Rufino Aguilera. Con ese sujeto yo había tenido trato en Morón. Le contesté: - Sí, lo conozco. Es el menos inmundicia de los Aguilera. - Inmundicia o no, ahora tendrá que habérselas conmigo. Me quedé pensando y le dije: - Nadie le quita nada a nadie. Si la Casilda te ha dejado, es porque lo quiere a Rufino y vos no le importás. - Y la gente ¿qué va a decir? ¿Que soy un cobarde? - Mi consejo es que no te metás en historias por lo que la gente pueda decir y por una mujer que ya no te quiere. - Ella me tiene sin cuidado. Un hombre que piensa cinco minutos seguidos en una mujer no es un hombre sino un marica. La Casilda no tiene corazón. La última noche que pasamos juntos me dijo que yo andaba para viejo. - Te decía la verdad. - La verdad es lo que duele. El que me está importando ahora es Rufino. - Andá con cuidado. Yo lo he visto actuar a Rufino en el atrio de Merlo. Es una luz. - ¿Creés que le tengo miedo? - Ya sé que no le tenés miedo, pero pensalo bien. Una de dos: o lo matás y vas a la sombra, o él te mata y vas a la Chacarita. - Así será. ¿Vos, qué harías en mi lugar? - No sé, pero mi vida no es precisamente un ejemplo. Soy un muchacho que, para escurrirle el bulto a la cárcel, se ha hecho un matón de comité. - Yo no voy a hacerme el matón en ningún comité, voy a cobrar una deuda. - Entonces, ¿vas a jugar tu tranquilidad por un desconocido y por una mujer que ya no querés? No quiso escucharme y se fue. Al otro día nos llegó la noticia de que lo había provocado a Rufino en un comercio de Morón y que Rufino lo había muerto. El fue a morir y lo mataron en buena ley, de hombre a hombre. Yo le había dado mi consejo de amigo, pero me sentía culpable. Días después del velorio, fui al reñidero. Nunca me habían calentado las riñas, pero aquel domingo me dieron francamente asco. Qué les estará pasando a esos animales, pensé, que se destrozan porque sí. 32 Taller de Redacción y Gramática La noche de mi cuento, la noche del final de mi cuento, me había apalabrado con los muchachos para un baile en lo de la Parda. Tantos años y ahora me vengo a acordar del vestido floreado que llevaba mi compañera. La fiesta fue en el patio. No faltó algún borracho que alborotara, pero yo me encargué de que las cosas anduvieran como Dios manda. No habían dado las doce cuando los forasteros aparecieron. Uno, que le decían el Corralero y que lo mataron a traición esa misma noche, nos pagó a todos unas copas. Quiso la casualidad que los dos éramos de una misma estampa. Algo andaba tramando; se me acercó y entró a ponderarme. Dijo que era del Norte, donde le habían llegado mis mentas. Yo lo dejaba hablar a su modo, pero ya estaba maliciándolo. No le daba descanso a la ginebra, acaso para darse coraje, y al fin me convidó a pelear. Sucedió entonces lo que nadie quiere entender. En ese botarate provocador me vi como en un espejo y me dio vergüenza. No sentí miedo; acaso de haberlo sentido, salgo a pelear. Me quedé como si tal cosa. El otro, con la cara ya muy arrimada a la mía, gritó para que todos lo oyeran: - Lo que pasa es que no sos más que un cobarde. - Así será - le dije-. No tengo miedo de pasar por cobarde. Podés agregar, si te halaga, que me has llamado hijo de mala madre y que me he dejado escupir. Ahora ¿estás más tranquilo? La Lujanera me sacó el cuchillo que yo sabía cargar en la sisa y me lo puso, como fula, en la mano. Para rematarla, me dijo: - Rosendo, creo que lo estás precisando. Lo solté y salí sin apuro. La gente me abrió cancha, asombrada. Qué podía importarme lo que pensaran. Para zafarme de esa vida, me corrí a la República Oriental, donde me puse de carrero. Desde mi vuelta me he afincado aquí. San Telmo ha sido siempre un barrio de orden.” El Informe de Brodie (1970) 33 Taller de Redacción y Gramática PARA LEER “HISTORIA DE ROSENDO JUÁREZ” GLOSARIO:                                             34 Bolívar: calle de la ciudad de Buenos Aires. Venezuela: calle de la ciudad de Buenos Aires. Mesitas: en el Río de la Plata, se suele utilizar el diminutivo para nombrar a las mesas de un bar. Copita: se usa el diminutivo para mencionar a las copas de licor. Ralo: para el bigote, que tiene poco pelo y muy separado. Chalina: echarpe de tela o de seda, que se pone alrededor del cuello. El chal es más ancho y se pone sobre los hombros. Los guapos lo usaban generalmente en blanco. Finado: Popular. Adjetivo (delante de un sustantivo propio) o sustantivo que quiere decir muerto o fallecido. Corralero: es un apodo. Maldonado: arroyo que se encontraba en la Ciudad de Buenos Aires. Floresta: barrio del oeste de la Ciudad de Buenos Aires. Entrerriana: nacida en la Provincia de Entre Ríos. Oriental: nacido en Uruguay. El Uruguay es también denominado: la banda Oriental. Concepción del Uruguay: ciudad de la Provincia de Entre Ríos, sobre el río Uruguay Vistear: simular, como muestra de habilidad, una pelea a cuchillo. Tiznado: con tizne. Polvillo del humo o del carbón. Mozo: hombre joven. Agenciado: de agenciar, conseguir. Achurar: Popular. Matar con un cuchillo. El término se relaciona con la acción de quitar las achuras de la res. Callejón: calle sin salida. Cascote: conjunto de escombros. Puntazo: Herir con la punta de un cuchillo. Las terminaciones -azo indican golpe; por ej.: portazo (golpe de puerta). Trabar: en una pelea, cuando los adversarios quedan prendidos. Raspadura: herida leve. Refalar: Popular. Resbalar, robar. Zarzo: piedra preciosa. Chambergo: sombrero. Catre: cama rústica para una sola persona. Vigilante: policía. Arrear: en el sentido de llevar. En realidad, arrear se aplica para conducir al ganado de un lugar al otro; Borges lo usa en varias cuentos como despectivo, para mostrar cómo trata la policía a las personas. Aguantar: en el sentido de soportar. Calabozo: celda de castigo de una prisión. Despachar: Familiar. Matar. Agachada: eludir con astucia una obligación. Ite: gauchesco. Imperativo de ir. El uso normal en el Rioplatense es andate. Nomás: en el Río de la Plata: apenas, solamente. Cabrera: calle de Palermo Viejo, Ciudad de Buenos Aires. Palenque: en Argentina, poste o palo clavado en la tierra para atar los animales. Quilombo: en el Río de la Plata: prostíbulo. También se usa en la lengua vulgar como lío, barullo. Comité: lugar de reunión de los políticos de un mismo partido. Este nombre lo adoptó la Unión Cívica Radical; en contraposición, los peronistas dicen "Unidad Básica". Matear: tomar mate. Mate: infusión muy popular en el Río de la Plata. Morón: Partido de la Provincia de Buenos Aires. Mocito: diminutivo de mozo, hombre joven. Conventillo: : casa de inquilinato de muchas habitaciones, en las cuales viven familias, personas solas o parejas de pobre condición. Fueron muy comunes en la ciudad de Buenos Aires, ya que en ellos habitaban muchos de los inmigrantes que llegaron a la Argentina en la primera mitad del siglo. Mugre: en este caso, pobreza. Taller de Redacción y Gramática                                 Providencia: Dios. Envalentonado: con valor, valentía. Partido: división política de la Provincia de Buenos Aires. Criar: hacer crecer, alimentar. Guapo: orillero. Atrio. comité. Radical: Unión Cívica Radical, partido político fundado por Leandro N. Alem. Lujanera: apodo. Alazán: caballo de un color rojizo. Rojizo: más o menos rojo. Moreira: Juan Moreira, gaucho legendario, que fue personaje de diversas obras literarias. Mentar: mencionar. Inmundicia: mala persona. Merlo: partido de la Provincia de Buenos Aires. Matón: hombre pendenciero que intimida a los demás. Velorio: palabra del dialecto del Río de la Plata. Velatorio. Lugar donde se reúnen los familiares y amigos de una persona fallecida y pasan la noche en vela hasta el entierro. La reunión misma también recibe este nombre. Reñidero: lugar donde se realiza la riña de gallos, que consiste en una lucha de dos gallos hasta la muerte de uno, donde se apuesta dinero. En la actualidad, están prohibidas. Riñas: se refiere a la riña de gallos. Apalabrar: establecer de palabra una reunión. Forastero: de otro pueblo. Estampa: apariencia física. Ponderar: halagar. Norte: de las Provincias del Norte de Argentina. Mentas: popular. Fama, voz u opinión sobre alguna persona. Maliciar: pensar mal. Arrimar: ponerse muy cerca, acercarse. Sisa: debajo del brazo, cerca de la axila. Fulo: popular. Irritado, enojado. Rematar: dar fin, terminar. En este caso, el sentido es el de empeorar la situación, por eso el pronombre la, que enfatiza. Por ej.: "Me dijo que no me quería y, para rematarla, que estaba enamorada de otro hombre". Zafar: escapar. República Oriental: se refiere al Uruguay. Carrero: que maneja un carro. San Telmo: Barrio antiguo de la Ciudad de Buenos Aires. COMENTARIOS: "... ha puesto lo sucedido en una novela...": se refiere, en realidad, a un cuento El hombre de la esquina rosada, escrito por Borges en , donde se relata la misma historia, con variaciones. · "... que por suerte ya lo entubaron...": se refiere al arroyo Maldonado, que se encontraba en la Ciudad de Buenos Aires y que fue entubado por esa época. · "Todavía no nos había ganado el fútbol, que era cosa de los ingleses": como se sabe, el fútbol nace en Inglaterra y, en esa época, todavía no existía el fanatismo actual por ese deporte. · "Pierdan cuidado, que ya vuelvo enseguida": "perder cuidado": no preocuparse. En este caso, Garmendia hace un alarde de seguridad: el hecho de afirmar que va a volver enseguida indica que va a vencer a Rosendo. · "A mí se me dice señor": la frase es muy representativa de la prepotencia y el alarde de autoridad que caracteriza a la policía. Es importante ver la forma: "se me dice"; el "se" hace impersonal la frase que enfatiza y generaliza el hecho de que se le debe decir "señor". 35 Taller de Redacción y Gramática · "... asuntos que no son del interés de un público ilustrado.": Rosendo establece en varias oportunidades la diferencia entre él y Borges en relación con su nivel cultural. Esto también justifica el nivel de lengua que utiliza Rosendo. · "... prendidos a las barbas de Alem": se refiere a Leandro N. Alem, fundador del partido Radical. "Prendidos a las barbas" se refiere, irónicamente, a que los radicales nunca pudieron crecer como partido desde su fundación. · "Un hombre que piensa cinco minutos seguidos en una mujer no es un hombre sino un marica": marica/mariquita: familiar; hombre afeminado, homosexual; maricón: vulgar. Esta afirmación muestra la sociedad machista de los orilleros. · "... vas a la Chacarita.": la Chacarita es uno de los cementerios de la ciudad de Buenos Aires. La Recoleta fue el primer cementerio público, fundado en 1822; la Chacarita fue el segundo, fundado debido a la epidemia de la fiebre amarilla. La Recoleta, después de su remodelación en 1880, se convirtió en un cementerio para la clase alta; es el segundo en patrimonio artístico después del de Génova. El tercer cementerio de la Ciudad de Buenos Aires, en la actualidad, es el de Flores. · "Yo le había dado mi consejo de amigo, pero me sentía culpable": el personaje de Rosendo, después de la muerte de su amigo, sufre una evolución y comienza a sentirse mal frente a los hechos de violencia. · "Qué les estará pasando a esos animales, que se destrozan porque sí": como en el comentario anterior, Rosendo comienza a sentir repulsión por la violencia. · "En ese botarate provocador me vi como en un espejo y me dio vergüenza.": otra vez, se marca la evolución del personaje. · "No sentí miedo; acaso de haberlo sentido, salgo a pelear.": con esta afirmación, se muestra que Rosendo piensa que los que pelean son cobardes y no valientes. O sea, su evolución ha invertido los valores preponderantes en el arrabal. · "Rosendo, creo que lo estás precisando.": la mujer es la que lo invita a pelear. En una sociedad como esta, las mujeres solían ser tan m EXPRESIONES IDIOMÁTICAS: · · · · · · · · · · · · · · · 36 Tomar algo: coloquial y popular; beber una copa. Treinta y tantos: esta expresión es muy común en la lengua coloquial y se utiliza para indicar una indeterminación en el año de una década: en este caso, la década del „30. Más que de mentas: nada más que de nombre. Tener sus cosas: coloquial y popular; tener algunas características de la personalidad problemáticas o difíciles. Ir juntando los recuerdos: coloquial y popular; ir haciendo memoria. Venir de lejos: coloquial y popular; se utiliza para indicar que lo que sucede es la consecuencia de algo que ha pasado mucho antes. Mala muerte: coloquial y popular; pobre, ordinario, de poca importancia. Ser de opinión: opinar. Ganarse el pan: coloquial y popular; ganar dinero para comer. Criarse como los yuyos: coloquial y popular; crecer sin ningún cuidado, como la hierba mala (yuyo). Hacerse el sordo: coloquial y popular; fingir que no se escucha algo, por conveniencia; hacerse el tonto. Estar tomado: coloquial y popular; estar borracho, ebrio. Medio abrir: abrir pero no totalmente; medio se utiliza de esta manera con otros verbos y adjetivos, con el mismo significado. Venirse encima (de alguien): coloquial y popular; atacar, atropellar; se usa más frecuentemente: irse encima. Medio disimular: igual uso de medio, que vimos anteriormente (medio abrir). Taller de Redacción y Gramática · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · De puro...: coloquial y popular; con adjetivo, "como soy muy..."; "de atolondrado que soy". Se usa la misma expresión con otros adjetivos relacionados con la personalidad. Saber llevar: coloquial y popular; acostumbrar a usar, a llevar. Dar vueltas y vueltas: coloquial y popular; divagar, perder el tiempo, por no poder o no querer hacer algo. Por ej.: Tenía que estudiar, pero di vueltas y vueltas. A la oración: a las siete de la mañana o de la tarde. En los pueblos, la Iglesia tocaba las campanas a esas horas para recordar que era el momento de rezar. Poner el grito en el cielo: coloquial y popular; enojarse mucho y protestar. Fuera de...: aparte de... Entrar en razón: coloquial y popular; aceptar. Hacerse a la idea: coloquial y popular; acostumbrarse. Un descansito en la calle Las Heras: coloquial y popular; en la calle Las Heras de la Ciudad de Buenos Aires había, por aquella época, una cárcel; el "descansito" (el diminutivo es, en este caso, irónico) se refiere al encierro. Arreglar el asunto: coloquial y popular; solucionar el problema. A las cansadas: coloquial y popular; hacer algo tardando más tiempo de lo razonable. Por ej.: "Hice mi trabajo a las cansadas". A lo que oí: vulgarismo. Por lo que oí, es lo correcto. Abrirse un camino: coloquial y popular; hacerse un futuro. Tener en un puño: tener dominado a alguien por algún motivo. Por ej.: "Le debía plata: me tenía en un puño". Mandar adentro: ...de la cárcel; coloquial y popular. Tenerse fe: coloquial y popular; confiar en uno mismo o en alguien. Andar derechito: coloquial y popular; "andar derecho". El diminutivo es enfático e irónico. Hecho de sangre: crimen, asesinato. No haber un alma: coloquial y popular; no encontrar a nadie o a muy poca gente. Por ej.: "En el baile no había un alma". Linda pinta: coloquial y popular; muy lindo, de muy buen aspecto (pinta). Entrado en años: eufemismo por "viejo". No hacerle asco: coloquial y popular; no ser reacio a algo. Tomar cariño: tener afecto por alguien. En la vida: coloquial y popular; nunca. Poner los pies: coloquial y popular; se usa en negativo, nada más. No poner los pies es no haber estado nunca en un lugar. No meterse con nadie: coloquial y popular; no molestar a nadie, no importarle de nadie. Venir con la historia: coloquial y popular; traer un cuento, un chisme. Habérselas con alguien: vulgarismo por "vérselas conmigo" (coloquial y popular). Se lo utiliza como amenaza, en el sentido de "ahora va a tener que enfrentarme". Tenerme sin cuidado: coloquial y popular; no preocuparme. Se usa también en las otras personas gramaticales. Por ej.: "El examen lo tiene sin cuidado". Andar con cuidado: coloquial y popular; en el imperativo es un consejo, una recomendación: "cuidate". Ser una luz: coloquial y popular; ser muy inteligente. Ir a la sombra: coloquial y popular; ir a la cárcel. Escurrir el bulto: coloquial y popular; sortear, evitar. Haber muerto: coloquial y popular; matar. En buena ley: en forma justa. De hombre a hombre: coloquial y popular; en una pelea justa, entre valientes. No calentarse: coloquial y popular; no preocuparse, no importarle. Como Dios manda: en forma correcta. No dar descanso: hacer algo sin detenerse. Quedarse como si tal cosa: no reaccionar ante un hecho determinado. Abrir cancha: abrir o hacer espacio. 37 Taller de Redacción y Gramática HISTORIA DE ROSENDO JUÁREZ – TEMAS 1. Como los otros, este cuento es contado; en este caso, se lo relata a Borges el personaje protagonista, que quiere dar la verdadera versión de lo sucedido la noche en que mataron al Corralero, en contraposición con la que Borges ya narró en El hombre de la esquina rosada. El hecho de que sea narrado en primera persona da más veracidad a la historia. En este cuento, nuevamente Borges desarrolla el tema social: muestra la sociedad de los guapos y de los matones, pero no ya en la década del „10 sino en la del ‟30. La situación ha variado: Rosendo, para escapar de la cárcel, debe convertirse en un matón de comité. Borges muestra un problema de la época, que se extenderá durante por lo menos 10 años en Argentina: el fraude electoral, especialmente dirigido a mantener al Partido Conservador en el poder. Más allá de la situación histórica, el tema preponderante es otra vez el tema del destino, que en este caso también presenta un cambio importante. En los otros cuentos, el ambiente social era considerado determinante del destino social e individual del personaje; ninguno de los personajes anteriores pudo realizar un cambio en su vida y escapar a un destino de violencia. Este caso es diferente: Rosendo no solo tiene la posibilidad de reflexionar y darse cuenta de que la vida que lleva no le gusta sino que tiene la posibilidad de cambiarla. Hay varios hechos que muestran esta evolución del personaje: sus consejos a su amigo Luis irala, que finalmente muere en una pelea; sus reflexiones sobre la riña de gallos y su enfrentamiento final con el Corralero, un provocador en el que ve su propia vida. Su comportamiento final lo muestra como un hombre que desprecia las reglas machistas del arrabal, que se da cuenta de que ser valiente no es ser violento y al que no le interesa responder a “una imagen” ni conservar un lugar. Por eso, se muda a San Telmo, “un barrio de orden”. 2. Para conocer mejor el tema del fraude electoral en los años 30 en la Argentina, leé este artículo del diario Clarín, publicado el domingo 7 de octubre de 2007 (las negritas son nuestras): VOTO CANTADO Y “FRAUDE PATRIÓTICO” Felipe Pigna La primera ley electoral argentina fue sancionada en 1821 en la provincia de Buenos Aires durante el gobierno de Martín Rodríguez, bajo el impulso de su ministro de gobierno, Bernardino Rivadavia. Esta ley establecía el sufragio universal masculino y voluntario para todos los hombres libres de la provincia y limitaba exclusivamente la posibilidad de ser electo para cualquier cargo a los propietarios. A pesar de su amplitud: esta ley tuvo en la práctica un alcance limitado porque la mayoría de la población de la campaña ni siquiera se enteraba de que se desarrollaban los comicios. Así, en las primeras elecciones efectuadas con esta ley, sobre una población de 60.000 personas, sólo trescientas emitieron su voto. La Constitución Nacional de 1853 dejó un importante vacío jurídico en lo referente al sistema electoral, que fue parcialmente cubierto por la Ley 140 de 1857. El voto era masculino y cantado y el país se dividía en 15 distritos electorales en los que cada votante lo hacía por una lista completa, o sea que contenía los candidatos para todos los cargos. Así la 38 Taller de Redacción y Gramática lista más votada obtenía todas las bancas o puestos ejecutivos en disputa y la oposición se quedaba prácticamente sin representación política. La emisión del voto a viva voz (voto cantado) podía provocarle graves inconvenientes al votante que iban desde la pérdida de su empleo o la pérdida de la propia vida si su voto no coincidía con el del caudillo que dominaba su circuito electoral. Sin dudas, rigió por aquellos años un fraude que en algunos casos resultaba escandaloso, como lo cuenta Sarmiento en una carta a su amigo Oro, refiriéndose a las elecciones de 1857: "Nuestra base de operaciones ha consistido en la audacia y el terror que, empleados hábilmente, han dado este resultado admirable e inesperado. Establecimos en varios puntos depósitos de armas y encarcelamos como unos veinte extranjeros complicados en una supuesta conspiración; algunas bandas de soldados armados recorrían de noche las calles de la ciudad, acuchillando y persiguiendo a los mazorqueros; en fin: fue tal el terror que sembramos entre toda esta gente con estos y otros medios, que el día 29 triunfamos sin oposición" (1). Los días de elecciones los gobernantes de turno hacían valer las libretas de los muertos, compraban votos, quemaban urnas y falsificaban padrones. Así demostraba la clase dominante su desprecio por la democracia real y su concepción de que eran los únicos con derecho a gobernar un país al que consideraban una propiedad privada. Puede decirse que todos los gobernantes de lo que la historia oficial llama "presidencias históricas" -es decir las de Mitre, Sarmiento y Avellaneda; y las subsiguientes hasta 1916- son ilegítimas de origen porque todos los presidentes de aquel período llegaron al gobierno gracias al más crudo fraude electoral. Hacia fines del siglo XIX las burguesías gobernantes comprendieron que la exclusión del pueblo tenía grandes desventajas y que la ampliación del sistema electoral, si se hacía con los controles del caso, no afectaba el desarrollo y supervivencia del sistema, sino que por el contrario lo legitimaba y legalizaba. Muchos encumbrados miembros de la clase dirigente como el general Roca apostaban a la mano dura, a no aflojar un ápice, a seguir con la clásica política de exclusión social y a la marginación del sistema político de las grandes mayorías populares. Otros, adelantándose a Giusepe Tomasi príncipe di Lampedusa y su obra cumbre El Gatopardo comenzaron a pensar en cambiar algo para garantizarse que lo esencial no cambiara. Este grupo de políticos creyó conveniente abrir una válvula de escape de aquella gran olla a presión en que se estaba convirtiendo la "república conservadora". Entre ellos estaba el hombre que, venciendo importantes resistencias, logró la sanción y aplicación de la primera estaba el hombre que, venciendo importantes resistencias, logró la sanción y aplicación de la primera ley que llevaría su nombre, Sáenz Peña, y que garantizaba el voto secreto, universal y obligatorio a los argentinos varones mayores de 18 años, El fin del fraude significaba un notable avance hacia la democracia en Argentina y la posibilidad de expresión de las fuerzas políticas opositoras. En las. primeras elecciones libres llevadas adelante en la Argentina, en el mismo año 1912, la bancada socialista crece notablemente y se suceden los triunfos radicales en Entre Ríos y Santa Fe. En octubre de 1916 llegaba a la Casa Rosada Hipólito Yrigoyen, el primer presidente electo en comicios libres y sin fraude de toda la historia argentina. El golpe de septiembre de 1930 interrumpió violentamente el proceso democrático argentino y tras la breve dictadura del general Uriburu, se reinstaló el fraude electoral. Como todo el mundo sabía, el 8 de noviembre de 1931 -en un simulacro de elecciones, con un fraude escandaloso, la oposición encarcelada, acallada y perseguida, y con la Ley Sáenz Peña convertida en letra muerta-, el general Agustín P. Justo, fue "electo" presidente de la República imponiéndose sobre el binomio Lisandro de la Torre-Nicolás Repetto. Esta es la crónica del día del comicio hecha por el diario socialista La Vanguardia: "En su afán de 'superarse' y 'robar' la elección, (los presidentes de mesa) sumaron en 39 Taller de Redacción y Gramática algunos casos todos los sobres enviados por la Junta Electoral, poniendo dentro otras tantas boletas oficiales. Ha sido tanta la torpeza de los presidentes sin escrúpulos que luego de meter 300 votos en la urna, recién leyeron que en la mesa solo votaban 260 ó 280” (2). Así terminaba la dictadura de Uriburu y comenzaba el gobierno fraudulento de su colega Justo. Los generales se vanagloriaban del resultado electoral y no tenían ningún problema en admitir que habían hecho fraude. pero un "fraude patriótico", porque se hacía para salvar a la patria de la chusma radical. Justo será fiel al sistema que lo había llevado al poder aplicando "el fraude patriótico" y perfeccionándolo: a las clásicas amenazas a los votantes opositores y al "usted ya votó" se sumaban ahora el secuestro de las libretas de enrolamiento, la falsificación de las actas de votación. el cambio de urnas. Todo esto pudo verse en las elecciones de marzo de 1936 que le dieron el triunfo a Manuel Fresco en la provincia de Buenos Aires, calificadas por el embajador de los Estados Unidos como la "más burlesca y fraudulenta contienda electoral jamás realizada en la Argentina". (3) La negación o malversación del voto, de forma variada y recurrente a lo largo de nuestra historia, constituyó y constituye una de las más graves violaciones de los derechos básicos de todo ciudadano, el derecho al voto, el ejercicio de su porción de poder, lo que justifica el pago de sus impuestos porque lo ratifica como parte de un Estado al que está obligado a sostener solidariamente. (1) D.F. Sarmiento, carta a Domingo de Oro, 17 de junio de 1857, en Peña, Milcíades, “La era de Mitre”, Bs. As., Fichas, 1973. (2) Buenos Aires, La vanguardia, 16 de septiembre de 1931. (3) La Nación, Historia de la Argentina en el Siglo XX, Buenos Aires, La Nación, 1997. VESTIDOS PARA LA OCASIÓN: a principios del siglo XX, votar tenía las características de un acto solemne. De traje y sombrero, desde las autoridades de mesa hasta los fiscales. La foto es una gelatina de plata original, tomada por un fotógrafo de “Caras y Caretas”, cuyo nombre no se consignó. 40 Taller de Redacción y Gramática HISTORIA DE ROSENDO JUAREZ - ACTIVIDADES 1. Resumir el argumento del cuento, considerando las siguientes preguntas: ¿Dónde y cómo se encuentran Rosendo Juárez y Jorge Luis Borges? ¿Por qué Rosendo Juárez quiere contarle su historia a Borges? ¿Cómo fue la vida de Rosendo Juárez? Considere su niñez, la sociedad a la que pertenece, su familia, etc. Resumir el hecho por el cual Rosendo Juárez va a la cárcel. ¿Cómo logra Rosendo Juárez la libertad (salir de la cárcel)? ¿Cuál es el trabajo que realiza para el Partido Conservador? ¿Cuál es el problema que le cuenta su amigo Luis Irala? ¿Cuál es el consejo que le da Rosendo? Relate el final del cuento, considerando lo que sucede en el baile de la Parda y su decisión de no intervenir en la pelea. ¿A dónde se va a vivir Rosendo y por qué? 2. Reemplazar lo subrayado y conservar el significado: Algo de autoritario habría en él, porque le hice caso enseguida. .................................................................................................................. Hizo una pausa como para ir juntando los recuerdos y prosiguió. .................................................................................................................. Me crié como los yuyos. .................................................................................................................. Pierdan cuidado, que ya vuelvo enseguida. .................................................................................................................. Me llevaba unos años, había visteado muchas veces conmigo y yo sentí que iba a achurarme. .................................................................................................................. .................................................................................................................. De puro atolondrado le refalé el anillo que él sabía llevar con un zarzo. .................................................................................................................. Si no querés entrar en razón, ite haciendo a la idea de un descansito en la calle Las Heras. .................................................................................................................. .................................................................................................................. A las cansadas se acordaron de mí. 41 Taller de Redacción y Gramática .................................................................................................................. Las elecciones eran bravas entonces; no fatigaré su atención, señor, con uno que otro hecho de sangre. .................................................................................................................. .................................................................................................................. En la vida había puesto los pies en el comité. .................................................................................................................. Nunca me habían calentado las riñas, pero aquel domingo me dieron francamente asco. .................................................................................................................. .................................................................................................................. No le daba descanso a la ginebra, acaso para darse coraje, y al fin me convidó a pelear. .................................................................................................................. .................................................................................................................. Me quedé como si tal cosa. .................................................................................................................. 3. Realizar una oración con cada una de las siguientes expresiones: Hacerse el sordo. .................................................................................................................. Estar tomado. .................................................................................................................. Dar vueltas y vueltas. .................................................................................................................. Hacerse a la idea. .................................................................................................................. Abrirse un camino. .................................................................................................................. Tener en un puño. .................................................................................................................. 42 Taller de Redacción y Gramática Tenerse fe. .................................................................................................................. Andar derecho. .................................................................................................................. No haber un alma. .................................................................................................................. No meterse con nadie. .................................................................................................................. Tomar cariño. .................................................................................................................. Tener sin cuidado. .................................................................................................................. Ir a la sombra. .................................................................................................................. Como Dios manda. .................................................................................................................. Abrir cancha. .................................................................................................................. 4. ¿Qué relaciones se pueden establecer entre la noticia del diario Clarín sobre el fraude patriótico y lo que se narra en el cuento? ¿En tu país se ha cometido alguna vez fraude en las elecciones? ¿Cuál es tu opinión al respecto? 5. Realizar una narración en pasado, en tercera persona, donde se cuente la historia de una persona que ha tomado la determinación de cambiar su vida. Remordimiento "He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer. No he sido feliz. Que los glaciares del olvido me arrastren y me pierdan, despiadados. Mis padres me engendraron para el juego humano de las noches y los días. Para la tierra, el agua, el aire, el fuego. Los defraudé. No fui feliz. Cumplida no fue su joven voluntad. Mi mente se aplicó a las simétricas porfías 43 Taller de Redacción y Gramática del arte, que entreteje naderías. Me legaron valor. No fui valiente. No me abandona. Siempre está a mi lado la sombra de haber sido un desdichado." 6. Considerar esta opinión de Horacio Salas sobre el poema Remordimiento: "La muerte suele dejar en los hijos, sumado a la natural sensación de vacío, un amargo sabor de impotencia, de no haber cumplido - a lo largo de la vida - con las expectativas forjadas por los progenitores, de haberlos defraudado. El fantasma de la culpa sobrevuela los duelos. Y Borges le agregó al tema sus propias frustraciones y desdichas.” ¿Deben los hijos cumplir con las expectativas de sus padres? Opinar y argumentar. 7. Realizar una carta de lectores al diario La Nación con motivo de la publicación del poema Remordimiento. 44 Taller de Redacción y Gramática CINE DEBATE “OTRA HISTORIA DE ROSENDO JUÁREZ” (Televisión Española (TVE). 1992) 1. Leer el cuento “Historia de Rosendo Juárez” de Jorge Luis Borges. 2. Comparar la situación política de Argentina y de España en la década del 30 e indicar cómo la TVE aprovecha las similitudes para realizar el guion de la película. Relacionalo especialmente con el trabajo que debe realizar Rosendo Juárez para no ir a la cárcel. 3. Enumerar 4 diferencias entre el cuento y la película, considerando el lugar en que ocurren los acontecimientos, el desarrollo y caracterización de los personajes protagonistas y secundarios, el argumento, etc. 4. Explicar por qué, según tu criterio, creés que el director y el guionista de la TVE introdujeron estos cambios. 5. Enumerar 4 semejanzas entre el cuento y la película, considerando el desarrollo y caracterización del personaje protagonista, los detalles argumentales, el tema, etc. ¿Cuáles son las semejanzas entre las dos culturas (la española y la del Río de la Plata) que podés mencionar? 6. ¿Pensás que la película de la TVE refleja lo que Borges quiso expresar con el cuento “Historia de Rosendo Juárez”? 7. ¿Qué te gustó más: el cuento o la película? Fundamentá tu opinión. 45 Taller de Redacción y Gramática EL SUR El hombre que desembarcó en Buenos Aires en 1871 se llamaba Johannes Dahlmann y era pastor de la iglesia evangélica; en 1939, uno de sus nietos, Juan Dahlmann, era secretario de una biblioteca municipal en la calle Córdoba y se sentía hondamente argentino. Su abuelo materno había sido aquel Francisco Flores, del 2 de infantería de línea, que murió en la frontera de Buenos Aires, lanceado por indios de Catriel; en la discordia de sus dos linajes, Juan Dahlmann (tal vez a impulso de la sangre germánica) eligió el de ese antepasado romántico, o de muerte romántica. Un estuche con el daguerrotipo de un hombre inexpresivo y barbado, una vieja espada, la dicha y el coraje de ciertas músicas, el hábito de estrofas del Martín Fierro, los años, el desgano y la soledad, fomentaron ese criollismo algo voluntario, pero nunca ostentoso. A costa de algunas privaciones, Dahlmann había logrado salvar el casco de una estancia en el Sur, que fue de los Flores; una de las costumbres de su memoria era la imagen de los eucaliptos balsámicos y de la larga casa rosada que alguna vez fue carmesí. Las tareas y acaso la indolencia lo retenían en la ciudad. Verano tras verano se contentaba con la idea abstracta de posesión y con la certidumbre de que su casa estaba esperándolo, en un sitio preciso de la llanura. En los últimos días de febrero de 1939, algo le aconteció. Ciego a las culpas, el destino puede ser despiadado con las mínimas distracciones. Dahlmann había conseguido, esa tarde, un ejemplar descabalado de las Mil y una Noches de Weil; ávido de examinar ese hallazgo, no esperó que bajara el ascensor y subió con apuro las escaleras; algo en la oscuridad le rozó la frente ¿un murciélago, un pájaro? En la cara de la mujer que le abrió la puerta vio grabado el horror, y la mano que se pasó sobre la frente salió roja de sangre. La arista de un batiente recién pintado que alguien se olvidó de cerrar le había hecho esa herida. Dahlmann logró dormir, pero a la madrugada estaba despierto y desde aquella hora el sabor de todas las cosas fue atroz. La fiebre lo gastó y las ilustraciones de las Mil y una Noches sirvieron para decorar pesadillas. Amigos y parientes lo visitaban y con exagerada sonrisa le repetían que lo hallaban muy bien. Dahlmann los oía con una especie de débil estupor y le maravillaba que no supieran que estaba en el infierno. Ocho días pasaron, como ocho siglos. Una tarde, el médico habitual se presentó con su médico nuevo y lo condujeron a un sanatorio de la calle Ecuador, porque era indispensable sacarle una radiografía. Dahlmann, en el coche de plaza que los llevó, pensó que en una habitación que no fuera la suya podría, al fin, dormir. Se sintió feliz y conversador; en cuanto llegó, lo desvistieron; le raparon la cabeza, lo sujetaron con metales a una camilla, lo iluminaron hasta la ceguera y el vértigo, lo auscultaron y un hombre enmascarado le clavó una aguja en el brazo. Se despertó con náuseas, vendado, en una celda que tenía algo de pozo y, en los días y noches que siguieron a la operación pudo entender que apenas había estado, hasta entonces, en un arrabal del infierno. El hielo no dejaba en su boca el menor rastro de frescura. En esos días, Dahlmann minuciosamente se odió; odió su identidad, sus necesidades corporales, su humillación, la barba que le erizaba la cara. Sufrió con estoicismo las curaciones, que eran muy dolorosas, pero cuando el cirujano le dijo que había estado a punto de morir de una septicemia, Dahlmann se echó a llorar, condolido de su destino. Las miserias físicas y la incesante previsión de las malas noches no le habían dejado pensar en algo tan abstracto como la muerte. Otro día, el cirujano le dijo que estaba 46 Taller de Redacción y Gramática reponiéndose y que, muy pronto, podría ir a convalecer a la estancia. Increíblemente, el día prometido llegó. A la realidad le gustan las simetrías y los leves anacronismos; Dahlmann había llegado al sanatorio en un coche de plaza y ahora un coche de plaza lo llevaba a Constitución. La primera frescura del otoño, después de la opresión del verano, era como un símbolo natural de su destino rescatado de la muerte y la fiebre. La ciudad, a las siete de la mañana, no había perdido ese aire de casa vieja que le infunde la noche; las calles eran como largos zaguanes, las plazas como patios. Dahlmann la reconocía con felicidad y con un principio de vértigo; unos segundos antes de que las registraran sus ojos, recordaba las esquinas, las carteleras, las modestas diferencias de Buenos Aires. En la luz amarilla del nuevo día, todas las cosas regresaban a él. Nadie ignora que el Sur empieza del otro lado de Rivadavia. Dahlmann solía repetir que ello no es una convención y que quien atraviesa esa calle entra en un mundo más antiguo y más firme. Desde el coche buscaba entre la nueva edificación, la ventana de rejas, el llamador, el arco de la puerta, el zaguán, el íntimo patio. En el hall de la estación advirtió que faltaban treinta minutos. Recordó bruscamente que en un café de la calle Brasil (a pocos metros de la casa de Yrigoyen) había un enorme gato que se dejaba acariciar por la gente, como una divinidad desdeñosa. Entró. Ahí estaba el gato, dormido. Pidió una taza de café, la endulzó lentamente, la probó (ese placer le había sido vedado en la clínica) y pensó, mientras alisaba el negro pelaje, que aquel contacto era ilusorio y que estaban separados por un cristal, porque el hombre vive en el tiempo, en la sucesión, y el mágico animal, en la actualidad, en la eternidad del instante. A lo largo del penúltimo andén el tren esperaba. Dahlmann recorrió los vagones y dio con uno casi vacío. Acomodó en la red la valija; cuando los coches arrancaron, la abrió y sacó, tras alguna vacilación, el primer tomo de las Mil y una Noches. Viajar con este libro, tan vinculado a la historia de su desdicha, era una afirmación de que esa desdicha había sido anulada y un desafío alegre y secreto a las frustradas fuerzas del mal. A los lados del tren, la ciudad se desgarraba en suburbios; esta visión y luego la de jardines y quintas demoraron el principio de la lectura. La verdad es que Dahlmann leyó poco; la montaña de piedra imán y el genio que ha jurado matar a su bienhechor eran, quién lo niega, maravillosos, pero no mucho más que la mañana y que el hecho de ser. La felicidad lo distraía de Shahrazad y de sus milagros superfluos; Dahlmann cerraba el libro y se dejaba simplemente vivir. El almuerzo (con el caldo servido en boles de metal reluciente, como en los ya remotos veraneos de la niñez) fue otro goce tranquilo y agradecido. Mañana me despertaré en la estancia, pensaba, y era como si a un tiempo fuera dos hombres: el que avanzaba por el día otoñal y por la geografía de la patria, y el otro, encarcelado en un sanatorio y sujeto a metódicas servidumbres. Vio casas de ladrillos sin revocar, esquinadas y largas, infinitamente mirando pasar los trenes; vio jinetes en los terrosos caminos; vio zanjas y lagunas y hacienda; vio largas nubes luminosas que parecían de mármol, y todas estas cosas eran casuales, como sueños de la llanura. También creyó reconocer árboles y sembrados que no hubiera podido nombrar, porque su directo conocimiento de la campaña era harto inferior a su conocimiento nostálgico y literario. 47 Taller de Redacción y Gramática Alguna vez durmió y en sus sueños estaba el ímpetu del tren. Ya el blanco sol intolerable de las doce del día era el sol amarillo que precede al anochecer y no tardaría en ser rojo. También el coche era distinto; no era el que fue en Constitución, al dejar el andén: la llanura y las horas lo habían atravesado y transfigurado. Afuera la móvil sombra del vagón se alargaba hacia el horizonte. No turbaban la tierra elemental ni poblaciones ni otros signos humanos. Todo era vasto, pero al mismo tiempo era íntimo y, de alguna manera, secreto. En el campo desaforado, a veces no había otra cosa que un toro. La soledad era perfecta y tal vez hostil, y Dahlmann pudo sospechar que viajaba al pasado y no sólo al Sur. De esa conjetura fantástica lo distrajo el inspector, que al ver su boleto, le advirtió que el tren no lo dejaría en la estación de siempre sino en otra, un poco anterior y apenas conocida por Dahlmann. (El hombre añadió una explicación que Dahlmann no trató de entender ni siquiera de oír, porque el mecanismo de los hechos no le importaba). El tren laboriosamente se detuvo, casi en medio del campo. Del otro lado de las vías quedaba la estación, que era poco más que un andén con un cobertizo. Ningún vehículo tenían, pero el jefe opinó que tal vez pudiera conseguir uno en un comercio que le indicó a unas diez, doce cuadras. Dahlmann aceptó la caminata como una pequeña aventura. Ya se había hundido el sol, pero un esplendor final exaltaba la viva y silenciosa llanura, antes de que la borrara la noche. Menos para no fatigarse que para hacer durar las cosas, Dahlmann caminaba despacio, aspirando con grave felicidad el olor del trébol. El almacén, alguna vez, había sido punzó, pero los años habían mitigado para su bien ese color violento. Algo en su pobre arquitectura le recordó un grabado en acero, acaso de una vieja edición de Pablo y Virginia. Atados al palenque había unos caballos. Dahlmann, adentro, creyó reconocer al patrón; luego comprendió que lo había engañado su parecido con uno de los empleados del sanatorio. El hombre, oído el caso, dijo que le harían atar la jardinera; para agregar otro hecho a aquel día y para llenar ese tiempo, Dahlmann resolvió comer en el almacén. En una mesa comían y bebían ruidosamente unos muchachones, en los que Dahlmann, al principio, no se fijó. En el suelo, apoyado en el mostrador, se acurrucaba, inmóvil como una cosa, un hombre muy viejo. Los muchos años lo habían reducido y pulido como las aguas a una piedra o las generaciones de los hombres a una sentencia. Era oscuro, chico y reseco, y estaba como fuera del tiempo, en una eternidad. Dahlmann registró con satisfacción la vincha, el poncho de bayeta, el largo chiripá y la bota de potro y se dijo, rememorando inútiles discusiones con gente de los partidos del Norte o con entrerrianos, que gauchos de esos ya no quedan más que en el Sur. Dahlmann se acomodó junto a la ventana. La oscuridad fue quedándose con el campo, pero su olor y sus rumores aún le llegaban entre los barrotes de hierro. El patrón le trajo sardinas y después carne asada; Dahlmann las empujó con unos vasos de vino tinto. Ocioso, paladeaba el áspero sabor y dejaba errar la mirada por el local, ya un poco soñolienta. La lámpara de kerosene pendía de uno de los tirantes; los parroquianos de la otra mesa eran tres: dos parecían peones de chacra; otro, de rasgos achinados y torpes, bebía con el chambergo puesto. Dahlmann, de pronto, sintió un leve roce en la cara. Junto al vaso ordinario de vidrio turbio, sobre una de las rayas del mantel, había una bolita de miga. Eso era todo, pero alguien se la había tirado. 48 Taller de Redacción y Gramática Los de la otra mesa parecían ajenos a él. Dahlmann, perplejo, decidió que nada había ocurrido y abrió el volumen de las Mil y una Noches, como para tapar la realidad. Otra bolita lo alcanzó a los pocos minutos, y esta vez los peones se rieron. Dahlmann se dijo que no estaba asustado, pero que sería un disparate que él, un convaleciente, se dejara arrastrar por desconocidos a una pelea confusa. Resolvió salir; ya estaba de pie cuando el patrón se le acercó y lo exhortó con voz alarmada: -Señor Dahlmann, no les haga caso a esos mozos, que están medio alegres. Dahlmann no se extrañó de que el otro, ahora, lo conociera, pero sintió que estas palabras conciliadoras agravaban, de hecho, la situación. Antes, la provocación de los peones era a una cara accidental, casi a nadie; ahora iba contra él y contra su nombre y lo sabrían los vecinos. Dahlmann hizo a un lado al patrón, se enfrentó con los peones y les preguntó qué andaban buscando. El compadrito de la cara achinada se paró, tambaleándose. A un paso de Juan Dahlmann, lo injurió a gritos, como si estuviera muy lejos. Jugaba a exagerar su borrachera y esa exageración era una ferocidad y una burla. Entre malas palabras y obscenidades, tiró al aire un largo cuchillo, lo siguió con los ojos, lo barajó, e invitó a Dahlmann a pelear. El patrón objetó con trémula voz que Dahlmann estaba desarmado. En ese punto, algo imprevisible ocurrió. Desde un rincón, el viejo gaucho estático, en el que Dahlmann vio una cifra del Sur (del Sur que era suyo), le tiró una daga desnuda que vino a caer a sus pies. Era como si el Sur hubiera resuelto que Dahlmann aceptara el duelo. Dahlmann se inclinó a recoger la daga y sintió dos cosas. La primera, que ese acto casi instintivo lo comprometía a pelear. La segunda, que el arma, en su mano torpe, no serviría para defenderlo, sino para justificar que lo mataran. Alguna vez había jugado con un puñal, como todos los hombres, pero su esgrima no pasaba de una noción de que los golpes deben ir hacia arriba y con el filo para adentro. No hubieran permitido en el sanatorio que me pasaran estas cosas, pensó. -Vamos saliendo - dijo el otro. Salieron, y si en Dahlmann no había esperanza, tampoco había temor. Sintió, al atravesar el umbral, que morir en una pelea a cuchillo, a cielo abierto y acometiendo, hubiera sido una liberación para él, una felicidad y una fiesta, en la primera noche del sanatorio, cuando le clavaron la aguja. Sintió que si él, entonces, hubiera podido elegir o soñar su muerte, ésta es la muerte que hubiera elegido o soñado. Dahlmann empuña con firmeza el cuchillo, que acaso no sabrá manejar, y sale a la llanura. Artificios (1944) 49 Taller de Redacción y Gramática BORGES HASLAM Francisco de Borges se casó con María Antonia Cardoso. Francisco de Borges, nacido en Portugal (1782-1837) se casó con María del Carmen Lafinur, nacida en Córdoba. William Haslam, pastor metodista, (1768-1839) se casó con Ann Buckley. Edward Young Haslam (1808?1878), doctor en Filosofía, se casó con Jane Arnett (18191853). Francisco Isidoro Borges (1835-1874), coronel, nació en Montevideo. En 1871, se casó con Frances Ann Haslam (1842-1935), nacida en Inglaterra. ACEVEDO SUAREZ Pedro Pascual de Acevedo, maestre de campo, se casó con Tomasa Benítez. José Suárez se casó con Catalina Pérez. Miguel de Acevedo (1741-1805) se casó con Catalina Martínez (1751-1823). Tadeo Acevedo (1786-1852) se casó con Hermenegilda Laprida (1785-1848). Isidoro Suárez (1799-1846), Coronel, se casó con Jacinta Haedo. Isidoro Acevedo (1828-1905) nació en San Nicolás. Se casó en 1862 con Leonor Suárez (1837-1918), nacida en Mercedes, Uruguay. JORGE GUILLERMO BORGES (18741938), abogado, se casó en 1898 con LEONOR ACEVEDO (1876-1975). JORGE LUIS BORGES nació en Buenos Aires en 1899, murió en Ginebra en 1986. 50 Nicolás Suárez (1744-1820), nacido en Cádiz, se casó con Leonor Merlo (17581835). Taller de Redacción y Gramática EL SUR – TEMAS El Sur es un cuento que posee importantes relaciones con la biografía de Jorge Luis Borges, desde el punto de vista del argumento y también desde el punto de vista de los temas. En cuanto al argumento:    Si se observa el árbol genealógico de Borges, es fácil comprobar que la "discordia de los dos linajes" estaba presente en su historia, y que hasta los nombres familiares de Juan Dahlmann son intencionalmente similares: Francisco Flores/Francisco Isidoro Borges; Johannes Dahlmann/Frances Ann Haslam. Las variaciones están referidas a que, en la realidad, la abuela paterna de Borges era inglesa y en el cuento el abuelo paterno era germánico; y a que el abuelo paterno de Borges era criollo y no su abuelo materno. La historia del abuelo criollo (Flores/Borges) que luchó contra los indios es también real. Borges en 1939 estaba empleado en una Biblioteca Municipal de la calle Córdoba, al igual que Dahlmann. El accidente de Dahlmann guarda estrecha relación con el accidente que Borges sufre en 1939. Solo varían algunos detalles: Borges baja y no sube apurado las escaleras para ir a cenar con una mujer de la que está enamorado, cuando se golpea la cabeza con una ventana. Lo internan y tiene una septicemia. Cuando finalmente se repone, piensa que por el golpe recibido no va a poder escribir más; abandona la poesía (por un tiempo) y decide escribir cuentos. En cuanto a los temas:   El tema del destino y de la identidad se hace evidente en el cuento que, como en otros, muestra que los hombres no son libres para cambiar su vida. Dahlmann desea ser como su abuelo Flores, un valiente, y morir en una pelea a cuchillo (con esa identidad se siente identificado); sin embargo, se ve en un hospital, enfermo por un estúpido accidente causado por su pasión por los libros. En ningún otro cuento se hace tan evidente esta antinomia, que es una constante en la narrativa de Borges: el intelectual y el hombre de acción. Dahlmann/Borges querrían ser hombres de acción pero son bibliotecarios. La única manera de alcanzar su deseo es soñar la muerte que hubieran querido tener: luchando en la llanura. He aquí la clave de la interpretación del cuento. Realidad/sueño: los límites en el cuento son confusos. Sólo una lectura atenta nos permite darnos cuenta de que Dahlmann nunca sale del hospital y de que el viaje en tren a la Estancia, que representa el destino que él hubiera querido tener (el de su abuelo Flores en el Sur, símbolo del mundo de los valientes), es solo un sueño compensatorio. Dahlmann muere en el hospital, pero sueña con la muerte (el destino) que hubiera querido tener: morir como un valiente. Borges termina el cuento en presente del indicativo (toda la narración está en pasado): 51 Taller de Redacción y Gramática Dahlmann queda en un tiempo sin tiempo (el de la muerte) y en una pelea que nunca se realizará en la realidad. 52 Taller de Redacción y Gramática EL SUR – ACTIVIDADES 1. Resumir el argumento del cuento. 2. Realizar una oración con cada una de las siguientes combinaciones de palabras. Los verbos pueden conjugarse, pero no puede variarse el género y el número de los sustantivos y adjetivos.  Frontera-discordia-antepasado-ostentoso-en: …………………………………………………………………………………  Linaje-indolencia-despiadado-por: …………………………………………………………………………………  Ávido-desgarrar-acurrucarse-injurias-con: …………………………………………………………………………………  Tambalearse-obscenidades-chambergo-vincha-de: ………………………………………………………………………………… 3. Reemplazar lo subrayado. Conservar el significado:  En la discordia de sus dos linajes, Juan Dahlmann eligió el de ese antepasado romántico. …………………………………………………………………………………  A costa de algunas privaciones, Dahlmann había logrado salvar el casco de una estancia en el Sur. …………………………………………………………………………………  Las tareas y acaso la indolencia lo retenían en la ciudad. …………………………………………………………………………………  Avido de examinar ese hallazgo, no esperó que bajara el ascensor. …………………………………………………………………………………  Las miserias físicas y la incesante previsión de las malas noches no le habían dejado pensar en algo tan abstracto como la muerte. ………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………  En la luz amarilla del nuevo día, todas las cosas regresaban a él. …………………………………………………………………………………  Ese placer le había sido vedado en la clínica. 53 Taller de Redacción y Gramática …………………………………………………………………………………  Todo era vasto, pero al mismo tiempo era íntimo, y de alguna manera, secreto. ………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………  Menos para no fatigarse que para hacer durar las cosas, Dahlmann caminaba despacio. …………………………………………………………………………………  Dahlmann no se extrañó de que el otro, ahora, lo conociera, pero sintió que estas palabras conciliadoras agravaban , de hecho, la situación. ………………………………………………………………………………… ………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………  Dahlmann empuña con firmeza el cuchillo, que acaso no sabrá manejar, y sale a la llanura. ………………………………………………………………………………… ………………………………………………………………………………… 4. Indicar brevemente cuál es el tema del cuento, en especial cómo desarrolla Borges el tema del destino. Realizar una comparación de este tema con alguno de los otros cuentos leídos a elección. 5. Señalar por qué Borges llama a este cuento El Sur. 6. Leer el Poema Conjetural, del libro de Jorge Luis Borges El otro, el mismo (1969). Después de su lectura, establecer las relaciones entre el tema de este poema y el cuento El Sur. Tener en cuenta las siguientes preguntas: ¿Muestran Juan Dahlman y Francisco Narciso de Laprida la misma actitud frente a la muerte? ¿Cómo se presenta el destino en el cuento y en el poema? ¿En qué pasajes del cuento y del poema el tiempo cronológico parece suspenderse y entrar en contacto con la eternidad? ¿Cuál es la geografía del poema? ¿Hay en él alguna mención del sur que pueda vincularse con la idea del sur del cuento? Poema Conjetural Zumban las balas en la tarde última. Hay viento y hay cenizas en el viento, se dispersan el día y la batalla deforme, y la victoria es de los otros. 54 Taller de Redacción y Gramática Vencen los bárbaros, los gauchos vencen. Yo, que estudié las leyes y los cánones, yo, Francisco Narciso de Laprida, cuya voz declaró la independencia de estas crueles provincias, derrotado, de sangre y de sudor manchado el rostro, sin esperanza ni temor, perdido huyo hacia el sur por arrabales últimos. Como aquel capitán del Purgatorio que huyendo a pie y ensangrentando el llano, fue cegado y tumbado por la muerte donde un oscuro río pierde el nombre, así habré de caer. Hoy es el término. La noche lateral de los pantanos me acecha y me demora. Oigo los cascos de mi caliente muerte que me busca con jinetes, con belfos y con lanzas. Yo que anhelé ser otro, ser un hombre de sentencias, de libros, de dictámenes, a cielo abierto yaceré entre ciénagas; pero me endiosa el pecho inexplicable un júbilo secreto. Al fin me encuentro con mi destino sudamericano. A esta ruinosa tarde me llevaba el laberinto múltiple de pasos que mis días tejieron desde un día de la niñez. Al fin he descubierto la recóndita clave de mis años, la suerte de Francisco de Laprida, la letra que faltaba, la perfecta forma que supo Dios desde el principio. En el espejo de esta noche alcanzó mi insospechado rostro eterno. El círculo se va a cerrar. Yo aguardo que así sea. Pisan mis pies la sombra de las lanzas que me buscan. Las befas de mi muerte, los jinetes, las crines, los caballos, se ciernen sobre mí... Ya el primer golpe ya el duro hierro que me raja el pecho, el íntimo cuchillo en la garganta. 7. Argumente a favor o en contra de la siguiente afirmación: “El cuento El Sur admite una lectura realista, en la cual Dahlmann sale del hospital y viaja a la estancia”. 8. Realizar una narración en tercera persona, donde se cuente la historia de una persona a quien le ocurre algo que le cambia la vida. 55 Taller de Redacción y Gramática 9. Poema Conjetural se publicó por primera vez el 4 de julio de 1943 en el diario La Nación de Buenos Aires. Realizar una carta de lectores al diario después de su publicación. 10. Consideremos estos fragmentos con datos biográficos de la vida de Jorge Luis Borges. Después de su lectura, establecer todos los paralelos y diferencias entre estos datos, la historia y los temas del cuento El Sur : " [ El padre de Borges, Jorge Guillermo Borges,] no había conocido a su padre: tenía solo siete meses cuando este se hizo matar en el combate de La Verde, durante una de las tantas revoluciones del Siglo XIX argentino. Se llamaba Francisco Borges y había nacido en la plaza sitiada de Montevideo; a los quince años militó en esa misma ciudad contras los blancos (el partido federal del Uruguay); estuvo en [la batalla] de Caseros, bajo el mando de Urquiza; revistó en la guerra con el Paraguay y en la provincia de Entre Ríos, donde conoció a Frances (Fanny) Haslam. Como regalo de bodas, el padrino, general Martín de Gainza [...] lo nombró jefe de tres sectores de la frontera con el indio: norte y oeste de Buenos Aires y sur de Santa Fe. En los días finales del gobierno de Sarmiento, el general Bartolomé Mitre conspiraba. La revolución era un hecho. El presidente llamó al coronel Borges y le preguntó si en caso de un enfrentamiento podría contar con las fuerzas a sus órdenes en Junín. Este le contestó: 'Mientras usted esté en el gobierno, se mantendrán leales; cuente con ellas". 'La revolución se adelantó; Borges, que era mitrista, entregó el mando de sus tropas y se presentó solo en el campamento revolucionario de Tuyú. No faltaron quienes vieron en esta lealtad una deslealtad. Llegó el combate de La Verde. Los mitristas fueron vencidos; Borges, de poncho blanco, montó a caballo tordillo; lo siguieron doce o quince soldados y avanzó lentamente hacia las trincheras con los brazos cruzados. Se hizo matar (OCAMPO, Victoria. Diálogo con Borges, Bs. As. 1969)'". (En SALAS, Horacio. Borges, una biografía, Bs. As., Planeta, 1994). “ El fluido inglés de Jorge Guillermo Borges provenía de su madre, Frances Haslam, que había nacido en Staffordshire. [...] Fanny Haslam conoció al coronel Franciso Borges en Paraná, capital de la provincia de Entre Ríos. Ocurrió mientras la ciudad se hallaba sitiada por los hombres de Ricardo López Jordán, alzado en armas contra el gobernador Urquiza. Borges comandaba las tropas que defendía la ciudad. Desde una azotea, la muchacha lo vio desfilar al frente de su regimiento. Aquella noche se realizó un baile para celebrar la llegada de refuerzos gubernamentales; Fanny y el coronel se conocieron, bailaron, se enamoraron y, algún tiempo después, se casaban.” (En SALAS, Horacio. Borges, una biografía, Bs. As., Planeta, 1994). "En los años en los que viviría a pocas calles de allí [del Cementerio de la Recoleta], la muerte rondaría en derredor de Borges. Su padre perdería totalmente la vista para fallecer poco después, el 24 de febrero de 1938, y fue sepultado en la bóveda familiar; su abuela paterna dejaría de existir, y él mismo se debatiría un mes entre la vida y la muerte a raíz de una septicemia producida por una herida al chocar con el filo de una ventana, yendo a buscar a una de sus enamoradas, Emma Risso Platero, para llevarla a cenar." (En GASPARINI, Juan. Borges: la posesión póstuma, Madrid, Foca, 2000). 56 Taller de Redacción y Gramática CINE DEBATE ACTIVIDAD PARA LA PELÍCULA: “EL SUR” (Televisión Española (TVE). 1992) DIRECTOR: Carlos Saura. 1. Realizar un resumen de la historia que cuenta la película. 2. Detallar las diferencias más importantes entre el argumento del cuento y el de la película. ¿Por qué Carlos Saura habrá incluido estos cambios en la línea argumental? 3. ¿Cómo es la personalidad de Dahlman/Borges, según la visión de Carlos Saura? ¿Coincide con la tuya? 4. ¿Qué detalles de la biografía de Borges muestra Saura en la película? 5. ¿Los límites confusos entre realidad/sueño son evidentes en la película? Si es así, ¿cómo se manifiestan? 6. Esta película es una versión libre del cuento de Borges; a pesar de esto, ¿los temas (destino, identidad, realidad/sueño) se desarrollan igual que en el cuento? 7. ¿Podés establecer alguna relación entre esta película y los otros cuentos de Borges que hayas leído? 57 Taller de Redacción y Gramática 58 Taller de Redacción y Gramática IV. LA CRÓNICA Y EL PANFLETO LA CRÓNICA PERIODÍSTICA La característica general del texto periodístico es el hecho de que el autor es un narrador, un transmisor de hechos (de manera directa o indirecta), y siempre sobre la base de la función referencial o informativa del lenguaje. En esa función, prevalecen las secuencias narrativas y descriptivas para referir hechos, ideas, datos o noticias. En estos casos el discurso se orienta hacia la tercera persona, es decir hacia aquel o aquello de lo que se habla. La intención primaria del periodismo informativo es dar a conocer lo que se refiere a un hecho ocurrido o por ocurrir, ajustándose a una serie de recursos que tienden al efecto de objetividad, a la ilusión de verdad y fidelidad respecto del acontecimiento, como por ejemplo las citas textuales entre comillas. CLARÍN/POLICÍA/JUEVES 26 DE SEPTIEMBRE DE 2002 ROSARIO Una letra del apellido salvó a una chica de un secuestro Tiene 15 años y es prima segunda del futbolista Damián Manso. Pero convenció a los secuestradores porque en su documento figura Manzo. "Cuando vieron su documento, los secuestradores creyeron que se habían equivocado." Una chica de 15 años, que según sus familiares es prima segunda del futbolista Damián Manso, estuvo secuestrada durante más de cuatro horas, en Rosario. Finalmente la víctima fue liberada sana y salva: la diferencia de una letra en su apellido la salvó de un drama mucho mayor. víctima, los investigadores establecieron que a la chica se la llevaron porque pensaron que podrían sacar provecho económico por su relación familiar con el jugador de Newell's. Pero todo terminó bien: aun cuando la estaban maltratando, la chica se las arregló para desalentar a los captores. Les 59 Taller de Redacción y Gramática A partir del propio testimonio de la secuestradores observaron que su apellido se escribía con zeta. Convencidos de que se habían equivocado, la dejaron libre. Fuentes policiales contaron que la chica fue secuestrada el lunes, unos minutos antes de las siete de la tarde. En ese momento iba caminando hacia el colegio Luis María Drago, del barrio Saladillo, en el sur rosarino. Cuando pasaba por la plaza General Las Heras, un hombre que llegó desde atrás la amenazó con un arma y la obligó a subir a un auto blanco. En el coche había otros dos hombres con una mujer. A la chica le taparon la cara con una gorra. mostró su documento y los Enseguida le dijeron que sabían que era prima del futbolista y empezaron a pedirle datos sobre Manso. "Con vos tenemos plata segura", le dijo la mujer, que la insultó y la cacheteó varias veces. Hasta que a la chica le surgió la idea que terminó salvándola. Les explicó a los captores que se habían confundido de víctima. Les dijo que su apellido era Manzo, con zeta, y que no tenía nada que ver con el jugador de Newell's. Después les pidió que buscaran su documento en la mochila, para confirmarlo ellos mismos. Así ocurrió. Y la letra de diferencia llenó de dudas a los secuestradores. […] Los secuestradores finalmente optaron por liberar a la chica. En la crónica periodística abundan las secuencias narrativas ya que se refiere un acontecimiento pasado en su desarrollo cronológico. La crónica puede tener también, como dijimos, secuencias descriptivas, argumentativas y hasta diálogos o citas textuales. Al inicio de la crónica hay una secuencia descriptiva, con verbos de estado: "Una chica de 15 años, que según sus familiares es prima segunda del futbolista Damián Manso, estuvo secuestrada durante más de cuatro horas, en Rosario." También aparece una secuencia argumentativa, en pretérito perfecto simple y condicional simple: "A partir del propio testimonio de la víctima, los investigadores consideraron que a la chica se la llevaron porque pensaron que podrían sacar provecho económico por su relación familiar con el jugador de Newell's." Estructura de la crónica: En general, toda crónica periodística posee una estructura sencilla y clara, debido a que los tiempos en el trabajo del periodista son muy cortos y es necesario tener un método preciso, casi una “receta”: Antetítulo o volanta: es la línea complementaria que se agrega sobre el titular principal. En el caso de la crónica que se presenta como ejemplo, se refiere al 60 Taller de Redacción y Gramática lugar donde ha sucedido el hecho: "Rosario". Título: es la síntesis de la información y cumple la función de atraer el interés del lector. En este caso el título es atrayente, ya que un hecho que podría haber sido muy grave se resolvió por un detalle de poca importancia: "Una letra del apellido salvó a una chica de un secuestro". Subtítulo: es un complemento del título, que destaca un hecho importante de la información. En el ejemplo, se amplía la información del título y se aclara cómo una letra salvó a una chica de 15 años del secuestro. El hecho de mencionar la edad de la víctima también es un recurso para llamar la atención del lector, ya que sus pocos años agravan la situación y el peligro al que estuvo expuesta. Copete: es un resumen de la noticia; tradicionalmente recurre a las seis preguntas clave: quién, qué, cuándo, dónde, por qué y cómo. En la nota que presentamos está en un recuadro. Si bien no es un copete tradicional, es muy útil, ya que si el lector no tiene tiempo o ganas de leer esa noticia, posee, con la lectura del antetítulo, el título, el subtítulo y este copete, todos los datos necesarios para saber qué pasó, a quién, cuándo, dónde, por qué y cómo. Encabezamiento: es el primer párrafo donde se presenta un sumario del hecho. En este caso, el primer párrafo de la crónica ("Una chica de 15 años … un drama mucho mayor"). Resto de la crónica: desarrolla en detalle la información, ya anticipada en las partes anteriores ("A partir del propio testimonio de la víctima … optaron por liberar a la chica"). Métodos para redactar una crónica Cronológico: narra los hechos en forma sucesiva y simple, desde sus comienzos hasta su desenlace o hasta la última información disponible. Si esta crónica hubiera sido contada de esta manera, hubiera sido netamente cronológica: Fuentes policiales contaron que una chica de 15 años fue secuestrada el lunes, unos minutos antes de las siete de la tarde. En ese momento iba caminando hacia el colegio Luis María Drago, del barrio Saladillo, en el sur rosarino. Cuando pasaba por la plaza General Las Heras, un hombre que llegó desde atrás la amenazó con un arma y la obligó a subir a un auto blanco. En el coche había otros dos hombres con una mujer. A la chica le taparon la cara con una gorra. Enseguida le dijeron que sabían que pedirle datos sobre Manso. "Con vos tenemos plata segura", le dijo la mujer, que la insultó y la cacheteó varias veces. Hasta que a la chica le surgió la idea que terminó salvándola.Les explicó a los captores que se habían confundido de víctima. Les dijo que su apellido era Manzo, con zeta, y que no tenía nada que ver con el jugador de Newell's. Después les pidió que buscaran su documento en la mochila, para confirmarlo ellos mismos. Así ocurrió. Y la letra de diferencia llenó de dudas a los secuestradores. […] Los secuestradores finalmente optaron 61 Taller de Redacción y Gramática era prima del futbolista y empezaron a por liberar a la chica. Pirámide invertida: toma el aspecto o incidente más actual o más cercano al momento de enunciación, porque construye el suceso como una noticia de actualidad. Desarrolla el hecho y, a continuación, expone los otros incidentes por orden de importancia decreciente, hasta concluir con el menos importante. En este caso, si la crónica hubiera empezado con el testimonio de la víctima (segundo párrafo), hubiera tenido esta estructura. Combinado: algunos diarios adoptan, a veces, un esquema combinado de las formas anteriores: desarrollan en primer lugar el último acontecimiento de la noticia, y luego, por orden cronológico, narran los pormenores del caso. La crónica que presentamos tiene esta estructura. En la primera parte, que corresponde a los tres primeros párrafos, se considera el hecho más actual: la liberación de la víctima por la confusión en la letra del apellido. En la segunda parte, los cinco párrafos restantes, se relatan los acontecimientos en forma cronológica y en orden de importancia decreciente, detallando cómo fue el secuestro hasta la liberación. EL PANFLETO El panfleto es un escrito de tono polémico, violento y agresivo, de difusión manual y de carácter clandestino. En general se lo utiliza para realizar un reclamo laboral, social, educativo, en un texto que tiene como máximo el largo de una carilla. El título está generalmente en letras tamaño catástrofe, con un lenguaje de denuncia y amenaza. Aparecen en el texto secuencias argumentativas, descriptivas y narrativas, y predominan las funciones expresivas y apelativas del lenguaje, ya que se busca una concientización a través de argumentos relacionados con la injusticia social y la necesidad de un cambio rotundo e inminente. Un elemento clave para que el panfleto llame la atención y sea leído es la creatividad en el diseño de los titulares y la distribución del texto. Es determinante, también, la elaboración de un titular suficientemente atractivo como para que el destinatario siga la lectura y, si no lo hace, que comprenda el mensaje y lo recuerde. Estas formas de comunicación se utilizan para distribuir información en forma masiva y para un público general, por eso el lenguaje es simple y poseen una limitada cantidad de información. En la actualidad, también en Internet aparecen panfletos con diseños renovados: 62 Taller de Redacción y Gramática 63 Taller de Redacción y Gramática 64 Taller de Redacción y Gramática EMMA ZUNZ El 14 de enero de 1922, Emma Zunz, al volver de la fábrica de tejidos Tarbuch y Loewenthal, halló en el fondo del zaguán una carta, fechada en el Brasil, por la que supo que su padre había muerto. La engañaron, a primera vista, el sello y el sobre; luego, la inquietó la letra desconocida. Nueve o diez líneas borroneadas querían colmar la hoja; Emma leyó que el señor Maier había ingerido por error una fuerte dosis de veronal y había fallecido el 3 del corriente en el hospital de Bagé. Un compañero de pensión de su padre firmaba la noticia, un tal Fein o Fain, de Río Grande, que no podía saber que se dirigía a la hija del muerto. Emma dejó caer el papel. Su primera impresión fue de malestar en el vientre y en las rodillas; luego de ciega culpa, de irrealidad, de frío, de temor; luego, quiso ya estar en el día siguiente. Acto continuo comprendió que esa voluntad era inútil porque la muerte de su padre era lo único que había sucedido en el mundo, y seguiría sucediendo sin fin. Recogió el papel y se fue a su cuarto. Furtivamente lo guardó en un cajón, como si de algún modo ya conociera los hechos ulteriores. Ya había empezado a vislumbrarlos, tal vez; ya era la que sería. En la creciente oscuridad, Emma lloró hasta el fin de aquel día el suicidio de Manuel Maier, que en los antiguos días felices fue Emanuel Zunz. Recordó veraneos en una chacra, cerca de Gualeguay, recordó (trató de recordar) a su madre, recordó la casita de Lanús que les remataron, recordó los amarillos losanges de una ventana, recordó el auto de prisión, el oprobio, recordó los anónimos con el suelto sobre «el desfalco del cajero», recordó (pero eso jamás lo olvidaba) que su padre, la última noche, le había jurado que el ladrón era Loewenthal. Loewenthal, Aarón Loewenthal, antes gerente de la fábrica y ahora uno de los dueños. Emma, desde 1916, guardaba el secreto. A nadie se lo había revelado, ni siquiera a su mejor amiga, Elsa Urstein. Quizá rehuía la profana incredulidad; quizá creía que el secreto era un vínculo entre ella y el ausente. Loewenthal no sabía que ella sabía; Emma Zunz derivaba de ese hecho ínfimo un sentimiento de poder. No durmió aquella noche, y cuando la primera luz definió el rectángulo de la ventana, ya estaba perfecto su plan. Procuró que ese día, que le pareció interminable, fuera como los otros. Había en la fábrica rumores de huelga; Emma se declaró, como siempre, contra toda violencia. A las seis, concluido el trabajo, fue con Elsa a un club de mujeres, que tiene gimnasio y pileta. Se inscribieron; tuvo que repetir y deletrear su nombre y su apellido, tuvo que festejar las bromas vulgares que comentan la revisación. Con Elsa y con la menor de las Kronfuss discutió a qué cinematógrafo irían el domingo a la tarde. Luego, se habló de novios y nadie esperó que Emma hablara. En abril cumpliría diecinueve años, pero los hombres le inspiraban, aún, un temor casi patológico... De vuelta, preparó una sopa de tapioca y unas legumbres, comió temprano, se acostó y se obligó a dormir. Así, laborioso y trivial, pasó el viernes 15, la víspera. El sábado, la impaciencia la despertó. La impaciencia, no la inquietud, y el singular alivio de estar en aquel día, por fin. Ya no tenía que tramar y que imaginar; dentro de algunas horas alcanzaría la simplicidad de los hechos. Leyó en La Prensa que el Nordstjärnan, de Malmö, zarparía esa noche del dique 3; llamó por teléfono a Loewenthal, insinuó que deseaba comunicar, sin que lo supieran las otras, algo 65 Taller de Redacción y Gramática sobre la huelga y prometió pasar por el escritorio, al oscurecer. Le temblaba la voz; el temblor convenía a una delatora. Ningún otro hecho memorable ocurrió esa mañana. Emma trabajó hasta las doce y fijó con Elsa y con Perla Kronfuss los pormenores del paseo del domingo. Se acostó después de almorzar y recapituló, cerrados los ojos, el plan que había tramado. Pensó que la etapa final sería menos horrible que la primera y que le depararía, sin duda, el sabor de la victoria y de la justicia. De pronto, alarmada, se levantó y corrió al cajón de la cómoda. Lo abrió; debajo del retrato de Milton Sills, donde la había dejado anteanoche, estaba la carta de Fain. Nadie podía haberla visto; la empezó a leer y la rompió. Referir con alguna realidad los hechos de esa tarde sería difícil y quizá improcedente. Un atributo de lo infernal es la irrealidad, un atributo que parece mitigar sus terrores y que los agrava tal vez. ¿Cómo hacer verosímil una acción en la que casi no creyó quien la ejecutaba, cómo recuperar ese breve caos que hoy la memoria de Emma Zunz repudia y confunde? Emma vivía por Almagro, en la calle Liniers; nos consta que esa tarde fue al puerto. Acaso en el infame Paseo de Julio se vio multiplicada en espejos, publicada por luces y desnudada por los ojos hambrientos, pero más razonable es conjeturar que al principio erró, inadvertida, por la indiferente recova... Entró en dos o tres bares, vio la rutina o los manejos de otras mujeres. Dio al fin con hombres del Nordstjärnan. De uno, muy joven, temió que le inspirara alguna ternura y optó por otro, quizá más bajo que ella y grosero, para que la pureza del horror no fuera mitigada. El hombre la condujo a una puerta y después a un turbio zaguán y después a una escalera tortuosa y después a un vestíbulo (en el que había una vidriera con losanges idénticos a los de la casa en Lanús) y después a un pasillo y después a una puerta que se cerró. Los hechos graves están fuera del tiempo, ya porque en ellos el pasado inmediato queda como tronchado del porvenir, ya porque no parecen consecutivas las partes que los forman. ¿En aquel tiempo fuera del tiempo, en aquel desorden perplejo de sensaciones inconexas y atroces, pensó Emma Zunz una sola vez en el muerto que motivaba el sacrificio? Yo tengo para mí que pensó una vez y que en ese momento peligró su desesperado propósito. Pensó (no pudo no pensar) que su padre le había hecho a su madre la cosa horrible que a ella ahora le hacían. Lo pensó con débil asombro y se refugió, en seguida, en el vértigo. El hombre, sueco o finlandés, no hablaba español; fue una herramienta para Emma como ésta lo fue para él, pero ella sirvió para el goce y él para la justicia. Cuando se quedó sola, Emma no abrió en seguida los ojos. En la mesa de luz estaba el dinero que había dejado el hombre: Emma se incorporó y lo rompió como antes había roto la carta. Romper dinero es una impiedad, como tirar el pan; Emma se arrepintió, apenas lo hizo. Un acto de soberbia y en aquel día... El temor se perdió en la tristeza de su cuerpo, en el asco. El asco y la tristeza la encadenaban, pero Emma lentamente se levantó y procedió a vestirse. En el cuarto no quedaban colores vivos; el último crepúsculo se agravaba. Emma pudo salir sin que lo advirtieran; en la esquina subió a un Lacroze, que iba al oeste. Eligió, conforme a su plan, el asiento más delantero, para que no le vieran la cara. Quizá le confortó verificar, en el insípido trajín de las calles, que lo acaecido no había contaminado las cosas. Viajó por barrios decrecientes y opacos, viéndolos y olvidándolos en el acto, y se apeó en una de las bocacalles de Warnes. Paradójicamente su fatiga venía a ser 66 Taller de Redacción y Gramática una fuerza, pues la obligaba a concentrarse en los pormenores de la aventura y le ocultaba el fondo y el fin. Aarón Loewenthal era, para todos, un hombre serio; para sus pocos íntimos, un avaro. Vivía en los altos de la fábrica, solo. Establecido en el desmantelado arrabal, temía a los ladrones; en el patio de la fábrica había un gran perro y en el cajón de su escritorio, nadie lo ignoraba, un revólver. Había llorado con decoro, el año anterior, la inesperada muerte de su mujer - ¡una Gauss, que le trajo una buena dote! -, pero el dinero era su verdadera pasión. Con íntimo bochorno se sabía menos apto para ganarlo que para conservarlo. Era muy religioso; creía tener con el Señor un pacto secreto, que lo eximía de obrar bien, a trueque de oraciones y devociones. Calvo, corpulento, enlutado, de quevedos ahumados y barba rubia, esperaba de pie, junto a la ventana, el informe confidencial de la obrera Zunz. La vio empujar la verja (que él había entornado a propósito) y cruzar el patio sombrío. La vio hacer un pequeño rodeo cuando el perro atado ladró. Los labios de Emma se atareaban como los de quien reza en voz baja; cansados, repetían la sentencia que el señor Loewenthal oiría antes de morir. Las cosas no ocurrieron como había previsto Emma Zunz. Desde la madrugada anterior, ella se había soñado muchas veces, dirigiendo el firme revólver, forzando al miserable a confesar la miserable culpa y exponiendo la intrépida estratagema que permitiría a la Justicia de Dios triunfar de la justicia humana. (No por temor, sino por ser un instrumento de la Justicia, ella no quería ser castigada.) Luego, un solo balazo en mitad del pecho rubricaría la suerte de Loewenthal. Pero las cosas no ocurrieron así. Ante Aarón Loewenthal, más que la urgencia de vengar a su padre, Emma sintió la de castigar el ultraje padecido por ello. No podía no matarlo, después de esa minuciosa deshonra. Tampoco tenía tiempo que perder en teatralerías. Sentada, tímida, pidió excusas a Loewenthal, invocó (a fuer de delatora) las obligaciones de la lealtad, pronunció algunos nombres, dio a entender otros y se cortó como si la venciera el temor. Logró que Loewenthal saliera a buscar una copa de agua. Cuando éste, incrédulo de tales aspavientos, pero indulgente, volvió del comedor, Emma ya había sacado del cajón el pesado revólver. Apretó el gatillo dos veces. El considerable cuerpo se desplomó como si los estampidos y el humo lo hubieran roto, el vaso de agua se rompió, la cara la miró con asombro y cólera, la boca de la cara la injurió en español y en ídisch. Las malas palabras no cejaban; Emma tuvo que hacer fuego otra vez. En el patio, el perro encadenado rompió a ladrar, y una efusión de brusca sangre manó de los labios obscenos y manchó la barba y la ropa. Emma inició la acusación que tenía preparada («He vengado a mi padre y no me podrán castigar...»), pero no la acabó, porque el señor Loewenthal ya había muerto. No supo nunca si alcanzó a comprender. Los ladridos tirantes le recordaron que no podía, aún, descansar. Desordenó el diván, desabrochó el saco del cadáver, le quitó los quevedos salpicados y los dejó sobre el fichero. Luego tomó el teléfono y repitió lo que tantas veces repetiría, con esas y con otras palabras: "Ha ocurrido una cosa que es increíble... El señor Loewenthal me hizo venir con el pretexto de la huelga... Abusó de mí, lo maté..." 67 Taller de Redacción y Gramática La historia era increíble, en efecto, pero se impuso a todos, porque sustancialmente era cierta. Verdadero era el tono de Emma Zunz, verdadero el pudor, verdadero el odio. Verdadero también era el ultraje que había padecido; sólo eran falsas las circunstancias, la hora y uno o dos nombres propios. El Aleph (1959) 68 Taller de Redacción y Gramática EMMA ZUNZ - TEMAS Este cuento, perteneciente a El Aleph (1957), presenta a un narrador omnisciente con ciertas particularidades: si bien conoce las reacciones y emociones de Emma frente a la muerte de su padre, llegado el día fatal se transforma en un mero testigo -de hecho, aparece en primera persona ("nos consta que esa tarde fue al puerto")- y se limita a narrar los acontecimientos. Frente a la mecánica simplicidad de los hechos que el narrador describe detalladamente, emociones y miedos quedan en el misterio. Así como hemos visto en cuentos anteriores que objetos y hechos se repiten en la Historia, así el narrador nos da a entender que causas y consecuencias no tienen por qué estar encadenadas. Emma necesita el ultraje para cometer su crimen, sin importar que su víctima no haya sido el autor material de aquél. En In Memoriam J.F.K la bala es la misma, transformada desde la Antigüedad. En Emma Zunz las causas se confunden: Emma quiere vengar a su padre, pero también la vejación a la que se ha sometido unas horas antes. Respecto del tema del destino, impresiona en este cuento lo inexorable de los acontecimientos. Tal vez por ese motivo el narrador obvia cualquier tipo de introspección y se aboca al relato de los hechos simples. 69 Taller de Redacción y Gramática EMMA ZUNZ – ACTIVIDADES 1. Resumir el argumento del cuento. 2. Reemplazar lo subrayado. Conservar el significado: El 14 de enero de 1922, Emma Zunz, al volver de la fábrica de tejidos Tarbuch y Loewenthal, halló en el fondo del zaguán una carta, fechada en el Brasil, por la que supo que su padre había muerto. ....................................................................................................................... Quizá rehuía la profana incredulidad; quizá creía que el secreto era un vínculo entre ella y el ausente. ........................................................................................................................ Emma Zunz derivaba de ese hecho ínfimo un sentimiento de poder. ........................................................................................................................ Acaso en el infame Paseo de Julio se vio multiplicada en espejos, publicada por luces y desnudada por los ojos hambrientos, pero más razonable es conjeturar que al principio erró, inadvertida, por la indiferente recova.... ........................................................................................................................ Quizá le confortó verificar, en el insípido trajín de las calles, que lo acaecido no había contaminado las cosas. ........................................................................................................................ 3. Elabore el panfleto que distribuyeron los huelguistas de la Tejeduría de Loewenthal la tarde en que Emma fue a verlo a la Fábrica. 4. Escriba una Crónica Periodística que narre el crimen de Loewenthal. 70 Taller de Redacción y Gramática ESTUDIO Emma Zunz (1948) En Borges o la coincidencia de los opuestos de Estela Cédola. (Adaptación) Este cuento es la historia de una venganza, el planeamiento y ejecución de un asesinato. Desde este punto de vista, Borges presenta la dualidad asesino/víctima que se corresponde, obviamente, con la tipicidad del género policial. Sin embargo, el verdadero sistema de oposiciones que se entrecruzan en este texto se liga a las motivaciones profundas de la conducta de la asesina, o como se dice en lenguaje “policial”, al móvil del crimen. La oposición real se apoya en dos historias. Hay dos móviles del asesinato para la homicida, uno imaginario al comienzo que luego es verdadero, y otro que empieza siendo real pero se desdibuja y es sustituído por el primero. Así, en el texto hay opuestos: Móvil verdadero/móvil falso.Historia verdadera/historia falsa (contada a los demás: coartada). Vengar al padre/vengar la violación. Justicia de Dios/justicia humana. Emma/Emmanuel (su padre), etc. El texto nos propone que los antagonismos pueden dejar de serlo, que los opuestos coinciden. Emma Zunz, para poder ser creída, para que la coartada que presenta en su descargo (la violación) sea verosímil, transforma la fantasía en realidad haciéndose violar en verdad por otro hombre antes del crimen. Borges se dejó atrapar por este argumento ajeno porque le permitía presentar una de sus preocupaciones fundamentales: las relaciones dialécticas entre la imaginación y la realidad, el falso antagonismo que las separa. En una primera parte del relato, Emma planea la venganza y realiza la primera etapa que consiste en infligirse un autocastigo previo al asesinato que piensa cometer. Emma necesita una coartada. Vengar el suicidio del padre que expiaba en el exilio una injusta pena no cometida años atrás, no la salvaría a ella del castigo penal, puesto que, seguramente, tampoco le creerían. La justicia humana fue injusta con su padre, con su familia destruida, con ella. Emma, entonces, será la mediadora de la Justicia Divina y castigará al verdadero culpable. Dirá que el muerto la violó y ella lo mató en defensa propia; pero lo que cuente debe ser verdad: para ser creída hay que decir la verdad, entonces, busca la degradación y el ultraje de su cuerpo con un marinero en los prostíbulos del puerto. La primera y la segunda parte del cuento están separadas por una intervención del narrador que se refiere a que el transcurso temporal nada tiene que ver con la esencia de la verdad sino solo con su apariencia: 71 Taller de Redacción y Gramática “Los hechos graves están fuera del tiempo, ya porque en ellos el pasado inmediato queda como tronchado del porvenir, ya porque no parecen consecutivas las partes que los forman”. En este momento (ya en la segunda parte del cuento), si bien Emma logra su degradación, hay un cambio y se insinúa que la venganza de la muerte del padre (como incentivo del asesinato) va a ser sustituida por otro móvil: vengar el propio cuerpo ultrajado. De una motivación intelectual, imaginaria, lejana y fría, pasa a una motivación real, emocional y física3. Hay dos etapas. Planeamiento de la venganza y preparación de la coartada. Ejecución de la venganza. Se corresponden con las dos motivaciones: Vengar la injusticia cometida con el padre y su muerte. Vengar la propia persona ultrajada. Al final del cuento, se responde al enigma implícito. ¿Será creída o no la coartada de Emma?: “La historia era increíble, en efecto, pero se impuso a todos, porque sustancialmente era cierta, verdadero era el tono de Emma Zunz, verdadero el pudor, verdadero el odio. Verdadero también era el ultraje padecido; solo eran falsas las circunstancias, la hora y uno o dos nombres propios.” O sea, la esencia de la verdad tiene que ver con lo verdadero de la experiencia, actos, sentimientos, afectos, que para Emma es pudor ultrajado y odio, Las circunstancias (hora, nombres), lo histórico, en suma, como sucesión temporal de causas y efectos que revela la anécdota, constituye la apariencia de la verdad. Para que el universo imaginario que producen los hombres (los escritores) sea auténtico, tienen que ser verdaderos los afectos, los sentimientos las emociones. Solo es ficticio lo circunstancial, lo anecdótico. Emma cuenta su historia como el escritor cuenta la historia de Emma: ambos esperan ser convincentes contando invenciones que son verdaderas. 3 Desde una visión psicoanalítica, una relación patológica con su padre y un edipo no resuelto de Emma en su inmadurez sexual, la hacen unir las imágenes paternas de su padre y Loewhental con la del marinero que la poseyó. La víctima (su padre) se convierte en verdugo. 72 Taller de Redacción y Gramática BORGES Y YO Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas. Yo camino por Buenos Aires y me demoro, acaso ya mecánicamente, para mirar el arco de un zaguán y la puerta cancel; de Borges tengo noticias por el correo y veo su nombre en una terna de profesores o en un diccionario biográfico. Me gustan los relojes de arena, los mapas, la tipografía del siglo XVIII, las etimologías, el sabor del café y la prosa de Stevenson; el otro comparte esas preferencias, pero de un modo vanidoso que las convierte en atributos de un actor. Sería exagerado afirmar que nuestra relación es hostil; yo vivo, yo me dejo vivir, para que Borges pueda tramar su literatura y esa literatura me justifica. Nada me cuesta confesar que ha logrado ciertas páginas válidas, pero esas páginas no me pueden salvar, quizá porque lo bueno ya no es de nadie, ni siquiera del otro, sino del lenguaje o la tradición. Por lo demás, yo estoy destinado a perderme, definitivamente, y sólo algún instante de mí podrá sobrevivir en el otro. Poco a poco voy cediéndole todo, aunque me consta su perversa costumbre de falsear y magnificar. Spinoza entendió que todas las cosas quieren perseverar en su ser; la piedra eternamente quiere ser piedra y el tigre un tigre. Yo he de quedar en Borges, no en mí (si es que alguien soy), pero me reconozco menos en sus libros que en muchos otros o que en el laborioso rasgueo de una guitarra. Hace años yo traté de librarme de él y pasé de las mitologías del arrabal a los juegos con el tiempo y con lo infinito, pero esos juegos son de Borges ahora y tendré que idear otras cosas. Así mi vida es una fuga y todo lo pierdo y todo es del olvido, o del otro. No sé cuál de los dos escribe esta página. El Hacedor (1960) ACTIVIDAD:  Realizar una breve reflexión en primera persona (a la manera de Borges y yo), con el título: …………….. (aquí va tu nombre) y yo. 73 Taller de Redacción y Gramática CINE DEBATE DOCUMENTAL: BORGES Y NOSOTROS A partir del Documental Borges y nosotros: 1. ¿Qué valor tienen para Borges sus antepasados y qué influencia tuvieron en su vida? 2. Según Borges, ¿cuál fue el acontecimiento principal de su infancia y por qué? 3. ¿En qué idioma fueron sus primeras lecturas? 4. ¿En qué barrio vivió Borges en su infancia y de qué manera influyó esto en su literatura? 5. ¿Cuáles son las ciudades más importantes en la vida de Borges y por qué? 6. A mediados del SXX, era crucial el tema de la identidad del argentino, ¿de qué manera Borges lo manifiesta en este documental? 7. ¿Quién era Juan Muraña? 8. En el Documental se menciona un accidente, ¿qué le pasó a Borges? 9. ¿Cómo fue la relación de la familia Borges con el peronismo y la Revolución Libertadora? 10. En el Poema de los Dones”, ¿a qué se refiere Borges al hablar de la “magnífica ironía” de Dios? 11. ¿Qué parte de este Documental podés relacionar con Borges y yo? 12. ¿Cómo fue la relación de Borges con el Gobierno de la Junta Militar que asume en 1976? Posteriormente, con el advenimiento de la democracia, Borges ¿cambió su postura política? 74 Taller de Redacción y Gramática V. LA ARGUMENTACIÓN Y EL RETRATO BIOGRÁFICO LA ARGUMENTACIÓN (VER PÁGS. 5, 6 y 7/26 Y 27) EL RETRATO BIOGRÁFICO (VER PÁGS. 7 y 8) LECTURAS EL EVANGELIO SEGÚN MARCOS El hecho sucedió en la estancia La Colorada, en el partido de Junín, hacia el sur, en los últimos días del mes de marzo de 1928. Su protagonista fue un estudiante de medicina, Baltasar Espinosa. Podemos definirlo por ahora como uno de tantos muchachos porteños, sin otros rasgos dignos de nota que esa facultad oratoria que le había hecho merecer más de un premio en el colegio inglés de Ramos Mejía y que una casi ilimitada bondad. No le gustaba discutir; prefería que el interlocutor tuviera razón y no él. Aunque los azares del juego le interesaban, era un mal jugador, porque le desagradaba ganar. Su abierta inteligencia era perezosa; a los treinta y tres años le faltaba rendir una materia para graduarse, la que más lo atraía. Su padre, que era librepensador, como todos los señores de su época, lo había instruido en la doctrina de Herbert Spencer, pero su madre, antes de un viaje a Montevideo, le pidió que todas las noches rezara el Padrenuestro e hiciera la señal de la cruz. A lo largo de los años no había quebrado nunca esa promesa. No carecía de coraje; una mañana había cambiado, con más indiferencia que ira, dos o tres puñetazos con un grupo de compañeros que querían forzarlo a participar en una huelga universitaria. Abundaba, por espíritu de aquiescencia, en opiniones o hábitos discutibles: el país le importaba menos que el riesgo de que en otras partes creyeran que usamos plumas; veneraba a Francia pero menospreciaba a los franceses; tenía en poco a los americanos, pero aprobaba el hecho de que hubiera rascacielos en Buenos Aires; creía que los gauchos de la llanura son mejores jinetes que los de las cuchillas o los cerros. Cuando Daniel, su primo, le propuso veranear en La Colorada, dijo inmediatamente que sí, no porque le gustara el campo sino por natural complacencia y porque no buscó razones válidas para decir que no. El casco de la estancia era grande y un poco abandonado; las dependencias del capataz, que se llamaba Gutre, estaban muy cerca. Los Gutres eran tres: el padre, el hijo, que era singularmente tosco, y una muchacha de incierta paternidad. Eran altos, fuertes, huesudos, de pelo que tiraba a rojizo y de caras aindiadas. Casi no hablaban. La mujer del capataz había muerto hace años. Espinosa, en el campo, fue aprendiendo cosas que no sabía y que no sospechaba. Por ejemplo, que no hay que galopar cuando uno se está acercando a las casas y que nadie sale a andar a caballo sino para cumplir con una tarea. Con el tiempo llegaría a distinguir los pájaros por el grito. 75 Taller de Redacción y Gramática A los pocos días, Daniel tuvo que ausentarse a la capital para cerrar una operación de animales. A lo sumo, el negocio le tomaría una semana. Espinosa, que ya estaba un poco harto de las bonnes fortunes de su primo y de su infatigable interés por las variaciones de la sastrería, prefirió quedarse en la estancia, con sus libros de texto. El calor apretaba y ni siquiera la noche traía un alivio. En el alba, los truenos lo despertaron. El viento zamarreaba las casuarinas. Espinosa oyó las primeras gotas y dio gracias a Dios. El aire frío vino de golpe. Esa tarde, el Salado se desbordó. Al otro día, Baltasar Espinosa, mirando desde la galería los campos anegados, pensó que la metáfora que equipara la pampa con el mar no era, por lo menos esa mañana, del todo falsa, aunque Hudson había dejado escrito que el mar nos parece más grande, porque lo vemos desde la cubierta del barco y no desde el caballo o desde nuestra altura. La lluvia no cejaba; los Gutres, ayudados o incomodados por el pueblero, salvaron buena parte de la hacienda, aunque hubo muchos animales ahogados. Los caminos para llegar a La Colorada eran cuatro: a todos los cubrieron las aguas. Al tercer día, una gotera amenazó la casa del capataz; Espinosa les dio una habitación que quedaba en el fondo, al lado del galpón de las herramientas. La mudanza los fue acercando; comían juntos en el gran comedor. El diálogo resultaba difícil; los Gutres, que sabían tantas cosas en materia de campo, no sabían explicarlas. Una noche, Espinosa les preguntó si la gente guardaba algún recuerdo de los malones, cuando la comandancia estaba en Junín. Le dijeron que sí, pero lo mismo hubieran contestado a una pregunta sobre la ejecución de Carlos Primero. Espinosa recordó que su padre solía decir que casi todos los casos de longevidad que se dan en el campo son casos de mala memoria o de un concepto vago de las fechas. Los gauchos suelen ignorar por igual el año en que nacieron y el nombre de quien los engendró. En toda la casa no había otros libros que una serie de la revista La Chacra, un manual de veterinaria, un ejemplar de lujo del Tabaré, una Historia del Shorthorn en la Argentina, unos cuantos relatos eróticos o policiales y una novela reciente: Don Segundo Sombra. Espinosa, para distraer de algún modo la sobremesa inevitable, leyó un par de capítulos a los Gutres, que eran analfabetos. Desgraciadamente, el capataz había sido tropero y no le podían importar las andanzas de otro. Dijo que ese trabajo era liviano, que llevaban siempre un carguero con todo lo que se precisa y que, de no haber sido tropero, no habría llegado nunca hasta la Laguna de Gómez, hasta el Bragado y hasta los campos de los Núñez, en Chacabuco. En la cocina había una guitarra; los peones, antes de los hechos que narro, se sentaban en rueda; alguien la templaba y no llegaba nunca a tocar. Esto se llamaba una guitarreada. Espinosa, que se había dejado crecer la barba, solía demorarse ante el espejo para mirar su cara cambiada y sonreía al pensar que en Buenos Aires aburriría a los muchachos con el relato de la inundación del Salado. Curiosamente, extrañaba lugares a los que no iba nunca y no iría: una esquina de la calle Cabrera en la que hay un buzón, unos leones de mampostería en un portón de la calle Jujuy, a unas cuadras del Once, un almacén con piso de baldosa que no sabía muy bien dónde estaba. En cuanto a sus hermanos y a su padre, ya sabrían por Daniel que estaba aislado -la palabra, etimológicamente, era justa- por la creciente. 76 Taller de Redacción y Gramática Explorando la casa, siempre cercada por las aguas, dio con una Biblia en inglés. En las páginas finales los Guthrie -tal era su nombre genuino- habían dejado escrita su historia. Eran oriundos de Inverness, habían arribado a este continente, sin duda como peones, a principios del siglo diecinueve, y se habían cruzado con indios. La crónica cesaba hacia mil ochocientos setenta y tantos; ya no sabían escribir. Al cabo de unas pocas generaciones habían olvidado el inglés; el castellano, cuando Espinosa los conoció, les daba trabajo. Carecían de fe, pero en su sangre perduraban, como rastros oscuros, el duro fanatismo del calvinista y las supersticiones del pampa. Espinosa les habló de su hallazgo y casi no escucharon. Hojeó el volumen y sus dedos lo abrieron en el comienzo del Evangelio según Marcos. Para ejercitarse en la traducción y acaso para ver si entendían algo, decidió leerles ese texto después de la comida. Le sorprendió que lo escucharan con atención y luego con callado interés. Acaso la presencia de las letras de oro en la tapa le diera más autoridad. Lo llevan en la sangre, pensó. También se le ocurrió que los hombres, a lo largo del tiempo, han repetido siempre dos historias: la de un bajel perdido que busca por los mares mediterráneos una isla querida, y la de un dios que se hace crucificar en el Gólgota. Recordó las clases de elocución en Ramos Mejía y se ponía de pie para predicar las parábolas. Los Gutres despachaban la carne asada y las sardinas para no demorar el Evangelio. Una corderita que la muchacha mimaba y adornaba con una cintita celeste se lastimó con un alambrado de púa. Para parar la sangre, querían ponerle una telaraña; Espinosa la curó con unas pastillas. La gratitud que esa curación despertó no dejó de asombrarlo. Al principio, había desconfiado de los Gutres y había escondido en uno de sus libros los doscientos cuarenta pesos que llevaba consigo; ahora, ausente el patrón, él había tomado su lugar y daba órdenes tímidas, que eran inmediatamente acatadas. Los Gutres lo seguían por las piezas y por el corredor, como si anduvieran perdidos. Mientras leía, notó que le retiraban las migas que él había dejado sobre la mesa. Una tarde los sorprendió hablando de él con respeto y pocas palabras. Concluido el Evangelio según Marcos, quiso leer otro de los tres que faltaban; el padre le pidió que repitiera el que ya había leído, para entenderlo bien. Espinosa sintió que eran como niños a quienes la repetición les agrada más que la variación o la novedad. Una noche soñó con el Diluvio, lo cual no es de extrañar; los martillazos de la fabricación del arca lo despertaron y pensó que acaso eran truenos. En efecto, la lluvia, que había amainado, volvió a recrudecer. El frío era intenso. Le dijeron que el temporal había roto el techo del galpón de las herramientas y que iban a mostrárselo cuando estuvieran arregladas las vigas. Ya no era un forastero y todos lo trataban con atención y casi lo mimaban. A ninguno le gustaba el café, pero había siempre una tacita para él, que colmaban de azúcar. El temporal ocurrió un martes. El jueves a la noche lo recordó un golpecito suave en la puerta que, por las dudas, él siempre cerraba con llave. Se levantó y abrió: era la muchacha. En la oscuridad no la vio, pero por los pasos notó que estaba descalza y después, en el lecho, que había venido desde el fondo, desnuda. No lo abrazó, no dijo una sola palabra; se tendió junto a él y estaba 77 Taller de Redacción y Gramática temblando. Era la primera vez que conocía a un hombre. Cuando se fue, no le dio un beso; Espinosa pensó que ni siquiera sabía cómo se llamaba. Urgido por una íntima razón que no trató de averiguar, juró que en Buenos Aires no le contaría a nadie esa historia. El día siguiente comenzó como los anteriores, salvo que el padre habló con Espinosa y le preguntó si Cristo se dejó matar para salvar a todos los hombres. Espinosa, que era libre pensador pero que se vio obligado a justificar lo que les había leído, le contestó: -Sí. Para salvar a todos del infierno. Gutre le dijo entonces: -¿Qué es el infierno? -Un lugar bajo tierra donde las ánimas arderán y arderán. -¿Y también se salvaron los que clavaron los clavos? -Sí. -Replicó Espinosa cuya teología era incierta. Había temido que el capataz le exigiera cuentas de lo ocurrido anoche con su hija. Después del almuerzo, le pidieron que releyera los últimos capítulos. Espinosa durmió una siesta larga, un leve sueño interrumpido por persistentes martillos y por vagas premoniciones. Hacia el atardecer se levantó y salió al corredor. Dijo como si pensara en voz alta: -Las aguas están bajas. Ya falta poco. -Ya falta poco -repitió Gutre, como un eco. Los tres lo habían seguido. Hincados en el piso de piedra le pidieron la bendición. Después lo maldijeron, lo escupieron y lo empujaron hasta el fondo. La muchacha lloraba. Cuando abrieron la puerta, vio el firmamento. Un pájaro gritó; pensó: Es un jilguero. El galpón estaba sin techo; habían arrancado las vigas para construir la Cruz. El Informe de Brodie 78 Taller de Redacción y Gramática TEMAS y ACTIVIDADES 1. Realizar un resumen del argumento del cuento, considerando las siguientes preguntas. Tratar de utilizar expresiones diferentes a las usadas por Borges en el relato de la historia. a. ¿Dónde sucedió el hecho que el narrador nos cuenta? ¿Cuándo ocurrió? b. ¿Quién era el protagonista? ¿Cuántos años tenía? ¿Cómo era? ¿Por qué no se había graduado? c. ¿Qué le propuso a Espinosa su primo Daniel? d. ¿Quiénes eran los Gutre? ¿Cómo eran? e. ¿Qué circunstancia casual define el destino de Espinosa? f. ¿Qué libros había en la casa? ¿Cómo pasaban las noches? ¿Por qué leía en voz alta Espinosa? g. ¿Con qué libro especial dio Espinosa un día mientras exploraba la casa? h. ¿Qué aprendió sobre los Gutres? i. ¿Cómo reaccionaron los Gutres cuando empezó a leerles ese libro? j. ¿Qué dos historias, según Espinosa, han repetido los hombres a lo largo del tiempo? k. ¿Qué cambios ocurrieron en la manera en que los Gutres trataban a Espinosa? l. ¿Quién tocó la puerta del cuarto de Espinosa una noche? ¿Qué pasó? m. ¿Qué preguntas le hicieron los Gutres a Espinosa al día siguiente? n. ¿Qué le pasó a Espinosa al final del cuento? ¿Por qué? 2. ¿De qué manera podemos analizar el tema del destino en este cuento? ¿Qué otros temas se pueden mencionar? 3. Enumerar las contradicciones que Borges presenta en el retrato de Baltasar Espinosa, al inicio de la historia. ¿Cómo definirías la personalidad de Espinosa según este retrato? 4. ¿Cuáles son los detalles del cuento que coinciden con los relatos bíblicos? ¿Por qué Borges establece estas coincidencias? 5. Dé su opinión sobre esta afirmación: “En este cuento, Borges presenta claramente la influencia de la religión y de todo pensamiento mágico en las clases más excluidas”. Argumente su respuesta (considere los conectores y la estructura de una argumentación). 79 Taller de Redacción y Gramática BIOGRAFÍA I. LEER: GEORGIE, MI HIJO Leonor Acevedo de Borges “Georgie nació en la misma casa que yo, en el centro de Buenos Aires, en la calle Tucumán. Pero no estuvo allí mucho tiempo: algunos años después nos fuimos a vivir al barrio de Palermo, a una gran casa con jardín… Ese jardín es el que él recuerda cuando dice que ha pasado su infancia en un jardín y en una biblioteca. Esta última era de mi marido; allá formó su espíritu. Como su padre, cada vez que una palabra o que una cosa le llamaba la atención y que no conocía, la buscaba rápido para informarse en un diccionario o en otro libro donde encontrarla. Es en esta casa donde estuvo hasta la edad de trece años, donde él comienza a leer ante todo en inglés, con una institutriz. Nos fuimos enseguida a Europa. En Ginebra, donde él hace el bachillerato en francés, se queda durante seis años y pudo aprender mucho sobre literatura francesa y alemana. Además aprende alemán solo […] A nuestra vuelta, en 1921, escribió aquí Fervor de Buenos Aires. Pero nosotros volvimos a partir para Europa y él dejó aquí los ejemplares de su libro… Estos llegan mientras tanto a España, sin él saberlo. Cuando pasamos por Madrid se encuentra a Ramón Gómez de la Serna, Enrique Diez Canedo y Alfonso Reyes entusiasmados con su libro, al que Gómez de la Serna consagra en un artículo en la Revista de Occidente. Este artículo llegó a la Argentina, y cuando Georgie volvió, su libro estaba lanzado. El continúa escribiendo, impulsado por su padre, que le evita toda preocupación material. 80 Taller de Redacción y Gramática Al principio no podía hablar en público; actualmente, o bien él ha vencido eso o lo ha cambiado. Cuando se le ofreció un banquete, en el momento en que Perón lo despidió de su puesto, escribió un discurso, pero fue Pedro Henríquez Ureña quien lo tuvo que leer. Cuando las celebraciones centenarias de Buenos Aires, en 1936, no pudo leer un texto que le habían pedido cuando se quedó solo, delante de la radio; debió de recurrir, de nuevo, a Henríquez Ureña, ¡y muchísima gente encontró que Borges tenía una curiosa voz por la radio! Cuando era pequeño era un niño tímido, muy reservado. Adoraba a su hermana y ambos imaginaban un número infinito de juegos extraordinarios. No discutían jamás y estaban siempre juntos antes de que Georgie encontrara amigos en el colegio de Suiza. […] Yo supe pronto que él sería escritor. A los seis años había compuesto un pequeño cuento, en español clásico, titulado La orilla fatal; tenía cuatro o cinco páginas. Cuando era pequeño tenía un lenguaje del todo extraordinario. ¿Quizás lo entendía mal? Desfiguraba completamente las palabras. […] Al principio, a Georgie no le gustaban las visitas de los amigos de mi marido. Luego se acostumbró. Pronto, por ejemplo, cuando [Evaristo] Carriego venía, a él le gustaba quedarse abajo con los mayores para oír al poeta recitar sus propios versos; se quedaba allí, con los grandes ojos abiertos. En nuestra primera vuelta a Europa hizo grandes amistades y le resultó duro cuando debimos volver a partir para Londres donde mi marido debía cuidarse los ojos. Georgie estaba entonces enamorado de una joven que él había conocido en casa de unos amigos y a la que dedica algunos poemas de Fervor de Buenos Aires… Pero no se casó jamás, cosa que lamento mucho. Tuvo un tiempo en el que no le gustaban los niños; pero cuando su hermana Nora los tuvo los quiso apasionadamente. Como yo lo había hecho para mi marido, que veía muy mal también, le leía todo a Georgie desde los siete años. Y cuando escribe, me dicta. Hay algunas cosas que él no me ha leído, como El poema de los dones, tan triste, donde él habla de sus ojos. Pero lo leí cuando se imprimió. „¿Cómo hiciste?‟, le pregunté, y él me respondió: „Sí, lo dicté a alguien en la Biblioteca porque pensé que te daría pena‟. En efecto, él disimula todo lo que se relaciona con su mala vista, lo disimula mucho. Está siempre de buen humor, pero sé bien que en el fondo hay otra cosa… […] Cuando estaba en el colegio, Georgie era un buen estudiante, aplicándose a sus deberes y a sus lecciones, pero las matemáticas le costaban. Por el 81 Taller de Redacción y Gramática contrario, le gustaba la historia y, naturalmente, la literatura, así como la gramática y la filosofía. En cuanto a esta última disciplina, leía mucho y hablaba con su padre, porque mi marido, aun siendo abogado, había hecho un curso en el Instituto Lenguas Vivas. Los dos comenzaron a hablar de filosofía cuando Georgie tenía diez años. Mi marido, que murió en 1938, estaba orgulloso de su hijo. […] Georgie tuvo dos accidentes graves, uno de ellos cuando era un niño. Cayó del primer vagón de un tranvía y las ruedas del segundo coche pasaron a algunos centímetros de su cabeza; algunos cabellos suyos quedaron cortados, a sus gafas no les pasó nada, pero su nariz quedó estropeada. Tuvo otro accidente horrible, a raíz del cual empezó a escribir cuentos fantásticos, lo cual no le había ocurrido antes. Yo creo que algo cambió entonces en su cerebro. En todo caso, estuvo un cierto tiempo entre la vida y la muerte. Era en vísperas de Navidad; Georgie había ido a buscar a una invitada que debía venir a almorzar. ¡Y Georgie no llegaba! Yo estaba como loca hasta el momento en que telefonearon de la policía. Mi marido y yo partimos enseguida. Había ocurrido que el ascensor no funcionaba y Georgie había subido las escaleras muy rápido y no había visto una ventana abierta cuyo vidrio se incrustó en su cabeza. Se le ven aún las cicatrices. La herida no había sido bien desinfectada en los puntos de sutura. Tenía cuarenta grados de fiebre al día siguiente. La fiebre continuó y fue necesario operar finalmente en plena noche. Estuvo entre la vida y la muerte durante dos semanas, con cuarenta o cuarenta y un grados de fiebre. Al principio de la primera [semana], la fiebre había empezado a bajar, y me dijo: „Leeme un libro, leeme una página‟. Había tenido delirios y veía animales entrar por la puerta, etc. Yo le leí una página y él me dijo entonces: „Todo va bien. ¿Cómo estás? Sí, sé que no voy a enloquecer, lo he comprendido perfectamente‟. Después de su vuelta a su casa se puso a escribir un cuento fantástico, el primero. Era en 1938, y él tenía 39 años. El libro del que yo le había leído una página en la clínica era las Crónicas Marcianas, de Bradbury (que él prologó más tarde). Y después, él no ha escrito sino cuentos fantásticos que me dan un poco de terror, porque no los comprendo bien. Le dije un día: „¿Por qué no escribes de nuevo las mismas cosas que antes?‟. Y me respondió: „Déjalo, déjalo‟. Y tenía razón.” Palabras recogidas por Antoine Travers y publicadas en francés en L‟Herbe, París, 1969. (Adaptación) 1. Buscar en Internet una breve información sobre los nombres subrayados en el texto. 2. En este retrato biográfico de Borges hay detalles evidentes de que el punto de vista es el de una madre. ¿Cuáles podrías mencionar? 3. ¿Cómo te retrataría tu mamá (o tu papá o alguien que tenga alguna relación especial con vos)? Realizá un breve retrato biográfico tuyo desde este punto de vista. 82 Taller de Redacción y Gramática CINE DEBATE “EL EVANGELIO SEGÚN MARCOS” de Héctor Olivera (1991) 1. ¿Qué otros detalles, además de los mencionados en el cuento, aporta el director que nos permiten relacionar al personaje de Baltasar con Jesús? 2. ¿Cómo llega el ejemplar de la Biblia a manos de Baltasar en la película? ¿Y en el cuento? 3. ¿Presentan Olivera y Borges el parentesco de los Gutre de la misma manera? ¿Por qué Olivera introduce el incesto en el argumento? 4. ¿Qué valor tiene el episodio del cerdo en el guión? Mencioná otros pasajes bíblicos que se mencionan en la película. ¿Qué valor tienen en ella? 5. ¿Por qué creés que el director agregó nuevos elementos a los dados en el cuento? 6. Analizadas ya las diferencias, ¿preferís la película o te gusta más cómo se presenta la historia en el cuento? 83 Taller de Redacción y Gramática 84 Taller de Redacción y Gramática VI. TIPOS TEXTUALES AUTOBIOGRÁFICOS Es importante distinguir entre el género autobiográfico (que incluye diarios personales, epístolas, anécdotas, falsas autobiografías, etc) y la autobiografía en sí, uno de sus tipos textuales. El teórico francés Philippe Lejeune define del siguiente modo la autobiografía: se trata de un “relato restrospectivo en prosa que una persona real hace de su propia existencia, en tanto que pone el acento sobre su vida individual, en particular sobre la historia de su personalidad”. Se diferencia del diario personal o de la escritura epistolar en que la autobiografía es retrospectiva: hace uso de la memoria para recuperar los hechos de la vida del autor, mientras que el diario personal y las cartas suelen ser paralelos a tales sucesos. Asimismo, se diferencia de la biografía en tanto el narrador y el protagonista son la misma persona. Otra distinción necesaria se da entre la autobiografía y la falsa autobiografía, en donde el narrador simula una identidad de autor y propone al lector un pacto no ficcional: narrar su vida. Tal es el caso de David Copperfield de Charles Dickens, El Lazarillo de Tormes, etc. Asimismo, podemos presentar la diferencia entre la autobiografía y la anécdota autorreferencial. Al igual que la autobiografía, la anécdota es una narración retrospectiva basada en un hecho real; pero, a diferencia de ella, es puntual, se enfoca en un hecho único de la vida del autor, constituido por una sucesión de eventos que conducen a un final que, generalmente, resulta interesante, divertido, sorprendente. El mismo Lejeune define, en una entrevista, el pacto que se instaura entre escritor y lector a través de una obra de género autobiográfico (lo que él denomina “pacto autobiográfico”), y lo opone al pacto de la ficción: “[El pacto autobiográfico] es la promesa [del autor] de decir la verdad sobre sí mismo. Esto se opone al pacto de ficción. Uno se compromete a decir la verdad de sí mismo tal como uno mismo la ve. Su verdad. Esto provoca en el lector actitudes de recepción específicas: uno se pregunta si la persona dice la verdad o no, si se equivoca sobre sí mismo, etc.; uno se pregunta si le gusta; lo compara con su propia vida, etc. [Por el contrario,] el pacto de ficción nos deja mucho más libres, no tiene sentido preguntarnos si es verdadero o no lo que leemos, nuestra atención no está ya focalizada en el autor, sino sobre el texto y la historia, de la que podemos alimentar más libremente nuestro imaginario”. Las secuencias principales en los textos biográficos, autobiográficos o de falsa (auto)biografía son: la narración y la descripción. Ejemplo de narración: “Georgie nació en la misma casa que yo, en el centro de Buenos Aires, en la calle Tucumán. Pero no estuvo allí mucho tiempo: algunos años después nos fuimos a vivir al barrio de Palermo, a una gran casa con jardín…” Ejemplo de descripción: “Cuando era pequeño era un niño tímido, muy reservado. Adoraba a su hermana y ambos imaginaban un número infinito de juegos extraordinarios. No discutían jamás y estaban siempre juntos antes de que Georgie encontrara amigos en el colegio de Suiza”. 85 Taller de Redacción y Gramática LECTURAS EL OTRO El hecho ocurrió el mes de febrero de 1969, al norte de Boston, en Cambridge. No lo escribí inmediatamente porque mi primer propósito fue olvidarlo, para no perder la razón. Ahora, en 1972, pienso que si lo escribo, los otros lo leerán como un cuento y, con los años, lo será tal vez para mí. Sé que fue casi atroz mientras duró y más aún durante las desveladas noches que lo siguieron. Ello no significa que su relato pueda conmover a un tercero. Serían las diez de la mañana. Yo estaba recostado en un banco, frente al río Charles. A unos quinientos metros a mi derecha había un alto edificio, cuyo nombre no supe nunca. El agua gris acarreaba largos trozos de hielo. Inevitablemente, el río hizo que yo pensara en el tiempo. La milenaria imagen de Heráclito. Yo había dormido bien, mi clase de la tarde anterior había logrado, creo, interesar a los alumnos. No había un alma a la vista. Sentí de golpe la impresión (que según los psicólogos corresponde a los estados de fatiga) de haber vivido ya aquel momento. En la otra punta de mi banco alguien se había sentado. Yo hubiera preferido estar solo, pero no quise levantarme en seguida, para no mostrarme incivil. El otro se había puesto a silbar. Fue entonces cuando ocurrió la primera de las muchas zozobras de esa mañana. Lo que silbaba, lo que trataba de silbar (nunca he sido muy entonado), era el estilo criollo de La tapera de Elías Regules. El estilo me retrajo a un patio, que ha desaparecido, y la memoria de Álvaro Melián Lafinur, que hace tantos años ha muerto. Luego vinieron las palabras. Eran las de la décima del principio. La voz no era la de Álvaro, pero quería parecerse a la de Álvaro. La reconocí con horror. Me le acerqué y le dije: -Señor, ¿usted es oriental o argentino? -Argentino, pero desde el catorce vivo en Ginebra -fue la contestación. Hubo un silencio largo. Le pregunté: -¿En el número diecisiete de Malagnou, frente a la iglesia rusa? Me contestó que sí. -En tal caso -le dije resueltamente- usted se llama Jorge Luis Borges. Yo también soy Jorge Luis Borges. Estamos en 1969, en la ciudad de Cambridge. -No -me respondió con mi propia voz un poco lejana. Al cabo de un tiempo insistió: -Yo estoy aquí en Ginebra, en un banco, a unos pasos del Ródano. Lo raro es que nos parecemos, pero usted es mucho mayor, con la cabeza gris. Yo le contesté: -Puedo probarte que no miento. Voy a decirte cosas que no puede saber un desconocido. En casa hay un mate de plata con un pie de serpientes, que trajo de Perú nuestro bisabuelo. También hay una palangana de plata, que pendía del arzón. En el armario de tu cuarto hay dos filas de libros. Los tres volúmenes de Las mil y una noches de Lane, con grabados en acero y notas en cuerpo menor entre 86 Taller de Redacción y Gramática capítulo, el diccionario latino de Quicherat, la Germania de Tácito en latín y en la versión de Gordon, un Don Quijote de la casa Garnier, las Tablas de Sangre de Rivera Indarte, con la dedicatoria del autor, el Sartor Resartus de Carlyle, una biografía de Amiel y, escondido detrás de los demás, un libro en rústica sobre las costumbres sexuales de los pueblos balkánicos. No he olvidado tampoco un atardecer en un primer piso en la plaza Dubourg. -Dufour -corrigió. -Está bien. Dufour. ¿Te basta con todo eso? -No -respondió-. Esas pruebas no prueban nada. Si yo lo estoy soñando, es natural que sepa lo que yo sé. Su catálogo prolijo es del todo vano. La objeción era justa. Le contesté: -Si esta mañana y este encuentro son sueños, cada uno de los dos tiene que pensar que el soñador es él. Tal vez dejemos de soñar, tal vez no. Nuestra evidente obligación, mientras tanto, es aceptar el sueño, como hemos aceptado el universo y haber sido engendrados y mirar con los ojos y respirar. -¿Y si el sueño durara? -dijo con ansiedad. Para tranquilizarlo y tranquilizarme, fingí un aplomo que ciertamente no sentía. Le dije: -Mi sueño ha durado ya setenta años. Al fin y al cabo, al recordarse, no hay persona que no se encuentre consigo misma. Es lo que nos está pasando ahora, salvo que somos dos. ¿No querés saber algo de mi pasado, que es el porvenir que te espera? Asintió sin una palabra. Yo proseguí un poco perdido: -Madre está sana y buena en su casa de Charcas y Maipú, en Buenos Aires, pero padre murió hace unos treinta años. Murió del corazón. Lo acabó una hemiplejía; la mano izquierda puesta sobre la mano derecha era como la mano de un niño sobre la mano de un gigante. Murió con impaciencia de morir, pero sin una queja. Nuestra abuela había muerto en la misma casa. Unos días antes del fin, nos llamo a todos y nos dijo: "Soy una mujer muy vieja, que está muriéndose muy despacio. Que nadie se alborote por una cosa tan común y corriente." Norah, tu hermana, se casó y tiene dos hijos. A propósito, ¿en casa como están? -Bien. Padre siempre con sus bromas contra la fe. Anoche dijo que Jesús era como los gauchos, que no quieren comprometerse, y que por eso predicaba en parábolas. Vaciló y me dijo: -¿Y usted? -No sé la cifra de los libros que escribirás, pero sé que son demasiados. Escribirás poesías que te darán un agrado no compartido y cuentos de índole fantástica. Darás clases como tu padre y como tantos otros de nuestra sangre. Me agradó que nada me preguntara sobre el fracaso o éxito de los libros. Cambié. Cambié de tono y proseguí: -En lo que se refiere a la historia... Hubo otra guerra, casi entre los mismos antagonistas. Francia no tardó en capitular; Inglaterra y América libraron contra un 87 Taller de Redacción y Gramática dictador alemán, que se llamaba Hitler, la cíclica batalla de Waterloo. Buenos Aires, hacía mil novecientos cuarenta y seis, engendró otro Rosas, bastante parecido a nuestro pariente. El cincuenta y cinco, la provincia de Córdoba nos salvó, como antes Entre Ríos. Ahora, las cosas andan mal. Rusia está apoderándose del planeta; América, trabada por la superstición de la democracia, no se resuelve a ser un imperio. Cada día que pasa nuestro país es más provinciano. Más provinciano y más engreído, como si cerrara los ojos. No me sorprendería que la enseñanza del latín fuera reemplazada por la del guaraní. Noté que apenas me prestaba atención. El miedo elemental de lo imposible y sin embargo cierto lo amilanaba. Yo, que no he sido padre, sentí por ese pobre muchacho, más íntimo que un hijo de mi carne, una oleada de amor. Vi que apretaba entre las manos un libro. Le pregunté qué era. -Los poseídos o, según creo, Los demonios de Fyodor Dostoievski -me replicó no sin vanidad. -Se me ha desdibujado. ¿Qué tal es? No bien lo dije, sentí que la pregunta era una blasfemia. -El maestro ruso -dictaminó- ha penetrado más que nadie en los laberintos del alma eslava. Esa tentativa retórica me pareció una prueba de que se había serenado. Le pregunté qué otros volúmenes del maestro había recorrido. Enumeró dos o tres, entre ellos El doble. Le pregunté si al leerlos distinguía bien los personajes, como en el caso de Joseph Conrad, y si pensaba proseguir el examen de la obra completa. -La verdad es que no -me respondió con cierta sorpresa. Le pregunté qué estaba escribiendo y me dijo que preparaba un libro de versos que se titularía Los himnos rojos. También había pensado en Los ritmos rojos. -¿Por qué no? -le dije-. Podés alegar buenos antecedentes. El verso azul de Rubén Darío y la canción gris de Verlaine. Sin hacerme caso, me aclaró que su libro cantaría la fraternidad de todos los hombres. El poeta de nuestro tiempo no puede dar la espalda a su época. Me quedé pensando y le pregunté si verdaderamente se sentía hermano de todos. Por ejemplo, de todos los empresarios de pompas fúnebres, de todos los carteros, de todos los buzos, de todos los que viven en la acera de los números pares, de todos los afónicos, etcétera. Me dijo que su libro se refería a la gran masa de los oprimidos y parias. -Tu masa de oprimidos y de parias -le contesté- no es más que una abstracción. Sólo los individuos existen, si es que existe alguien. El hombre de ayer no es el hombre de hoy, sentenció algún griego. Nosotros dos, en este banco de Ginebra o de Cambridge, somos tal vez la prueba. Salvo en las severas páginas de la Historia, los hechos memorables prescinden de frases memorables. Un hombre a punto de morir quiere acordarse de un grabado entrevisto en la infancia; los soldados que están por entrar en la batalla hablan del barro o del sargento. Nuestra situación era única y, francamente, no estábamos preparados. Hablamos, fatalmente, de letras; temo no haber dicho otras cosas que 88 Taller de Redacción y Gramática las que suelo decir a los periodistas. Mi alter ego creía en la invención o descubrimiento de metáforas nuevas; yo en las que corresponden a afinidades íntimas y notorias y que nuestra imaginación ya ha aceptado. La vejez de los hombres y el ocaso, los sueños y la vida, el correr del tiempo y del agua. Le expuse esta opinión, que expondría en un libro años después. Casi no me escuchaba. De pronto dijo: -Si usted ha sido yo, ¿cómo explicar que haya olvidado su encuentro con un señor de edad que en 1918 le dijo que él también era Borges? No había pensado en esa dificultad. Le respondí sin convicción: -Tal vez el hecho fue tan extraño que traté de olvidarlo. Aventuró una tímida pregunta: -¿Cómo anda su memoria? Comprendí que para un muchacho que no había cumplido veinte años, un hombre de más de setenta era casi un muerto. Le contesté: -Suele parecerse al olvido, pero todavía encuentra lo que le encargan. Estudio anglosajón y no soy el último de la clase. Nuestra conversación ya había durado demasiado para ser la de un sueño. Una brusca idea se me ocurrió. -Yo te puedo probar inmediatamente -le dije- que no estás soñando conmigo. Oí bien este verso, que no has leído nunca, que yo recuerde. Lentamente entoné la famosa línea: L'hydre - univers tordant son corps écaillé d'astres. Sentí su casi temeroso estupor. Lo repitió en voz baja, saboreando cada resplandeciente palabra. -Es verdad -balbuceó-. Yo no podré nunca escribir una línea como ésa. Hugo nos había unido. Antes, él había repetido con fervor, ahora lo recuerdo, aquella breve pieza en que Walt Whitman rememora una compartida noche ante el mar, en que fue realmente feliz. -Si Whitman la ha cantado -observé- es porque la deseaba y no sucedió. El poema gana si adivinamos que es la manifestación de un anhelo, no la historia de un hecho. Se quedó mirándome. -Usted no lo conoce -exclamó-. Whitman es capaz de mentir. Medio siglo no pasa en vano. Bajo nuestra conversación de personas de miscelánea lectura y gustos diversos, comprendí que no podíamos entendernos. Éramos demasiado distintos y demasiado parecidos. No podíamos engañarnos, lo cual hace difícil el diálogo. Cada uno de los dos era el remedo caricaturesco del otro. La situación era harto anormal para durar mucho más tiempo. Aconsejar o discutir era inútil, porque su inevitable destino era ser el que soy. De pronto recordé una fantasía de Coleridge. Alguien sueña que cruza el paraíso y le dan como prueba una flor. Al despertarse, ahí está la flor. Se me ocurrió un artificio análogo. 89 Taller de Redacción y Gramática -Oí -le dije-, ¿tenés algún dinero? -Sí - me replicó-. Tengo unos veinte francos. Esta noche lo convidé a Simón Jichlinski en el Crocodile. -Dile a Simón que ejercerá la medicina en Carouge, y que hará mucho bien... ahora, me das una de tus monedas. Sacó tres escudos de plata y unas piezas menores. Sin comprender me ofreció uno de los primeros. Yo le tendí uno de esos imprudentes billetes americanos que tienen muy diverso valor y el mismo tamaño. Lo examinó con avidez. -No puede ser -gritó-. Lleva la fecha de mil novecientos sesenta y cuatro. (Meses después alguien me dijo que los billetes de banco no llevan fecha.) -Todo esto es un milagro -alcanzó a decir- y lo milagroso da miedo. Quienes fueron testigos de la resurrección de Lázaro habrán quedado horrorizados. No hemos cambiado nada, pensé. Siempre las referencias librescas. Hizo pedazos el billete y guardó la moneda. Yo resolví tirarla al río. El arco del escudo de plata perdiéndose en el río de plata hubiera conferido a mi historia una imagen vívida, pero la suerte no lo quiso. Respondí que lo sobrenatural, si ocurre dos veces, deja de ser aterrador. Le propuse que nos viéramos al día siguiente, en ese mismo banco que está en dos tiempos y en dos sitios. Asintió en el acto y me dijo, sin mirar el reloj, que se le había hecho tarde. Los dos mentíamos y cada cual sabía que su interlocutor estaba mintiendo. Le dije que iban a venir a buscarme. -¿A buscarlo? -me interrogó. -Sí. Cuando alcances mi edad habrás perdido casi por completo la vista. Verás el color amarillo y sombras y luces. No te preocupes. La ceguera gradual no es una cosa trágica. Es como un lento atardecer de verano. Nos despedimos sin habernos tocado. Al día siguiente no fui. El otro tampoco habrá ido. He cavilado mucho sobre este encuentro, que no he contado a nadie. Creo haber descubierto la clave. El encuentro fue real, pero el otro conversó conmigo en un sueño y fue así que pudo olvidarme; yo conversé con él en la vigilia y todavía me atormenta el encuentro. El otro me soñó, pero no me soñó rigurosamente. Soñó, ahora lo entiendo, la imposible fecha en el dólar. 90 BORGES HABLA SOBRE CORTÁZAR Yo me encontré con Cortázar en París, en casa de Néstor Ibarra. Él me dijo: "¿Usted se acuerda de lo que nos pasó aquella tarde en la diagonal Norte?". "No", le dije yo. Entonces él me dijo: "Yo le llevé a usted un manuscrito. Usted me dijo que volviera al cabo de una semana, y que usted me diría lo que pensaba del manuscrito". Yo dirigía entonces una revista, Los Anales de Buenos Aires (una revista ahora indebidamente olvidada), que pertenecía a la señora Sara de Ortiz Basualdo, y él me llevó un cuento, Casa tomada; al cabo de una semana volvió. Me pidió mi opinión, y yo le dije: "En lugar de darle mi opinión, voy a decirle dos cosas: una, que el cuento está en la imprenta, y dentro de unos días tendremos las pruebas; y otra, que ya le he encargado las ilustraciones a mi hermana Norah". Pero, en esa ocasión, en París, Cortázar me dijo: "Lo que yo quería recordarle también es que ése fue el primer texto que yo publiqué en mi patria cuando nadie me conocía". Y yo me sentí muy orgulloso de haber sido el primero que publicó un texto de Julio Cortázar. Y luego nos vimos un par de veces en la UNESCO, donde él trabaja. Él está casado -o estaba casado- con la hermana de un querido amigo mío, Francisco Luis Bernárdez. Bueno, como le decía, nos vimos creo que dos o tres veces en la vida, y, desde entonces, él está en París, yo estoy en Buenos Aires; creo que profesamos credos políticos bastante distintos: pero pienso que, al fin y al cabo, las opiniones son lo más superficial que hay en alguien; y además a mí los cuentos fantásticos de Cortázar me gustan. (Fernando Sorrentino: Siete conversaciones con Jorge Luis Borges, Buenos Aires, El Ateneo, 1996) 91 Taller de Redacción y Gramática ACTIVIDADES 1. ¿Qué información autobiográfica podemos encontrar en el texto El otro, de Jorge Luis Borges? ¿Qué tres tiempos de la vida de Borges están presentes? 2. Escribí una anécdota o falsa anécdota de la que seas protagonista. 3. Leé los siguientes dos textos y respondé: a) ¿Cuál es la secuencia textual predominante en cada uno? b) ¿Cuál es la posición que tiene Cortázar respecto del peronismo? ¿Es la misma que la de Borges? ¿Quién de los dos muestra más compromiso político? (revisar Borges habla sobre Cortázar). “Nací en Bruselas en agosto de 1914. Signo astrológico, Virgo; por consiguiente, asténico, tendencias intelectuales, mi planeta es Mercurio y mi color el gris (aunque en realidad me gusta el verde). Mi nacimiento fue un producto del turismo y la diplomacia; a mi padre lo incorporaron a una misión comercial cerca de la legación argentina en Bélgica, y como acababa de casarse se llevó a mi madre a Bruselas. Me tocó nacer en los días de la ocupación de Bruselas por los alemanes, a comienzos de la primera guerra mundial. Tenía casi cuatro años cuando mi familia pudo volver a la Argentina; hablaba sobre todo francés, y de él me quedó la manera de pronunciar la "r" que nunca pude quitarme. Crecí en Banfield, pueblo suburbano de Buenos Aires, en una casa con un gran jardín lleno de gatos, perros tortugas y cotorras: el paraíso. Pero en ese paraíso yo era ya Adán, en el sentido de que no guardo un recuerdo feliz de mi infancia; demasiadas servidumbres, una sensibilidad excesiva, una tristeza frecuente, asma, brazos rotos, primeros amores desesperados. ("Los venenos" es muy autobiográfico). Estudios secundarios en Buenos Aires: maestro normal en 1932. Profesor normal en letras en 1935. Primeros empleos, cátedras en pueblos y ciudades de campo, paso por 92 Taller de Redacción y Gramática Mendoza en 1944-45 después de siete años de enseñar en escuelas secundarias. Renuncia a través del fracaso del movimiento antiperonista en el que anduve metido, vuelta a Buenos Aires. Ya llevaba diez años escribiendo, pero no publicaba nada o casi nada (el tomito de sonetos, quizá un cuento). De 1946 a 1951, vida porteña, solitaria e independiente; convencido de ser un solterón irreductible, amigo de muy poca gente, melómano, lector a jornada completa, enamorado del cine, burguesito ciego a todo lo que pasaba más allá de la esfera de lo estético. Traductor público nacional. Gran oficio para una vida como la mía en ese entonces, egoístamente solitaria e independiente. A todo esto Perón / Perón / qué grande sos, etc., los altoparlantes en la esquina de mi estudio, exasperación creciente: en noviembre de 1951 vendí todo lo que tenía y me vine a París.” [Carta a Graciela Maturo de Sola, con fecha 4 de noviembre de 1963. Publicada en: CORTÁZAR, Julio, Cartas 1964-1968. Tomo II, Buenos Aires, Alfaguara, 2000.] EL PERONISMO. “Como me fui del país siendo un antiperonista convencido, quisiera hacer algunas puntualizaciones. Siempre fui un tipo muy solitario, muy introvertido. Hubo un momento en que Buenos Aires y yo dejamos de ser amigos. Como cuando uno se pelea con una mujer, a pesar de lo cual la sigue queriendo. Para mí, las ciudades son siempre mujeres. Mi relación con ellas ha sido siempre la de un hombre con una mujer… Buenos Aires es, de alguna manera, la mujer de mi vida. Esa que queda ahí a pesar de todo, y… digamos, París es la gran amante. Bueno, volviendo a la cuestión. Me fui por una especie de saturación frente a un movimiento político-ideológico que no comprendí y que no acepté. Además, por otras razones personales. Pasaron veintidós años. Pasaron muchas cosas. Vi Cuba. Maduré. Descubrí a mi prójimo. En la Argentina nunca lo había descubierto. Cuando escribí El perseguidor fue el primer eslabón, el primer contacto que tuve con el destino humano visto fuera de mí. A partir de entonces hice una autocrítica despiadada de mí mismo. Me pregunté por qué en 1951 era antiperonista. (…) Yo había hecho una cuestión personal contra los dirigentes del peronismo. No me merecían confianza. Muchos de ellos siguen sin merecérmela. Pero lo que no había sido capaz de comprender era esa increíble toma de conciencia de todo un pueblo. Un pueblo colonizado, enajenado, como quieras llamarle. Lo que despectivamente conocíamos entonces como „el cabecita negra‟. De mi autocrítica salió una nueva visión de las cosas. Comprendí que el único camino de nuestro país está en esas pulsiones –racionales o irracionales–, que expresan la voluntad y el deseo de su enorme mayoría. (…) Esa autocrítica hace que hoy vea el flamante triunfo del peronismo con ojos que no son los mismos que vieron el triunfo de Perón en el 46”. (Entrevista de Alberto Perrone, 1973, Revista Gente) 93 Taller de Redacción y Gramática 94 Taller de Redacción y Gramática VII. LA NOTICIA PERIODÍSTICA LA NOTICIA La noticia comparte con la crónica la función referencial del lenguaje y la intención de informar y brindar una idea de objetividad. A diferencia de ella, la noticia es más corta y no se narran en detalle hechos determinados, sino que solo se informa sobre un asunto de actualidad, que merece ser tratado. En estos casos también el discurso se orienta hacia la tercera persona, es decir hacia aquel o aquello de lo que se habla. Prevalecen los hechos, las ideas, las noticias (el referente). Como en el caso anterior, predomina el pretérito perfecto simple, ya que se narran hechos puntuales del pasado, pero se puede combinar con otros tiempos. Pueden aparecer secuencias narrativas, descriptivas o argumentativas breves. Veamos este ejemplo: URUGUAY Amenazaron de muerte a Méndez Montevideo, EFE y AFP. El árbitro internacional Gustavo Méndez denunciará ante la justicia al diputado Luis Rosadilla, quién lo calificó de ladrón en un programa de radio local, según lo anunció el propio Méndez. El parlamentario es un ex guerrillero y actual diputado del Movimiento de Participación Popular. Además, el colegiado denunció que tanto él como su familia recibieron amenazas de muerte, luego del polémico partido del domingo pasado en el que Nacional le ganó por 3-2 a Rocha. El uruguayo marcó un penal a favor de Nacional, que Sebastián Abreu convirtió en el gol de la victoria, por una supuesta falta que no existió en el último de los seis minutos que agregó al tiempo reglamentario. Con esa victoria, alcanzó el primer lugar del campeonato junto a Defensor Sporting y ambos equipos debían disputar dos finales para definir el título. Sin embargo, la directiva de Defensor decidió no presentar a su equipo. Por esa razón, la mesa ejecutiva de la Asociación Uruguaya de Fútbol proclamó a Nacional como campeón del Torneo Especial 2005. La escandalosa definición del torneo preocupó al gobierno. El ministro de Turismo y Deportes, Héctor Lescano, dijo que comprende la postura de Defensor y aseguró que hubiera tomado la misma medida en caso de que su equipo hubiera sido perjudicado. 95 Taller de Redacción y Gramática En este ejemplo toda la noticia está en pretérito perfecto simple y predominan las secuencias narrativas. 96 Taller de Redacción y Gramática CASA TOMADA Nos gustaba la casa porque aparte de espaciosa y antigua (hoy que las casas antiguas sucumben a la más ventajosa liquidación de sus materiales) guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo paterno, nuestros padres y toda la infancia. Nos habituamos Irene y yo a persistir solos en ella, lo que era una locura pues en esa casa podían vivir ocho personas sin estorbarse. Hacíamos la limpieza por la mañana, levantándonos a las siete, y a eso de las once yo le dejaba a Irene las últimas habitaciones por repasar y me iba a la cocina. Almorzábamos al mediodía, siempre puntuales; ya no quedaba nada por hacer fuera de unos platos sucios. Nos resultaba grato almorzar pensando en la casa profunda y silenciosa y cómo nos bastábamos para mantenerla limpia. A veces llegábamos a creer que era ella la que no nos dejó casarnos. Irene rechazó dos pretendientes sin mayor motivo, a mí se me murió María Esther antes que llegáramos a comprometernos. Entramos en los cuarenta años con la inexpresada idea de que el nuestro, simple y silencioso matrimonio de hermanos, era necesaria clausura de la genealogía asentada por nuestros bisabuelos en nuestra casa. Nos moriríamos allí algún día, vagos y esquivos primos se quedarían con la casa y la echarían al suelo para enriquecerse con el terreno y los ladrillos; o mejor, nosotros mismos la voltearíamos justicieramente antes de que fuese demasiado tarde. Irene era una chica nacida para no molestar a nadie. Aparte de su actividad matinal se pasaba el resto del día tejiendo en el sofá de su dormitorio. No sé por qué tejía tanto, yo creo que las mujeres tejen cuando han encontrado en esa labor el gran pretexto para no hacer nada. Irene no era así, tejía cosas siempre necesarias, tricotas para el invierno, medias para mí, mañanitas y chalecos para ella. A veces tejía un chaleco y después lo destejía en un momento porque algo no le agradaba; era gracioso ver en la canastilla el montón de lana encrespada resistiéndose a perder su forma de algunas horas. Los sábados iba yo al centro a comprarle lana; Irene tenía fe en mi gusto, se complacía con los colores y nunca tuve que devolver madejas. Yo aprovechaba esas salidas para dar una vuelta por las librerías y preguntar vanamente si había novedades en literatura francesa. Desde 1939 no llegaba nada valioso a la Argentina. Pero es de la casa que me interesa hablar, de la casa y de Irene, porque yo no tengo importancia. Me pregunto qué hubiera hecho Irene sin el tejido. Uno puede releer un libro, pero cuando un pullover está terminado no se puede repetirlo sin escándalo. Un día encontré el cajón de abajo de la cómoda de alcanfor lleno de pañoletas blancas, verdes, lila. Estaban con naftalina, apiladas como en una mercería; no tuve valor para preguntarle a Irene qué pensaba hacer con ellas. No necesitábamos ganarnos la vida, todos los meses llegaba plata de los campos y el dinero aumentaba. Pero a Irene solamente la entretenía el tejido, mostraba una destreza maravillosa y a mí se me iban las horas viéndole las manos como erizos plateados, agujas yendo y viniendo y una o dos canastillas en el suelo donde se agitaban constantemente los ovillos. Era hermoso. Cómo no acordarme de la distribución de la casa. El comedor, una sala con gobelinos, la biblioteca y tres dormitorios grandes quedaban en la parte más retirada, la que mira hacia Rodríguez Peña. Solamente un pasillo con su maciza 97 Taller de Redacción y Gramática puerta de roble aislaba esa parte del ala delantera donde había un baño, la cocina, nuestros dormitorios y el living central, al cual comunicaban los dormitorios y el pasillo. Se entraba a la casa por un zaguán con mayólica, y la puerta cancel daba al living. De manera que uno entraba por el zaguán, abría la cancel y pasaba al living; tenía a los lados las puertas de nuestros dormitorios, y al frente el pasillo que conducía a la parte más retirada; avanzando por el pasillo se franqueaba la puerta de roble y mas allá empezaba el otro lado de la casa, o bien se podía girar a la izquierda justamente antes de la puerta y seguir por un pasillo más estrecho que llevaba a la cocina y el baño. Cuando la puerta estaba abierta advertía uno que la casa era muy grande; si no, daba la impresión de un departamento de los que se edifican ahora, apenas para moverse; Irene y yo vivíamos siempre en esta parte de la casa, casi nunca íbamos más allá de la puerta de roble, salvo para hacer la limpieza, pues es increíble cómo se junta tierra en los muebles. Buenos Aires será una ciudad limpia, pero eso lo debe a sus habitantes y no a otra cosa. Hay demasiada tierra en el aire, apenas sopla una ráfaga se palpa el polvo en los mármoles de las consolas y entre los rombos de las carpetas de macramé; da trabajo sacarlo bien con plumero, vuela y se suspende en el aire, un momento después se deposita de nuevo en los muebles y los pianos. Lo recordaré siempre con claridad porque fue simple y sin circunstancias inútiles. Irene estaba tejiendo en su dormitorio, eran las ocho de la noche y de repente se me ocurrió poner al fuego la pavita del mate. Fui por el pasillo hasta enfrentar la entornada puerta de roble, y daba la vuelta al codo que llevaba a la cocina cuando escuché algo en el comedor o en la biblioteca. El sonido venía impreciso y sordo, como un volcarse de silla sobre la alfombra o un ahogado susurro de conversación. También lo oí, al mismo tiempo o un segundo después, en el fondo del pasillo que traía desde aquellas piezas hasta la puerta. Me tiré contra la pared antes de que fuera demasiado tarde, la cerré de golpe apoyando el cuerpo; felizmente la llave estaba puesta de nuestro lado y además corrí el gran cerrojo para más seguridad. Fui a la cocina, calenté la pavita, y cuando estuve de vuelta con la bandeja del mate le dije a Irene: -Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han tomado parte del fondo. Dejó caer el tejido y me miró con sus graves ojos cansados. -¿Estás seguro? Asentí. -Entonces -dijo recogiendo las agujas- tendremos que vivir en este lado. Yo cebaba el mate con mucho cuidado, pero ella tardó un rato en reanudar su labor. Me acuerdo que me tejía un chaleco gris; a mí me gustaba ese chaleco. Los primeros días nos pareció penoso porque ambos habíamos dejado en la parte tomada muchas cosas que queríamos. Mis libros de literatura francesa, por ejemplo, estaban todos en la biblioteca. Irene pensó en una botella de Hesperidina de muchos años. Con frecuencia (pero esto solamente sucedió los primeros días) cerrábamos algún cajón de las cómodas y nos mirábamos con tristeza. -No está aquí. Y era una cosa más de todo lo que habíamos perdido al otro lado de la casa. 98 Taller de Redacción y Gramática Pero también tuvimos ventajas. La limpieza se simplificó tanto que aun levantándose tardísimo, a las nueve y media por ejemplo, no daban las once y ya estábamos de brazos cruzados. Irene se acostumbró a ir conmigo a la cocina y ayudarme a preparar el almuerzo. Lo pensamos bien, y se decidió esto: mientras yo preparaba el almuerzo, Irene cocinaría platos para comer fríos de noche. Nos alegramos porque siempre resultaba molesto tener que abandonar los dormitorios al atardecer y ponerse a cocinar. Ahora nos bastaba con la mesa en el dormitorio de Irene y las fuentes de comida fiambre. Irene estaba contenta porque le quedaba más tiempo para tejer. Yo andaba un poco perdido a causa de los libros, pero por no afligir a mi hermana me puse a revisar la colección de estampillas de papá, y eso me sirvió para matar el tiempo. Nos divertíamos mucho, cada uno en sus cosas, casi siempre reunidos en el dormitorio de Irene que era más cómodo. A veces Irene decía: -Fijate este punto que se me ha ocurrido. ¿No da un dibujo de trébol? Un rato después era yo el que le ponía ante los ojos un cuadradito de papel para que viese el mérito de algún sello de Eupen y Malmédy. Estábamos bien, y poco a poco empezábamos a no pensar. Se puede vivir sin pensar. (Cuando Irene soñaba en alta voz yo me desvelaba en seguida. Nunca pude habituarme a esa voz de estatua o papagayo, voz que viene de los sueños y no de la garganta. Irene decía que mis sueños consistían en grandes sacudones que a veces hacían caer el cobertor. Nuestros dormitorios tenían el living de por medio, pero de noche se escuchaba cualquier cosa en la casa. Nos oíamos respirar, toser, presentíamos el ademán que conduce a la llave del velador, los mutuos y frecuentes insomnios. Aparte de eso todo estaba callado en la casa. De día eran los rumores domésticos, el roce metálico de las agujas de tejer, un crujido al pasar las hojas del álbum filatélico. La puerta de roble, creo haberlo dicho, era maciza. En la cocina y el baño, que quedaban tocando la parte tomada, nos poníamos a hablar en vos más alta o Irene cantaba canciones de cuna. En una cocina hay demasiados ruidos de loza y vidrios para que otros sonidos irrumpan en ella. Muy pocas veces permitíamos allí el silencio, pero cuando tornábamos a los dormitorios y al living, entonces la casa se ponía callada y a media luz, hasta pisábamos despacio para no molestarnos. Yo creo que era por eso que de noche, cuando Irene empezaba a soñar en alta voz, me desvelaba en seguida.) Es casi repetir lo mismo salvo las consecuencias. De noche siento sed, y antes de acostarnos le dije a Irene que iba hasta la cocina a servirme un vaso de agua. Desde la puerta del dormitorio (ella tejía) oí ruido en la cocina; tal vez en la cocina o tal vez en el baño porque el codo del pasillo apagaba el sonido. A Irene le llamó la atención mi brusca manera de detenerme, y vino a mi lado sin decir palabra. Nos quedamos escuchando los ruidos, notando claramente que eran de este lado de la puerta de roble, en la cocina y el baño, o en el pasillo mismo donde empezaba el codo casi al lado nuestro. No nos miramos siquiera. Apreté el brazo de Irene y la hice correr conmigo hasta la puerta cancel, sin volvernos hacia atrás. Los ruidos se oían más fuerte pero siempre sordos, a espaldas nuestras. Cerré de un golpe la cancel y nos quedamos en el zaguán. Ahora no se oía nada. 99 Taller de Redacción y Gramática -Han tomado esta parte -dijo Irene. El tejido le colgaba de las manos y las hebras iban hasta la cancel y se perdían debajo. Cuando vio que los ovillos habían quedado del otro lado, soltó el tejido sin mirarlo. -¿Tuviste tiempo de traer alguna cosa? -le pregunté inútilmente. -No, nada. Estábamos con lo puesto. Me acordé de los quince mil pesos en el armario de mi dormitorio. Ya era tarde ahora. Como me quedaba el reloj pulsera, vi que eran las once de la noche. Rodeé con mi brazo la cintura de Irene (yo creo que ella estaba llorando) y salimos así a la calle. Antes de alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la alcantarilla. No fuese que a algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada. Bestiario (1951) 100 Taller de Redacción y Gramática CASA TOMADA - TEMAS La primera interpretación que revela la lectura del cuento es de índole fantástica. Dos hermanos, herederos de una inmensa casa antigua familiar, son empujados por una fuerza desconocida a vivir en una parte limitada de la casa, y finalmente a abandonarla. Esa fuerza que ocupa uno a uno los ambientes es percibida por los hermanos a partir del ruido; es totalmente impersonal, como lo expresa el uso en el español de la tercera persona del plural: “Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han tomado la parte del fondo”. Otro elemento que nos aleja de una interpretación realista es la postura de los hermanos frente a la ocupación: no la cuestionan; en cierto modo, están resignados. Otro tema que podemos mencionar es el de la decadencia o culminación de una estirpe: Irene y su hermano (el narrador) viven en la misma casa en la que vivieron hace décadas sus bisabuelos, sus abuelos y luego sus padres. Constituyen un matrimonio de hermanos, sin descendencia, el último eslabón de una familia que ha logrado una posición en la vida. Los hermanos apenas salen de la casa, ninguno de los dos trabaja, viven de las rentas que les deja el campo familiar. La principal ocupación de Irene, el tejido, es símbolo de un tiempo que se detiene, que no avanza, e incluso retrocede, cuando ella, como una moderna Penélope, decide destejer. En ese estado de quietud se encuentran los hermanos cuando aparece en la casa esa fuerza invasora, que es el único factor que introduce acción, narración, en el cuento. Otro tema es el de la pérdida de lo que poseemos, de las cosas que consideramos nuestras. Cada vez que una parte de la casa es tomada, los hermanos se lamentan por aquello que ha quedado fuera de su alcance. Esa pérdida finalmente llega a su máxima expresión y posibilidad cuando deben abandonar la casa. La interpretación del cuento, además, puede dejar de lado (o en un segundo plano) el universo de lo fantástico y establecer una relación con la postura política del autor en la época en que escribió Casa tomada. El autor confesó en una entrevista que el cuento tuvo su origen en una pesadilla que padeció una noche. Si bien en esa pesadilla no quedaba claro quién era el misterioso invasor que ocupaba la casa, Cortázar entiende que un análisis psicoanalítico de los sueños puede resolver las incógnitas de los mismos, y no descarta (ni propone) una clave política en este caso. 101 Taller de Redacción y Gramática CASA TOMADA – ACTIVIDADES La casa en traducción al diseño gráfico de Juan Fresán 1. ¿Cuál es el sentido del título? 2. ¿Cuál es el género del cuento? ¿Qué relación tiene con el final del mismo? 3. ¿Hay datos en el cuento que nos permitan ubicar temporal y espacialmente la historia de “Casa tomada? ¿Cuáles? 4. A partir de los dos textos biográficos de Cortázar vistos y del siguiente audio, ¿es posible hacer una lectura política del cuento? AUDIO: Fragmento de entrevista de Joaquín Soler Serrano, “A Fondo”, TVE, 1977. 5. Reemplazar lo subrayado y conservar el significado: Nos habituamos Irene y yo a persistir solos en ella, lo que era una locura pues en esa casa podían vivir ocho personas sin estorbarse. …………………………………………………………………………………. A eso de las once yo le dejaba a Irene las últimas habitaciones por repasar y me iba a la cocina. …………………………………………………………………………………. 102 Taller de Redacción y Gramática Nos moriríamos allí algún día, vagos y esquivos primos se quedarían con la casa y la echarían al suelo para enriquecerse con el terreno y los ladrillos, ………………………………………………………………………………………… No necesitábamos ganarnos la vida, todos los meses llegaba plata de los campos y el dinero aumentaba. ………………………………………………………………………………… ………………………………………………………………………………… Cuando la puerta estaba abierta advertía uno que la casa era muy grande; si no, daba la impresión de un departamento de los que se edifican ahora; ………………………………………………………………………………… ………………………………………………………………………………… A Irene le llamó la atención mi brusca manera de detenerme, y vino a mi lado sin decir palabra. ………………………………………………………………………………… 6. Escriba una noticia periodística que informe y comente la desaparición de los dos hermanos, a partir del testimonio de los vecinos del barrio. 103 Taller de Redacción y Gramática CINE DEBATE ACTIVIDAD PARA LA PELÍCULA: “CORTÁZAR” (Dirigida por Tristan Bauer, 1994) En Cortázar, el film, el propio escritor relata su vida: su voz y la del actor argentino Alfredo Alcón construyen el retrato de un ser humano para quien la literatura representa la esencia misma de la vida. La mirada poética transforma las imágenes de archivo otorgándoles un nuevo sentido, resemantizándolas. La música va desde Mozart y Bach hasta llegar a los tangos que escribiera el mismo Cortázar, interpretados por el Tata Cedrón. La presencia en imagen y sonido reconstruye la vida del escritor hasta finalizar en el cementario de Montparnasse, donde el escritor descansa junto a su mujer Carol Dunlop. 1. ¿Dónde nace Cortázar y por qué? 2. Señalá 5 características de la personalidad de Julio Cortázar que se desprenden de la película. 3. Anotá 5 características de la obra de Julio Cortázar. 4. ¿Cuáles son las relaciones que se pueden establecer entre la obra de Cortázar, la ciudad de Buenos Aires y el español (argentino, como el propio Cortázar lo llama)? 5. ¿Qué hechos de la historia argentina, latinoamericana y mundial se mencionan en la película? 6. ¿Qué personajes históricos aparecen? 7. ¿Cuáles son los elementos de la realidad cotidiana que menciona Cortázar que actúan como pasajes a una realidad diferente? 104 Taller de Redacción y Gramática VIII. LA PUBLICIDAD El aviso publicitario En todos los casos, estos avisos utilizan un lenguaje en donde prevalece la intención de influir, de persuadir al destinatario; esta función del lenguaje se llama función conativa o apelativa. Se caracteriza por el uso del imperativo y del vocativo (aunque el presente del indicativo o el subjuntivo pueden utilizarse como formas de mandato). En el lenguaje oral se emplea el tono agresivo o de mandato o súplica. en las publicidades abundan las secuencias argumentativas, pero también pueden aparecer otras como las secuencias descriptivas, narrativas y explicativas. En general, En los avisos siguientes se pueden ver estos y otros recursos para alcanzar el efecto publicitario: 1. "Simplemente… controlá todo". La oración que encabeza el aviso del control remoto está en imperativo y es sumamente persuasiva, ya que apela a una noción de poder (controlá) con respecto a las posibilidades de acceso que brinda el artefacto y de simplificación y funcionalidad (simplemente). Esto se reafirma en el texto que sigue, con oraciones afirmativas en presente del indicativo, en las cuales se explican las virtudes de poseer este control remoto. 105 Taller de Redacción y Gramática 2. "El de siempre. El de hoy". En este caso se usan dos oraciones unimembres, que apelan a la trayectoria de la marca Trapiche, que es una garantía de calidad para el nuevo producto que lanzan al mercado. La pregunta retórica que aparece después es una invitación a comprar y probar el nuevo vino. 3. "¿Por qué le hacés esto a tu Epson?": El encabezado es una pregunta retórica que llama a la reflexión y que indica la conveniencia de tratar con cuidado a las impresoras. En las oraciones siguientes, en las que se utiliza el imperativo y el presente, se explica el motivo de la pregunta: no usar cartuchos originales. En la 106 Taller de Redacción y Gramática oración en presente se menciona otra ventaja: "están a tu alcance", o sea, el problema de que los cartuchos originales son caros está superado. 4. "A 15 minutos de Puerto Madero, hay una vida mejor y cuesta mucho menos": esta oración en presente del indicativo es muy persuasiva, porque en ella se afirma que lo mejor es muy barato. En el texto que sigue predomina el imperativo y se detalla la conveniencia de los precios de los lotes, de la diferencia de calidad de vida que ofrecen, el colegio, los deportes. 107 Taller de Redacción y Gramática a. El aviso clasificado Empresa de Servicios y Maquinarias: Se busca persona para ventas y desarrollo de proyectos. Preferentemente, ingeniero, estudiante avanzado de ingeniería (pero no excluyente). Lugar de trabajo Capital, con visitas a clientes en todo el país. Dirigirse a Rodríguez Peña 5020, PB, de 8 a 12. Estos avisos, caracterizados por la brevedad, se publican con diferentes objetivos: búsqueda de personal, venta de inmuebles, autos, etc., ofrecimiento de productos o de servicios, donación de mascotas, hasta motivos sentimentales. En los diarios, estos avisos se clasifican por rubros, de ahí su nombre. Abundan las secuencias descriptivas. 108 Taller de Redacción y Gramática LECTURAS LA ISLA A MEDIODÍA La primera vez que vio la isla, Marini estaba cortésmente inclinado sobre los asientos de la izquierda, ajustando la mesa de plástico antes de instalar la bandeja del almuerzo. La pasajera lo había mirado varias veces mientras él iba y venía con revistas o vasos de whisky; Marini se demoraba ajustando la mesa, preguntándose aburridamente si valdría la pena responder a la mirada insistente de la pasajera, una americana de las muchas, cuando en el óvalo azul de la ventanilla entró el litoral de la isla, la franja dorada de la playa, las colinas que subían hacia la meseta desolada. Corrigiendo la posición defectuosa del vaso de cerveza, Marini sonrió a la pasajera. «Las islas griegas», dijo. «Oh, yes, Greece», repuso la americana con un falso interés. Sonaba brevemente un timbre y el steward se enderezó sin que la sonrisa profesional se borrara de su boca de labios finos. Empezó a ocuparse de un matrimonio sirio que quería jugo de tomate, pero en la cola del avión se concedió unos segundos para mirar otra vez hacia abajo; la isla era pequeña y solitaria, y el Egeo la rodeaba con un intenso azul que exaltaba la orla de un blanco deslumbrante y como petrificado, que allá abajo sería espuma rompiendo en los arrecifes y las caletas. Marini vio que las playas desiertas corrían hacia el norte y el oeste, lo demás era la montaña entrando a pique en el mar. Una isla rocosa y desierta, aunque la mancha plomiza cerca de la playa del norte podía ser una casa, quizá un grupo de casas primitivas. Empezó a abrir la lata de jugo, y al enderezarse la isla se borró de la ventanilla; no quedó más que el mar, un verde horizonte interminable. Miró su reloj pulsera sin saber por qué; era exactamente mediodía. A Marini le gustó que lo hubieran destinado a la línea Roma-Teherán, porque el paisaje era menos lúgubre que en las líneas del norte y las muchachas parecían siempre felices de ir a Oriente o de conocer Italia. Cuatro días después, mientras ayudaba a un niño que había perdido la cuchara y mostraba desconsolado el plato del postre, descubrió otra vez el borde de la isla. Había una diferencia de ocho minutos pero cuando se inclinó sobre una ventanilla de la cola no le quedaron dudas; la isla tenía una forma inconfundible, como una tortuga que sacara apenas las patas del agua. La miró hasta que lo llamaron, esta vez con la seguridad de que la mancha plomiza era un grupo de casas; alcanzó a distinguir el dibujo de unos pocos campos cultivados que llegaban hasta la playa. Durante la escala de Beirut miró el atlas de la stewardess, y se preguntó si la isla no sería Horos. El radiotelegrafista, un francés indiferente, se sorprendió de su interés. «Todas esas islas se parecen, hace dos años que hago la línea y me importan muy poco. Sí, muéstremela la próxima vez.» No era Horos sino Xiros, una de las muchas islas al margen de los circuitos turísticos. «No durará ni cinco años», le dijo la stewardess mientras bebían una copa en Roma. «Apúrate si piensas ir, las hordas estarán allí en cualquier momento, Gengis Cook vela.» Pero Marini siguió pensando en la isla, mirándola cuando se acordaba o había una ventanilla cerca, casi siempre encogiéndose de hombros al final. Nada de eso tenía sentido, volar tres veces por semana a mediodía sobre Xiros era tan irreal como soñar tres veces por semana que volaba a mediodía sobre Xiros. Todo estaba falseado en la visión inútil y recurrente; salvo, quizá, el deseo de repetirla, la consulta al reloj pulsera antes de mediodía, el breve, punzante contacto con la deslumbradora franja blanca al borde 109 Taller de Redacción y Gramática de un azul casi negro, y las casas donde los pescadores alzarían apenas los ojos para seguir el paso de esa otra irrealidad. Ocho o nueve semanas después, cuando le propusieron la línea de Nueva York con todas sus ventajas, Marini se dijo que era la oportunidad de acabar con esa manía inocente y fastidiosa. Tenía en el bolsillo el libro donde un vago geógrafo de nombre levantino daba sobre Xiros más detalles que los habituales en las guías. Contestó negativamente, oyéndose como desde lejos, y después de sortear la sorpresa escandalizada de un jefe y dos secretarias se fue a comer a la cantina de la compañía donde lo esperaba Carla. La desconcertada decepción de Carla no lo inquietó; la costa sur de Xiros era inhabitable pero hacia el oeste quedaban huellas de una colonia lidia o quizá cretomicénica, y el profesor Goldmann había encontrado dos piedras talladas con jeroglíficos que los pescadores empleaban como pilotes del pequeño muelle. A Carla le dolía la cabeza y se marchó casi enseguida; los pulpos eran el recurso principal del puñado de habitantes, cada cinco días llegaba un barco para cargar la pesca y dejar algunas provisiones y géneros. En la agencia de viajes le dijeron que habría que fletar un barco especial desde Rynos, o quizá se pudiera viajar en la falúa que recogía los pulpos, pero esto último sólo lo sabría Marini en Rynos donde la agencia no tenía corresponsal. De todas maneras la idea de pasar unos días en la isla no era más que un plan para las vacaciones de junio; en las semanas que siguieron hubo que reemplazar a White en la línea de Túnez, y después empezó una huelga y Carla se volvió a casa de sus hermanas en Palermo. Marini fue a vivir a un hotel cerca de Piazza Navona, donde había librerías de viejo; se entretenía sin muchas ganas en buscar libros sobre Grecia, hojeaba de a ratos un manual de conversación. Le hizo gracia la palabra kalimera y la ensayó en un cabaret con una chica pelirroja, se acostó con ella, supo de su abuelo en Odos y de unos dolores de garganta inexplicables. En Roma empezó a llover, en Beirut lo esperaba siempre Tania, había otras historias, siempre parientes o dolores; un día fue otra vez a la línea de Teherán, la isla a mediodía. Marini se quedó tanto tiempo pegado a la ventanilla que la nueva stewardess lo trató de mal compañero y le hizo la cuenta de las bandejas que llevaba servidas. Esa noche Marini invitó a la stewardess a comer en el Firouz y no le costó que le perdonaran la distracción de la mañana. Lucía le aconsejó que se hiciera cortar el pelo a la americana; él le habló un rato de Xiros, pero después comprendió que ella prefería el vodka-lime del Hilton. El tiempo se iba en cosas así, en infinitas bandejas de comida, cada una con la sonrisa a la que tenía derecho el pasajero. En los viajes de vuelta el avión sobrevolaba Xiros a las ocho de la mañana; el sol daba contra las ventanillas de babor y dejaba apenas entrever la tortuga dorada; Marini prefería esperar los mediodías del vuelo de ida, sabiendo que entonces podía quedarse un largo minuto contra la ventanilla mientras Lucía (y después Felisa) se ocupaba un poco irónicamente del trabajo. Una vez sacó una foto de Xiros pero le salió borrosa; ya sabía algunas cosas de la isla, había subrayado las raras menciones en un par de libros. Felisa le contó que los pilotos lo llamaban el loco de la isla, y no le molestó. Carla acababa de escribirle que había decidido no tener el niño, y Marini le envió dos sueldos y pensó que el resto no le alcanzaría para las vacaciones. Carla aceptó el dinero y le hizo saber por una amiga que probablemente se casaría con el dentista de Treviso. Todo tenía tan poca importancia a mediodía, los lunes y los jueves y los sábados (dos veces por mes, el domingo). 110 Taller de Redacción y Gramática Con el tiempo fue dándose cuenta de que Felisa era la única que lo comprendía un poco; había un acuerdo tácito para que ella se ocupara del pasaje a mediodía, apenas él se instalaba junto a la ventanilla de la cola. La isla era visible unos pocos minutos, pero el aire estaba siempre tan limpio y el mar la recortaba con una crueldad tan minuciosa que los más pequeños detalles se iban ajustando implacables al recuerdo del pasaje anterior: la mancha verde del promontorio del norte, las casas plomizas, las redes secándose en la arena. Cuando faltaban las redes Marini lo sentía como un empobrecimiento, casi un insulto. Pensó en filmar el paso de la isla, para repetir la imagen en el hotel, pero prefirió ahorrar el dinero de la cámara ya que apenas le faltaba un mes para las vacaciones. No llevaba demasiado la cuenta de los días; a veces era Tania en Beirut, a veces Felisa en Teherán, casi siempre su hermano menor en Roma, todo un poco borroso, amablemente fácil y cordial y como reemplazando otra cosa, llenando las horas antes o después del vuelo, y en el vuelo todo era también borroso y fácil y estúpido hasta la hora de ir a inclinarse sobre la ventanilla de la cola, sentir el frío cristal como un límite del acuario donde lentamente se movía la tortuga dorada en el espeso azul. Ese día las redes se dibujaban precisas en la arena, y Marini hubiera jurado que el punto negro a la izquierda, al borde del mar, era un pescador que debía estar mirando el avión. «Kalimera», pensó absurdamente. Ya no tenía sentido esperar más, Mario Merolis le prestaría el dinero que le faltaba para el viaje, en menos de tres días estaría en Xiros. Con los labios pegados al vidrio, sonrió pensando que treparía hasta la mancha verde, que entraría desnudo en el mar de las caletas del norte, que pescaría pulpos con los hombres, entendiéndose por señas y por risas. Nada era difícil una vez decidido, un tren nocturno, un primer barco, otro barco viejo y sucio, la escala en Rynos, la negociación interminable con el capitán de la falúa, la noche en el puente, pegado a las estrellas, el sabor del anís y del carnero, el amanecer entre las islas. Desembarcó con las primeras luces, y el capitán lo presentó a un viejo que debía ser el patriarca. Klaios le tomó la mano izquierda y habló lentamente, mirándolo en los ojos. Vinieron dos muchachos y Marini entendió que eran los hijos de Klaios. El capitán de la falúa agotaba su inglés: veinte habitantes, pulpos, pesca, cinco casas, italiano visitante pagaría alojamiento Klaios. Los muchachos rieron cuando Klaios discutió dracmas; también Marini, ya amigo de los más jóvenes, mirando salir el sol sobre un mar menos oscuro que desde el aire, una habitación pobre y limpia, un jarro de agua, olor a salvia y a piel curtida. Lo dejaron solo para irse a cargar la falúa, y después de quitarse a manotazos la ropa de viaje y ponerse un pantalón de baño y unas sandalias, echó a andar por la isla. Aún no se veía a nadie, el sol cobraba lentamente impulso y de los matorrales crecía un olor sutil, un poco ácido mezclado con el yodo del viento. Debían ser las diez cuando llegó al promontorio del norte y reconoció la mayor de las caletas. Prefería estar solo aunque le hubiera gustado más bañarse en la playa de arena; la isla lo invadía y lo gozaba con una tal intimidad que no era capaz de pensar o de elegir. La piel le quemaba de sol y de viento cuando se desnudó para tirarse al mar desde una roca; el agua estaba fría y le hizo bien; se dejó llevar por corrientes insidiosas hasta la entrada de una gruta, volvió mar afuera, se abandonó de espaldas, lo aceptó todo en un solo acto de conciliación que era también un nombre para el futuro. Supo sin la menor duda que no se iría de la isla, que de alguna manera iba a quedarse para siempre en la isla. Alcanzó a imaginar a su hermano, a Felisa, sus caras cuando supieran que se había quedado a vivir de la pesca en un 111 Taller de Redacción y Gramática peñón solitario. Ya los había olvidado cuando giró sobre sí mismo para nadar hacia la orilla. El sol lo secó enseguida, bajó hacia las casas donde dos mujeres lo miraron asombradas antes de correr a encerrarse. Hizo un saludo en el vacío y bajó hacia las redes. Uno de los hijos de Klaios lo esperaba en la playa, y Marini le señaló el mar, invitándolo. El muchacho vaciló, mostrando sus pantalones de tela y su camisa roja. Después fue corriendo hacia una de las casas, y volvió casi desnudo; se tiraron juntos a un mar ya tibio, deslumbrante bajo el sol de las once. Secándose en la arena, Ionas empezó a nombrar las cosas. «Kalimera», dijo Marini, y el muchacho rió hasta doblarse en dos. Después Marini repitió las frases nuevas, enseñó palabras italianas a Ionas. Casi en el horizonte, la falúa se iba empequeñeciendo; Marini sintió que ahora estaba realmente solo en la isla con Klaios y los suyos. Dejaría pasar unos días, pagaría su habitación y aprendería a pescar; alguna tarde, cuando ya lo conocieran bien, les hablaría de quedarse y de trabajar con ellos. Levantándose, tendió la mano a Ionas y echó a andar lentamente hacia la colina. La cuesta era escarpada y trepó saboreando cada alto, volviéndose una y otra vez para mirar las redes en la playa, las siluetas de las mujeres que hablaban animadamente con Ionas y con Klaios y lo miraban de reojo, riendo. Cuando llegó a la mancha verde entró en un mundo donde el olor del tomillo y de la salvia era una misma materia con el fuego del sol y la brisa del mar. Marini miró su reloj pulsera y después, con un gesto de impaciencia, lo arrancó de la muñeca y lo guardó en el bolsillo del pantalón de baño. No sería fácil matar al hombre viejo, pero allí en lo alto, tenso de sol y de espacio, sintió que la empresa era posible. Estaba en Xiros, estaba allí donde tantas veces había dudado que pudiera llegar alguna vez. Se dejó caer de espaldas entre las piedras calientes, resistió sus aristas y sus lomos encendidos, y miró verticalmente el cielo; lejanamente le llegó el zumbido de un motor. Cerrando los ojos se dijo que no miraría el avión, que no se dejaría contaminar por lo peor de sí mismo, que una vez más iba a pasar sobre la isla. Pero en la penumbra de los párpados imaginó a Felisa con las bandejas, en ese mismo instante distribuyendo las bandejas, y su reemplazante, tal vez Giorgio o alguno nuevo de otra línea, alguien que también estaría sonriendo mientras alcanzaba las botellas de vino o el café. Incapaz de luchar contra tanto pasado abrió los ojos y se enderezó, y en el mismo momento vio el ala derecha del avión, casi sobre su cabeza, inclinándose inexplicablemente, el cambio de sonido de las turbinas, la caída casi vertical sobre el mar. Bajó a toda carrera por la colina, golpeándose en las rocas y desgarrándose un brazo entre las espinas. La isla le ocultaba el lugar de la caída, pero torció antes de llegar a la playa y por un atajo previsible franqueó la primera estribación de la colina y salió a la playa más pequeña. La cola del avión se hundía a unos cien metros, en un silencio total. Marini tomó impulso y se lanzó al agua, esperando todavía que el avión volviera a flotar; pero no se veía más que la blanda línea de las olas, una caja de cartón oscilando absurdamente cerca del lugar de la caída, y casi al final, cuando ya no tenía sentido seguir nadando, una mano fuera del agua, apenas un instante, el tiempo para que Marini cambiara de rumbo y se zambullera hasta atrapar por el pelo al hombre que luchó por aferrarse a él y tragó roncamente el aire que Marini le dejaba respirar sin acercarse demasiado. Remolcándolo poco a poco lo trajo hasta la orilla, tomó en brazos el cuerpo vestido 112 Taller de Redacción y Gramática de blanco, y tendiéndolo en la arena miró la cara llena de espuma donde la muerte estaba ya instalada, sangrando por una enorme herida en la garganta. De qué podía servir la respiración artificial si con cada convulsión la herida parecía abrirse un poco más y era como una boca repugnante que llamaba a Marini, lo arrancaba a su pequeña felicidad de tan pocas horas en la isla, le gritaba entre borbotones algo que él ya no era capaz de oír. A toda carrera venían los hijos de Klaios y más atrás las mujeres. Cuando llegó Klaios, los muchachos rodeaban el cuerpo tendido en la arena, sin comprender cómo había tenido fuerzas para nadar a la orilla y arrastrarse desangrándose hasta ahí. «Ciérrale los ojos», pidió llorando una de las mujeres. Klaios miró hacia el mar, buscando algún otro sobreviviente. Pero como siempre estaban solos en la isla, y el cadáver de ojos abiertos era lo único nuevo entre ellos y el mar. (Todos los fuegos el fuego, 1966) LA ISLA A MEDIODÍA - ACTIVIDADES 1. Lea este análisis de la obra de Cortázar: APUNTES SOBRE CORTÁZAR EL CUENTO Y EL CUENTO FANTÁTICO En "Algunos aspectos del cuento" (1994) Cortázar describe cómo debe ser la estructura de este género. El elemento más significativo -dice- es su tema. El hecho de lograr un buen cuento reside, principalmente, en poder convertir un acontecimiento insignificante -real o fingido- en "resumen implacable de cierta condición humana"; irradiar a través del tema escogido algo más allá de su primer significado. El cuentista debe escoger temas que actúen en el lector como una especie de apertura: " […] de fermento que proyecta la inteligencia y la sensibilidad hacia algo que va mucho más allá de la anécdota visual o literaria contenida en el cuento." (CORTÁZAR,"Algunos aspectos del cuento", (1994.) Esto es, en definitiva, lo que se puede denominar significación. En "Del cuento breve y sus alrededores" señala que lo que interesa en los cuentos es que captan algo incomunicable que el lector comparte como una experiencia autónoma. Al leerlo, estamos en un circuito cerrado, poseídos por fórmulas verbales que, al ser invocadas, desencadenan en nosotros la misma secuencia de acontecimientos psíquicos que se desencadenaron en el autor. Una vez definido el cuento según Cortázar, podemos detenernos en el caso particular del cuento fantástico, teniendo en cuenta fundamentalmente que uno de los rasgos más significativos de la literatura cortazariana es el tratamiento de este género. El mundo literario de Cortázar se mueve entre lo absurdo de lo cotidiano y lo fantástico, entre la fascinación de la fantasía y la realidad: "Casi todos los cuentos que he escrito pertenecen al género llamado fantástico por falta de mejor nombre y se oponen a ese falso realismo que consiste en creer que todas las cosas pueden describirse y explicarse como lo daba por sentado el optimismo filosófico y científico del siglo XVIII." (CORTÁZAR, "Algunos aspectos del cuento", p. 368, 1994.) 113 Taller de Redacción y Gramática En "Notas sobre lo gótico en el Río de la Plata" (CORTÁZAR, 1994), señala que lo fantástico tiene una acepción muy amplia: va de lo sobrenatural a lo misterioso, de lo terrorífico a lo insólito. Ahora bien, la idea central de Cortázar sobre el género fantástico gira alrededor de la capacidad para "estirar" los límites de lo real como para hacer entrar, en lo que habitualmente denominamos como realidad, todo aquello que es insólito, excepcional, extraordinario: "[Lo fantástico] es algo absolutamente excepcional, de acuerdo, pero no tiene por qué diferenciarse en sus manifestaciones de esta realidad que nos envuelve. Lo fantástico puede darse sin que haya una modificación espectacular de las cosas. Simplemente para mí lo fantástico es la indicación súbita de que, al margen de las leyes aristotélicas y de nuestra mente razonante, existen mecanismos perfectamente válidos, vigentes, que nuestro cerebro lógico no capta pero que en momentos irrumpen y se hacen sentir." (GONZÁLEZ BERMEJO, 1979.) En rigor, esto es lo que sucede casi siempre en sus cuentos: todo comienza a transcurrir en un universo trivial, familiar, concreto, en el que, paulatina y casi imperceptiblemente, van entrando los signos de un extrañamiento y de una intranquilidad que terminarán por descomponerlo todo para crear una nueva e inquietante realidad. EL TEMA DEL DOBLE El tema del doble aparece y reaparece en la obra narrativa de Cortázar. Tengamos en cuenta, en primera instancia, que este es uno de los procedimientos más empleados en la literatura fantástica para lograr la fisura en la realidad, propia del género. Pero, al mismo tiempo, Cortázar está convencido de que el "problema" del doble es universal: considera que no es un rasgo particular de su poética fantástica sino de la literatura en general. Ahora bien, la temática del doble aparece en su obra, tanto en los cuentos como en las novelas, con infinitas variaciones. Así, por ejemplo, en el caso de "Lejana" (Bestiario), una mujer en Buenos Aires siente que al mismo tiempo es una mendiga en Budapest; impulsada por una extraña compulsión, viaja después de casarse al viejo continente, donde se transforma en la mendiga. Esta, a su vez, se transforma en ella. En el cuento "La noche boca arriba" (Final del juego) el desdoblamiento se produce en un sueño: un hombre se desdobla aparentemente para recorrer caminos ancestrales. El tema se repite en "Las armas secretas" (incluido en el libro homónimo), donde un personaje del presente se siente sojuzgado por un personaje del pasado. Espacios dobles, tiempos dobles, personajes que se desdoblan… En Cortázar, puede decirse que la problemática del doble existe en consonancia con la confusión de espacios y tiempos, con la fusión de experiencias y con la transformación de la realidad. Finalmente, para concluir con el tema, es interesante recordar una anécdota que, a propósito de los dobles, cuenta el propio Cortázar: "Un día de sol como el de hoy -lo fantástico sucede en condiciones muy comunes y muy normales- yo estaba caminando por la rue de Rennes y en un momento dado supe -sin animarme a mirar- que yo mismo estaba caminando a mi lado; algo de mi ojo debía ver alguna cosa porque yo, con una sensación de horror espantoso, sentía mi desdoblamiento físico. Al mismo tiempo razonaba muy lúcidamente; me metí en un bar, pedí un café doble amargo y me lo bebí de un golpe. Me quedé esperando y de pronto comprendí que ya podía mirar, que yo ya no estaba a mi lado". LOS PASAJES 114 Taller de Redacción y Gramática Otro de los ejes centrales en la poética de Julio Cortázar es el de los "pasajes". Con este nombre, Mónica Tamborenea, en Julio Cortázar. Todos los fuegos el fuego, (1986) enuncia las diversas formas que tienen los personajes del universo cortazariano para viajar a otras realidades. A veces, estos pasajes cobrarán la forma de puentes, galerías, ventanas, peceras, puertas, etcétera: "Si en la tradición de la narrativa contar es contar un viaje, en la literatura de Cortázar el contar se construye con la elisión del viaje. Se puede "pasar" de un lugar a otro, de uno a otro tiempo, de una realidad oprimente o aburrida a la realidad deseada sin esa mediación, porque pasajes, puentes, galerías arman la cadena que hace posible cualquier desplazamiento. El viaje real cede su lugar al viaje imaginario. Es en ese espacio, en ese hueco que llenaría la realidad del viaje donde la escritura de Cortázar se instala para construir la ficción." (TAMBORENEA, 1986.) A través de esta cita vemos cómo los personajes de Cortázar viajan de un mundo a otro, de un tiempo a otro. Sin embargo, no se trata de un viaje tradicional, realista, sino de un pasaje fantástico. Pero, además, para Tamborenea, el pasaje no es solo un recurso, sino que se constituye en un elemento fundante del relato: "El pasaje se constituye en condición fundante del relato cuya estructura -delineada también en razón de ese pasaje- se sostiene en general, por el binarismo que impregna los diversos niveles. Escindir el texto en dos, entrecruzar e imbricar dos historias en una, suele ser en estos cuentos de Cortázar una operación común que realizan los pasajes." (TAMBORENEA, 1986.) Podemos preguntarnos, entonces, cuál es la función que tienen estos pasajes. Tamborenea señala, en primer lugar, que los pasajes sirven para explicitar el deseo de realización de los personajes; pues cuando su vida se ha tornado rutinaria, el personaje cortazariano logra el acceso al mundo imaginario a través de algún pasaje. Un ejemplo de esta hipótesis puede leerse en "La isla a mediodía" (Todos los fuegos el fuego): Marini se obsesiona con un paisaje que ve desde el avión en el que trabaja; el cuento narrará, precisamente, el pasaje -soñado, imaginado- a ese mundo que está presentado como la contrapartida del mundo rutinario en el que vive el personaje. Una segunda función que Tamborenea les asigna a los pasajes es la de presentar la facultad de comprender el absurdo de la vida. En este punto, es importante tener presente cómo Cortázar concibe lo fantástico para comprender la "naturalidad" con la que se aceptan estos deslizamientos. Los pasajes, por un lado, implican una situación relacionada con lo misterioso, lo inconsciente, lo oculto, pero la facilidad con la que Cortázar descubre lo fantástico en lo cotidiano tiñe de una naturalidad inquietante esos deslizamientos de los personajes a través de los distintos ámbitos espacio-temporales. Para Cortázar, "ficción y realidad están saturadas por la misma absurdidad". EL TIEMPO Y EL ESPACIO Para hablar de la concepción del tiempo y del espacio en la obra de Cortázar, hay que tener en cuenta que en los textos fantásticos -como señala Rosemary Jackson (1986)- estas unidades clásicas son amenazadas por la disolución. Sin embargo, si apelamos a la noción de cotidianeidad que, como vimos, atraviesa la literatura cortazariana, esta ruptura resulta natural. Pensemos, fundamentalmente, en los cuentos en los que se trabaja con dos espacios y dos tiempos yuxtapuestos: "El otro cielo", "La noche boca arriba" o "Todos los fuegos el fuego", por ejemplo. En este último caso, se presenta un mismo esquema de amores, infidelidades y venganzas que toma cuerpo en dos espacios y dos tiempos: uno transcurre durante el Imperio Romano; el otro, en un departamento francés contemporáneo. Una lectura atenta del cuento pone al descubierto los pasajes que comunican estas dos series, aparentemente individuales. Lo que ocurre en la primera tiene su efecto en la segunda, y viceversa, cerrándose ambas mediante un mismo incendio que se propaga de una a otra. Al fundirse estos espacios y estos tiempos, se produce su anulación. Ahora bien, si nos detenemos en los espacios, una primera lectura de sus cuentos nos permite ver que Cortázar describe ámbitos cotidianos: la casa en la que viven los hermanos en "Casa tomada" es una vivienda típica sobre la calle Rodríguez Peña; "El otro cielo" describe paisajes urbanos de París y Buenos Aires; "Final del juego" transcurre en una casa de las cercanías de las vías del Central Argentino; 115 Taller de Redacción y Gramática "Ómnibus", en el colectivo de la línea 168 durante su recorrido. Se ve cómo, a diferencia de Borges, que en muchos casos sitúa sus cuentos fantásticos en situaciones y tiempos distanciados de nuestra realidad, Cortázar se propone construir lo fantástico desde lo cotidiano. En muchas oportunidades, además, lo hace desde los espacios que mayor protección, resguardo e inmediatez representan y que, por ende, nos connotan seguridad y certezas. En lo que se refiere al tiempo, Cortázar maneja diversas posibilidades temporales. En algunos casos, intenta dar simultaneidad a dos sucesos alejados (en tiempo y en espacio) y, por eso, debe romper las categorías lógicas. El tiempo, en varios de sus relatos, se vuelve no lineal, fragmentado, anacrónico, discontinuo. Este hecho se relaciona estrechamente con la "doble trama" presente en muchos de sus relatos y que ya hemos analizado oportunamente. Asimismo, esta trama doble implica la presencia de un tiempo doble que, como tal, conlleva la fragmentación y la ruptura de las coordenadas normales del tiempo real. LOS PERSONAJES Los personajes cortazarianos son seres que están en una permanente búsqueda de la otredad. Son, como los llama Carmen Ortiz, perseguidores, que indagan lo que está detrás de los límites, más allá de lo absoluto, y que, en líneas generales, fracasan en sus intentos: "El precio de la lucidez, del conocimiento, de la revelación, suele ser la muerte, la locura, la fusión incierta con otro ser o con la nada”. (ORTIZ, 1994.)) Son numerosos los casos de perseguidores que podemos rastrear en la narrativa de Cortázar. Tomaremos como ejemplo uno de los más significativos, no solo por su título ("El perseguidor"), sino – fundamentalmente- por lo que representa esta historia como punto de inflexión en la obra del escritor argentino. Este cuento fue reconocido por la crítica y por el propio Cortázar como una "bisagra ideológica" en su obra: la búsqueda de su personaje se dirige a una exploración metafísica y del destino humano que lo acercará, como él dijo, "al prójimo", al tiempo que lo alejará de las construcciones fantásticas. Consultar también: http://lilielphick.blogspot.com/2007/04/apuntes-sobre-la-isla-medioda-de-julio.html http://es.wikipedia.org/wiki/La_isla_a_mediod%C3%ADa 2. Analice los temas y el personaje del cuento considerando estas preguntas orientadoras: - ¿La Isla a Mediodía es un cuento fantástico? ¿Por qué? - ¿Qué simboliza la isla? - ¿En qué términos se describen los dos mundos, el real y el deseado, en el cuento? Descríbalos. - ¿Cómo son las relaciones personales y familiares de Marini? Caracterice al personaje considerando su obsesión y el tema del doble. - ¿En qué momento del relato se cumple la identificación entre el sueño y la realidad? 116 Taller de Redacción y Gramática - Respecto del tema del pasaje en la obra de Cortázar, Mónica Tamborenea señala: "Cuando la vida se torna rutinaria y la realidad no ofrece las posibilidades deseadas, el personaje cortazariano logra el acceso a su mundo imaginario. Siempre hay algún pasaje que se lo permite". Explique esta cita en función de La isla a mediodía. - Relea el final del cuento. A partir de él, intente explicar cómo se presenta el tiempo en el relato. 2. Realizar un aviso publicitario de un diario donde una Agencia de Viajes proponga paquetes de turismo que incluyan la visita a Xiros. 117 Taller de Redacción y Gramática 118 Taller de Redacción y Gramática IX. LA MONOGRAFÍA (VER PÁGS. 5 a 7/9 y 10/26 y 27) Una monografía es un informe escrito, argumentativo, con función informativa, en el cual se presentan y organizan los datos acerca de una determinada temática, obtenidos de diversas fuentes. Cuenta con un gran número de secuencias expositivo-explicativas. La misma debe contar con un objeto de estudio bien delimitado, para así poder investigar, descubrir y reunir la información pertinente sobre el tema elegido. Luego, hay que enunciar la hipótesis sobre la que va a girar el trabajo, y brindar elementos que afirmen o nieguen esas hipótesis, de manera crítica. La monografía debe tener un lenguaje preciso, claro y estar redactada correctamente. Tipos y formas de monografías Los formatos y tipos de monografías suelen ser variados al igual que sus temáticas. Un trabajo que este relacionado con un tema de biología se va a diferenciar de uno que trate sobre turismo. Existen tres tipos diferentes: Monografía de compilación: Se elige un tema a partir del cual se analiza y redacta una presentación crítica de la bibliografía que hay al respecto. Se presentarán los diferentes puntos de vista de manera exhaustiva, para luego poder realizar la opinión personal. Monografía de investigación: Se realiza la investigación en torno a un tema para conocer sobre él y poder aportar algún aspecto novedoso del mismo. Monografía de análisis de experiencias: Se suelen emplear en las carreras que implican prácticas, como medicina, o bien en el ejercicio profesional. Se sacan conclusiones de las experiencias analizadas y se comparan con otras semejantes. 119 Taller de Redacción y Gramática LECTURAS LA SALUD DE LOS ENFERMOS Cuando inesperadamente tía Clelia se sintió mal, en la familia hubo un momento de pánico y por varias horas nadie fue capaz de reaccionar y discutir un plan de acción, ni siquiera tío Roque que encontraba siempre la salida más atinada. A Carlos lo llamaron por teléfono a la oficina, Rosa y Pepa despidieron a los alumnos de piano y solfeo, y hasta tía Clelia se preocupó más por mamá que por ella misma. Estaba segura de que lo que sentía no era grave, pero a mamá no se le podían dar noticias inquietantes con su presión y su azúcar, de sobra sabían todos que el doctor Bonifaz había sido el primero en comprender y aprobar que le ocultaran a mamá lo de Alejandro. Si tía Clelia tenía que guardar cama era necesario encontrar alguna manera de que mamá no sospechara que estaba enferma, pero ya lo de Alejandro se había vuelto tan difícil y ahora se agregaba esto; la menor equivocación, y acabaría por saber la verdad. Aunque la casa era grande, había que tener en cuenta el oído tan afinado de mamá y su inquietante capacidad para adivinar dónde estaba cada uno. Pepa, que había llamado al doctor Bonifaz desde el teléfono de arriba, avisó a sus hermanos que el médico vendría lo antes posible y que dejaran entornada la puerta cancel para que entrase sin llamar. Mientras Rosa y tío Roque atendían a tía Clelia que había tenido dos desmayos y se quejaba de un insoportable dolor de cabeza, Carlos se quedó con mamá para contarle las novedades del conflicto diplomático con el Brasil y leerle las últimas noticias. Mamá estaba de buen humor esa tarde y no le dolía la cintura como casi siempre a la hora de la siesta. A todos les fue preguntando qué les pasaba que parecían tan nerviosos, y en la casa se habló de la baja presión y de los efectos nefastos de los mejoradores en el pan. A la hora del té vino tío Roque a charlar con mamá, y Carlos pudo darse un baño y quedarse a la espera del médico. Tía Clelia seguía mejor, pero le costaba moverse en la cama y ya casi no se interesaba por lo que tanto la había preocupado al salir del primer vahído. Pepa y Rosa se turnaron junto a ella, ofreciéndole té y agua sin que les contestara; la casa se apaciguó con el atardecer y los hermanos se dijeron que tal vez lo de tía Clelia no era grave, y que a la tarde siguiente volvería a entrar en el dormitorio de mamá como si no le hubiese pasado nada. Con Alejandro las cosas habían sido mucho peores, porque Alejandro se había matado en un accidente de auto a poco de llegar a Montevideo donde lo esperaban en casa de un ingeniero amigo. Ya hacía casi un año de eso, pero siempre seguía siendo el primer día para los hermanos y los tíos, para todos menos para mamá ya que para mamá Alejandro estaba en el Brasil donde una firma de Recife le había encargado la instalación de una fábrica de cemento. La idea de preparar a mamá, de insinuarle que Alejandro había tenido un accidente y que estaba levemente herido, no se les había ocurrido siquiera después de las prevenciones del doctor Bonifaz. Hasta María Laura, más allá de toda comprensión en esas primeras horas, había admitido que no era posible darle la noticia a mamá. Carlos y el padre de María Laura viajaron al Uruguay para traer el cuerpo de Alejandro, mientras la familia cuidaba como siempre de mamá que ese día estaba 120 Taller de Redacción y Gramática dolorida y difícil. El club de ingeniería aceptó que el velorio se hiciera en su sede y Pepa, la más ocupada con mamá, ni siquiera alcanzó a ver el ataúd de Alejandro mientras los otros se turnaban de hora en hora y acompañaban a la pobre María Laura perdida en un horror sin lágrimas. Como casi siempre, a tío Roque le tocó pensar. Habló de madrugada con Carlos, que lloraba silenciosamente a su hermano con la cabeza apoyada en la carpeta verde de la mesa del comedor donde tantas veces habían jugado a las cartas. Después se les agregó tía Clelia, porque mamá dormía toda la noche y no había que preocuparse por ella. Con el acuerdo tácito de Rosa y de Pepa, decidieron las primeras medidas, empezando por el secuestro de La Nación –a veces mamá se animaba a leer el diario unos minutos– y todos estuvieron de acuerdo con lo que había pensado el tío Roque. Fue así como una empresa brasileña contrató a Alejandro para que pasara un año en Recife, y Alejandro tuvo que renunciar en pocas horas a sus breves vacaciones en casa del ingeniero amigo, hacer su valija y saltar al primer avión. Mamá tenía que comprender que eran nuevos tiempos, que los industriales no entendían de sentimientos, pero Alejandro ya encontraría la manera de tomarse una semana de vacaciones a mitad de año y bajar a Buenos Aires. A mamá le pareció muy bien todo eso, aunque lloró un poco y hubo que darle a respirar sus sales. Carlos, que sabía hacerla reír, le dijo que era una vergüenza que llorara por el primer éxito del benjamín de la familia, y que a Alejandro no le hubiera gustado enterarse de que recibían así la noticia de su contrato. Entonces mamá se tranquilizó y dijo que bebería un dedo de málaga a la salud de Alejandro. Carlos salió bruscamente a buscar el vino, pero fue Rosa quien lo trajo y quien brindó con mamá. La vida de mamá era bien penosa, y aunque poco se quejaba había que hacer todo lo posible por acompañarla y distraerla. Cuando al día siguiente del entierro de Alejandro se extrañó de que María Laura no hubiese venido a visitarla como todos los jueves, Pepa fue por la tarde a casa de los Novalli para hablar con María Laura. A esa hora tío Roque estaba en el estudio de un abogado amigo, explicándole la situación; el abogado prometió escribir inmediatamente a su hermano que trabajaba en Recife (las ciudades no se elegían al azar en casa de mamá) y organizar lo de la correspondencia. El doctor Bonifaz ya había visitado como por casualidad a mamá, y después de examinarle la vista la encontró bastante mejor pero le pidió que por unos días se abstuviera de leer los diarios. Tía Clelia se encargó de comentarle las noticias más interesantes; por suerte a mamá no le gustaban los noticieros radiales porque eran vulgares y a cada rato había avisos de remedios nada seguros que la gente tomaba contra viento y marea y así les iba. María Laura vino el viernes por la tarde y habló de lo mucho que tenía que estudiar para los exámenes de arquitectura. –Sí, mi hijita –dijo mamá, mirándola con afecto–. Tenés los ojos colorados de leer, y eso es malo. Ponete unas compresas con hamamelis, que es lo mejor que hay. Rosa y Pepa estaban ahí para intervenir a cada momento en la conversación, y María Laura pudo resistir y hasta sonrió cuando mamá se puso a hablar de ese pícaro de novio que se iba tan lejos y casi sin avisar. La juventud moderna era así, el mundo se había vuelto loco y todos andaban apurados y sin tiempo para nada. Después mamá se perdió en las ya sabidas anécdotas de padres y abuelos, y vino 121 Taller de Redacción y Gramática el café y después entró Carlos con bromas y cuentos, y en algún momento tío Roque se paró en la puerta del dormitorio y los miró con su aire bonachón, y todo pasó como tenía que pasar hasta la hora del descanso de mamá. La familia se fue habituando, a María Laura le costó más pero en cambio sólo tenía que ver a mamá los jueves; un día llegó la primera carta de Alejandro (mamá se había extrañado ya dos veces de su silencio) y Carlos se la leyó al pie de la cama. A Alejandro le había encantado Recife, hablaba del puerto, de los vendedores de papagayos y del sabor de los refrescos, a la familia se le hacía agua la boca cuando se enteraba de que los ananás no costaban nada, y que el café era de verdad y con una fragancia... Mamá pidió que le mostraran el sobre, y dijo que habría que darle la estampilla al chico de los Marolda que era filatelista, aunque a ella no le gustaba nada que los chicos anduvieran con las estampillas porque después no se lavaban las manos y las estampillas habían rodado por todo el mundo. –Les pasan la lengua para pegarlas – decía siempre mamá– y los microbios quedan ahí y se incuban, es sabido. Pero dásela lo mismo, total ya tiene tantas que una más... Al otro día mamá llamó a Rosa y le dictó una carta para Alejandro, preguntándole cuándo iba a poder tomarse vacaciones y si el viaje no le costaría demasiado. Le explicó cómo se sentía y le habló del ascenso que acababan de darle a Carlos y del premio que había sacado uno de los alumnos de piano de Pepa. También le dijo que María Laura la visitaba sin faltar ni un solo jueves, pero que estudiaba demasiado y que eso era malo para la vista. Cuando la carta estuvo escrita, mamá la firmó al pie con un lápiz, y besó suavemente el papel. Pepa se levantó con el pretexto de ir a buscar un sobre, y tía Clelia vino con las pastillas de las cinco y unas flores para el jarrón de la cómoda. Nada era fácil, porque en esa época la presión de mamá subió todavía más y la familia llegó a preguntarse si no habría alguna influencia inconsciente, algo que desbordaba del comportamiento de todos ellos, una inquietud y un desánimo que hacían daño a mamá a pesar de las precauciones y la falsa alegría. Pero no podía ser, porque a fuerza de fingir las risas todos habían acabado por reírse de veras con mamá, y a veces se hacían bromas y se tiraban manotazos aunque no estuvieran con ella, y después se miraban como si se despertaran bruscamente, y Pepa se ponía muy colorada y Carlos encendía un cigarrillo con la cabeza gacha. Lo único importante en el fondo era que pasara el tiempo y que mamá no se diese cuenta de nada. Tío Roque había hablado con el doctor Bonifaz, y todos estaban de acuerdo en que había que continuar indefinidamente la comedia piadosa, como la calificaba tía Clelia. El único problema eran las visitas de María Laura porque mamá insistía naturalmente en hablar de Alejandro, quería saber si se casarían apenas él volviera de Recife o si ese loco de hijo iba a aceptar otro contrato lejos y por tanto tiempo. No quedaba más remedio que entrar a cada momento en el dormitorio y distraer a mamá, quitarle a María Laura que se mantenía muy quieta en su silla, con las manos apretadas hasta hacerse daño, pero un día mamá le preguntó a tía Clelia por qué todos se precipitaban en esa forma cuando María Laura venía a verla, como si fuera la única ocasión que tenían de estar con ella. Tía Clelia se echó a reír y le dijo que 122 Taller de Redacción y Gramática todos veían un poco a Alejandro en María Laura, y que por eso les gustaba estar con ella cuando venía. –Tenés razón, María Laura es tan buena –dijo mamá–. El bandido de mi hijo no se la merece, creeme. –Mirá quién habla –dijo tía Clelia–. Si se te cae la baba cuando nombrás a tu hijo. Mamá también se puso a reír, y se acordó de que en esos días iba a llegar carta de Alejandro. La carta llegó y tío Roque la trajo junto con el té de las cinco. Esa vez mamá quiso leer la carta y pidió sus anteojos de ver cerca. Leyó aplicadamente, como si cada frase fuera un bocado que había que dar vueltas y vueltas paladeándolo. –Los muchachos de ahora no tienen respeto –dijo sin darle demasiada importancia–. Está bien que en mi tiempo no se usaban esas máquinas, pero yo no me hubiera atrevido jamás a escribir así a mi padre, ni vos tampoco. –Claro que no –dijo tío Roque–. Con el genio que tenía el viejo. –A vos no se te cae nunca eso del viejo, Roque. Sabés que no me gusta oírtelo decir, pero te da igual. Acordate cómo se ponía mamá. –Bueno, está bien. Lo de viejo es una manera de decir, no tiene nada que ver con el respeto. –Es muy raro –dijo mamá, quitándose los anteojos y mirando las molduras del cielo raso–. Ya van cinco o seis cartas de Alejandro, y en ninguna me llama... Ah, pero es un secreto entre los dos. Es raro, sabés. ¿Por qué no me ha llamado así ni una sola vez? –A lo mejor al muchacho le parece tonto escribírtelo. Una cosa es que te diga... ¿cómo te dice?... –Es un secreto –dijo mamá–. Un secreto entre mi hijito y yo. Ni Pepa ni Rosa sabían de ese nombre, y Carlos se encogió de hombros cuando le preguntaron. –¿Qué querés, tío? Lo más que puedo hacer es falsificarle la firma. Yo creo mamá se va a olvidar de eso, no te lo tomés tan a pecho. A los cuatro o cinco meses, después de una carta de Alejandro en la que explicaba lo mucho que tenía que hacer (aunque estaba contento porque era una gran oportunidad para un ingeniero joven), mamá insistió en que ya era tiempo de que se tomara unas vacaciones y bajara a Buenos Aires. A Rosa, que escribía la respuesta de mamá, le pareció que dictaba más lentamente, como si hubiera estado pensando mucho cada frase. que –Vaya a saber si el pobre podrá venir –comentó Rosa como al descuido–. Sería 123 Taller de Redacción y Gramática una lástima que se malquiste con la empresa justamente ahora que le va tan bien y está tan contento. Mamá siguió dictando como si no hubiera oído. Su salud dejaba mucho que desear y le hubiera gustado ver a Alejandro, aunque sólo fuese por unos días. Alejandro tenía que pensar también en María Laura, no porque ella creyese que descuidaba a su novia, pero un cariño no vive de palabras bonitas y promesas a la distancia. En fin, esperaba que Alejandro le escribiera pronto con buenas noticias. Rosa se fijó que mamá no besaba el papel después de firmar, pero que miraba fijamente la carta como si quisiera grabársela en la memoria. "Pobre Alejandro", pensó Rosa, y después se santiguó bruscamente sin que mamá la viera. –Mirá –le dijo tío Roque a Carlos cuando esa noche se quedaron solos para su partida de dominó–, yo creo que esto se va a poner feo. Habrá que inventar alguna cosa plausible, o al final se dará cuenta. –Qué sé yo, tío. Lo mejor será que Alejandro conteste de una manera que la deje contenta por un tiempo más. La pobre está tan delicada, no se puede ni pensar en... –Nadie habló de eso, muchacho. Pero yo te digo que tu madre es de las que no aflojan. Está en la familia, che. Mamá leyó sin hacer comentarios la respuesta evasiva de Alejandro, que trataría de conseguir vacaciones apenas entregara el primer sector instalado de la fábrica. Cuando esa tarde llegó María Laura, le pidió que intercediera para que Alejandro viniese aunque no fuera más que una semana a Buenos Aires. María Laura le dijo después a Rosa que mamá se lo había pedido en el único momento en que nadie más podía escucharla. Tío Roque fue el primero en sugerir lo que todos habían pensado ya tantas veces sin animarse a decirlo por lo claro, y cuando mamá le dictó a Rosa otra carta para Alejandro, insistiendo en que viniera, se decidió que no quedaba más remedio que hacer la tentativa y ver si mamá estaba en condiciones de recibir una primera noticia desagradable. Carlos consultó al doctor Bonifaz, que aconsejó prudencia y unas gotas. Dejaron pasar el tiempo necesario, y una tarde tío Roque vino a sentarse a los pies de la cama de mamá, mientras Rosa cebaba un mate y miraba por la ventana del balcón, al lado de la cómoda de los remedios. –Fijate que ahora empiezo a entender un poco por qué este diablo de sobrino no se decide a venir a vernos –dijo tío Roque–. Lo que pasa es que no te ha querido afligir, sabiendo que todavía no estás bien. Mamá lo miró como si no comprendiera. –Hoy telefonearon los Novalli, parece que María Laura recibió noticias de Alejandro. Está bien, pero no va a poder viajar por unos meses. –¿Por qué no va a poder viajar? –preguntó mamá. –Porque tiene algo en un pie, parece. En el tobillo, creo. Hay que preguntarle a 124 Taller de Redacción y Gramática María Laura para que diga lo que pasa. El viejo Novalli habló de una fractura o algo así. –¿Fractura de tobillo? –dijo mamá. Antes de que tío Roque pudiera contestar, ya Rosa estaba con el frasco de sales. El doctor Bonifaz vino en seguida, y todo pasó en unas horas, pero fueron horas largas y el doctor Bonifaz no se separó de la familia hasta entrada la noche. Recién dos días después mamá se sintió lo bastante repuesta como para pedirle a Pepa que le escribiera a Alejandro. Cuando Pepa, que no había entendido bien, vino como siempre con el block y la lapicera, mamá cerró los ojos y negó con la cabeza. –Escribile vos, nomás. Decile que se cuide. Pepa obedeció, sin saber por qué escribía una frase tras otra puesto que mamá no iba a leer la carta. Esa noche le dijo a Carlos que todo el tiempo, mientras escribía al lado de la cama de mamá, había tenido la absoluta seguridad de que mamá no iba a leer ni a firmar esa carta. Seguía con los ojos cerrados y no los abrió hasta la hora de la tisana; parecía haberse olvidado, estar pensando en otras cosas. Alejandro contestó con el tono más natural del mundo, explicando que no había querido contar lo de la fractura para no afligirla. Al principio se habían equivocado y le habían puesto un yeso que hubo de cambiar, pero ya estaba mejor y en unas semanas podría empezar a caminar. En total tenía para unos dos meses, aunque lo malo era que su trabajo se había retrasado una barbaridad en el peor momento, y... Carlos, que leía la carta en voz alta, tuvo la impresión de que mamá no lo escuchaba como otras veces. De cuando en cuando miraba el reloj, lo que en ella era signo de impaciencia. A las siete Rosa tenía que traerle el caldo con las gotas del doctor Bonifaz, y eran las siete y cinco. –Bueno –dijo Carlos, doblando la carta–. Ya ves que todo va bien, al pibe no le ha pasado nada serio. –Claro –dijo mamá–. Mirá, decile a Rosa que se apure, querés. A María Laura, mamá le escuchó atentamente las explicaciones sobre la fractura de Alejandro, y hasta le dijo que le recomendara unas fricciones que tanto bien le habían hecho a su padre cuando la caída del caballo en Matanzas. Casi en seguida, como si formara parte de la misma frase, preguntó si no le podían dar unas gotas de agua de azahar, que siempre le aclaraban la cabeza. La primera en hablar fue María Laura, esa misma tarde. Se lo dijo a Rosa en la sala, antes de irse, y Rosa se quedó mirándola como si no pudiera creer lo que había oído. –Por favor –dijo Rosa–. ¿Cómo podés imaginarte una cosa así? 125 Taller de Redacción y Gramática –No me la imagino, es la verdad –dijo María Laura–. Y yo no vuelvo más, Rosa, pídanme lo que quieran, pero yo no vuelvo a entrar en esa pieza. En el fondo a nadie le pareció demasiado absurda la fantasía de María Laura, pero tía Clelia resumió el sentimiento de todos cuando dijo que en una casa como la de ellos un deber era un deber. A Rosa le tocó ir a lo de los Novalli, pero María Laura tuvo un ataque de llanto tan histérico que no quedó más remedio que acatar su decisión; Pepa y Rosa empezaron esa misma tarde a hacer comentarios sobre lo mucho que tenía que estudiar la pobre chica y lo cansada que estaba. Mamá no dijo nada, y cuando llegó el jueves no preguntó por María Laura. Ese jueves se cumplían diez meses de la partida de Alejandro al Brasil. La empresa estaba tan satisfecha de sus servicios, que unas semanas después le propusieron una renovación del contrato por otro año, siempre que aceptara irse de inmediato a Belén para instalar otra fábrica. A tío Roque le parecía eso formidable, un gran triunfo para un muchacho de tan pocos años. –Alejandro fue siempre el más inteligente –dijo mamá–. Así como Carlos es el más tesonero. –Tenés razón –dijo tío Roque, preguntándose de pronto qué mosca le habría picado aquel día a María Laura–. La verdad es que te han salido unos hijos que valen la pena, hermana. –Oh, sí, no me puedo quejar. A su padre le hubiera gustado verlos ya grandes. Las chicas, tan buenas, y el pobre Carlos, tan de su casa. –Y Alejandro, con tanto porvenir. –Ah, sí –dijo mamá. –Fijate nomás en ese nuevo contrato que le ofrecen...En fin, cuando estés con ánimo le contestarás a tu hijo; debe andar con la cola entre las piernas pensando que la noticia de la renovación no te va a gustar. –Ah, sí –repitió mamá, mirando al cielo raso–. Decile a Pepa que le escriba, ella ya sabe. Pepa escribió, sin estar muy segura de lo que debía decirle a Alejandro, pero convencida de que siempre era mejor tener un texto completo para evitar contradicciones en las respuestas. Alejandro, por su parte, se alegró mucho de que mamá comprendiera la oportunidad que se le presentaba. Lo del tobillo iba muy bien, apenas pudiera pediría vacaciones para venirse a estar con ellos una quincena. Mamá asintió con un leve gesto, y preguntó si ya había llegado La Razón para que Carlos le leyera los telegramas. En la casa todo se había ordenado sin esfuerzo, ahora que parecían haber terminado los sobresaltos y la salud de mamá se mantenía estacionaria. Los hijos se turnaban para acompañarla; tío Roque y tía Clelia entraban y salían en cualquier momento. Carlos le leía el diario a mamá por la noche, y Pepa por la mañana. Rosa y tía Clelia se ocupaban de los medicamentos y los baños; tío Roque tomaba mate en su cuarto dos o tres veces al día. Mamá no 126 Taller de Redacción y Gramática estaba nunca sola, no preguntaba nunca por María Laura; cada tres semanas recibía sin comentarios las noticias de Alejandro; le decía a Pepa que contestara y hablaba de otra cosa, siempre inteligente y atenta y alejada. Fue en esta época cuando tío Roque empezó a leerle las noticias de la tensión con el Brasil. Las primeras las había escrito en los bordes del diario, pero mamá no se preocupaba por la perfección de la lectura y después de unos días tío Roque se acostumbró a inventar en el momento. Al principio acompañaba los inquietantes telegramas con algún comentario sobre los problemas que eso podía traerle a Alejandro y a los demás argentinos en el Brasil, pero como mamá no parecía preocuparse dejó de insistir aunque cada tantos días agravaba un poco la situación. En las cartas de Alejandro se mencionaba la posibilidad de una ruptura de relaciones, aunque el muchacho era el optimista de siempre y estaba convencido de que los cancilleres arreglarían el litigio. Mamá no hacía comentarios, tal vez porque aún faltaba mucho para que Alejandro pudiera pedir licencia, pero una noche le preguntó bruscamente al doctor Bonifaz si la situación con el Brasil era tan grave como decían los diarios. –¿Con el Brasil? Bueno, sí, las cosas no andan muy bien –dijo el médico–. Esperemos que el buen sentido de los estadistas… Mamá lo miraba como sorprendida de que le hubiese respondido sin vacilar. Suspiró levemente, y cambió la conversación. Esa noche estuvo más animada que otras veces, y el doctor Bonifaz se retiró satisfecho. Al otro día se enfermó tía Clelia; los desmayos parecían cosa pasajera, pero el doctor Bonifaz habló con tío Roque y aconsejó que internaran a tía Clelia en un sanatorio. A mamá, que en ese momento escuchaba las noticias del Brasil que le traía Carlos con el diario de la noche, le dijeron que tía Clelia estaba con una jaqueca que no la dejaba moverse de la cama. Tuvieron toda la noche para pensar en lo que harían, pero tío Roque estaba como anonadado después de hablar con el doctor Bonifaz, y a Carlos y a las chicas les tocó decidir. A Rosa se le ocurrió lo de la quinta de Manolita Valle y el aire puro; al segundo día de la jaqueca de tía Clelia, Carlos llevó la conversación con tanta habilidad que fue como si mamá en persona hubiera aconsejado una temporada en la quinta de Manolita que tanto bien le haría a Clelia. Un compañero de oficina de Carlos se ofreció para llevarla en su auto, ya que el tren era fatigoso con esa jaqueca. Tía Clelia fue la primera en querer despedirse de mamá, y entre Carlos y tío Roque la llevaron pasito a paso para que mamá le recomendase que no tomara frío en esos autos de ahora y que se acordara del laxante de frutas cada noche. –Clelia estaba muy congestionada –le dijo mamá a Pepa por la tarde–. Me hizo mala impresión, sabés. –Oh, con unos días en la quinta se va a reponer lo más bien. Estaba un poco cansada estos meses; me acuerdo de que Manolita le había dicho que fuera a acompañarla a la quinta. –¿Sí? Es raro, nunca me lo dijo. –Por no afligirte, supongo. 127 Taller de Redacción y Gramática –¿Y cuánto tiempo se va a quedar, hijita? Pepa no sabía, pero ya le preguntarían al doctor Bonifaz que era el que había aconsejado el cambio de aire. Mamá no volvió a hablar del asunto hasta algunos días después (tía Clelia acababa de tener un síncope en el sanatorio, y Rosa se turnaba con tío Roque para acompañarla) –Me pregunto cuándo va a volver Clelia –dijo mamá. –Vamos, por una vez que la pobre se decide a dejarte y a cambiar un poco de aire... –Sí, pero lo que tenía no era nada, dijeron ustedes. –Claro que no es nada. Ahora se estará quedando por gusto, o por acompañar a Manolita; ya sabés cómo son de amigas. –Telefoneá a la quinta y averiguá cuándo va a volver –dijo mamá. Rosa telefoneó a la quinta, y le dijeron que tía Clelia estaba mejor, pero que todavía se sentía un poco débil, de manera que iba a aprovechar para quedarse. El tiempo estaba espléndido en Olavarría. –No me gusta nada eso –dijo mamá–. Clelia ya tendría que haber vuelto. –Por favor, mamá, no te preocupés tanto. ¿Por qué no te mejorás vos lo antes posible, y te vas con Clelia y Manolita a tomar sol a la quinta? –¿Yo? –dijo mamá, mirando a Carlos con algo que se parecía al asombro, al escándalo, al insulto. Carlos se echó a reír para disimular lo que sentía (tía Clelia estaba gravísima, Pepa acababa de telefonear) y la besó en la mejilla como a una niña traviesa. –Mamita tonta –dijo, tratando de no pensar en nada. Esa noche mamá durmió mal y desde el amanecer preguntó por Clelia, como si a esa hora se pudieran tener noticias de la quinta (tía Clelia acababa de morir y habían decidido velarla en la funeraria). A las ocho llamaron a la quinta desde el teléfono de la sala, para que mamá pudiera escuchar la conversación, y por suerte tía Clelia había pasado bastante buena noche aunque el médico de Manolita aconsejaba que se quedase mientras siguiera el buen tiempo. Carlos estaba muy contento con el cierre de la oficina por inventario y balance, y vino en piyama a tomar mate al pie de la cama de mamá y a darle conversación. –Mirá –dijo mamá–, yo creo que habría que escribirle a Alejandro que venga a ver a su tía. Siempre fue el preferido de Clelia, y es justo que venga. –Pero si tía Clelia no tiene nada, mamá. Si Alejandro no ha podido venir a verte a vos, imaginate... 128 Taller de Redacción y Gramática –Allá él –dijo mamá–. Vos escribile y decile que Clelia está enferma y que debería venir a verla. –¿Pero cuántas veces te vamos a repetir que lo de tía Clelia no es grave? –Si no es grave, mejor. Pero no te cuesta nada escribirle. Le escribieron esa misma tarde y le leyeron la carta a mamá. En los días en que debía llegar la respuesta de Alejandro (tía Clelia seguía bien, pero el médico de Manolita insistía en que aprovechara el buen aire de la quinta), la situación diplomática con el Brasil se agravó todavía más y Carlos le dijo a mamá que no sería raro que las cartas de Alejandro se demoraran. –Parecería a propósito –dijo mamá–. Ya vas a ver que tampoco podrá venir él. Ninguno de ellos se decidía a leerle la carta de Alejandro. Reunidos en el comedor, miraban al lugar vacío de tía Clelia, se miraban entre ellos, vacilando. –Es absurdo –dijo Carlos–. Ya estamos tan acostumbrados a esta comedia, que una escena más o menos... –Entonces llevásela vos –dijo Pepa, mientras se le llenaban los ojos de lágrimas y se los secaba con la servilleta. –Qué querés, hay algo que no anda. Ahora cada vez que entro en su cuarto estoy como esperando una sorpresa, una trampa, casi. –La culpa la tiene María Laura –dijo Rosa–. Ella nos metió la idea en la cabeza y ya no podemos actuar con naturalidad. Y para colmo tía Clelia... –Mirá, ahora que lo decís se me ocurre que convendría hablar con María Laura –dijo tío Roque–. Lo más lógico sería que viniera después de sus exámenes y le diera a tu madre la noticia de que Alejandro no va a poder viajar. – ¿Pero a vos no te hiela la sangre que mamá no pregunte más por María Laura, aunque Alejandro la nombra en todas sus cartas? –No se trata de la temperatura de mi sangre –dijo tío Roque–. Las cosas se hacen o no se hacen, y se acabó. A Rosa le llevó dos horas convencer a María Laura, pero era su mejor amiga y María Laura los quería mucho, hasta a mamá aunque le diera miedo. Hubo que preparar una nueva carta, que María Laura trajo junto con un ramo de flores y las pastillas de mandarina que le gustaban a mamá. Sí, por suerte ya habían terminado los exámenes peores, y podría irse unas semanas a descansar a San Vicente. –El aire del campo te hará bien –dijo mamá–. En cambio a Clelia... ¿Hoy llamaste a la quinta, Pepa? Ah, sí, recuerdo que me dijiste... Bueno, ya hace tres semanas que se fue Clelia, y mirá vos... 129 Taller de Redacción y Gramática María Laura y Rosa hicieron los comentarios del caso, vino la bandeja del té, y María Laura le leyó a mamá unos párrafos de la carta de Alejandro con la noticia de la internación provisional de todos los técnicos extranjeros, y la gracia que le hacía estar alojado en un espléndido hotel por cuenta del gobierno, a la espera de que los cancilleres arreglaran el conflicto. Mamá no hizo ninguna reflexión, bebió su taza de tilo y se fue adormeciendo. Las muchachas siguieron charlando en la sala, más aliviadas. María Laura estaba por irse cuando se le ocurrió lo del teléfono y se lo dijo a Rosa. A Rosa le parecía que también Carlos había pensado en eso, y más tarde le habló a tío Roque, que se encogió de hombros. Frente a cosas así no quedaba más remedio que hacer un gesto y seguir leyendo el diario. Pero Rosa y Pepa se lo dijeron también a Carlos, que renunció a encontrarle explicación a menos de aceptar lo que nadie quería aceptar. –Ya veremos –dijo Carlos–. Todavía puede ser que se le ocurra y nos lo pida. En ese caso... Pero mamá no pidió nunca que le llevaran el teléfono para hablar personalmente con tía Clelia. Cada mañana preguntaba si había noticias de la quinta, y después se volvía a su silencio donde el tiempo parecía contarse por dosis de remedios y tazas de tisana. No le desagradaba que tío Roque viniera con La Razón para leerle las últimas noticias del conflicto con el Brasil, aunque tampoco parecía preocuparse si el diariero llegaba tarde o tío Roque se entretenía más que de costumbre con un problema de ajedrez. Rosa y Pepa llegaron a convencerse de que a mamá la tenía sin cuidado que le leyeran las noticias, o telefonearan a la quinta, o trajeran una carta de Alejandro. Pero no se podía estar seguro porque a veces mamá levantaba la cabeza y las miraba con la mirada profunda de siempre, en la que no había ningún cambio, ninguna aceptación. La rutina los abarcaba a todos, y para Rosa telefonear a un agujero negro en el extremo del hilo era tan simple y cotidiano como para tío Roque seguir leyendo falsos telegramas sobre un fondo de anuncios de remates o noticias de fútbol, o para Carlos entrar con las anécdotas de su visita a la quinta de Olavarría y los paquetes de frutas que les mandaban Manolita y tía Clelia. Ni siquiera durante los últimos meses de mamá cambiaron las costumbres, aunque poca importancia tuviera ya. El doctor Bonifaz les dijo que por suerte mamá no sufriría nada y que se apagaría sin sentirlo. Pero mamá se mantuvo lúcida hasta el fin, cuando ya los hijos la rodeaban sin poder fingir lo que sentían. –Qué buenos fueron conmigo –dijo mamá–. Todo ese trabajo que se tomaron. para que no sufriera. Tío Roque estaba sentado junto a ella y le acarició jovialmente la mano, tratándola de tonta. Pepa y Rosa, fingiendo buscar algo en la cómoda, sabían ya que María Laura había tenido razón; sabían lo que de alguna manera habían sabido siempre. –Tanto cuidarme... –dijo mamá, y Pepa apretó la mano de Rosa, porque al fin y al cabo esas dos palabras volvían a poner todo en orden, restablecían la larga comedia necesaria. Pero Carlos, a los pies de la cama, miraba a mamá como si supiera que iba a decir algo más. 130 Taller de Redacción y Gramática –Ahora podrán descansar –dijo mamá–. Ya no les daremos más trabajo. Tío Roque iba a protestar, a decir algo, pero Carlos se le acercó y le apretó violentamente el hombro. Mamá se perdía poco a poco en una modorra, y era mejor no molestarla. Tres días después del entierro llegó la última carta de Alejandro, donde como siempre preguntaba por la salud de mamá y de tía Clelia. Rosa, que la había recibido, la abrió y empezó a leerla sin pensar, y cuando levantó la vista porque de golpe las lágrimas la cegaban, se dio cuenta de que mientras la leía había estado pensando en cómo habría que darle a Alejandro la noticia de la muerte de mamá. 131 Taller de Redacción y Gramática LA SALUD DE LOS ENFERMOS - TEMAS Y PERSONAJES LOS TEMAS Primeramente, tratemos de precisar la idea central del relato, que podría resumirse más o menos en: las preocupaciones de los hijos y hermanos de una anciana enferma para tratar de mantener el equilibrio familiar, el cual podría romperse si la convaleciente empeorara al recibir malas noticias. El tema podría parecer baladí, pero no hay que apresurarse en juzgar. Desde las primeras líneas asistimos al rompimiento progresivo de este equilibrio, pues el narrador nos introduce en el conflicto señalándonos las dificultades que impiden la materialización de esa estabilidad que pretende la familia. El primer obstáculo es, por supuesto, el estado de salud del personaje mamá. Ya desde el inicio sabemos que su enfermedad le provoca alteraciones de la presión y el azúcar, pero nada más. Imaginamos —hay que hacerlo bastante en este texto— que sus achaques se deben a su edad; el hecho es que solo se nos aclara lo que es esencial para aprehender la corriente de sentido que se desliza bajo el texto. El segundo obstáculo es la enfermedad de una hermana de la anciana, hecho que también debe permanecer oculto, aunque, a medida que seguimos leyendo, nos percatamos de que en realidad no constituye un segundo obstáculo sino un tercero, pues antes había muerto por accidente un hijo de la convaleciente que, si nos dejamos llevar por algunos comentarios del narrador expresados como por azar, es su vástago preferido. Lo importante aquí es ver cómo van apareciendo dificultades, situaciones a las cuales deben dar respuesta los personajes en aras de lograr sus objetivos. Así, a los obstáculos señalados contraponen otros creados por ellos, dando como resultado una situación inesperada que a ratos linda con el absurdo, pero todo está justificado porque "Lo único importante en el fondo era que pasara el tiempo y que mamá no se diese cuenta de nada". El verdadero tema del cuento es los límites frágiles entre realidad y ficción. La mentira que se vuelve más verdad que la verdad. LOS PERSONAJES Para contarnos esta historia, Cortázar se ha basado en un espléndido tratamiento de los personajes. Cada uno tiene sus propias características diferenciadoras, expresadas no sólo en el sugerente hilo conductor que lleva el narrador sino a través de sus actitudes y posiciones, muchas veces levemente insinuadas, lo que obliga al lector a hacer uso de un alto nivel de razonamiento. Aquí no quisiera dejar de llamar la atención sobre algunos aspectos de dos personajes fundamentales. El primero es el personaje de mamá. No sabemos su nombre; tampoco es de importancia. Sus características están claramente esbozadas: débil de salud, pero dura de espíritu, suspicaz en extremo llegando a veces hasta la incredulidad; sin dudas es la cabeza visible de la familia, tradicionalista, sobre todo en lo que respecta a los valores familiares. Nótese con qué maestría está dada la conversión de este personaje. Al principio notamos su total desconocimiento de 132 Taller de Redacción y Gramática los ardides articulados por la familia; y, gradualmente, con sus respuestas evasivas, apreciamos su resignación y más tarde su progresiva introducción en el complot familiar. El otro personaje fundamental es, por supuesto, Alejandro, pieza clave para entender el sentido que subyace en este texto y, sin embargo, es un personaje que nunca aparece en el relato. En el momento en que se coloca el narrador de La salud..., ya Alejandro ha muerto, por tanto es un personaje sugerido por los demás participantes de esta historia. De una manera —ya dijimos— absurda, nos hacemos testigos de su inesperado viaje al Brasil, de su tobillo fracturado, de su renovación de contrato de trabajo y, sobre todo de ese elemento utilizado por Cortázar en más de uno de sus cuentos: las cartas recién llegadas. Es gracias a este personaje que Cortázar nos coloca de lleno en el plano del absurdo. Nos reta con la condición de fallecido de este personaje y, por tanto, la imposibilidad de realizar todo lo que nos ha presentado para provocarnos una mezcla de reprobación y misericordia que nos acompaña en todo el texto. Sin embargo, a mi juicio existe un personaje aún más importante que mamá y Alejandro, y es la familia, ese ente social que se presenta como un personaje colectivo, con sus patrones de conducta, sus derechos y, sobre todas las cosas, sus deberes, ante los cuales ha de sacrificarse todo: hasta la individualidad. Aquí la familia es un ser compacto, único, que debe mantener su estabilidad y su unidad ante cualquier eventualidad. Y es tan fuerte este objetivo que en algún momento puede olvidar la situación irracional en que ha caído: "...a fuerza de fingir las risas todos habían acabado por reírse de veras con mamá, y a veces se hacían bromas y se tiraban manotazos aunque no estuvieran con ella, y después se miraban como si despertaran bruscamente..." (Ibídem, pág. 126). Claro que tantos obstáculos provocan, no pocas veces, un desconcierto para el que la familia no está preparada. De todas maneras la familia, que representa la comedia cada vez mejor y más ensayada, termina creyéndose su propia mentira, y los límites de la realidad se borran o son confusos; si bien este no es un cuento fantástico, el tema sigue siendo el mismo de otros cuentos de Cortázar. El cuento argentino. Antología. Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1979. 133 Taller de Redacción y Gramática LA SALUD DE LOS ENFERMOS - ACTIVIDADES 1. Reemplazar lo subrayado y conservar el significado: Cuando inesperadamente tía Clelia se sintió mal, en la familia hubo un momento de pánico y por varias horas nadie fue capaz de reaccionar y discutir un plan de acción, ni siquiera tío Roque que encontraba siempre la salida más atinada. ……………………………………………………………………………………. ……………………………………………………………………………………. Nada era fácil, porque en esa época la presión de mamá subió todavía más y la familia llegó a preguntarse si no habría alguna influencia inconsciente, algo que desbordaba del comportamiento de todos ellos, una inquietud y un desánimo que hacían daño a mamá a pesar de las precauciones y la falsa alegría. ……………………………………………………………………………………. ……………………………………………………………………………………. ……………………………………………………………………………………. ……………………………………………………………………………………. Leyó aplicadamente, como si cada frase fuera un bocado que había que dar vueltas y vueltas paladeándolo. ……………………………………………………………………………………. ……………………………………………………………………………………. Con el genio que tenía el viejo. ……………………………………………………………………………………. Alejandro tenía que pensar también en María Laura, no porque ella creyese que descuidaba a su novia, pero un cariño no vive de palabras bonitas y promesas a la distancia. .................................................................................................................... 134 Taller de Redacción y Gramática A Rosa le tocó ir a lo de los Novalli, pero María Laura tuvo un ataque de llanto tan histérico que no quedó más remedio que acatar su decisión. ................................................................................................................... ………………………………………………………………………………….. En las cartas de Alejandro se mencionaba la posibilidad de una ruptura de relaciones, aunque el muchacho era el optimista de siempre y estaba convencido de que los cancilleres arreglarían el litigio. .................................................................................................................... …………………………………………………………………………………… Tía Clelia fue la primera en querer despedirse de mamá, y entre Carlos y tío Roque la llevaron pasito a paso para que mamá le recomendase que no tomara frío en esos autos de ahora y que se acordara del laxante de frutas cada noche. …………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………. Qué querés, hay algo que no anda. Ahora cada vez que entro en su cuarto estoy como esperando una sorpresa, una trampa, casi. .................................................................................................................... …………………………………………………………………………………… El doctor Bonifaz les dijo que por suerte mamá no sufriría nada y que se apagaría sin sentirlo. Pero mamá se mantuvo lúcida hasta el fin, cuando ya los hijos la rodeaban sin poder fingir lo que sentían. …………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………… 135 Taller de Redacción y Gramática 2. Buscar estas expresiones en el texto, explicar su significado y utilizarlas en una oración: “Guardar cama”: “El benjamín de la familia”: “Contra viento y marea”: “El cambio de aire”: “Se te cae la baba”: “Anteojos de ver cerca”: “No te lo tomés tan a pecho”: “Nomás”: “…qué mosca le habría picado”: “Tan de su casa”: “Andar con la cola entre las piernas”: “No te hiela la sangre”: “La tenía sin cuidado”: 3. Escribir una de las cartas que se menciona en el cuento: puede ser de Alejandro a su madre, o de la madre a Alejandro. 4. Escribir una de las noticias periodísticas que el tío Roque le lee a mamá, relacionadas con los problemas en Brasil. Ver este ejemplo de noticias del exterior o internacionales de diarios de Argentina. 136 Taller de Redacción y Gramática ACTIVIDAD FINAL REALIZAR UNA MONOGRAFÍA BREVE (5 PÁGINAS) CON UNO DE LOS SIGUIENTES TEMAS: - Comparación entre los cuentos La Intrusa e Historia de Rosendo Juárez de Jorge Luis Borges, en relación con el tema del destino. - Comparación entre los cuentos El Evangelio según Marcos de Jorge Luis Borges y Casa tomada de Julio Cortázar, en relación con el tema de las diferencias entre las clases sociales (tener en cuenta que en el texto de Cortázar no hay alusiones explícitas a la clase social baja; se trata de una interpretación). - Comparación entre los cuentos Emma Zunz de Jorge Luis Borges y La salud de los enfermos de Julio Cortázar, en relación con el tema de la mentira. - Comparación entre los cuentos El Sur deJorge Luis Borges y La isla a mediodía de Julio Cortázar, en relación con el tema del pasaje realidad-fantasía. 137 Taller de Redacción y Gramática GUÍA PARA ELABORAR UNA MONOGRAFÍA: Los alumnos deberán: 1. Seleccionar (construir) un problema. 2. Identificar una situación o varias que permitan analizar ese problema. 3. Construir una o varias hipótesis para desarrollar una solución. 4. Elaborar una solución a modo de conclusión. La estructura del trabajo deberá ser la siguiente:  Carátula (en hoja aparte, sin numerar): debe presentar el Título de la monografía (y eventualmente un subtítulo), que debe representar cabalmente el contenido del trabajo; además, debe presentar los nombres del autor del mismo, del destinatario, de la asignatura que se cursa, y la fecha.  Índice (en hoja aparte, al inicio o al final).  Palabras clave: 5 expresiones clave o descriptores que servirían para identificar el trabajo en una base de datos.  Resumen: síntesis del contenido de entre 10 y 15 líneas.  Sumario: que aplique el Esquema de Contenido: (ideas englobantes (12-3-), dependientes (1.1.-1.2..-1.3.) y accesorias (1.1.1.-1.1.2.).  Cuerpo del trabajo (debe comenzar en hoja aparte): comprende introducción, desarrollo y sección final; las notas pueden ir al pie de página. Introducción: carta de presentación del trabajo. Debe incluir una breve presentación de la cuestión a estudiar y una anticipación de la estructura del trabajo (en primer lugar, luego, más adelante, finalmente…). Desarrollo: caracterización del problema: se puede hacer en forma de pregunta o de aseveración, y propuesta de solución. Se podrán incluir gráficos, fotografías, o ilustraciones si lo creen conveniente. El desarrollo se dividirá en apartados, cada uno enmarcado por un subtítulo. Cada subtítulo debería corresponder a un criterio de análisis o de comparación. 138 Taller de Redacción y Gramática Sección final: conclusiones, reflexiones finales, recapitulación, temas para la discusión o perspectivas.  Bibliografía (en hoja aparte y al final): lista ordenada alfabéticamente por el apellido del autor de las obras citadas en el texto.  Apéndices y anexos (deben ser numerados con un sistema notacional diferente del empleado en el corpus del trabajo; por ejemplo, se pueden usar para estas secciones los números romanos). Apéndices (en hoja aparte y al final): material propio complementario. Se suelen incluir entrevistas, tablas, gráficos o textos complementarios. Su inclusión es opcional y depende del desarrollo que se realice del tema elegido. Anexos (en hoja aparte y al final): material complementario tomado de otros autores.ista ordenada alfabéticamente por el apellido del autor de las obras citadas en el texto. 139 Taller de Redacción y Gramática X. LECTURA COMPLEMENTARIA CONTINUIDAD DE LOS PARQUES Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer. Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela. (Final del Juego, 1959) 140 Taller de Redacción y Gramática ACTIVIDADES – CONTINUIDAD DE LOS PARQUES 1. Reemplazar lo subrayado y conservar el significado: • Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. ………………………………………………………………………………………………… • Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. …………………………………………………………………………………………………. • Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. …………………………………………………………………………………………………. • Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. ………………………………………………………………………………………………….. • Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. ………………………………………………………………………………………………….. • Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. ………………………………………………………………………………………………….. 2. Escribir una crónica policial acerca del crimen que se narra en el cuento. 3. Escribir una secuencia que explique el cuento y el porqué de su título. Recomendamos buscar análisis en internet. 4. ¿Podría relacionarse Continuidad de los parques con alguno de los siguientes cuentos vistos? ¿Por qué? El evangelio según Marcos; El Sur; La isla a mediodía. 141