Minucias Del Lenguaje José G. Moreno De Alba Priísta

   EMBED

Share

Preview only show first 6 pages with water mark for full document please download

Transcript

Minucias del lenguaje José G. Moreno de Alba Priísta / priista Hace poco me llamó la atención, en algunos medios impresos, una interesante discusión sobre si la palabra priista debería o no llevar acento gráfico en la segunda i (de izquierda a derecha), es decir si lo correcto es escribir priísta (con acento) o priista (sin acento). Lo primero que se me ocurrió fue consultar la más reciente edición de la Ortografía de la lengua española de la Real Academia Española, revisada por todas las Academias de la Lengua Española (Espasa, Madrid, 1999). De conformidad con las reglas generales, ese vocablo no debería llevar acento, pues es una palabra grave (con vocal tónica en la penúltima sílaba) terminada en vocal: mesa no lleva acento porque la tónica es la e, vocal penúltima, y la palabra termina en vocal: priista tampoco, ya que la penúltima sílaba es la tónica y la voz también termina en vocal. Sin embargo debe considerarse que una palabra como ahínco, por ejemplo, lleva acento en la i a pesar de que esta vocal tónica es la penúltima y la voz termina en vocal. El acento de ahínco obedece a otra regla particular (no general), la de la acentuación gráfica de los hiatos formados por vocal abierta átona más vocal cerrada. Un paréntesis. Se llama hiato a la secuencia de dos vocales que no se pronuncian dentro de una misma sílaba, sino que forman parte de sílabas consecutivas. Si divido en sílabas la palabra caímos, veo que está constituida por tres sílabas: caímos. Vuelvo a la regla de acentuación de los hiatos: todas las palabras con este tipo de hiatos (formados por vocal abierta [a,e,o] átona más vocal cerrada [i,u]) llevan tilde (acento gráfico), independientemente de que lo exijan o no las reglas generales de acentuación ortográfica. Por eso llevan acento ahínco y caímos. Ahora bien, el manual de ortografía explica que, para fines ortográficos, sólo hay tres tipos de hiatos: 1) combinación de dos vocales iguales (por ejemplo, Saavedra: sa-a-ve-dra); 2) vocal abierta más vocal abierta distintas (teatro: te-a-tro); 3) vocal abierta átona más vocal cerrada tónica o visceversa (aúllan: a-ú-llan). Las dos reglas para acentos ortográficos de los hiatos son muy simples: 1) los hiatos de los dos primeros tipos (1 y 2) siguen las reglas generales de acentuación; 2) todas las palabras con hiatos del tercer tipo llevan tilde. Volvamos a priista. La palabra tiene un hiato (ii) del primer tipo (dos vocales iguales). En ese caso, por tanto, se sigue la regla general: las palabras graves o llanas (priista lo es) terminadas en vocal no se acentúan ortográficamente. En resumen: priista no lleva tilde. Creo que la duda quedó resuelta gracias a las nuevas reglas de ortografía, que aparecieron apenas hace cuatro años. Antes de esa publicación la respuesta habría sido, quizá, otra. En el Esbozo de una nueva gramática (1973), la más próxima publicación académica a la nueva ortografía (1999), hay una extensa sección dedicada a reglas ortográficas. Ahí se explican con detalle las reglas de la acentuación, tanto las generales cuanto las de los diptongos y hiatos. Sin embargo nada se dice en relación con la combinación de dos vocales iguales. No estaba considerada ni como hiato ni como diptongo ni, por tanto, había regla alguna que normara su acentuación gráfica. A pesar de ello, en una publicación oficial de la Real Academia, quizá la más importante, que es precisamente el Diccionario, todavía en la 21a edición de 1992, puede verse que dos palabras que tienen la combinación ii llevan acento gráfico. Se trata de chiísmo y chiíta. Esas mismas dos palabras, en la más reciente entrega del Diccionario, la 22a edición de 2001, aparecen ya sin tilde, es decir que se siguieron para ello las más recientes reglas de ortografía de 1999. Si la consulta sobre la posible acentuación de priista se hubiera hecho antes de ese año, sólo era posible atenderla por vía de la analogía. No había regla aplicable, era por tanto necesario ver cómo escribía la Academia otras voces que tuvieran esa misma combinación. Se habría visto que chiíta y chiísmo aparecían así, acentuadas y, por tanto, priista también debería haberse acentuado (priísta). Hoy ya no existe esa laguna en las reglas y la duda se resuelve fácilmente: priista, como chiita, no lleva tilde porque las palabras en las que hay un hiato de dos vocales iguales siguen las reglas generales de la acentuación y, de conformidad con ellas, priista no debe llevar acento gráfico. Pido disculpas por el exceso de detalles que, probablemente, hicieron esta nota demasiado farragosa. Quise sin embargo redactarla de esta forma para demostrar que la publicación de la Ortografía académica (1999) es más importante de lo que muchos piensan. No falta quien opine que en ella se repiten mecánicamente las reglas que vienen publicándose desde hace siglos. No lo creo así. Lo escribí en su momento, cuando se acababa de publicar: se trata de una versión diferente, en buena medida, no sólo porque es más breve, más clara y más concisa que las anteriores, sino también porque hay nuevas reglas que, como en el caso de la acentuación ortográfica de los hiatos, no se habían redactado antes o estaban presentadas de manera confusa. Hoy tenemos mejores (y más fáciles) reglas ortográficas. Ojalá los maestros de primaria y secundaria se tomen la (no grave) molestia de revisar este nuevo manual. Es probable que les ayude en la difícil tarea de enseñar a los niños y jóvenes a escribir sin faltas de ortografía. Abducción Sabemos que la más reciente edición del Diccionario académico (la 22a de 2001) tiene muchos nuevos artículos (11 425) y nuevas acepciones (28 715), en relación con la entrega anterior (1992). Como era de esperarse, no faltan algunos verdaderos rarismos. Creo que como tal puede calificarse la nueva segunda acepción del vocablo abducción: "Supuesto secuestro de seres humanos, llevado a cabo por criaturas extraterrestres, con objeto de someterlos a experimentos diversos en el interior de sus naves espaciales". La primera acepción, mejor que rara, es simplemente un tecnicismo relacionado, en alguna medida, con la anatomía y, quizá, con alguna disciplina médica: "Movimiento por el cual un miembro u otro órgano se aleja del plano medio que divide imaginariamente el cuerpo en dos partes simétricas. Abducción del brazo, del ojo". Conviene señalar, por una parte, que esta primera acepción aparece ya en ediciones anteriores y, por otra, que en la vigésima se anotaba como vocablo propio de la zoología (?). En entregas anteriores el vocablo abducción tenía, además, otra acepción, inscrita en el campo de la dialéctica: "Silogismo cuya premisa mayor es evidente y la menor menos evidente o solo probable". Esta acepción es la tercera en la edición de 2001. Vuelvo al secuestro de humanos por extraterrestres y a sus naves espaciales. Independientemente de que pocos toman en serio estos asuntos, puede uno preguntarse, aun con la salvedad que supone la palabra supuesto ("supuesto secuestro..."), si vale la pena incluir en el Diccionario general de la lengua esta curiosa acepción, desconocida por los que no frecuentan cierto particular tipo de ciencia ficción y, tal vez, aún para ellos. Las contadas apariciones de esta voz en el corpus del español actual (de la propia Academia Española), se dan en textos periodísticos, en transcripciones de entrevistas televisadas o en pintorescos tratados de "ovnilogía" (!). No encontré un solo registro en texto literario alguno más o menos serio. De que es un rarismo no cabe duda: en el excelente Diccionario del español actual (Seco et al) se registra el vocablo y la acepción, pero se anota la marca de raro. Sin embargo, también como raros, este Diccionario añade los vocablos abducente, abducir y abductor, que, atinadamente, con excepción del último, no consideró la Academia Española. Termino señalando que el vocablo abducción, con el sentido de "secuestro", parece provenir del inglés, dato no mencionado en los diccionarios. En inglés, abduction se relaciona con to abduct: "To take a person away by force. Kidnap." Curiosamente, en la 21a edición de Diccionario de la Academia (1992), en el artículo abducción, se añadía una tercera acepción, con la marca Der. (Derecho): "Rapto". Lamentablemente en la siguiente entrega (2001) se suprimió esta acepción y, en su lugar, se anotó la larga explicación de extraterrestres (con sus naves, sus secuestros y sus experimentos), que transcribí arriba. Creo que si se hubiera dejado esa simple acepción ("rapto"), sin mayores explicaciones y, quizá, anotando su probable origen inglés, habría sido mejor solución, pues con abducción se podría aludir a cualquier tipo de rapto, el de los extraterrestres incluido