S D1s Lqg Indios Uruühipayas (1)

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LOS INSTRUMENTOS MUSICAI¿S D1S LQG INDIOS URUÜHIPAYAS !¡ jÜ f'-J i . ;| ii :If. • i , (1) ' '• KARL GUSTAV IZIKOWITZ. Alfred Métraux h i z o , entre fines de 1930 y principios de 1931» una expodición etnográfica a la provincia de Carang a s , donde habitan los indios chipayas. Estos, e l misino idioma que los urus del T i t i c a c a , que hablan han conservado un |extraordinario aspecto precolombino hasta nuestros días y representan bastante bien e l estado de cultura y civilización alcanzado por los aymaras en la época de la conoui3ta español Por medio de un intercambio con el Instituto de Etnología de la Universidad da Tucumán, el Líuseo de Ooteoibur^o pudo obtener una colección bastante completa de objetos chipayas y en particular una ssrie de instrumentos musicales que voy a describir en este trabajo, a pedido del mismo ss^or '¿átraus La información relativa al use da estos objetos, me ha sido proporcionada oralmente por el profesor Mátraux. 'Intre otras cosas, me ha señalado que las flautas, las trompetas y los tamberos ¿esempeñan un fopel importante un las ceramonias mágico-religiosas ( 2 ) . Coco el señor Líétraux tiene que hacer un estudio especia] de la religión y ritos de estos ( 1 ) La versión francesa del manuscrito sueco ha sido realiza* por el señor Alfred í.iótraux. La presente traducción deviene aquélla. ( 2 ) Dentro de la cultura peruana anterior a la conquista esn ñola, los instrumentos musicales que estaban íntimamente aso ciados a l culto, eran objeto por parte de les inouisidores d la I g l e s i a , de tan sañuda persecución como Id fueron los ido I j S o fetiches. Leemos, por ejemplo, en Arrigga (P.Pablo Jos d e ) , en su libro "Extirpación de la idolatría del Piru" (rei presión facsimilar de la edición original, de Lima de 1 6 2 1 ) : "En todas ellas ay ayunos y confesiones, y acabadas beven, b lan y cantan, y dancen, y las mujeres tocar- sus tamborines, todas los tienen, y unas cantan y otras responden, los ho¿lr suelen tocar otros instrumentos,' ¿¡ue llaman "succhas", o ?ner oe unas cabecas de venados, que llaman "^uaucu", y de estos instrumentos, y cuernos tienen muy ¿grande provisión, y todc se quema el día de las exhibiciones'' ( p a g . 3 0 ) . "Y tan ñoco se reparava en que tuviesen varios instrumentos, con que se /T 2 indígenas, cíe voy a concretar exclusivamente a la descripción directa de sus instrumentos musicales. convocaban para las fiestas de sus Huacas, o las festejavan, como son muchas trompetas de cobre o de plata muy anticuas, y de diferente figura, y forma nue las nuestras, caracoles ¿grandes que también tocan que llaman, " A n t a r i " , "j^ututu'", y btros "Pincollos", o flautas de-hueseo, y de cañas "(pa»-. 4 5 ) . (Nota del traductor A . Liétraux). idiomos. Es muy curioso observar que los chipayas no tienen ningún idiófono, es decir, ninguno de esos instrumentos, simples prt ductores de ruido, que son tan comunes entre los pueblos primitivos y en particular, entre aquellos que habitan la parte esto de 3a cordillera do los Andes. Carecen de sonajas y tampoco usan collares, brazaletes, cinturas o perneras hechas c< cáscaras do frutas, con que los indios de la región amazónics acompañan sus danzas. liste tipo de instrumento musical, en sj muy rudimentario, ha sido al parecer, relativamente desconocí do entre las antiguas culturas andinas; esto es por lo menos, lo que se colige del reducido número de ejemplares llegados hasta nosotros. En lo que respecta a las sonajas (o maracas), diremos que son elementos culturales de gran antigüedad en e l Perú, puesto que se encuentran incluso en los niveles arqueológicos más profundos ( 3 ) . Hoy día, según parece, los indígenas contemporáneos han perdido hasta e l recuerdo de este instrumento. Los idiófonos más difundidos durante el imperio incaico fueron los cascabeles y las campanillas que existían incluso entre los araucanos. ^3tos objetos se fundían en varios metales, pero probablemente, conservaron durante mucho tiempo, la forma que tenían sus prototioos naturales (cáscaras redondas de frutas o cascos de ciervos). Los chipayas, ignorantes en materia de metalurgia, no los podían fabricar y a esto hay que añadir, la escasez de materias primas abundantes en e l resto del país, y escasísimas en su mísero habitat, fíl medio en que viven, la pobreza de la fauna y de la flora, debía forzosamente contribuir a la desaparición de los idiófonos, si era el caso dé que los hubieran conocido alguna voz. ( 3 ) U h l e , p a g . l 4 . Kn un fragmento de vaso de estilo Tíahuanaci clasico, encontrado en esta localidad y que he visto en casa del Z^roiesor Posnansky, que lo había difundido en un articule publicado en el diario "La Nación" del día domingo 29 de maye de 1932, con el título "Un detalle muy importante en la prehistoria americana, vaso policromo cuyos grabados se insnirar en motivos guerreros", se'observan indígenas manejando "maracas" fabricadas con calabazas. No puede dudarse de su identidad: tanto la forma como e l color son característicos y además, el dibujo muestra que, lo mismo que las similares' amazónicas, las tiahuanacocas llevan idénticos adornos de plumas ( nota del señor Alfred Métraux). - 4 - i:! MEÍ3BRA MOFONOS. E l artículo en que estudié al tambor peruano, ha establecido que áste había reemplazado a la sonaja ( 4 ) . Es todavía e l instrumer de percusión más difundido en el altiplano peruano y boliviano e incluso debo afirmar que hay pocas regiones de América del donde tenga más importancia» Otro tanto ocurre en Chipaya. Los tamborea más usados por los uruchipayas tienen forma cuadrada (figura 1 ) , pero también se conocen los redondos (figi ra 2 ) . El que tengo a la vista para su estudió,•consiste en un ¿kleiaa de tablas de madera cepilladas y unidas unas con otras. 1 Los lados miden exactamente veinte centímetros y la altura alcanza $ s e i s . La p,iol tendida que lo cubre es probablemente, di llama o de cordero. Estas menbranas están .tejadas mediante correas o cordeles que pasan zigzagueando por los bordes perfora, dos de cada una de e l l a s . En¿interior de la c a j a , no hay piedr ni cosa parecida, pero en cambio, el parche posterior vá provii to de un vibrador formado por una o dos esquirlas dp madera, q golpean la membrana cuando se toca este instrumento. Para suje tarlo con comod-cdad va provisto de una empuñadura. Se pate con una sola baqueta con botón ter&inal envuelto en trapos. Los ta borines circulares están formados por una pieza de madera flex ble incurvada, cuyas extremidades se aseguran mediante dos Ion jas de cuero que pasan pnr orificios perforados en el cuerpo mismo de la madera f E l ejemplar que oxiste en el ¿instádlí&fór) de Etnología de Tucumán., mide treinta y atóte centímentros de diámetro por nueve de a l t u r a . El tambor de chipaya lleva el nombre español de " c a j a " . Esto e debe inducirnos a pensar que sea do origen hispánico. Algunos detalles do su estructura cuando , son postcolombinos, y es tos no son muy nuíuerosof»• E l "vibrador", por ejemplo, es con s guridad, un elemento agregado a l instrumento primitivo en ál \ ríodo que sigue a la conquista española. En cambic^ como creo 1 berlo probado, les tambores de doble membrana pueden ser pre- ( 4 ) Izikowitz, página 175. ( 5 ) lailcowita, btj. ¿ i t . {Cj iiaoon, flfauiu 1.1St- p i u ^ . I i w ^ t (7) rfeüTT, U ' i . ^ T , (R) d* ÍTarnnnrt, r/\:-i rio ( 3 ) lallaayaü an cafl 1 jija-ito-JAs-détadon o ygetnres d i pu.:bío (ihlpayn. Kpft-i divio: ^ T T ^ t p ^ l * - 1 ftg fas «ra miv rrj aOT.e e \ I . i^'ua impui lu puiuauu u aún oxisto ontra loo a-paya a que suel&n dosimar cada parto do los nombr a d Q "urinnaya" y ! 5 f S 5 ^ V T y i" Ynntfi finí '-pfinr LliliriIüXlt . . «a " »• 7 1_ . ü . 1 .. _ ~ . — ' ! f 1 _ _ __ \ conocidos en Europa. Pero se ha señaladp su existencia en dos tri bus americanos fMasón ( 6 ) publica la reprodución de uno que se ha encontrado en4r tre los indios Hupas do California septentrional, y en la colección del Museum fiir Volkerkunde de Munich, existe otro ejemplar muy curioso, originario de Purullt/fy Guatemala), oue es a l mismo tiempo sonajero,. puSs encierra cascajo, como I03 tambores aimaras modernos ( 8 ) . ISsta disposición es sin lugar a dudas, el equivalente del "vibrador". Por supuesto que sería exagerado afirmar que e l "vibrador "chipaya haya reemplazado los corpúsculos que antaño se introducían en el interior del instrumento, y en consecuencia, establecer alguna aventurada relación entre e l tambor chipaya y e l tambor-sonajero guatemalteco. En e l resto del Perú nadie ha señalado Id existencia de esta clase de membranófonos./Coiao se explica la existencia da este curioso elemento cultural en una zona tan circunscrita de la altiplanicie andina? Lo más probable es que los chipayan, a falta de un mat e r i a l adecuado para fabricar tamboreo tubulares o circulares, se hoyan visto obligados a utilizar simples tablas de cajones inutilizados, lo. que los llevaba forzosamente, a modificar el modelo primitivo. A manera de conclusión, diremos ctue e l uso del tambor es precolombino entre los uruchipayas. Sn efecto, la figura 3 representa a un indígena de Chipaya tocando un tamborín. Su actitud recuerda a la que tantas veces, ha sido representada ñor los antiguos ceramistas do Chirnú (figura 4 ) . > El problema planteado por el nombre español que lleva este instrumento, es d i f í c i l de solucionar. ¿Por qué se ha dado a un objeto autóctono una denominación europea? ¿Puede esto probar el origen de un elemento cultural? Este problema debe examinarse con mucho cuidado, porque e l interés que presenta, desde, un punta de vista teórico, es muy grande. :; 'f n: - 6 En e l pueblo de Chipaya, e l tamborín tiene una función en parte religiosa y en parte, profana. Así por ejemplo, durante la celebración de ciertas ceremonias r e l i g i o s a s , el o f i c i a n t e , cogiendo este instrumento, que se coloca al lado de la e f i g i e del demonio, suele .interrumpir e l acto batiéndolo por espacio de algunos minutos. uro existe una explicación satisfactoria de este r i t o . Razonando por analogía, e l señor Liátraux cree que se pretende alojar a los malo3 e s p í r i t u s . En el aspecto profano, sirve para acompañar las danzas.El ejecutante se ubica entonce?, fuera del círculo formado por los demás músicos, y al mismo tiempo danzantes, que evolucionan y describen figuras al son de las flautas que tocan. La "3oya taxata", ( 9 ) (oeste) poseía un enorme tambor ejem- plar único on e l pueblo, Por su aspecto era antiguo, y lo? indios no quisieron cederlo a ningpn precio, alegando oue era propiedad colectiva de la comunidad. En su construcción según ha podido observar el señor Líótraux, era similar a los tamborines tubulares o circulares. Medía unos cuarenta centímetros de diá- metro aproximadamente y unos veinte de altura. Se le daba ur¡a aplicación muy importante el día de la fiesta de las , "Comadres". Colgando del asta de Ja bandera, participaba activamente en las libaciones y oraciones dirigidas darte (figura 5 ) . por los indígenas, a su estan- Luego los asistentes reunidos alrededor mástil bailaban por p a r e j a s , del las mujeres dando cara a los hom- bres.. listos ritos recuerdan cierta fiesta indígena descrita por Cobo ( 1 0 ) , muy parecida a la oue acabamos de estudiar. ( 9 ) La "saya" es cada una de las mitades o sectores del pueblo de Chipaya. Lista división bipartita do las poblaciones era muy corriente en el antiguo imperio peruano y aun existe entre los aymaras que suelen designar cada parte con los nombres de "manasaya" y "aran-saya".(nota del server Llétraux) (10) Tomo IV,página 2 5 1 : " e l baile prooio de los Inc«s se dice "Guavyaya"; ño entraban en e l tie.a;:o de su gentilidad sino soloí los del linaje de los Incas de sarfre r e a l , y llevaban delante e l estandarte o guión del K e y , con el "champí", que eran las insignias Keales. Bailábanlo al son do un tambor grande que llevaba sobre las espaldas un indio plebeyo ó v i l l a n o , y lo tocaba una mujer. E l son y el baile es gravo y honesto, sin dar brincos ni saltos; hácenlo hombros y mujeres asidos de las manos y -7 La chipaya se diferenciaría por cierto barniz cristiano. Cuenta e cronista español que un indígena llevaba al hombro, un e n o r e ta bor que una mujer tocaba, entretanto lop concurrentes de los dos sexos, bailaban fornados e n dos hileras. Tanto el estandarte com las insignias del Inca desempeñaban un importante papel que desc nocemos en absoluto. Desde un punto de vista comparativo, señalaremos que los indios araucanos del <¿ago Dakar tocan tambores en fiestas en que rinden culto a pértigas rematadas con estandartes puestos en h i l e r a s , a veces son doscientas o trescientas person mis o menos, conforme la solemnidad del b a i l e . Unas veces baila mee el..dos hombres y mujeres y otros divididos en dos hileras,un hombres y otra de nuieres. Comenzaban e?;te baile apartados del 6 del casique" en cuya presencia lo hacían, y salían todos junt y daban fcreb pasos a compás, e l primero hacia atrás y loá dos h adelante; y de esta manera, yendo y viniendo, iban siempre ^ana tierra para adelante hasta llegar a donde el -Inca estaba. Al ub v e c e s e n t r a b a el mismo Inca en estos b a i l e s " . ( 1 1 ) Kroe^er y Palavecino. - 8 jtf» AEBQFONQS. Trompetas Las trompetas chipayas consisten en un cuerno, de vaca prolongado por un fragmento de cola del mismo anijnal. lia punta está recortada/para que se pueda soplar por e l l a . No tienen ninguna clase de embocadura. Puesto que entra los chipayas no hay animales coi cuernos, es ).6gico suponer que estos instrumentos les vienen de los aycaras, Se usan en la celebración de ciertas fiestas relacionados con la vegetación y la fertilidad de la tierra» Se colocan entonces dos de estos instrumentos delante de los atados de paja adornados con hondas de color, "chuspas" y guirnaldas de quesos y de panes, o^y.e simbolizan los, bienes futuros que los chipayas esperan obt-ñor de sus dioses. DI que preside la ceremonia, toen de vsz en cuando, produciendo una especie de mugido prolongado cue recuerda é l ruido de la tempestad. Como esta música se acompaña de ruidos bucales oue imitan el silbido del viento, se ^uede suooner, con cierto fundamento, que las trompetas chipayas eran accesorios de un r i t o de magia imitativa destinado a provocar la caída do la lluvia. Los uruchipayas las llaman " t h o t i " . He dicho uue son de origen aymara, pero ignoro cual pueda ser la aplicación que les dan los indígenas de esta r a z a , aunque no sería absurdo pensar que las utilizaran en la misma forma. Las trompetas de los indios del altiplano en general, son iguales a las que acabamos de describir. D'H&rcourt en su libro, dice que van "provistas de un pabellón hecho de la piel seca de una cola de vaca". En su forma actual, las trompetas chipayas son naturalmente postcolombinas. Cree el señor Hétrauz que e l culto a la vegetación, que constituye lo esencial de ,su religión paganocristiana, ha sido tomado de los aymaras. Los que han cornado ritos religiosos de sus vecinos, han tenido necesariamente que apropiarse de los accesorios, en el presente caso, de las trompetas. Antes de la conquista española, los instrumentos de esta clase se conocían en e l Perú, eran fabricados con conchas, calabazas o se hacían con arcilla ( 1 2 ) d'Harcourt,página 2^>. (12). - 9 "Pututus" y conchas se tocan todavía en los Andes en ocasiones especiales y solemnes. Los clarinetes (figura 6 ) son en cambio, instrumentos musicales profanos. Consisten en una boquilla de caña colocada en la extremidad de un cuerno, que hace las veces de resonador o pabellón. Un pequeño cordel anudado fuertemente asegura la unión de las dos piezas. En el ejemplar a la vista, el tubo que forma la embocadura mide ocho centímetros de lar?o y tiene un lado cerrado. La lengüeta vibradora está recortada en el cuerpo mismo del carrizo y con e l propósito de hacerla más elástica, ha sido rebajada en su parte superior. La ejecución se facilita con un cordel, que pasando por la parte infer i o r , facilita la suspensión del clarinete. Para hacerlo sonai es necesario introducir la embocadura dentro de la boca, casi en toda su longitud. Este aerófono se halla bastante difundido entre los indígenas que habitan la parte oriental de la cordillera de los Andes. Se encuentran diferentes tipos,, entre los q^ue se cuenta uno muy parecido al de los chipayas. Algunas tribus han adaptado a sus propias trompetas, la boquilla o embocadura de clarinete, lo que da a l nuevo producto un aspecto marcadamente primitivo. Nos encontramos ciertamente ante un instrumento postcolombino» Ha debido llegar a América con los españoles, aunque debemos reconocer, que no se conoce e l prototipo europeo (1^) Esto ocurre porque los instrumentos musicales españoles del siglo XVI han sido poco estudiados. I I . - Flautas. La quena.Se puede considerar como característico^en América del Sur la abundancia de flautas en el campe de la música indígen a . Otro tanto ocurre entro los chipayas, .¿n efecto, conocen la "quena", vacías clases de flautas de pico y flauta de '/an o siringa, ( 1 3 ) Hornbostel ( 2 ) , páginas 406 y siguientes. - 10 "Quería" os el viejo nombro quechua con que se designa a la antigua flauta larga del Perú, Como las chipayas son exactamente las mismas que las de los aymaras y las de los quechuas, nos bastará con repetir lo dicho por d'Harcourt (14 cuando describe a estos aerófonos: ,"Esta flauta consiste en un tubo abierto en toda su longitud, En e l borde superior, lleva recortada una muesca o ventanilla rectangular 7), (figura La parte inferior de esta incisión es muy afilada y re- cibe el soplo'ejecutante, cuando el labio, inferior cierra casi por completo la boca del instrumento. Además, para que e l aire expulsado encuentre el filo de la muesca, es necesar i o colocar los labios en una posición determinada. Una ejecución correcta requiere de una conveniente expiración y una adecuada posición de los Libios, requisitos oue no son fáciles de lograr, si consideramos, por ejemplo, que la nosición de los labios cambia juntamente con los tonos emitidos ñor e l instrumento" (figura 8), K.d'Harcourt cree que la pequeña muesca rectargular es postcolombina y que constituye una imitación .del agujero biselado (sound orifice) de Lis flautas de pico, '^n efecto, es tá más o menos establecido que en los instrumentos nrecolon i a l e s , la ventanilla tenía por lo general, forma de media luna (figura 9), El s.-jüor Uétraux ha visto muy pocas quenas en e l pueb] de Chipaya, Además ha observado que el ejecutante era siemm alguna persona que había viajado mucho por el territorio de los aymaras. El ejemplar que adquirió as idénticp a los que usan los aymaras y podemos considerarlo como t a l . Como el bambú y la caña se rajan con mucha facilidad en estas regiones predominantemente secas y , por otra parte como se trata de materiales que s« * «aportan de zonas alejadas, es justificado el cuidado que los campesinos prodigan a estos instrumentos a fin de mantenerlos en buen estado y el alto aprecio en que los tienen. ( 1 4 ) Página 65., ( 1 5 ) Página 6 5 , -11La quoiii quo h > estudiado, est.í cuidadosamente reforzaba, en su parto exterior, c aí tiras de cuero crudo y en e l cuerpo, se puode observar una antigua ¿jrieta rellenada con tanto cu id ido que no hay posibilidad da quo so produzca pérdida do a i r o , que pudiera inhabilitarla, siquiera parcialmente. Esta quena lleva sois orificios en la, parto delantera y uno en el lado opuesto, que se tapa con e l pulgar durante l a ejecución. Todos ellos s encuentran en el tercio inferior del instrumento, Si< empezamos la medición partiendo doJL'i embocadur a , tenemos quo la distancia a que se encuentran situadas cada uno de e l l u s , con relación a la boca del instrumento, es la s i g u i e n t e , en centímetros: 1 19,8 11 22,6 111 2b,7 IV V 28,931, 8 VI P ^5,0 1,65 La ¿oiv;itud total do la flauta es de * 9 , 8 centímetros. La disposición de los agujeras en las quems prohisnan i t a s , es diferente; nos encontramos probablemente ante uní modificación producida por influencia europea. La quena como elemento Cultural, s ' l o se encuo >tra en América del S u r , siendo totalmente desconocida an Centro y Norteamérica. Sujiso era muy difundido en el antiguo Perú y lo as todavía hoy, en la parte norte de la cuenca* am irónica,, la (luayana y el Chaco. Me ocuparé de e l l a * , mis extensamente, o' ua 1 libro quo estoy pr parando sob e los instrumento music tles de los indios sudamericanos. Las flautas do pico (flageóleta) Cuando se toca la quena, los la- bios generan y al mismo tiemno dirige*una corriente de aire contra el filo de la muesca de la ventanilla, lo tjne origina, a consecuencia de su ruptura la. vibración de la columna de aire contenida, por el instrumento. cambio, e i las flautas de pico o " f l a ^ e o l e t i j aunque basadas en i-1 mismo princ io ambas operaciones se producá; autom'ticamenti, de lo único que hay que preocupar ce es de i ; ¡lar an f oru < sostenida/y - 12 regular* Entonces, la corriente de aire pasa por una abertura a g o s t a o canal de insuflación, que se encuentra en la parte interior de la boca del instrumento (ver la figura 10 b , que representa en corte, a una flauta de p i c o ) . Este aeroducto se formado introduciendo en el tubo, un tapón que puede ser de d ferentes materiales, cuya forma no es enteramente cilindrica y que por tanto, deja un pequeño espacio libre entre su rnaaa y las paredes del instrumento. El aire después de cruzar este c ducto se estrella contra el f,ilo de la ventanilla cuadrangula ( l a b i o ) (b en Ir fígurá 10 b ) . Las flautas chipayas se fabrican con "tola"(Baccharis t o l a ) (ver figura 1 1 , a y b ) . Los in^ígejias utilizan la mater i a prima que los proporciona su habitat. El señor Líétraux asistío una vez a la talla y, a la transformación de este mate* r i a l en instrumento musical. Refiere que el artesano abría lo respectivos agujeros,, tomando como modelo a otra flauta de pi co, de la misma clase. El tubo lo había formado con una ramil partida longitudinalmente y vaciada cuidadosamente de toda su p u l p * . Luego volvío a unir las cortezas procurando evitar que quedara ninguna grieta por donde pudiera haber pérdida de air Guando ]oí cortes^ coincidían, y en consecuencia, la unión era imperfecta, rellenabajlas grietas con resina. Como por lo gene r a l , los arbustod de " t o l a " carecen de ramillas rectas, tampc lo aqn las flautas que de ellas se han sacado. Pueden incluso llegar a tener la apariencia de un segmento de círculo(fi^rurn En su hernioso l i b r o , "La musiquo de I n c a s " , d'IIarcourt reproduce algunas flautas de este tipo y también, flautas de pico rectas de idéntica fabricación a las que acabamos de des c r i b i r . Pero desgraciadamente, señala que proceden de B o ü v i s sin proporcionar datos más concretos. Las extremidades i feri res de efctos instrumentos no son totalmente abiertos, como se puede apreciar en la figura 10 b. Esto s? explica por fluer cia do las flautas de bambú que, como se sabe, terminan en ur nudo perforado (figura) 10 a ) . Las flautas de pico est^n provistas de seis a mjeros redondos o ovalados, recortados con cuchillo. Si partiéndo de la boca, medimos la distancia a que so encuentran cada uno di t/j ^ ellos con relación/embocadura y si señalamos al primero con e guarismo 1 , a los que le siguen por 1 1 , 1 1 1 , e t c . . respectiva - 13 mente y si a l borde superior de la ventanilla biselada(sound- -orifice) lo representamos por la letra a y al inferior por 1e b , obtendremos para las flautas chipayas, e l siguiente cuadro medidas en centímetros. longi a b 11 111 IV VI 6 . M . 3 1 . 2 5 . 1 8 a 2,3 3 , 5 23,0 26,0 30,9 35,4 38,9 42,2 46, G.M.31.25,.I8b3,3 5,1 30,6 33,4 36,5 39,9 43,7 48,0 5?, G.M.31.44.45.3,4 4,8 29,4 33,7 37,7 41,7 45,7 49, r 2,9 3 , 7 17,6 20,1 22,7 25,0 27,6 29,9 G.M.32.1.4.. En la colección de objetos chipayas de nuestro museo, existe un "flageoleti" hecho con un hueso de ala de condor(figura 1 3 ) . Como en todos loá instrumentos de la misma especie, el ta$ón interior es de madera y s.e cuentan seis orificios en el tercio correspondiente del tubo. Los indios Yuracarés de lie jos poseen instrumentos idénticos, aunque con tapón de cera (G.M.13 1.2P5). La falta de materia prima adecuada hajobligado a payas, a hacer uso de la"tola" 1 3 ch , a pesar de que era costumbre eh el Perú, tallarlas en hueso., como es el caso actualmente, en la región norte del Amazonas. Sería exagerado afirmar que la forma de arco de sus flautas, sea unajconsecuencia de la escasez de ramillas rectas, yunque hay qup reconocer oue es raro encontrar varas rectilíneas de " t o l a " . Por e l contrario, se puede, pensar que se escogen deliberadamente las que tienen esa forma. Más adelanto, volveré a ocuparme de este problema. Otro tipo de "f'J|$geolet»!l es e l " p i n & i l l u " que reproducimos en las figuras 14 a y I4 b ( 1 6 ) . Mide 5 0 & cms. de larg y tiene un diámetro de 3 , 8 cms. Como cualquier flauta de pico va provista de sj.«s orificios colocados sobra la parte ante- rior del instrumento, ligeramente rebajada con objeto de facilitar e l movimiento de las yemas de los dedos, durante la ejecución. "pinkullt/s" que se encue t/'an en e l pueblo de Ch paya, hane^ido comprados de los aymaras. Debe haber determina - 14 - localidades en e l Altiplano, donde se fabrican estos instrumentos en cantidad. ¿1 nombre que llevan^quichua; si se güimos a Holguín, el/Vocablo englobaría "a todo género de f l a u t a " . Probablemente está emparentado con "pincu", que significa " e l madero de la cumbre de una casa, la •^cumbrer a " y con "pincu, ping.u": vigas transversales que sostiene e l armazón de una cas?!? ¿Es la flauta de pico precolombina?1 Ciertas tr'bus d America del Sur la conocían antes de llegada de les españo les y laja ncont raía os actualmente, difundida con amplitud, e México, en (fentroamérica y en los ándes O r i e n t a l e s . En ca b i o , era totalmente desconocida en e l antiguo Perú, puesto que no se ha encontrado en ninguna tumba prehispánica, por lo monos hasta este momento. Los " f l a g e o l e t " que usan los chipayas y demásjindios montañeses, son aparentemente de origen español y habrían sido introducido,s en suelo amSrica no, en el curso de los siglos XVI y X V I I . Entonces las orquestas europeas incluían generalmente flautas de pico, pe ro no traveseras que eran totalmente desconocidas. La figu 15 reproduce dos de oatos instrumentos. Se conocía una gra variedad de ellos: "d^chant", a l t o , tenor, bajo., etc...Los "bassons" llevaban una embocadura en forma de S . Este mode; lo también ha sido copiado por los indígenas del Altiplano En su libro "Zum Sonnentor durch altes Indianerland*, V/e— gener ( 2 ) , publica una interesante fotografía de indios tocabdo estos iijáfcr. amentos. Uno de ellos aparece soplando lo que aparece como una imitación del "basson". Se puede apre. ciar que 1&- embocadura en forma ó'e ha sido remplazada por un simple tubo estos instrumentos miden hasta uri metro - 15 cincuenta de largo. En e l manuscrito de Poma de Ayala, escrito por el año 1 . 6 0 0 se vtTun dibujo ( 1 8 ) que representa a un grupo de tocadores de flautas de pico en una iglesia católica de Bplivia o del Perú (no se especifica) de fines del siglo Estando establecido que la flauta de opico es postcolombina, podemos ahora, preguntarnos si los instrumento arqueados de los chipayas nó son a su vez, imitación de algúi tipo especial europeo. He examinado los catálogos de instri méritos musicales de los más importantes museos, sin encontrar jamás algo que se les pareciera, fin cambio, las orques tas del si/ylo XV111, incluían trompetas y clarinetes ("haut bo.is") arq uea dcs # Los "cornet á bouquin" y las cornetas de caza Inglesas, por ejemplo, tenían la aparencia del flageolet chipaya, Asimismp, se contaban en esta categoría, un número de clarinetes. Desgraciadamente, no es posible señalar la época en que esta fcrmaihubiera sido adoptada. Por lo demás, nuestro conocimiento de los instrumentos populares del siglo XVI es tan d£f Míente, que sería aventurado afirmar o negar la existencia de, la flauta arq w ueada en Sus ropa durante ese lapso de tiempo. Sin embargo y por extraño que parezca, se ha encontrado en Méxiío, en e l pueblo de Colima(provincia de Mlchoacán), una flauta de p,ico arqueada fabricada con barro cocido(M.f.V, Berlín, I V , C.a ^47^8) (figura 1 6 ) . Es posible que sea también, de origen postcolombina y que haya que darle por prototipo el misino que pueda tener la de los chipayas¿XCon todo, es d i f í c i l estatifl blecer sil el c^so es aislado y desprovisto entonces de significado) (18). ( 1 8 ) Koch-Grunberg ( t . l , o ' g 3 0 0 , f i g . l ñ O a ) : hay la reproducción de una flauta de bambú, proveniente de los ins trument oí dorios índice (/anana que ocupan la región ñor oeste del B r a s i l . Es ligeramente arq-jjeada como las de los chipayas (Nota de Alfred Liétraux). - 16 El señor Métraux, me ha dicho, refiriéndose a estos instrumentos, que a moñudo, venían provistos de un pequeño pito yuxtapuesto a la embocadura; desgraciadamente nunca pudo conseguir un ejemplar de este tipo. Ha notado que estos adminículos eran r e d o n d o s a u n q u e no le fue posible estudia] los con mayor detenimiento. Esta variación me recuerda algunas flautas de pico de los indios Churupas(19) construidas en la misma forma. Según refiere el mismo señor Métraux,habría flautas de este tioo en e l museo de Etnología de fueumán, provenientes de las tribus de indios chiriguanos del Chacc» lío me explico la función que pudiera desempeñar estos pit03 suplementarios durante la ejecución. Las flautas de pico reciben en lengua uru-chipaya, el nombre de "taks",. vocablo que er&'loba en su comprensión a todas las flautas. Estos instrumentos tienen un uso esencialmente profane y únicamente se usan para a l e g a r las f i e s t a s . Sólo I03 varones los tocan, privilfgio que por lo demás, se extiende a todos los instrumentos musicales. lío existen ejecutantes se brosalientes, e l talento está uniformemente distribuido entre todos los miembros de la comunidad. Los interpretes bailan acompañándose con e l instrumento y forman todos ellos un grupo que evoluciona dibujando figuras bastante complicadas . • » I I I . - LA FLAUTA JK PAfl. Entre los indios chipayas, se conocen dos clases de( flautas de Pan. til primero, e l "maiso", chumamente simple. Está hecho con dos tubos di desig a l longitud, cerrados por una extreaidad y atados uno a l lado del otro ( f i j a r a 17). E l más corto mide 10 centímetros do profundidad y e l segundo, 12,1. ( 1 9 ) Nordenskiold, página 192. figura 4 4 . V - 17 - El instrumento que acabo de describir, se consiguió sorteando un sifiúmoro de dificultades. El único ejemplar que existía en el pueblo, era propiedad del "mayordomo", que a l mismo tiempo, era la persona que lo tocaba. Refiere el señor Métraux que solamente una vez durante e l Carnaval, tradicional fiesta indígena celebran/lo la vegetación, tuvo la oportunidad de escuchar su sonido. Lo anterior nos llevaría a considerarlo como instrumento sagrado, lo que queda confirmado por e l trato ceremonioso y respetuoso que se le dispensaba como si se tratara de un^venerable y antiquísima reliquia. El segundo tipo es de factura rpás epmplicada (figuras 18a, b y c) y de uso enteramente profano. Pocos chi nayas lo tocaban y los que pejor lo hacían, habían sido siempre alumnos de los aymaras. El señor Métraux vio1 una vez a uno de éstos dando lecciones de siringa. Lo hacía superponiendo dos flautas, en tal forma que se trataba más bien de una flauta de Pan con doble serie de tubos. En las fiestas los indios aymaras son los que por lo general, chinabas, forman las orquestas de siringueros. Los chipayas conocen estos instrumentos musicales con e l nombre de "taks", y también suelen aplicarle e l vocablo aymara "phusa" (20). Estudiaremos, ahora, con más detenimiento, los detalles de su fabricación. El instrumento consta de una sola fila de cañas ( 5 ó 7 ) , opcrculadas en su tercio inferior por el nudo natural del vegetal y unidas, unas con otras, por la presión de dos tiras de la misma caña colocadas transversalmente y a cada lado de los ,tubos y que están ajustadas firmemente con un hilo cruzado. Además,y esto constituye algo muy peculiar, cada cana está cubierta sobre su cara anterior con un fragmento de la pisma planta cortado oblicuamente y en sentido longitudinal. El objeto de este dispositivo es para mi. un verdadero misterio y no se conoce nada parecido en ninguna otra tribu india ni en ninguna otra parte del mundo. ( 2 0 ) Bertonio ( v o ^ , p a g . 2 8 1 ) : "phusa", cosa hueca."Phusata": soplar y también tañer cualquier instrumento que- se toca so« piando como, chirimías, Cornetas, Trompetas, etc. r - 18 El señor Métraux cr ¡e que estos instrumentos son sumamonto antiguos. En cambio las de #an modernas son traídas por los aymaras y no se diferencian en nada da los que ^se usan en todo eJ. Altiplano (figura 19 y 2 0 ) . Las ataduras de tiras de cañas con sobreatadura de hilo, son típicas en una gran parto del oeste do la hoya amazóni- ca (figuras 21 y 2 2 ) y se encuentran también, hacina1 e s t e , entre los Apinager: ;ue han sido fuertemente influenciados . en su cultura, por los amar.óninon. Ininteresante señalar que es siempre peculiar de las flautas de Pan con una sola serie de cañas. lía debido set/pjeo conocido en el antigua Pefu. nozco uri solo ejemplar, encontrado en ArTcá^ ( 2 1 ) , Oo» fabricado de acuerdo con esta tóenle»• 3a ,trat-» una vez ers , de uresis ringa con una sola serio dc^tubos. En un fprua isóbaro d'- flautas aro~,ue o lógicas del antiguo Perú, hay una so.'.a tira de caña colocada entre lis dos filas de tubos y la sobreataduiSfc do h i l o ya no es cruzada, (figuras 23 y 2 4 ) . . Las figuras 25 y 26 ilustran aún y qeguramonto ur's antiguo. plares otro tipo m-s conocido f ataduras arqueológicas peruanas sólo ap°recpn en la región de la posta, como so evidencio, en e l mapa 1 . En tiempos his- toríeos desaparecieron, ¿as e i r i n ^¿s' 'jodnrnas dep.Rjreglóri del Titicaca está:: for^'-d-'^por dor: • h'! 1er a: de tubos, pero la atadura consista cr. una tir 7 : de saña que rodea exteriorícente el instrumento. Pienso que fu esta altura técnica la podríamos individualizar bautizándola como "atadura de tioo armara" (figura20). üi misma, se encuentra entre los indios Ga- vinas y lf s Yuracarás ( G . Ü . 1 3 . J . 2 1 0 ) n;jo ocupan la part oriental de la cordillera de los Andes. Los Yuracarés tienen siringwiá de cuatro cu ñas di .-amentos oh un solí cambio, las f l ut.u [• .vina" fila. En un doblos, 'le puede deducir, al parecer cun Las i .nt¿ fiud,* iento, cuasias flautas de Pan simples,con atadur. dü tIra -"'e «ara y sobreatadura de h i l o , son de mayor antigüedad que las dobles. ( 2 1 ) Wilson, página 662. Estas últimas constan de un cuerpo de carias cerradas en su base y de otro que las tie le abiertas ñor ambas extremidades. Los investigadores se han preguntado a menudo sobre la razón de ser de este segundo elemento. Como se sabe, el tubo abierto da la octava suoerior del tubo cerrado de la misma longitud. 8sto ha dado margen nara afirmar que la serie de cañas abiertas daba la octava superior da la de las cerradas, o'flarcourt (22) ha criticado severamente esta teo- ría; "his erróneo pensar en esta formji: en primer lugar, para producir un sonido dentro de un tubo abiertc hay que sonlar en forma distinta a la 'jue requiere el tubo cerrado. Luego, si bien es posible, sin embocadura adecuada y buscando por tanteos una incidencia conveniente, poner en vibración la columna de airo contenida en una caña abierta, en el presente caso el tubo de un'[flauta vertical, sin embargo, el ejecutante se vería materialmente imposibilitado de pasar de uno a otro tubo y co omitir sonidos consecutivos cpn la debida velocidad, p ¡r noy Hábil ejecutante que fuera, '"'ara adelantar opino .jante teoría es preciso no haber tocado nunca una siringa. Existe otro argumento de más peso todavía en contra de lo adulantsdo: algunas Plantas de n an tienen la serie oo cunas abiertas, cerrados totpl o parcialmente en la parte superior por un nudo natural. Esto demuestra que la serie que nos ocupa, es muda en el espíritu del constructor y hay que ver en e l l a , un simple sostén oue hace al instrumento más compacto, más sólido y, oue indirectamente, por su presencia, refuerza la atadura". Es exacto que parto do los tubos de las antiguas siringas peruanas son mudas y oue hay una dificultad material para sacar notas de los canos abiertos de las flautas de Paj modernas. Con todo, no creo oue la existencia de este elemento tenga como única finalidad, la de reforzar mente la atadura del instrumento. indirecta- 4aí por ejemplo, los in- dios Palikur de la Guayana Brasilera tecan instrumentos similares fabricados únicamente con cañas abiertas..vimuendajü ( 2 2 ) Página 36 - 20 ( 2 3 ) nos relata como estos indígenas ln toca: "Soplan en la dirección del eje del tubo y ao formando un ángulo cop éste. El resultado de ln producción de un sonido muy d é b i l " . El corte en la baso de los tubos mudos e^con frecuencia muy curioso. Ka figura 27a ilustra este detalle en una siringa antigua y l a 27b, en otra moderna, Sachs S a x 4 ( 2 4 ) nos ofrece la siguiente explicación: "La diferencia de tono que existe entre tubos abiertos en su baso y tubos cer aados,permaneciendo unos y otros de igual, longitud, no es exactamente di una octava, sino urifpoco monos. Esta diferncia de tonal'dad es mayor u medida que aumenta la 1. agitad de las cañas. Tara compensar se aumenta la tonalidad por una incisión que se practica en su base, en la minian forma en que lo. Jkw hacen modornamente Los constructores de órganos". Estudiando con mayar detenimiento las antiguas sirin- gas peruanas, vemos que las embocaduras han sido curi osa rante conformadas, iiesultan do La per acción de un nudo, quedando unapequefií? uro tubera x i a Ulterior que corresponde en la. parto exterior, a la inserción de una xoja n de una ramilla. Esto se puede aproe.i ir claramente on la figura 2 8 . El t>oqueño botón está siempre orientado como se indica en la misma figura. Bil borde puede ser más o menos afilado. Cuando se to- ca estos instrumentos sunerponiendo los labios sobre las coJ ñas cerradas, resulta necesariamente que parte de la corriente de aire expulsada por el ejecutarlo, nasa a los tubos abiertos, llegando chocar con e l saliente C. Esto hace que simultáneamente se obtenga un tono en ambas secciones de la flauta, tanto en la forma, por caña «^cerrad as como en la qun sólo tiene cañas abiertas. Resulta hasta más fácil obtener un sonido enjun tubo abierto, de esto tipo puesto que reacciona incluso con un soplo, : ¡n todas l r s ortigues flautas de !¡Pr: coas1 ruidrs en esta form-, lis tubos - ibiertos siempre han dn- a do la octava que Ifa cor esncnd , sfn modificación en la altura del tono. Esto es muy interesante, puesto que deaijstra que el tono es constante, sin que afecte el hecho de^qu* los, instrumentos hubieseilostado enter ados durante varios siglos. ( 2 3 ) Página 55 ( 2 4 ) Página 8 0 . J L - 21 Encontramos este tipo de embocadura en las flautas nasales de los Botooudos y de los Kaingang ( 2 5 ) . También los hay en Melanesia,, donde existen varios tipos de siringas de cañas abiertas. Es probable que las flautas de Pan de doble hilera de tubos hayan tenido originariamente una fila de tubps abiertos con embocadura similar a la que se ha descrito, Se pretendí a, persiguiendo alguna finalidad, obtener la octava dala serie cerrada, tal vez para dar más énfasis a la melodía, para reforzar la tonalidad o simplemente para lograr algún efecto especial. Pero posteriormente, se ha dejado de recort a r , por olvido o ignorancia, la pequeña protuberancia que facilita la vibración de la corriente de aire en e l interior del tubo abierto y por último, han quedado los caños abier- tos como resabio tradicional de algo que en su tiemno tenía razón de ser y justificación. Sin embargo, hay que reconocer que en una siringa moderna aymara, se puede producir sonido con este elemento, pero con mucha dificultad y el tono que resulta es muy débil. Estas observaciones permitirán quizás, justificar la presencia de esos curiosos fragmentos de caña yuxtapuestos a los tubos, que hemos señalado en|.as siringas chioay is.Vuel vo a repetir que no me parece que tengan urta finalidad utilitaria y más bien, los considero en cierta forma, como sustitutos rudimentarios de una de las dos hileras de cañas de que consta cualquier instrumento de esta clase. Podrían también serv^ir para reforzar la atadura de la flauta. Sin embargo, lo más probable es quo nos encontremos ante un moda^ lo primitivo y que los fragmentos señalados no sean otra cosa que una imitación, incomprendida hasta la fecha por los investigadores,, de la hilera de cañas abiertas del prototipo arqueológico. Por otra parte, hay que señalar que están tallados exactamente como los tubos mudos de las modernas flautas de Pan aymaras. ( 2 5 ) Manizer, pagf.333 y 346. f - 22 / Me voy a ocupar otra ves de la flauta de dos cañas,En el mapa, he señalado la distribución geográfica de cierto número de tipos de atadura. La más rudimentaria, natural- mente, es aquella que consiste en sujetar los tubos con la palma de la roano. El primer perfeccionamiento se alcanza con una sencilla ligadura como la que se puede ver en la figura 20 y que es precisamente la que lleva e l instrumento a que me estoy refiriendo. Ahora bien, si observamos el mapa con detenimiento, constatamos que est¿ manera primitiva de formar siringas, se da en la zona periférica del área de distribución de las diferentes especies de ataduras. Sería de mucho interés determinar si las flautas de Pan con ligadura simple representan un tipo arcaico dentro de la evolución de estos instrumentos musicales o s i , por e l contrario, no son sino malas imitaciones de modelos más complicados. Por otra parte, se afirma que la siringa es un eleponto cultural llegado a América por la vía de Melanes i a . Pero, si se pudiera demostrar que las de simóle atadura son más antiguas con relación a lns demás tioos, tendríamos, que admitir que la siringa ha sido inventada en América. La verdad es que no hay suficientes elementos probatorios para sostener esta última f é s i s , Sin embargo, el estudio de la flauta de dos tubos chipaya, que es un obje' to sagrado y también desde este punto de vista, distinto de las otras siringas conocidas por la t r i b u , nos subiere análogas ideas. En efecto, los instrumentos musicales que poseen carácter ritual son a menudo más antiguos oue los que tienen uso profano, perc este hecho tampoco autoriza a sentar la tesis do zu. mayor antigüedad. Para establecerlo en forma científica habría oue hacer investigaciones suplementarias sobre la edad de los instrumentos con relación a su función. Un estudio de esta- clase rebasaría 1 a límites de este trabajo. Por ahora, nos contentaremos con decir que esta flauta es probablemente antigua. En el supuesto caso de que nos encontráramos ante una invención de origen americano, debemos preguntarnos cómo el indio ha llegado a crear este instiumento. No ha debido ser tan sencillo, puesto que está formado ñor dos tubos que producen sonidos de distinto tono. Además hay oup señalar otras circunstancias que complican e l problema. Voy ¿JL - 2* - a dar un ejemplo para aclarar. Tanto en el Perú como en México, se encuentran pitos formados por una embocadura alargada, o tubo que conduce e l aire hasta un pequeño recipiente. Buena parte de los instrumentos aztecas son de dos o más caños, oue producen cada uno de ellos un sonido distinto ( f i g s . 30 a y b y pl ) . Encontramos en T r u j i l l o sobre la costa peruana ( f i g . 32 ) , un pito cíe la misma especie. Vemos que en México so aplica a l pito el principio en que se has a 3.a flauta de Pan. y esto ocurre en una región que está fuera do su zona cíe dispersión, cuya frontera septentrional se encuentra en e l canal de Panamá. Pero, la idea que ha dado origen a este disposit i v o , habrá aparecido primero en l . s pitos o en las siringas?. En otras palabras, habrá nacido en el Perú y partiendo de este país, habrá pasado a los paises vecinos?^ Una vez más debemos confesar nuestra total ignorancia a l respecto e incluso renunciar a formular cualquier hipótesis, mientras un mayor número de excavaciones sistemáticas en el Perú, no nos permitan establpcer la edad de les instrumentos musicales arqueológicos. Vemos como, la presencia de la flauta de Pan plantea dos problemas. Lo dicno hasta aquí, t i e n e , por lo menos, el mérito de mostrar cuantas incógnitas se suscitan en América del Sur, del estudio c!e los instrumentos musicales y además, nuestra exposición demuestra que estos no deben estudiarse aisladamente sino en sus relaciones recíprocas. f