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Folleto N.° 7 Las Bases Científicas de la Profilaxia Y DEL S i l a b a r i o de 8a R a z a No 1 LIGA CHILENA DE HIGIENE SOCIAL SECRETARÍA Y FARMACIA BANDERA l66 - OFIC. 8-11 Casilla No. 3057 - Teléfono 924 SANTIAGO Edición especial del C a p í t u l o sobre Profilaxia del Folleto N.° 6 «Informe de la Liga C h i l e n a de Higiene Social sobre la Defensa del Ejército de la República medades en contra de las Enfer- de la Raza.» H E C H O EN CHILE Soc. Imprenta y Litografía Universo ES PROPIEDAD DE LA LIGA INDICE D E L A S BASES C I E N T I F I C A S D E L A P R O F I L A X I A Y D E L «SILABARIO D E LA RAZA» Págs I . ° PROFILAXIA A.—Unión e interdependencia de los diferentes dios contra las Enfermedades Sociales B.—Concepto Científico de la Profilaxia C.—Primer ensayo de Profilaxia hecho por el Acevedo en la Marina Chilena I).—El Primer Ensayo del Método Profiláctico mán E.—Sistema del Dispensario F.—Interesantes Experimentos para mejorar el tema Profiláctico G . — E l ensayo militar de Chicago H.—Fundamentos del éxito de la Profilaxia I.—Aplicación del Sistema Profiláctico 3 me- Dr. Ale- 3 4 7 8 o Sis10 12 13 15 — IV — Págs. }.—La experiencia de la guerra mundial K . — E l fallo inapelable de la ciencia L . — L a sanción de la Profilaxia M.—La aplicación del sistema en Francia N.—Prolijidad en su aplicación O.—Razones sociales de la Profilaxia Médica P.—Necesidad de la Profilaxia Q.—La influencia del ejemplo R.—Recrudescencias de las Enfermedades Sociales en los Ejércitos Europeos S.—Los últimos resultados y estudios del programa de Higiene Social en el Ejército Norteamericano.. T . — L a implantación de la Profilaxia ea el Ejército Chileno U.—Responsabilidadesde del Gobierno V,—Acuerdos 16 18 20 22 23 24 31 32 34 34 56 57 5g PROFILAXIA A) UNION E I N T E R - D E P E N D E N C I A D E LOS D I F E R E N T E S MEDIOS C O N T R A L A S E N F E R MEDADES SOCIALES No nos cansaremos de repetir en nuestro informe, la inter-depedencia estrecha que tienen los distintos factores que producen o que previenen las Enfermedades Sociales. L. Mervin, coronel y miembro del cuerpo médico del Ejército Norteamericano y que dirigió en gran parte las experiencias científicas que dieron por resultados el establecimiento de la profilaxia médica en el Ejército mencionado, dice: LA PARTE DEL ALCOHOL E N LAS E N F E R M E D A D E S SOCIALES «El alcohol tiene un papel importante en la adquisición de las Enfermedades Sociales porque se puede decir que solo un 5 % de los atacados por estos males pertenecen a la clase de los abstinentes». _ 4 _ En otra parte de su interesante trabajo dice: «Debe reconocerse fríamente que estas enfermedades y el alcoholismo forman parte del tejido social y que para batirlos hay necesidad de otros factores, además de la persuasión moral y de la campaña educacional». Es evidente qtie la enorme eficiencia de estas medidas, una vez aplicadas en conjunto, permiten, establecer que: «De aquí en adelante los legisladores, los oficiales sanitarios del Ejército, y las autoridades en general deben ser señaladas como los responsables de los estragos producidos por las Enfermedades Sociales». Es la práctica establecida hoy día en los Estados Unidos. Un jefe de cuerpo fué separado porque las estadísticas sanitarias referentes a estas enfermedades no fueron satisfactorias y otro incurrió en la misma pena por haber aceptado un lote de Esclavas Blancas que le fué ofrecido en Francia. Vemos, pues, confirmada una vez más, nuestra doctrina que este problema no se puede ni siquiera iniciar en su solución sin una educación conjunta de los oficiales del comando y de los oficiales sanitarios militares y esto lo vamos a ver confirmado una vez más en este importantísimo capítulo de la profilaxia obligatoria en el Ejército. B) CONCEPTO C I E N T I F I C O D E L A P R O F I L A X I A A. Metschnikoff, Sub-director del Instituto Pasteur de París, le correspondió la gloria de haber descubierto la transmisión de la sífilis al mono y su prevención por medio de la pomada de calomelano. Pero esta medida una vez que — 5 — se llevó al terreno de la práctica aplicándola, fracasó completamente porqiie no se unió la Autoridad Militar con la Autoridad Médica para hacerla obligatoria y la -implantaron como una medida voluntaria. Correspondió a la Alemán ia aprovechar primero este descubrimiento de la ciencia francesa, porque se comprendió en éste país que era indispensable unir a las autoridades mencionadas para darlecarácter obligatorio, que imponía la defensa del hogar y la trascedencia eminentemente social de estas enfermedades. Por último, en 1912 fué implantada la Profilaxia por el Ministro de la Guerra de los Estados Unidos Es de trascendental importancia dar los fundamentos científicos de este factor de prevención en nuestro .Ejército. Cada una de las Enfermedades Sociales es producida por un microbio especial que son transmitidas por contacto físico, de una persona enferma a otra persona sana, y raras veces hay un objeto intermediario entre ambos, lo que depende del tiempo y de las condiciones en que estos gérmenes infecciosos pueden vivir fuera del cuerpo. El segundo factor que controla la transmisión de estas enfermedades es la resistencia individual de la persona infectada que desempeña en la transmisión de la sífilis, gonorrea y chancro blando, un papel muy pequeño en proteger a los sanos contra estas afecciones; y parece que prácticamente todo el mundo se debiera infectar con estas enfermedades. Pero el factor que, en último análisis, protege a la humanidad, según Stokes, (18) de la difusión universal de la sífilis, de la gonorrea y del chancro blando; son las características biológicas de estos microbios que son las que nos salvan. La sífilis y la gonorrea son enfermedades genitales, porque lo mismo que las papas, estos gérmenes necesitan un suelo especial donde crecer. Para la transmisión de estas enfermedades es, pues, esencial un suelo humano húmedo o lo que es lo mismo, se necesita de un íntimo contacto entre los órganos destinados a transmitir la vida. Por la misma razón no es la única modalidad de la infección: la boca, la conjuntiva del ojo, una herida por la navaja de afeitar, pueden también ser la grieta abierta en la muralla a través de la cual penetrará la infección. Los materiales secos no transmiten estas enfermedades, ni la infección tiende a seguir invariablemente la vía de los contactos sexuales. El germen de la gonorrea np crece como una regla sobre la piel, mientras que el del chancro blando tiende a crecer, mientras que el germen de la sífilis puede crecer sobre el tegumento externo, si las condiciones son por otra parte favorables. Los antisépticos suaves ordinariamente los* destruyen, sin embargo hay sobre estos gérmenes y especialmente sobre el de la sífilis, una inconstancia misteriosa para adquirir la infección. A menudo, en casos donde han sido tomados toda clase de precauciones, estos gérmenes se manejan de tal modo que toman pie de cualquier desliz trivial para aparecer donde menos se les esperaba y valiéndose de las más diminutas puertas de entrada. El factor trascendental que se desprende de la biología^ de los microbios de estas enfermedades, es que son muy fáciles de destruir en la superficie del cuerpo, pero cuando ya penetran a los tejidos de nuestros órganos, donde encuentran la humedad y demás — 7 — condiciones que requieren su multiplicación, se hacen más y más difíciles el destruirlos completamente. Son como los soldados sitiadores, fáciles de destruir fuera de las muralla? y casi invencibles si no se les destruye al penetrar al recinto de la ciudad amagada o poco después. C) P R I M E R E N S A Y O D E P R O F I L A X I A H E C H O P O R E L Dr. A C E V E D O E N L A M A R I N A C H I L E N A Nuestro pais fué uno de los primeros en aplicar un sistema de Profilaxia Científica, El 8 de Mayo de 1906 comunicaban Roux y Metschnikoff a la Academia de Medicina' de París su descubrimiento sobre la Profilaxia Médica de la sífilis, mientras que nuestro eminente cirujano naval doctor Guillermo Acevedo había aplicado ya un sistema análogo de profilaxia el año 1899 en la tripulación del Presidente Pinto. El sistema del Dr. Acevedo consistía en lavados de agua tibia y jabón, un baño de un cuarto de hora en una solución acuosa de sublimado al 1 por mil y, por último, en la aplicación de la pomada de óxido rojo de mercurio. Hubo un total de setecientos tratamientos profilácticos con sólo 1 1 casos de gonorrea y uno de sífilis. En 1903 en el viaje alrededor del mundo de nuestro buque-escuela, el General Baquedano, se empleó la misma profilaxia 735 veces con sólo ocho infecciones. En 1905 el Dr. Acevedo en su carácter de cirujano jefe de lá División Naval y el Almirante Pedro N. Martínez, — 8 — dieron a los cirujanos bajo sus órdenes las mismas instrucciones. Después cambió la solución de sublimado por la de oxicianuro de mercurio con bicarbonato de soda para hacerla más penetrante. ES NECESARIO ESTABLECER UNA FORMA GENERAL Y OBLIGATORIA DE PROFILAXIA E N E L E J É R C I T O Como se ve, la profilaxia ha sido practicada y continúa siéndolo en el Ejército y la Marina de la República por simple recomendación y con la facilidad de proveer de algunos desinfectantes, pero no se ha empleado hasta ahora como en el Ejército Norteamericano y Alemán, en forma universal y obligatoria por la educación sistemática de todo el personal y también con carácter obligatorio mediante la acción combinada de la Autoridad Médica y Militar y con un examen riguroso completo y sin aviso previo de todos nuestros conscriptos (19). D) E L P R I M E R E N S A Y O D E L METODO P R O F I L A C TICO ALEMAN En 1906 el mayor H. T. Raymond del Cuerpo Médico Militar de los Estados Unidos, consiguió introducir el método alemán de profilaxia en los cuarteles de Columbus, estación de reclutamiento de notoria reputación por el predominio de las Enfermedades Sociales. El sistema consistía en un paquete que contenía una caja de ungüento azul, — 9 — una pequeña ampolleta de una solución de argirol al 2 0 % y un gotario común en v e z de una jeringa, cuyo conjunto fué conocido con el nombre de paquete «K» siendo su uso voluntario. E n su memoria llevada al jefe del Servicio Sanitario, el cirujano R a y m o n d se vió obligado a confesar que el experimento había tenido una influencia m u y reducida en la lucha contra las Enfermedades Sociales, por las dificultades de su aplicación práctica, debidas a su tamaño,, a su impopularidad y a razones de índole personal. A pesar del fracaso en los cuarteles de Columbus, el sistema se difundió en diferentes guarniciones donde cayó en pocos años en desuso por la falta de cooperación en el personal médico y en el personal militar. E) E L S I S T E M A D E L DISPENSARIO Mientras tanto los cirujanos navales idearon las bases modernas del sistema fundando la profilaxia de las fuerzas armadas, por la desinfección obligatoria practicada en dispensarios especiales que fué la base, como lo vamos a ver, del sistema actual, establecido en el Ejército de los Estados Unidos. La práctica de la Armada con pequeñas modificaciones consistía: i . ° E n un lavado de sublimado a 1 por 5 mil de los órganos expuestos al contagio. 2. 0 De una inyección de una solución de argirol al 2 0 % o de protargol al 2 % y de la aplicación cuidadosa de u$a pomada de calomelano del 2 5 % al 3 5 % . E n la Marina de los Estados Unidos se ha usado hasta el día de hoy con excelentes resultados. F) INTERESANTES EXPERIMENTOS PARA R A R E L SISTEMA P R O F I L A C T I C O MEJO- A principios de la Primavera de 1910 el doctor L. Merving, coronel del Cuerpo Médico del Ejército Norteamericano, Cirujano Jefe de la División Oriental, inició una serie de experimentos con el propósito de mejorar el sistema actual de profilaxia y de improvisar un método de bolsillo que fuera más sencillo que el voluminoso paquete «K», qUe era demasiado complicado para el usó corriente y demasiado incómodo para el bolsillo. Para efectuar estas experiencias se tomó por base el descubrimiento de Metschnikoff. Varias y diferentes grasas animales, vegetales y minerales fueron ensayadas' en la preparación de la pomada, lo que condujo al descubrimiento que las grasas animales eran más y mejor absorbidas en las membranas mucosas. Dieciséis hombres se ofrecieron voluntariamente para servir en la experiencia, donde fueron divididos en grupos. Antes de ser inoculados se les hizo un examen microscópico del raspado de la uretra, para establecer que no habían sido infectados previamente y se estableció que el pus que se iba a usar en la inoculación contenía los microbios de la gonorrea, es decir los gonococos. Los experimentos que van a continuación demoraron dos meses y los resultados fueron controlados por los oficiales sanitarios. — 11 — Tiempo transcurrido después de la inoculación. 1 . — A r g i r o l , al 20 % ; ungüento de calomelano al 3 3 % . 2.—Protargol, al 5 % ; ungüento de calomelano al 3 3 % 3 . — T i mol, al 5 por ciento; ungüento de calomelano al 3 3 % 4.—Fenol, al 3 % ; ungüento de calomelano 3 3 % 5 . — H y c o , al 2 % ; ungüénto de calomelano al 3 3 % 6 . — U n g ü e n t o de c a l o m e l a n o . . . . . . . . 7 . — U n g ü e n t o de calomelano al 25%. 8 . — U n g ü e n t o de calomelano al 20%. Resultados 10 minutos Bueno 15 » Bueno 20 » Bueno 20 » Bueno 25 25 30 30 » » » » Bueno. Bueno Bueno Bueno El doctor Gustavo M. Blech confirmó estos experimentos en una serie que efectuó en el Hospital de Lincoln en la ciudad de Chicago durante el año 1910. Se emplearon en esta experiencia emigrantes griegos e italianos y se llevó a cabo con la misma técnica y prolijidad arriba mencionada sobre el examen de la uretra y del carácter del pus antes de la inoculación. Empleó en todos estos experimentos la pomada del calomelano al 2 5 % con completo éxito que demostró fuera de toda duda la seguridad del calomelano como profiláctico. Tanto controla la infección sifilítica, como controla la infección de la gonorrea. El doctor Blech hizo también experiencias en animales, efectuándolos en una carnada de cuatro perritos nuevos de — 12 — dos semanas de edad. Los dos ojos de los animalitos fueron untados con pus de gonorrea, después de lo cual el derecho de cada perrito fué protegido con pomada de Calóme]ano al 2 5 % y cubierto con venda de algodón absorbente. En tres días en el ojo no -protegido se produjo una inflamación violenta, mientras que el protegido por el ungüento desinfectante permaneció en estado normal. G) E L ENSAYO MILITAR DE CHICAGO Algunos meses después de la conclusión de estos experimentos con Calomelano como gonococida, dice el mismo Dr. Blech en el trabajo citado, se efectuó un Torneo militar en Chicago, al cual concurrieron 1,200 hombres de tropa de línea y donde con el permiso y la cooperación del Comandante Departamental, pude introducir mi sistema en el campamento. Las tropas eran físicamente examinadas a la llegada y se hacía una cartilla sanitaria a cada soldado y se apartaban aquellos que estaban contagiados. Después .del examen los soldados recibían el profiláctico «A. N.», nombre que recibía el tubo de pomada con Calomelano, por conveniencia sanitaria, para distinguirlo fácilmente. Al mismo tiempo que el individuo recibía el tubo recibía también las instrucciones del caso. A la conclusión del torneo, dos semanas después, se hizo un nuevo examen del contingente en cuestión y no se encontró ningún caso nuevo de Enfermedades Sociales, entre todos los soldados. La fórmula usada durante el torneo de Chicago se compo- — 13 — nía de 3 0 % de Calomelano y de 7 0 % de manteca benzoinada. Un experimento similar fué llevado a cabo durante las maniobras ejecutadas en el fuerte de Benjamín Harris, en Septiembre de 1910. Como en el caso anterior, se procedió a examinar individualmente el contingente a su llegada, anotando los casos de infección. El profiláctico «A. N.» que se compone de 3 0 % de Calomelano y 7 0 % de manteca benzoinada, fué entregado a cada soldado. Se efectuó un nuevo examen después de las maniobras y se encontró que 594 hombres con un total de 1,301 exposiciones al contagio que habían usado el profiláctico, no sufrieron ninguna infección, mientras que 302 hombres con 773 exposiciones que no habían usado el p r o filáctico, contrajeron 26 casos de gonorrea, 12 casos de chancro blando y un caso de sífilis. El profiláctico «A. N.» fué oficialmente empleado con excelentes resultados en muchas de laS guarniciones de la división central durante el año fiscal que terminó el 30 de Junio de 1911. H) F U N D A M E N T O S D E L E X I T O D E L A P R O F I L A X I A El éxito de cualquiera forma de profilaxia contra las Enfermedades Sociales depende de la cooperación que mutuamente pueden y deben prestarse los oficiales, médicos y los jefes de compañía, como de la buena voluntad y obediencia de los soldados mismos. — 14 — El Dr. Reinaldo B. Henry, cirujano de la Armada de los Estados Unidos, llamó la atención del éxito que él obtuvo a bordo del Rainbow en que usando solamente el método del calomelano evitó estas infecciones entre la tripulación de este buque durante seis meses con un registro que acusaba 567 exposiciones al contagio. Por último, el mayor F. F. Russel y el capitán Enrique J. Nichols, del Cuerpo Médico del Ejército de los Estados Unidos y del Museo Médico del Ejército, respectivamente, instituyeron una serie de experimentos con el profiláctico «A. N.» para determinar su eficiencia como gonococida. Para efectuar estos experimentos, ellos emplearon treinta y cuatro hombres que sufrían de gonorrea reciente. L a técnica seguida fué la siguiente: del raspado de la uretra, se apartaron pequeñas porciones para hacer preparaciones y establecer el diagnóstico; si el caso era adecuado, los cultivos eran hechos en dos a cuatro tubos de agar fluido ascítico; el desinfectante era entonces aplicado a la uretra donde era retenido por uno o dos minutos, después de lo cual se permitía la evacuación del exceso. El paciente esperaba durante diez o quince minutos y después orinaba. Se procedía entonces a hacer nuevos cultivos del líquido obtenido compri* miendo el canal hacia el meato. Los cultivos eran incubados veinte y cuatro horas y las colonias sospechosas eran examinadas por el método de Gram. Ellos declaran, en su informe, que el profiláctico «A. N.», dió resultados en siete casos entre ocho; lo que por mi parte considero un franco y notable éxito cuando se toma — 15 — en cuenta la rigidez de la prueba a la cual estuvo sujeto e í método. E n las conclusiones de su memoria, declaran que ej «paquete original , «A. N.» es eficaz como profiláctico, probablemente a causa de su contenido de ácido fénico que entra en acción por el alcanfor y la manteca». La eficaz fórmula del profiláctico «A. N.» usado por el mayor Russel y el capitán Nichols consistía en alcanfor, 3 % ; fenol, 3 % ; calomelano, 2 5 % ; lanolina, 2 5 % , y la manteca suficiente para completar las cien partes. 7) A P L I C A C I O N DEL SISTEMA PROFILACTICO. Los detalles siguientes del sistema profiláctico para las Enfermedades Sociales, han sido suministrados en 1912 por el Ministerio de la Guerra después de su establecimiento por medio de un decreto que implantó la Inspección Obligatoria y el sistema de dispensarios profilácticos. 1.0 Nombre completo, rango y filiación del soldado, con el día y la hora del contagio infeccioso, y el día y la hora de la desinfección profiláctica. 2. 0 L a v a d o de los órganos genitales con jabón y agua más que tibia. 3. 0 Inyección en la uretra de cuatro centímetros de una solución compuesta de protargol al 2 % , glicerina 1 5 % y agua 8 5 % , con retención de tres minutos. 4. 0 Frotación de todo el pene con la pomada de calomelano al 3 0 % y protección con papel suave de servilleta. — 16 — El Director del Servicio Sanitario autoriza el uso de una i solución de argirol al 20%, en caso de que el protargol produzca un efecto irritante en la uretra y ha recomendado la venta, en las guarniciones y campamentos militares en general, de los tubos protectores que contienen la fórmula «A. N.», tal como se la ha deducido de los experimentos efectuados por Russel y Nichols. El sistema del dispensario, mencionado más arriba, ha dado buenos resultados en las instituciones armadas en aquellos casos en que la desinfección fué efectuada, a lo menos, ocho horas después del contacto infeccioso. Una combinación del método del dispensario, con el tubo profiláctico, llegaría a ser ideal en aquellos casos en que los hombres permanezcan ausentes del cuartel por más de cinco o seis horas después de exponerse al contagio sin practicar la desinfección o sin el uso de los tubos profilácticos dentro del período de tiempo señalado; se cree generalmente que, por lo menos, un 5 0 % de los hombres caerían víctimas de las infecciones de trascendencia social (20). J) L A E X P E R I E N C I A DE LA GUERRA MUNDIAL La experiencia de la guerra no ha venido sino a confirmar la eficacia de la profilaxia, como puede verse en las siguientes palabras del profesor Neisser en su última obra de 1917 sobre «Las Enfermedades Sociales y medios de combatirlas», en que recomienda la profilaxia individual, fundado en estadísticas, según las cuales, el uso del Profiláctico reduce a un mínimo los peligros del contagio. «Propone — 17 — instituir además este servicio en todas las grandes ciudades al mismo título que las postas en casos de accidentes, en locales especiales donde toda la noche un personal especializado estaría presto a proporcionar los medios de una desinfección preventiva». El señor Valery Havard, Presidente de la Escuela Médica del Ejército de los Estados Unidos, dice en su Manual de Higiene Militar (página 120). «Hay acuerdo general en la opinión profesional en este país como en Europa que la profilaxia contra las Enfermedades Sociales, no sólo es justificable sino necesaria. N o hay ninguna razón para que a un hombre a quien falta la necesaria fuerza moral para dominar sus impulsos, no se le prevenga del posible peligro moral y de la ineptitud física que «lo puede hacer inapto para el cumplimiento de su deber como soldado y que puede también disminuir seriamente su eficiencia como ciudadano»(Informe del Cirujano General). L a objeción de que la aplicación del profiláctico quita el miedo de estas infecciones y de que por eso mismo fuera una incitación a la licencia quitando a ésta sus peligros, ha sido demostrada como errónea por la observación de los hechos. Es notorio que el miedo es un factor disuasivo de poca importancia. Por el contrario, ha sido demostrado que la importancia dada a las Enfermedades Sociales por una educación moral en el sentido de la continencia y de la aplicación de la profilaxia personal, trae a los hombres a una mejor comprensión de la enormidad de los males que resultan de la exposición a este contagio. Los Cirujanos Militares están hoy día unánimes en su concepto — 18 — que a lo menos el 9 0 % de los casos de Enfermedades Sociales pueden ser prevenidos por una aplicación adecuada del profiláctico pocas horas después de haberse expuesto al contagio». Como lo dice Howard, Cirujano del Ejército de los E s t a dos Unidos, «ningún problema de la medicina preventiva militar de hoy día es de mayor importancia en relación con, la eficiencia física de los ejércitos que la del control efectivo de las Enfermedades Sociales». K) E L F A L L O INAPELABLE DE LA CIENCIA Como acabamos de ver, la primera parte de la defensa del Ejército es la Profilaxia para prevenir las Enfermedades Sociales inmediatamente después de exponerse a ellas. Qué inmensa distancia nos separa del concepto tradicional de sanear a la prostituta por medio de una reglamentación falsa, en sus bases científicas y perniciosa en sus resultados. Es tan enorme la evolución y el concepto de una y de otra escuela que nos ha sido necesario fundar los nuevos rumbos en el inapelable fallo de la ciencia y en resultados que desafían toda crítica y toda objeción. Todos los especialistas modernos, como lo dice el eminente Pussey, (21) consideran a la Profilaxia como el factor decisivo en cualquier -programa para reducir el predominio de las Enfermedades Sociales: dejadla de tomar en cuenta y habréis omitido el arma más sencilla eimportante que tenemos para combatir esta plaga. Esta parte del programa contra las Enfermedades So- — 19 cíales en el Ejército de los Estados Unidos está definitiva y totalmente establecida en el Ejército Norteamericano y todas las autoridades fespectivas se preocupan de que estas estipulaciones y reglamentos se cumplan con la más absoluta exactitud. Esta Profilaxia es una parte del deber en cada Enfermería Regimentaría y de cada una de las otras enfermerías que toman a su cargo la salud de cualquiera otra unidad de soldados. Las Enfermerías Regimentarías hacen la mayor parte de este trabajo y la dirección de éstas mismas puede ser tomada como un ejemplo para todas las demás. Todo lo que es necesario para dar el tratamiento profiláctico está a la mano en estos establecimientos. Los oficiales del Servicio Sanitario responden de él y es realizado por sargentos y cabos enfermeros especialmente educados. En tanto como sea posible, se escoge a hombres especialmente seleccionado para estos empleos. Y o he inspeccionado un buen número de Enfermerías Regimentarías y he sido impresionado por la alta personalidad moral y excelente preparación de estos enfermeros militares. Estos cabos y sargentos están constantemente en el puesto del deber y el soldado que regresa a este hogar de salud puede obtener el tratamiento profiláctico en cualquier tiempo de las veinticuatro horas del día en la que solicita su aplicación. Esta es una materia de política general que es controlada por inspectores médicos. Se vela, en la medida de lo posible, para que la aplicación del tratamiento profiláctico se realice seriamente sin permitir que penetre en el ambiente ninguna atmósfera de ligereza o de obscenidad. La necesidad de la profilaxia médica es inculcada en la — 20 mente de los soldados. Se les enseña, sin excepción, que no es un preventivo absolutamente seguro contra la infección; que mientras más pronto es aplicado, más proporcionáis mente seguro es su efecto y que después de ocho horas, es casi ineficaz. La adquisición de una infección no declarada a la Enfermería Regimentaría, está sancionada en una de las disposiciones de la ordenanza militar. L) LA SANCION DE LA PROFILAXIA Si un hombre contrae las Enfermedades Sociales a pesar de haber practicado la profilaxia reglamentaria, no es castigado más allá de la pérdida de su sueldo durante el tiempoque la enfermedad le aleje del cumplimiento de sus deberes militares. Completamente diferente es el caso de contraer una Enfermedad Social sin haber cumplido la ordenanza militar en lo que se refiere, primero, a la declaración de haberse expuesto al contagio y , consecutivamente, de no haberse aplicado el tratamiento profiláctico. E n este caso, la ordenanza es severísima y el infractor es sometido a una Corte Marcial por desobediencia a las órdenes militares y ; si es convicto, es castigado. E n efecto, la orden general N.° 17, de 1912, establece «que los Oficiales con comando de tropa ordenarán a los hombres que se expongan por su propia voluntad al peligro de contraer Enfermedades Sociales, proceder inmediatamente a su vuelta al campamento o a la guarnición, a declarar que se han expuesto al contagio, a la autoridad sa- — 21 — nitaria del hospital o dispensario del regimiento, parala aplicación de la limpieza y profilaxia prescriptas por el Director del Servicio Sanitario. Cualquier soldado que falte al cumplimiento de estas instrucciones y que la Inspección Médica demuestre que está sufriendo de una enfermedad de trascendencia social, será sometido al juicio de una Corte Marcial por negligencia en el cumplimiento del deber». OLVIDANDO DETALLES Y PUNTOS DÉBILES El punto débil de la profilaxia regimentaría es la demora que puede o tiende a producirse. Para obviar este inconveniente ha sido recomendado, con urgencia, el estabecimiento de dispensarios o estaciones profilácticas bajo el control civil. Esta práctica no ha sido aceptada de buen grado por todos; en parte, a causa de la dificultad de implantar una firme disciplina en estaciones que no están bajo el control militar i para administrar el tratamiento profiláctico con el esmero que exigen los reglamentos militares y, sobre todo, a causa de los obstáculos e inconvenientes de asignar a autoridades no militares el cumplimiento de órdenes militares, por cuya infracción los miembros del Ejército pueden ser sometidos a juicio. Para solucionar esta dificultad de administrar el tratamiento profiláctico a los militares cuando se alejan de sus estaciones, un considerable número de «estaciones avanzadas» han sido establecidas. La opiniíjn unánime de los cirujanos militares es que estas estaciones avanzadas son útiles. En Enero de 1918, estaciones profilácticas avanzadas, o — 22 — estaciones urbanas de «temprano tratamientos», como se les llama, para los hombres que se hayan expuesto al contagio Ojeo ft % »1 ^ ^ Z sC v s ^ a\ 1917 £ 800 I I t: 5 19 20 »919 1918 A 3 < 3 < o 5•W /c/os — £rspes/f''"e/-/c¿;/?js " //77er/c¿/}é?s — 750 700 650 ///?3ier Sa'¿3e/c> 6oo 550 c^c/s /•c/'f-ese/í/k -mes. oSfe/?Sc/oj c/e /os Js/for/ires se/?7c?/?a/es ¿/e/ Css¿y's ¿~?A?c/os ¿Ss?,. c/os. 500 4-50 «00 3So 3oo 250 200 150 ÍOO 50 CARTA Pfcjbosc/on snr)u&/ C/e ¿OS £njermec/<=r cíes Joctefes FSFEC/ES UK/¿/CS, CG/CT/FEE/AS por ZT /oo o ho^óres rec/otj /y//- c/os ¿O ^ erc/y^ - 3 7 y mediados de Septiembre; Es evidente que una proporción anual derivada de las cifras de enfermos de una semana está sujeta a un grave error, pues las cifras deben ser multiplicadas por 52 para obtener el coeficiente anual. A la inversa un sólo hombre que llegue de la vida civil con Enfermedades Sociales hace una cifra tan grande en una semana como la que harían 52 casos en un año completo. Análogamente si el coeficiente anual fuera apreciado diariamente, cada caso entre mil daría un coeficiente de 365 para cada día. La proporción de casos en las Fuerzas Expedicionarias Norteamericanas era también baja. El 2.0 gráfico indica que era la misma que se observaba en los Estados Unidos hasta Mayo de 1919. En cuanto a la razón de la rápida subida después de ese mes, el autor no se atreve a dar una explicación absolutamente comprensible; pero la explica por la supresión de las restricciones que siguieron a la firma del armisticio, al descenso psicológico y moral del sentido de la responsabilidad, a los últimos «riesgos» tomados con niñas francesas antes del regreso al hogar, a la declaración de casos no denunciados anteriormente por el examen físico prescrito antes del embarque y a la apreciación de las cifras medias verdaderas contra números constantemente disminuidos; y posiblemente a la exagerada estimación del valor de las medidas de profilaxia médica. Los coeficientes obtenidos en Francia desde el armisticio hasta Mayo de 19x9 eran imprecedentemente bajos. Esto era de lo más sorprendente, porque en Francia las — 40 condiciones eran extraordinariamente favorables para abandonarse a los impulsos sexuales y promover la difusión de las Enfermedades Sociales. Agregúese a esto el alejamiento del Hogar, la abundancia del vino, la falta de comodidad en la vida del soldado en aquel tiempo y todo parecía trabajar en favor de la desmoralización . Que sin embargo el coeficiente se mantuviera bajo en estas circunstancias pareció notable y una encuesta fué ejecutada para hallar la explicación de esto:; hechos. Nadie sabía en ese tiempo el porcentaje de los hombres que guardaban la continencia ni el número de contactos sexuales no protegidos con relación a cada caso de Enfermedades Sociales, ni en cuanto a la proporción de los contagios qué eran seguidos por el uso de la profilaxia. Se hizo un cuestionario para obtener esta información que fué sometido a los hombres en cuatro secciones fundamentales, y 13,648 hombres blancos dieron respuestas más o menos completas. Estas respuestas comprendieron 104,000 exposiciones ilícitas y 205 casos reconocidos de Enfermedades Sociales, mientras que muchos no pudieron responder a la pregunta si habían sufrido o nó de estas enfermedades. Basándose en estas respuestas, en las obtenidas por otro cuestionario enviado por el coronel Walker y en las numerosos informes con relación a las Enfermedades Sociales enviadas a la oficina del Cirujano Jefe, el autor concluyó que las medidas contra las Enfermedades Sociales eran eficaces en el orden siguiente: — 41 — I. Aquellas que mantienen la castidad; II. Aquellas que disminuyen las oportunidades para el contacto sexual, especialmente el esfuerzo dedicado a la supresión de las casas de prostitución; III. Aquellas que disminuyen el peligro del contacto, especialmente la Profilaxia Médica; IV. La aplicación de las sanciones. La encuesta demostró que 34 por ciento de los 13,648 hombres que respondieren al cuestionario habían guardado la continencia durante el tiempo de su estadía en Francia que duró de 8 meses a dos años, o sea alcanzó un término medio de 10 meses. En cuanto a la fuerza que los indujo a este completo dominio de sí mismos, mi opinión es que los más importantes factores eran aquellos inherentes al hombre mismo, que eran más poderosos que la campaña misma contra las Enfermedades Sociales. Estos factores inherentes al hombre mismo son el carácter, la religión, el amor, la lealtad y el respeto de sí mismo. Esta opinión está fundada no sólo en las informaciones insertas en las contestaciones a la encuesta, sino también en la observación y en las conversaciones con los mismos hombres. La otra tercera parte de los hombres se dejaba arrastrar a las relaciones sexuales ilícitas tan de tarde en tarde para reducir considerablemente el peligro de adquirir las enfermedades. De modo, pues, que la continencia relativa vendríi en segundo lugar de importancia después de la continencia, absoluta, en su eficacia para vencer las Enfermedades Sociales. En cuanto a la influencia ejercida por la estensa y vígo- — 42 — rosa campaña contra estas enfermedades de la raza, desarrollada en todos los campamentos y ciudades de los Estados Unidos desde el tiempo de la declaración de guerra y en las fuerzas expedicionarias norteamericanas, no puede apreciarse por medio de cifras, pero hay razones para suponerlo un poderoso factor. Otra influencia favorable era el poderoso estímulo y ayuda de Ja acción y actitud del general Pershing en combatir las Enfermedades Sociales. La influencia del trabajo, del juego y del entretenimiento tampoco puede ser expresada en cifras, pero era grande, y la Cruz Roja, la Asociación Cristiana de Jóvenes, la Oficina Judía del Bienestar, la Asociación Cristiana de Niñas, los Caballeros de Colón y demás organizaciones análogas que proveían tan liberalmente de entretenimientos al Ejército, hicieron una obra valiosa en la lucha contra las Enfermedades Sociales, así como en muchos otros aspectos. Muchos hechos indican que una gran parte de contactos infecciosos eran en la mayoría de los casos casuales, debido a menudo a la falta temporal de otras ocupaciones o de intereses más elevados. Que ellos eran fácilmente y seguramente prevenidos por una palabra llena de tacto en tiempo oportuno, se demuestra claramente por los resultados del trabajo de una notable mujer al servicio de la Asociación Cristiana de Jóvenes en París, que separó con todo éxito a I,ioo soldados americanos de prostitutas callejeras francesas entre las 8 P. M. y las 2 A. M. sin un solo fracaso y § con solo un insulto de parte de un soldado. - 43 — R E L A C I Ó N D E LAS EXPOSICIONES CON LAS INFECCIONES Es evidente, dice el autor citado, que no todas las exposiciones al contagio de las Enfermedades Sociales son seguidas por la infección. El mismo hecho se repite con todas las demás enfermedades infecciosas. El hecho de la imposibilidad de obtener de las actuales, fuentes de observación la proporción de las exposiciones con las infecciones, fué una de las principales razones que indujeron a practicar esta encuesta. Del estudio de las contestaciones que recibí, puedo concluir que en Francia de cada 30 contactos no protegidos con mujeres entregadas a la promiscuidad resulta un sólo caso de Enfermedades Sociales, mientras que la profilaxia en la forma que se usó en Franda redujo en un tercio las infecciones de lo que habrían sido sin el empleo de ella. En una palabra, con el empleo de la profilaxia de 90 exposiciones resulta una sola infección. Se encontró en Francia que la presencia de cásas abiertas de prostitución (porque a despecho de las fuerzas para suprimirlas se abrían clandestinamente por temporadas) cerca de grandes estacionamientos de tropas, siempre aumentaba la cifra de los contactos sexuales, incremento que se manifesaba al principio por un aumento en el empleo de la profilaxia y después por una elevación del número de casos de Enfermedades Sociales. MALA INFLUENCIA DE LAS LICENCIAS LAS ENFERMEDADES EN LA DIFUSIÓN DE SOCIALES El ensayo de enviar hombres a áreas de licencias, experiencia basada en el deseo digno de elogió por lo demás, para interesar y educar a los soldados, tuvo una influencia •deplorable en aumentar los casos de Enfermedades Sociales. El abandono de la estricta disciplina y en muchos aspectos del control militar, la transición de una vida intensa a una completamente ociosa, de una en que se encontraban mujeres muy raras veces, a una en que sus seducciones eran muy llamativas, y el bolsillo muy repleto de los hombres con licencia, eran factores "suficientes para explicar el aumento de las perturbaciones de la conducta. El resultado desgraciado era que el coeficiente de los contactos entre los hombres con licencia era más elevado y en muy corto tiempo el coeficiente de estas enfermedades empezó a subir en el Ejército. Las investigaciones de cacti caso individual demostró que del 50 al 7 0 % de las Enfernedades Sociales en el Ejército, venía de las áreas de licercias o de las localidades situadas en el camino. F A C T O R E S Q U E D I S M I N U Y E N L O S P E L I G R O S DE L A S R E L A C I O NES ILÍCITAS Los más importantes de estos factores que tienden a disminuir los peligros de las relaciones ilíctas son: i.® La inspección y detención de las personas enfermas — 45 — y su segregación de tal modo que se impida la transmisión de sus enfermedades; y 2.° La profilaxia contra las Enfermedades Sociales que es un inteligente y controlado esfuerzo para desinfectar a las personas que se han expuesto a la infección. La inspección si es seguida de la segregación de las personas infectadas, hace un gran bien y aplicada a los soldados, especialmente, su efecto ha sido muy favorable. En nuestro Ejército la práctica tiene muchos años y como ya lo hsmos dicho, las inspecciones deben ser hechas a lo menos bimensualmente. Los hombres infectados son puestos en tratamiento y privados de licencias hasta que pase el período contagioso. Naturalmente hay algunos que se sustraen a las órdenes, pero su cumplimiento y los resultados son generalmente buenos. Los hombres cesan de ser un foco de difusión de sus enfermedades y se les provee de un buen y temprano tratamiento. La inspección de las prostitutas debería ser teóricamente He gran valor. Pero esto es extremadamente dudoso. No hay duda en cuanto a la sabiduría de segregar a una prostituta; pero la inspección rutinaria, especialmente la inspección seguida por un certificado de estar libre de enfermedad es i dudoso que pueda producir cualquier buen resultado y por el contrario es cierto que puede hacer mal. Yo no conozco ninguna evidencia más completa de la inutilidad de tales inspecciones que la proporcionada por el coronel Jorge Walker, esto es que en cinco años solamente 5 casos de sífilis fueron encontrados en las asiladas de las casas de prostitución en toda la ciudad de París. La inspección de — 46 — las Esclavas Blancas era una medida casi enteramente ignorada en la Fuerza Expedicionaria norteamericana y la ausencia de esta medida no tuvo ninguna influencia en la bajísima cifra de estas enfermedades. PROFILAXIA CONTRA LAS E N F E R M E D A D E S SOCIALES Esta profilaxia está en una base algo análoga aunque diferente de las demás. Eñ efecto, hay alguna razón para temer que una gran confianza en su valor pueda dejar sin acción el temor, que es un freno y dar sanción pública y oficial a un acto antisocial y por este medio tender a aumentar el número de las relaciones ilícitas. Por otro lado el deber de proteger al soldado de su propia locura y salvar sus servicios para el Gobierno y desinfectarlo e impedir que adquiera estas Enfermedades Sociales a las cuales se ha expuesto, es análogo al deber del Estado de vacunarlo después de su voluntaria exposición a la viruela o de tratar de prevenir la posible pérdida de un ojo herido en una pelea en estado de ebriedad, estado que el mismo ha buscado. El uso de la profilaxia está pues justificado y en este sentido constituye un alto deber social. Como ya se ha expuesto, la Profilaxia como se empleó en Francia, sin tomar en cuenta errores de técnica o la demora en practicarla, reduce las posibilidades de estas enfermedades en un tercio del número que hubieran alcanzado sin ella. El coeficiente de enfermos sociales en las tropas residentes en los Estados Unidos se elevó después de la guerra, y en el Otoño de 1919, alcanzó cifras un poco más altas que las — 47 — anteriores a la guerra. Se hicieron investigaciones para saber la causa en este fenómeno y se dictó una orden general dando a conocer la actitud del Ministerio de la Guerra y su política en frente a estas Enfermedades de la Raza. Debido a frecuentes consultas a varios comitées, esta orden no fué publicada hasta Diciembre de 1919 y sus resultados han sido excelentes (1). Las medidas esenciales establecidas en esta orden son las siguientes: 1. a Una declaración de la importancia y consecuencias higiénicas de la continencia en todos los hombres y la afirmación que la Profilaxia nó es un preventivo absolutamente seguro de las Enfermedades Sociales y que su práctica no es en ningún sentido un acto de aprobación de las relaciones ilícitas; 2. a Basándose en esta declaración se anuncia que la política del departamento de Guerra es la de continuar promoviendo la moralidad sexual por: а) Estímulo de la continencia; б) Fomento de los esfuerzos para eliminar la prostitución; c) Provisión de facilidades para el control de la profilaxia médica para los que se exponen a estas enfermedades; d) Tratamiento completo de la enfermedad una vez adquirida; e) Sanciones para los que no practican la profilaxia después de haberse expuesto al contagio. 3. a . Señala y prescribe una campaña para promover la continencia. (1) Orden General N.° 135, publicada en la Higiene Social. Enero 1920. Vol VI. N > i,pág. 152. — 48 — 4. a Señala y prescribe un curso de Higiene Sexual que todos los hombres deben recibir, y ordena anotar el certificado de haber seguido este curso en la hoja de servicio de cada militar. 5. a Ordena ,al oficial del comando cooperar y estimular a las autoridades y sociedades civiles en la supresión del vicio y llama particularmente la atención a la Oficina de Higiene Social Interministerial de los Estados Unidos. 6. a Mantiene en vigencia todas las órdenes previas existentes que se refieren a la inspección médica y al uso de la profilaxia. 7. a Prescribe un sistema de declaración que exige a los Oficiales de Línea tanto como a los Cirujanos familiarizarse con las cifras de Enfermedades Sociales en sus unidades y exige investigarlas e informarlas semanalmente. Como ya lo hemos dicho, nunca se ha castigado la adquisición de estas enfermedades, sino sólo el hecho de no aplicarse la profilaxia después de exponerse al contagio. La razón para no castigar la adquisición de enfermedades es obvia. El hombre que adquiere las Enfermedades Sociales es severamente castigado por no apliqarse la profilaxia y en cuanto a la falta por haberlas adquirido hay que observar que hay en ella tanta casualidad como mala conducta. En efecto, uno tiene un sólo contacto ilícito y adquiere la sífilis como pasa muchas veces, y otro tiene 500 y no adquiere ninguna enfermedad como ocurre a menudo. ¿Cuál es más merecedor de un castigo posterior como un ofensor de la sociedad? Desde la publicación de esta orden los coeficientes de — 49 morbidez para el servicio militar en los Estados Unidos han llegado a Ser la mitad menos que los del quinquenio anterior a la guerra. A principios de Septiembre de 1919 se pidió a los cirujanos someter a cada hombre afectado de Enfermedades Sociales a un cuestionario que debía ser contestado bajo secreto médico nominal y bajo promesa de inmunidad absoluta para todo lo que ellos dijeran. Las respuestas llegaron a 8,000 y fueron reunidas y publicadas por miles a medidas que se recibieron. Los resultados son interesantísimos y el autor menciona solamente algunosde los hechos más importantes y significativos: 1.° Más de la mitad de los casos tuvieron su origen en l u gares distantes del cuartel o acantonamiento, un hecho corroborado por la observación en las fuerzas expedicionarias norteamericanas én lo que se refiere a la pésima influencia de las licencias en que se pasa temporalmente fuera del control mlitar. El público tiene una gran responsabilidad en esta materia y debería vigilarse para que el soldado fuera de su unidad sea tratado con consideración y respeto y no impulsado, como era el caso antes de la guerra, a las guaridas de los disolutos y de los viciosos. Antes de esta fecha no era una cosa rara que los hombres decentes y sobrios fueran excluidos de los buenos hoteles y de los teatros por llevar uniforme. 2.° Un poco más que el 2 5 % de las infecciones fueron adquiridas en casas de prostitución. Este hecho tiene i m portancia por dos razones: la primera para demostrar que estas casas no florecen en los Estados Unidos como en algunos otros países y la segunda indica plenamente que l a — 50 — abolición de las casas, benéfica como .es, no resuelve por sí sola el problema de las Enfermedades Sociales. Un incremento en la proporción de los casos contraídos en tales casas se muestra en una serie de informes. La elevación por esta causa asciende del 21 a 4 1 % del total en los diferentes miles. 3.0 Las bebidas alcohólicas fueron un factor posible en sólo el 1 5 % de los casos y este porcentaje variaba poco en los diferentes miles. Esta cifra sumamente baja está sin duda relacionada con la Prohibición Legal de la venta de bebidas alcohólicas. 4.0 La mitad de las infecciones en el Ejército se efectúan a pesar del uso del profiláctico; un hecho suficiente para probar que las medidas de desinfección, aunque eficaces para disminuir las infecciones en un tercio, no reemplazan jamás a la castidad o continencia absoluta. 5. 0 Cuarenta y dos por ciento de los hombres no pagan nada por sus relaciones sexuales infecciosas y el precio medio pagado por los otros era de 3 dólares (o 30 pesos chilenos). Estos dos hechos son de gran importancia porqué revelan las razones porque las mujeres se dejan arrastrar a relaciones ilícitas que son en la mayoría de los casos el placer o él dinero. Los dos quintos de aquellas mujeres aparecen inducidas por las mismas razones que arrastran a los hombres, el deseo por la satisfacción personal, y las niñas como los jóvenes necesitan ser educados en su carácter y en el dominio de sí mismas. Las mujeres como los hombres son humanos, propensos a dejarse dominar por vicios o pasio- — 51 — nes y débiles de voluntad aunque posiblemente menos que los hombres, por regla general. 6.° El 8 8 % de los 8,ooo hombres infectados admiten haber recibido instrucciones en cuanto a los peligros y al modo de evitar las Enfermedades de Trascendencia Social. Este hecho ha sido una fuente de desengaños para algunos, que se habían imaginado que en la Educación estaba el remedio completo para las más grandes plagas sociales. No había razón para creer que esta aseveración pudiera ser cierta alguna vez. Desgraciadamente, entre la gente instruida en este mundo, no son todas virtuosas en todos los aspectos de la vida social. Sin embargo, la educación ayuda. Pero, la Educación que ayuda más es aquella que forma un gran carácter. La educación en el sentido de que la fornicación es un mal social y que las Enfermedades de la Raza constituyen grandes peligros es de importancia. Pero está en la naturaleza de la juventud ser audaz y amiga de las aventuras y de exponerse a los riesgos y debemos agradecer que así sea; pero está también dentro de la naturaleza de la juventud acariciar ideales, actuar generosamente y es aprovechando estos rasgos para la educación de las emociones y de la voluntad más bien que por la simple instrucción como podemos obtener reales resultados. En Enero de 1920 yo inicié una nueva encuesta que comprendía tanto hombres sanos como infectados, y he completado justamente un estudio de 14,444 respuestas. Esta investigación mostró que la continencia absoluta era tan común en la segunda mitad del año 1919 y en la primera A- — 52 — de 1920 como lo era en Francia, pues 34 por ciento de los hombres respondieron declarando haber guardado la abstinencia absoluta por un año. De aquellos que admitían haberse dejado llevar a relaciones sexuales ilícitas, 879 confesaron haber adquirido estas infecciones, mientras que 184 rehusaron responder. Aceptando que todos estos últimos hubieran adquirido estas enfermedades se puecle deducir que el 1 1 , 2 % de los hombres que no guardan la castidad se infectan en el curso de un año. Un hecho asombroso era que en el conjunto del número de respuestas, la proporción de infecciones después del uso de la Profilaxia aparece más elevada que después de su omisión, habiéndose verificado una infección por 305 exposiciones sin profilaxia, mientras que se produce un contagio por cada 288 exposiciones seguidas de su uso. La explicación se encontró pronto en el hecho de que los hombres que reconocían entregarse al mayor número de contactos ilícitos no eran en general los que usaban más la profilaxia y la aseveración de que muchos de ellos tenían queridas en quienes confiaban, parece estar justificada por las cifras. Por otro lado, una encuesta separada y limitada a los hombres infectados y que hasta el presente comprende 8,000 casos de Enfermedades Sociales indica que el número medio de exposiciones al contagio eñ un año por cada hombre infectado era de 14.5. Se hizo en seguida un ensayo para dividir los hombres incontinentes en dos grupos', el primer grupo comprendía a los que tienen queridas y el segundo a los que visitan prostitutas o mujeres entregadas a la promiscuidad. Para este objeto se aceptó previamente que los hombres que habían 51 — tenido relaciones más de 50 veces en el año anterior perten cían al primer grupo y los que se dejaban arrastrar a 50 o menos veces pertenecían al segundo grupo. Si esta aseveración previa estaba o no justificada, de todos modos la separación de estos dos grupos prestó servicios, pues se obtuvieron resultados mucho más interesantes que los obtenidos del conjunto. Para conveniencia los denominaremos: grupo de la mayor incontinencia y grupo de la menor incontinencia. Grupo de la mayor incontinencia.—Este grupo mostró una proporción muy baja de infecciones y se observó en él una proporción más elevada, después del uso de la profilaxia que después de su omisión. Así, en este grupo las cifras demostrativas aparecen muy desfavorables para la Profilaxia, pues se considera que la mayor parte de estos hombres confiaban en sus queridas y no usaban la profilaxia, excepto cuando se dejaban arrastrar a otras partes o tenían razón para desconfiar. L a evidencia íntima sugirió que la mayor parte de los hombres que no disfrazaban la verdad en sus respuestas pertenecen a este grupo de la mayor incontinencia y que muchos exageraban sus proezas de virilidad. Por consiguiente, este grupo no debe tomarse en cuenta. Grupo de la incontinencia menor.-—Deduciendo los hombres castos y aquellos que habían tenido más de 50 contactos cada uno durante el año, restan 8,291 hombres que admiten haber tenido relaciones y que también admiten haber tenido 671 infecciones. Pero 2,332 de estos hombres aunque admiten 182 infecciones no han contestado cuántas veces. — 54 — se .han entregado a las relaciones sexuales y prácticamente todos ellos fracasan también en dar las cifras del número de aplicaciones profilácticas omitidas, de las cuales existieron sólo 43 en estos 2,332 hombres. Eliminando estos casos como inútiles, tenemos 5,959 hombres con menos de 50 contactos cada uno o sea que admiten 8,540 contactos, 34,165 omisiones de profilaxia y 585 infecciones, lo que demuestra un término medio de 14,2 de contactos por hombre y una infección reconocida por cada 144 exposiciones. 99 hombres en este grupo no tienen seguridad de establecer si han adquirido o nó Enfermedades Sociales. Esta aseveración aumentaría el total de hombres infectados en este grupo de 589 a 688 o sea disminuiría el porcentaje del grupo a 11,5 por ciento y demostraría una infección por cada 123 exposiciones, una.cifra que concuerda notablemente con los resultados de la investigación que comprende 8,000 hombres infectados y que demuestra un término medio de 14,5 exposiciones al contagio durante el año por cada hombre infectado. (Si los hombres infectados representaran realmente 1 1 , 5 % del total, entonces 14,5 exposiciones por hombre significarían una infección por 126 exposiciones). Como conclusión, hubo una infección después de la omisión de la profilaxia por cada 120,7 exposiciones y una infección después de su uso por cada 172,4 exposiciones, demostrando que el uso de lá profilaxia reduce el número de contagios en un 30%. Esto concuerda admirablemente con los resultados demostrados por la encuesta referente a los 8,000 hombres infectados en cuya investigación la dis- — 55 — minución de las infecciones con relación a las exposiciones fué de 2 9 % . Hubo 11,3 exposiciones no protegidas por cada infección sin profilaxia comparadas con 15,9 exposiciones con profilaxia por cada infección seguida de su uso. ESTUDIO DE LOS RESULTADOS El autor Dr. Percy M. Ashburn, considera los resultados de esta investigación más importantes todavía que los de la encuesta de las Fuerzas Expedicionarias Norteamericanas, porque en aquéllas el autor recibió solamente la cuarta parte de las contestaciones de los hombres y no era posible avaluar las del resto. El autor ha reconocido en esta investigación fuentes de posibles errores que ahora se han eliminado; la división en grupos de mayor y menor incontinencia no se hizo en la forma actual y la primera investigación comprendió períodos de grandes variaciones con un porcentaje medio incierto, mientras que esta encuesta cubre un período definido de tiempo. Como se estableció antes, esta investigación demuestra el concepto científico de que la castidad es el factor más importante en producir coeficientes bajos, demuestra también que la castidad es influenciada altamente por la opinión pública, y en el Ejército por la actitud oficial con relación a ella. L a sección segunda de la orden general N.° 135 del Departamento de Guerra, de Diciembre 23 de 1919, expresa una actitud de este Ministerio, definitivamente opuesta a las relaciones ilícitas y a todo reconocimiento de estímulo o reglamentación de la prostitución. Se dirige a — 56 — todos los oficiales para que ayuden en esta sana política y establece informes explícitos y frecuentes para mantener a todos los Cirujanos y Comandantes siempre bien informados respecto a las condiciones que dominan en sus unidades. El informe semanal corriente de los nuevos casos de Enfermedades Sociales indica que ha tenido un excelente efecto. Los hombres incontinentes no lo son más en los Estados Unidos que lo que lo eran en Francia. En el hecho parecen haber sido menos incontinentes porque el coeficiente declarado de los contactos es más elevado. Presumiblemente esto es debido a la falta en los Estados Unidos de la barrera de un lenguaje diferente y a la constante presencia de mujeres. (La ausencia de ellas en el área de los ejércitos o de las zonas devastadas como en Francia, en que la mujeres no vivían). Es posible que la distracción provocada por el interés de la campaña, la vista de un país nuevo, la visita de localidades interesantes y el trabajo social activo después del armisticio, fueran más potentes en Francia que en los Estados Unidos para producir este resultado. Las relaciones ilícitas, sin embargo, aparecen mucho menos peligrosas en los Estados Unidos que lo que lo eran en Francia, aunque se admite que los medios para estimar sus peligros en las fuerzas expedicionarias norteamericanas no eran tan buenos como los empleados en esta encuesta. Aparece cierto, aunque existía mucho mayor promiscuidad én Francia que en los Estados Unidos, que producían más coeficientes de infecciones entre hombres y mujéres. Un factor de posible importancia es que la actitud de las comu- — 57 — nidades norteamericanas es mucho más desfavorable para la existencia de casas de esclavas blancas o de prostitución reglamentada que lo que es en Francia. La evidencia de que un tercio de los hombres blancos solteros en edad militar, guardan la castidad por un período considerable de tiempo, y que cerca de un noveno de los incontinentes llegan a ser infectados con Enfermedades Sociales en el curso de un año, lo que significa que 7 , 4 % del total llega a infectarse en un año, permite establecer una interesante comparación con el hecho descubierto por el autor de que 3,22% de los hombres blancos reclutados en 1918 tenían Enfermedades Sociales. Esto indicaría que las infecciones acumuladas y adquiridas en 15 meses de vida civil eran declaradas al entrar al servicio o poco después. Aunque no todas las infecciones adquiridas en aquel período fueron encontradas, no es muy improbable que casos antiguos de gonorrea crónica y de sífilis explicaran la diferencia, y cada investigación contribuiría a completar los descubrimientos de la otra. La profilaxia médica de las Enfermedades Sociales aparece menos eficiente hoy en los Estados Unidos que lo que fué en las fuerzas expedicionarias norteamericanas, pero siempre valiosa. La estimación del autor es que una infección se produce por cada 30 exposiciones- sin profilaxia, mientras que sólo se opera una infección por cada 90 exposiciones seguidas de su uso, cifras que varían ampliamente de las obtenidas aquí. Pero es digno de notar que el coronel Walker, como un resultado de una investigación que comprende el estudio de 240,000 tratamientos profilácticos dados — 58 — en Francia, dedujo que sólo un 1 , 3 % de éstos era seguid de infección, o sea que había una infección por cada ? contactos seguidos de profilaxia; lo que demuestra que lt contactos sexuales eran realmente más peligrosos en Francia que en los Estados Unidos. Todos los médicos deberían aprender de memoria la lección de tener siempre una base de comparación cuando tratan de apreciar el valor de las medidas profilácticas. Durante meses se declaró y enseñó que la profilaxia, era eficaz en el 9 9 % de los casos, porque aproximadamente sólo una exposición de cada cien era seguida de Enfermedades Sociales después Je su uso. De acuerdo con las cifras délas Fuerzas Expedicionarias Norte-americanas solamente 3^3 de infecciones por cada 100 se declaran sin ninguna profilaxia, y de acuerdo con esta investigación solamente una por cada 120. La verdad sobre la profilaxia está las exageraciones son perjudiciales. cientemente eficaz y debe ser usada ción ilícita; pero no es tan eficiente quier hombre en exponerse al riesgo de contar sobre el uso de ella para dominio de sí mismo. bien demostrada, pero La profilaxia es sufidespués de toda relapara justificar a cualde estas infecciones y compensar la falta de 7 ) LA I M P L A N T A C I O N D E L A P R O F I L A X I A EN E L E J E R C I T O CHILENO Le ha correspondido al Gobierno de la República favorecer a la Liga Chilena de Higiene Social con una parte — 59 — en el patriótico deber de propender a la defensa del Ejército contra las Enfermedades Sociales. La nota del actual Ministro de la Guerra en la cual solicita un informe completo para inspirar en él su política de Higiene Social, y la subvención acordada por los poderes públicos para proporcionar el profiláctica necesario a las instituciones armadas, son demostraciones de que el Gobierno de la República ha pesado su responsabilidad y está dispuesto a obrar. La Liga Chilena de Higiene Social está lista para cumplir con su deber, pues ha instalado una Farmacia Central en Bandera 166 (altos), teléfono 924, oficina 8; ha adquirido la dotación de los ingredientes que componen la pomada profiláctica, y, en cooperación con la Fábrica y Maestranza General del Ejército, ha logrado fabricar en el país el tubo metálico necesario para la aplicación de la pomada mencionada; y , por último, tiene y a la literatura necesaria para educar al Ejército y al público en esta materia. Además, en pocos días más, terminará la impresión del resto de la literatura necesaria para educar al Ejército en los otros aspectos de este importante, trascendental y difícil problema. U) R E S P O N S A B I L I D A D DEL GOBIERNO Pesa, desde este momento, sobre el Gobierno de la República, sobre las Autoridades Sanitarias Militares y sobre las instituciones de cooperación como la nuestra, la más grande de las responsabilidades para alejar el inmenso peligro que para el porvenir de la Raza ofrecen actualmente las insti- — 60 — tuciones armadas, en la parte que les corresponde, como focos de difusión de las Enfermedades Sociales. En efecto, el Servicio Militar Obligatorio trae los conscriptos sanos de los campos o a los hijos de familia de las ciudades, a nuestros cuarteles donde se infectan por la falta de un sistema completo de educación, atención médica y de profilaxia obligatoria, a pesar de todos los esfuerzos de nuestros Servicios Sanitarios. Debemos llegar a ofrecer más seguridad en los cuarteles que en la vida civil, iniciando la profilaxia obligatoria en las instituciones armadas para ofrecer a nuestras familias la seguridad que el cuartel les devolverá mejores hijos y que pueden llegar a su futuro hogar, fuertes, felices y sanos. V) A C U E R D O S Por estas razones, solicitamos del Gobierno: 1,° Que dentro del Programa General de Higiene Social para el Ejército, se dicte el decreto estableciendo la Profilaxia Obligatoria en la forma recomendada en este informe. 2.° En la dotación a nuestros regimientos de Estaciones Profilácticas cuyo estudio completo también ha hecho la Liga. 3.0 Que se consulten, en el Presupuesto de 1921, los fondos para Estaciones Profilácticas; y Cursos de Sargentos Enfermeros para los mismos, pudiendo la Liga encargarse de estos últimos este año. 4.0 Premiar todos los años, al Cirujano Militar que pre- — 59 — sente la mejor estadística de Higiene Social para emprender un viaje a los Estados Unidos para tener a nuestro Ejército al día en los progresos de la Higiene Social Militar.