Manual General De Gestión Educativa

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Ruiseñores que lloran ÍNDICE DEDICATORIA PRESENTACION I CAUSAS DE MI PRISIÓN II LLANTO EN LA JUNGLA III ESPERANZAS IV TUS HÁBITOS V MIS INTERROGANTES Eurides Guerrero Paulino 1 Ruiseñores que lloran DEDICATORIA A Dios Por reparar mis daños, enderezar mis caminos, abrir mis puertas, indultar mis penas, aclarar mi cielo, iluminar mis noches e innumerables actos que cada día realiza en mi favor aun sin merecerlo. A Miosotis Acosta Mi esposa. Por el amor que le poseo de manera incalculada e incuantificada. Mis hijos(as) Mónica Miosotis, Abner Eurides, Jimmy Vladimir y Verónica Esmeralda Guerrero Acosta razones de mi vida, causas de mi trajinar feliz. A mis once hermanos/as Porque son parte de mi ser A mis padres muertos Ursula Paulino y Cecilio Guerrero Al mundo. Eurides Guerrero Paulino 2 Ruiseñores que lloran Presentación La naturaleza misma y Dios, en cuya existencia cree la mayoría de la población mundial (incluido yo, sin reservas) han dotado al ser humano de prerrogativas, por el simple hecho de haber nacido vivo, incluso en algunas sociedades y culturas, por el hecho de haber sido concebido; esos derechos los reconoce la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las asociaciones regionales de estados y naciones, así como cada persona, ya sea física o jurídica. Sin embargo, entre hablar y actuar hay una discrepancia enorme, en la actualidad (año 2016) no es un secreto en lo absoluto para nadie, que clases enteras, sociedades completas, pueblos, regiones, rasas, incluso géneros son discriminados de manera alegre, despojados vilmente (a veces de manera disimulada e imperceptible) por quienes de un modo u otro poseen más fuerza y poder (incluso física). ¿Por qué imponer el llanto?, ¿Por qué asesinar el canto?, ¿Por qué obligar a ojos a producir lágrimas a raudal?, ¿Quién tiene la autoridad para dejar sin efecto las disposiciones divinas a favor de determinada persona? Y no quiero ser ambiguo en la presente producción escrita. La realidad debe ser clara como agua de los ríos (por lo menos de “El Sano” el cual es un riachuelo del Valle de Hicagua, Hato Mayor, República Dominicana, donde nací y me crié), hay sistemas que vierten miseria, flatulencia, flacidez y debilidad extrema a las personas que por una razón u otra no han podido alcanzar grados de escolaridad, niveles de economía considerables, posiciones políticas elevadas, nombres y apellidos reconocidos con fama, etc. Eurides Guerrero Paulino 3 Ruiseñores que lloran Sin justicia, ni equidad jamás habrá paz, ni alegría. Debemos estar conscientes que el asno a lo que más aborrece es al aparejo, el buey al yugo y el caballo a su jinete. La presente obra presenta al ser humano como un ruiseñor y la vulnerabilidad como una jaula que limita la libertad, dicha obra se ha escrito inspirada en situaciones de inequidad provocadas por la iniquidad de algunas personas sobre otras y en estadísticas de condiciones de vida conocidas por el autor en naciones de Centroamérica, sur de Norteamérica el Caribe y América austral. Eurides Guerrero Paulino 4 Ruiseñores que lloran I Causas de mi prisión Perder la mirada en horizontes abstractos, soñar con paraísos, ignorando que son fallidos e inciertos, pulular por senderos desérticos, poseer en los ojos la tangibilidad de la depresión y el desencanto, el desprecio de la bonanza y las desventuras de la oscuridad. Prender antorchas en caminos tenebrosos, dejar caer semillas para que el caminante encuentre qué recoger, abonar el desierto para habilitarlo para quienes no tienen lugar alguno en la faz de la tierra. Regar con mis lágrimas los cálidos terrenos, otrora pantanosos para que viva en el subsuelo la lombriz de tierra y la vegetación al menos sobreviva. Pensar que el bien no se encuentra en modo alguno en las rejas de una jaula, de ningún encierro, de cohibición ninguna. Lo más absurdo que puede haber es, que, es una realidad que más manos estarán siempre dispuestas a atrapar para sí, que las que conceptúen acerca de la libertad, la concesión, cesión… Los caminos en la vida, no son los que toda vez piensa el caminante, o mejor dicho, los que esperaba que el destino proporcionara, sin saber que el destino en sí es imprevisto a causa de su inexistencia. Las únicas cosas a las que se les puede augurar un futuro, son aquellas que se gestan en la planeación anticipada y aun así el margen de error es alto y el nivel de confianza pende en hilachas podridas y sostenes enclenques, aún a pesar de la fe que se tenga en acciones previstas. Parece ser que lo que estoy diciendo es como un trabalenguas, o que lo estoy diciendo en un idioma extraterrestre, desconocido, o inhabitual; sin Eurides Guerrero Paulino 5 Ruiseñores que lloran embrago es sencillo, si se le ubica en el punto de las cosas que llegan de manera fortuita y las que llegan producto de la planeación, la previsión y la toma de conciencia del ser (individuo) en cada uno de los aspectos de la vida en sentido general. No es ocasión para filosofar, ni pensar en lo que pueda traer el barco. La razón nace sólo de la lógica, del principio de acción-reacción, causaconsecuencia, pregunta- respuesta. ¡Quien siembra tiene derecho a la siega! Altercar con lo desdeñable, liderar la inocuidad, poseer virtudes poco comunes de deleitar, orientar al deleite a todo oído que oiga o escuche, vedar la tristeza de la vida en la jungla, los jardines, huertos, montañas, prados, estepas y colinas; diezmar el poder maligno que tiene la depresión y la presión que sobre los animados ejercen las obligaciones y los deseos no alcanzados. Cantar, cantar sin parar aunque se rompan los tímpanos de cualquiera, hasta lograr que el sordo escuche, más que oír. Deleitar, cumplir con el deber que Papá Dios me impuso y del que la naturaleza misma, nunca quiso liberarme. No concebir en modo alguno el mal, en lo absoluto para nadie; no adversar a ninguna de las criaturas que conmigo comparten espacio y tiempo, aun las que me han precedido, ni las que me sucederán, sin importar que pudieren en un futuro de manera eventual, o quizás provocada aparecer especie cualquiera. A los ojos de donde ebulle el mal entregarlos a los cuervos del campo, como jueces ciegos, imparciales, justos e insobornables. Adversar el Eurides Guerrero Paulino 6 Ruiseñores que lloran acervo hiriente, maléfico y fatuo de los que se embriagan de poder, cual sea su índole y procedencia; controvertir la lengua de quienes la poseen semejante a filosa espada, exacerbada, maléfica, grosera e insensata. Adversar y aborrecer lo insensato, adulterar lo adulterado, resarcir al desdeñado, imputar al malvado. Haber dejado huellas en cada camino, inclusive en el aire y el agua; sobre los cielos y el ancho mar. En ninguna rama poseer un nido. Exiliado de corazones malditos y perversos, asilado de la sinceridad, la verdad, la ecuanimidad, el orden. Adverso al soborno, la mentira, la moral fingida y la amistad simulada. Izar las velas de la libertad, trillar un camino sin piedras, ni espinas. Pensar en voz alta, gritar hasta romper los tímpanos de cualquier maldito que se haga el sordo, o que en realidad lo sea.Todo daría por la muerte de toda esta tristeza. El viento ha de agitar la bandera del amor, la paz, la igualdad y el respeto a mis derechos. Mis derechos de comer, vivir, soñar, reír… morir. ¿Por qué nunca fuiste capaz de percibir tanto amor que en todo mi ser para el mundo poseía?, jamás escatimé gracia, melodía, encanto y belleza para ti, jamás calculé como mucho cualquier sacrificio en tu favor; aun el alba yacía y con mis patas trillaba el camino de tu bien, aun en el aire dejé marcada un sendero que conducía a tu beneplácito. Construí sepulturas para tus males, empujé hasta el barranco, hasta el abismo las cosas que te pudieran impedir eventualmente sonreír. Eurides Guerrero Paulino 7 Ruiseñores que lloran Considerado un real diablo, un dolor insoportable, un hambre sarcástica, un dolor hostigante, un calor asfixiante, un arma punzante, un enemigo recalcitrante, un imputado perverso, un penitente peregrino, un desapercibido por destino, un menso extremo, ¡Dios aún está en su cielo y nunca pierde la memoria¡ La miseria de tu orgullo, la ambigüedad de tu fidelidad, tu humildad caduca, tus criterios erróneos, tu concepción inicua del bien, la arrogancia de tu banalidad y la superficialidad de tus fuerzas. ¿Para qué me sirve esta jaula?, ¿Para qué la construiste con tanto esmero, premura y celeridad? Para ser humillado sin piedad, vejado sin mínima misericordia, para alagar al diablo por mi maldad, para vivir sumergido en gélida sombra, Para que se apague precoz mi tea, para mantenerme en estado hostil, para que cardos produzca mi tierra, para que todo el mundo se apene por mí. Para que no falten lágrimas en los ojos de la bondad, para que la inocuidad y la sordera grosera y fatal reinen y con burla maldita se rían de los que lloran sin parar, de los que mueren a causa del hambre del bien, de la justicia y la paz. Para tener a quien ferozmente golpear, para henchida y oronda presumir, para alegrar tu alma con rizas sin parar. Para tener a quien hacer llorar y sufrir, para horadar mi corazón de forma sutil, para sentirte de veras alegre y feliz, Para que mis lágrimas sean mi pan y vino, para que sigas por mi duelo gozoso y feliz, para descargar en mi espalda tu látigo maldito, para que aceleradamente me llegue el fin. Eurides Guerrero Paulino 8 Ruiseñores que lloran ¡Primavera abortada de mi vida!, perenne bastardía, imperecedero otoño que vil y atroz desoja mi aliento, mi alma, mi vida. Turbulentas mareas, flamable solano, ascuas en toda mi materia corporal e incorpórea, frigidez y pavor de mi hálito, desconcierto rotundo de mi ser, favor que en ayeres no llegó y su ausencia se prolonga hasta lo imprevisto, impredecible e indefinido. El estado actual de hostilidad, amargura, dolor extremo e indolencia inmensurable hacia mí, es obra de sadismo flagrante, con niveles de premeditación incalculable, altamente cuestionable, indolencia y tortura inenarrable, barbarie cruel, maldad extrema, abuso desmedido y alegre burla y mofa sin precedente alguno. ¡Convertiste en lágrimas las aguas de los mares, en zumo de sal y ajenjo las corrientes y manantiales, sulfuras la lluvia que sobre mi cabeza está destinada a caer. Anegas con nieve y hielo mi lecho, mi piel se hipotermiza de manera constante y continua como friolero es tu corazón. El mío muy opuesto es caliente como ascuas infernales, como carbones encendidos, como lava volcánica. De mi nariz sólo sale azufre y por ella entra no más que la peor mezcla química, vector de muerte precoz y paulatina. ¡Malditas las manos que no temieron armar el lazo, maldito el impío que quebró el brazo que se extendía para mi socorro, el cual siempre será oportuno y grato y toda vez requerido, anhelado y necesario. Eurides Guerrero Paulino 9 Ruiseñores que lloran ¡Decidme pues el monto de tu acreencia y cóbratelas ya con los latidos de mi corazón!, ¡Desparrama el torrente que corre por mis arterias y ríe sin penas!, ¡Envenena ya el aire que respiro, asfíxiame y empújame al Seol!, ¡Tírame ya al barranco, sumérgeme en la inercia, llévame por favor a la inercia desmemoriada! Nadie puede ser peor que alguien que se siente útil cuando causa a otro la ruina, la aflicción y el dolor. Tu trato vejante y humillante es característica indiscutible de una estereotipia aguda, precoz e incurable, de una peyorancia fatal. Por tu petulancia, arrogancia y pedancia, no sólo yo soy tu víctima, sino cada ser que aunque sea de manera visual se ponga en contacto contigo. Eurides Guerrero Paulino 10 Ruiseñores que lloran II Luto por la jungla Las lágrimas han hecho camino en mi rostro, mis arrugas son causas del llanto y no de los años. Un blanco inunda precoz, acelerada e indeteniblemente mi plumaje, amarga es la sal de mi bocado y el dulce de mis azucares es salado. No hay con que comparar tanto malestar, tanto mal, tanta injusticia, tanto dolor. El suelo huye de debajo de mis plantas, el oxígeno de mi aire es ácido y nocivo y el sol de mis ojos se oscurece a destiempo. Tirita el corazón que en el pecho llevo, se encrespa cada pluma que cubre mi cuerpo, el frío invade el total de las células que forman parte de mí, el sol con soberbia e intención dañina incendia todo el ambiente donde estoy, convencido estoy totalmente que la idea de esta jaula fue concebida por el diablo mismo. ¿Dónde está el color que identifica mi hábitat? ¡Bendita cripta que no sé dónde está. Anhelada tumba, mucho mejor hogar eres que la despavorida jaula que hoy me encierra y me castiga! Mucho más placentero debe ser el filo en el cuello, que el lazo que me ata. Mucho más tenebrosa es la inhabilitación de mi vuelo que la ausencia definitiva de la luz misma en mis ojos. No concibo la tristeza y el enojo de la atmósfera que cada día con mis redondos ojos percibo, el ensañamiento del sol, que con ahínco incomparable y empeño tangible castiga mi piel, mi pluma, mi descubierta cabeza, seca las planta que producen las semillas que de alimento me sirven a mí y a mis hermanos las palmeras, las palomas, los colibríes, los gorriones y otras voladoras. La misma queja escucho de la Eurides Guerrero Paulino 11 Ruiseñores que lloran cabra montés, del zorro de la selva, las ardillas de la montaña y los habitantes de las madrigueras, la jungla y los humedales. Es tiempo de fiesta para los carroñeros por la cantidad de esqueletos que yacen en los campos y los que aún no yacen y los cadáveres caminantes y los cadáveres putrefactos y los muertos que a campo abierto hay y los vivos que están muertos y los muertos que están vivos y cadáveres y más cadáveres. Es tiempo de junta de la rapiña hay fiesta en la sociedad de los búhos, el gavilán y su familia, el cuervo y semejantes. Zancudos y aguijoneros fiestean también y los de la selva no hallan que comer y no hay que comer para los de las ramas, para los del canto, para los que cumplimos la misión de deleitar y entretener y endulzar la vida de la naturaleza en general. ¿Endulzar la vida?, ¿será cierto, endulzar la vida? Sí, es cierto, endulzar la vida. No hay sentido en una existencia nefasta, inepta, estuprada por la voluntad de malditos. Sí, mil veces malditos, que se enfadan por el canto, por la música, por la risa, por la felicidad, por el bien, por la tranquilidad, por el derecho de comer, por la libertad. Se le olvida a mis opresores que comer y ser libre para mí, más que un derecho es un deber que debo cumplir. Mi prisión es un insulto a Dios, mi hambre una ofensa grosera y desmedida al creador. Hoy pálido y triste es el color de mi prado, verde desteñido tornado a gris, emisario del fin ha quedado. Las ramas que para mi sesteo poseía, lucen deshojadas y lúgubres. Mis conciertos de antaño se convirtieron en réquiems fúnebres, honra de la pena y la desdicha, monumento al olvido, alabanza a lo fatídico, imprecación innata. Eurides Guerrero Paulino 12 Ruiseñores que lloran Quisiera volver a percibir mi briza de invierno y palpar con mis ojos la primavera de mis montañas, de mis arbustos y arboleda en general, ver las cucurbitáceas extenderse por el prado, arropar el barranco, florecer sin medida alegrar los ojos del vidente, insultar al desentendido, advertir al desprevenido y golpear la frente, la misma frente y el centro mismo de los corazones alegres, euforizarlos, en una palabra: “alegrarlos”. Por insensible otoño se me ha cambiado todo y el verano mismo se convirtió en salteador en mi contra. ¡El agua!, ¿Dónde está el color que no tenía? Ella era mi espejo, sólo ella me acusaba de defectos, me declaraba las cosas que en mi aspecto iban mal; hoy es turbia, grisácea, verdosa, maloliente. Aquella vez ella regaba mi piel, quitaba mi sed, nutría mis fuentes de alimentos; hoy no más me produce urticaria, dolores abdominales e infla el mal en todo mi ser y mi ambiente. ¡Cuánta impotencia!, ¡Cuánta desdicha!, ¡Cuánta desgracia! ¡Cuánto amo el farallón!... ¡La serranía como la añoro!, ¡cuánto quisiera estar en medio de mi serranía, mis cordilleras, mis junglas, mis humedales, mis pantanos! En mi hábitat no hay flor, ni verdor, ni humedad, ni calor, ni frío, ni luz, ni sombra. Densa tiniebla invade mis ojos y una tristeza inigualable lo hace en mi corazón. Madre naturaleza, ¿Dónde estás?, ¿Cómo se llama el diablo que con tanta saña y maldad extrema te ha estuprado?, ¿Por qué demonios Eurides Guerrero Paulino 13 Ruiseñores que lloran pretendisteis convertir en carroñas mi medio, mi hábitat, mi derecho a reír en la vida? ¿Y esas ramas de mis árboles, quien las habrá embadurnado de anhídrido carbónico y arsénico concentrado? ¿Por qué siento plomo en este ambiente, el que además es fétido y maloliente al extremo? Su color marrón y su aspecto languidente, no más me produce convulsiones neurálgicas e histeria extrema en todo mi estado anímico. Mi esperanza agoniza paulatinamente y con ella las ganas aun de respirar, a pesar de mi fe, mi optimismo y mi confianza gigantesca. No más me quedan los recuerdos de las luciérnagas, cuando en mis noches de sueño y paz, su luz era la nota discordante que irreverente encandilaba mis ojos. Desde las alturas en que construía mis nidos veía corretear alegre a los reptantes, las estepas servían de casa a los mamíferos diversos y las madrigueras eran las mansiones de mis hermanos las ratas, ardillas y semejantes. ¡Cuánto añoro el pasado!, ¡Cuánto envidio a los que han descendido a sueños ininterrumpidos! El irreverente y ensañado sol de hoy, remembra aquel cálido y tibio que con cariño acariciaba mi piel y con delicadeza destacada secaba mis plumas. Añoro al máximo aquel día cuando con mi propio pico me abrí camino para llegar a palpar el nido que con inteligencia divina e instinto natural me fabricaron mis padres en las alturas de un arbusto verde intenso y descubrí aquella lumbrera hermosa e imponente que arreboles del cielo no lograron jamás sepultar en lo desapercibido. Hoy su calor me deshidrata en pocos instantes y lo hace con alevosía y premeditación Eurides Guerrero Paulino 14 Ruiseñores que lloran malvada, su brillo es opaco, triste, apagado y pálido; es plagio de luna y se nutre de sustancias extrañas y nocivas al máximo. Su cara se asemeja a la del tirano, inepto, malvado y cruel que me construyó esta jaula maldita, limitativa, amarga y contumaz para mi vil e injusto encierro. Me he vuelto a buscar la trayectoria que en aire limpio dejaba cuando emprendía mis vuelos alegres y libertos, buscando de rama en rama semillas para mi alimento, la misma ha fenecido de manera impostergable, irremisible e inexplicable. Jamás imaginé que lo absurdo otrora, fuera mi suerte postrera. No hay cosa alguna a la que aborrezca más que a lo que antes me ilusionaba. Lo muy dulce, un día llega a empalagar, lo amargo hiere el estómago y punza el paladar, lo insípido amarga la vida, el sin sentido le quita el sentido a la misma. Mi jaula es mas maldita que la maldición misma, quien me creó no lo hizo en modo alguno para que fuera esclavo de nada, ni de nadie. ¿Por cuántos cielos volé?, jamás he volado por cielo alguno; mis alas fueron cortadas al nacer y las plumas de mi cuerpo ni las llegué a ver. ¿Por qué me ves como carroña?, en vez de salivar cuando me ves, el corazón se te infla, te late fuerte y se exacerban tus nervios por la osadía de tu saña y la superlatividad de tu maldad congénita. ¿Quién diablos te instruyó a la perfección en maldad extrema?, ¿Por qué no hay nada sobre la faz de la tierra que sacie tu sed desdeñadora, mil veces maldita, fatal, vil, atroz? Eurides Guerrero Paulino 15 Ruiseñores que lloran Ya no tengo lágrimas, ni deseos, de comer, no puedo dormir a hora alguna, de veras que ya no tengo deseos aun de vivir. No más quiero ver el follaje rugir cuando la briza lo golpee con su fuerza descomunal, o silbar cuando ella se presente amena y acariciadora de sus hojas y sus ramas. Sólo quiero ver los arbustos verdes que formaban mi hábitat otrora, cuando lluvias frecuentes alimentaban sus raíces y hacía nacer las semillas que al suelo caían. ¿Dónde está mi invierno? ¡No veo la primavera en mis montañas, mis lomas, ni mis estepas!, algún día fabricaré filosos y puntiagudos cuchillos con los tallos secos para asesinar sin piedad alguna al que mató mi primavera. ¿Por qué la mudasteis a vuestros jardines que me empalagan, me enfadan, me repugnan y a mi vista oscurece? ¡Cuántos sin madre y malnacidos he visto achicar el caudal de mis ríos y arroyos, secar hasta la polvareda mis lagos y lagunas, desviar el cauce de mis fuentes de agua y el colmo llega hasta acaparar la lluvia que desde el cielo mismo, el mismo Dios me manda! Necesito las pajas secas para construir mi nido de antaño, las secas semillas que eran mi pan y mi vino. ¿A quién diablos se le ocurrió la idea de extinguir el único bien que tenía que era mi libertad? (sin la cual no quiero ni siquiera respirar). ¿Por qué fuiste tan buen maestro y experto inigual para enseñar el llanto? ¿Cuál fue la pócima que me diste que ocasionó olvido total de mi capacidad de canto?, ¿No sabías que era ese canto precisamente mi forma Eurides Guerrero Paulino 16 Ruiseñores que lloran de llorar, reír, cantar, enamorar? ¡Eso era mi todo!, hoy soy dueño del cero, de la nada, de la ausencia, del seol, de la muerte atroz y precoz. ¿Quién podría contestar mis preguntas? El mundo está esquizo y yo ni por mi paranoia concibo mi bienestar. ¿Cómo no querer que mueran los que me aprisionaron?, son violadores de la ley de Dios, ignominia flagrante de su creación, contumaces alegres, del todo malditos. Vocecilla, gargantilla que para gemir ha nacido, corazón que en vez de latir se duerme, plumillas que con colores brillantes pintó la naturaleza, hoy dichos colores están diluidos, lucen pálidos, opacos, tristes, apagados, llorosos, a penantes, lastimeros. Manos inicuas que fabricaron el lazo que nadie inventó, concupiscente cerebro que creó ideas nefastas para que en lugar del cielo, el aire, la nada, tuviera como hogar rejas aun fueran de oro con perlas y diamantes. Insultos al cielo, al creador, al padre, al principio. Canciones fúnebres, rizas de trágicas. Lira muda. Avecilla con melodías divinas, juglar que ante querubes cantas las gestas de amores verdaderos y de guerras contra el mal, gargantilla que para gemir de veras no ha nacido, corazón que en vez de latir se duerme, plumillas que con colores brillantes pintó la naturaleza, hoy dichos colores están diluidos, lucen pálidos, opacos, tristes, apagados. ¿Cómo pasar desapercibido en un mundo tan extenso y grande?, ¿Por qué no nota el mundo tus primacías? Por su pequeñez, no más. Eurides Guerrero Paulino 17 Ruiseñores que lloran III Esperanzas Aunque mi gargantilla melodiosa fue vilmente cercenada, aunque manos tienes para producir a otros seres llanto y dolor y voz para de veras hacer llegar el diablo como vector maldito causante de todo mal, ignominia y dolor. Un árbol realmente verde, una vida de aquellas que predestinó el Divino para cada ser creado por su voluntad, me espera. Más que seguro me siento que la historia será contada por mí mismo y yo mismo seré el testigo que no perjurará ni mentirá en sus testimonios. El lugar de la ausencia total de aflicciones y tribulaciones lo he de palpar, lo he de vivir, antes de mi partida a lo eterno. Filosa espada poseo para combatir lo fatuo, aguijón penetrable tengo para agujerear incontables veces la insensatez sin importar sus orígenes, sus padrinos, sus defensores, ni ningún maldito negligente, descuidado e inapto para el trato con las cosas que desde arriba se han destinado para cada criatura de mi Creador. ¡Sé por demás que eres vulgar asesino, experto en matar oportunidades, libertades, prerrogativas, que ni aún a la natura misma osa en desconocer. Filos por tus edictos penetran mi piel, por tu antojo cañones disparan a mi cabeza, despiadado asesino que aniquilas la fe, cavas sepulturas con ánimo jocoso. ¡Feliz serías con que se abra y me trague la tierra! Manos inicuas que fabricaron el lazo que nadie inventó, concupiscente cerebro que creó ideas nefastas para que en lugar del cielo, el aire, la nada, tuviera como hogar rejas aun fueran de oro con perlas y Eurides Guerrero Paulino 18 Ruiseñores que lloran diamantes .Insultos al cielo, al creador, al padre, al principio. Canciones fúnebres, rizas de tragedias, lira muda. A pesar de los grandes esfuerzos y del precio que durante toda la vida he pagado no más percibo injusticia, constato que la maldad es hábito y vicio, que en tinieblas siego lo que en luz siempre he sembrado. Añoro mis montañas, las ramas de sus árboles, mi cálido nidillo de pajas, el impalpable aire de mi libertad. El precio justo por mi canto es impagable e incalculable por su cuantía. Aun dentro de esta prisión inepta me invaden las esperanzas de una vida decente y digna, una cultura de bien y juicio, una confianza real y plena, valores de solidaridad, amor e igualdad entre las criaturas de Dios, además de franqueza, respeto y honor a lo pulcro, que renazca el encanto de mi otrora bella canción, aún suspiro por un destierro perpetuo de lo maldito. Alucinas en mí el mal porque sois repelentes de la paz, y huye de vos cualquier bien, amasteis mucho más al ajenjo que a la miel, adornasteis con insipidez la vida mía y con insomnios has embadurnado mis madrugadas y con heces embarras mi vida, has sido al extremo cruel, intenso es el negro color de tu corazón y viles y sádicos son tus pensamientos. Espero que piedad no pidas, aun sea al ser que a todos nos ha creado. Es por tu culpa que el crepúsculo asalta mis mañanas y mis albores devorados por las noches frígidas, gélidas, tímidas y preñadas por intenso mal. El sol que mis días alumbra igual tímido lo hace y su calor se ensoberbece, cargado de hervor precoz, deshidratando con celeridad inimaginable mi piel. Todo bien se ha vuelto petulante, arrogante y soberbio en mi contra. Eurides Guerrero Paulino 19 Ruiseñores que lloran Siento que ya no queda un motivo más por el cual luchar. No más deseo libertad real, volar por aires libres y puros como lo hacen hojarascas secas. Mi prisión es asesina aun de mis ganas de respirar. El sendero por el cual discurre mi vida es pavoroso, triste, inquietante, gélido, tenebroso, escabroso, espinoso, pétreo y lúgubre. Soy ostentador de record de llantos, dolor, desesperación e infamia generalizada. Aún no sé si alguien en algún lugar del universo se preocupa por mi mal. Pienso que debe haber alguien que tenga intención de no cerrar sus ojos para no ver mis lágrimas caer, a pesar que ello parezca utópico e ilusorio de mi parte. Cercano está el tiempo para que alguien diferente cuente la historia, una historia real y objetiva, una verdad en cantos que aun matándome y matando toda mi especie no la podrán ocultar. De mi creador pido el más alto nivel de tolerancia e indulto total para mi verdugo, espero que sus males indulte sin reserva y del cieno que constituye el rencor que en su pecho se anida redimido sea, de no ser así los llantos del mismo serán más estruendosos que truenos y ensordecedores de todos los seres que capacidad tienen para oír. Seguro estoy que hay alguien que apara cada gota de lágrima de mis ojos. Sé con franqueza total que cada llanto ha producido en mi creador indignación. No se adormece aquel que me ha creado como en palabras parecidas decía el salmista hace muchos años. Quien ahonda mis heridas se tendrá que conformar con una espera eterna de ver mi sangre salir a causa de las mismas. No hay nada en el mundo Eurides Guerrero Paulino 20 Ruiseñores que lloran que me haga comportar como un pusilánime y cobarde. Aun a pesar de ser tan diminuto mi cuerpo jamás he temido al elefante, ni al rinoceronte. A pesar de poseer tan escasa masa en mi esqueleto, nunca he huido de hienas, lobos, ni leones. No hay ocasión en la que el pico ni las garras del búho me hayan causado ni el más mínimo grado de miedo. ¡Amo más el perdigón del cazador que su lazo y la muerte antes que la congoja! ¡Bendito el orín que corrompe los barrotes de mi jaula! ¡Que huya despavorido el pavor! Mi canto asesinará de manera despiadada y sin remordimiento alguno la congoja de los oídos a causa de silencios absurdos y sordera perversa, malvada y mezquina. Eurides Guerrero Paulino 21 Ruiseñores que lloran IV Tus hábitos Matar sin parar, herir, punzar, golpear, intoxicar. Sí, verter toxinas, envenenar hasta el aire que vos mismo tienes que respirar. No importa cuánto odio me gane, no hay nada que odie más que esta jaula, maldita y contumaz. No puedo callar, pues mis canciones robaste, asesinaste alegre el canto y mis silbidos y mis llantos; sí mis llantos, porque mi llanto mismo era un canto, nadie podía diferenciar una risa de un canto, ni una queja de una alabanza. Hoy sólo los gestos míos son los que hablan y simulas la incomprensión y disimulas tu capacidad de experto en entender, comprender, percibir, descifrar... Pasar el día estudiando el mal, premeditando el desdén, fabricando el llanto para los hijos de la tierra, incluyendo a todas las especies, pero a mí de manera particular. Por la gran cantidad de infección que inunda tu ser completo, tu corazón expele pus, tus neuronas están del todo esquizofrénicas, tu demencia es de origen, tu locura y psicopatía son innatas en ti, con razón eres sádico, inepto y maldito. Tus palabras no más son de ofensa, desdeñando con insultos el amor. Diseñador experto eres en construir barreras que a cualquiera que viva en la tierra detenga. Tus miradas engendran el odio. Tus mimos producen alergia y urticarias aun a las tortugas que con conchas cubren su piel. Eurides Guerrero Paulino 22 Ruiseñores que lloran Para mi descanso entretejes zarzas, espinas y bacterianas esporas, negándome domicilio alguno y absoluto abrigo. Sé que me odias sin ninguna piedad, que ni siquiera finges ser mi amigo, aunque yo de verdad no obstaculizo en lo más mínimo vuestro bien. Vejarme, humillarme, reírte de mí en mi cara y espaldas, pintar de colores pálidos y oscuros todo lo que te imagina que me rodea. Creerte que para divertirte he sido enviado al mundo, que tus cóleras, frustraciones, indecisiones, ansiedades, deseos no alcanzados y tropiezos cuales sean ha sido por mi culpa, es puñal agudo que mi corazón traspasa, es objeto contuso que mi cabeza despiadadamente golpea, es filosa espada con la que pretendes ausentarme del escenario de la vida. Es tu manía encomendar la vida de incapaces y menesterosos al diablo, caminos colmarlos de espinas, obstáculos, frialdad y sombras lúgubres y tenebrosas más que la tumba misma. Tu inercia maldita marchita la vida y la existencia misma de manera generalizada. Aunque mil puñales claves en mi pecho, aunque toxinas viertas en mi harina y mi pan, la frustración no se hará esperar. El paraíso huye de nefastos y el cielo se avergüenza de espíritus tristes y pusilánimes y la felicidad aborrece al inocuo ante llantos de peregrinos. El tesoro y las buenaventuras odian al que ama la desdicha, la simulación, el embrujo, la ironía, la mentira y cualquier modo de falsedad y deshonestidad. Yo que no tengo en lo absoluto patrimonio, que mi única propiedad era mi libertad, hoy sin embargo es la nada, aun así tengo un corazón en mi pecho, que paulatino lo detiene la desgracia y la ingratitud. Eurides Guerrero Paulino 23 Ruiseñores que lloran Amor inmensurable más que los mares, fuerte más que vientos tempestuosos, suave más que brisa primaveral, leal más que el sol a desiertos arenosos, es lo que poseo y no lo cambiaré aunque muera. Sí, aunque mi materia se convierta en polvo en espacios de media micra de tiempo, aunque mi sangre se convierta en pus degradante y baterías asesinas asesinaran mi cerebro. A pesar de todo lo padecido, por ti produzco cantos cual manantial, aunque parece detenerse paulatino mi débil corazón, no se detendrá, no buscaré excusas para dejar de cantar, amo al que sembró en mi corazón la pena, lo que no amo es a la pena. Si hoy te alegras la presencia de mi mal y el tinto agotas por mis lágrimas y dolor, soy enemigo de tus risas y alegrías, pero más lo soy de tu ignorancia, insensatez, ficticio conocimiento y aguda insensibilidad. Cuando la felicidad es nacida de amargos llantos, la risa es efímera y lastimera será la historia. ¡Qué bueno que estoy mal!, ¡Cuánta alegría produce en ti mi llanto!, ¡Cuánto dieras por cerrar mis ojos a la luz, mis oídos al canto, por secar las fuentes que producen el agua que aunque sea de manera eventual pudiera calmar mi sed, ¡cómo quisieras podrir el granero del cual he de comer! Aún sigo sin entender las causas reales que te aceleran el mal hacia mí, aún sigo sin comprender ni en lo más mínimo las causas de tanto daño. No soy más que un ser que quiere para los oídos de la naturaleza misma el deleite, para los ojos de todo ser luz clara y colorido ambiente y para todo corazón que late sinigual paz e imperecedera tranquilidad. Eurides Guerrero Paulino 24 Ruiseñores que lloran ¡Maldito aquel que estupra el canto!, ¡Maldito también quien gusta ver de tus ojos fluir agua de llanto, tristezas indiscretas, Maldito quien ordena sumergir almas en ascuas!, ¡Maldito quien paga con indolencias verdadero amor, quien alegre hiere corazón de sinceridad del todo lleno!, ¡Maldito quien ríe cuando inocentes mueren!, ¡Maldito aquel que el mal desborda en su pecho. Eurides Guerrero Paulino 25 Ruiseñores que lloran V Mis interrogantes ¿Por qué me adoptó el llanto?, ¿Quién le dijo al desquiciado que era yo su vástago?, ¿Por qué se cruza en mi camino el sádico?, ¿Quién diablos te autorizó para hacer el mal de manera desbordada y devastadora?, ¿Por qué olvidas tus orígenes, el lugar de tu nacimiento y la misericordia que necesitaste cada vez, convirtiéndote en mas mísero que nunca? ¡Bastardo infeliz, insincero y contumaz! ¿Dónde está aquel Juez que evacuó ésta sentencia tan irracional, insensible, fatua, nefasta e injusta?, mejor es innúmeras veces no haber nacido, incluso no haber sido concebido. Cundido de pecado, inicuo menos que nadie, hidalgo del mal, misionero de la maldad y la hostilidad, experto en planificación de daños, heraldo erguido, impermeable e indúctil de la trama y el sadismo. Al que me matare no tendría por despiadado ¿Quién puede con tu saña?, ¿Dónde está el límite de tu maldad?, ¿Porque eres el sucumbir en sí? Tal maldad nunca había existido en toda la historia que del mundo al que pertenezco conozco. ¿Por qué hiciste permeables y pálidas mis otrora brillantes y hermosas plumas? ¿Por qué empapas con hiel mi bocado? Ni aun con soborno aumentado a nivel imaginable te detuviste en tu maldad, tu raudal de iniquidad, impiedad, tortura y desprecio parecen interminables e ilimitables. Eurides Guerrero Paulino 26 Ruiseñores que lloran Necesito que a mis preguntas le des respuesta ahora: ¿Por qué te ensañas contra mí?, ¿Por qué me adversas con ahínco y diligencia persistente?, ¿No notas que estoy a punto de morir, que de debajo de mis pies huye la tierra y ante tus ojos se apaga mi sol? ¿Por qué te nace del pecho tanto mal?, ¿por qué premeditas y programas en mi contra el desdén?, ¿No sabes que de mi corazón brota amor de verdad y que ante tal abrasión me está garantizado perecer? ¿Por qué sin reparo alguno apagas mi tea y ensombrece antes que mi camino, mi vida en total?, ¿Por qué no sale el humo que advierte auxilio?, ¿No más pabilos que eructan ahítos? ¿Por qué toda vez esparces el humo de la destrucción?, ¿Por qué no reparas en lo extremista que estás siendo contra la naturaleza misma? ¡Tu actitud es un claro insulto a Dios y un reto a su capacidad de redención, misericordia e indulto! ¿Por qué no hay clemencia en tu merced?, ¿Por qué me hieres con espada filosa, aguda y punzante?, ¿No sabes que en cada hoy, amo más que ayer y que el tanto llanto puede dolores y heridas incurables causarme? ¿Por qué tapas tus oídos para no escuchar la voz de Dios presente en las lágrimas de todos los que lloramos a causa del antojo de cualquiera?, ¿Por qué son frías, pálidas y enclenques tus manos?, ¿No sabes que sin fuerzas he nacido, que por la clemencia extrema de Dios subsisto? ¿Por qué te has convertido en tan despiadado asesino?, ¿Por qué odias mis respiros?, ¿Por qué le permitiste al odio, al daño, a la ineptitud, a la iniquidad, a la maldad y a la insensatez que te amaran tanto?, ¿No sabes Eurides Guerrero Paulino 27 Ruiseñores que lloran tú que yo no soy más que avecilla errante y desamparada, sin doliente alguno y carente de pan, agua y nido? ¿Por qué que me dejas cual vagabundo infeliz y me tratas como al peor enemigo y matas impío mi melodía y mi reír cual si fuera yo un pusilánime, arrogante, indigno y maldito? ¿Por qué sólo amor fingido de corazones gélidos percibo?, ¿Por qué con ahínco sinigual y empeño extraordinario inhospitalizas la vida?, ¿No te has dado cuenta que soy indefenso pajarillo cuya madre ni siquiera jamás le calentó el nido y cuyo padre pereció en el pico de un cernícalo asesino y maldito? ¿Quién diablos edictó enjaularme y esta prisión retrógrada, aniquilante y maldita?, ¿Quién diablos me tendió aquel lazo fatídico, obsoleto y mil veces maldito? Agradecido estaría si en vez de tu lazo me hubiese alcanzado el perdigón de cualquier desquiciado. ¿Por qué ahogaste mis risas?, ¿Por qué armaste un funeral a mi canto?, ¿Por qué tu corazón no es menos insensato?, ¿Por qué precipitaste el blanco a mis plumas cual cabello de anciano y el mañana precoz aceleraste para que llegara el fracaso como fugitivo del infierno que en lugar cualquiera busca refugio? ¿Por qué en noches yacen tus sentimientos y excitación y embriago te causa cualquier dolor ajeno?, ¿Por qué ríes cuando infinito se multiplica mi mal?, ¿Por qué vetas sin piedad mi alegría e infame te mofas por mis males y ruinas? Eurides Guerrero Paulino 28 Ruiseñores que lloran ¿Por qué complacencia extrema te causa mi agonía? ¿Por qué hasta la jactancia te alegras por la huida del brillo de mis plumillas y la trayectoria de ocaso prematuro en mis ojos y semblante? ¿Por qué hiciste esfuerzo máximo para que mi vigor se marchara despavorido? ¿Por qué los sin sabores me compeliste a vivirlos?, ¿Por qué a la libertad convertiste en sueño insoñable? ¿Por qué no cortasteis mi cabeza, antes que mi garganta? ¿Por qué mejor no clavaste en mi pecho mil veces tu puñal clemente? ¿Por qué condenas vehemente hasta mis más imperceptibles hechos? ¿Por qué es tan enferma tu mente?, ¿Por qué amáis el llanto ajeno y repeles con saña y alevosía el canto de mis semejantes…? ¡Un día sabrás cuan amargo es el sabor de las lágrimas, cuando en despedazado por inclemente ayer tenga que vivir el sabor de lo no vivido, cuando tus sueños en sueños se queden, cuando las siluetas de tus metas ni en sombras sean vistas y como merecido pago te dejen añoranzas de acreencias abstractas, beneficios inciertos y siegas de lo que realmente sembraste! ¿Por qué tiene que ser el amor el tesoro menos encontrado? ¿Por qué que ser tan despiadados con quien ningún mal te ha causado? ¡Ya sé de manera clara absolutamente, que no haber causado ningún mal es lo que hace a algunos seres objetos de aborrecimiento, ignorancia, maltrato y desprecio. Eurides Guerrero Paulino 29 Ruiseñores que lloran ¡No entiendo de ninguna manera que me lo expliquen la justeza de las acciones en perjuicio del menesteroso, de mí que más afligido no puedo estar! Habéis arruinado de manera cobarde, inepta y malvada, hasta mis deseos de vivir, habéis envenenado mi aire, habéis succionado al aire el oxígeno que debo respirar para subsistir. De veras que en imaginación de nadie en lo absoluto puede ser concebida más maldad. No hay sustancia, que por nociva que sea cause más daño que el que vos a me habéis causado. Si lo que os interesaba eran mis melodías, ¡estad tranquilos que hace tiempo que yacen en la nada, en inercia, en la inexistencia rotunda, absoluta y total, en sueños eternos, en deseos olvidados! Si eran los colores de mi plumaje, ¡tranquilos también, pues los mismos son grises, pálidos, diluidos, desteñidos, lúgubres, tristes, lastimeros, sin gracia alguna, con encanto ninguno! Si era mi aspecto otrora tierno, lúcido y provocador de felicidad, ¡tranquilos que sólo me acompaña mirada perdida, parpados caídos, rostro pálido, vista en el suelo y ganas de llorar, gemir, morir y ni siquiera en recuerdos en vuestras mentes existir. ¿Cuál ha sido la causa de tanta maldad?, ¿Tan inicuos y perversos sois?, ¿Es que la cordura no existió nunca? Sois de espíritus plebeyos, lloriqueantes, pusilánimes, mendigos, limosneros y malvados! Nunca apoderasteis de vuestras obras a la cordura. Todo parece indicar que has inmigrado de un mundo de ebrios y glotones; vuestra insensatez Eurides Guerrero Paulino 30 Ruiseñores que lloran hará de este mundo el lugar más inhóspito y hostil que alguien pueda imaginar. Me lo habéis robado todo, ya me arrepiento hasta de haber nacido en un mundo en el cual no se respetan ni siquiera los derechos que Dios mismo otorga a sus criaturas. ¡No estoy reclamando nada a nadie, a nadie en lo absoluto!, sólo necesito mis melodías, mis colores, mis alas, mi inocencia, mi naturaleza, mi vida. MI LIBERTAD. Eurides Guerrero Paulino 31 Ruiseñores que lloran Eurides Guerrero Paulino: Educador, abogado y escritor nacido en la República Dominicana, en el municipio de El Valle, provincia Hato Mayor, el día 6 de septiembre del año 1972. Estudió los niveles primario y medio en su misma comunidad, ingresó a la Universidad Central del Este (UCE) de la ciudad de San Pedro de Macorís en 1992, en la carrera de Derecho, estudios que más tarde abandonó. En el verano de 1999 ingresa a estudiar educación, mención Ciencias Sociales, graduándose en junio de 2003. Retomó sus estudios de derecho en el otoño de 2005 graduándose en 2008. Realiza un postgrado en 2007 y para el 2009 un máster en Gestión de Centros Educativos en el Instituto Superior de Formación Docente Salome Ureña (ISFODOSU) de la República Dominicana. Realiza además Diplomados en Ciencias Naturales aplicada a las Matemáticas en la universidad anteriormente mencionada en el 2007 y estudios de especialización en el área de Formación Directiva para centros escolares de la República Dominicana avalado por la Universidad de Barcelona en el 2008. Para el año 2013 realiza estudios de Certificación en Gestión de Centros Educativos en la Escuela de Directores del Ministerio de Educación de la República Dominicana (MINERD) adscrita al ISFODOSU. Para el año 2014 viaja a los Estados Unidos a estudiar fortalecimiento de la lectoescritura para niños de zonas rurales en la Universidad del Norte de Colorado, (UNC) patrocinada por la USAID y la Universidad de Georgetown. Ha trabajado en todos los niveles educativos de la República Dominicana, llegando a ocupar los cargos de docente de los niveles primario y secundario, director de centro educativo y técnico distrital, además de otros cargos docentes y administrativos. Eurides Guerrero Paulino 32