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NeoestoicismO español: el Brocense en Correas y Quevedo Manuel MAÑAS NÚÑEZ Universidad de Extremadura Recibido: 15 de febrero de 2003 Aceptado: 15 de junio de 2003 2 Francisco Sánchez «El Brocense» publica en Salamanca en 1600 la primera traduc- • chin española con comentarios del Manual de Epicteto. El segundo traductor español del Manual fue Gonzalo Correas (Salamanca 1630). Finalmente, en 1635 publica Humanismo Quevedo su Epicteto y Phocilides en españot una traducción en verso del Manual de del Renacimiento. Epicteto. «El Brocense» es el introductor del movimiento neoestoico en España y la NeoestoiciSfllO fuente directa de Correas y Quevedo. español. w W PALABRAS CLAVE Mañas Núñez, M.: «Neoestoicismo español: el Brocense en Correas y Quevedo», Cuad. fi/of chis. Estad. lot., vol. 23 núm. 2 (2003) 403-422. 1— U < Francisco Sánchez «El Brocense» publishes in Salamanca in 1600 the first Spanish transíation with commentaries of Epictetus Manual. The second Spanish transíator of the Manual was Gonzalo Correas (Salamanca 1630). Finally, in 163S Quevedo edits its Epicteto y Phocilides en español, a transíation in verse of Epictetus’ Manual. «El Brocense» is the introductor of the neostoic movement in Spain and the direct source of Correas and Quevedo. KEY WOIIDS Humanism of the Renaissance. Spanish Neostoicism. Mañas Núñez, M .:« Spanish neostoicism: Sanctius in Correas and Quevedo», Cuad. ti/of clás. Estud. IaL, vol, 23 núm. 2<2003) 403-422. SUMARIO 0. Introducción. 1. Francisco Sánchez de las Brozas. 2. Gonzalo Correas. 3. Francisco de Quevedo. 4. Conclusiones. Cuo.drrnos de Fitoiogo Clásica Estudios Latinos 3. Vol, 23 Núm. 2 4o3 -422 ~oo 403 iSSÑ: L3>9o6~ Al o. U ccl líneas Ná.ftez Neoesroicísn-co español el Brocense en Corn:ai y Qu.eíedo o. lutrodueejón La rehabí]iíacíon del estoicismo antiguo enla Europa de finales del sigloXVlyprín— cIpIOS del XVII es obra principalmente de justo Lípsio (j 547-s6o6), quien intenta adaptar la antigua sabiduría del. Pórtico a ]as condiciones políticas y sociales de su época y. sobre lodo, conciliaría con el cristianismo. Inauguraba así, según la común opinión, la corriente filosófica llamada Neoestoicismo’. que fuera dc España tomó por primer modelo a Séneca, En efecto, este humanista holandés escribe primeramente un diálogo neoestojco. que llegó a ser celebérrimo en toda Europa, titulado De constarttia (i~83). donde, al modo senequiano. aconseja la búsqueda de un estado anímico recto e inconmovible, basado en una firmeza interior que emana directamente. no de la tijera opinión. (opinio) , sino dcl juicio (iudicinm) y de lacean roL-o. Años después, fruto de, ~~iís ensenanzas en Lovaina entre 1591 y íÓo6. y al margen de sus comentarios a la obra naturalista y moral de Séneca, publica sucesivamente Manudííct¿o cd sto¿co.m phd-osophía.rtí. y Physioíogiu..síoícorum ambas 1604: estas dos obras suponen, en palabras de B[ñher, la «coronación del estoicisrn.o de Lipsio»2. En ellas desarrolla Lipsio las ideas básicas de la ética estoica, pero no tomando com.o punto de partida la Stoa griega, sino la ro ¡nana de epoca i rnperi al. Séneca x’ Epicteto fundamentalmente. Pues bien. el Neoestoicísíno es. en líneas generales, una corriente espiritual europea dc fines del siglo XV~Jy~•principios del XVII que, adantñndnse :1 la Anntr,ns ,rwí aspiraba a un sistemático restabieeirnieííto de la antigua Stoa y, sobre todo, de su ética al corno se hallaba en los escrilos de Séneca y Epicteto~ rehace, en electo, la antigua Stoa conín uit sisten-ja ideológico coherente en. sí mismo y con su estructura propia, que se ajust.a sólo a la fe cristiana. Y España es uno dc los paises donde esla corriente filosófica iriunfa con mayor éxito: Luis de Granada (1504-1589). Pedro de Rivadeneira 1527— ¡Lii), Juan de Mariana (1536—1623) Sánchez d.c las Brozas (1523---> Loo). Coriza— lo Correas (íí~I í63,). Francisco de Quevedo (1580>64) Lodos estos autores, teólo- gos u nos. filósofos, filólogos o literatos otros. se adijirie ron en rnax’o u o menor medida, col] seien te o i n cotise i ciii cuje n le. al Neoest oc is mo. No obstan te, aun afirrnand o Blúhe r 912 e el principal represe u a ¡ci smc> fuera (fe España es justo Lipsio y que en España pene ra por mcdí ac Ion Suya a p ri nc i píOs tIc 1 siglo XVI U. e reexnos que el ver— da clero liii rodu ct or del Neo es 1 oi ci srjjo en la jiení Fisu la 612). -S Francisco Sánchez. Laquindión, p. 5o2. Francisco Sánchez. Eo-qu¿n-dián, p. 53o. Cf KA. Bloher. op. cg.. p. 3qo. 405 Cuadernos de Filología Clásica. Estudios Latinos zoo3, Vol. ~3 Núm. 2 403-422 Alce,s mí,el Mañas Nmi. ñez Neaestoicts,-rw español el- Brocease en. t]orreas Quevedo No debe, entonces, extrañarnos que su última obra publicada tenga que ver con la filosofía estoica. Si en muchas de sus teorias iíngúísticas. corno por ejemplo en la del t, rechazando las tesis aristotéliorigen del lenguaje, manifiesta una postura platónica cas: sj, asjnjcsnío, erj el problema teórico dc las virtudes éíicas se adhiere a posiciones platónicas para combatir la doctrina aristotélica de la virtud como punto medio; si en lógica arí.ertí.et:c con dureza, contra Porfirio ye1 Organon aristotélico, parece razonable pensar que su filiación estoica respecto a la ética práctica supone un implícit.o despreci o por ia Ileologia triora 1 dc la Neoescolástica. que todavia a finales del siglo XVl tenía generalizada pujanza en España y se desarrollaba con especial fuerza en Salamanca. Bítiber lo lía explicado muy bien: pl eto Crí la interna autono ni a de la decisiórs, una ética píáct i ca de observarm— cía p , tío n de pod Li e u cosi trar que si ti Pero. sitj y, irjás Co tupen di irjterés concretamnemje., por el Enqui.-ridión de Epie— ada nra serie de preceptos Y consejos prácticos tiuda le ayutla ría u a sobreponerse a los obstáeuiosvhales que se le presentaban. duda, la jaulil icaciótí de la obra de la que veni usos lsablatjdo no es sino fruto de su labor doce rl te e u las aíslas di la Universidad dc Salarrtarjca, Sabenjos, crí e fecto, que desde t~Sl3. y seguramente antes. leia e interpretaba en su cátedra de Griego a Epiciclo. =. A partir de este Cf. Nl Mañas Nimes. «Ej jmj;iíon¡smíío clet Brocense» cml &iarc5mes dc la Encomienda cf clrr (cdi, Fi fionia— íí.í-sni-rr ¡ lees — 1-79. -, t/ K ½hlnIís 1. op cit. p. Áva. - -- 1/ 1 t ( <¡>/ rlcl U c la Ca Ile, lúcsrs-y-rr lrir-r~ráJic-r, Vida- profn¿rrmi-aí -y acrmdemico- te tYo.n-cílcrí Sá-rí-ch-cz de lo-a 5ro-za . Madrid irt.r pp. 29<. 304. 314. 329. 33~ crí> Címadernos de Pr lerí oto-a Clci ,sica. Es cmli os Lo-í-í-aos úmao3. Vol, oS Núm. 2 406 Manuel Mañas Núñez Neoesoicisrno español el Brocense en Correas y Quevedo año tenemos certeza de que lee y comenta en clase a Epicteto: ahí está, en última instancia, eí germen del trabajo de traducción y anotaciones que consigue publicar al fin en 1600. Tampoco habremos de olvidar, pues así lo manifiesta el traductor en la epístola al Dr. D. Alvaro de Carvajal, que su última pretensión era presentar el hermanamiento de las doctrinas estoica y cristiana en lengua vulgar para que tuvieran mayor ámbito de difusión y, en sus propias palabras, «porque tan gran bien fuesse a muchos comunicado»t y no sólo a los profesores y eruditos que leíany entendían las lenguas clásicas. Nos ofrece, en fin. El Brocense un «Epicteto cristiano». Es en el prólogo de su trabajo y en las anotaciones propiamente dichas donde el humanista extremeño intenta sienípre explicar las doctrinas estoicas de Epicteto maridándolas con las cristianas; se trata de encontrar pata cad-a precepto estoico y pagano un texto bíblico, evangélico o de alguna autoridad cristiana que demuestre que Epicteto fue un filósofo estoico, pero también cristiano. Estaba siendo Sánchez de las Brozas extraordinariamente moderno y demostrando, como en tantas otras parcelas del conocimiento, que esiaba en la vanguardia del pensamiento filosófico y científico europeo. En eí prólogo, en efecto, claramente prográmatico, leemos las siguientes afirmaciones que, de algún modo, suponen un avance de cuál va a ser su método de trabajo y~ en definitiva, una declaración de intenciones; «Nuestro Epicleto más sigue a los Stoicos y conforma mucho con las sagradas letras, y que. sí. de su doctrina sólo se Tntasse el hablar de los Dioses en plural, se parece al tanto Eclesiastés de Salomón ya las epístolas deS. Pablo y de los otros apóstoles. Ello es verdad, que la verdadera felicidad humana no la pudo nadie entender en esta vida sin lumbre de Fe infusa, como la tuvieron aquellos santos padres en el viejo testamentoy después los buenos rhrístíanos en eí malevo. y utás clara. La bienaventuranza es la que esperamos: no la busquemos en este niurído, como los filósofos antiguos. No obstante, que en la Iglesia militar hay bienaventumados. pero todo va enderezado a la bienaventuranza futura y no dirá que se llanje humana y desí.e mundo, Bien se declara esto en el Salmo que comienza Beati ínmaculatí rn viet qn.> amhníc,-rit ma lege dominé caminantes que caminan por la ley del Señor limpiamente, bien se pueden llanjar dichosos y bienaventurados. A este fin apunta Epicteto» Ir La doctrina de Epicteto, declara el humanista, se adecua perfectamente a la cristiana; eí fin último del estoicismo, como el de toda corriente espiritual y filosófica, es la consecución de la felicidad; ahora bien, para alcanzar la verdadera felicidad no es sufi- QJ. Id. Mañas NúM,-, 63-iSo. Francisco Sámmchez. Lisquiridión. p. 502.6- 507 Francisco Sánchez. Lnqmnridión, pp• so 407 Cuadernos de Filología Clásica. Estudios Latinos 2003. Vol. 23 Núm. 2 403-422 A-lo mr set A-laño -s ¡VivO ez Acote moÉe~rs oms espavisri rl Rrsrcen,se en t)r,rreo-s y Qmrececin ciente la lilosofía. como pensaban otras escuelas filosóficas, sino que se necesita tam— bién la lu-z de la fe: estoicismo y fe cristiana es el tándem necesario para alcanzar la auténtica felicidad, que. además, u-o será la de esta vida. sino la de la vida ultraterrena, El propio Sánchez de las Brozas se alegra de haber sabido conjugar en su vida la fe cris-tjana con eí sabe,r estoico d.c Epictei 0. lo que. según afirmación expresa. le ha llevado a despreciar rodas las vatjidades de este niundo.a saber, las cosas que no dependen de nosotros. jnuv e u la línea de las enseñanzas de Cristo y Epicteto: «Dice [Epicteto) que son perfectamente eruditos los que en lodo avieso que les sstceda. ni echa mí la culpa a si, rji a otros. Desros poco debe ayer y, sí ay algunos. soy yo uno delIos, porcíue use sé revr después q>>e íeo a Epicteto de qs>anros pretenden cáthedeas. plazas. obispados, preside fuera d.e razón y véese claro por el pesar que mmm estran q uan do caen de lo preí endí do. Lo cual no verátj Crí ini sólo tengo ¿migó rl reínord i — micrmto de que vine elo agora sesenta y seys anos, río ha más ele diez o d cree que vivo cd>m o ijonil>re: los damida años, aunqrse río han shlír rríuy perdí dos, t odaví a rl o se elile ren cia u nos clin del vulgo tic obispos y mímsisi ros dcl Rey, que, como dice Horacio. 1 c>dos soíjjos irIsan-os y desea rríi nados»>. Y esq u e, efect i “aro ente, aso> que abc> ca --val> esnos dicto que eslas lineas las debió de escribir hacia 1589-- SC considera El Brocense un verdadero sabio, en el semjtído esioi- Co y cristiano del término, por Ijabe r conseguido la tranquilidad. libertad y felicidad supremas recuerda todavia, con cierto resquemor, los a ños y esfuerzos etrípleados en conseguir su ansiada sicmnpre esquiva cátedra dc gramnálica o en. eoujbatir los ataques y de sus enconados enemigos y las acusaciones, baladíes en su mayoría, de la Inquisícíorj. Ya señaló Quevedo. qite tanto apreciaba la inteligencia del Brocense xs tan bien conocía stts obras, que e>-> esí.e capitulo presumia el itumanísta extresneño de haber conseguido ser un auténtico estoico: «-El doctor Francisco Sámiehez de las Brozas, blasón de España en la Universidad de Salarnarica, sc pree a de es terco er> cl corrí etuo que hizo al ca pi t rsí o Vii de Epicteto. Él lo di ¡O; YO no mise atrevo a referir ss>s pal abras «‘Y Respecto a la raducciórj que el Inimanísta extremeño realiza del original griego, cabe decir que es más de índole literaria que literal, esto es, eí traductor se preocupa mas de reflejar fidelidad al contenido (res) que al estilo y estructura sintáctica (ceiba) - -r- E rs [trisco Sancl>c,. E> í-qírr redórr , p . 530. F. tic Qocvcd o Yitlcgas , Noii> tre. sri gen-. mnccvímr.r. recomen dacmor¿ m-- desceírdeocmo de la docinna estoica, crí Obras 6l3,I.p. 9781>. cneoplcírms CedE. l3oermslia). ktodrid i9 (jr,,í las honras ~ dignidades. y en suma aquellas obras que no proceden de nosotros mismos Comprobamos. crí efecto, que la dependencia del Brocense respecto a la traducción de Wolf. al menos en este caso, es muy relativa. tanlo ene1 título del capítulo como en el texto en si, y se confirma su tendencia a la glosa y a los dobletes explicativos. Aún mas, eí humanista extremeño es al comienzo mucho más fiel al original griego que Wolf, pues la frase «Ile todas quanta.s cosas hay» traduce literalmente el genitivo plu- 9f- KA. Bltther, op cje.. p 374. fipicteti atoiciphiloroph¿ Enche¿ridion. Ítem- Cebeus ltmeban¡ rabmda de uita humanapnLd enteriusriíuenda... me ronreno Woljio inmerprete. Colonia p. (citado por Bioher, op cit., p. 374). Francisco Stnchez, Fmmqi«ir¿dión, p. ‘s9~, 409 Cuadernos de Filología Clásica. Estudios Latinos zoo3. Vol. z3 Núm. 2 403-422 Nionuel A-lañas Núñez Neocsmoici-trico espemñ-oí~ el lAroc,eiíse cii- Correos y Quevedo ral de Epicteto ton orrton; en cambio, el añadido «y se pueden considerar» es una de esas glosas explicativas que mencionamos, un doblete del original ton onton, En fin, la traducción de Sánchez es a-muy meriíoríay, sobretodo, muy clara, pues de lo que se trataba era de verter a Epicteto en un español diáfano con fidelidad a su doctrina estoica.. Y. aun tenierjdo grasa valor la traducción, som] las anotaciones del extremeño las que durante mucho tiempo sentarán las pautas para la interpretación. CStOicO--crí$tí¿mr>a del texto de Epicteto. En ellas introduce Sá.r>chez de las Brozas conceptos y pensammentos del humna.nist.a valencia no Jr>an Luis Vives y, por tanto, del Humar, ismo de cuño eras-mrar~o’>: o criticas corjtra los «malos» gramáticos de su época y contra los lógicos decademjtes de la Neoesco]ástica. como por ejemplo en la anotación al capitulo 54: «Reprehende los phi.lóso 1>bos de su tiempo (¿qué hiciera si viera los del r>uestro?), que gasta u todo su tic itípo en e»te uder a Arisióteles y todo es (lar iii scríptis y acumular opí nio ujes, y nunca trata.n de lacer mejores discípulos, sino sofisterias y cori esto andan Iíincba — dos y se quieren mostrar dotos, Mímcho deben éstos a Aristóteles por ayer escrito tan oscu- porque si. fuera cl.a ro, no te rí ial] ellos materia de ser esri toados. P:-í.ra obrar. se Ita n dc leer los buenos líbrcrs, quc no [re ellos frívolas disputas. cía mores sin sOrí> — do ijí sentido, sofisterias agudas . amgurrmentos de plt>rmtas Y vanidades sobre vanidades. Mirese lo que diceS. Pablo, que aunque uno bable con lenguas de Angeles, y conozca todos los níisterios, si carece de Caridad para obrar, cs conio carnipana bien sonante #~‘>, El caso es que Epicteto, por más que siguiera doctrinalinente a Crisipo, eí principal sísternatizador del estoicismo, lógico ssatil e ingenioso polemista contra el escepticismo de los académicos, no comnulgaba con su estilo pesado, oscuro y de difícil inteleecrosj, lleno de prolijas dívisíonesy subdivisiones. detecnicismosyde neologismos. En el original griego de Epicteto sólo se menciona el nombre de Crisipo; en cambio, en la traducción del Brocense leemos lo siguiente: «Si alguno. porque cuí iemsde y explica los libros dc Crisipo o de .árístóteles, tiene gravedad y fantasia, di tú Cutre ti: si Aristóteles no escribiera oscuro, no tuviera éste gravedad ni arrogancia...» En el texto original. como decinaos, sólo aparece ci nombre de Crisipo; la primera mención de Aristóteles es un añadido, una interpolación consciente del traductor; en Cf K. A. 1310 lcr, op. ci t.. p 3% 1 <-o feme d¿r«lcí:tccae. - Mañas Ni hez, l-, ira>cl míccíóo- -r aotcm-s por..., Cmicm.;rc.s i 99<>. -‘ l~r:irir¿sco SñocIíez. Ln-í¡ísie¿íl¿cíni-. F. 5~7• Coadenmeís de llioíoy&íi Cíe> sico~ l-~scmvdios Lar>ir-os 2003, Vol - aS Nñrn. 2 41-0 Neoesíoicismo español; el Brocense ere Correas y Quevedo Manuel Mírñas Núñez cambio, en la segunda rmíención del nombre de Aristóteles Sánchez ha cambiado descaradamente el nombre de Crisipo por el del Estagirita. Es una «triquiñuela» del Brocense para poder arren>eter en la anotación contra los lógicos escolásticos que desarrollaban sus complicadas doctrinas lógicas escudándose en el nombre y figura de Aristóteles, por más que en ellas hubiera poco de Aristóteles. Por otra parte, el hecho deque Quevedo reproduzca erj su versión en verso (Epicteto y Focilides en español con consonantes, Madrid, 1635) el nombre de Aristóteles, además de otros factores de su traducción como la propia división en capítulos, ha llevado al profesor López Fire a señalar con acierto que Quevedo utilizó commjo fuente principal en su trabajo la traducción y anotaciones de 22. Leamos la versión de Quevedo de este mismo pasaje. Francisco Sánchez de las Brozas que mantiene además expresiones calcadas del texto del Brocense: «Sí alguno. porque entiende Los libros de Crisipo y los tratados De Aristóteles. doctos y admirados, Se mnuestra grave y tiene fantasía, Dirás entre ti mismo: ‘Sí Aristóteles No hubiera escrito escuro Yen estilo tan duro. Este, que ignora cosas de importancia. No tuviera soberbia ni arrogancia’»>t ~. Gonzalo Correas Cuando Sánchez de las Brozas culminaba en í6oo su carrera universitaria, el mismo año de su muerte, cori la publicación de su traducción y anotaciones del Enquíridiórr de Epicteto, otro humanista extremeño por nacimiento y salmantino por adopción. Gonzalo Correas (Jaraíz de la Vera, 1571- Salamanca, r63í), discipulo del Brocense y sucesor suyo en la cátedra de griego, comienza su también dilatada vida profesional y académica con la publicación de su primera obra, Prototupi in Gra¿cam linguamgrammatici canones21, una gran>átiea griega fruto de sus primeras experiencias docentes enla Universidad de Salamanca. en la que. desde >598. ejercia como profesor ocupando la cátedra de Griego de «n>enores». Ení6oi obtuvo la cátedra de Griego de «medianos» yen Cf A. López Eirc. «l.:í mraduccióo quevcdesca del Manual de Epicteto». Actas de la IlÁcademia Liierana Renacenii-sia, Salamanca 1982. PP 233 --243Don Francisco de Qucved.o y-Villegas. Obra> compleras. cd. E. Buendia, Madrid 1967.11. p. Sííb. >4 Pmotomup¡ Qn Craicaro lcngímaro-gtamm-cmtici canonea ... autore Gonzalo Correa Ignigo, ininclutai Salmanticen- sic Academiai gumnasil> Graicaroecí literanimn doctore.,., Salrnanticae, Excudcbat Petrus banus, areno í6oo. 411 Cisadernos de Filología Clásica. Estudios Latinos aoo3. Vol. z3 Núm. 2 403422 Mo-o,uví Mccña,s ¡Vii ñez Ní’oeseoiúi-s,ico í;spcmñole e¡ Broceo-se cre Conras -,~ Qicevedo >6to la de Hebreo. Desempeñó sínjultáneaníente, por tanto, contra lo preceptuado en los Estatutos de la Universidad, dos cátedras, gracias a una dispensa real de 1612<. Discipulo directo de Sánchez dc las Brozas-pero también influido por Baltasar de Céspedes. yerno del Brocense, y por S>monAbril—~<’. fue digno seguidor de su maestro y. auutque es sobre todo famntmso por sus peculiares normas oriográfícas y su l~¿ kabu!ario de Re/ktn-es i Piases Procerbíaics. publicó, mnuy en la inca trazada por El Brocense, obras gramaticales y. lo que a nosotros nos interesa aquí, Fi Manita! de htikteto ¡-la Tabla de Kebcs. Ji-leisof¿s estoicos (Salamanca, -I 63ot~, publicada, paradojas del destino. tambiérj. corito en el caso del rriaestro. al final de st> vida. cuando va estabajubilado. Por las alusiones contenidas en dirija obra. asi com.o por eí inventario de la biblio~ teca de su. propiedad donada tras su irtuerte al Trilirsgúe<, parece que. anlerior a esta Ira cíocci os> y ano tac i o ríes. había, realizado el It mi- rrí ani sta j araiceño una edición bilinglie (griego -latirí) del Finquiridión dc Epicteto que, como leemos en la misma portada y la introducción de su versiór>. es la que sigue para su labor de traduceiórj ~ a riotación: «El Eríkiridión ele EpiL-teto lía Fabla dc Kcbcs. filósofos estoikos. traduzidos de Griego en Kasíellarío por eí M - Gonzalo Korreas, karcdrátiko de propiedad de lenguas en la [ini-versidad de Salarnanka, fronfornie al o sakó Greko-Latirio, korrexido enmendado, kon unas breves del 63o ~ Salartíaímka. por Xaei mo [abc rrí e r. i>npreso r de la Uriiversidad, año de Esta inistría noticia que plasmaba crí la portada. la vuelve a repetir cocí epigrafe «De la traduzión» . que sigue a la «Vida tic Lp cl eto< . de contenido programnátíco: Por esto i ~Q. porke tiene buenos konscxos y rra,or>cs para anínjar 1 consolar a los onbres de sus trabaxos, íe volví en kasíellano, para ke íe gozasen en Broníanze los freno saben Griego ni Latín, mui a la letra, koríformc al. Griego. ke ió ennjendé de rímuxos orixinales ke xunte para eíío i hí-ze ittpririiir Grcko—Latino fron rjjís anotaciones C¡k <‘1 - tic AiiU cdi, Heleví-is ii--a- es¡ío-ñ-o les del siglo XV!!. ½l a dr; U. Fond;íciít í; It» ¡ce ms ¡ la ría Español a mil 813. F>P rs.; Id T ebea da Cid Gíenzalo Correos, Arme CSssvetlo ‘yo Ci da 1 introd -. eU - y rsotamí. - .. It n¡versi Usid dv Sant ¡ago de Comrpostel a 9134 pp >5 a6 Re> >cm>te níeol.e se lía publ>cado o os biografia de Correas dc puco taterés por M. Si nche , 1 o pc ¡ ~Íaescro oazo lo Korreas- Pl rccri- li-iííisecn isia de ¿a Vero., .1 a ra¡ ¿ de la Ve rs .Asoei ac ¡ O o Socio -- ci; Ifí> ra 1 tlbispee Marie *00 t99 9 -‘ ’> (> íd it md op. cii-. pp A-isa-La tr;sd;ícciíiií sísotatia de Vpíc— lico < iniCie (oc> su t tcíízrícjmo c~a meílímnem oimevo- i pemfr>o . dikemga al Prieecípe Do,> Bol £o-ao-r \ 5 ¡ e 1 tI0 O ce cml di Lp> tiizIdem es> ro o e t; señor IsIícicíi Korciíe e e. msp Duje, res>:> mead r dc iízií¡-cei ja Umoi del— Coegeí Co Cíefluí versídaíl sí ella 63o río píír Sega¡ííiiísl;eedic¡íiu el (scsi ini lar de 5~-taUn U, i 97<. t¡ E Ile Xiidne$s. op. cá -. pp - 3~z-3~6; Lii. Pí;drigucz—San Pedro Be-canes. «El humnams¡sta Conemelcí Correas y sim burí miel, e > salma; mOna (m 63>). Ap sra ce vale; a;- ¡ so » , Studi-o Ir-e scesr¿os. cm - 3. [fiarona Moclcevía., IV Cm 986) 93--> o> 1, C o, p Ciuudcioí os de !-ilologíim Clási-eo - Fstm¿clíeis Loíiuos aood. \¿ ol 3 Neimsí - 2 403 422 412 Manuel Mañas Núñez Neoesmoicirrno español: el Brocense ere Correas y- Quevedo El caso es que esta edición greco-latina que. según Correas, realizó e hizo imprimir. resulta hoy día desconocida. Conjetura Taboada que «es posible pensar que el original estuviese preparado para la imprenta, incluso con las licencias pertinentes, como sucedió con el>4rte de ía lengua española castellana aunque, como éste, no se llegase a imprinhir nunca»Sc, Volviendo a la traducción anotada del Errquiridión. Correas reflexiona sobre la utilidad de este librito de forma, similar al Brocense, señalando la conformidad de sus contenidos con las doctrinas cristianas: «Desde ke io era íníui mozo i estudiava eí Griego antes de entrar en el kolexio Trilingue, kc vino a mis mamas esle Manual en su lengua Griega, fui muí aficionado a Epicteto, parec>endome su dotri iia muí konforme a la ke leía en los santos Evanxelios, ke para ser Xentil ínepareziakeavía dicho mucho, 1 sise kítase del lo ke es Xentilidadihablar de la multitud de Dioses i Xñpiter i lo duro de la Seta Estoica, no se diferenzíaria de lo ke pudiera decir -le eriseñarun católico Krístiano en materia semexante» Buena semilla había sembrado El Brocense en sus clases de griego traduciendo e interpretando el Manual de Epicteto. En estas palabras de Correas se encuentra. casi tomada literalmente, aquella afirmación del Brocense ya citada: ~~ También Correas, por influjo directo de su maestro, se adhería al Neoestoicismo. leyendo e interpretando la obra griega en clave cristiana. Asimismo, cuando declaraba el jaraiceño que traducía eí Enquiridión «para ke le gozasen en Rromanze los ke no saben Griego ni Latín», estaba también recogiendo la ya citada explicación programática del Brocense en la epístola nuncupatoria a Don Alvaro de Carvajal: «Sí dicen que al cabo de mi vejez escrivo una obrecilla tan tenue yen romance, digo que de poca o menos edad o de tanta devia ser Epicteto, quando sacó a la luz este tesoro de perlas preciosas hablando en su lengua materna, que entonces era la más usada que avía en eí mundo, aunque escribió en Roma, Ansi yo quise escrívír en mi lengua, porque tan gran bien fuesse a muchos cornunicado»íí, Cf. Id. Taboada Cid, op rif. p. 39. G. Correas, Enkirid¿ón- de Fp¿leteio. pp. 6-7. 2< Francisco Sánchez. Enquiridióre. pp. 506-507. 1:1 Frsm>ciseo Sánchez. Evmqu¿rid¡ón. pp. ~oí-íoz. 413 Cuadernos de Filología Clásica. Estudios Latinos 20o3. Vol, 23 Núm. 2 403422 1 e; Neceestí íjcz No obstante a pesar de estos préstamos tornados a su maestro, que se extienden más allá de los señalados, pues la propia «Vida de Epicteto» que Correas pone al inicio de su obra sigue también n>uy de cerca a la que escribe El Brocense. el helenista jaraiceño desea nianifestar explicitans>cmte las diferencias queso traducción prescrita frente a la de su maestro, En efeclo, manifiesta Correas que. su ujétodo de traduccióra difiere bastante del segr>ido por Sáncl>cz de las Brozas, pues él intenta ofreceruna traducción lite-ra! en la que cada término y expresión española se corresponda fielmente corj los del c)rigi na 1 griego. irící uso respetando el estilo y sintaxis de Epicteto; crítica asimismo al Broee>jse. porque entiende que la traducción que publicó no es en absoluto literal, acusándole deque dedica a glosar el original y de que irjel miso parece que su traducción no la laubiera l>echo a parttr dcl original griego, sino tomando corno base algu Ha Ira SC dueción latina dci mmm seno (seguramente se re Lic re a la de WolO: Porke 0< ro ke sc ¡ np ri cílió días a en vulgar fron glosas va jan apa rtaclo del orixinal Grie- troharido . kc mío sí parc~c ¿el ve rda eje ro Epit em-u: i kreo ke ma>ás se traduxo del Latín fre dcl Griego, pues no kareze dc los errores de los intérpretes lati -go. ia ;ínidiei>díí. ¡U kitanído ~‘ ríos» Y repite de nuevos las misereas opiniones al final de las anotaciones areles de comenzar la tra tIucció mí pro pian>ere te Cli cha: «No e kerido notar los ierros de otras versiones. ni la gran diferenzia del he sahó el Maestro Sáiichez, kuíí glosas, porke en hacia hapit ulo avía mucho ke enn>enda r i no fuera al let urde provecho, ni si ivicra de más he cíe n>ostrar ió mi verdad i Fidelidad, Bastará kc se e decíe os puro í verdadero. ¡ Sl. ¡ fi sic re. podrá lot esa r íaí ¡ diligencia lo n Le de los otros, verá la diferencia i desengaño» Y mao le fab aba razón a Gorízalo Correas. Si se> teoría de la traducción consistía, corno él se> i suco nííarjil’icsta . Cn «decir puramente kon propiedad en nuestra lengua lo ke dice la otra. sine a ñ edir ni hita r kosa ni regur>a » >, está claro que su traducción es mucho más respetuosa con eí urigiríal griego que la del Brocense e incluso más correcta Filológicamc r> te desnie el pum <1<) dc mi sta de la anoderrja teoría dc la traducción. Así lo jeja ni Fiesta En riquet a de ájidrés «es mejor traduccióra la de éste [Correas], se aje>sta exactamente al texto griego, lijuitárídose a añadir exclusivamente lo que es irmaprescindible para que (raed e claro en caslelia n o » . No obsrante. es ja r>í is nnea Leí crí i sta moderna pu ratital iza , 2 -v’~ 422 4>4 Vía iii, el -ti ii-ití:,s Núñez Neoestoicismo español; el Brocense en Correas y Qmrevedo «Sin embargo, y a pesar de que nos inclinemos por la traducción de Correas, no podemnos negar que con frecuencia, en su afán de ajustarse al texto original, nos da una version castellana poco fluida. y desde luego, nada literaria. Sin duda era un filólogo, no un 3~. Si a eso añadimos la peculiar ortografía que por convicción y deseo expreso poeta» del traductor presenta la versión de Correas, concluiremos que resulta realmente difícilleerycomprenderel texto resultante. Veamos. como ejemplo, igual que hicimos con la versión del Brocense, la traducción que ofrece Correas del primer capitulo y las anotaciones pertinentes, para valorarlas en su justo punto: «Kapitulo pnimíecro. De las kosas ke soma, unas están en nosotros, otras no están en nosotros, En nosotros están la opinión, eí Apetito, eí Deseo, la Huida, í eíí una palabra, todas nuestras ovras, No están en nosotros cl kucrpo, la posesión. las onrras, los mandos, i en una palabra. todas las kosas he no son nuestras<~, Esta versmon, en verdad, es mucho más ajustada al original y está más cercana a las formas actuales de traducción; es más filológica y~ enfrentada con el texto griego y para alguien que se inicia en la tarea de traducir a Epicteto al español, la traducción de Correas, al ser tan literal, ayuda mucho más que la del Brocense. Asimismo, a los distintos capítulos, no a todos. les acompañan anotaciones; pero donde Correas cree aportar verdadera originalidad y a lo que más importancia le da es al carácter literal de su traducción, pues la anotaciones, en primer lugar. van todas juntas antecediendo al texto de Epicteto y no tras el capitulo correspondiente, como ocurría con la edición del Brocense; en segundo Iugary como muestra de que Correas no pone especial énfasis ni interés en las anotaciomaes, suelen atender más bien a cuestiones filológicas y de realia y rara vez exponen docirína filosófica: son, pues. más superficiales que las del Brocense y carecen de la hondura filosófica que caracterizan a estas últimas. Leamos la anotación que realiza al capítulo primero, una, por cierto, de las más largas: «Komienza Epicteto dividieí>do las kosas í díze ke son nuestras propias las ke dependen de nuestra libre voluntad. í las rreduze a fruatro, ke sonia opinión buena u mala de las kosas. eí Apetito. el Deseo, la Huida. 1 diciendo de otra manera, están en nuestro poder el opinar bien o mali xuzgarde las kosas, el apetecer, el desear, el huiro evitar lo ke nos pareze malo y dañoso, Aunke en Castellano akellas dos, Apetito i Deseo, se podían rreduzir a una. porke seabrazanyconticncnuna enotra, EnelGríego. ke son HorméyOreksis. aídíferencia, porque Hormé. ke volvimos Apetito. sinifika el movimiento kon ke nos arroxamos í avalanza- Cf. E. DeAndrés, Helee> ismas españoles riel siglo XVII. Msdrtd ~ U. Correas, Enkirídiórc, [e 3o, iv 415 m 1313. ji 2i9. 9 Cuadernos de Filología Clásica, Estudios Latinos aooj. Vol, aE Núm. 2 403-425 Mmre. ercí M~mo-ím-s-,Viímiez Neoestoícisíme o español el Brocense en Cíín’eecs -y Qireí’edo 1 deseo vehemente de la voluntad determinada, Todas mos a lo ke aperexemnos; i Ore/esCs ese las demás kosas komo son onrias, hazieuda. híxos, linaxe, dinídades i señorios, dize ke no son nuestras propias, sino prestadas; ke son axcuas, suxetas, esklavas. serviles e inziermas sin firmeza ninguna. Hasta el hmrerpo n;esrno ke tenenmos dize he no es nuestro, 1 es claro. pises ke no íe podemos bazen a nuestro gusto hermnoso i de buen talle, ni sano ni durable, está suxeto a la enfermedad í míeuerte. Dicen San Mateo i San Lufras por palavras dc Kristo a los Apóstoles; fríen de vosotros puede añedir un kodo aso estatura?, Rrespondido se está ke nadie lo puede hazer, simio sólu> Dios. Sákase de aki ke lo ke tuvieron propiamente por vcrdaclc ro osabre los listoihos i Ep belo es el ente ud i >nier>tu o xaai, i o o ámei rna rr;ecíomcai, ke kasi es lo mmaesmo ke San Pablo llama el onbre interior» Como se comprueba. Correas se cemítra más erie1 comentario filológico, explicando eí sentido exacto de tal o cual término griego, sin duda porque estaba pensando en un lector poco avezado en la lengua griega que posiblemente tendría el original griego delante para interpretarlo a la luz de dich¿t traduccióma Además, el anotador va glosan— do la leadeacción propiamente dicha para aclarar sí> verdadero sigmaificado. Parece, pues. que Correas quiere dar a su traducción y anotaciones un carácter pedagógico y escolar. No obstante. tenemos al final de esta anotación —de las pocas veces que lo hace-- la adecuación de [a doctrina estoica de Epicteto con la cristiana de los evangelios, en la línea neoesnoica heredada de su maestro Sánchez. 1=1trabajo del Brocense era distinto, Buscaba realizar una versión de fáciiy agradable lecú>ra xí um>os conmaesatarios que sirvieran comno «manual ético» al lector. El Brocense, en esta ocaseon. se n>uestra más filósofo que filólogo. En efecto, no publicó su traducción y anotaciones para alumnos que se iniciaban en la lengua griega: la cuida- dosa y elegante prosa cori la que Sánchez vierte eí original griego y efectúa sus conenLarios iba dirigida a un publico general, profano en griego, y que no había de preocoparse en cote¡ar el texto resultante con el original de Enicteto. 3. Francisco Quevedo Quien sí entendió >eclarneneíe las pretensiones del Brocense al publicar esta obra fue el lúcido Francisco de Quevedo. Aparte de que Quevedo sintiese adnjiración íncondicional por la grata talia intelectual de Sánchez de las Brozas. también es verdad que su Liotctetoí’ U. Correas.Enkceidcoo, lolo- í3 Epicteto e Pleocelrdes ea español íeen consonanres, con el origen de los Fstot cas y sí> de/inca cotí mro Plívmarco r lcr deíji’ risa ele Fpmce;ríe eeíve ira la común opm rc¡n - Autor do>a Frsiai;iscu de Quevedo Villegas. - - A costa de Pedro Coellce, Id ere:ed plicío. la que en castellano hizo el maestro Francisco Sánchez de las Brozas, con argumentees y notas; la última, que hizo el maestro Gonzalo Correas, que en la divísmon de los capítulos sigue a Simplicio, que numera 79, empero el maestro Sánchez, cuya división sigo. ínclm>yó los 19 y numeró úo capítulos, ami parecer con buena advertencia, 1 original El maestro Correas blasona haber ordenado y enmendado muchos lugares ene griego, que no reconoció Sánchez; en alguno se justifica; en otros se atribuye la razón que no tiene. En esto remmdto eí juicio del letor a lo que le informan las dos versiones: hallará más rígurosa y menos apacible la de Correas, y la de Sánchez docta y suave, y rigurosa en lo importante. no en lo inepertineníe. En qué manera be usado de la inteligencia de todas estas versmones, conocerá quien atendiere a la disposición de la mía. Micela en versos de consonantes, porque el ritmnoyla armonía sea golosina ala voluntadyfacilidadala memoria»4, Y deforma mucho njás breve y concisa, pero no menos exacta, declara en la epístola dedicada a Don Juan de Herrera y que antecede a la traducción de su Epicteto: «Hanle traducido en todos los idiomas doctisínjos varones, y en nuestra habla el maestro Francisco Sámxcljez de las Brozas, y~ poco después, eí maestro Gonzalo Correas, con algún rigor, más ajíastado al original, y por eso menos apacible. De las advertencias de todos he procurado adornar esta versión, que hago en versos con la suavidad de consonantes, para que sea a la menmoria apetito la armonia»4<, Era lógico que Quevedo prefiriera la traducción más parafrástica de Sánchez de las Brozas y sus comentarios filosóficos, mucho más ricos y profundos que los de Correas, pues las aspiraciones del poeta no iban encaminadas a ofrecer al lector una traducción fiel de Epicteto; ni siquiera aparece en el título el nombre de «traducción», tan sólo Epicteto yPhoeilides en español con consonantes,,, Es decir, Quevedo no se propone una traducción, lo que hace es una obra literaria nueva a partir de un modelo antiguo, en F. Quevedo. Epiciclo. pp. -y133b- 713~s. < Ibid., p.,Bma--b. 417 Cuadernos de Filología Clásica, Estudios Latinos 2003, Vol. 23 Núm. a 403422 íííí el -Ylcvítics Núñez iNee;cíestíí ieisím cci espsr-fiel ie el Pníecnse:’ en Corre o-s -y Qíceceedo este caso el Manual de Epicteto. esto es, una íínrtatio o. incluso, una acertiuíatio, pues parece que quiera superar a su modelo, pero sin traicionare1 sentido y significado un-ginales del texto tíente. Para ello, conjo nos anuncia en el capítulo «Razón de esta traducción», se hijo con buena parte de las traducciones y comentarios de la época. incluidas las de Sánchez y Correas. El trabajo íiz>ai de Quevedo es lo que en la teoría literaria clásica llamamos un «poema didáctico», Cilla idea de que los preceptos estom-cos en conjunción con la doctrina cristiana suponen mío remedio para todos los vicios y defectos hísmnanos, como íe dice a Don juamj de Herrera en la epistola ijicial: ~cEstos errores corrige la hiosolia esmoica. s¡ los perCecciona la cr¡stiasea,.. i.o que fervo - rosarmíente encargo a van, es clac icse este tratado con asistencia de la Cro, de Crismo, mcdi tada por la doct ni mía de 1*» Saretos Padres, nivelándose por eí ejercicio por la Introducción o /o- <¿do decotesr del Beato Franecisco de S;íles, . - o Que lo que se propone ofrecer al póblico es un poema didáctico, se deduce clara-mnemmte por la forma dc referirse a su versión, afirmando explícitamente: «hicela en versos de consona r>t es. porque el ri tnso y la armilorsía sea ~olosina a la volumjtad y facili— la dad a la níerr>oriao; y de tjuevo. en texto también ya citado. «esta versión, que hago en versos come la suavidad de consonantes, para que sea a la memoria apetito la arrnoniass. No sc trata sitio de exponer la tloctrim>a estoica y cristiana en verso, para (loe SC lea y se aprení da CO re mu á 5 pl acer: dotere et dcircí (1-re cm> la retórica antigua - Ta mneb i etre Lucreci o acudía a ía expresión poética para exponer el sistema filosófico de Epicuro diciendo que. dado qite la doctrina que transmite es dura y amarga para los m>ortales, recurre a la expresión poética. como los médicos untan con miel los bordes del vaso para que [os st) rber el mecí ica mu e nto a nn argo (luer. .935—950); 11a caí iomse midetur: íd quoq eme cm> i >m> non ab u u sed ve1 u>í pueri s absi nt hi a saetra n> edentes cm; nc da re coneametm>r, prius oras pocula circuía conti ng]> 1>1 m el lis dimí e ¡ 1 avoque Li quore. ut poe rormí nc a etas i mrprovida ludífícecur 1 abmoruwí tenus, i r>l erea perpotet ato anuro abs¡methi lalíccmn> decrptaqne ijone cap¡aem>r, sed polius tau l;eeto recrean> vaiescat. st e ego mine. qu ore ia ices hace ni tiu ííl erurcí que vídetur trísí mr essc quibos noms est tractata. retroquc volgu s abhorrc e ab hac, volí>i tibí suavíloque ini Píe-mt, nr— zllsrIi Y (headerae,s tic Filología Cío-sim. Fseí¿címos Lo miii mis -soríS, Vol - aS Nñm. 2 403 -1.22 418 940 Maneee;l Atañas Núñez Neoes-mo¿cisrno español el Brocense en Correas» Quevedo carmine Pierio rationem exponere nostram et qí>ase ‘semasaeo dulcí contíngere melle. sí tíbi forte animum talí ratione tenere versíbs>s u nostris possem. dum perspicis omnem naturamm> rerummi. qun constet compta figura~~. 950 No obstante, exceptuando las epístolas introductorias, poca doctrina neoestoica propía puede difundir Quevedo con su Epicteto. pues se trata de una traducción en verso: se trata de ofrecer de primnsera mano el mensaje de uno de los estoicos más influyentes en España. Será en sus ot:ras obras de carácter filosófico, como De los remedios de cualquier fortuna, La cuna ,y-la sepultura, Nombre, origen. intento. recomendación y descendencia de la doctrina estoica, La constanciay-paciencia del santo Job, Vida de San Pablo, Sentencias y Polítiende Dios, gobierno de Cristo y- tiranía de Satanás, donde expondrá y demostrará su sene 5 como instrumento de conciliación entre el estoicismo yel cristianismo. quismo< Toda su obra, en electo, rezuma Neoestoicismo. hasta tal punto que algunos estudiosos. comíjo Ettinghausemt o Abellán, le han calificado como el más poderoso portavoz del movimnsiento neoestoico en España~6. Tuvo relación epistolar directa con el abanderado del movimiento en Europa, Justo Lipsio’~. y se dejó influir directamente por la obra Manuductio stoica del humanista holandés, además de utilizar las ediciones que este erudito realizó de Séneca, Tácito y Veleyo Patérculo. Pero Quevedo no sólo conocía y admiraba bien la obí~a del Brocense yde Lípsío; también tuvo contactos con otros neoestoicos europeos y españoles: con Guillermo Du Vair, con Gaspar Sciopio, con Montaigne y, entre los españoles, con Mártir Rizo, Bernardino de Mendoza, Tamayo de Vargas. Lupercio Leonardo de Argensola, Manuel Sarmiento de Mendoza, Luis Carrillo Sotomayor oJ. Antonio González de Sala. -ti «Cierísmsecmstc cato tanm>poco parece acomitecer sin; razón algona sino que. como los médicos, cuando inten- tan hacen Sornar a los ni ños cl asmiargo ajenjo, primero unían los bordes del vaso con el dulce y dorado licor de la mmsiel para que la ingenua ceÑid dcl n>srchacho, hsrrlada sólo basta los labios, apurc cr>tre tanjo el amargo jugo del ajcn]o, y engañada »o se> ma ejíeflo, amirca bicn dc csta manera resiablecida sc vigorice: sri yo ahora, ya que esta doctrim>a parece ammeememsdee elemnasiado árida a quienes mus la Liare practicado, ye1 vuigo huye atemorizado lejos de ella. he qsrerido expunerte eceestra filosofia con el armonioso canto pierio y. por así decir, ontario con la dulce miel eje lsr poesia por ver si dc esta torma puedo cautivar tu ánimo con mis versos mientras contemplas cuál es la figura que compoir y adunes temcla la ,íatsrralcza». traduccidm de 1. Roca Meliá. Leícrecio Caro, La naturaleza, Madrid. 990. Le (jf~ KA. BIchen, Op. e4., pp. 427-4’9. 91313<. pp. 209 233, correspomsdiearees al capitulo titulado «El Neoestoicismo; Francisco de Que- vedo». tij? también; l’tI, tiiimizález de la Calle, Quevedo píos dos Sénecas, México 5965: Raimundo Ltda. Prosas de Quevedo Barcelona, m 913m ; A. Roíhe, Quevedo unel Seneca, Ginebra 1965; K. Krshbenhoft, Neoermo¿císmo y-género popular. Salsrnsnca, Ediciosaes Universidad 200>, t~ Ql el carteo entre íiresiim y Quevedo en A. Ramirez. Épi-smolario de Justo Liprio y los españoles (eS?’máod), Madrid i 966. 419 Cuadernos de Filología Clásica, Estudios Latinos aooS, Vol, 23 Núm, 2 403-422 Atoo nocente el juicio como el primer cabello, y la vejez se coí>oce más en las cnsfcrníedades y amigas que en eí consejo y puidencia. Pocos son los ej, y deben a la expe rienecia algomía verdad; que cao — t¡vos en las cosas naturales de la autoridad de los griegos xdatinos, no nos preciamos sino de creer lo nás que irnos testigos de lo qeie cllcss estud arone. Cualquier cosa qíse Aristóteles o Plaíórí dijeron en filc,sofia, defendemos, no pr>rqmse sabeísmos que es así - sirio porque eílos lo dije romí, y aun los neás río saben eso, sitio qese oven decir, o leen en otros que lo dijeron eííos, Sea que esté versado en todos los libros degeneración, alnía y cielo y meteoros. y que sabes defender todas las cuestiones problenreáticamnserete, di nne, ¿de qué te puede aprovechar a ti sahce, si la geste ración es al te ración>. y si a la alteración se da íríovimnsierito; si la níateria prima puede estar sin torma o no, y qué es, Y cuál; Y toda la confusa cuestión de los ínstlivisilsles y entes de razón y universales, siendo cosas imaginarías, y fuera del uso de las cosas no tocantes a las costeansbres ni república interior ni exterior, universal ni particular. ye ere cuando las sepas, neo sabes tíada que a ti ni a otro importe a las mejoras de la vida, si bien sirven a la cuestión escolástica? » -e -- lo. Ynduráin. «Siebrc el pensamiento de Quevedo.>, en Beleccián de clásicos, Madrid 1969. p. m99. Cf N Ala» nrc. «Qurvesdo, Erasnío vel Dr. Co nstanti no», en Nueva Revista dc Filología tlíspáísíea . pp. 4Am -432¡ Lo s-vpíeliiiro ted <‘Y Biícíie]ia), Cieaííerncs de Eftrilogía Clásica, Fíeud ¡-os Latinos 2003. Vol - 23 Núrn 2 403422 4~C Man reí Mañ-as Núñez Neoestoicisrno españole el Brocense en Correas y Quevedo Enlaza. por tanto, Quevedo con la tradición humanística de Luis Vives y. sobre todo. con la de Francisco Sánchez de las Brozas, que en sus Scholae dialecticae (1588) se había pronunciado contra el principio ciego de autoridad, contra la ignorancia de los maestros escolásticos, contra la problemática cuestión de los Universales, contra la llamada logica modemorurít de la Neoescolástica y, en geríeral, contra toda la tradición aristotélícaV. Nada de esto interesaba mucho al Brocense en su vejez ni a Quevedo, sino que buscaban una moral práctica que ayudara al hombre al bien vivir y al bien morir: ello lo encontraban en Sénecay. sobre todo, en el Manual de Epicteto. Asimismo, ha señalado Ettinghausen, Quevedo se adhirió al Neoestoicismo, entre otras razones, debido a diversas crisis emocionales, de concienciay de sentimiento de culpabilidad que sufrió a lo largo de su vida: los ataques de sus enemigos literarios, 1 Indice de í63z, principalmente los de Juan de jáuregui. la inclusión de su nombre ene el período de su encarcelamiento en León entre 1639-1643. Consuelo y firmeza ante todo esto debió encontrar Quevedo enel pensamiento Neoestoico. Yvolvemos a encontrar de nuevo concomitancias palpables con las circunstancias vitales que, según dijimos más arriba, llevaron al anciano Brocense a su afiliación neoestoica. 4. Conclusiones Entendemos, a tenor de la exposición, que el verdadero introductor del Neoestoícismo en España fue Francisco Sánchez de las Brozas, precisamente con su obra DocIrma del estoico Jilósof b Epicteto que se lío-nra comúnmente Enquiridión (Salamanca í6oc). El Brocense, a pesar de haber sido uno de los pocos humanistas españoles que nunca se desplazó al extranjero. mostraba siempre gran interés por conocer las «novedades» científicas europeas: en língoistica conectó con la corriente que Sánchez Salor ha denominado «gransáticas de las causas», las de Linacro y Escalígero principalmente; en retórica y dialéctica son conocidas sus simpatías vívesianas y ramistas; ahora, en cuestiones de ética. debió de leer pronto el De constanlia (1584) de Lípsio y comprender rápidamente que el estoicismo, por su perfecta conciliación con el cristianismo, había de ser la corriente moral triunfante en los años venideros. De hecho, parece que ej humanista extremeño está interesado en las obras de Lípsio. En efecto, Juan Pulman, hijo del amigo del Brocense Teodoro Pulman, agente en Salamanca de la oficina plantiniana. le escribe a Juan Moretus con fecha de t~ de diciembre de 1587 lo siguiente: 14? Manuel Mañas Núñez, France-seo Sánchez de los Brozos, Lecciones de crítica díaléctica. Esiudro, ed. crittca, erad,, míot cía e indices.., thi i-c rism 996. 4~1 Cuadernos de Filología Clásica. Estudios Latinos 2003, Vol. 23 Núm. 2 403-422 1 t,t Mssme míe- 0 fl ~ Alá-tez Ne;oevstei scis,iíes esprrñol; ci l3,-ocense crí Con-ea s} Qucí-er] o «VM. tarríbién irme rasandará adísisa r si se inspríírse el Plauto de justo Lípsio. porque acá es mesv deseado y n;imbión n]e mandará aduisar VM. en qué opinión es tenido allá la Mine ron dcl Kl i2 Francisco Sánchez » Es probable qiae sea el piopio J3roeeresc el que está jísteresado por los conienítarios dc Lipsio a autores clásicos y que. entre estas remesas de libros que llegaban de la Europa [suntíanista. le vinsiera a l¿es manos el escrito De constancio del Itolandés, que por estas fechas disfrutaba va e rs España de gí-an lama. El caso es que río parece que El Brocense se carleara cot> Li psi mI, si bies] a mijos co taucían reeiprocaruení e sus esbras. Creernos, e rí fis], que El Ero ce general el cesne oc it]siemi goa español ¿e. sino que con sus comentarios esta b;5 crisí:iareizand o el siste srIa 1>30 cal estcsi cee, ere cos]sotianc>a COre la corrí ere te Ecoestoica abarulerada ea> el restss (le Lo ropa por justo Lipsio. Esíaba, por tameto, bit rudtse endo cii España el Necees t oiei s mo. «la va neguard i a» europea en nrí;tt eria étic¿e. Quiere nunca salió a Eurcs pa. traia a España las míoveelad es doct fi siales y cie re ti ficas qís e estaba,> de nnod a en Líe ropa. Y es sego ríe que amiles de consigí Lar por ese rito sus ideales neoestoi cos ere los cori> e otarios a Lp i el eto. los llevaba entsefiasído en las as>las sal nuanítinasd tara nt e años. Abrió las p ¡serías dc E te ropa a las rntesil es españolas, por más que mochos de sías enen] igos. rostí - pate eress dc ci ause so, minsico.s y escolásticos. mt en a~< rau cerca El Broceníse quien 1 ¿esdoexcelencias (leí reoestotcsssrso qtaiem 1 en rías. mt i si>a ittstanc a, toe crcen]os. nne> o a Correas e sí si rvi ¿e Qiseved o pIeza g-s-an parte de su ps-odueeió rs Iii osófica nícoeseo ea. El propio iips i o, en carta a M anmuel Sarmiento de Me rsdoza, ere s 6o 0. leacia un> e recend it] o elogio de Eras> cisc-o Sániclí ti cíe las Bruzas, en el qn e le re con] oesa ennno una de las nnáx i sri as lía rse breras dcl lbilisa nisrns o ces re) peo: lrancisevnmsiz SI semveimsns Broeenesevrri San> Iminii mello seinit, cunss 5>0v>. antes, eolo. Pí-obitas et eruditieí i>sri stiercr>eur ce te- cogí> imoní saltitare- tanse uncí, serÁ eollum ilí i irtutadevre ei pro <<ane, isí oh ree, Ile,re;ií líe e racteis! - Pro u el ijo e salió impreso el Ep~cteto cesIni e nl arIce del ane;ia n es exc renteñ is, ¿Qué meo d iria a ños más tarde cmi anido leyera la última obra, y ej laizá s 1 ;e de más fa usa a corte> plazo. del Brocecese? re e\ tteííiim-ív em-raíl iit;< liiSCSlili >iit ecl sí> ‘e;”el 1ie meim ile;>iíeemíe.e.í i mesceece mece vii les Isp e]iie íse leí ce set;;; íTís.iv>ímmii O e fe,eis flliiim,cerees si> Le ¡íes> les anecias, reuno sii;neeprmv. suite íaioísiéíi, ceuino siit.emiec por seis iogeaiieeII ese lee; ííeee-íí\ II lucen Se-fi ti> 9 29 >1<1 -vi Ciriíe]emviíes de; F>iemleeeuslee, Clirsecii, l-Ár>sduems zosis) Viii sÁ N íisí~. 2 jol t22 Lot jemoví 42~