Jean-marie Schaeffer: Qu`est-ce Que Un Genre Litteraire? (1989)

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Jean-Marie Schaeffer: Qu’est-ce que un genre litteraire? (1989) NOTA BIO-BIBLIOGRÁFICA Jean-Marie Schaeffer (1952), según la versión francesa de Wikipedia, es un filósofo de la recepción estética que trabaja para Centro Nacional de Investigaciones Científicas. Sus obras más conocidas en el ámbito de la teoría literaria son ¿Qué es un género literario? (1989) y ¿Por qué la ficción? (1999), obra muy interesante en la que aporta argumentos de la psicología cognitiva para explicar el efecto ficcional. Entre sus publicaciones más recientes destacan: Adiós a la estética (2000), Arte, creación, ficción (2004), El fin de la excepción humana (2007) y Teoría de las señales complejas, estética y arte (2009). La web del FCE, recoge la siguiente nota biográfica: Es filósofo, director de estudios de la École des Hautes Études en Sciences Sociales, investigador del Centre National de la Recherche Scientifique y miembro del Centre de Recherches sur les Arts et le Langage en París. Sus investigaciones se han centrado en la crítica filosófica radical a la estética y las artes y en el estudio de los fundamentos evolutivos y cognitivos de la creación artística, pues considera que la naturaleza estética de las obras de arte no es una propiedad intrínseca de las obras, sino una dimensión de la conducta humana. Sus investigaciones le valieron una medalla de bronce del Centre National de la Recherche Scientifique en 1992. Entre sus obras se cuentan: La naissance de la littérature. La théorie esthétique du romantisme allemand (1983), L’art de l’âge moderne. L’esthétique et la philosophie de l’art du XVIIIe siècle à nos jours (1992), Nouveau dictionnaire encyclopédique des sciences du langage (con Oswald Ducrot) (1995), Les célibataires de l’art. Pour une esthétique sans mythes (1996) y Art, création, fiction. Entre sociologie et philosophie (con Nathalie Heinich) (2004). Se han traducido al español los libros La imagen precaria (1990), ¿Por qué la ficción? (2002), ¿Qué es un género literario? (2006) y Adiós a la estética (2006). ÍNDICE DE LA OBRA Título original: Qu’est-ce qu’un genre littéraire?, Paris, Editions du Seuil, 1989 Versión española: ¿Qué es un género literario?, Madrid, Akal, 2006 I. RESUMEN HISTÓRICO DE ALGUNOS PROBLEMAS TEÓRICOS Una pregunta con trampa Las ambigüedades del padre fundador El interregno Del normativismo al esencialismo Sistema de los géneros e historia Lucha de géneros II. DE LA IDENTIDAD TEXTUAL A LA IDENTIDAD GENÉRICA Clases genéricas y nombres de géneros La obra literaria como objeto semiótico complejo El acto comunicacional El acto discursivo realizado Pluralidad y carácter compuesto de los referentes genéricos III. IDENTIDAD GENÉRICA E HISTORIA DE LOS TEXTOS La obra de Pierre Menard Contexto y re-creación genérica Contexto y recepción genérica Genericidad autorial y lectorial IV. REGÍMENES Y LÓGICAS GENÉRICAS La ejemplificación La modulación genérica Las lógicas de la genericidad SÍNTESIS El problema de la definición de clases genéricas y de los nombres asignados a los géneros literarios se inscribe en una problemática a la que nos enfrentamos cada día: la clasificación de objetos. Sin embargo para proceder a tal clasificación, se han utilizado parámetros muy distintos, lo que lleva a Schaeffer a afirmar que los términos genéricos tienen un estatus bastardo. Ante tal problema, en principio tenemos varias opciones: aceptar dicha clasificación, renunciar a cualquier intento de taxonomía, o buscar un camino intermedio tal y como propone Todorov en su famosa Introducción a la literatura fantástica (1970), estableciendo una distinción clara entre géneros teóricos y géneros históricos. Sin embargo, esta idea de analizar los géneros históricos como un subconjunto deducido a partir de los géneros teóricos planteada es rebatida por Jean-Marie Schaeffer alegando lo siguiente: Habría, pues, una especie de vínculo deductivo entre los géneros teóricos y los géneros históricos. Es justamente esa posibilidad la que se me antoja dudosa. En primer lugar, el sistema de los géneros teóricos, construido a partir de oposiciones diferenciales, simples o múltiples, obedece a exigencias de coherencia que no son las de los géneros históricos (cualquiera que sea la realidad de esos géneros designados por los nombres de géneros tradicionales). En segundo lugar, mutatis mutandi, el número de características según las cuales se pueden reagrupar dos textos es indefinido o infinito. Eso se debe al hecho de que, cuando comparamos dos textos, no partimos de su identidad numérica, sino de lo que Luis J. Piñero denomina su identidad específica (definida como un conjunto de características no contradictorias). Ahora bien (…), ¿según qué criterios serán elegidos los rasgos considerados como determinantes, sino según la capacidad que tengan de estructurar los conjuntos de textos ya diferenciados por los nombres genéricos tradicionales? Ahora bien, si tal es el caso caemos en un círculo vicioso. Y, lo que es más, nos parece muy improbable que la deducción de fenómenos históricos a partir de denominaciones apriorísticas sea posible en literatura cuando ha resultado imposible en todos los demás ámbitos de la investigación histórica. [Schaffer: 1987: 47] En definitiva, la crítica de Schaeffer al sistema deductivo de Todorov, arrastrado desde la clasificación aristotélica de las “especies” poéticas, viene a demostrar que no podemos utilizar la misma lógica de clasificación para los géneros literarios que para las especies naturales, ya que estos no se reproducen entre sí, sino que son engendrados por una causa externa. Para tratar de poner un poco de orden en la terminología vinculada a los géneros literarios, Schaeffer defiende que no interesa tanto la nomenclatura misma como la naturaleza de sus referentes, por lo que selecciona cinco estudios teóricos diversos en cuanto a su origen, objetivo y fines para tratar de construir su propia teoría a partir de ellos; estos son: Historia de la literatura latina (1968) de Karl Büchner; Anatomía de la crítica (1969) de Northrop Frye; Ensayo de poética medieval (1972) de Paul Zumthor; La poesía oral. Naturaleza, significado y contexto social (1977) de Ruth Finnegan, Historia Oxford ilustrada de la literatura inglesa (1987) de Pat Rogers. Lo que se propone el estudio de Schaeffer no es proponer una clasificación más de los diferentes nombres de los géneros literarios, ya que para él no es más que un desglose entre otros muchos posibles, una construcción metatextual que halla su legitimación en la estrategia de saber del crítico y no en una diferenciación interna unívoca de la literatura [52], sino profundizar en el estudio de las modalidades genéricas, que vendrían a ser los referentes inmediatos de los nombres genéricos. Para ello, parte de una concepción semiótica del texto literario: …una obra literaria, como todo acto discursivo, es una realidad semiótica y pluridimensional; por ello, la cuestión de su identidad no podría tener una respuesta única, al ser la identidad, por el contrario, siempre relativa a la dimensión a través de la cual se la aprehende o, por decirlo de otro modo: una obra nunca es únicamente un texto, es decir, una cadena sintáctica y semántica, sino que es también, ante todo, la realización de un acto de comunicación interhumana, un mensaje emitido por una persona dada en determinadas circunstancias y con unos fines específicos, recibido por otra persona en determinadas circunstancias y con unos fines no menos específicos. [56] Partiendo de la teoría de la comunicación, Schaffer defiende que todo acto discursivo hace al menos cinco cosas distintas: Who says what in which cannel to whom whith what effect? En el acto comunicacional, Schaffer destaca cinco aspectos esenciales:  El nivel de enunciación  El nivel de destino  El nivel de la función  El nivel semántico  El nivel sintáctico Schaeffer hace un análisis minucioso de cada uno de los niveles aneteriores para determinar en qué grado influyen en la nomenclatura de los diferentes géneros literarios. Y para concluir esta primera aproximación al texto como hecho semiótico, dedica un apartado a la “pluralidad y carácter compuesto de los referentes genéricos”, donde sin embargo apunta que los factores anteriormente presentados en cada uno de los cinco niveles, no son exhaustivos pero tratan de mostrar la aparente falta de coherencia de los nombres de los géneros literarios, hecho que se explica por el hecho de que el acto verbal es un acto semiótico complejo. Un primer esquema en el que refleja dicha complejidad es el siguiente: Marco comunicacional Acto discursivo Realización Enunciación: enunciador real/figurado/ ficticio; enunciación seria/ficticia; enunciación oral/escrita; narración/representación/modo mixto. Destino: destinatario real/ ficticio; destinatario determinado/ indeterminado; destino reflexivo/ transitivo… Función: funciones ilocutivas y perlocutivas; función seria/ lúdica; oposición literal/ figurada… Semántica: rasgos temáticos, condicionamientos hermenéuticos, “modos”, oposición literal/ figurada Sintáctica: condicionamientos gramaticales; rasgos fonéticos, prosódicos y métricos; características estilísticas; organización macrodiscursiva (narratológica, dramatológica, etc.) A estos factores, se superponen otros condicionamientos: A. Temporales: aunque los nombres de géneros debidos a factores temporales parecen en principio simples (textos producidos en un determinado período), la nomenclatura se complica al trasvasarlos a otras épocas o al adjetivar, por ejemplo, nombres de autores para significar “al modo de” señalando rasgos que según los casos serán más o menos precisos. B. Espaciales: que podemos concretar en dos casos: a. Especificación de un género según la comunidad lingüística, pero dentro de una esfera cultural más o menos sólida: novela francesa, inglesa, etc. b. Trasposición de nombres de géneros de una cultura a otra: utilización del término “poema épico” por “chantefables”. Así, los nombres de géneros, lejos de determinar todo un mismo objeto llamado “texto” o incluso uno o varios niveles invariantes de ese texto, van ligados a los aspectos más diversos del hecho discursivo. De hecho, en muchas ocasiones, un solo nombre de géneros hace alusión a diversos factores a un tiempo, incluso las formas métricas como el soneto, no se refiere solo a factores sintácticos, sino que las diferentes variantes añaden factores de sentido. Los géneros sin embargo entroncados a las prácticas discursivas serias, tienen tendencia a permanecer estables, frente a los géneros de ficción, que combinan factores enunciativos con otros semánticos y sintácticos. Por otro lado, la fuerza identificativa de los nombres de los géneros varía mucho de unos a otros. Como conclusión general: es inútil que esperemos encontrar una identidad en la selección de modelos textuales pertinentes contenidos en ellos, y eso aun poniendo entre paréntesis la variedad de funciones que asume la identidad genérica [90]: Desde el punto de vista genérico, la única identidad textual que existe es la relativa al nivel del mensaje transmitido por el nombre de género. En la aparente sencilla relación entre un texto y su género se entremezclan otras más complejas y heterogéneas entre diversos aspectos de actos comunicacionales y de relaciones textuales, diversas formas de identificar el texto y diversos nombres de géneros: decir de un texto que es un sermón y de otro que es un soneto, no significa simplemente que los clasifiquemos en dos géneros diferentes sino en criterios de identidad textual diferentes: acto comunicacional en el primer caso, organización formal en el segundo. Del mismo modo, decir de tal o cual poema que es un soneto y un poema de amor, es abordar el mismo texto según criterios de identificación diferentes, un criterio formal y un criterio semántico. Tenemos que añadir que en ninguno de los ejemplos que hemos encontrado la identidad genérica puede superponerse al texto como totalidad sintagmático-semántica: nunca se identifica el texto como total por un nombre de género, sino todo lo más como un acto comunicacional global o una forma cerrada _lo que, como hemos visto, no es lo mismo, ya que el texto es realización del acto y la forma un aspecto del texto. [Schaeffer: 1987: 90] Para ilustrar su teoría sobre la identidad genérica y la historia de los textos que lleva a cabo en el tercer capítulo de su libro, Shaeffer acude al relato de Borges “Pierre Menard, autor del Quijote”, que viene a ilustrar cómo, en la medida en que un texto no es solo una cadena sintáctica sino que forma parte de un acto de comunicación mucho más complejo, la identidad, a través del tiempo, de la cadena sintáctica, no garantiza su identidad como mensaje (…) puesto que un mensaje sólo puede significar algo en un contexto y en referencia a ese contexto, la identidad semiótica del texto es contextualmente variable, es decir, es indisociable de la situación histórica en la que este contexto se actualiza [93]. Por eso para entender el mensaje original es necesario pasar por un proceso de reactualización. Si bien Schaeffer acepta esta idea, matiza con que en “ciertas circunstancias” y en “cierto grado” la identidad genérica de un texto es contextualmente variable, y sin embargo, no es un factor que considere en su estudio, que se limitará a contemplar la variabilidad de los rasgos semánticos y sintácticos. Este hecho de la variabilidad que plantea Pierre Menard, se resume en dos: la reactualización receptiva de un mismo texto en épocas distintas (lo que Schaeffer desarrolla en “Contexto y re-creación genérica”), y la utilización en diferentes épocas de ciertos rasgos textuales ligados a géneros específicos en el interior de los textos que, si exceptuamos estos rasgos, no son idénticos (“Contexto y recepción genérica”). Estos aspectos llevan a Schaeffer a postular el fenómeno de la RETROACCIÓN GENÉRICA, a partir de la fórmula de Danto (¿?), que sirve para recordar otra distinción: la del régimen textual de los hechos genéricos vs. su régimen clasificatorio. Los efectos de este fenómeno de retroacción atañen solamente al régimen clasificatorio, y se deben al hecho de que un texto no sabría predeterminar todas sus afinidades posteriores con textos o clases de textos todavía inexistentes en el momento de su producción, ya que sus afinidades dependen tanto de los textos futuros como de las propiedades intrínsecas del texto en cuestión. Así, la identidad genérica clasificatoria de un texto estará siempre abierta. Por tanto, a nivel autorial, a escala de génesis del texto, los únicos rasgos genéricamente competentes son aquellos que se refieren a la tradición anterior del texto. En este sentido, la genericidad autorial es estable, puesto que las afinidades que puedan sobrevenir al texto, fuera de toda intencionalidad autorial e independientemente de su contexto de génesis son no pertinentes. Lo mismo ocurre con las afinidades fortuitas que mantendrá el texto al margen de toda intencionalidad autorial con otros textos ya existentes. La distinción entre régimen autorial y régimen clasificatorio permite:  Evitar confusiones entre las afinidades de hecho y las motivadas.  Estudiar histórica y teóricamente los factores dinámicos de las tradiciones textuales, abordando la GENERICIDAD como elemento de producción de obras. (en este sentido, ya se han pronunciado otros autores a favor de esta concepción de la genericidad: T.S. Eliot, Bergson, Morris Weitz, Borges…) Esta diferenciación, sin embargo, provoca una pregunta: ¿por qué la recuperación de un modelo genérico no desemboca inevitablemente en la identidad genérica del nuevo texto y de los anteriores que ha tomado como modelo? Schaeffer se responde: por la dependencia contextual de ciertas determinaciones genéricas. Esto vendría a contemplar el régimen clasificatorio como una figura concreta del RÉGIMEN LECTORIAL de recepción de la obra, lo que H.R. Jauss llamó “horizonte de espera genérico”, aunque se trate más bien de un horizonte contextual. Este régimen lectorial vendría a regular la recepción de las obras, que implica una interpretación que no puede hacerse fuera de un horizonte genérico (ejemplifica con las tragedias clásicas que han llegado a nuestros días, fruto de la clasificación ejercida por los gramáticos alejandrinos): …lo mismo que la significación de un enunciado, aunque intencional, no depende únicamente de la intención del locutor, sino también de su situación comunicativa (y de sus relaciones con el receptor), la genericidad de un texto, aun siendo el resultado de una elección intencional, no depende solamente de esta elección, sino también de la situación contextual en la que la obra nace o se reactualiza [105] Aclara Schaeffer que en el momento de la génesis de un texto, genericidad autorial y lectorial se superponen, mientras que a medida que nos alejamos cronológica y culturalmente de ese momento de génesis, las diferencias entre ambas genericidades se multiplican, ya que la genericidad autorial, ligada al contexto de producción, permanece inmutable mientras que la genericidad lectorial se enriquece o empobrece de todo contexto inédito. Por tanto, el texto sirve de soporte a la manifestación de las intenciones genéricas autoriales y de piedra de toque a las interpretaciones genéricas de los receptores [106]. De esta distinción se deducen dos preguntas que el autor tratará de contestar en el siguiente apartado. Las preguntas son:  ¿la distinción entre régimen autorial y lectorial es pertinente para todas las determinaciones genéricas independientemente del nivel del mensaje?  ¿los diferentes niveles de mensaje verbal se refieren a una única y exclusiva lógica genérica o existen varias? REGÍMENES Y LÓGICAS GENÉRICAS Si admitimos que las relaciones entre el texto y su género son tanto de pura ejemplificación como de transformación, admitiremos que existen al menos dos régimen genéricos distintos: la ejemplificación y la modulación. A. LA EJEMPLARIDAD: RELACIONES GENÉRICAS PARADIGMÁTICAS Este tipo de régimen suele darse cuando el nombre del género hace referencia al nivel del acto comunicacional: el texto se limita a poseer las propiedades que lo denotan y a las que el nombre hace referencia: promesa, aserción, amenaza; o nombres de géneros que se refieren al acto comunicacional global: relato, drama, ficción, dedicatoria, etc. Una relación genérica es paradigmática cuando la definición de la clase genérica se refiere a propiedades compartidas por todos sus miembros, es decir, cuando las propiedades implicadas en el nombre de género son recurrentes [108] ** Noción de convención Para abordar los regímenes genéricos, Schaeffer introduce la noción de CONVENCIÓN y una primera distinción de Searle entre convenciones constituyentes y reguladoras a la que añade una tercera, propuesta por Steve Mailloux (Interpretative conventions. The Reader in the Study os American Fiction, 1982):  Convenciones constituyentes: instituyen la actividad que regulan; la actividad se produce por las convenciones y no fuera de ella; la digresión solo existe como fracaso al acto de realizar.  Convenciones reguladoras: prescriben actividades futuras, pero sin instituirlas como tales: se puede hacer una digresión sin que eso suponga al mismo tiempo hacer que fracase el acto que pretende regular.  Convenciones de tradición: remiten una actividad actual a actividades anteriores proponiendo su reproductibilidad, pero sin prescribirla: alejarse de una convención de tradición equivale a modificarla. El régimen de la ejemplificación determina convenciones constituyentes, que hacen posible la actividad en cuestión: un relato o un drama sólo existen en tanto que ponen en práctica las convenciones pertinentes. Al intentar alejarse de estas convenciones, fracasa. Factores de la EJEMPLIFICACIÓN:  Los géneros sumidos a este régimen determinan sus instancias textuales siempre globalmente, lo que quiere decir que los nombres de este tipo se refieren al texto o a la obra en su unidad. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los conceptos de unidad textual y de globalidad narrativa no son pura y simplemente intercambiables: obras como Les faux-monnayeurs, que contienen actos intencionales diferentes que se refieren a nombres genéricos diferentes. Podemos analizar los actos comunicacionales como un conjunto de paréntesis que contienen segmentos textuales que, cualquiera que sea su función sintáctica, pueden ser considerados como otras tantas ejemplificaciones de actos globales, bien se presenten de una manera global o encadenados entre sí. Por tanto, los nombres de géneros que se refieren a actos comunicacionales implican una determinación global: identifica una actitud discursiva que domina los fragmentos textuales que se encuentran a su alcance. También observamos que, si la relación es paradigmática, no es solamente porque la actitud intencional preexista como posibilidad que trasciende a cada acto específico, sino también porque las propiedades semánticas y sintácticas individuales, que son generalmente no recurrentes, no intervienen en la definición genérica en cuestión [112]   Los nombres de géneros que remiten a propiedades comunicativas van ligadas normalmente a descripciones contrastivas y a definiciones de comprensión (relato vs. representación dramática, por ejemplo). A modo de conclusión, tomamos unas palabras de Schaeffer: Cuando los nombres de géneros van ligados al régimen de la ejemplificación, la obra es captada como realización de un acto comunicacional global y no como un mensaje específico: vale como ejemplo de una estructura intencional que la precede y que la instituye como acto inteligible, y no como una estructura textual individual. Y al contrario, está claro que cada corpus delimitado contrastivamente puede ser estudiado dentro de una óptica interna, pero, dicho esto, abandonamos el régimen paradigmático por el régimen contrario, en el que las determinaciones genéricas son unas variables que dependen de las obras individuales. En este caso, ya no nos situamos a nivel del acto comunicacional, y ampliamente intencional, sino en el de la realización efectiva de este acto, por tanto en el nivel del texto como unidad semántica y sintáctica [ 112] B. LA MODULACIÓN GENÉRICA El texto entendido como unidad semántica y sintáctica. No podemos estudiar en este nivel relaciones paradigmáticas porque es prácticamente imposible encontrar dos textos que compartan los mismos segmentos textuales suprafrásticos de alguna importancia. Reagrupar bajo la fórmula de genericidad moduladora todos los nombres de géneros que dan cuenta de su funcionamiento semántico y sintáctico, le plantea algunos problema a Schaeffer, especialmente el caso de las formas fijas o géneros que dan lugar a fórmulas de estricta recurrencia. Sin embargo, para despejar esta duda, ejemplifica con el caso del soneto y de otras formas fijas, en las que existen varios casos alejados de la regla, lo que demuestra que no podrían formar parte del régimen de la ejemplificación, ya que la definición del propio “género” sería variable. **Ejemplicidad vs. Modularidad …el estatus genérico del acto comunicacional no es un hecho de textualidad (aunque dé lugar a rasgos textuales) sino un hecho de intencionalidad. Cuando el nombre del género se refiere al nivel intencional, el texto realizado permanece genéricamente inerte: ésta es precisamente la razón por la que el acto comunicacional solo puede ejemplificar, es decir, poseer la propiedad a la que hace referencia y que lo denota (…) Otra cosa sucede cuando la determinación genérica se refiere al mensaje realizado, que concierne a las propiedades sintácticas y semánticas del texto: cuando decimos que [X] es un soneto, ponemos en relación unos hechos sintácticos (y eventualmente semánticos) no con unos hechos de orden superior que los primeros ejemplificarían, sino con hechos del mismo tipo, es decir, con otros textos llamados sonetos: nos encontramos ante una relación de semejanza y de diferencia entre textos y no ante una relación de ejemplificación entre un texto y una propiedad comunicativa. (…) Un soneto no es un ejemplo de reglas, que pone en juego; no puede serlo porque una regla (una norma reguladora) no se realiza, se aplica, lo que no es lo mismo. Eso se debe al hecho de que una regla no es una propiedad textual, sino la prescripción de una propiedad. De ahí que un poema pueda desviarse de la normalidad genérica del soneto y continuar siendo un soneto: el cambio de reglas o de una parte de ellas forma parte de las posibilidades intrínsecas del género [116]. En estos casos, se trata de convenciones reguladoras, aunque dentro del régimen de la modularidad debemos distinguir entre: a. Modulación por aplicación: reglas: incluye los casos que hemos visto anteriormente, donde la relación fundamental se establece entre un texto y una norma. Se trata de convenciones reguladoras. b. Modulación por semejanza: clases analógicas: se trata de los casos de géneros que tienen una relación histórica: La noción de similitud es intrínsecamente indefinida, lo que explica a la vez la inestabilidad semántica de los nombres de género que defienden una simple similitud formal (cuento, novela corta, novela, etc.), y su continuidad histórica (facilitada por esta variabilidad semántica). [118] El nombre de este tipo de clases textuales puede deberse a:  Resultado de una constitución histórica progresiva  Clasificación meramente retrospectiva c. Hay un tercer caso de modulación que puede incluirse en el grupo anterior, ya que resulta difícil establecer los límites: se trata de la modulación hipertextual: clases genealógicas: toda posible ilación que se pueda establecer entre un texto y uno o varios conjuntos textuales anteriores o contemporáneos de los que, sobre la base de rasgos textuales [INTRATEXTUALES: función meramente estructural] o índices diversos [PARATEXTULES: función metatextual, carácter orientativo: canalizan el trabajo de lectura orientando al lector hacia su horizonte de previsión genérico], parezca lícito pensar que han funcionado como modelos genéricos en el modelo de la creación del texto en cuestión, bien imitándolos, bien diferenciándose, bien mezclándolos, o bien invirtiéndolos, etc. [118-119] El ejemplo que da Schaeffer de la dificultad entre la distinción de ambos tipos de modulación es el cuento entendido como género que abarca el cuento occidental y el oriental: género híbrido fundado parte en la mera semejanza casualmente indeterminada, y en parte en relaciones hipertextuales. Volviendo a la definición propuesta de marcación hipertextual, insiste en aclarar dos puntos:  Que la relación entre índices y rasgos textuales puede ser engañosa: los índices nos pueden orientar hacia un horizonte falso.  Que los marcadores genéricos son la huella textual de factores que ponen de manifiesto el nivel comunicacional: se distinguen de los rasgos genéricos al ejemplificar una propiedad intencional, mientras que los demás regulan características textuales. Características más importantes de la modulación: o Clases genealógicas y analógicas forman parte de la genericidad moduladora, pero no tienen el mismo estatus lógico: las primeras remiten a una causalidad de fuente hipertextual; las segundas son operaciones metatextuales que dejan sin decidir la cuestión de nacimiento textual. o La genericidad hipertextual y la genericidad por reglas coinciden en un punto con la de nivel comunicacional: las tres competen a la genericidad autorial, y solo en un segundo plano a la lectorial vs. la genericidad analógica, de estatus lectorial. o En cuanto a los tres tipos de regímenes moduladores, también presentan diferencias en cuanto a su definición: o La genericidad basada en convenciones reguladoras, su descripción da lugar a una enumeración de reglas prescritas, por lo que el estatus de su definición es prescriptivo. o La genericidad basada en convenciones tradicionales, clases genealógicas, su descripción es especificante, ya que individualiza el nombre respecto a la obra o a un conjunto de obras de la cadena textual. Estatus de la definición: heurístico. La genericidad hipertextual no presente relaciones de ejemplificación accesibles por medio de una definición de comprensión, sino de diferenciación interna: “relaciones que existen entre las obras pertenecientes al género” (Clayton Koelb). o Los nombres de géneros basados en una relación de semejanza casualmente indeterminada, su definición pasa por la construcción de un tipo textual ideal, construido a partir de ciertas obras consideradas como “ejemplares”. Así, la definición podría definirse como estadística: sólo puede medirse la curva de las desviaciones que las obras reales trazan respecto a ese patrón metatextual que es el ejemplar genérico ideal. o Igualmente podemos observar diferencias en cuanto a estos tres tipos de genericidad moduladora al analizar el estatus de las desviaciones: o En los géneros ligados a convenciones reguladoras, la desviación supone una violación de las reglas; la violación produce también una transformación: no impide que la significación primaria de la desviación en el régimen de las convenciones reguladoras sea el de la violación. El problema de saber hasta qué grado la desviación de un texto viola las reglas de un género forma parte todavía de ese género es una cuestión de fuerzas lexicográficas: podemos escoger entre ampliar la acepción de un término ya existente o proceder a un nuevo bautismo genérico. o En los géneros hipertextuales, las desviaciones son consideradas como transformaciones sucesivas de los rasgos textuales genéricamente pertinentes. o En el caso de los géneros constituidos a partir de una relación de semejanza casualmente indeterminada, las desviaciones son variaciones de obras reales respecto al tipo ideal que habíamos postulado para este tipo genérico. … el análisis de los nombres de los géneros en su diversidad nos permitirá descubrir que la lógica genérica no es única sino plural: “clasificar textos” puede querer decir cosas diferentes según que el criterio sea la ejemplificación de una propiedad, la aplicación de una regla, la existencia de una relación genealógica o la de una relación analógica. El resultado final de todas estas operaciones puede ser una clase extensiva, pero la lógica de la constitución de estas clases es muy distinta e irreductible a una simple relación analógica de los textos escogidos. Ésta es sólo una de las lógicas genéricas posibles. [123] NIVEL REFERENTE Acto Propiedad comunicativo Regla Texto RELACIÓN DEFINICIÓN DESCRIPCIÓN CONVENCIÓN DESVIACIÓN Ejemplificación En Contrastiva Constituyente Fracaso global comprensión Modulación Prescriptiva Enumerativa Reguladora Violación por aplicación Clase Modulación Heurística Especificativa Tradicional Transformación genealógica hipertextual Clase Modulación Estadística Tipificadora _ Variación analógica por semejanza Genericidad autorial; lectorial en un segundo plano Genericidad lectorial. La última cuestión con la que cierra Schaeffer su obra es con la dependencia contextual de los fenómenos genéricos: ¿sirve para los cuatro referentes o solo para algunos de ellos? Las respuestas que da son las siguientes: o Los nombres de géneros que tienen como referentes a propiedades del acto comunicacional son contextualmente estables en la medida en que se refieren a universales pragmáticos. o Por tanto, la dependencia genérica solo funciona cuando el nombre del género utiliza el mensaje efectuado, la cadena semántico-sintáctica. o La dependencia contextual no interviene de la misma manera en los tres regímenes: los géneros de las convenciones reguladoras, con prescripciones explícitas, son generalmente poco variables contextualmente: esas prescripciones le garantizan una cierta independencia del contexto. La tensión entre genericidad autorial y lectorial en este caso será bastante moderada, ya que los efectos de retroacción genéricos, inducidos por la tradición hipertextual o por una clasificación puramente analógica podrán ser neutralizados al menos parcialmente por medio de una reactualización de las reglas autoriales. o En cambio, en las clases genealógicas esta tensión puede ser muy grande. o En cuanto a los géneros exclusivamente analógicos, la variación contextual apenas tiene importancia o Por tanto, prácticamente solo en los nombres de géneros que se refieren a clases genealógicas son pertinentes los factores de la dependencia contextual y la distinción entre genericidad autorial y lectorial. A MODO DE CONCLUSIÓN En tanto que el acto literario es un acto semiótico complejo, puede ser estudiado desde numerosas perspectivas. Las cuatro lógicas genéricas expuestas son fenómenos relativos, si bien podemos decir que cualquier texto responde a estas cuatro lógicas: 1. Es un acto comunicacional 2. Tiene una estructura a partir de la cual se pueden extrapolar reglas ad hoc 3. Se sitúa respecto a otros textos: dimensión hipertextual 4. Se parece a otros textos Todo esto no quiere decir que todos los niveles sean igualmente pertinentes para todos los textos (…) la decisión de abordar una obra según este régimen genérico y no otro depende también de nuestros intereses cognitivos: un estudio de la literatura con intencionalidad pragmática se concentrará sobre todo en el estudio de las propiedades comunicativas; un estudio institucional de la literatura se abordará bajo el prisma de las convenciones reguladoras; un estudio de las modalidades de la creatividad literaria sacará un enorme provecho de la genericidad hipertextual, y por último, un espíritu curioso se apasionará sin duda por las semejanzas no genealógicas que puedan existir entre diferentes obras literarias [126]