Magister Odo De Chériton, Profesor De Las Universidades De

   EMBED

Share

Preview only show first 6 pages with water mark for full document please download

Transcript

RevUladepoélkamedievtU,2(.l99«),pp.T9-H4 MAGISTER ODO DE CHÉRITON, ¿PROFESOR DE LAS UNIVERSIDADES DE FALENCIA Y SALAMANCA? Enzo Franchini Universidad de Zürich l.Introducdón En el año 1967 Brían Dutton' sugirió una vinculación concreta entre el Mester de Clerecía y la Universidad de Falencia, suponieiKk) un Gonzalo de Berceo estudiante en las aulas palentinas (probablemente en 1222-1227 y 1229-1236)^. En los años ochenta, Jesús Menéndez Peláez', «Some latinism in the Spanish Mester de Clerecía», Kentucky Romance Quaterfy, 4 (1967), pp. 45-60. Véase también la mención explícita del obispo palentino y patrocinador de la Universidad don Tello Téllez de Meneses en Milagros 32Sd y los datos geogrtficos sobre Falencia, inexistentes en la fuente Udna, que Boxxo añade en la Vida de San MiUán 462. Jesús Menéndez Peláez, «El IV Concilio de Letrán, la Univosidad de Falencia y el Mester de Clerecía», Studium Ovetense, 12 (1984), pp. 27-39. 79 Francisco Rico* e Isabel Una Maqua' confirmaron en unos artículos trascendentales el entronque palentino de los poetas de las sílabas contadas. En dichos estudios los autores reunieron una serie de indicios y argumentos contundentes a favor de la hipótesis que consideraba la Universidad de Falencia como la cuna del Libro de Alexandre y de las obras en cuaderna vía que siguieron sus huellas*. A partir de entonces esta suposición ha ido ganando cada vez más terreno entre los estudiosos y se han ido añadiendo nuevos argumentos que la corroboran. Véanse, por ejemplo, los artículos de Hilty' y Franchini*, según los cuales la fecha de composición del Libro de Alexandre no se sitúa en los primeros años del siglo Xni como creen algunos, o sea en una fecha anterior al IV Concilio de Letrán y a la fundación del Estudio General palentino, sino alrededor de 1221-1223, es decir en una fecha postlateranense' que 4 «La clerecía del mestcr», Hispanic Review, 53 (1985), pp. 1-23 y 127-150. «Sot»e la unidad del Mester de Qerecfa del siglo Xm. Hacia unreplanteamientode la cuestión», en Actas de las III Jomadas de Estudios Berceanos, Logroño, 1981, pp. 179-188. «Gonzalo de Boceo y el mester de clerecía en la nueva perspectiva de la crítica», Berceo, 110-111 (1986), n>. 7-20. «El Libro de Alexandre y la Universidad de Falencia» en Actas del I Congreso de Historia de Falencia, tomo IV, Falencia, Diputación Frovincial, 1987, R). 431-442. En estos trabajos Isabel Uría ha sugerido también la idea de que el Libro de Alexandre fue compuesto en la Universidad de Falencia por un grupo de redactores bajo la dirección de un maestro posiblemente de origen francés. Habría, pues, ciertas semejanzas entre la confección del primer y máximo representante del Mester de Oerecía y la de las obras del segundo período alfonsí. En el caso de la obra berceana, del Libro de Apolonio y del Poema de Fernán González no se trataría de productos directos de la Universidad sino de obras cuyos autores se formarían en Falencia y escribirían sus poemas más tarde. «La fectut del Libro de Alexandre», Homenaje a Félix Monge. Estudios de lingüística Mspámca, Madrid, dedos, 1995, ipp. 223-232. «Fecha y WXÍX del Libro de Alexandre», en Actas del VI Congreso Internacional de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval (Alcalá de Henares, 12-16 de septiembre de 1995), tomo TI, Universidad de Alcalá de Henares, Servicio de Fublicaciones, 1997, pp. 813-820. «La fecha del Libro de Alexandre», Zeüschrift fUr Romanische Philologie, 113:4 (1997), pp. 1-5. «El IV Concilio de Letrán, la apócope extrema y la fecha de composición del Libro de Alexandre», La coránica, 25:2 (1997), pp. 31-74. Igual que en el Libro de Alexandre, ^>arece también en la obra de Magister Odo POT estos años el término «era cortfessio, acuñado como lema por las Constitutiones del IV Concilio Lateranense. Fara el texto de Odo cf Darbord, edición citada en nota 90, p. 9, y para detalles scrfve este término y sus imfrficaciones cronológicas Franchini (art. cit. en nota 8, pp. 35-43). 80 coincide justamente con la segunda época de apogeo de la Universidad de Falencia (1220-1225). Como puede comprobarse, la teoría del origen palentino del Mester de Qerecía encuentra cada vez mayw adhesión entre los medievalistas, aunque no falten voces escépticas'°, que se q}oyan principalmente en el punto más problemático de la hipótesis en cuestión, a saber la innegable escasez de informaci(Hies documentales sobre la fundación y la actividad académica del Studium Genérale de Falencia. De ahí que Ángel Gómez Moreno hable de «un auténtico fantasma para el historiador»''. Aun siendo así, no cabe duda alguna de que el Estudio palentino fiíe la pimera Universidad española, pero con su duración de un máximo de 50 años fue, al mismo tienqx), la de menor Icmgevidad. Los conocimientos que poseemos se basan en su gran mayoría en los trabajos de varios historiadores que, sobre todo de los años 40 a 60, trazaron un panorama bastante claro de lo que fue este centro académico. Deben destacarse los estudios de D. Vicente de la Fuente'^, Jesús San Martín'^, Demetrio Mansilla Reoyo'^, Vicente Beltrán de Heredia" y C. María Ajo G. y Sáinz de Zúñiga'*. Ahora bien, como el enfoque de estos Cf. por ejemplo Carlos Alvar, «Consideraciones a propósito de una cronología temprana del lÁbm de Alexandre», en Nunca fue pena mayor (Estudios de Literatura Española en homenaje a Brian Dutton), edición al cuidado de Ana Menéndez Collera y Victoriano Roncero López, Cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 1996, pp. 35-44 (sobre todo las pp. 39-40). Carlos Alvar/ Ángel Gómez Moreno, La poesía épica y de clerecía medievales, Madrid, Taurus, 1988, p. 75. Historia de la Universidades, Colegios y demás establecimientos de enseñanza, tomo I, Frankfurt am Main, Sauer & Auvermann KG, 1969 [reinar, de la edición de 1884]. La antigua Universidad de Falencia, Madrid, A. Aguado, 1942. Iglesia castellano-leonesa y Curia romana en los tiempos del rey San Fernando, Madrid, C.S.I.C., 1945. Los orígenes de la Universidad de Salamanca, Salamanca, Universidad, 1953. Historia de las Universidades hispánicas, vol.I: Medievo y Renacimiento universitario, Madrid, La Normal, 1957. Para un breve resumen sobre los conocimientos actuales puede consultarse la introducción (sobre todo las pp. 14-18) de Estrella Pérez Rodríguez a su edición de El Verbiginale (cf. nota 18), una gramática latina compuesta por Petrus Blasensis y dedicada al obispo don Tello, que sin lugar a dudas sirvió de libro de texto en las aulas palentinas. Véanse al respecto también las agudas observaciones de Francisco Rico {art.cit. en nota 4). 81 investigadOTcs fue ptinxxdialmeiite histórico y no literario, no establecieron entonces tiexo alguno con el Mester de Clerecía. 2. Los profesores de las Universidades nacientes. Ante e^a siteación, iMidga decir que la íqxMtación de cualquier nuevo dato en tcmio a la Universidad palentina resulta de sumo interés por ser susceptible de echar nueva luz sobre las circunstancias e influencias culturales y religiosas en que se hallaba suniergida la Universidad y con ella toda la Castilla de la [mmera mitad del siglo Xin. Para contribuir a ello quisiera ocuparme a continuación de un aspecto que considero de gran importancia, máxime cuando se acepta que el Mester de Clerecía surgió de las aulas palentinas. En concreto se trata del profesorado. Si relativamente poco se sabe sobre la Universidad en general, casi nulos son los conocimientos que tenemos acerca de quiénes eran los maestros, es decir las personas que, al fín y al cabo, determinaron la orientación ideológica y didáctica del nuevo centro de enseñanza académica. Es cierto que se conocen algunos nombres, pero, que yo sepa, hasta este momento, no se ha conseguido ninguna identificación pormenorizada. Por eso, Vicente Beltrán de Heredia habla justificadamente de un auténtico «vacío en la histcma de nuestra Universidad» y comenta sobre el tema de los catedráticos de la Universidad en el siglo XIII, refiriéndose no sólo a la de Palencia sino también a la de Salamanca: «Tanto las fuentes antiguas como los historiadores modernos guardan silencio casi absoluto acerca de este particular. El investigador se encuentra por consiguiente privado de la información básica necesaria para dilucidar un tema que no puede menos de despertar especial interés»". Estrechamente asociada a la cuestión de los maestros se halla la de las asignaturas. Gr^ias a diversos documentos'^ sabemos a ciencia cierta que en Palencia se impartía Teología, además de las obligadas artes liberales, el trivium y el quadrivium, que femaban la base para cualquier otro estudio. En este punto concuerdan todas las fuentes. Cartulario de la Universidad de Salamanca (1218-1600), vol. I, Universidad de Salamanca, 1970, p. 83. Estrella Pérez Rodríguez, El Verbiginale. Una gramática castellana del siglo XIII, Universidad de Salamanca, 1990, p. 17. 82 Otro aspecto que parece seguro es la íntima relación entre el profesorado por una parte y el Cabildo catedralkio por otra, como apunta Beltrán de Heredia". Lo que afírma para la Universidad de Salamanca no valdría menos para la de Falencia: «ReccM'demos ante todo que durante los dos primeros siglos de su existencia la Academia, por serle imposible llevar vida autónoma, dependía en forma casi omnímoda del cabildo catedral. Las rentas para su sostenimiento eran de origen eclesiástico y estaban administradas hasta principios del siglo XIV por el cabildo; los grados y actos académicos se celebraban en dependencias del mismo; las aulas eran locales cedidos por él; la masa escolar la componían casi exclusivamente clérigos o aspirantes al estado eclesiástico y en todo caso personal asimilado y con los privilegios de los clérigos. Era por tanto lógico y casi obligado que el cabildo se interesase por su buena marcha y que las cátedras fueran conferidas contaiulo con su intervención y a personal de su confianza, afínes y miembros del mismo cabildo, ya que en general eran los mejor preparados para ello»^. Por eso, ya Vicente de la Fuente*' pudo afirmar que «algunos Cabildos daban a un canónigo el título, no sólo de Magister Sckolae o Caput Scholae, sino que le apellidaban Magister Scholarum»^. Cuando se consultan las fuentes documentales, salta a la vista que también era corriente lo contrarío, es decir que los Cabildos integraban a los maestros venidos de fuera como miembros c^itulares otorgándoles la canonjía. En realidad esto último, a saber, traer a maestros extranjeros, era muy frecuente, ya que la Castilla de la época no estaba en condiciones de proporcionar el número suficiente de eruditos capaces de impartir enseñanzas universitarias. Como quiera que sea, lo cierto es que los catedráticos llevaban título de maestro y pertenecían al Cabildo. Así lo afirma también Beltrán de Heredia^. " Ob. cit. en nota 17, p. 83. " Ibídem. 21 Ob. cit. en nota 12, p. 76. 22 Véase por ejemplo un documento de San Esteban de Gormaz (ob. cit. en nota 28, doc.147, año 1221): «... et G., magistñ scolarum palentinarum, et aliorum multorum canonicorum ecclesie palentine». Ob. cit. en nota 15, p. 8. 83 Lucas de IXiy {Chwmcon Mundi, 1236)^, alreferirsea la fundación del Estudio General palentino, sólo informa de que el rey llamó a catedráticos sin especifícar su procedencia: Eo tempore rex Aldefonsus evocavit magistros theologicos et aliaiBii aitñiiii liberalium, tí. Palentinas scholas constituit ¡Mrocurante reverendissimo et notMlissioio viro Tellione eiusdem civitatis episcopo El arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada, en cambio, eq)ecifíca en De rebus Hispaniaé^ (ca. 1243) que fueron llamados maestros extranjeros desde Francia e Italia, agregando que hasta el momento de redactar el texto {adhuc) el Estudio General de Falencia perduraba: sapientes a Gallia et Italia convocavit ut siqyientiae disciplina a regno sao nunquam abesset et magistros omnium facultatum Palentiae congregavit quibus et nu^na stipendia est largitus. ut omni studium cupienti quasi manna aliquando in os influeret sapientia cuiuslibet facultatis. Et licet hoc ñiit studium interruptum, tamen per Dei gratiam acSwcdurat. La Primera Crónica .GeneraP^ alfonsf recoge esta información de forma algo amplificada (y aun anacrónica, ya que en tiempos de su redacción ya no existía la Universidad de Falencia): [este muy noUe rey don Alffonsso]... enuio por sabios a Ranfia et a Lombardia por ata tm su tierra ensemamiento (fe sapienfia que nunqua minguasse en el su regno, ca por las escuelas de los saberes mucho enderes^a Dios et aprovecha en el fecho de la cauallería del regno do ellas son; et tomo maestros de todas las s(ien9ias et ayuntólos en Palenfia, logar a abte et plantío pora estudio de los saberes et comunal 34 Cit. pOT Pérez Rodríguez, p. 16, n. 12. Ver arriba nota 18. ^ IbUUm. Alfniso X el Sabio, Primera Crómca General de España que mandó componer Alfimso el Saino y se continuaba bajo Sancho IV en 1289, ed. Ramón Menéndez Pidal con la colab. de Antonio G. Solalinde et alii, vols. I y 11, Madrid, Credos, 19SS, 686a52-686bl8. 84 pora uenir los clérigos de todas las Espimnas, et dioles grandes soldadas, porque tod aquel que de los saberes aprender quisiere, que alli uenga, ca alli fallara ende ahondo quel correrá alli como corrie la magna en el desierto a las bocas, segund dize ell arzobispo Rodrigo de Toledo. Et magar que a las uezes esse estudio de Falencia fue como desfecho, pero por la gracia de Dios aun dura. Rastreando algunos documentos palentinos, incluso aiHieriores a la fundación de la Universidad presamente dicha^, que se encuentran en la colección de documentos de la Catedral de Falencia puUiciúia pw Teresa Abajo Martín^, se topa con varios nombres de maestros^. Al lado de nombres autóctonos como Lupus, Aprilis, Dominicus, lohannes, Gerardus^, Michael, Enricus, Poncius, Petras, etc. ñguran otros cuyos nombres revelan claramente una procedencia foránea: Afagi^rGialíe^n» Pennefidelis (doc. 94, 1183); Petrus Seguini magister scolarum (doc. 105, U90); magister milebnus Pennefidelis (doc. 105,1190); Magister Aldefrancus (doc. 115, 1200); Magistro barranco (doc. 116, 1200); Magister Lamfrancus, canonicus palentinas (doc. 120, 1206); Magister Guillelmas de Maranac (doc. 128,1211); Magistri Lajvfrancii, canonici palentini (doc. 132,1213); Magister Lamfrancus (doc. 133,1213). Ajo'* señala además un Maestre Fomelin, canónigo de Palencia y Julio Hay pruebas documentales de que ya en la segunda mitad del siglo Xn florecía una escuela catedralicia en Falencia. 28 Documentada de la Catedral de Palencia (1035-1247), ed. de Teresa Abajo Martín, Falencia, Ediciones J.M. Garrido Garrido, 1986. Sin embargo, debe admitirse que no siempre resulta fácil saber sí el personaje en cuestión llevaba únicamente el título académico de maestro o si realmente regentaba una cátedra. Sobre la procedencia de los maestros de Falencia y Salamanca consúltese también Santiago Aguadé Nieto, «Las universidades y la formación intelectual del clero castellano en la Edad Media», en Universidad, cultura y sociedad en la Eáid Mediti, Universidad de Alcalá de Henares, Servicio de Fublicaciones, 1994, pp. 161-206, donde el autor informa sobre castellanos que, tras haber segwdo cursos de Derecho, civil y canónico, en Bolonia vuelven a Castilla con el título de maestros para impartir estas disciplinas en las Universidades de Falencia, primero, y de Salamanca, después. Es el único que en los documentos se designa de forma explfcita como maestro «scolarum palentinarum» (ob. cit. en n(Ma 28, c. 147, año 1221). ' Ob. cit. en nota 16, p. 197. 8S González'^ un maestro Guillem de Montpesler (año 1227) y un G[uillelmus] Lcmibardus. ¿POT quérecurrira profesores extranjeros? Como ya he dado a entender, la respuesta parece evidente: no existía ninguna tradición académica española capaz de satisfacer la demanda de catedráticos cualificados por parte de las Universidades nacientes. Y además: «No siempre las circunstancias se mostraban propicias en ese ambiente de agitación bélica para organizar una escuela y sobre todo para mantenerla. La mayor difícultad con que había que luchar era la falta de maestros»". En consecuencia, por muy costoso que estoresultaray los compromisos que creara, no quedaba otro remedio que traer a maestros extranjeros. Pero me imagino que halHÍa que pensar también en que debido a razones científícas y de prestigio existiría el deseo de conectar con las grandes Universidades europeas de la Edad Media. Como en Falencia dominaban los estudios de las Artes liberales y, como ya he puesto de relieve, se contaba con una facultad de Teología, es de suponer que los responsables trataban de reclutar a los maestros mayoritariamente en París, el centro más sd>resaliente para esta ciencia en la época, y menos en Boloña, que destacaba principalmente por el Derecho^. Lo contrario habría que presumir para la Universidid salmantina, ya que «Salamanca y Falencia son dos Universidades de contextura antitética. Estareproduceel molde parisiense, mientras la salmantina es unreflejode la boloñesa»^^. De gran interés resulta en este contexto también el comentario de González^ sobre el elevado status social que algunos dñ estos maestros extranjeros adquirieron al parecer «En 1200 ya figura en Falencia el maestro Aldefranco, o Lanfranco, como canónigo de su catedral, el cual, " Ob. cit tm nota 36, p. 634. Vicente Beltrán de Heredia, ob.cit. en nota 15, p. 6. En táininos de Estrella Pérez Rodríguez {ob. cit. en nota 18, p.l7): «En contra de la afkmación de Jtmáiez de Rada, que habla de mae^ros italianos yfrancos,se suele acfanitk casi como exclusiva la influenciafrancesa,de la universidad parisina en concreto, bas^bdose en que, al pareco-, existían en Falencia como en aquella -frente a la de Boloffa- estudios teológicos.» VicoBrte Beltrán de Heredia, ob. cit. en nota 15, p. 12. Julio González, El reino de Castilla en la época de Alfonso VIII, 3 vols., M drid, C.S.I.C., 1960, p. 633. 86 en 1206, actuó de arbitro en un litigio del obispo sobre prestimonios. Este maestro debía gozar de cierto prestigio pues intervino como juez en otros pleitos, entre ellos en uno de Segovia del año 1200; más adelante aparece con los maestros de Falencia Femando Sánchez y Juan Pérez, en Albarracín, al organizarse esta sede y su cabildo. Tan célebre como ése se hizo algo después el maestro Fomelino^^, canónigo de Falencia, que actuó como arbitro en un delicado asunto canónico hacia 1210. Por eso no extraña que Inocencio III, en 1215, le encargase el de otro pleito del obispo de Burgos con el abad de Oña. Años más tarde seguía en Falencia (1223), honrado con el arcedianato de Cerrato»'*. 3. La trayectoria de la Universidad de Falencia. Los autores que han estudiado las fuentes son unánimes con respecto a un punto crucial: la historia de la Universidad de Falencia es una cadena de sucesivas penurias de medios económicos. Estos contratiempos ya sobrevinieron en 1214, poco después de la puesta en marcha del Estudio General, cuando falleció el rey Alfonso VLI, quien, hasta aquel momento, había apoyado enérgicamente su propia fundación. «La base económica de ésta debía radicar desde el principio en las tercias de fábrica, las cuales durante la minoría del príncipe Enrique fueron usurpadas por el regente, conde Alvaro Núñez de Lara. Muerto el heredero en 1217, las cosas se agravaron todavía más, paralizándose los estudios universitarios cuando apenas habían comenzado a dar los primeros frutos»*. Tres años más tarde, cuando Femando lü ya estaba entronizado, el papa Honorio III, a instancias del rey y del obispo don Tello, dispuso el 30 de octubre de 1220* que durante un quinquenio la cuarta parte de las tercias de fábrica de la diócesis palentina debía destinarse al salario de los maestros y, en general, a la restauración de la Universidad. Urgía Igual que Guillelmus Lombardus, sería de origen italiano según el mismo Julio González {pb. cit. en la nota precedente, p. 634). O en palabras de Vicente de la Fuente {ob. cit. en noU 12, p. 80 n. 3): «Los nombres de Lanfiranco y aun el de FcMiielin, parecen extranjeros más que castellanos.» Fomelino figura con tal dignidad también en dos documentos correspondientes al aiio 1221 (ob. cit. en nota 28, docs. 147 y 149). Vicente Beltrán de Heredia, ob. cit. en nota 15, p. 9. ^ Ob. cit. en nota 28, doc. 146. 87 todavía el establecimiento de estudios superiores, tal como lo había exigido el r v Concilio Lateranense. Sólo cinco meses más tarde, el 18 de marzo de 1221, Honorio III accedió a otra petición del opispo palentino y tomó el Estudio Genera] bajo su protección apostólica: Cum, igitur, sicut ex parte tua fiíit expositum coram nobis, ad dandam status scientia plebi tue, ac aquas sapientie salutarís quibuslibet dividendas, in civitate tua scolas Theologie, sacrorum canonum et aliarum facultatum provide ordinaris, nos, in hoc discretionis tue studium non immerito commendantes, tuis piecibus inclinati, scolas ipsas necnon personas magistrorum et scolarum sub Beati Petri et nostra protectione suscipimus et presentís scríptí patrocinio communimus^'. Caducado el lustro de 1220-1225, probablemente el de mayor florecimiento de la nueva Universidad, Honorio l ü decidió prorrogar por un nuevo quinquenio, o sea hasta 1230, la concesión hecha a la Universidad palentina de la cuarta parte de las tercias de fábrica de aquella diócesis para el salario de sus profesores. Pero de poco sirvió, como muestran las constituciones del Concilio de Valladolid, convocado en 1228 por el legado papal Juan de Abbeville, cuya misión, como se sabe, consistía en imponer las normas lateranenses en la Iglesia española. Juan de Abbeville se s^resuró a dedicar expresamente un canon al Estudio palentino subrayando la necesidad de que volviese a su esplendor anterior, lo cual implica que en aquel entonces ya funcionaba muy mal: ítem porque queremos tomar en so estado el estudio de Falencia, otorgamos que todos aquellos que fueren hi maestros, et leieren de qualquier scienüa, et todos aquellos que oleren hi Theologia, que hayan bien et entegramiente sos Beneficios por cinco años, así como si sirviesen a suas Eglesias^^. Parece seguro que la Universidad se hallaba ya en plena decadencia y la situación no experimentaría ninguna mejoría. Los documentos muestran claramente los apuros financieros de la diócesis, y, además, Fernando III *' Ob. cit. en nota 28, doc. 148. 42 J. Tejada y Ramiro, Colección de cánones y de todos los concilios de la Igles de España y de América, vol. III, Madrid, 1851, p. 325. fue orientando sus intereses en medida creciente hacia Salamanca. Según las palabras arriba citadas de Rodrigo Jiménez de Rada, los estudios de Falencia todavía existían hacia 1243 («Et licet hoc fuit studium interruptum, tamen per Dei gratiam adhuc durat.»), pao debe sup(»ierse en buena lógica que sus actividades cesarían prácticamente con el fallecimiento de su impulsor don Tello Téllez de Meneses en 1246. Añc» más tarde, en 1264 el papa Urbano IV hizo un último ¡esfuerzo pw darle nueva vida a la Universidad. En un privilegio el papa elogió los beneficios prestados por el Estudio General no sólo para Falencia sino para toda España, comparó la Universidad con la de Farís y expresó de forma terminante su deseo de reanimar esta institución que él consideraba como disuelta {extincta): Et quia per hoc non solum Palentia sed tota solebat Ispania spiritualis et temporalis percipere commoditatis augmentum, supplicastis humiliter ut ad refcvmationen predicti studii, quod est non sine multo ejusdem provincie dispendio dissolutum, apostolici favoris partes interponere curaremus. ... Set cupientes potius artes nostras adicere ut sólito fortius accendatur, tuis, frater episcope, suplicationibus inclinati ómnibus e singulis doctoribus et scolaribus quos in eadem civitate, in quaqunque facúltate studere contigerit, quod illis priviligiis, indulgentiis, libeitatibus et immunitatibus gaudeant parisius vel in alus locis in qwbus habetur studium genérale. ... Cum igitur sicut accepimus ipsius studii reformatio possit eidem provincie multipliciter existere fructuosa, nos nolentes quod lúceme tante claritatis in commune multorum dispendium sic extincta remaneaf". Fero volvamos al período que más interesa para nu^tro prc^sito: el quinquenio de 1220 a 1225, es decir los años en que creo, junto con otros estudiosos, que fue compuesto el Libro de Alexandreí**. Es también el período en que Dutton señaló la posibilid^ de que Berceo eludíase en Falencia. Y es en estos años cuando la Universidad contaba con una garantizada seguridad económica y nuevos maestros. «Falencia se Uso la edición de Demetrio Mansilia Reoyo, ob. cit en nota 14, p. 261. Cf. Enzo Franchini, art. cit. en nota 8. 89 convierte así en la ciudad castellana del momento con mayor y más elevada actividad cultural y en el centro de estudios más importante de la región», afirma Estrella Pérez Rodríguez^^. En el documento arriba aludido de octubre de 1220, el papa informó a los nobles y omcejos palentinos que el obispo don Tello ya había llamado a cuatro profesores nuevos: un teólogo, un decretista, un lógico y un gram^ico: ...ut ea, per manus ipscMum in magistiwuin salario provide distríbuta, studium ipsum, propter quod idem episcopus teologum, decretístam, logicum et auctorístam, sicut ex litteris eius accepimus, iam vocavit, laudabiliter valeat reforman^. No tardarían en llegar los nuevos catedráticos, pues del documento que le siguió poco después (18 de marzo de 1221) y en el que, como queda dicho, el papa tomó la Universidad bajo protección apostólica, se desprende que las facultades ya funcionaban^^. 4. La biografía de Magister Odo de Chériton. ¿Quines eran esos cuatro maestros llamados a Falencia en otoño de 1220 o poco antes? No lo sabemos, pero trataré de identificar a uno de ellos, concretamente al desconocido profesor de Teología, estableciendo la hipótesis de que fue Magister Odo de Cerítonia (Chériton). Debemos la mayor parte de nuestros conocimientos sobre este erudito inglés medieval a Albert C. Friend. Su artículo fundamental del año 1948^ sigue siendo todavía el obligado punto de referencia para cualquier investigación sobre la vida y oínra de Odo. Ddáo el rigor de dicho trabajo, he podido biesme an^iamente en él para los datos bk)gráfícos que siguen. Odo de Chériton nació entre 1180 y 1190, como heredero de una pudiente familia normuida, que poseía un señorío en Chériton, cerca de ^Ob. ciL en noto 18, p. 18. 46 Ob. cit. en noto 28, doc. 146. Para el texto véase la cito correspoidiente a la noto 41. ** Albert C. Friend, «Master Odo of Chériton», Speculum, 23 (1948), pp. 641-658. 90 Folkestone en el condado de Kent.^ El próximo dato biográfíco sobre Odo nos lo depara Bulaeus en su Historia Universitatis Parisiensi^, nombrándolo entre los estudiantes de la Universidad de París del año 1200. En 1210 fígura con el título de magister en un documento fiscal inglés (Pipe Rol¡)^^, de lo cual se infiere que a la sazón debía de tener por lo menos veinte años. Según este documento el padre pagó un halcón para que su hijo tuviera custodia de la iglesia de Qiériton^^: Willelmus de Cyrinton debet .i. falconem halteinum bonum ut Magister Odo filius suus habeat custodiam ecclesie de Cyrinton Es de suponer que, por estos años, el título de magister no correspondía sino al del Maestro de Artes y todavía no reflejaba el doctorado en Teología. En 1219, en cambio, Odo ya había obtenido el grado universitario, pues en el prólogo de sus Sermones dominicales de tempore, que llevó a cabo el último día del año 1219, habla de sí mismo modestamente como de «Ego Odo de Cirentonia, doctor ecclesiae minimus» (París, Bibl. Nat., lat. 16506, fol. 218). Parece que en aquel entonces ya había pasado bastante tiempo en París, puesto que obtener el grado de doctor así lo requería. Además había ejercido una actividad docente en Francia. Al menos esto se deduce de los Sermones citados, que se dirigen a un público destinatario francés. Dos de ellos incluso hablan a estudiantes de algún colegio de Teología''. En lo que a los maestros de Odo se refiere, Friend** cita a Prevostín de Cremona, canciller de la Universidad parisiense de 1206 a 1209, así como a Pedro de Capua (de Mora), regente trienal de Teología de 1206 a 1209, de cuyas obras, empleadas como lectura universitaria. 49 Hoy en dfa Chéñton es un barrio de Folkestone. C. E. Bulaeus (Du Boulay), Historia Universitatis Parisiensis, París, 1665, p. 758. Para todos los detalles referentes a los documentos mencionados remito al estudio de Friend {art. cit. en nota 48). Cit. pOT Friend, art. cit. en nota 48, p. 646, n. 52. Friend, art. cit en nota 48, p. 647. '* Ibídem, pp. 647-648. 91 Odo copiaba ampliamente^. ^itre las demás personas conocidas por Odo fígurarían también el Cardenal Roberto de Cour9on, el maestro Olivero de Colonia, el abad Enrique de Heisterbach y, tal vez, también el monje Caesarius, que en aquella época compiló sus exempla. En opinión de Friend", en 1219, Odo parece haber emprendido por lo menos una peregrinación, puesto que en los Sermones dominicales de tempore dedica varios pasajes a consejos muy detallados y concretos para romeros". Asimismo cskit considerar como seguro que Magister Odo tuvo alguna relación con la casa cisterciense de Bonport, a tres leguas de Rouen, que estaba vinculada a la Universidad de París. Allí dejó una copia de los Evangelios de Lucas y Juan, con numerosas glosas de su pluma, que nunca más recuperó, y que hoy en día se custodia en la Biblioteca Nacional de París (ms.lat. 295)*. En la hoja de guarda se lee: Iste liber est Magistrí 0(donis). DomiB boni Portus debet Magistro Odoni XHs et vnd. de Parías. Si non uenorit Magister Odo, totum sit pro anima sua. Sobre las glosas contenidas en este libro Fríend comenta: «None of this commentary í^pears to be original. It is derived chiefly from the theologians of the latter twelfth and early thirteenth centuríes. His cholee of authorities is sn interesting comment on the teaching of the university and on the supplementaiy reading which formed a background for the courses in theology»''. Para (Mras posibles fuentes consúltese Jean Leclercq, «Hélinand de Froidmont ou Odón de Cheriton?», Archives d'Histoire doctrínale et littéraire du Moyen Age, 32 y%5), pp. 61-69 (cf. p. 63). Fríend, art cit. en nota 48, p. 648. " Brit. Mus. Egetton ms. 2890, fol.36 (Dom.II in Quadrag.), fol. 66v (In die Pasche); fol. 68, col. 2 (In crastino Pasche); fol. 69 (ibídem); fol. 90 (In die Pentechosten). Breve descrípción en Léopold Delisle, Le Cabinet des Manuscrits , I, París, 1868, p. 537. Fríend, art. cit. en nota 48, p. 648. 92 El año siguiente a la compilaciletos, clasificación difícil); London Egerton 2890; Puís EN lat. 16506, 2459, 2593, 12418, 12387; Oxford Balliol College Ms. 38; Camlvidge Peterhouse ms. 109; Camtxidge University Lilwaiy ms. KK, 1,11. La mayoría de estos códices s(Mi del siglo XIII. Art cit. en nota 48, p. 655. 98 asimismo en la Península Ibérica Baste como botón de muestra su ^)arición en unos exorcismos hispanolatinos, copiad(» a principios del siglo Xm en el Nordeste peninsular, probablemente en la Rioja o en Arag(^^, donde se le cita como texto ejemplar del Evangelio de San Mateo. El segundo punto trascendental es que varios de estos Sermones de festis están destinados a estudiantes de Teología, por lo cual parece lógico admitir que su autor, Magister Odo, redactó el texto confínesdidácticc^ en el marco de una actividad docente, que sería sin duda de nivel universitario. A todo ello se suma el hecho de que Odo haga alusiones a la vida cotidiana de España, que únicamente pueden explicarse de manera plausible pensando en una estancia de Odo en estas tierras. En un primer pasaje escribe: Et in Hispania necesse est osculari manus episcopi, qui forsitan quandoque fuit in aliquo loco ad presens e tacendo, nisi sic fíat scandilizantur (París BN lat.l6S06, In Natale S Marie Magdalene). En el último sermón (De Defimctis, fol.265) Magister Odo adjudica a una mujer ejemplar un nombre típicamente español, doña Poncia: Sic uir iustus cum laborat in extremis et uidet dominam Ponciam uxorem, Guillelmum et ceteros filios lacrimantes ... Seguidamente Odo de Chéritón compuso su cbn más conocida y difundida, titulada Fa¿>u/ae, Narrationes o Parabolae, una colección de fábulas que debe situarse con buenas razones en una fecha algo posterior a 1225". Esta recopilación de 119 exempla gozó de una enorme resonancia^ en toda la Edad Media europea, conociéndose hoy en día 86 Enzo í^anchini, «Abracalalxa. Los exorcismos hipaimlatinos en d códice de la RazM de amor*. Revista de literatura medieval, 3 (1991), pp. 77-94 (el texto en la línea 45 de la edición). " Fríend, art. cit. en nota 48, pp. 6SS-6S7. Más tarde Fríend (art cit. en nota 73, p. 383) mantiene esU datación, pero añade, unas páginas después, el aio 1230 como punto de referencia: «In 1230, about the time when Cheriton was compiling his Pables ...», p. 388. ** Sot»ie la probidtle influencia de los escritos (te Odo de Chéritón sobre otras obras ác finales del siglo Xin y del siglo XIV (p. ej. de OíaiKer) remito a Friend, art. cit. en nota 73. 99 unos 19 manuscritos''. La mejor prueba del éxito que esta colección tuvo tand>ién en España es el hecho de que entre 1350 y 1400 se realizara de ella, concretamente de 66 de los 119 fíU>ulas, una teaáxxxÁóa castellana, conocida bajo el tftulo de Ubro de los gatos (único manuscrito: Madrid BN ms. 1182, s. XV)*. Como la supuesta fecha de composición de las Fabulae concuerda con la hipotética estancia de Magister Odo en España, puede esperarse, también en este caso, encontrar algunas alusiones explfcitas a circunstancias regionales. Y así es, efectivamente. 1. En la primera fábula (Qualiter elegerunt sibi regem ligná) Magister Odo cuenta la anécdota de un canónigo de la ciudad castellano-leonesa de Toro, que renunció al obispado": Vnde Taurinensis Canonicus, cum respueret electíonem, cito transiuit, et socio suo [se] aperuit. Quesitus quare non recepit episcc^Mttum, respondit: Si fuissem de numero episcoporum, fuissem de numero dampnandorum. ítem, cum magister H. factus ñiisset episcopus Meldenensis, et uisitasset socios sw» Parísius, dixit: Si haberem mortalem inimicum 19 La edición generalmente manejada es la de Léopold Hervieux, Les fabulistes latins, depmia le suele d'Auguste jusqu'á lafindu Mayen Age, tcrnie IV: Eudes de Cheriton et ses derives, 2¿me édition enti¿rement refondue, París, Firmin-Didot, 1884. Para una traducción inglesa véase John C. Jacobs, The Pables of Odo of Cheriton, translated and edited by J.CJ., Syracuse N.Y., Syracuse University Press, 19SS. Los códices conocidos están diseminados por toda Europa (p. ej. Cambridge Corpus Oirísti ms. 441; British Mineum Arundd ms. 292; Berlín ms. theol. lat. 4.10; Bwna ms. 679; Pwís Mazarine ms. 986; Univ. de Breslau IV.Q. 126; Wolfenbüttel ^X); Munich mss. 2800, 83S6, 8947, 14749, 1619S; Bibl. publ. d'Arras ms. 184, ebc.). R e c u o ^ de paso que el ms. 986 de la Biblioteca Mazarine de París contiene también la fuente latina de los Diez Mandamientos tratado de confesión navarro-aragonés de la segunda mitad del siglo XIIL Para detalles cf. Enzo Franchini, Los Diez Mandamientos, París, Klincksieck, 1992, particularmente las i^. 67-84. IMlizo la edición científícamente rigurosa de Darbord (Libro de los gatos, écHtion avec introductkMi tí mMes par Bemud Darbord, París, Klincksieck, 1984), que hace seguir cada fábula de su original latino. Fñeaá (art. dt en nota 48) no hace ninguna alusión a este pasaje, pero sí Jacobs (ver nota 93) en la Intnxhicción de su traducción, aunque interinetando erróneamente el texto, pues habla del «Bishop of the Spanish city Toro». 100 et desiderarem eí aliquid pessiumum, oraretn quod Deus faceret eum episcopum, et hoc pro máxima maledictíone reputarem. Tamen cum sint..." [Thus the Canon of Toro, when herefusedelectíon, qiñckly moved to another jurísdictíon and explained himself to a comrade. That is, when asked why he did not accept the bishopric, he replied: «Should I have been counted among the bishops, I should have been counted among the damned.» Again, when Master Hugo had been made Bish(^ of Meaux and was vísiting his parísían brothers, he told them: «If I had a mortal enemy and wished the worst for him, I would pray fra* God to make him a bishop. For I would consider this the worst possible curse.» Nevertheless, since bishops are ... *' ] 2. En la fábula Vn (De quadam ave sancti Martini) cuenta como ejemplo la historieta de un pájaro, del que especifica que en España se llama San Martín (se trata del 'cenizo' circus cyaneus): Quedam auis dicitur sancti Martini in Hispania, paniula admodimi reguli. Hec gráciles habet tibias ad modum iunc(t^ et loogas. Contigit quod, solé calen(t)e, circa festum sancti Martini. proiecit se iuxta arborem ad solem, et erexit tibias suas, dicens: Eia ! si celum iam caderet, ipsum sustinerem super tibias meas. Et cecidit folium unum iuxta, et auis exterrita euolat, dicens: O sánete martine, cur non succu(r)ris avicule tue ? Tales sunt multi qui ...** 92 Cito estos pasajes latinos de la edición de Léopold Hervieux, citada ea nota 89. Para mayor comodidad acompaño los pasajes latinos de la tradiKción inglesa realizada por John C. Jacobs, citada en nota 89. Este primer pasaje se halla en las pp. 69-70. Con respecto al texto sobre el obispo de Meaux que he aftadido sin causa aparente, véase la última nota. Véase a t&ulo ilustrativo la versión larii, monachi, uineas, castra, donaría; promittunt laudes, missas, oration^. Stultus Pauo quando adquiescit, et possessiones, unde ipse et sui deberent uiuere, alus distríbuit. Sic fecit quidam rex Aragonum; vnde successores sui non pot[u]erunt, ut decuit, milites tenere, nec inimicis resistov, nec regnum suum defenderé. [Thus it is whenever kings or counts or knights or bishops own many villas, castles, fields, and vineyards; they are like the peacock -well adomed with many difTerent feathers. Thenflatterers,Hospitallers, Templars, monks, and canons come up to such a peacock. They woo him for lands, vineyards, castles, gifts -all the time, promising him ceremonial acclamations, masses in his honor, and prayers. When the foolish peacock goes along with such nonsense, he gives others his holdings -the very things he and his dependents need to live. Now the king of Aragón did this sort of thing. The result? His successors couldn't do what was fitting. They could not maintain troops, ñor fight off their enemies, ñor defend their kingdom."] Jacobs, ob. cit en nota 93, p. 137. " Ibídem, R). 145-146. 103 Tambi^ la última obra de Odo de Chéríton guarda una nítida relación con la Península Ibérica. Se trata de unsi Summa depenitentia o Summa de uera penitentia et confessione basada en la famosísima Summa de penitentia del dominico español San Raimundo de Peñafort, cuya primera versión fue compuesta entre 1225 y 1227 (entre 1220 y 1221 según Michj»id-Qu^tin'°°). La segunda versión es posterior a las Decretales Gregorii Papae IX promulgadas en 1234. El texto de Odo (prólogo: Descendí in ortum meum; texto: Penitentiam agite), que debió de gozar de una amplia difusión, ya que se conocen por lo menos treinta manuscritos'*", es una obra de madurez, como señala Friend'"^: «Intended as a simple guide or handbook for priests in hearing confession, Cheriton's Summa is a fitting climax to bis career as an instructor of clergy, 'doctor ecclesie minimus', as he calis himself. He has now developed a style which is succinct, yet easy, the topics being illustrated by frequentexemp/a which apply closely to the material.» Hay indicios de que Magister Odo, en edad avanzada, revisó varias de sus obras recopilándolas, según se desprende de los manuscritos tardíos'"'. Todo esto sugiere efectivamente la probabilidad de una estancia larga del erudito en España y una actividad docente en un centro de enseñanza superior. Esto no puede extrañar si se tiene en cuenta su grado académico obtenido en la Universi(bd (te París. Por razones cronológicas obvias se impone pensar inmediatamente en la Universidad de Patencia, que fue el único Estudio General que en la Península Ibérica contaba con una facultad de Teología en aquellos años. Pierre Mictunid-Quantin, Sommes de casuistique et manuels de confession au mayen age (XIl-XVI sueles), Louvain, Nauwelaerts / LíUe, Librairie Giard / Montiéal, Liln^rie D canónigo palentino. A este respecto téngase en cuenta lo que he dicho arriba sobre la integración de los catedráticos extranjeros en el Cabildo, así como lo que he expuesto acerca del prestigio social de los profesores y su papel en pleitos eclesiásticos"". Documentación de la Catedral de Burgos (1184-1222), ed. de José Manuel Garrido Garrido, Burgos, Ediciones J.M. Garrido Garrido, 1983, p.382. Para otros ejemplos remito a C. María Ajo G. y Sáinz de Z«Üiiga, Historia de las Universidades hispánicas, vol. I: Medievo y Renacimiento universitario, Madrid, La Normal, 1957, p. 220, notas 272 y 274. 105 Es de notar asimismo que en to(k>s los documentos en que ^parece el audito inglés, durmte su vida, no suele figurar sino bajo el nomhKMagister Odo sin más, o sea sin indicación de su pnx:edencia'°^. Aparentemente bastaba para garantizar la identificación en un documento jurídico. Piénsese que en España este nombre dispondría todavía de más fuerza identificadora, ya que Odo no es ningún nombre hispánico, sino claramente extranjero y llama, por consiguiente, enseguida la atención'"^. Este mismo documento trascendental se halla editado también en la Colección diplomática medieval de la Rioja de Rodríguez de Lama'"^. Erróneamente el índice de esta edición le atrilHiye a Odo el título de «prior de San Isidoro». Es evidente que se trata de una mala interpretación del texto latino. El prior aludido es otra persona distinta. Basta una ojeada a los documentos de la época para comprobar que con frecuencia no se señalaba el nombre individual correspondiente a una función monástica, tal como es también el caso en el documento mismo que nos ocupa. Así, el «abbat de Frennucea» no es precedido por ningún nombre. Tan sólo medio año más tarde, Magister Odo figura entre los canónigos palentinos en un documento firmado en Falencia en abril de 1223. El documento lleva el sello del obispo don Tello, fundador y protector del Estudio General"*: FacU carta in Falencia, in capitulo palentino, XX die mensis aprilis, sub era M* CC* LXT, regnante rege Ferrando cum regina Beatríce, uxore sua, et regina Berengaría, matre sua, in Castella et Toleto et teto regno suo. Tellio, episcopo in Falencia. lohanino, merino. Aprile, sagione. Vnde sunt testes de canooicis: Fetnis Martini, archidiaconus carríonensis; magister Aprilis, cantor; Garsias Ferrandi, abbas de Lavanza; Martinus Astilero, prior; magister Odo; [..] Et ut hec carta Como hemos visto, también en su obra literaria el autor se limita frecuentetBoae a llamarse «Magister Odo». Únicamente en algunos códices que contienen obras literarias suyas se señala también la procedencia. Fero en este caso se omite siempre el título de maestro. Las variantes son numerosas: Odo de Ceritonia / Cirínetonia / Ciridunia / Cheritona / Syrentona / Sheritona / Selithon. De ahí que Julio González una vez suponga que es alemán (ob. cit en nota 36, p. 634) y muchos años más tarde lo considere franco (Historia de Falencia, tomo I: Edades Antigua y Media, Falencia, Diputación Frovincial, 1984, p. 207). CMeccián diplomática medieval de la Rioja (923-1225), ed. de Ildefonso Rodríguez de l^na, tomo III: Documentos (1168-1225), Logroño, Diputación Frovincial, 1979. Ob. cit. en nota 28, p. 91, doc. 151. 106 rubur habeat et perpetuam fírniitatem, sigiilo domni Teliii, palentini episcopi, et (roto) eam muniri fecimus. Garsias Aluarí hanc caitam scñpsit et signauit. La coincidencia cronológica de los datos biografíeos de Magister Odo y de su obra, por una parte, con los datos de la historia de la Universidad de Falencia y de los documentos citados, por otra parte, es realmente asombrosa. En vista de todo lo expuesto, debe admitirse que existe una gran probabilidad -a mi juicio, rayana en la seguridad- de que los dos «magister Odo», el de Chériton y el de los documentos castellanos que acabo de citar sean la misma persona. Cuesta creer que se trata de una simple homonimia fortuita, por otra parte difícil de explicar, pues el nombre a todas luces extranjero de Odo (y todavía más la combinación «Magister Odo») es rarísimo, y, que yo sepa, único en el siglo XIII español. Por lo que atañe a la coincidencia con la historia de la Universidad de Falencia, téngase presente que justo en el momento en que H(Miorio III afírma que don Tello ha llamado a cuatro nuevos profesores, entre ellos uno de Teología (en octubre de 1220), Odo deja de aparecer en los documentos fiscales ingleses. Sólo un año y pico más tarde consta su presencia en Castilla e incluso su pertenencia al Cabildo de Falencia. La única razón plausible para explicar esta dignidad capitular es el profesorado de Magister Odo en el Estudio General palentino. A esto se suma el hecho de que por aquellas mismas fechas Odo de Chériton se dedicara a escribir obras homiléticas y didáctico-morales, en parte dirigidas directamente a estudiantes de Teología y enriquecidas con múltiples alusiones concretas a la vida española de la época. A mi modo de ver existen, pues, razones convincentes para admitir que Cklo de Chériton fue el maestro de Teología llamado en 1220"° a la Beltrán de Heredia {ob. cit. en nota 18, p. 9) comenta al respecto: «En realidad debían ser muy pocos, tres o cuatro cuando más, que se encargarían de la enseñanza de la Teología, del Derecho canónico, de la Lógica y de las Humanidades, que son las cuatro cátedras de que constaba la Universidad al ser restaurada en 1220 por San Femando, con la cooperación de don Tello.» 107 Universidad de Falencia. Repárese también en que esta teoría cuadra perfectammte con la informaci^ de Rodrigo Jiménez de Rada, arriba citada, de que a Paloicia acudieron ouditos de Francia e Italia, pues Odo de Chétiton, a pesar de ser de origen inglés, había recibido su formación académica y su doct(Mrado en la Univosidad de Farís. Fasado el año 1223 Magister Odo ya no aparece en ningún documento palentino más. ¿Cuáles serían las causas? Las circunstancias históricas, ante todo la lastinu^a situación fmanciera de la Universidad de Falencia (tesiHiés de 1225, hacen sospechar que con Magister Odo ocurriese lo que en términos generales fue sugerido por primera vez por Vicente de la FudMe'" y aceptado más tarde por Vicente Beltr^ de Heredia: «Fero (kirante esos años de intemipci era M* Sessagesima, et noto diem kalendis i^)rilis regnanteregeA. in Legíone et Galletia et in toto suo regno; sub manu eius mandante Salamanca infante don Pedro; episcopo domino C ; . . . En primer lugar debe tenerse en cuenta que se trata de una copia y no del (HÍginal. Y hay que añadir que la colección contiene otras copias que tanriñén llevan la fecha equivocada, aunque de manera más evidente que en este caso, como por ejemplo el documento 187. La indicación de la fecha en el documento que aquí interesa, es (tecir el número 149, se sale además fuera áe lo común pletum est Et de hodie in antea sint de iure meo abrase et in dominio vestro sint misse. [...] Pacta carta mense augusti, sub era M* CC* LXX*; regnante rege F. ctmi regina donna Beatriz in Gistella et Toleto et in Legione et Gallecia et in omni regno suo; sub mana dus mandante Salamanca Alvar Pedríz; qnso^His in sede Sánete Marie dompnus Martinus; [...] Et cgo Mmg^stiac Odo cañoneo qui hanc cartam iussi legere cum meis prq>ríis manibus roboro et confirmo in sede Sánete Maríe'^'. Obsérvese que Magister Odo ostenta aquí el título de canónigo. Si formara todavía parte del Cabildo de Falencia, en un documento salmantino lo más lógico s ^ a que esto se señalara, tal como ocurrió en el docuiiKnto Iwrgalés de 1222 (cf. supra) en que se le nombró «canonicus palentinus». Por eso, igual que en el caso del Don Vicente que figura en éste y en los dos documentos anteriores, la palabra «canónigo» sin más denota con toda probabilidad una canonjía salmantina. Quiero decir con ello que lo considero como indicio de peso a favor de la hipótesis de que Magister Odo, después de dejar Falencia, enseñara en la nueva Universidad de Salamanca, que era capaz de pagar el sueldo a sus profésenles en el momento mismo en que quedaba prácticamente paralizado el Estudio de Falencia. H^ia una estancia en Salamanca apunta también, la alusión que Magister Odo hace en las Fabülae al caso local de un canónigo de Toro que renunció a ser obispo. La ciudad de Toro se halla a sólo 70 km de Salamanca y pertenece a su diócesis. Queda un interrogante abierto. ¿For qué -cosa extraña- Odo de Chériton vendió sus casas en la calle de Concejo por un precio inferior al que las había comprado tan sólo tres años antes? Las compró por 90 maravedíes y las vendió por 60. Farece poco probable que en un lapso Ibídem, doc. 188, original. 112 tan corto los inmuebles perdieran una tercera parte de su valor. Hay sin embargo, una respuesta que, a mi juicio, disipa la duda. La venta de las pertenencias a un precio inferior induce a pensar en una venta urgente y precipitada. La explicación más lógica, al conocerse la biografía de Magister Odo, es la muerte repentina de su padre en Inglaterra, ocurrida precisamente en 1232, y la herencia que le esperaba. Ya he insistido con anterioridad en que, en aquel año, Magister Odo volvió defínitivamente a sus tierras para tomar posesión del señorío de Chériton. Por eso desaparece su nombre en España a partir de este último documento. Y, tal como ya he dado a entender también, a partir de este año está atestiguada de nuevo su presencia en Inglaterra hasta su propio fallecimiento en 1246. Dicho de otro modo, los documentos españoles en que aparece Magister Odo, desde 1222 hasta 1232, completan y resuelven la laguna biográfica de Odo de Chériton'^^. Las coincidencias son tantas y tan claras que me parece imposible pensar en simples casualidades. 7. Conclusión final. En el presente estudio he tratado de demostrar que Magister Odo de Chériton, teólogo parisino de origen inglés, estuvo en España de 1220/ 21 a 1232, es decir justo en la época de su máxima actividad didáctico-literaria. Según la hipótesis aquí establecida, entre 1220/21 y 1225 aproximadamente, Magister Odo incluso llegó a ser canónigo del Cabildo de Falencia y profesor de Teología en la recién fundada Universidad, y eso además en la época que coincide con el segundo apogeo del Estudio General y poco antes de iniciarse su inevitable En este contexto podría tener cabida también la información de Friend (art. cit. en nota 48, p. 653), según la cual el obituario de la cateckal de Meaux (cerca de París) conmemoraba el S de septiembre a un Magister Odo de Cherech o Chereth, quien había comprado tierras en las cercanías donándolas después a la catedral para que fuera celebrado anualmente su cumpleaños. El obituario empieza en 1230 aproximadamente. ¿Se trata acaso de una donación que Odo de Chériton, si es que se trata de este personaje, hizo al volver de España a Inglaterra? Recuérdese en todo caso la mención del obispo de Meaux por parte de Magister Odo en la primera de sus Fabulae (ver arriba la cita bajo el número 1 al comentar esta obra). 113 decadencia. Existen serios indicios de que después, concretamente hasta el año 1232, Odo de Chériton vivió en Salamanca con análoga dignidad y función, es decir como canónigo y profesor de Teología. En mi opinón, estos resultados aportan nuevos aspectos a la investigación sobre la España de la primera mitad del siglo Xin, en ccmcreto s<4)re los orígenes de la Universidad española y, lo que interesa particularmente, sobre las raíces del Mester de Clerecía. Digo «particularmente» porque según las últimas investigaciones el Libro de Alexandre, cuya composición se asocia con las aulas palentinas, se compuso precisamente en estos años (alrededor de 1223). En todo caso, creo que la identificación de los maestros de la Universidad de Falencia puederevelardatos de singular importancia sobre el ambiente cultural y religioso en que se movían los poetas de la Cuademavía a la hora de frecuentar las aulas palentinas. Además, losresultadossubrayan lo que ya he señalado recientemente en otro estudio'^^ en relación con la existencia de terminología conciliar en el Libro de Alexandre y en el Planeta de Diego García de Campos (año 1218), a saber la necesidad derevisarla opinión generalizada sobre la supuesta ausencia del espíritu lateranense en Castilla antes de la llegada de Juan de Abbeville y la convocatoria del Concilio de Valladolid en 1228. 123 Franchini, art. cit. en nota 8. 114