Escritos Literarios De Rufino José Cuervo

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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ESCRITOS LITERARIOS DE RUr=INO JOS~ CU~~VO COMPILAD POR N ICOLAS BAYONA POSADA BA CO GE L', ,'::: '-:,,- e , C' L,'::'_(A L ":: EDITORIAL CE TRO , A. BOGOT A - 1939 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. este li6ro .... Cuando insinué al Mini ferio de Educación Na c ion al la con enienciél de recoger en un volumen los e crifos filolóqicos de Ruhno José Cuervo dispersos en revi - fas y periódicos . (insinuación Que el Minis{erio . con empe ño pafrió /ico . se apresuró a conver/ir en realidad), jg norab a y o que el propio señor Cuervo habíél acaricia d o esa idea. Fue durante la revisión de los manuscrifo d e que debía servirme cuando pude saber que el sabio bogofan o. poco tiempo anfes de s u muer/e, pensaba en compilar -con el nombre de "Disquisiciones filológi as"- sus mejores esfudios lingüís{icos . Orden é lo materid/es en la forma que juzgué más cien fÍhca conser vé el nombre que para obra tan imporfan/e había escogido su autor. con e mero benedicfin o corregí pruebas de impren(a . y - gracias al apoyo enfusias[a que prestó él mi labor el M in iste rio- pude enfregar a los aman/es d e lél lengua un libro que será recibido . en Colombia y en el ex terior, c on admiración fer vorosa . . o !enian cabida en esa obrél , es!ricfélmen!e cien- fífj'ca . muchas páginas del señor Cuer vo consagréldas a ofros lemas. pero dignéls también de la compilación . Se con ino entonces en la publicación de un nue vo libro, confenfivo ésfe de escrifos diversos que bien pudieran agruparse bajo el apelativo de literarios. Y élqui está B \. - "'" c~ . . ,.-. . . - - .L ......J.. .J U '-" - . "--,,,-......, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ese libro. necesario para quien desee conocer a fondo la personalidad del humanista. Necesario . sí. porque quienes consideran a Rufino José Cuervo como un filólogo insigne y nada más. se convencerán al leer estudios suyos como el consagrado a la traducción de las obras de Virgilio por Caro. o el prólogo con que encabezó el HCómo se evapora un ejército", que en él había . . a más de un gr:jn patrio/a . un crítico de los mejores y un narrador d e extrema amenidad. N /COLAS BA Ya NA POSADA Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. LA LENGUA 1 Es el bien hablar una d las más claras s ñales de la gente culta bi n nacida , y condic ión índlspensabl d cuantos aspiren a utilizar en pro de sus sem jant s, ora sea hablando , ora escribiendo , los talentos con qu la naturaleza los ha favor cido: de ahí el empeño con que se recomienda e l estudio de la gramática . P ro siendo esta materia sobremanera a b strusa en la forma 1'1 que se xplica en las obras relativas a ella y según s nseña 1'1 los colegios , tal que debe mirarse como ramo de alta filosofía, siendo además esas obras insuficientes para lo qu promete su definición por cuanto nada o casi nada nos dicen sobre la propiedad y pureza de las voces, acontece que los alumnos muy escaso provecho sacan de las aulas y fuera de ellas pocos ti nen el valor suficiente para consagrarse a aprendeLa. Un libro, pues) escrito no en el estilo grave y stir ado que demandan los tratadcs didácticos, ni repl to '2 aq u lla balum ba de reglas generalmente inútiles en la vida práctica por versar en su mayor parte sobre puntos en qu nadie erra; antes bien amenizado con todos los tonos y en el cual se contengan y señalen, digámoslo así con el dedo las incorrecciones a que más frecuentemente nos deslizamos al hablar r al scribir, d be sin duda ser útil a los que no pu den acar a e tas especulaciones, de poca monta en apariencia , pero en realidad inaccesibles a la generalidad por la aplicación y muchos libros necesarios para llas. Varias v ces ant s de ahora se ha aco m etido entre nosotros y con mayor o menor acierto -9r, • 'C::'" O I~!.. I CTEC !.. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios llevádose a cabo esta empresa, y a satisfacer la misma necesidad nos hemos esforzado en estas Apuntaciones; sin la presunción de oscurecer a nuestros antecesores, reconocemos a cada cual su mérito, y confesamos serIes deudores de observaciones que acaso se nos hubieran escapado. Dichos sumariamente el motivo y objeto de esta obra, nos extenderemos algo más sobre su espíritu y el modo como hemos querido dar le cima. II Nada, en nuestro sentir, simboliza tan cumplidamente a la Patria como la lengua: en ella se encarna cuanto hay de más dulce y caro para el individuo y la familia, desde la oración aprendida del labio materno y los cuentos referidos al amor de la lumbre hasta la desolación que traen la muerte de los padres y el apagamiento del hogar; un cantarcillo popular evoca la imagen de alegres fiestas, y un himno guerrero, la de gloriosas victorias; en una tierra extraña aunque halláramos campos iguales a aquellos en que jugábamos de niños, y viéramos allí casas iguales a donde se columpió nuestra cuna, nos dice el corazón que, si no oyéramos los acentos de la lengua nativa, deshecha toda ilusión, siempre nos reputaríamos extranjeros y suspiraríamos por las auras de la Patria. De suerte que mirar por la lengua vale para nosotros tanto como cuidar los recuerdos de nuestros mayores, las tradiciones de nuestro pueblo y las glorias de nuestros héroes; y cuando varios pueblos gozan del beneficio de un idioma común, propender a su uniformidad es avigorar sus simpatías y relaciones, hacerlos uno solo. Por eso, después de quienes trabajan por conservar la unidad de creencias religiosas, nadie hace tanto por el hermanamiento de las naciones hispano-americanas, como los fomentadores de aquellos estudios que tienden a conservar la pureza de su idioma, destruyendo las barreras que las diferencias dialéc-ticas oponen al comercio de las ideas. -10Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo Pero ¿y cuál será la n orma a que todos hayamos de sujetarnos? Ya que la razón no lo pidiera, la necesidad nos forzaría a tomar por dechado de nuestra lengua a la de Cas-tilla, donde nació, y, llevando su nombre, creció y se ilustró con el cultivo de eminentísimos escritores, envidia de las naciones extrañas y encanto de todo el mundo; tipo único reconocido entre los pueblos civilizados, a que debe atenerse quien desee ser entendido y estimado entre ellos. Dese-chado éste, pero reconocida la ventaja de un medio solo de comunicación, ¿cuál entre los países de Hispano-América descuella tanto por su cultura . que dé la ley a los demás hermanos, les imponga sus idiotismos y alcance a arrancar de ellos para sí el pleito homenaje que de grado rinden hoya la autoridad de la madre, sancionada por los siglos y el consentimiento universal? Excusado parecería tocar este punto si personas desorientadas que miran con ridículo encono cuanto lleva el nombre de España y cierran los ojos para no ver que en todo lo relativo a lenguaje hemos de acudir a ella, como que gramáticas y diccionarios son españoles o fundados sobre lo español, no graduasen de indigno vasallaje el acatamiento razonable que todos, -y ellas mismas sin quererlo confesar-, rendimos a la preeminencia de su literatura, y pretendiesen preconizar por árbitros de nuestro len.guaje a solo los escritores americanos, que, si se saca la caterva de los periodistas, de poca autoridad ordinariamente por razones a todo el mundo obvias, ni son todos tan excelentes que merezcan aquella primacía, ni, los que lo son, han llegado a ser dignos de ella sino mediante su estudio de los modelos castellanos; de manera que el día en que se presumiese componer gramáticas y diccionarios exclusivamente americanos, se carecería para ello casi absolutamente del ejemplo de los más acreditados hablistas y, en general, de las personas cultas. Semejante pretensión no se ha ocurrido ni aun a los Estados Unidos de la América del Norte, patrón que a todas horas se propone a nuestra imitación, con glo.riarse de los Prescotts, Irvings, Bryants y Longfellows, y -11Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios hoy se venera allí a Shakespeare y Pope, a Gibbon y Hume lo mismo que en Inglaterra. Por otra parte esos odios son ya inoportunos, y sólo nos parecen buenos para fingidos en discursos estudiantiles: la Historia tiene ya dado su fallo, y en su tribunal oprimidos y opresores han llevado su merecido; rotas las antiguas ataduras, unos y otros son pueblos hermanos, trabajadores de consuno en la obra de mejorarse impuesta por el Señor a la familia humana; en el templo de la gloria se ven hoy resplandecer los nombres de Ricaurte, Bolívar, Sucre, San Martín apareados con los de Guzmán, Padilla, Palafox y Castaños, y todos proclaman al mundo que en su raza son ingénitos la sed de libertad y el esfuerzo para conquistarla. III Penetrados, pues, de la importancia de conformar nuestro lenguaje con el de Castilla, nos hemos consagrado a observar las diferencias que entre ellos median, y como base hemos tomado el habla común de los bogotanos, por ser la que mejor hemos podido estudiar, y porque en ella, sobre to'do en lo impreso, se encuentran resumidas muchas de las corruptelas generalizadas en la República; de suerte que la utilidad de este libro, si llega a tenerla, puede extenderse a todos nuestros compatriotas. La formación de un diccionario completo de los provincialismos del país exigirá la ayuda de muchos colaboradores juiciosos e ilustrados, y es tarea que sólo podríamos emprender en el caso de ver aprobada por el público la presente. Entre las observaciones consignadas en esta obra las hay, cuales son las relativas a acentuación, d isolución de diptongos, conjugación de algunos verbos y permutaciones de letras, que bien podrían formar parte de los tratados de urbanidad, pues no pueden despreciarse sin dar indicios de vulgaridad y descuidada educación; otras, como algo de lo tocante a artículos, pronombres y uso de ciertas inflexiones. -12 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo verbales, van especialmente enderezadas a los escritores y ,demás personas que aspiren a expresarse con todo aliño y corrección; finalmente, otras, por ejemplo, la acentuación ,de algunos nombres propios y el uso de ciertas voces, que acaso no podrían reducirse a la práctica sin merecer quien lo intentase la nota de extravagancia o caer en el riesgo de no ser convenientemente entendido; porque no es fácil, verbigracia, que a quien bautizaron Arístides se contente con ser llamado Aristídes, ni tendría motivo de quejarse el que, pidiendo a un criado una bandeja, le viese traer una fuente; pero también es cierto que, hablándosE' del famoso griego conocido con aquel nombre, no se permitiría pronunciarlo mal, y que, como casos semejantes ha habido, podría exponerse a pérdida un comerciante, si en pedidos a corresponsales extranjeros usase bandeja por fuente. Cúmplenos aquí hacer una protesta y dar una explicación, aquélla para nuestros paisanos, ésta para los extranjeros. Sea la primera: jamás ha sido nuestro intento escribir un código inflexible, especie de Alcorán, con el cual hayan de juzgarse los escritos, discursos o conversaciones de los bogotanos; sólo hemos deseado hacer un estudio comparativo para facilitar el cabal aprendizaje de la lengua de Cervantes; rechazamos, pues, cualquiera imputación que se nos haga de querer alzarnos a una odiosa dictad.ura, para lo cual no tenemos ni títulos ni disposición. Sea la segunda: como en vista de lo mucho que censuramos, pudiera quien no haya pisado nuestro suelo, suponer que aquí hablamos en una jerga como de gitanos, la justicia exige declarar que no hay tal: acaso, mejor dicho, seguramente nadie hay que caiga en todo lo que criticamos como errores, y raros serán los que los hayan oído todos y menos encontrádolos impresos, pUe6 que son recogidos de entre las diferentes clases sociales y entre individuos de diferentes profesiones. En Bogotá, como en todas partes, hay personas que hablan bien y personas que hablan mal, y en Bogotá, como en todas partes, se nece..sitan y se escriben libros que, condenando los abusos, vincu-13Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios len el lenguaje culto entre las clases elevadas y mejoren el chabacano de aquellos que por la atmósfera en que han vivido, no saben otro. Bueno es también recusar aquí las disculpas alegadas por algunos en favor de sus desaciertos gramaticales: tratando, suelen decir, de puntos de mucha monta no es dable atender a atildar el lenguaje y obedecer menudos preceptos re-o lativos a la forma; escribiendo, además de prisa, ¿quién va a reparar en minuciosidades y pequeñeces? El bien hablar es a la manera de la buena crianza: quien la ha mamado en la leche y robustecídola con el roce constante de la gente fina, sabe ser fiel a sus leyes aun en las circunstancias más graves, y en éstas precisamente le es más forzosa su observanda. Es más: quien osa tratar puntos muy altos debe tener muy alta ilustración, y apenas se concibe ésta sin estudios literarios, esmalte y perfume de todas las facultades; según aquella peregrina idea los escritores más eminentes de todos los países no habrían producido sino obras ligeras, cuando es a menudo todo lo contrario. Claramente: los adefesios de personas humildes que escriben compelidas por la necesidad cualquiera los disculpa, pero no es fácil ser indulgente a este respecto con los que presumen componer el mundo. IV Deseando, como al princIpIO apuntamos, ser leídos no sólo por los escolares y las personas serias sino por toda clase de individuos, nos hemos propuesto hacer grata la lectura de nuestro libro empleando en él todos los tonos, ya criticando con gravedad, ya jugueteando con festivas vayas, ya copiando lugares de los clásicos, ya con disquisiciones y conjeturas filológicas, ya patentizando los errores en que incurrimos con ejemplos puestos de propio marte o sacados de obras de compatriotas nuéstros; pero en todo caso declaramos que no procedemos con malignidad; y, en comproba-14Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo clOn de esto, baste decir que censuramos pasajes de escritores cuyo ilustre nombre eclipsa el oscuro nuéstro, yaun de otros cuya amistad nos honra y cuyas luces nos han servido de guía en éste y en otros departamentos de la lite~ ratura. Quién querría que hubiésemos hecho una obra completamente seria, quién nos asegura que lo que tiene de grave es precisamente lo malo de ella: tal contrariedad de opiniones prueba que había de escogerse un término medio, y que si lo hemos hallado, a todos habremos proporcionado lectura. Proveyendo a esto y en obsequio de la diversidad de gustos, se ha impreso el libro en dos caracteres distintos: en el mayor va lo que puede ser útil a la generalidad de los lectores; en el menor aquellas noticias que por más recónditas o menos importantes, o por demandar para su inteligencia el conocimiento de otras lenguas, no ofrecen comparativamente mucho interés. v No obstante la ojeriza de algunos, -hija acaso del des-pecho de la ignorancia-, a las obras que les parecen indicaralgún estudio y erudición y el desdén con que miran a quien consagra a ellas sus ocios, por respeto a la fociedad en que vivimos y no por prurito de pedantear hemos dado a nuestras Apuntaciones cierto barniz de elevación; que no sería razonable ni decoroso presentarnos como maestros de personas superiores sin acatar su ciencia, exhibiendo siquiera el título de la aplicación como disculpa de la osadía. Fuera de eso, en la época actual, en que hay singular comezón de averiguarlo todo y parece como si los adelantamientos hechos en los varios brazos del saber estimulasen la general ansiedad de ver los fundamentos de cada cosa, mal puede alguien sacar a 1hz sus opiniones sin manifestar al mismo tiempo las razones que las sustentan; y en todas las materias sucede 10' que Mariana dice de la Historia, que "no pasa partida si no. -15Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios muestran quitanza." No nos hemos limitado, pues, a formar un simple catálogo de los disparates más comunes, tarea fádI pero también de poca utilidad, sino que las más veces damos la explicación de lo que exponemos, bien que otras, por evitar prolijidad, asentamos lisa y llanamente nuestros asertos, fundándonos en la autoridad del Diccionario, representante del uso, el cual deste tiempo atrás es reconocido por todos como árbitro, juez y norma del lenguaje. Siendo el uso y la ciencia del lenguaje las dos bases en que fundamos nuestras decisiones, acaso no se juzgarán inútiles algunas breves consideraciones sobre ellos. Necesario es distinguir entre el uso, que hace ley, y el abuso, que debe extirparse. Son notas del primero el ser respetable, general y actual. Nadie revoca a duda que en materia de lenguaje jamás puede el vulgo disputar la preeminencia a las personas cultas; pero también es cierto que a la esfera de las últimas puede trascender algo de lo primero, en circunstancias y lugares especiales; así el aislamiento de los demás pueblos hermanos, origen del olvido de muchos vocablos puros y del consiguiente desnivel del idioma, el roce con gente zafia, como, por ejemplo, el de los niños con los criados, y los trastornos y dislocaciones de las capas sociales por los solevantamientos revolucionarios, que encumbran aun hasta los primeros puestos a los ignorantes inciviles, pueden aplebeyar el lenguaje generalizando giros antigramaticales y términos bajos; esto sin contar otras influencias, tal vez no tan -eficaces, pero que siempre van limando sordamente el lenguaje culto de la gente bien educada; así, en parte pudiera achacarse la diferencia entre la copiosa y más castiza habla de nuestros padres y la nuéstra a lo distinto de los libros que andaban en sus manos y los que manejamos constantemente nosotros; ociábanse ellos saboreando, con sus familias las obras de Granada, Rodríguez y Teresa de Jesús, mientras que en nuestros hogares, cuando se lee, se leen de ordinario libros pésimamente traducidos o periódicos en que, "a vueltas de algo original, menudean también traducciones -16Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo harto galopeadas. Pero como el objeto del lenguaje sea el entenderse y comunicarse, una vez que los vulgarismos vienen a constituir obstáculos para ello entre diversos lugares, en vista del estado de la lengua en los demás países que la hablan, hay derecho para proscribir lo que sólo por abuso ha l ogrado privar. Sucede también a veces en el lenguaje como con el v estido: no basta que un vocablo o giro sea de buena estofa ; r e quiérese además que esté actualmente en uso , pues es ridículo sacar inoportuna e inne cesariamente a relucir antig uallas ; n i lo es menos acoger luégo al punto cuantas extravagancias idea el liviano capricho de la moda. Por inaceptables, empero, deben sólo reputarse aquellas voces o giros antiguos que han sido reemplazados con ventaja en lo moder no , y no una multitud de expresiones vigorosísimas usadas por los maestros del siglo de oro de la lengua, olvidadas a caso por nuestra incuria pero no muertas, y que introduc idas con tiento acarrean al estilo grande fuerza y majestad. T a mpoco debe cerrarse la puerta, por neológicas, a las voces cuya ace ptación . diariamente reclaman el vuelo de la s ciencias y artes y la entrada de nuevos usos y costumbres ; e n lo cual sólo debe andarse alerta para acomodarlas bien al genio de nuestro idioma y rechazar muchas formadas sólo para disfrazar cosas viejas con vestido gr iego o latino. Mucho menos pueden tildar se de neológicos los derivados y compuestos conformes a las leyes de la lexicología castellana ; p u es como nuestra lengua no es muerta, tiene que d esarrollarse, crecer y mirar siempre al sol del progreso, fecundador poderosísimo de las lenguas; sería antes de desearse que los buenos escritores propendiesen con su ejemplo a aumentar en nuestro idioma aquella flexibilidad en que tanto le a ventajan las lenguas clásicas y algunas vulgares como la alemana y la inglesa. Tan lejos estamos, pues, de pen sar se deba escribir hoy lo mismo que en tiempo de los Felipes, como del extremo opuesto de aceptar las inconsultas innovaciones de aquellos escritores que, no pudiendo ocupar la -17Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios atención del público con ideas nuevas, desfiguran y abigarran la lengua con frases y voces exóticas o estrafalarias. Así, pues, el uso respetable, general y actual, según se manifiesta en las obras de los más afamados escritores y en el habla de la gente de esmerada educación, debe ser el reconocido como legislador de la lengua y el representado por los diccionarios y gramáticas fieles a su instituto, cuales son el de la Academia española y la de don Andrés Bello. En efecto, la experiencia nos ha probado que, en punto a diccionarios, a todas luces es aquél el que mejor llena la condición dicha, porque en los demás que conocemos -excluímos el de don Vicente Salvá- generalmente sólo han atendido sus autores a acrecerlos, tomando, sin discreción alguna, cuantas noticias brindan obras extranjeras, y nada han mejorado de lo exclusivamente propio del castellano, reproduciendo el de aquel ilustre Cuerpo, mutilado, maltratado y aun afeado con indecorosos gracejos, tal que parecen carecer absolutamente de conciencia literaria y haber trabajado tan sólo por especulación. En cuanto a gramáticas, la opinión ilustrada no h a menester nuestro dictamen, pues, sin negar los servicios hechos en este ramo por otros literatos, todos reconoc n el sobresaliente mérito de la de aquel sabio escritor, ornamento de las letras americanas. Tales son los guías que en especial hemos seguido, mas no tan ciegamente que sólo nos hayamos atenido a sus decisiones: trabajando en la misma veta que ellos, hemos consultado otros autores, leído y releído los clásicos, y siempre que nos ha parecido oportuno o necesario hemos comprobado nuestras observaciones con textos fielmente extraídos de sus obras; de suerte que si tal vez disentimos de nuestros maestros, no es por antojo, sino por aplicación quizá más cuidadosa o más feliz de su mismo método. Ni es el uso del todo caprichoso ni corre tan a ciegas, que en estas materias no pueda solicitarse más arrimo que la autoridad de lexicógrafos, gramáticos y buenos hablistas: por un instinto como fatal y conducidos por el sentido co-18Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José CuerTe mún, -el genio de la humanidad, como se le ha llamado-, obedecen los pueblos en la formación de los vocablos, en la generación de las acepciones y en la armazón de las frases, a leyes admirables, en ocasiones delicadísimas, que, escudriñadas en los tiempos modernos con la más fina sagacidad, resultan regir las lenguas más distintas, y constituyen con sus importantes aplicaciones la ciencia del lenguaje, o sea la lingüística, base verdadera de la gramática general y criterio segurísimo, superior en cierto sentido a la autoridad y su limitador, aunque también se le subordina en ocasiones; pero por punto general se dan la mano y mutuamente se sustentan. Más que en el estudio del idioma nativo, se perciben los hilos que ha seguido el entendimiento humano para la expresión de sus conceptos al aprender las lenguas extrañas, pues el uso cotidiano familiariza con los objetos y muchas veces es parte a que se pasen inadvertidos; por lo cual dijo Goethe, y dijo con fu ndam ento, que nada sabe de su propia lengua quien ignora las extranjeras. Como quiera que esta práctica de comparar y analizar avece el entendimiento a la aplicación de las leyes del lenguaje, nos ha parecido conveniente alegar de cuando en cuando etimologías, cotejar formas y giros y dar luz a varios puntos con la gramática comparativa. Por bien premiados juzgaríamos en esta parte nuestros desvelos si lográsemos despertal' en nuestros lectores la afición a estas especulaciones y convencerlos de que "así como sólo conociendo las leyes de la naturaleza y sometiéndose a ellas, logra el hombre señorearla; lo mismo, sólo sabiendo y obedeciendo las leyes del lenguaje, logran el poeta y el filósofo posesionarse de él y manej arlo con destreza." (Max Müller ). VI Las naciones hispano-americanas, así por razón de sus climas y ronas como de su constitución política, tienen muchos objetos que les son peculiares, y cuyo nombre pertene-19Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios ce por fuerza al caudal común de la lengua: pretender, pues, hallarles equivalentes castellanos sería tiempo perdido. Otra cuestión ocurre aquÍ de más ardua solución, y es: cuando un objeto se conoce con varios nombres, ¿cuál de ellos puede reputarse por castizo? Si desde un principio se le impuso uno de raíz castellana, no vacilamos en escoger éste; verbigracia, preferimos gallinaza o gallinazo a galembo, chulo, chicora, zopilote etc. Caso de no haber nombre castellano, como acontece en aquel animal del género Didelphis llamado entre nosotros runcho y en otras partes chucha, churcha, fara, mucamuca etc., creemos que en cada país debe escogerse el más usual y, siendo en lo escrito, agregar por vía de paréntesis o nota su definición; esto es tanto más importante cuando a veces un mismo nombre designa en diversas partes objetos que en nada se parecen; por ejemplo, aquí entendemos por cafuche un animal denominado en otros lugares saíno ( entre los zoólogos Dycoteles), y en Antioquia es una especie de tabaco. El uso de voces indígenas o peculiares de ciertas comarcas, desacompañado de semejantes aclaraciones, condena a no ser entendidas fuera del suelo , donde nacieron a obras que merecieran otra suerte; dí galo si no la Memoria sobre el cultivo del maíz en Antioquia, poema bellísimo qu e con gusto prohijaría Virgilio, pero que su autor, modesto en demasía o injustamente celoso con sus lectores n o antioqueños, destinó sólo a su patria. Objetos indígenas hay también que por parecerse a airas de la Península llevan nombres castellanos, como el ya dicho gallinazo llamado impropiamente por algunos cuervo. Especialmente debe suceder esto en el reino vegetal, que, como bellamente lo dice Humboldt, "a algunas plantas de lejanas tierras aplica el colono nombres tomados del suelo na'tal , cual un recuerdo cuya pérdida fuese en extremo sensible; y como existen misteriosas relaciones entre los diferentes tipos de la organización, las formas vegetales se presenté:.n a su mente embellecidas con la imagen de las que rodearon su cuna ," No pocas veces hemos contemplado con -20- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo ternura aquellos corazones de hierro de los conquistadores reblandeciéndose al tender por primera vez la vista sobre paisajes parecidos a los de su patria, y fingiendo en sus mezquinas chozas una Cartagena y una Santa Fe, y, como para completar la ilusión, revistiendo en su fantasía los campos por las flores y hierbas, testigos de sus juegos infantiles. Sería curioso comparar la flora y la fauna de América con la de España para sorprender estos afectuosos engaños de la imaginación; pero nuestros conocimientos son desiguales a la empresa. VII Era nuestro propósito escribir un capítulo especial sobre voces y acepciones extranjeras, pero hubimos de desistir por el temor de abultar demasiado el libro; hablándose de esto en otras obras, particularmente en el Diccionario de galicismos de don Rafael M. Baralt, nos remitimos a ellas. Algo se encuentra en el cuerpo de nuestro trabajo, y en las adiciones que van al fin agregamos a la ligera algunas voces que no recordamos se hallen en la obra antes citada. Igual temor nos retrajo de tratar de las voces científicas y geográficas ; cosa muy importante a causa del desacierto con que generalmente se las acomoda al castellano, y originado de aprenderse las ciencias a que pertenecen ya en llbros franceses , ya en versiones bárbaramente pergeñadas por personas iliteratas ; entre nosotros no ha influído poco en la corrupción de las voces técnicas el descuido con que médicos y naturalistas han mirado ordinariamente los estudios literarios, hasta el punto de, aun tratando con aciert o las materias de su profesión, hacerlo casi siempre en un estilo afrancesado y en un lenguaje mazorral ; y no vale la disculp a de que en España no se escriban obras científicas clásicas, porque, caso de ser así, el escribirse mal allende el mar no autoriza a los de aquende a esquivar el hombro de la necesaria labor de crear un lenguaje técnico racional y unifor rr. e. Bien es verdad que sería notoria injusticia restringir a cli-21Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos lite rarios chas profesiones un cargo que puede hacerse a otras: en los últimos años se ha conferido el título de doctor a individuos que de la escuela de primeras letras han pasado per saltum a habérselas con don Juan Sala y los códigos de Cundinamarca; ya se ve que si los estudios de jurisprudencia y política continúan en este pie, debe la Patria ahogar la esperanza de contar entre sus hijos Jovellanos y Bellos. VIII El título de este libro nos redime de cualquier cargo que pudiera hacérsenos sobre el método y orden en él seguidos: bien podríamos haber adoptado otros, bien ningunos; no obstante , en beneficio de los que no han estudiado gramática lo hemos distribuído en capítulos, que por las definiciones puestas a su comienzo bajo el título de glosario, puedan presentar un curso elemental, útil acaso para las escuelas si el maestro s e toma el trabajo de enseñar oralmente a conjugar. Todavía algunos puntos pudieran haberse tratado en un lugar distinto del que les tocó ; pero como la mayor parte de los que tuvieren esta obra no necesitan recorrerla toda desd e el principio hasta el fin , sino consultar una que otra cosa, termina con un copioso índice en orden alfabético, más cómodo y prov e choso para el efecto que el método más lógico y riguroso. IX Tendremos por bie n e mpleados nuestros esfuerzos si logramos allanar algo el camino a las muchas personas que hoy apetecen en esta ciudad perfeccionarse en el conocimiento de su lengua, y si movemos la curiosidad de ahondar estos estudios, para que, corriendo el tiempo, puedan otros desempeñar con más gusto, j uicio y erudición la tarea emprend ida por nuestras flacas fuerzas. A la benevolencia con que desde el punto de abrirse la suscripción a esa obra fue acogida, así como a la generosidad -22 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino .José Cuervo de los que nos han comunicado noticias, y a la severidad, prenda de estimación, con que nuestros amigos nos han corregido nuestros errores, no podemos corresponder sino consagrando aquí la sincera expresión de nuestra profunda gratitud. (Prólogo de las "Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogo tano" según aparece en la primera edición de la obra, hoy verdadera curiosidad bibliográfica. En pos~eriores ediciones el seño;" Cuervo introdujo numerosas variantes a este prólogo, y, no satisfecho todavía de él -por juzgarlo más literario que científicoquiso suplirlo, en la edición que preparaba poco antes de su muerte, por el ensayo que con el título de "El castellano en América" llena el volumen 2 de la "Selección Samper Ortega". Este último estudio, por lo demás, no debe confundirse con otro del mismo nombre que aparece en las "Disquisiciones filológicas.") Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Una nueva traducción de VirgiIio (1) A QUEL conocido v erso de CampbelI, 'Tis distance lends enchantment to the view, consigna un hecho que claramente explica e l at ractivo con que nos seduce la antigüedad : el hombre no nació para lo presente, y en ello no encuentra reposo , pues las propias miserias y las ajenas por todas p artes le punzan ; de donde , o sube la corriente de los años en busca d e l buen tiem po pasado y se apacienta en la representación de la paz y la abundancia de la edad de oro, o se imagina risueñas perspectivas en lo venidero; pero éstas se deshacen confor me se acerca a ella s, como los aparentes lagos del desierto, mientras lo pasado n o está sujeto al desengaño de la experiencia , ante la imposibilidad d e conseguirlo, excita la fantasía T se lo presenta más cautivador. Por otra parte , lo nuevo como que por el hecho de recordar su n a cimien t o, ofrece al a lma la idea de su fugacidad ; al paso que lo antiguo , aquello que sie mpre hemos visto, y que vieron nuestros padres, se conform a mejor con el tipo de eternidad que llevamos en nosotr os y al cual lo compar amos todo : la belleza siempre antigu a y siempre nueva que la vista enamorada de la teología mística ha columbrado en la Soberana Esencia, es la que buscamos d ondequiera , cuando el alma olvidada de lo que ]a r odea , t ien(1) Obras de Virgilio traducidas en versos castellanos, con una introducción y Dotas, por M. A. Caro. Bogotá, Echeverría Hermanos. Tomos 1 y n , 1873. ... ,., ."1- T ,!5 I.t-': I 1'" _T-'...JI ........ ... ,"" N-, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios de de suyo a la querencia de su origen. De aquí el particular deleite que a las almas sensibles ofrecen las obras del arte antiguo; en la ruina de esperanzas e ilusiones que nos circunda, se asemejan a aquel laurel, veterrima laurus, a que se acogió la familia de Príamo, y que presenció la caída de] infortunado rey, después de haber sido t estigo de las grandezas de sus mayores. No obstante, semejan te amor de la antigüedad no se expresa en todos los hombres por admiración a las reliquias que de ella eternizaron la poesía y las bellas artes, pues como éstas han nacido de aquella necesidad inherente en el alma humana de dar cuerpo a sus concepciones tomando por tipo cuantos objetos se ofrecen a su conte mplación , no ha podido menos de suceder que sus obras salgan a la luz, como los rebaños de Jacob, con los colores que las rodearon al engendrarse; así que en ellas se reflejarán las creencias, las costumbres de la época, los lugares, el carácter mismo del artista y el poeta, y a éste aun el lenguaje, en el cual van como almacenadas toda la ciencia y todas las ideas de los pueblos, le hará pertenecer a cierto tiempo y a cierta nación. En los partos del ingenio mod erno acaso no percibimos en tanto grado estas influencias, por el activo comercio intelectual que tiende a hacer cosmopolíticos, arte y literatura; pel'O conforme subimos por la escala de los siglos, vamos viendo mejor demarcados los lineamientos hoy algo indecisos de los pueblos, hasta encontrar la ancha raya que divide a griegos de indúes y a unos y otros de hebreos y árabes. Tal es la principal causa que nos dificulta gustar las bellezas de la antigüedad; pues como lo dice Donaldson, "si no tenemos vastos y precisos conoc imientos arqueológicos, si no vemos las costumbres antiguas con los ojos de los antiguos, y nos trasladamos en espíritu a otras tierras y otros tiempos, y nos bañamos en la clara luz de las edades pasadas, no pueden menos de ser inciertas, oscuras e insuficientes nuestras ideas acerca de los que desaparecieron siglos ha, y las pinturas que de ellos nos hagamos serán inanimadas y sin interés, como -26 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo pedazos sueltos de una estatua rota." Por aquí se echa de , ver con cuánta razón se ha dicho que saber dos lenguas, (literariamente, se entiende) es tener dos almas, y se comprende cómo los poetas antiguos no pueden llegar a ser populares en nuestros tiempos, populares digo en el sentido en que lo son los de hoy, los que hablan en nuestras palabras nuestras ideas, y visten, si me es permitida la metáfora, a traza de los más recientes figurines; ni lo serán aunque se les cubra de moderno ropaje, cual lo hizo Pope con Homero: hoy en día su culto florece fervoroso y reverente en el estudio de las personas de esmerada educación, pero no en los cafés y tocadores, y por cierto no lo han menester. N o dudo afirmar que por ninguna cosa se puede calcular mejor el grado de cultura intelectual de los individuos, que por su afición a los clásicos y el conocimiento que de ellos tengan; pues sus bellezas están las más veces ocultas tras un velo que sólo se puede penetrar con el auxilio de variada erudición. En efecto, fuera de muy raras excepciones en las cuales se ve que la mano dadivosa de la Providencia ha privilegiado ciertas almas con una como potencia intuitiva para percibir y comprender la belleza ora moral, ora intelectual, ora estética, tal que parecen adivinarla y naturalmente hacerla objetiva, la generalidad de los hombres sólo consiguen ser buenos, sabios o artistas, o a lo menos apreciar los actos de tales, a fuerza de ímprobo trabajo. Se me figura como si el hombre , perdida la posesión del Paraíso y malbaratada la gracia que le hacía capaz de beber la bondad sobrenatural en su fuente, hubiese cegado juntamente la que le daba la comprensión del orden natural; si con violencia se conquista el reino de los cielos, con violencia también logramos penetrar al cielo de la tierra, a la esfera de la inteligencia y el sentimiento, en la cual se presienten las grandezas de esotro. Todos ven en el magnífico cuadro de la naturaleza, y muy pocos son sensibles a sus encantos; innumerables individuos pasarían d e largo sin fijarse en las obras maestras del arte antiguo y moderno, si su guía no les picase el amor propio, diciéndoles ser -27Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios esas, aquellos prodigios que tánto pregona la fama; y en lo literario acaso todos hemos hecho la prueba, pues para gustar la sencillez clásica de Homero y fray Luis de León, hemos tenido que prepararnos con muchos y variados estudios. H e hecho estas consideraciones preliminares para hablar de la traducción de Virgilio que actualmente está sacando a luz mi amigo don Miguel Antonio Caro, porque deseo llamar la atención del público a una circunstancia en que quizá n o todos reparan , y es que el emprender una obra de esa clase, ocupar largos años en darle cima y al fin imprimirla con recursos particulares, prueba que el autor abriga u na elevadísima idea de la sociedad e n que viv e , y da par a el mund o civilizado un argumento muy grave en favor de n uestro adelanto literar io. Y al extender estas líneas, inconexas tal vez y mal pergeñadas, como que se han escrito en los cortísim os intervalos de prosaicas ocupaciones, es mi ánimo ha cer ver q u e si ya con sólo acometer su obra se hizo el señor Caro acreedor a la estimación pú blica, la manera en q u e la va aca bando corr espond e a la expectación motivada por su alto ren ombre como p oeta y hum a n ista, y que por tanto es deber d e patriotismo cooperar a la pron t a t erminación de éste que con justicia pued e llamarse monumento de gloria nacional. P or lo dicho pud ieran al gunos pensar : si yo n o he de en tender a Virgilio, ¿ p ara qué lo leo? P ero les bastará el sab io y am enísimo estudio preliminar del señor Caro, que ocupa 119 páginas d el tom o prim ero, par a simp atizar con el p oeta, q ui en aparece a llí como e l más moderno entre los antiguos, especie de medi a luz gratísim a q u e anuncia los esplen d ores de la civilización cristiana . Sus primer as obras, las Egloga s y las G eórgicas, in s piran a m or a l a natur aleza y las labores cam pestres, y exha lan un aroma más r egalado q u e aquel tomillo a que en concepto d e un a cadémico olía La v ida del campo de Meléndez, con el cu al se repara el alma, q u e dan do com o e mpapada en a qu ella apacibilidad que sólo pueden darle los a ires l ibres d el campo cuando está ahoga-28Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo da en el bullicio de las ciudades. Mejor que mis palabras lo probarán algunas cortísimas muestras, por las cuales se ve que este género de poesía tiende a satisfacer la necesidad que sentimos de un contacto íntimo y afectuoso con la naturaleza, cual lo gozaron nuestros padres en el Edén. Obligado el pastor Melibeo a abandonar sus tierras, pinta así la felicidad de Títiro, que ha logrado recobrar las suyas: ¡Oh anciano muchas veces venturoso! Tú en medio reclinado De esas fuentes sagradas conocidas, Gozarás en reposo Airecillos fragantes a deseo; Mien tras la flor de salce en el cercado Libando, en torno del panal hibleo, Las doradas abejas Con zumbido te aduermen regalado: Dará a los vientos su cantar, subido El podador en la vecina loma; y desde el olmo con sus blandas quejas Tórtola amante halagará tu oíao, y con sordos arrullos la paloma . (Egl. 1.) Hé aquí trozos del cé le bre elogio de la vida d e l ca mpo: ¡Oh una y muchas veces venturosos Los labradores, si estimar supiesen Los bienes de que gozan! ¡Venturosos Los que del seno de la madre tierra Centuplicados los süaves frutos En posesión pacífica reciben , Lejos del ruido de civil discordia! P a18.cios no hay allí que en pompa regia Por sus pórticos todos desde el alba A oleadas los áulicos derramen .. .... . En cambio paz segura y un sabroso vivir libre de engaños y en la copia profuso de sus dones, Tie ne el a gricultor. Aquella holgura -29Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios alma serenidad de la campaña, Umbrosas espeluncas, vivos lagos, El fresco valle y verde, los mugidos Del perezoso buey, los apacibles Sueños gozados bajo amenas sombras, A su dicha no faltan. En el campo Sobria, fuerte, a fatigas avezada Verás la juventud. ¿Cazar te plugo? Bosques tendrás, enmarañados bosques, Fieras y grutas. ¿La virtud te guía? Aquí verás la religión honrada, Honrada la vejez. Cuando del suelo Impuro se ausentaba la Justicia, Dejó en los campos sus postreras huellas ..... Sus hijuelos en tanto Cuélganse en torno a disputar sus besos: Fe conyugal y honesto amor guarece Su inmaculado hogar. La mansa vaca Para él dilata sus lecheras ubres; y en los herbosos prados, Fieros ya de sus cuernos se aCOlneten Los bien medrados juguetones chivos. Fiel las fiestas celebra: reclinados Sobre la hierba, donde en medio brilla El fuego del altar, sus compañeros CíñenlE" en fl ores el colmado vaso, y él le empina en tu honor, o buen Leneo! Premios allí propone a los pastores, O ya en el olmo erguido el blanco fije A donde asesten las veloces flechas , O ya a rústica lucha aderezados Desnudos muestren sus fornidos miembros. y ( Georg.) lib . 11). Aconsejando el poeta el evitar a los ganados las ocasIOnes amorosas, describe así sus efectos en los toros: Detrás de una agria sierra, En medio de anchos ríos Ceba sus toros el pastor prudente, O en provistos establos los encierra ; Que roba una ·hembra los vitales bríos -30Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José eUe"G Con halago sutil , y el que la mira Se abrasa de mirarla, y no lo siente, Con amoroso fuego Que del pasto y la sombra pone olvido ; y el dulce poseella A recursos de ira Tal vez remiten dos rivales . Ella , Novilla hermosa, en honda selva pace ; Ellos en tanto embístense sañudos, Toros valientes en igual porfía; Heridas menudean, Negra sangre chorrean, Los cuernos traban con bramar tremendo , y las florestas y el lejano Olimpo Repiten de la riña el sordo estruendo. y no será que retornar se vean A un mismo establo entrambos contendores: Destiérrase el vencido, En remotas comarcas ignoradas Su afrenta va a esconder y sus dolores, y a llorar sin venganza el bien perdido ; Volviendo las miradas A su nativo establo , así se aleja Del que reino fue ya de sus mayores . Pero no para siempre : allá rehace Sus fuerzas en silencio: lecho duro Mulle en medio de peñas donde yace Noches enteras: espinosas hierbas y agudos juncos pace. Emtistiendo algún tronco se ejercita, O al aire corneando : tal se ensaya, y esparramando polvo , a la pelea . Luégo al sentirse rep.arado y fuerte , Tiendas levanta, al enemigo busca Descuidado , y sobre él se precipita. ' ( Georg.) lib. lIIJ . Acabando de copiar estos bellísimos lugares en que campean la frase y la versificación castellanas en toda su gallardía, empiezo a dolerme de no haber citado otros, pues especialmente en las Geórgicas, la traducción tiene tánto mérito, que no sabe uno qué trozo es el más feliz , y me -31Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios complazco en dejar a los lectores el deleite de notar esta especie de competencia entre período y período. Sería inacabable, si hubiese de trasladar aquí las descripciones del caballo, del toro apestado, de la tempestad, de los jardines del buen viejo Caricia, etc. Viene luégo la Eneida, poema nacional en que Virgilio cuenta la venida de Eneas desde Troya a echar los cimientos de la nación romana y poner las semillas de sus futuras glorias. La naturaleza de la epopeya la hace más exclusivamente propia de un pueblo y una civilización; pero esto no impide que cualquiera persona medianamente culta pueda leer con gusto esta parte de Virgilio, pues el poeta ha hermoseado su asunto con tántas b ell ezas y sabe siempre sentir con tánta pureza, que dondequiera cautiva. Eterna es la impresión que dejan el imponente cuadro de la última noche de Troya, la pasión y triste fin de Dido, la bajada de Eneas a los infiernos. Aquí ha adoptado el traductor la octava rima, como que es l a forma consagrada para la epopeya por los mayores poetas italianos y españoles, y es innecesario recalcar sobre el trabajo y la habilidad qu e se requieren para reducir a estos p er íodos simétricos el segu 2do raudal de los hexámetros origin ales. Corno muestra de lo contenido en el segundo tomo , véanse las siguientes valentísimas octavas d el libro IV, que recuerdan las mejores de Valbuena y Reinaso, y bastan a desvanecer cualquiera objeción que pudiera presentarse contra la elección de esta estrofa. Ya el poeta nos ha pintado a Dido vencida de amor a Eneas, y ha acabado su descrIpción con este admirable símil: Tal la Reina abrasada incierta gira : Así también en la selvosa Creta Algún vago pastor de lej os tira A cierva incauta rápida saeta; El , que clavó el arpón, tal vez no mira; Ella en bosques y valles huye inquieta, y en vano huyendo de librarse trata, Que va con ella el dardo que la mata. -32Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo Viene en tanto un mensajero celestial que ordena a Eneas seguir su rumbo a Italia, y él, obediente, d ispone en secreto la partida, pero ¿ Cómo engañar a un corazón que ama ? Ella todo lo sabe, lo adivina ; Fue quien primero descubrió la trama , Y, aun en horas serenas, de ruina Amagos presintió. ¿Qué más? La Fama Sus ocultos recelos amotina, Maligna susurrando que aparejan Naves los teucros ; que a Cartago dejan. Fuera de tino la soberbia amante Corre por la ciudad, como se agita En las orgias solemnes la bacante Cuando oye en torno la vinosa grita , Y los tirsos descubre , y resonante A sus misterios Citerón la invita : Tal va la reina, y tal sin más recato Vuela a afrentar al amador ingrato : " ¿Disimular ¡oh pérfido! esperaste Tu malvada intención, tu felonía? ¿ Y tu nave en mi puerto imaginaste Que en silencio las velas soltaría? ¿Cosa no habrá que a disuadirte bast e? ¿Ni mi amor, ni la fe jurada un día? ¿Ni reparar en Dido sin ventura , Que por ti morirá de muerte dura? " ¡ y que en lo crudo de hibernal es meses Quieras de presto aderezar tu flota! ¡ Que tánto en levar ferro te intereses Cuando más Aquilón la espuma azota! Dime, cruel, si en lejanía vieses, No extraños campos, no ciudad ignota, Mas renaciente a Troya, ¿a tus hogares Cruzando irías procelosos mares? " ¡Huyes de mi! Mas nuestra unión te pido Que recuerdes y este único tesoro Que reservé, mi corazón herido, Mírale aquí, y las lágrimas que lloro! -33Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios Si algo te merecí, si hallaste en Dido Algo de amable , tu clemencia imploro! ¿ Mi trono hundirse ves sin sentimiento? ¡Ah! si a ún vale rogar, muda de intento! " N óm a d es gentes, reyes confinantes Me odian por ti ; mi pueblo me desama ; Por ti inmolé el pudor, la que antes M e a lzaba a las estrellas, limpia fama . ¡ Oh huésped ! en mis últimos instantes Me a b andonas, y ¿a quién? Mi voz te llama Huésped! fuiste mi esposo . Mas ¿qué tardo? ¿ Al extranjero o al hermano aguardo?" El , que de Jove , mientras ella hablaba, G u arda e n su mente el m a ndamiento impreso , Fijos los ojos en el suelo clava, Mudo r esiste d el dolor al peso. " Mi g ratitud tu esplendidez alaba, " Esto al fi n dij o a penas : " y confieso Que s i arguyes i oh R eina ! con mercedes , M uchas y g r a ndes recordarme puedes. " Yo llevaré al recuerdo de esos d o nes L a imagen tuya dulcemente unida , Mientras g u ard e mis propias tradiciones , Mientras mi p echo a liente aura d e vida . Mas oye, en la c uestión, breves razones : No p ensaba oc ultarte mi partida, N i de unión cony u g al te hice p r omesa ; No así t e eng a ñes: mi misión no es esa. "¿ N o ves que s i el destino me otorgara Guiar las cosas , reparando males, Ya hubiera visto por mi patria cara? ¡ Podría de sus héroes los mortales Restos honrar ; al golpe de mi vara Se alzarán sus alcázares reales, Y poderosa como en antes era , Troya de sus cenizas renaciera! " Mas ay i la voz de oráculo divino Fuerza mi voluntad, Febo me guía ; Naveg ar para Italia es mi destino, -34Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo Ya éste es mi amor, y ésta es la patria mía! Cual hoy troyano a Ausonia me encamino, Tiria a Cartago tú viniste un día; Ya en paz la riges: en igual manera Buscamos, do reinar, zona extranjera. "Mi padre Anquises , cuando en alto vuelo La noche entolda el orbe de la tierra Y brillan las estrellas por el cielo, En sueños me habla , y su actitud me aterra: Mi hijo Ascanio es causa de desvelo , Y en él mirando el corazón se cierra; Que aquí, distante del confín hesperio, Yo le defraudo el prometido imperio. " No h á mucho el nuncio de los Dioses vino ; Por vida de ambos que le vi te juro, E nviado por Júpiter, camino Por los aires abrir, y entrar el muro : Estoy mirando su esplendor divino; Oyendo estoy su mandamiento duro! No me des más , no más te des tormento ; Llévanme a Italia y con dolor me ausento r" Mien tras hablaba, fiera y desdefíosa Con ardien te inquietud ella le mira ; M irándole en silencio , ira r e bosa, Y luégo a voces se desata en ira : " N o f ue tu mad r e ¡ pérfido! una di0sa, Que desciendes de Dárdano es mentira ; Cáucaso te engendró entre hórridos lechos , Hircana tigre te crió a sus pechos! " Ya , qué hay que disfra zar? ¿qué m {ts espero? Ve llorando a su amante , y ¿se contrista? ¿Le merecí un a lágrima, un ligero Sig n o d e compasión? ¿ volvió la vista? ¡Cielos! ¿De cuá l me quejaré primero? ¿ Qué Dios h a brá que a vindicarme asista ? Ni Juno ya , ni JOl/e , ¡oh desengaño! Co n justa indignación miran mi dafío . " ¡Oh justicia! ¡oh lealtad! ¡nombres vacíos! ¡Yo náufrago, desnudo, falleciente -35Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios Le recogí; le abrí los reinos míos, El imperio con él partí demente! Yo los restos salvé de sus navíos, Yo libré de morir su triste gente!.. .... ¿A dónde me despeña el pensamiento? Llevada de furor, arder me siento! "¡ Y ahora la voz de oráculo divino Fuerza su voluntad! ¡Febo le guía! Ni ha mucho el nuncio de los dioses vino, Y es heraldo que Júpiter le envía! ¡Y en los aires abriéndose camino Le trae la orden fatal! ¡QUién pensaría Que hubiesen de alterar cuidados tales! La alta paz de los dioses inmortales. "Nada te objeto, ni partir te impido: Vé, y por medio del mar, en seguimiento Camina de ese imperio prometido; ¡Busca esa Italia con favor del viento! Mas si justas deidades, fementido, Algo pueden, te juro que el tormento Hallarás, entre escollos, que mereces, Y a Dido por su nombre allí mil veces. "Invocarás; y Dido abandonada, Con tea humosa aterrará tu mente; Y cuando a manos de la muerte helada Salga del cuerpo esta ánima doliente , Yo , vengadora sombra, a tu mirada ¡En todas partes estaré presente! Tu crimen pagarás; sabráse, oirélo : Eso en el Orco irá a acallar mi duelo!" Antes de pasar adelante y para contrarrestar la mala impreslOn que producen algunos eruditos acusando a Virgilio de falta de originalidad y clasificándole entre los ingenios de segundo orden, alegaré brevemente en su defensa. Quien abra los "Estudios griegos" de Eichhoff, podrá creer que las obras de nuestro poeta no pasan de ser un centón de retazos traducidos de libros de Grecia: no niego que Virgilio imitó varias veces, pero la proporción de los pasajes en que -36Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José ·Cuervo eso es obvio con respecto a los que pueden ser meras coincidencias, me parece muy pequeña; yo a lo menos no concibo cómo un escritor que ha producido cosas originales admiradas aun por sus mismos detractores, y que, según confesión de estos mismos, alcanza siempre a embellecer los que llaman sus hurtos, se viese forzado por pobreza de ingenio a coser dos o tres pasajes de Homero y otros para produCir un solo símil. Especialmente en arranques de sentimiento todos los hombres usan un m ismo lenguaje, y no es extraño que los grandes maestros, conocedores de la naturaleza, y sus pintores, coincidan en este caso. Recuerdo que Cantú cita tres idilios, uno indú, otro griego, otro árabe, de iguales proporciones, en que se desenvuelve un mismo pensamiento; y si entre poetas de naciones que ninguna comunidad inmediata de ideas han tenido, se hallan sorprendentes coincidencias, ¿qué mucho que Virgilio, formado en el estudio de los griegos, acostumbrado a sentir y pensar como ellos, brotase inconscientemente bellezas de la misma escuela? Como muy bien lo observa Géiethe, toda poesía ideal tiene por base la realidad, lo verdadero es la fuente de todo lo bello, y por eso de ahí mismo han de sacarse todos los materiales de la creación poética; para aquel gran crítico, obras construídas con nubes y suspendidas en los aires son como si no existiesen, y nadie logra más segura t-ase para escribir, que quien toma un argumento popular y de todos conocido, pues lo que vulgarmente se llama creación es casi siempre desordenado, turbio y confuso. Estas ideas tan exactas, profesadas por uno de los talentos más originales que ha tenido el mundo, demuestran por una parte la sinrazón de los que censuran a Virgilio por haber pintado a Eneas como hom-· bre y no como semidiós, conforme a un ideal- inexacto de la humanidad, y por otra explican la grandeza de Homero y de ]a~ epopeyas verdaderamente nacionales. El célebre artista Schnorr, alegorizando la composición del poema de los Nlbelungen, nos representa al poeta en medio de una muchacha rubia, coronada de encina, que con la inspiración de una -37Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios sacerdotisa, acompañándose de su arpa, canta antiguas hazañas, y de una vieja con el huso en la mano y de semblante agradable, si bien gastado por la edad: felicísima concepción en que simboliza las dos clases de tradición en que bebe el poeta épico: una que embalsamada y resguardada en las formas poéticas, se perpetúa casi intacta en la memoria de los pueblos, cual sucede con los antiguos romances caballerescos españoles, hasta tal punto que aquí en un desconocido valle de los Andes he oído a un inculto campesino recitar los de Bernardo del Carpio (que él llama Bernardino Alcarpio ) y de los infantes de Lara; la otra que se va desfigurando hasta convertirse en cuentos caseros, ciencia con que el cariño de madres y abu elas entretiene al amor de la lumbre imaginaciones infantiles. En épocas de gran vigor nacional y uniformidad de costumbres y conocimientos, cuales deben encontrarse en la mañana de las razas, el genio se apodera de los cantos e historias del pueblo, que entonces es la nación, los compila, pule y unif:ca y for ma una obra que se gana todos los sufragios. Pero vienen tiempos de cultura y desigualdad social; y entonces la poesía se 'parte en dos ramas: patrimonio la una del pueblo, suele descaecer por falta de esmerado cultivo, en tanto que la otra, docta, va siguiendo la dirección que le imponen los varios gustos y tendencias de la sociedad educada ; entonces ya no puede escribirse epopeya verdaderamente nacional, sino imitaciones de ella ; pero no por eso debe menos el poeta procurar el deleite de la clase de lectores a quienes destina su obra, con medios análogos a los que emplearía en otras circunstancias para satisfacer a toda su nación. Así lo comprendió Virgilio, pues al intentar la de su patria, vio que no podía granjearse la aceptación de aquellos para qu ienes había de escribir, que eran Augusto y sus cortesanos, sino valiéndose de las tradiciones poéticas que éstos conocían y vaciándolas en un molde nuevo ; tomado su argumento, le era forzoso presentar las personas, los lugares, las costumbres con los mismos colores que ya tenían en la mente de sus lec- 38 - Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo tores, so pena de faltar a la verdad del arte; y en esta evocación halló su genio recursos admirables , como el de la aparición de Héctor en la última noche de Troya, que no haoe una impresión tan profunda sino porque nosotros ya conocíamos al valeroso hijo de Príamo, y le habíamos visto en el cuadro de Homero en la misma situación; de igual manera, no nos sintiéramos tan conmovidos del infortunio de Aqueménides, si ya no tuviésemos evidencia de la crueldad del monstruo Polifemo. Sólo la hija del genio me parece aquella sabiduría que se apropia pormenores conocidos, los refunde, embelleciéndolos, junto con las creaciones propias en un plan original, pues en el de la Eneida en nada se parece a los de Homero, y aprovecha para cautivar a sus lectores el conocimiento que de ellos tienen. La imitaciun servil y estéril es la que merece el ceño de la crítica: nadie tildará de plagiario al que :deó el capitel cori ntio por ver el canastillo de flores entre las hojas de acanto, ni habrá fuerza de eruditos gigantes que arranque a Rafael su aureola de gloria porque imitó a Giotto en la T1'ans figuración. Introducidos ya los lectores a la amistad de Virgilio , es tiempo de hablarles d e la traducción , llamada a extender la simpatía de su nombre y la admiración de sus b e llezas. Suficientemente se han poderado ya po~' otros las dificultades que ofrece una buena traducción. En efecto, las lenguas se diferencian unas de otras como los pueblos que las hablan , y saber una lengua es lo mismo que saber las ideas, la historia de una nación; y s i este conocimiento se aplica a la interpretación de aquellos escritores que personifican una época, casi lq vida de un hombre se necesita para adquirir la suma de erudición suficiente para desentrañar en todas sus partes el verdadero sentido. Logrado esto resta todavía estar dotado de muchas cualidades poco comunes para trasplantar una obra nacida en otros climas sin que pierda su lozanía y vigor. Los preceptistas advierten que metáforas y expresiones naturales en una lengua son inaceptables en otra: -39Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios en la Sagrada Escritura, por ejemplo, lo mismo que en los autores latinos, se toma cuerno por fuerza, pero nadie se atrevería a conservar la metáfora en castellano, como tampoco lo haría con el arrectis auribus y otras ; pues fuera de algunas circunstancias, o casuales u ocultas, sucede que las lenguas se desarrollan por aquel lado hacia donde se deja llevar el pueblo a que pertenece; hojeando un diccion ario árabe nos sorprende la infinidad de voces relativas al cuidado del ganado, a los camellos, a las palmeras y otros objetos del desi erto, y toda la poesía y la conversación misma de esta raza va empedrada de alusiones a su vida ordinaria. Es cierto que, respecto al latín, la poderosa influencia que en el Renacimiento ejerció en las lenguas y literaturas de Europa, franqueó algo el camino a los traductores; pero como las lenguas romances nacieron de entre las ruinas de la civilización pagana, todavía han quedado muchas divergen cias qu e pudieran decirse de origen social. Pero esta dificultad , que al cabo no reside sino en ciertos pasajes, es insignificante comparada con la que resulta de la diferencia orgánica de las lenguas: sintéticas las clásicas, dicen mucho en pocas palabras, conden san el pensamiento, y a veces sólo producen en el alma como una vibración que, multiplicándose, magnifique el concepto ; analítica la nuestra, como lo son sus congéneres, todo lo define y particulariza, presentando la ideal cual en un espejo para que en la mente de los demás se refleje ni más ni menos que se concibió en la d e su autor; por lo cual hay el riesgo de desvanecer en castellano un cuadro que en latín o e n griego es vigoroso y enérgico, tal como si la misma cantidad d e color se extendiese en mayor espacio de lienzo. Muchos traductores llegan a figurarse que el mérito de su trabajo ha de cifrarse en no omitir nada de cuanto sugiere el original, inclusos los p refijos y expletivos y hasta la glosas de los comentadores; lo cual, vertiéndose de lenguas sintéticas a analíticas es, en mi sentir, un error gravísimo, como no sea que la traducción se destine tan sólo a los escolares para que aprendan sus lec-41Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo ciones, pues los que así hacen se vuelven tan difusos, que no hay paciencia que los sufra. Ni puede ser de otro modo: en los grandes escritores, el pensamiento original se ha concebido en el ámbito de cierto período retórico, dentro del cual cada miembro tiene la extensión que exige su importancia con respecto al conjunto, y al ensanchar el período haciendo acaso resaltar accesorios muy secundarios en el original, siente el ánimo como un vacío que le fatiga. Sucede, además, que las lenguas sintéticas ofrecen de por sí mayor campo a la exornación, y por eso es necesario muchas veces al pasar de ellas, podar sabiamente el texto, no sea que en la traducción aparezca el pensamiento original ahogado entre un vicioso follaje. Como el punto es importante, trataré de esclarecerlo con algunos ejemplos. He aquí cómo traduce Iriarte el ..... Sequar atris ignibus absens; son superiores a todo elogio su perseveranéia para dar cima a una obra colosal aun si dispusiera de recursos europeos, y la gran copia de erudición que deja ver no sólo en pun1'os exclusivamente relacionados con la interpretación del texto, sino en todos los ramos colaterales de la filología; en 10 cual presenta un nuevo título a la pública estimación, pues no es poco timbre en estos tiempos de frío positivismo la abnegación de consagrar la vida a lo que el mundo nunca Hamaría una buena empresa, dándose a las letras no como a una provechosa especulación, sino como a un culto puro y desinteresado. ¡Envidiable dicha la que con tamaña laboriosidad y grandeza de alma ha logrado nuestro co m p~triot a ! Yo por lo menos no adivino otra mayor que, salvados apen a s los t é .cminos de la juventud, gana r un nombre que, apareado con los de León, Delille, Dryden y Voss brillará por siempre en el monumento que la admir ación de los siglos ha levantado al más dulce, al más cristiano poe t a de la antigüe dad gentílic a . (D e l volumen 1 del "Anuario de la Ac a d emia Colom biana d e la Lengua"). Dl 'co DE LA R E ~:JGU CA s,::uon¿l LUIS ANC~!. Ar~ANGO ¡ CAT.P. . L~G':...CION Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ECOS PERDIDOS CUANDO e n 1890 publicó La Nación d e Bogotá la poe- sía titulada AmoT supTemo, la leímos en casa con tan to deleite que, a l reproducirla en un periódico de París, anunciábamos que sería aplaudida d e los conocedores por la armonía de la versificación, la nitidez del lenguaje y lo profundo del s entimiento, y lamentábamos que fuera parte del plan de la composición ocultar su nombre el autor, porque e l del verdadero poet a de todos ha de ser conocido. Una feliz casualidad nos descubr ió que el autor de la poesía era el mismo de a rtículos críticos en que se hermanaba el concepto amplio del arte, fruto de e x tensos conocimientos literar ios, con la serenidad y el espíritu de justicia, no menos que con la firmeza y maestría del estilo. Como, para sello del bue n hallazgo, nos ligasen a él antiguas simpatías, no fue difí cil recabar de su amabilidad que nos recitase otras composiciones, que no desdijeron de Amor supremo ; y aunque fue menos hacedero vencer su modestia para que consintiera en sacar las a la luz, condescendió al fin en hacer una edición de pocos ejemplares, añadiendo algunas poesías que contribuían a formar un conjunto armónico. Supuesto lo que precede, es visto que no puedo entrar aquí, sin ser tildado de parcialidad, a desmenuzar como juez las cualidades del poeta y de sus producciones. Con t odo, me parece lícito, sin incurrir en aquella tacha, decir libremente que lo que más me ha gustado en el uno es la ingenuidad y delicadeza del sentimiento, y en las otras la espontaneidad de la elocución poética. Tal parece como si en estas poesías se verificara el consorcio efectuado por el amor entre la mat e-53Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios ria y la forma, según 10 ideó la antigua filosofía: excitada un alma de exquisita sensibilidad, joven y pura, por el amor, por el estudio del arte antiguo y moderno y por el comercio directo con la naturaleza, prorrumpe, como sin pensarlo, en cantares que brotan ya con su forma y ritmo propios, y corren sin tropiezo, dejando ver los más íntimos movimientos de la pasión. Podrá decir alguno que semejantes cualidades no se poseen sin peligro; pero todos convendrán en que quien está dotado de ellas, merece verdaderamente el nombre de poeta . Finalmente (¿por qué callarlo?) muchos de los muelles de la literatura contemporánea comienzan a gastarse: de las mal cumplidas promesas de la ciencia se engendra fastidio al ver la encarada con todo lo pasado y provocando dolorosos conflictos; lo positivo, la materia sola, se ha convertido en fango; el análisis médico-psicológico va siendo tan empalagoso como lo fue el conceptismo de los petrarquistas; la prolijidad de pormenores sacados de obras técnicas o descubiertos con lente, apenas excita ya la curiosidad: no es mucho, pues, que halle uno cierto desahogo al leer versos que lo vuelvan a la jl}ventud y le hagan sentir 10 que todos sienten, o a lo menos como todos anhelaran haber sentido. (Prólogo a "Ecos perdidos", de Antonio Gómez Restrepo.-Pa- rís, 1893 ). Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. N oticia biográfica de D. AngeL Cuervo {* en Bogotá el 7 de marzo de 1938; t en París el 24 de abril de 1896) . E N las primeras páginas de este libro asoman ya presentimientos de muerte, y sin embargo su autor, aunque contaba cincuenta y ocho años, solía decir: "Yo no me siento viejo." Testigo yo de toda su vida, puedo confirmar que hasta el día en que cerró los ojos en el ósculo del Señor, su inteligencia estuvo siempre abierta a toda luz, su corazón amó todo bien, toda belleza y toda justicia, y palpitó al recuerdo de la patria, de la familia y de los amigos. Ben mille vol te Fortunato colui che la caduca Virtú del caro immaginar non perde Per volger d'anni; a cui serbare eterna La gioventú del cor diedero i fati ; Che nella ferma e nella sta nca etade, Cosi come solea nell' etá verde, In suo chiuso pensier natura abbella, Morte, deserto avviva . 1 En su existencia crecieron, florecieron y fructificaron los gérmenes de la educación que recibió en la casa paterna, y que no podría yo describir mejor que copiando algunos pasajes de la Vida de Rufino Cuervo: -55Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios "Persuadido nuestro padre de que en los pueblos donde está arraigada la democracia poco vale un caudal y buen nombre heredado, sino que el individuo ha de aguardar lo todo del vigor y la energía con que haga valer sus tale ntos , quiso desde temprano imbuírnos el amor al trabaj o, y a costumbrándonos a todas las fatigas, prepar arnos a los combates de la vida, no sucediese con nosotros como con muchos miembros de antiguas familias que aletargados con una vana confianza de sus timbres, se han confundido entre l a muchedumbre dejando olvidado e in glorioso un nombre ilustre. Cuando las lluvias descomponían el camino v ecinal q u e pasa por el frente de las casas ( en nuestro campo de Boyero ), íbamos nosotros a repararlo; los mayores tom ab a n la pala o el azadón, y los pequeños llevábamos en carretillas o a espaldas la piedras o los céspedes necesarios, mientras él, como capataz, dirigía nuestros trabajos, dándonos las lecciones prácticas d e l caso. Otr o objeto de nüestra actividad constructora era e l p uen te de una acequia que cruzab a e l camino, el cual varias veces compusimos y casi reconstruímos; y era de ver l a cara que ponían los transeúntes al ver que por vía de juego y e jercicio hacíamos obra tan meritoria, llegando el caso de que algun os, y entre e llos reposados propietarios, echaban pie a tierra, y a siendo nuestras herramientas, decían : -Yo también voy a a y udar al doctor Cue rvo. N o menos se r e creaba éste cuando tomábamos la hoz o la azada para a y udar a la cosecha de los frutos que se cogían en las pocas fanegadas que había reservado para el uso de casa, o cuando por la mañana nos encontr aba ordeñando las vacas, y pisando descalzos la escarcha o andando por el agua sin que nos hiciese impresión alguna. Cada cual había de cuidar su caballo yendo a cortar y traer la alfalfa, almohazarlo, y ensillarlo cuando llegaba el tiempo de montar. Otras veces nos permitía cabalgar en terneros indómitos y aun nos estimulaba a ello, y ayudaba con su risa abur lar al que se dejase caer. "Haciendo caso omiso de que apenas había empresa útil - 56 - Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo y patriótica que él no fuera uno de los primeros en apoyar, y de que la desgracia y la pobreza hallar on siempre en su casa manos prontas a su alivio y socorro, diremos que convirtió sus esfuerzos casi con prodigalidad a la educación de sus hijos. A Luis, el mayor, le proporcionó en Inglaterra modo de seguir la carrera comercial; Antonio siguió la del foro; y a todos, desde la niñez , infundió amor al estudio y al saber. Dos de los menores, todavía en la infancia, iban, convidados por la galantería del señor Cerqueira de Lima, Ministro del Brasil, a oír en su casa las lecciones que de buenos profesores recibían sus hijos. Cuando fueron expulsados los jesuítas (en cuyo colegio se educaban dos de nosotros ), y los colegios públicos cayeron en increíble postración, resolvió dirigir él mismo en la casa nuestros estudios, y para el efecto encargó a Europa los elementos necesarios. Mientras que perfecciona a Antonio en la jurisprudencia, enseña a Rufino los elem€ntos de la geografía y gramática, y da lecciones de historia y literat ura a Angel y Nicolás; completan la enseñanza de éstos el señor Bergeron, notable profesor francés llevado para el Colegio Militar, el señor Touzet, a cuyos esfuerzos debe tanto en nuestro país la propagación del estudio de la lengua francesa y de la contabilidad mercantil, y don Juan Esteban Zamarra, primero, y don Manuel Medina, después, jóvenes ambos de variados talentos e instn.. cción. Fuera de esto, puso a sus sobrinas los mejores maestros de música, y él mismo les daba lecciones de idiomas y otros ramos. En fin, era tal la atmósf€ra de estudio y aplicación que había en la casa, que los criados en sus horas de descanso aprendían a leer, o a escribir y contar, siendo nosotros los maestros ... El fin principal a que aspiraba en la educación de sus hijos era formar hombres honrados y trabajadores. Así lo expresaba en este fragmento de las instrucciones que dejó a nuestra madre al partir para Europa en 1835: "Si yo muriese, tú tienes el deber de educarlos: pónlos en una penSlOn o casa de educación, recomendando con particularidad que aprendan los principios de moral y de reli-57Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios glOn, la gramática castellana, la aritmética, el dibujo lineal y una buena escritura: cuida después de que aprendan algún arte u oficio, sea cual fuere, con tal que tengan una ocupación honesta con qué subsistir. No tengo la vana pretenSlOn de que mis hijos ocupen puestos elevados en la sociedad, ni tampoco quiero que sigan por la carrera de la medicina o del foro, como lo están haciendo casi todos nuestros jóvenes. La patria no necesita de muchos médicos y abogados, sino de ciudadanos laboriosos que cultiven los campos, mejoren la industria y transporten nuestros frutos a los mercados extranjeros. "No economices gasto ni sacrificio alguno para educar a nuestros hijos: vende lo más precioso que tengas, porque aun cuando no les dejes bienes de fortuna, ellos tendrán siempre lo bastante con la buena educación" .... Apenas muerto nuestro padre (21 de noviembre de 1853) e interrumpida la educación amorosa que de él recibíamos, sobrevino la dictadura de Melo, accidente de aquellos que entre nosotros imponen ocio a toda ocupación loable, y abriendo la puerta a las pasiones ruines y aviesas, dejan los hombres honrados a la merced de la escoria de la sociedad. Nuestros hermanos mayores tomaron las armas en defensa de la Constitución, y los chicos nos quedamos encerrados en .la casa leyendo los libros que nos venían a las manos; sin otra variación, cuando los constitucionales se acercaron a la capital, que escurrirnos a su campo a llevar noticias o municiones, cosa no peligrosa en aquella edad de oro, cuando no se había adelantado tanto en el arte de hacer revoluciones y de reprimirlas. Después de vencido Melo, entró Angel a aprender el comercio al lado de su hermano Luis, que a la sazón gozaba de mucho crédito, y estuvo con él hasta que estalló la revolución que da materia a la presente obra. Dejándolo todo, se enroló en apoyo de la legitimidad, "causa tan sagrada como la de la independencia, puesto que aquella asegura lo que esta conquistó"; y pasó las penalidades de una larga campaña, no con la ambición de alcanzar hono-58Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José CUel"VO res o riqu eza, sino por el sentimiento del deber, tanto como ciudadano, cuanto por el impulso tradicional de familia. Nuestro padre, en efecto, había consagrado los esfuerzos de toda su v ida a dar al orden legal estabilidad independiente de los partidos políticos, para que la constitución, y sólo ella, abriera campo a todas las aspiraciones legítimas de la opinión sin necesidad de acudir a la fuerza bruta, que jamás produce sino desastres. Caído el gobierno de la Confederación, se r etiró Angel a la casa paterna sin odios ni quejas. Aun sin esta fuerza mayor, es seguro que nunca se hubiera aquiet ado su espíritu emprendedor y enemigo de toda rutina en la especie de comercio en que se había iniciado . Dalo a entender este proyecto fantástico que concibió por ese tiempo, y que como recuerdo consignó en un escrito redactado en 1886 con el título de Arranques de un patriota, al hablar de la desolación actual de los Lla.nos después de la prosperidad que allí alcanzó la ganadería en el siglo pasado: "Recuerdo que en el año de 1860 n os reunimos unos veinte jóvenes, llenos de amor al t rabajo y guiados por un patriotismo inmaculado, con e l objeto de formar una asociación para civilizar y explotar e l orien te de la R e pública, apoyándonos en el sistema empleado por los jesuítas en los siglos XVII y XVIII. Al fin, como jovencitos que éramos, tuvo parte la fanta sía, e ideamos darle un carácter caballeresco, como si dijéramos de templarios o caballeros d e Malta, pero limitando el compromiso a cierto número de años, por ejempl o, a diez; después de los cuales podía volverse a organizar la sociedad y retirarse quien lo t uviera a bien ; mientras tanto de bía reinar la mayor subordinación en lo relativo al servicio de la empresa, y morir si era necesario. Cada uno debía poner cinco mil pesos, y en caso de muerte, casamiento o d e cualquiera otra circunstancia que fijaría la regla, su cuota y los derechos que de ella se d erivaban, debían pasar al fondo común; como entre los afiliados había algunos pobres que no alcanzaban a poner su parte reglamentaria, no faltar on capitalistas que se ofrecieran a suministrársela to-59Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios mando la mitad de la acción, pero sin tener voz n1 ingerencia alguna en la asociación. "Este era, poco más o menos, el cálculo que nos hacíamos: veinte mil pesos serían bastantes para comprar e n el Llano cuanto terreno quisiéramos, y construír , en el caso de que no las hubiera, habitaciones modestas donde alojarnos, y también para ciertos gastos de fundac ión de indispensable necesidad. Cuat ro mil novillas que debían conseguirse, aunque fuera buscándolas en todo el Llano, no podían costar a más de doce pesos cada una, lo que sumaba cuarenta y ocho mil, quedando el resto , hasta completar los cien mil del capital, destinado al sostenimiento del negocio durante tres años, término en que juzgábamos se podría comen zar a vender las primeras crías y las madres que no resultaran d e primera calidad. "En cuanto a los resultados, ahí entra la parte del delirio, la parte hechicera que amezaba trastornarnos el juicio. El primer año, calculábamos, nacen dos mil, mitad hembras y mitad machos; siempre echábamos por lo bajo. El segundo , tres mil; al fin del tercero ya comienzan a parir las mil hembras nacidas en el h ato, que con las fundadoras producirían cinco mil terneros, y habría para exportar mil novillos; en el cuarto año éramos ya dueños de unas quince mil reses: quitemos cinco, decíamos, y quedan diez mil, que en los seis años que restan de asociación, sobran para hac ernos millonarios y también para haber hecho a la patria el mayor de los beneficios. "Tan a lo serio habíamos tomado el proyecto, que se conferenció con personas hábiles y conocedoras de las localidades sobre el punto donde debía establecerse el hato modelo y centro de los demás que se fundaran en lo venidero. Habíase ya sorteado el orden en que debíamos los veinte socios turnarnos de dos en dos en la permanencia del Llano, durante cuarenta dfas: de modo que no se interrumpía la administración y siempre había fiscales que vigilasen a los subalternos; estos debían ser todos del Llano y habían de estar - 60 - Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo bajo las órdenes inmediatas de un agente versado en el negocio, a guien, además del sueldo, se halagaría con alguna participación en las utilidades. La importancia de tal empleado disminuía desde el momento en que conociéramos nosotros el país, o en que alguno de los socios desarrollase las condiciones necesarias para reemplazarlo, en caso de que no fu ese digno de la confianza que en él depositábamos. Para dar a la especulación carácter ser io, y como también todos éramos creyentes, habían hablado con algunos eclesiásticos ilustr ados y ent usiastas p a ra que nos acompañaran y estimularan en nuestra obra civilizadora. "S:'n d uda coronáramos nuestro intento, o al menos hiciéramos u n esfuerzo h er oico para no echarnos encima el ridículo que tra e consigo todo chasco, si no viene la sangrienta guer ra de 1860, en que dos de los nuestros quedaron en el campo de batalla, otros se arruinaron y a la fecha están cargados de familia y aun de cuitas, y yo, aunque sano y salvo, a Dios gracias, no sin haber perdido en la lucha de la vida pedazos del corazón." Otra e r a la dirección por donde le conducía la Providencia. No b ien apaciguada la República después del triunfo de Mosquera, se logró que el Gobierno abriera la salina de Sesquilé, situada en terrenos que formaban el patrimonio de nuestro her mano Nicolás, el cual se hallab:3. a la sazón en Inglaterra siguiendo sus estudios. Acometióse esta empresa con la más completa imprevisión, alucinados los socios con las p ingües ganancias que era voz conseguían los empresarios en las salinas de Cipaquirá, N emocón y Tausa, sin considerar que aquí se había comenzado la explotación por el gobierno español y que por deficiente que fuese el material que los explotadores hallaron, no habían tenido que crearlo todo y contaban con obreros y colaboradores prácticos. En Sesquilé todo eso faltaba: sabíase que había sal, y nada más. Por el artículo 1 del contrato, celebrado el 13 de junio de 1862, se obligaban los elaboradores a entregar toda la sal gema que les pidiese el Gobierno con treinta días de anticiQ -61Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios paclOn, siempre que el pedido no excediese de 62.500 kilogramos y que el primero se hiciera después de cincuenta días de firmado el contrato; por el 29 a producir y entregar toda la sal compactada o de caldero que se les exigiese con treinta días de anticipación, siempre que no excediese de 100,000 kilogramos mensuales en el segundo semestre de la duración del contrato, y de 250,000 kilogramos también mensuales en el tiempo subsiguiente; y por el 39 a proporcionar al Gobierno gratuitamente un edificio suficiente y seguro para depositar la sal que SE: beneficiara . Por manera que antes de ochenta días d ebían estar hechos los socavones que tocaran a la masa de l a sal, y construído el edificio en que ésta debía hallarse almacenada; y antes de siete meses prontos los calderos de evaporar el agua salada y los hornos en que se aprieta la sal cuajada en tales calderos. Sólo puede explicarse tal ligereza suponiendo que lo que importaba era estar en posesión del contrato y tener buenos agarraderos para alcanzar del Gobierno prórrogas y concesiones; y esto fue precisamente lo que a la larga produjo en la Compañía una dictadura que tenía todo interés en acabar con ella. Hállase la salina a más de 2.600 metros sobre el nivel del mar en uno de los d os ramales de la cordillera que forman el valle por donde corre haciendo eses el río de Sesquilé, frente por frente del páramo en cuya altura, como en el cráter de un volcán, está la laguna de Guatavita, famoso adoratorio de los antiguos chibchas; r e gión p intoresca en estación benigna, pero d esapacible e inhospitalaria cuando el páramo se embravece con n ieblas, lluvias o vientos. Cabalmente en temporada semejante debían principiarse las labores, y Angel fue a prese nciar, como agente de la Compañía, las primeras azadonadas. Allí no había cómo alojarse, y al alzar la obra era menester, para ir a comer y a dormir, atravesar el valle todo inundado por las crecientes del río, no sin ~ligro de errar el camino y dar en una zanj a o en el cauce del mismo río antes o después de pasar el puente. Dábales en un principio franca hospitalidad un acomodado - 62 - Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo campesino, de las antiguas familias que se establecieron allí. en los primeros tiempos de la conquista, y que conservaba con honor su antigua posición, sin perder la sencillez de las costumbres del tiempo de marras; lo que amenizaba un tanto las horas que allí se pasaban. Los hijos habían estudiado algo, y daban muestras de sus lecturas favoritas armando serias discusiones sobre los méritos respectivos d e Bertoldo, Bertoldino y Cacaseno y sobre otros puntos igualmenfe curiosos. Mudando de vivienda repetidas veces y siempre con iguales incomodidades, se pasó algún tiempo mientras en la salina había casa, la cual, por haberse edificado en suelo y cielo tan húmedos, no sé si al fin llegó a secarse; tiempo después apenas podía uno recostarse contra una pared sin sentirse peg~do a ella. Como no hubo ingenieros u hombres prácticos, la obra de minería anduvo como a tientas, tal que necesitándose comunicar dos socavones, no se conseguía por más que se ahondaba y a pesar de la brújula del ingeniero; llamado un hombre práctico de la salina de Cipaquirá, que no sabía escribir ni leer, hizo que en el uno fuesen dando golpes de almádena, mientras él recibía en el otro las vibraciones por medio de una barra de hierro, y a cabo de poco dijo a los de la brújula: -"Señores, ustedes van dando una vuelta y haciendo una herradura; si siguen, salen por el mismo lado que entraron; el punto donde más se acercan los dos socavones es aquí, y aquí han de abrir para que se encuentren." Según era de esperar, no pudo entregarse la sal, en el plazo determinado, y el Gobierno convino en nuevos arreglos por febrero de 1863. Sería cuento de nunca acabar el referir las dificultades y tropiezos que a cada paso se ofrecían a la inexperiencia de todos, para organizar tan complicada empresa, y fundar, por decirlo así, una población que abrigase y apoyase las muchas dependencias que habían de contribuír a su prQgreso. Como sucede siempre que se procede a ciegas, los presupuestos no correspondieron a los gastos, exigiéronse a los accionistas nuevos y nuevos sacrificios, empeñóse la empre-63Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios sa, y casi se había perdido la esperanza de sacar algún provecho; hasta que, después de años, elegido director Angel, repartió dividendos activos a los asombrados socios. Pero tal cosa no convenía a los interesados en aburrirlos; se urdieron intrigas, nombraron otro director, y el que dejaba el puesto vendió a menosprecio las diez acciones que tenía y abandonó el campo después de seis años de la vida más afanosa. A nadie fueron más funestas las esperanzas que en esta aventurada empresa se fincaron, que a mis dos hermanos Angel y Nicolás. Luis, el mayor de nosotros, había contraído graves compromisos para sostener al Gobierno legítimo, derrocado por Mosquera, y en tal disposición de espíritu es facilísimo perder la cabeza y d ejarse llevar de locas esperanzas. Fjguróse él que en pocos meses sería la salina un Potosí y que con este tesoro podría contar sin falta para compensar cualquier sacrificio. Con el fin de asegurar a uno de sus acreedores y recibir además algunos fondos para la empresa, hizo que Nicolás hipotecase su propiedad; y no habiéndose cubierto los gruesos intereses que entonces ganaba el dinero, apenas bastó la hipoteca para pagar al prestamista. Debía una suma considerable a su suegro, el cual no le dejaba ni a sol ni a sombra, y quien para colmo de desgracia le metió la guerra en casa; no halló otro recurso para comprar su sosiego que vender los terrenos que constituían su patrimonio, el de Antonio (de quien era apoderado) y el de Angel: éste dio su consentimiento, no obstante que era patente la desventaja con que para todos, y muy particularmente para él, se hacía la venta; aunque hubiera podido después anularla, no juzgó decoroso hacerlo. Vuelto a la casa paterna, se encontró con que muchos días no se contaba en ella para comer sino con la miseria que producía la venta de algunas botellas de vinagre que hacía nuestra madre, y él mismo se vio varias veces imposibilitndo de salir por carecer de ropa decente. Entonces le ocurrió la idea de hacer cerveza, y aquí comienza la época -64Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo ·de más conflictos de su vida, y aquella en que su constancia y sus talentos, favorecidos singularmente por la Providencia, como él diariamente lo reconocía, habían de alcanzar merecido premio. No tenía él por qué saber de semejante fabricación, y le fue preciso acudir a los libros ; pero éstos enseñan la teoría científica, los efectos de laboratorio, o, a lo más , resuelven las dudas del que ya sabe; no comun ican el tino para la manipulación de los materiales o para acertar el punto de los caldos, ni mil otras cosas que sólo con la práctica se aprenden. Para adquirir esta práctica fue menester una larga serie de ensayos, cuyos pormenores se apuntaron día por día, y cuyos resultados no fueron regulares sino después de algunos años. Salía bien una operación, se ponía el artículo en venta, gustaba, y cuando se pensaba que la siguiente sería igual, resultaba mala la ferm entación en las botellas, era preciso recoger la cerveza de noche y tapada en los establecimientos que la habían ace ptado, y al mismo tiempo hacer comprar en otras partes de la buena que quedaba, para no perder los otros parroquianos. Al fin se logró asegurar una buena producción constante, y comenzó la lucha por dél::-le entrada en las mejores fondas y en las tabernas más concurridas; en lo cua l ayudó mucho la cooperación de buen os amigos. La escasez de recursos no permitía tener empleados ni obreros suficientes, y Angel mismo lavaba botellas y barriles y ejecutaba todas las demás faenas sin descanso días tras de días. Cuando empezó a prosperar la empresa, dej é yo otros quehaceres y fuí a ayudar le. i\T o nece3itábamos menos fortaleza corporal para e sta ruda labor, que filosofía para desdeñar a los que decían: "-Vean en lo que h3.11 parado los hijos del doctor Cuervo", y para ocuparnos noso ros mismos en el cobro de las cuentas, yendo por las fondas y ta bernas, aguardando y volviendo una y más ve ces. Iba Angel a un conocido hotel cuyo administrador no estaba visible sino en acabando de almorzar; en un canapé de la e ntrada estaba y a esperando el carnicero, la revendc·dm"D. de papas y otra gente de la misma estofé! ; él se se!ltnba -65Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios con ellos, y cuando salía el otro con gran bata y gorro bordado de oro, saludaba a cada uno de los aguardadores por su turno, y concluía: -"Ustedes se volverán mañana, u otro día, porque hoy me es imposible contentarlos". Angel s e hacía cargo de que no iba a ver a tal sujeto sino a recibir su dinero, y volvía a que se repitiera la misma escena. El consumo fue creciendo; los mezquinos elementos que bastaron a los ensayos fueron insuficientes; con la experiencia adquirida, renovamos dos veces la fábrica ensanchándola, sin acudir a ingenieros o arquitectos. No por eso quisimos que se disminuyera nuestro trabajo confiándonos del todo a manos de empleados; éstos y los obreros se aumentaron, pero la mayor parte del cuidado se la reservaba Angel, que a todo atendía y a todos enseñaba: bien sabía que nadie enriquece por mano ajena. Satisfacción causa ver el fruto del trabajo; pero ninguna pudo ser más Íntima que la que experimentamos el día que los dos pagamos hasta el último centavo de una deuda que gravaba la casa paterna, donde tenÍamos la fábrica, y que con los intereses montó a más del doble del valor primitivo; habíala contraído nuestra madre para ayudar a sus dos hijos Luis y Antonio. Era el acreedor una antigua amiga de la familia, que dio e l dinero a un interés módico para aquella época y después de muerta nuestra madre nos aguardó largo tiempo. No sé decir la efusión con que fuimos los dos a darle las gracias. Tales fatigas no consentían descanso, pues cabalme nte los días en que todos o los más huelgan, eran los que más actividad nos d emandaban. N o había fuerzas humanas que resistieran, y al aproximarse la exposición de París de 1878, decidimos visitarla, dejando la fábrica en manos amigas. Al admirar allí los portentos de la ciencia, de la industria y del arte, y luégo en las principales ciudades de Europa, se abrió el alma de mi hermano a una simpatía indefinible por todo lo bello y lo grande: la semilla estaba ya ahí, no le faltaban sino las auras de la primavera, un sol amigo, para desenvolse y crecer. El mismo describe en estos términos sus presen- 66 - Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo timientos y como adivinaciones del arte, al hablar de los. cuadros de Millet: " En los seis años que estuve sumergido en la soledad de Sesquilé, cooperando, como nadie, a la explotación de las minas de sal y de carbón y a la prosperidad de l a empresa, muchas veces por la tarde cuando mi presencia no era necesaria en la f ábrica, me dirigía, por vía de paseo, a las estancias v e cinas, y allí, s in que nadie me viera, me sentaba bajo la enramada a contemplar los labradores tan fatigados ya como los mismos bueyes con que araban desde las primeras horas de la mañana; la mujer, sentada en la puerta de la ahumada cabaña, remendaba la ropa del marido o de los pequeñuelos, que jugueteaban a su lado; luégo la veía levantarse e ir con su prole a amarrar el ternero al tronco del arrayán del patio, o a recoger las ovejas, que, a más de abonar el terreno, les suministraban la lana para los vestidos que se tejían en la casa. En vista de estos cuadros, una tristeza vaga y enervant e, como la que inspira la tarde en la soledad, llenaba mi corazón, y sin saber por qué se me humedecían los ojos de lágrimas. Entonces me solía decir: -Oh r si yo fuera pintor, cómo me deleitaría copiando estas escenas tan tranquilas como severas! Y hé aquí que, corriendo los años , he encontrado en París unos cuadros tales como yo los había visto: rústicos, pero melancólico..; y bañados de sen timien to." Vuelto a la patria en 1879, comenzó con nue vo empeño su laboriosidad en la fábri ca, no sólo para restaurar los gastos de un largo viaje, sino para facilitar la retirada, antes que las fuerzas estuviesen exhaustas y compromet 'da l a vida. Nunca hubiera él consentido en sacrificarla al amor del lucro; que el trabajo no le fue capa de la codicia sino medio para llegar a un otium cum dignitate que le permitiese satisfacer el anhelo de cultivar libre las letras y las artes. Quien una vez ha saciado e l espíritu contemplando la Gioconda y la Venus de Milo, y San P edro, y el Partenón, y la Alhambra, siente al pensar que acaso nunca los volverá a v er, tal nos-67Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios talgia de arte y de belleza que el renunciar a ello le costaría tristeza y soledad capaces de acabar con la vida del sentimiento. ASÍ, pues, a los tres años de agrio trabajo y también de agrias desazones, se ofreció buena ocasión de deshacernos de la fábrica , y la aprovechamos para volver a Europa a trabajar con no menos actividad en otra esfe r a. II Entre tanto que Angel seguía el comercio, consagraba las noches, acompañado de varios amigos a serios estudios de historia otros ramos literarios. Era entre aquellos su predilect o Adolfo Adams, joven de singulares talentos y no comunes aspiraciones; se leían sus trabajos , se los corregían mutuamente, y mutuamente se estimulaban. Hablando d e él solía aplicar una curiosa anécdota de las guerras de la Independencia : cuando llegó Bolívar a Bonza en 1819, una rica f amilia le ofreció un caballo admirable de los que sólo se crían en esas felices dehesas, y que sirvió en la gloriosa jornada que aseguró la libertad de Nueva Granada · devuelto después a la familia era cuidado como reliquia, per o en un lance de gravisima urgencia fue necesario hacer en él dura jornada que ninguna otra caballería hubiera soportado; cumplida, ca ó muerto; abriéronlo, y ¿ qué piensan u stedes que hallamos ?- decía la señora de la casa que ador aba en él- t enía d os cor a zones . Adams, decía Angel , t enía también dos corazones . En colaboración hicieron sus primeros ensa ' os e n la dramá t ica ; compartieron con él las ilusiones de muchacho. nada ve ían más halagüeño que los triunfos de un autor que comunica sus emociones a un numeroso aud itorio le hace participar de todos sus se ntimientos recibe inmediatamente d él la corona que, de la oscuridad , le tra lada en pocas horas a la cumbre de la gloria. Compusieron, pues. un drama e n que era protagonista ( oculto por supuesto ) el mismo Adams, sin olvidar ninguna de las exageraciones lances truculentos de los dramas france es que por aquel tiem-68- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. RuIino J osé C u ervo po se echaban n Bogotá. Con el entusiasmo del primer momento le d :eron a leer a un amigo que, aunque comerciante, era bien leído y de gusto acendrado; juzgaban que iba a quedarse lelo, pero no fue así, porque habiéndolo examinado esa mism a noche, pasó al día siguiente a la oficina de Adams y se lo entregó diciéndole secamente: -"Eso es una b arbaridad; deben quemarlo para no desacr di ta e. " Los autore . allá a sus solas, calificaron al censor nada menos que de mercachifle idiota' pero fue el caso que a medida que iban desahogándose iba también mermando la admiración por su obra y convinieron al fin en que si no d e bían quemarla. habían de guardarla como primera tentativa en carrera para la cual firmemente creían tener vocación. A rey muerto -resolvieron- re puesto: a drama qu emado o recluso, que es lo mismo, drama fabricado. Angel hizo despu és arios por s u cuenta, que sin andarse en términos medios, quemó despiadadamente. D e tales ensayos, hechos con reflexión y sin n ecio cariño a las propias producciones, vino la suma facilidad con que trazaba sus planes, ,so bre todo la soltura de estilo que luce en las obras que escribió d espués; si bien casi no volvió a emplear la forma dramática sino para la crítica social o política, a que le llevaba su carácter recto e incapaz de tolerar bajezas injust ici as o ridiculeces. Tal parece como si, para hacerlas abominables hubiera tomado por el brazo a los malvados y ridículos y sacádolos a presencia del público para que obrasen a sus ojos: algo como los procedimientos del Diablo Cojuelo, que 1 vanta los techos de las casas 7 sin preparación ni atenuacion s hace ver lo que sólo pudiera conceb i.rse ejecutado en las tinie blas. El mismo al pensar en publicar algunas de estas piezas, las llam ó boceto dramáticos, como si nos ofrecieran la impresión real de un objeto presente. L o más son e n este concepto documentos históricos de un estado social o político; y así como dan testimonio de la actualidad, requieren después , para no ser inverosímiles. e l comentario de la historia . Los leguleyo r cu r-69- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios dan aquella época triste en que una banda de abogadillos, con sus ramificaciones de familia y de paniaguados, dominaban en los juzgados y tribunales, formaban las asambleas y dictaban las leyes, para ex plotar al Estado más importante de Colombia por ser asiento de l os poderes públicos. EL diputado mártir (impreso e n Bogotá, 1876 ) es una irrisión del sistema representativo según lo hemos visto degradado en varias ocasiones: a fuerza de intrigas hácese elegir miembro del C ongreso un ignorante indigno, y a fuerza de intrigas impide el Gobierno que concurra a él, por no convenir a sus combin aciones; así como disloca la mayoría con la distribución de destinos y gangas. En Los hijos de Apolo Dparece la presunción de literatos d e parroquia que desdeñan todo estudio serio, y excluyen del calendario a cuantos no busquen, adulándoles, su protección. En Su ExceLencia (escrito ya en París) las ridiculeces de magnates americanos, que sin dotes de ninguna especie y condecorándose con títulos estrafalarios, pretenden relacionarse con la alta sociedad europea. No sé el efecto que en las tablas producirían estas piezas, pues que el arte dramático tiene secretos que no se aprenden sino frecuentando los bastidores: díganlo los triunfos de Shakespeare y Moliere; pero su leciura impresiona vivamente a quien sepa que no todo es en ellas pura imaginación. No debo olvidar aquí la comedia de costumbres que escribió con el título de Una capeLLanía, fundada en el hecho curioso de un individuo qu e por no perder el derecho a una de que disfrutaba, se casó secretamente y pasó siempre por soltero; añadió personajes cómicos que enredan la acción y proporcionan oportuno desenlace. Quiso hacerla representar, y al efecto la leyó, delante de varios amigos, a don Honorato B arriga (de quien se hace mención en este volumen). Algún tiempo después la regaló, costeando la impresión, a don Ricardo Ortiz Sáenz, amanuense harto conocido, con cuyo nombre salió a luz en Bogotá, 1800. Como ya otros la habían visto, para desorientar le mudó el título con el menos adecuado - 70 - Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. RufiDo José Cuervo de Los dos viejos, si bien era difícil que nadie la creyera obra de la persona que aparecía como autor. Sin alejarnos de casa h allamos ejemplos de esta inocente superchería: ahí tenemos a Lope, que puso bajo el nombre del loco BU\I"guillos sus r im as jocosas; a Baltas~r Gracián, que sacó a luz sus escritos ( menos el Comulgador) con el de su hermano Lorenzo; al P. Isla que dio por autor del Fray Gerundio a D. Francisco Lobón de Salazar, hermano de un compañero suyo de hábito. N o hay para qué inquirir el móvil a que obedecieron estos escritores; mi hermano, al proceder así, dio una prueba de su ninguna ambición literaria: en Bogotá siempre se valió de pseudónimos ( El postrer santafereño, Roque Roca y Roqu et e ), salvo en las composiciones que dedicó a la virgen María en varias ofrendas colectivas publicadas por otros. En Europa resolvió poner siempre su nombre en lo que publicaba, porque escribía impulsado por noble aunque no menos modesto motivo : "No doy mis cosas", decía, "a los periódicos de París, sino para que ocupen el lugar que sin esto pudieran ocupar escritos dañinos." De un borrador de carta copio estas frases referentes a los ensayos de su juventud, frases de cuya exactitud doy fe; añadiré que no pocas veces tuvo su modestia el desengaño de ver reproducidos sus escritos en diversos periódicos de la América española: "Yo hacía tanto caso de la gloria literélria como he hecho después, y hago ahora mismo: por medida higiénica, y aun moral, me entretengo ensuciando papel y poniendo mi pobre magín en lances apurados. He hecho con mi parte intelectual lo que con la material algunos que tienen por costumbre hacer en camisa, allá en su alcoba y donde nadie los v e a, mil cabriolas y otras tantas zapatetas, sin que se les ocurra que tal ejercicio pueda exhibirse, ni menos que les sirva para alcanzar fama de danzarines o funámbulos . Si alguna vez he tenido la debilidad de dar a las prensas mis ocultos pensamientos, ha sido o bien para ayudar a algún amigo periodista o para dar les en qué entender a algunos necios que nunca convendrían en que la misma mano que di-71- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios ngla una máquina, era también capaz de manejar la pluma. Yo he escrito casi todas las noches de mi vida desde que dejé de estudiar; así es que ha sido mucho, muchísimo el papel que he garabateado, y he gozado extraordinariamente al hacerlo, sobre todo cuando al separarme del aun fresco manuscrito, le daba el último adiós para ir a acostarme con la cabeza todavía caliente. ¡Oh! entonces me parecía coger el cielo con las manos; varias veces me tocaba la frente para ver si era yo el mismo que tales cosas producía. Pero lodos estos placeres eran nada ante la fruición íntima que experimentaba, cuando había ya bastante papel lleno de novelas , comedias, leyendas, etc. etc., al hacer una hoguera y ver en este auto de fe cómo chisporroteaban mis héroes , y cómo S2 convertían en humo esas creaciones que al nacer me parecían divinas. Si los autores supieran la voluptuosidad que hay en calentarse con tal fuego , ¡de cuántas sandeces se habría librado el mundo!". Semejante actividad no tuvo tregua entre las prosaicas y abrumadoras faenas de la salina. En tanto que conciliaba el sueño, compuso multitud de poesías ligeras, entre ellas la Dulzada ( Bogotá, 1867 ), poemita jocoso cuyo asunto es la lucha entre los dulces antiguos de Santa Fe y los que fabri can los confiteros franceses. No escasean en él lindos versos y octavas bien modeladas: citaré un cuadrito de la edad ya lejana en que los muchachos, aun de familias acomodadas, no rasgaban costosa ropa, ni hacían trizas artísticos juguetes, ni necesitaban reloj, y menos bolsa, porque el cuartillo (2% centavos de peso) que les venía a las manos no t ardaba un minuto en convertirse en sabrosas golosinas; invocados los genios de su infancia, les dice: Con tad cuando de niño recibía Cuartillo los domingos, y contento, Uevándolo a dos manos, me salía A gastarlo en la tienda como ciento: Al entrar, con la vista recorría Los platos y bandej as, y tormento - 72 - Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo Me daba el no tener en ese instante Con qué poder comprar h ast a el estante . Las panuchas, merengues y cocadas, Las orejas de fraile y las obleas, Las yemas, caramelos y cuaj adas, Alfeñiques, tomates y g raje a s, Medía yo con ávidas miradas, Sin que fij ar pudiera mis ideas Sobre cuál de esos dulces me sería Más sabroso y más tiempo duraría. Al cabo de tamaña incertidumbre Por lo grande un a orej a me gustaba, El merengue por lo alto de su cumbre y hasta el higo cubierto separaba ; Para escoger el cuarto santa lumbre Al cielo tembloroso demanda ba , Invocando a los s antos compungido Porque fuera más g rande el escogido. Al fin llenando el cupo de mi hacienda, Pagaba mi cua rtillo placentero , y saltando salía de la tienda Con la ñapa que dábame el ventero : Negando a mi apetito larga rienda, Comenzaba en la calle con esmero A morder de los dulces las esquinas Cual si fueran pescados con espinas. Mucho menos fu e obstá culo a su fe cundidad inte le ct ual el vértigo de la cervece ría. Cola b or ó activamente en La R e pública, en El bien público, en l as dos partes política y literaria de La América y en El pasatiempo . Consistió p rin cipalmente esta colaboración en cuent os y novelas cor tas, a sí e n prosa como en v e rso , y a de pura imaginación, y a f u n dadas en historias o tradiciones nacionales. Hay entre ellas cre aciones sorprendentes, c omo El bobo, verdadero estudio psicológico de un idiota, como los h ay en nuest ros climas c álidos , con quien tropezó en la fonda una familia que fu e de veraneo. Por vía de divers ión le hicieron creer que una d e las -73- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios muchachas, preciosa criatura, se había enamorado de él; persuádese el infeliz de que es cierto, prende en él violenta pasión, sigue a la muchacha, se convierte en su sombra, acosa a la familia, hasta que la incauta burla se convierte en tragedia espantosa. No dejaré de insistir en la facilidad con que diseñaba en la m ente el plan de una novela y le daba forma acab ada, favorecidas como estaban en él las facultades creadoras por larga práctica y reflexiva perseverancia. Comprometido a dar un folletín para la fiesta de la Concepción inmaculada de María, temporada en que los trabajos de la fábrica eran apremiantes más que nunca, dio el principio a la imprenta, y como urgieran los cajistas, dejaba unos momentos las botellas y barriles, decía al empleado de la imprenta que aguardase, subía a su estudio, escribía unas cuartillas, las entregaba y ordenaba que, compuestas, volviesen por más; continuaba el trabajo material, se repetía igual expediente, y así, sin releer lo hecho, produjo una de sus más frescas y espontáneas narraciones, en que eran héroes uno de los Conquistadores y la hija de un cacique. III Con el primer viaje a Europa se había despertado en él, como ya apunté, vivo deseo de gozar cumplidamente de la vida intelectual y artística de los grandes centros de la civilización. No bie n establecido en París, se propuso imponerse del movimiento político, científico, literario y artístico, para lo cual al mismo tiempo que leía las mejores revistas y periódicos, se hizo concurrente asiduo de las sesiones públicas de la Academia de Ciencias, de los mej ores conciertos y de cuantas exposiciones se abrían, hasta de las de cocina y las de perros y gatos, procurando averiguarlo todo y enterarse de todo. Pudiera alguien figurarse que, viviendo en París, su admiración fuese exclusivamente absorbida por lo francés; mas su carácter independiente no sufría semejante imposi-74Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino Jos~ Cuervo clOno S ean t estigos de ell o los artícu los necrológicos que consagró al cardenal N ewm:m, gloria un tiempo de la iglesia reformad a en Inglaterra y d espués d e la católica; a Windthorst, el céleb e caudillo del partido católico en Alemania; a Rossi, el arqueólogo incompar a ble, Colón en cierto modo de las catacumbas ro manas. Más todavía luce la libertad de juicio en sus estudios sobre pintura y escultura. Habiéndose dedicado e n un principio con gran empeño a conocer las artes franc esas, así en la parte técnica como en la historia y anecdótica, consignó el fruto de sus impresiones en carta dirigida a un amigo de Bogotá, la cual sin su conocimiento fue publicada después en un periódico de esa ciudad, con interpolaciones y firmada por un crítico europeo. Como en reivindicación de su derecho la publicó con adiciones y rectificaciones propias en un folleto en 12'" de 118 páginas bajo el título ele Conve'rsación artística ( París, 1887), donde campean no menos los primores del estilo que el acierto de las apreciaciones sobre estatuas y cu adros franceses, y la gracia comunicativa de las descripc:ones de muchos de ellos. Con las re petidas exposiciones de obras de artistas franceses y extranj eros y con las excursiones a los países v ecinos, fuéronse ensanchando sus conocimientos, y la modesta Conversación se convirtió en libro que debía llevar por título Artes y artistas contemporáneos; en esto trab a jaha cuando le asaltó la muerte, y aunq u e no lo dejó conclu ído , partes hay completas, como lo relativo a F ra n cia, B élg:ca, Inglaterra y Alemania , que forman todavía un conjünto u tilísimo a los aficionados, ya que no fuese por los juicios directos e imparciales, por l a multitud de datos que atesora sobre la vida de artistas y la historia de las artes en nuestro t iempo. Si Dios me lo permite, lo sacaré a luz después de este volumen. A ntes de pasar adelante copiaré algunas líneas de la Conve1·sación que prueban una vez más la modestia de su autor y cómo refería todos sus pensamientos a la patria: " Al dar a la imprenta esta rápida ojeada sobre las artes, no se vay a a pensar que lo hago con la intención de a:rrogar-75Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios me el título de crítico, y d ~ convertirme en juez de tombres que ya están sentados sólidamente en el templo de la Inmortalidad, pues rayaría en lo ridículo que lo intentara quien ha nacido y vivido donde las artes son casi desc onocidas, y quien ha corrido la vida torturando la imaginación po!' resolver el complicado problema de la existencia. Mi Conversación es una cosa íntima, como lo indica su nombre, y no tiene otro valor que ser la opinión ingenua y sencilla de una persona culta que v ive en Europa y anhela comunicar a sus amigos lo que ha visto , y las impresiones que le qued an de las lecturas diarias d e los periódicos; así, nunca debe ser mIrada como la enseñanza de un pedagogo. " Como asiduo visitador que soy de los museos, al ver clasificadas las naciones según los monumentos artísticos que han dejado, ¿cómo no desear que florezcan las bellas artes allá donde tengo mi cuna y mis más caros afectos, las bellas artes, que son el alma inmortal de las nacion es, y que sobreviven a la efímera grandeza d e los guerreros? .. "En vista de la excelencia de las bellas artes, ¿ qué patriota no suspira por el florecimiento de ellas en C olombia, y porque llegue el día en que e l nombre de tan cara patr:a se escriba en el templo de la Gloria, no con la sangre de nuestras insensatas discordias, sino con el buril de diamante de un Miguel Angel o de un Ticiano?" Pero si su patriotismo le inspiraba la noble as piración de v e r flor ecientes las artes n su suelo natal , también su bue n sentido le se rvía de freno para no dejarse llevar de ilusiones con respecto a las dificultades que por largo tiempo embargarán su cumplimiento. No dudaba él del sentido artístico de sus paisan os, ni de sus aptitudes para conce bir y objetivar la belleza; mas veía y sabía qu e las bellas artes suponen una parte práctica, una educación, un ambiente cuyos elementos nos faltan; de donde proviene que fácilmente estamos expuestos a los extravíos de dos especies de diletantismo: el uno de aquellos que a la carrera o sin la preparación suficiente han recorrido los museos de Europa, y el otro, - 76 - Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo de los que se figuran los objetos de arte conforme a un concepto puramente subjetivo, no apoyado en el estudio directo de ellos. Fundado en tales consideraciones, a la par que en la opinión de los mejores expertos europeos, trató varias veces de poner en su punto el valor relativo de nuestro pintor Vásquez Ceballos. Igualmente escéptico se mostró con respecto a la creencia de que en América abunden obras de g randes pintores antiguos; y en mi sentir no le faltaba razón. Lo s buen os cuadros siempre han sido estimados en Europa, y aunque por e llos se pagase poco a sus autores, no por eso los estimaban los pose edores e n menos; y sí acaso algún virre y o arzobispo llevaban a Amér~ca algo bueno, poquísimas v e ces l o dejaban. De boca del ac tual Conservador de la pintura en el Museo del Louvre, cuya alta posición entre literatos y artistas es de todos conocida y cuyas lecciones en el mismo M useo están al n ivel de las que sobre otros ramos se dan en la Sorbona o en el Colegio de Francia, de su boca, digo , he oído que entre los innumerables cuadros que de América se t raen a Europa , es rarísimo que aparezca algo de verdadero mérito. Ahora las atribuciones que de obras más o menos defectuosas se hacen a talo cual pintor, no están libres del cargo de arbitrariedad, porque para el efecto se carece de dos cosas que aquí se tienen por indispensables, y lo son r e almente: los documentos, que, a falta de firma, comprueben, ya directamente la autenticidad, ya la verdad de la tradición por los poseedores sucesivos hasta el primero, y de ahí al autor; o bien la comparación con obras ciertas del mismo origen , de la que resulte igualdad de procedimientos técnicos, así en las excelencias como en los defectos ; pues dicho se está que no sólo éstos han de servir para adjudicar una obra a un pintor eminente. Recordando la tradición de que Murillo en su juventud pintaba para la Feria de Sevilla, donde se abastecían los pacotilleros que hacían el comercio con América , y aun que h izo un partida especial para carga zón de Indias, se supone que ha de haber allí muchos cuadros de su mano; posible es que los haya; falta sólo que p a-77Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios ra adjudicárselos por conjetura, pues de ahí no se puede pasar, se observen las exigencias de la buena crítica. Las grandes cualidades de Murillo, por las cuales es conocido, se desarrollaron con su permanencia en Madrid, y por consiguiente los cuadros suyos que puedan existir en A mérica, se parecerán a las obras anteriores a su estada con Velásquez y a su estudio del Ticiano, Van Dick y Ribera, y con esas ha de establecerse la comparación; y aun puede decirse que cuanto más se parezca un cuadro a sus obras maestras posteriores, tanto menos probable es que le corresponda, porque, cuando las hacía, ya no trabajaba de cargazón . D e cuanto precede habrá, p ues, de colegirse que al don ar mi hermano al Museo Nacional de Bogotá dos cuadros de Vásquez que de tiempo inmemorial pertenecieron a nuestra famil ia, no quiso dar a entender que eran obras admiradas en Europa; y que cuando man ~ festó el deseo de que conservaran ahí mismo algunos cuadros europeos que también pertenecieron a nuestra familia , tampoco pudo pasarle por la cabeza que regalaba Ticianos, o Velásquez, o Murillos, sino muestras de los objetos de arte, o de devoción, si se quiere, que tenían las familias españolas acomodadas, y que e l día que en nuestro país haya interés por lo pasado, no carecerán de importancia, como no carecen los platos y otros muebles que dejan {Ver la vida íntima de los que ya fueron. No contento mi hermano con seguir el movimiento científico, literario y artístico, observaba con ojos sagacísimos las costumbres populares y sociales, concurría a los teatros donde mejor se interpretan, recorría los barrios excéntricos y los suburbios, y recopilaba datos y noticias con incansable perseverancia; en un librito, por ejemplo, pegaba los avisos de pero ódico curiosos o ridículos ; en otra parte guardaba los anuncios de sonámbulas y cartománticas que, antes que las persiguiese, como ahora, la policía, eran distribuídos profusamente en los mercados y otros lugares frecuentados de criadas y demás gente de la laya; en otra las circulares de agencias de averiguación sobre la vida y milagros d e los par- 78 - Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo ticulares. Sólo así se explica que pudiese componer sus novelas Jamás y Dick, publicadas en 1893 y 1895. Con respecto a la primera debo copiar estas palabras del juicio que escribió el señor E. Mérimée, erudito biógrafo de Quevedo y editor de Guillén de Castro: "En resumen, es Jamás una preciosa acuarela de un rinconcito de París, escogido como al acaso y estudiado con esmero, la cual ofrecerá a los extranjeros, para quienes ha sido hecha, un tono más verdadero que la mayor parte de los malamente llamados cuadros de costumbres parisienses, firmados con nombres forasteros y que en general dejan harto adivinar qué personas y qué lugares han frecuentado sus autores." Luégo que se imp,rimió, solicitó doña Margarita du Lac, conocida escritora, permiso para traducirla, y obtenido, la publicó en la Revue du monde latin et du monde eslave. Igual éxito obtuvo Dick, donde se retrata el modo de vivir de ciertos turistas ingleses de modesta condición que se derraman por el continente. Fue reproducida por el insigne escritor don Victoriano Agüeros en. el Tiempo de Méjico. A quien en tales estudios de costumbres se ocupaba, no podían ocultarse las ridiculeces del vulgo de los americanos (no de los colombianos solos, como en Bogotá se lo figuraron algunos) que pasan por París. Bajo el título de Etnografía salieron en el periódico de esta ciudad llamado Europa y América, de 19 de diciembre de 1889 a 19 de junio de 1891, unos cien bocetos o cuadritos en que bien distiritamente se .perciben dos objetos: el uno poner de relie ve los peligros con que tropiezan en estas grandes ciudades individuos de países más candorosos, y los inconvenientes de viajes emprendidos sin otro fin que satisfacer la vanidad; y el otro, descubrir los muchos engaños, farsas y tonterías que se originan de esa vanidad, con el designio, ya que no de impedir se hagan, a lo menos de que sean conocidos. Nadie ha dudado de la utilidad de los viajes cuando se hacen para aprender lo útil y bueno y llevarlo a la patria, o siquiera para ensanchar el espíritu aceptando las lecciones de modestia y tole-o -79Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios rancia que da la vista de vidas y costumbres diversas de las nuestras; y muchas personas han venido, vienen y vendrán de América a Europa que han llenado y llenarán tan benéfico propósito con loa y agradecimiento de sus compatricios. Pero no es eso lo general, y son incontables los que sólo miran la parte superficial de estas complexas sociedades, toman la corteza por el fruto, y después de perder tiempo, dinero y no sé qué más, vuelven a su patria llevando de lp. cultura, la civilización y el progreso ideas falsísimas que contribuyen no poco a la desmoralización y ruina de esas sociedades. Mientras se publicaron dichos cuadros nadie protestó ni tampoco lo ha hecho nadie aquÍ después que se coleccionaron con el título d e Curiosidades de la vida americana en París; antes la generalidad de las p ersonas juiciosas de los países amer icanos ha conven ido (así de palabra como por escrito ) en que esos tipos r idículos o dañinos no les son desconocidos ; prueba concluyente d e que el autor procedió conforme lo dice en su prólogo "conservándolos siempre en una atmósfera de abstracción que los hace superiores a la misma realidad, para que nadie pue da d ecir al contemplarlos: "Este so y y o" o "Aquella es mi tía;" sino "Así soy soy," "Así es mi tía." En Bogotá, cosa natural, no faltaron ataques: unos inspirados por enemistades personales ( acriores quia iniquaeJ, y otros, puros desahogos de médicos nuevos que se creyeron injuriados al leer de un mozo que después de recibirse de doctor e n América, tiene aquí que hacer sus estudios porque no distingue el toronjil del laurel, y de otro que abandonado a su suerte, solo y sin sanción alguna, en el barrio más peligroso para la moralidad, no piensa en estudiar, se pervierte, agota sus recursos, y al volverse compra una tesis (que el hacerlas para los estudiantes es por acá profesión conocida) y luego se titula médico de la Facultad de París. Que esta censura viniendo de quien venía, no podía entenderse con todos los médicos de Bogotá que han venido a París a perfeccionar sus estudios, era patente, como que yo mismo después de hab er asist::' do al grado de uno que es hoy insigne profesor en -80Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo esa ciudad, di público testimonio del brillante éxito que obtuvo. La discreción más rudimental aconsejaba, pues, al que pensase que pudiera dudarse de sus títulos, que, como quien no quiere la cosa, colgase en su sala o despacho el diploma debidamente autenticado por el Gobierno francés y el Ministro colombiano, como naturalmente los tendrán todos, pues así los tienen estudiantes de otras nacionalidades. El sulfurarse e insultar a quien hace una crítica en general es de gente poco avisada y da qué sospechar: ¿quiénes sino los predicadores abominables de su tiempo le saltaron a los ojos al padre Isla cuando publicó el Fray G erundio? ¿quiénes sino los don El e u~erios y los don Hermógenes pretendieron amotinar e l teatro cuando se echó la Comedia nueva? Al crítico, para poner las cosas en su punto, le hubiera sido muy fácil conseguir y publicar la lista de los estudiantes americanos graduados en la Universidad de París d e unos años atrás; y no 10 h izo porque su objeto fue dar el alerta a los padres y madres de familia , y no ofender ni desacreditar a nadie. En estos ataques salió con denuedo a la defensa don Rafael Pombo, como siempre 10 ha hecho con sus amigos injustamente ofendidos. Al mismo tiempo que aprovechaba mi hermano sus observaciones actuales, quiso beneficiar sus recuerdos fidelísimas para escribir una novela americana en que se combinase, por 10 que hace a los actores, la realidad an_able y virtuosa con la brutal y pervertida, y en cuanto al escenario, los encantos de la naturaleza intertropical con sus violencias y estragos. Llamóla En la soledad, y situó la acción en las orillas del Magdalena y a tiempo que, promovido el cultivo del tabaco por casas europeas, alcanzaron las comarcas rayanas de Cundinamarca y lo que hoyes el Tolima increíble prosperidad, y junto con eso suma relajación de costumbres ; tal que la novela trae a la memoria la tierra aquella en que, según el poeta, son el ciprés y el mirto emblemas de las obras de sus habitadores, y donde la ferocidad del buitre y los arrullos de la tórtola ora derriten en melancolía, ora enfurecen hast a e l crimen. Hay caracteres que dejan impresión imborrable: Va-81Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios rela convertido en criminal por un arranque de amor p aternal y obligado a vivir lejos de su familia en lugar bravío, atormentado por la soledad y el temor de ser descubierto, sin otro vestido que unos calzoncillos y una especie de morrión f ormado de la piel de un perico ligero secada en una calabaza, considerado por los campesinos que llegan a verlo como sér misterioso que tiene pacto con el diablo y es de mal agüero para quien se encuentra con él; Ricardo, joven de buena educación, formas atléticas, valor incontrastable, pero corrompido que se m et e a contrabandista de tabaco; Carmen, de aquellas familias modestas de Bogotá que con igual ánim o rezan , trabajan y se divierten, y llegado el caso se van con su mar id o a un desierto, se encargan de todos los pormenores económicos que constituyen las ganancias de una empresa, cultivan las flor es, alegran su casa punteando la guitarra y cantando , y son madres d e los trabajadores hasta enseñarles la doctrina y cur arles las llagas. Empezóse a publicar en Europa y América, pero quedó interr umpida por haberse suspendido este periódico. En sus trabajos históricos mostró que si el respeto de la verdad y e l a m or d e la exactitud fundada en documen tos fueron blanda r ienda d e la fantasía , en nada mermaron la limpieza d el estilo, el orden de la composición ni el interés del relato. Siempre había acariciado el pr oyecto de escr ibir la vida de nuestro padre, persuadido por experiencia de la facilidad con que en países revueltos se olvidan méritos y servicios, y d e que la adulación a los vivos conduce a empequeñecer a los muertos, y lo que es más infame, a ultrajarlos. Avivósele el piadoso designio al leer la biografía que publicó un periódico de Bogotá, tan diminuta e insustancial que daba grima; y puso luégo manos a la obra, ordenando primexamente los documentos que tenían en casa y haciendo un rápido b osquejo. Examinado entre los dos, releímos los documentos, convinimos en lo que había de extenderse o aclararse, y él mismo hizo otra redacción, en la cual apareció ya casi completa la figura que intentábamos retratar; para acabarla soli- 82 - Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo citamos de Bogotá y Quito algunos documentos necesarios, y si bien no todos pudieron conseguirse, el cariñoso interés de algunos amigos nos proporcionó los más indispensables . Terminada la obra, salió a luz en 1892 en dos volúmenes en 8<1 ; aunque se prometió el tomo tercero que contendría el Episto-· lario , dificultades imprevistas impidieron la publicación; y cierto qU2 fue lástima, pues ahí debían figurar muchos de los hombres más notables de Nueva Granada, contando ellos mismos los sucesos en que intervinieron o que presenciaron; y como todas las cartas estaban dispuestas en riguroso orden cronoló gico, resultaría la historia de esos tiempos por duplicado, hasta cierto punto, primero en nuestro relato y luégo narrada por los actores o testigos m ismos. No me toca a mí decir el éxito de esta obra, ni enumerar los juicios benévolos. que mereció a escritores americanos y europeos. En nuestra patria produjo viva impresión la imparcialidad con que se vieron narrados, conforme a documentos irrefragables, sucesos casi olvidados, poco gratos ora a un partido, ora a otro, lo que atajó tanto el aplauso como el vituperio; con excepción de algunos amigos que la juzgaron favorablemente. Por haberse publicado después, mencionaré la extensa carta que sobre ella escribió don Miguel Samper al doctor Barreto, y que superó nuestras esperanzas, por la equidad con que juzga el carácter y los hechos d e nuestro padre: juicio que, por venir de un ciudadano eminente, en quien corría parejas la ilustración con la honradez y el patriotismo, confiamos fues e ratificado por la posteridad. Ambos veíamos que en nosotros se extinguiría la familia que tuvo por timbre llevar e l mism~ apellido que nuestro padre; y aunque el pensamiento d 2 la muerte causa algún estremecimiento h asta a los más serenos, y el fin de las cosas trae consigo un no sé qué de amargura, sentimos Íntima satisfacción de haber podido fiar esta memoria venerada a un hijo del entendimiento que acaso dure lo que la verdad , pues que por el amor de la verdad fue engendrado. La obra que hoy publico fu e la última que concluyó, y en ella, más que en la anterior, aparece la personalidad del au-83Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios tor, porque se compone de sus recuerdos personales extendidos con familiar ingenuidad; los documentos son pauta que han guiado la pluma para el orden y traza de los sucesos, y prenda siempre de la exactitud y viveza de aquellos. Muchos testigos quedan aún de los acontecimientos aquí relatados, y sin embargo, la generación presente los conoce muy poco: tanto hemos visto y padecido todos, que en cada cual a los recuerdos de ayer se ha sobrepuesto el presente triste, y los hemos dejado cubrir con el moho de los años. El autor, obedeciendo a su rectitud y veracidad, no ha dicho otra cosa que lo que estaba en la concienc~ a de los que presenciaron el fin trágico de la antigua legitimidad y vieron caer a sus últimos defensores abrazados con la Constitución; p ero esa misma rectitud le ha guardado de repetir aquellos cargos injustos que se oyen siempre que perece alguna causa política: la ineptitud es ya cargo grave, y en alguna ocasión no ha tenido el escritor más que copiar lo que otros testigos han referido. Posible es que todavía haya alguien a quien ofenda la verdad, porque desgraciadamente el amor que a ella nos jactamos todos de profesar, se atenúa y desaparece cuando no lisonjea nuestros afectos; pero eso no queda a cargo del historiador, que no habla para uno solo, sino para todos y para siempre. La época a que se refiere es acaso la más grave y crítica de nuestra historia de nación independiente. Antes nunca había triunfado definitivamente una revolución, y si el gobierno, después de reprimir las que se habían hecho, se mostraba riguroso con los rebeldes, apoyábase en la fuerza moral de una autoridad por todos reconocida, y seguía ejerciendo el poder en virtud de una constitución y de leyes dictadas, en su mayor parte, e n tiempo de paz, sin producir cambio brusco en la sociedad ni en la administración púb lica. El triunfo de una revolución presupone transformación completa de la máquina del gobierno, reparto de botín a los vencedores, todo linaje de vejaciones para los vencidos, y por largo tiempo casi cesación de la vida nacional. C on esto -84Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo el nuevo régimen no representa ya la naClOn, sino los intereses de los vencedores, que a todo trance quieren conservar sus puestos y ventajas y mantener supeditados a sus contrarios, para evitar represalias , por más que les sea menester ponerse en contradicción flagrante con los principios que para la exportación proclaman. Así, las constituciones semejan aquellos anuncios de fiestas campestres que sólo se cumplen "si el tiempo lo permite." Entre nosotros, por tendencia natural, por una especie de atavismo, como que nuestros mayores durante siglos fueron criados para esclavos y vivieron esclavos, aunque más hablemos de libertad, siempre el Deseado es un Fernando VII. Los verdaderos republicanos no han abundado en nuestra patria, y han sido ahogados por los absolutistas o por los jacobinos, que para el caso es lo mismo; necesitárase el reinado de larga paz bajo un gobierno legal para que los pueblos se hicieran a respetar la fuerza moral del derecho, yeso es lo que han impedido los go'biernos de partido, cuyo dominio se instauró, qué sé yo hasta cuándo, con el triunfo de Mosquera. En treinta y tantos años hemos visto proclamados y puestos en práctica axiomas como El que escruta elige, N o ha de perderse con papelitos lo que se ganó a balazos, Los vencidos no tienen otro derecho que el de trabajar para pagar las contTibuciones; hemos visto derrocados gobiernos soberanos, expropiadas las imprentas, llevados en traílla los periodistas por las calles, barridos a balazos los electores, embaucada por largo tiempo la nación con empresas, no por fantásticas m enos costosas, y atormentadas las con~ ciencias en nombre del libre pensamiento; y luégo, mudándose la decoración y los personajes, para fundar otro sistema de opresión, se han inventados títulos cuasi místicos en defensa de la arbitrariedad, se ha asentado como dogma de nuestro derecho público que el jefe del Estado es jefe nato de su partido, y en consecuencia sigue, como tal, o redactando periódicos, o dirigiendo a vista de todos intrigas maquiavélicas, o insultando a los particulares o a los partidos, y -85Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos litera.rios olvidando todo decoro para satisfacer los apetitos de especuladores, familiares o paniaguados. En más de veinte años que estuvo alejado de los cargos públicos un partido, desaparecieron casi todos sus hombres que tenían alguna práctica en el gobierno; en pose sión del mando, todo ha sido andar a c iegas. Si la otra mitad de la nación dura tanto tiempo en situación igual, al volver al poder, tampoco habrá quien conozca el manejo de los negocios públicos, y perdida la tradición del orden administrativo se consumará la ruina de la República. Cuando el histrión clamó en el teatro romano: Quirites libertatem perdimus, todos los ojos se volvieron a César; a nosotros no nos hubiera quedado más recurso que mirarnos unos a otros, por que todos h emos con~ribuído a l a obra nefasta; si bien la responsabilidad primera corresponde a los que buscaron en la revolución el medio de satisfacer sus pasiones y a los que les prepararon el campo para entregárselo, sacrificando a su propia ineptitud infinitas víctimas generosas. P ero ya son estérile s las recriminaciones, pues que nadie puede tirar la primera piedra. Nuestra vida política ha llegado a ser poco menos que de salvajes: tal se figura uno dos tribus que se disputan el terreno en que las confinó la naturaleza; el vencedor niega al vencido el fuego y el agua; el vencido espía un descuido de su dominador p a ra derribarle, o aguarda que un agraviado se lo entregue por traición; entre tanto el campo no se siemb ra, y el hambre acabará con los dos. Probado por la experiencia que los que apellidan libertad no han sabido hacerla efectiva, y los que claman autoridad no han logrado hacerla respetable, dudo que hombre alguno honrado y sensato pueda conservar fe en programas que no han producido sino escombros, ni menos seguir adorando ídolos que no han dado el triunfo a los partidos sino corrompiéndolos y d egradándolos. ¿No habrá llegado ya el caso de comenzar de nuevo, como en 1832, con una reacción vigorosa de patriotismo, modestia , desinterés y decoro? Envidiable sería la gloria del hombre público que convocara para cumplir ese programa a -86Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo todos los ciudadanos honrados, que por dicha aún los hay, persuadiéndoles que en torno de la madre agonizante acallan los buenos hijos mezquinas disensiones. Sólo así cabe abrigar la esperanza de que algún día gocemos todos de libertad bajo un gobierno justo. ¡Ah! pero éstos son sueños, y los sueños .... IV Muy vivo fue el amor de mi hermano a la patria. Cuanto le afligía nuestro descrédito en la bolsa europea y el desdén con que somos tratados por nuestra inhabilidad para manejarnos como pueblo libre, tanto anhelaba por que nos llegara el reinado de la verdadera paz, que según la definición antigua, es la tranquilidad en el orden, y con ella la prosperidad, pero no la fantasmagórica que prometen los especuladores, sino la que proviene del desarrollo armónico y firme de las varias fuerzas de la nación. En todos sus viajes iba su pensamiento repartido entre lo que observaba y la apl::cación que pudiera tener ello en su suelo natal. No eran los grandes inventos o las empresas colosales las que le seducían, sino lo que pudiese mejorar las industrias ya conocidas en el país, facilitando al pueblo modo de adelantar en ellas mediante el manejo de aparatos menos toscos y de materiales mejor preparados, o lo que contribuyese a introducir otras adecuadas a nuestros recursos y necesidades, para disminuir poco a poco la sujeción al extranjero, y sobre todo extender en la masa de la población el amor al trabajo, "fuente divina de moralidad," y despertar, con la seguridad, el gusto de la economía y el ahorro. Esa era a sus ojos la primera base de la prosperidad, sobre la cual se asentaría todo lo demás. En el escrito que tituló Arranques de un patriota (886 ) e~plica con perspicacia las causas que han producido la ruina de tantas empresas acometidas locamente entre nosotros, inculca la necesidad de buscar nuevos rumbos con prudencia y más que todo con modestia, y señala una mul-87Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios titud de cosas en que podría emplearse útilmente nuestra actividad. Bien se entenderá que tal patriotismo improductivo no puede ser reputado por d e buena ley sino cuando la patria es la que provee, como madre amorosa, a la felicidad de todos sus hijos; cosa en que no piensa el partido (según existe entre nosotros), pues no mirando sino al provecho inmediato de los suyos y al vilipendio de los que no se hagan solidarios de sus pasiones, torpezas o malos manejos, sólo presta oídos a empresas ajenas de toda contabiLdad o a proyectos fabulosos encaminados a alucinar, y también preñados de grandes utilidades para los favorecidos. En semejante situación el hombre honrado, digno y juicioso, que no halla campo para mostrar sus buenos deseos, se r e tira a practicar en silencio la formá más humilde pero más necesaria del patriotismo, que consiste en vivir sometido a las leyes y dar ejemplo de moralidad y de laboriosidad; hízolo así mi h e rmano, contribuyendo además a probar que el trabajo material no es desdoroso, aunque se lleve un nombre ilustre, y que no hay divorcio entre ese trabajo y el cultivo fecundo de las letras. Su amor patrio pudo tomar por lema lo que de un amante modesto dijo el poeta: Brama assai, poco spera, e nulla chiede. Cuantos l e conocieron y le trataron rendirán testimonio de la ame nidad de su trato y de la oportunidad con que traía comparaciones y anécdotas que, aun en materias literarias o ci e ntíficas, daban a veces inesperada luz. Supongo que los amigos que durante largos años concurrieron los sábados por la noche a nuestra casa en Bogotá, habrán conservado grato recuerdo de aquellas reuniones amistosas en que sin especie alguna de pedantería o imposición, fuera de la decencia y mutuo respeto propios de personas cultas, se departía sobre cualquier tema con igual interés, o se dividían los amigos en grupos según sus gustos. Raras veces faltaba quien tocase el piano, o leyese alguna composición propia o -88Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo ajena, o comunicase noticias literarias o artísticas, dividiéndose la sesión con la cena, en que rein 2ba fraternal alegría. Allí los jóvenes de fuera de la capital encontraban a Caro, a Pombo, a Fallon, a l\1arroquín, a Carrasquilla, y no podían menos de quedar sorprend:dos al ver en ese ambiente de franca familiaridad a hombres cuya posición literaria debía hacérselos aparecer desde lejos como inaccesibles. Y nunca tuvieron ocasión los tertulios de reparar en que el que hacía el principal gasto de la fiesta, atendiéndolos y complaciéndolos a todos, estaba agobiado por un trabajo abrumador, como que los sábados eran los días más ocupados, y las más veces apenas h a bía tenido lugar para mudar de vestido y comer, cuando ya llegaban los primeros concurrentes, que iban a prolongar la conversación hasta la una o las dos de la mañana. Después de esta trasnochada, algunos de los mismos amigos iban el domingo a almorzar, y hallaban la misma infatigable amabilidad y alegre agasajo. Ilimitada era su benevolencia: bastaba el más leve movimiento, la indicación más ligera, para que él hiciese una buena obra; pero al mismo tiempo fueron en él sentimientos innatos, irresistibles, el decoro y la rectitud, y por eso nunca pudo tolerar indignidades, bajezas ni injusticias. De tal combinación de cualidades eximias provinieron algunas de las enemistades de que en público se ha htcho mención: faltándole cautela a su deseo de servir y agradar, se expuso a no ser correspondido caballerosamente, y sintiendo herida en él la justicia, no podía ocultar su indignación. Muchas veces, al palpar los inconvenientes ( de tejas para abajo) de la bondad excesiva, solía decir que era una desgracia no haber tenido ocasión de meter en la cárcel a unos cuantos : arranque inocente de quien veía que en sociedades trabajadas por las pasiones y odios de partido, generalmente no se tiene por respetable sino al que es temible. Inútil es decir que para él e ra punto de honor la lealtad para con sus amigos y la gratitud a sus buenos oficios. A Rafael Pombo, el amado Florencio que dio ocasión para escri-89Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios bir este libro, y que tántas veces le defendió de injustos ataques , profesaba, no ya fraternal cariño, sino veneración. No omitía oportunidad de proclamar su nombr e como una de las glor: as de la patria y de hacer reproducir sus composiciones; la admiración hallaba estímulo en la gratitud, y como, en su sentir, semejantes deudas nunca se cancelan, cada día hallaba más placer en glorificar a su amigo y ostentar su agradecimiento. Reimprimiendo la Buena nueva, preciosa poesía escrita para las bodas de don J. S. Abondano y doña María de Jesús Raymond, escribía: " En medio de este himno de alegría se deslizan al poeta acentos m elancólicos al figurarse convertida su casa en desierto y oscuridad. Desfallecimiento natural en el hombre, pero imposible, por fortuna, en el poeta, sacerdote del amor. Los "dos viejos" de ese hogar nunca estarán solos y en tinieblas ; los recuerdos tiernos y agradecidos de los recién casados acudirán siempre allí y volarán en torno de ellos, como han acudido y volado siempre los de tantos a llegados y amigos queridos en el alma, los de tantos agraviados ardorosamente defendidos, los de tantos inertes o pequeñuelos que han encontrado allí estímulo o vÍstose con generosidad suma ensalzados y coronados. El poeta, sacerdote del amor, nunca estará solo: serán su familia cuantos hayan llorado o padecido, cuantos como él hayan penetrado en la eterna corriente de la vida, sorprendido los secretos vínculos que enlazan a t odos los seres, y respondido en sí a las palpitaciones de cuanto siente y ama aquende o allende los sentidos. Es más: los objetos todos que le rodean o que concibe, con voz amiga le son mensajeros de paz, serenidad y armonía." Algo después, con motivo de haber publicado el Tie'mpo de Méjico la Hora de tinieblas, se levantó entre los buenos católicos de aquel país un susurro de desaprobación, y el eximio director de aquel diario pidió a mi hermano noticias sobre Pombo y el espíritu de aquella composición. Inmediatamente le remitió un artículo sobre su amigo en que daba todas las explicacior~2s pedidas con el justo elogio del poeta. -90 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo Aunque ~l artículo llegó a manos del señor Agüeros (según él mismo me lo escribió), no se publicó, acaso para no remover el asunto, y Angel, como si temiese verse asaltado de la muerte sin rendir este homenaje a su amigo, no pudo aguardar más, y sobre los borradores de aquel redactó otro, que salió en El Mundo diplomático y consula-r de París el 15 de abril de 1896: al verlo impreso se sintió d esahogado; fue lo último que publicó; en el número siguiente anunció el periódico su muerte. Propúsose allí principalmente hacer ver que "en Pombo están las facultades poéticas de tal manera fundidas y compenetradas con la vida moral, que en tedos ~us actos es difícil separar lo que corresponde al amor de lo bello, de lo que corresponde al amor de lo bueno". Enumerando algunas de sus altísimas prendas, escribe: "Es Pombo incomparable en la amistad, y quien se atreva a ultrajar a un amigo suyo, hallará de seguro en él más ardorosa defensa que la que pudiera hacer el mismo agraviado; y cuenta que Pombo jamás ha sido enemigo de nadie ni guardado rencor contra persona alguna: en su corazón no hay una gqta de hiel." Copio el fin como prenda de que su última palabra fue de admiración y desagravio a la gloria y a la virtud: "Los cultivadores de las letras lamentan que no exista una colección completa de las obras de Pombo, en que aparezca esta aptitud maravillosa para todos lo ~ temas y para todas las cu.erdas de la lira, con la unidad propia de la naturaleza, su modelo, y de su doctrina moral, su guía. "Una de las condiciones más singulares de Pomba es la de conservar intacto el dón de la poesía . Los años con su dura mano son incapaces de ofuscar su inteligencia o mellar sus bríos; y hoy que ya toca los linderos de la vejez (pues nació en 1833), es tan lozano y enérgico en la forma del verso cuanto elevado en el pensamiento: el tiempo no existe para él. Como nunca faltan atolondrados que se atrevan a ultrajar a las personas venerables, un mozo se dejó decir que en Pombo se notaba decadencia: todos sus compatriotas acudieron a desagraviarle, y él presenta, cual otro Sófocles, -91Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios nuevas obras en que con juvenil ardor exhibe la fr escura de su sentimiento y su potencia creadora." Palabras me faltan para decir lo que fue Angel para mí. Eran de padre los ejemplos y consejos de discreción y prudencia; de madre, la solicitud con qu e posponía siempre su comodidad a la mía y velaba por mi salud y tranquilidad; de hermano, la generosidad y desinterés absoluto; de amigo, la franqueza y comunidad de sentimientos e ideas, la colaboración y ayuda en tod as mis tareas; y de todo esto junto, e l interés más vivo por cuanto pudiese acrecentar mi reputación y buen nombre. Su vida moral me fue ejemplo edificativo de c ómo pueden practicar se todas las virtudes sin ceño ni gazmoñería. Era su fe tan sencilla y fr anca, que jamás supo lo que son respetos hum anos : preguntábale una vez un pobre señor que creía que con ser francmasón había alcanzado la ciencia divina y humana, cuáles eran sus ideas religiosas y filosóficas: " Todo mi sab er, le respondió , está comprendido en el catecismo de la doctrina cristiana que me enseñaron cuando niño. " N ada había para él más serio y grave que el cumplimiento de sus deberes como católico; y cuando estaba en ello, se absorbía de tal manera s u atención, que no se permitía la m enor distracción ; no se le pasaba día sin leer u n capítulo de los sagrados Evangelios o de alguna vida de Nuestro Señor Jesucristo, y siempre dio su cooperación a los C ongresos generales de católicos, y a se celebrasen en Francia, ya en otros países de Europa. Miembro en París de la Sociedad de san Vicente de Paúl, hacía a los pobres las visitas reglamentarias con la caridad más expansiva, y siendo de estómago delicadísimo, que con cualquier mal olor se trastornaba, permanecía largos ratos en buhardillas infectas sin demostración alguna de desagrado; al mismo tiempo que su sagacidad le descubría misterios de la vida parisiense, con cuyo conocimiento contribuía al mejor logro de la caridad y sorprendía a miembros más antiguos y prácticos. - 92 - Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuel'VO Al privarme el Cielo de este apoyo humano y de estos ejemplos confortadores, he sentido que me falta la mejor parte de mí mismo, y no me queda más consue lo que el culto de la memoria adorada, a la cual consagro en estas líneas ofrenda de gratitud y de justicia. París, junio de 1899. (Prólogo al libro "Cómo se evapora un ejército", de don Angel Cuervo ). Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Dos poesías de Quevedo a Roma- POR el hecho de haber esta d o Quev e do pocos días del mes de abril de 1617 en l a ca pital del or be catól ico, se ha dado por cierto que el soneto A Roma sepult ada en sus 'fu inas ( el III de la Musa 1) y l a silva Roma antigua y moderna (IV y XIII de la Musa VIII ) representan la impresión inmediata que la ciudad produjo en el poeta, y que ambas fueron escritas entonces. Pero ni la una ni la otra son originales, y aun cuando tienen pormenores o amplificaciones propias, pudieron escribirse en otro tiempo, probablemente después, avivados los recuerdos por aquellas d e que son imitación. En efecto, hablando como de cosa muy pasada, dice Quevedo en la silva: Allí del arte vi el atrevimiento. Pues Marco Aurelio en un caballo , armado, El laurel en las sienes anudado Osa pisar el viento, y en delgado camino y sendas puras Hallan dónde pisar las herraduras. De Mario vi y lloré desconocida La estatua a su fortuna merecida, etc. Pasando a lo principal, soneto y silva son patentes im itaciones del poeta francés Joaquín du Bellay ( 1524-1560 ) que alcanzó gran renombre entre los de la Pleyada (1 ) y es(1) Cosa de treinta años hará que, habiendo encontrado en una Antología de poetas ingleses un soneto de Spenser que tenía con el de Quevedo el mismo parecido que el de Du Bellay, los publiqué juntos, como curiosidad, en un periódico de Bogotá ; pero no teniendo entonces elementos para explicar la coincidencia, -95Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios cribió una serie de sonetos sobre las antigüedades de Roma, "descripción general de su grandeza y como lamentación de su ruina" ( 2) Hé aquí el soneto tercero y, para que se compare, el de Quevedo: Nouueau uenu, qui cherches Rome en Rome, Et rien de Rome en Rome n'appergois, Ces uieux palais, ces uieux arczs que uois, Et ces uieux murs, c'est ce que Rome on nomme . Voy quel orgueil, quelle ruine & comme Celle qui mist le monde sous ses lois Pour douter tout, se donta quelquefois, Et deuint proye au temps, qui tout consomme. Rome de Rome est le seul monument, Et Rome Rome a uaincu seulement. Le Tybre seul, qui uers la mer s'enfuit Reste de Rome. O mundaine inconstance! Ce qui est ferme , est par le temps destruit, Et ce qui fuit, au temps fait resistence . . . .el ROMA SEPULTADA EN SUS RUINAS Buscas en Roma a Roma, o Peregrino, y en Roma misma a Roma no la hallas. Cadáver son, las que ostentó murallas, tumba de sí propio el Aventino . Yace donde reynaba el Palatino, Y limadas de el tiempo las medallas, Mas se muestran destrogo a las batallas De las edades, que Blasón Latino y eché el caso en olvido. Recordándolo poco ha recordé las obras del poeta inglés, y hallé que tradujo, declarándolo, todos los sonetos de las Antiquitez de Du Bellay, y entre ellos, como había de suceder, el primero que arriba copié. Estos sonetos se imprimieron , con otras poesías del autor, en Londres, 1591. Así el poeta de la Pleyada era la fuente común, pues juzgo que a nadie ocurrirá la idea de que Quevedo siguió más bien al inglés que al francés. (2) Le premier livre des antiquitez de Rome contenant une general e description de sa grandevr, et comme vne deploration de su rvine: par Ioach. Du Eeilay Ang. París, Frederic Morel, 1562. -96Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino .José Cuervo Solo el Tíber quedó, cuyo corriente, (1) Si ciudad la regó, ya sepoltura La llora con funesto son doliente. O Roma, en tu grandeza, en tu hermosura Huyó lo que era firme, y solamente Lo fugitivo permanece, y dura. (El Pal'nasso Español, y Musas Castellanas de D. Francisco de Quevedo, p . 4. Madrid, 1650). Como se ve, el español reprodujo fielmente el princIpIO y el fin del soneto francés, y alte ró el medio para esforzar el contraste entre lo duradero y lo fugitivo. Cosa parecida hizo en la silva, aunque en proporciones mucho mayores. Copiemos a Du B e llay y los lugares correspondientes de la composición española: Ces grands monceaux pierreux, 'ces uieux murs que tu uois Furent premiérement le clos d 'un lieu champestre: Et ces braues palais, dont le temps s'est fait maistre , Cassines de pasteurs ont esté quelquefois. Lors prindrent les bergers les ornemens des Rois. Et le dur laboureur de fer arma sa destre: Puis l'annuel pouuoir le plus grand se vid estre , Et fut encor plus grand le pouuoir de six mois: Qui, fait perpetuel, creut en telle puissance, Que l 'aigle Imperial de luy print sa naissance: Mais le Ciel s'opposant a tel accroissement, Mist ce pouuoir es mains du successeur de Pien'e, Qui sous nom de pasteur, fatal a ceste terre, Monstre que tout retourne a son commencement. (Sonnet XVIII) Esta que miras grande Roma ahora, Huésped, fue yerba un tiempo, fue collado ; Primero apacentó pobre ganado, Ya del mundo la ves Reyna y señora. (1) Usado como masculino, lo mismo que en el soneto XVIII de la Musa IV: Frena el corriente, o Tajo, retorcido. -97- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios En tu niñez te vieron las edades Con rústico Senado, Luego con justos, y piadosos Reyes, Dueño del mundo dar a todos leyes . y quando pareció que avia acabado La grande monarquía, Con los Sumos Pontífices, goviern9 De la Iglesia, te viste en solo un día Reyna del mundo, el Cielo y el Infierno: Las Aguilas trocaste por la Llave y el nombre de Ciud8.d por el de Nave: Los que fueron Nerones insolentes Son pios y clementes. Tu dispensas la gloria, tu la pena, A essotra parte de la muerte alcanza Lo que el gran Successor de Pedro ordena. Tu das aliento y premio a la esperanza, Siendo en tan dura guerra Gloriosa Corte de la Fe en la tierra. (1) En los 158 versos que median entre el principio y el fin de la silva, según quedan copiados, hay no pocas imitaciones o reminiscencias de otros sonetos de Du Bellay. Sirvan de ejemplos las siguientes, puestas en el orden en que aparecen en el texto castellano: J ove tronó desde desnuda peña, Donde se ven subir los chapiteles A sacarle los rayos de la mano. Trofeos y blasones Que arcos diste a leer a las estrellas, No se si a embidiar a las mas de ellas. Arcz triompbaux, pointes du ciel voisines, Qui de uous uoir le ciel mesme estonnez. (Sonnet VII) . (1) Para esta cita y las demás se han combinado las lecciones de los dos textos que ofrece la edición d e las tres últimas Musas. (1670-1729). - 98 - Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo Senado rudo que vistieron pieles Da ley al mundo y peso al Occeano Ceste ville qui fut l'ouurage d'un pasteur, S'éleuant peu á peu, ereut en telle hauteur, Que royne elle se uid de la terre et de l'onde. (Sonnet XX.) Fue triunfo suyo, y violo s en cadena El Danubio , y el Rheno, Los dos Hebros y el padre Tajo ameno, Cano en la espuma y roxo con la arena; y el Nilo, a quien han dado, Teniendo hechos de m.ar, nombre de río . . . y en la guerra civil , en donde fuiste De ti misma teatro lastimoso A tus propias entrañas Bolviste el yerro que vengar pudiera La grande alma de Craso. Hurtó el imperio que nació contigo, dióle al enemigo. y Quand se braue seiour, honneur du nom Latin, Qui borna sa grandeur d'Afrique, et de la Bize, De ce peuple qui tient les bords de la Tamize, Et de eelui qui void esclorre le matin, Anima eontre soy d'vn courage mutin Ses propres nourrissons, sa depouille eonquise, Qu'i! auoit par tant d'ans sur tout le monde aequise, Deuint soudainement du monde le butin. (Sonnet XXI) j Oh Roma generosa! Sepultados se ven donde se vieron, Como en espejo, los arcos En la corriente ondosa y las puertas triunfales Que tanta vanidad alimentaron , Oy ruinas desiguales Que o sobraron al tiempo, o perdonaron -99Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios Las guerras , ya caducan y mortales Amenazan, donde antes admiraron. Donde antes huvo oráculos hay fieras y descansadas de los altos templos, Buelven a ser riberas las riberas; Los que fueron Palacios, son ex emplos. Pero de las cenizas que derramas, Fenix renaces, p arto de la s llamas, Haciendo tu fortuna Tu muer t e vida, tu sepulcr o c una . Toy qui de Rome émeru eillé contemples L'antíque orgueil quí, menassoít les cieux, Ces uieux palais, ces monts audacieux, Ces murs, ces arcz, ces thermes, et ces temples, Iuge, en uoyant ces ruines si amples, Ce qu'a rongé le temps iniuirieux, Puisqu'aux ouuriers les plus industrieux Ces vieux fra gmens encor seruent d'exemples: Regarde apres, c omme de iour en iour Rome fouillant son antique s eiour, Se rebatist de tant d ' oeuures diuines: Tu iug eras, que l e daemon Romain S 'efforce enc or d ' une fatale main Ressusciter ces p oudreuses ruines. (Sonnet XXVII .) Las peñas que vivieron Dura vida con almas imitadas, Que parece que fueron Por De ucalión tiradas, No de in genios a mano adelgazad a s Son troncos lastimosos Robados sin piedad de los curiosos. Ainsi de peu a peu creut l'empire Romain, Tant C!u'il fut despouillé par la Barbere main, Qui ne laissa de luy que ces m arques antiques, Que chacun ua pillant: comme on uoid le gleneur Cheminant pas a pas recueillir les reliques De ce qui ua tumbant apres le moissonneur (Sonnet XXX.) -100Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo Para concluir cumple apuntar lo que ya se ha advertido sobre la parte que en esta composición corresponde a Propercio (IV, 1): Quevedo sintió, sin duda, que para su propio gusto o estilo era Du Bellay algo flojo o débil al imitar o recordar al poeta latino, e introdujo al principio de la silva rasgos enérgicos tomados de la elegía. V éanse algunos: Hoc quodcumque vides, hospes, qua maxima Roma est, Ante Phrygem Aenean collis et herba fuit. Esta que miras grande Roma agora, Huesped, fue yerva vn tiempo, fue collado. * ** Atque ubi Navali stant sacra Pala tia Phoebo, Evandl'i pl'ofugae concubuere boves. A la sed de los bueyes De Evandro fugitivo Tibre santo Sirvió. * * * Tarpeiusque pater nuda de rupe tonabat. Jove tronó desde desnuda peña. *** Que Gradibus domus ista Remi se sustulit, olim Unus era fratrum maxima regna focus. y pobre y comun fue g o en estos llanos Los grandes reynos de los dos hermanos. ** * Curia, praetexto qua e nunc nitet alta senatu, Pellitos habuit, rustica corda, patres. Senado rudo que vistieron pieles, Dá ley al mundo, y peso al Occeano. Tomado de la Revue hispanique.-Tomo XVIIL-Año de 1908. Pp. 432 Y siguientes). Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. La lengua de Cervantes El insigne filólogo español don Julio Cejador y Frauca solicitó de su gran maestrazo (así llamaba a Cuervo en su correspondencia con él) un prólogo para la obra "La lengua de Cervantes". Cuervo escribió entonces, en forma de carta que remitió a Cejador con una epístola remisoria, la admirable página que se leerá en seguida: Mi querido amigo: Me siento tan mal de la cabeza, que sólo en virtud de un grande esfuerzo escribo a usted estas cuatro líneas; y digo que son cuatro porque deseara manifestar a usted mucho más largamente el placer con que he hojeado las capillas de la «Gramática del Quijote" que ha tenido usted la fineza de enviarme; y aunque penoso, me es gratísimo el esfuerzo, porque lo hago para felicitar a usted cordialmente y ofrecerle una vez más el homenaje de admiración que merecen el vasto saber de usted y su incomparable laboriosidad. Aunque las capillas no traían portada, me bastó recorrer algunas páginas para decir ex ungue leonem: este libro no puede venir sino del autor de los Gérmenes y la Embrogenia del lenguaje. Ya supondrá usted que no he podido leerlo todavía Íntegramente y con detención, línea por línea, como debo hacerlo; y no ocultaré a usted que me ha acometido cierto pujo de vanidad al ver que es más considerable -103- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios el número de casos en que estamos de acuerdo que el de aquellos en que d isentimos: vanidad que no carece de su poquito de modestia, pues que me obliga a más escrupuloso estudio. Mayáns dijo por ahí que las Pa-rtidas eran la Tesorería mayor de la lengua castellana; juzgo que si hubiera tocado en suerte a este autor vivir en nuestros días y leer la G-ramática del Quijote, y el Diccionm'io que la acompañará, hubiera vacilado en la aplicación de la frase. Sin duda que el código del Rey sabio abarca grandísimo número de cuestiones y materias que exigen un vocabulario propio; pero las lenguas no son palabras solamente, sino frases, construcciones, metáforas, giros; variedad de estilo y lenguaje, según las clases sociales y las circunstancias de la vida. En este concepto no cabe comparación entre los dos insignes monumentos de la literatura castellana. Quien acuda a la sintaxis de usted, se quedará pasmado de ver los insuperables recursos de que dispone nuestra lengua para formar y enlazar las frases, y construír oraciones y períodos con la más cumplida elegancia. Basta leer algunos capítulos d e Cervantes para saber cómo se explicaban en su tiempo los litera'tos y el pueblo, para estimar el estilo llano de la gente culta y el desaliñado del vulgo, vivificado todo con la intuición más sorprendente de las almas que viven y palpitan en esas frases. La gramática del Quijote puede decirse, pues, que es la gramática de la lengua castellana en su forma más nacional y genuina; y en ninguna labor pudiera usted haber empleado mejor sus profundos conocimientos filológicos y su penetración científica. En la exposición y análisis de la obra de Cervantes ha hecho usted converger todos los elementos de la ciencia del lenguaje: la fonética como la psicología, la crítica del texto como la estimación estética de la elocución; y, lo que vale más, para tan ardua tarea ha usado usted de un criterio libérrimo, libérrimo como el de Cervantes, para quien la gramática era "la discreción del buen lenguaje". En esos tiempos tenían los preceptistas poquísimo, 3i -104Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo algún influjo, y el arte de bien hablar existía en el alma de todos, de todos los mejores, digo, c a lificado por la educación común en las universidades, en las campañas, en los viajes, en las academias; cada cual, según su propio natural, era en su lenguaje, diserto a su modo, y esa gran variedad en la unidad es uno de los mayores encantos de nuestros buenos libros de aquella época. He celebrado mucho ver cómo se burla usted de ciertas reglas que parecen forjadas por sordos y mudos para sordos y mudos, por gente y para gente que ignora lo que habla y lo que oye, por el estilo de los que han querido hacernos creer que en castellano, ni más ni menos que en latín, tenemos sílabas largas y breves por naturaleza y posición, o que nuestros adjetivos concuerdan c on el sustantivo en género, número y caso. La naturaleza misma de la obra de usted le ha favorecido en la empresa de escombrar este terreno de las malezas de la rutina y del capricho individual: hechos estudiados con rigor científico, esas son sus reglas. No dudo que la obra de usted alcanzará, como lo merece, los aplausos de todos los amante s de la literatura castellana; y me figuro que si, andando el tiempo, redujese usted su libro a forma y proporciones puramente didácticas, haría usted singular servicio a l estudio de nuestra lengua, proponiendo como base el habla de Cervantes e indicando la evolución posterior del castellano, del castellano de todos o los más, sin cuidarse de los latinizantes, o, digámoslo con más verdad, de los afrancesados. La obra, como la publica usted hoy, será el consultor de los eruditos y, en general, de los estudiosos; la reducción será como la leche de que se nutran todos antes de pasar a disciplinas mayores. Despropósito parecerá la idea, pero acaso lo es menos de lo que puede pensarse. Si con visos de acierto se ha dicho que las naciones más están formadas de muertos que de vivos, con mayor razón cabe aplicar la idea a la lengua de pueblos que se ufanan de poseer antigua y gloriosa litera- tura, y se habla en extendidos y variados territorios. En es-105- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios te caso no es ya el habla familiar de una reducida comarca, por culta que sea, lo que puede servir de tipo ideal a muchos millones de individuos, ni la materia única con que formen sus obras los artistas: ese tipo y esa materia existen en la literatura, y no meramente en la de hoy, sino también, y con mejores títulos, e n la de los siglos pasados. Cervantes y León, con Jovellanos y Quintana, con Valera y Núñez de Arce, con Pardo y P esado, con Juan María Gutiérrez y Miguel Antonio Caro, forman para nosotros como la madre de dilatado río en que se unen las hablas de muchas generaciones, echando a las márgenes las brozas de lo añejo, ya inservible, d e lo provincial y lo vulgar. A esa unidad artística es a lo único a que hoy podemos aspirar. Unido a usted por esa elevada simpatía, le renuevo mis felicitaciones y agradecimientos y quedo de usted amigo sincero y ferviente admirador, RUFINO J . CUERVO París, 24 de may o d e 1905. -106- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. FRONDA LIRICA A guisa de prólogo para una nueva edición de "Fronda lírica" dirigió Cuervo a Julio Flórez la carta siguiente: ,c. de U. París, 18 rue de Siam. 8 de julio de 1908. Señor don Julio Flórez Presente. Mi querido amigo: He de confesar que con los años he perdido algo el gusto de los versos; pero aseguro a usted que la lectura de " Fronda lírica" ha renovado la fruición que me causaban en los mejores días de mi vida. Allí aparece usted como maestro consumado que domina la l e ngua, así para la cabal expresión de todos sus conceptos, como para lograr los efectos más delicados de la rítmica. La firmeza del estilo, la intensidad del sentimiento, la intuición profunda en las cosas de la naturaleza y sus relaciones, se ostentan en mayor o menor grado, con frecuencia soberanamente, en cada una de sus poesías; tal que algunas traen a la memoria obras maestras de todos admiradas. El " Año armónico" me ha recordado las filigranas incomparables del " Nalporgis clásico" del segundo " Fausto" ,: -107- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios el " Rey Febo" tiene un no sé qué de la solemnidad con que Lucrecio invoca a Venus al principiar su poema; "La araña·' hace pensar en " El cuervo" de Poe. Y esto sin que haya en ninguna de sus poesías imitación y acaso ni sugestión. Sería cosa de nunca acabar si hubiera de hablar a usted d e todos los méritos y primores de cada composición. En la obra de usted, ya de algunos años se nota constante ascensión. La nota amarga, destilada de sus pesares y prenda al propio tiempo de su sinceridad, acaso se suavice también cuando llegue al fondo de su sér la sutilísima voz del místico ascende supeTius, y desde la cima escarpada del suspirado Olimpo vea usted la armonía inefable de todos los mundos y sienta caer sobre su corazón la paz y la sinceridad. Reciba usted las Íntimas felicitaciones de su amigo y admirador, RUFINO J. CUERVO ("Fronda Iírica".-2f!. edición.-1922.-Tipografía Barranquilla) . -108Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Mogollón . NOTAS Responsable como soy de esta compilación, cuya importaneia es enorme por ser Rufino José Cuervo la máxima autoridad de nuestra lengua en los tiempos modernos, he creído indispensable algunas anotaciones. Son las siguientes: 1~.-Los "Escritos litel'arios" (lo mismo que las "Disquisiciones filológicas") fueron copiados de los libros que pertenecieron al señor Cuervo, libros que él legó a la Biblioteca Nacional y que ostentan en sus márgenes multitud de enmiendas y adiciones . Tales enmiendas y adiciones, naturalmente, fueron tenidas en cuenta al tomar la copia que debería enviarse a la Editorial. Respondo sin la menor reticencia del cuidadosísimo esmero con que se tomaron las copias, y de la manera como dio término .a la edición la "Editorial Centro". No debe, en consecuencia, tomarse por yerros de imprenta algunos giros sintácticos no comunes y tampoco palabras que como hivernal, indú, Pleyada, Cipaquirá y varias otras se apartan de la ortografía usual. Razones de sobra tuvo el sabio bogotano para escribir como escribió. ** * única corrección que me permití hacer a la ortografía del señor Cuervo (ninguna hice a la sintaxis) consiste en la supresión de muchísimas tildes y de numerosas mayúsculas. Ello porque noté que entre los escritos de la juventud del filólogo y los de su edad madura había clara discrepancia sobre el par ticular. Acomodé, pues, en punto de tildes y mayúsculas la ortografía de los primeros a la de los últimos. y me anticipo a responder a quienes deseen preguntarme qué palabras tildaba el señor Cuervo y cuáles escribía con mayúscula: 2~-La -109- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios Tildes.-Marcaba tilde a todas las palabras agudas y terminadas en vocal, en n o en s; a todas las graves t e rminadas e n con sonante distinta de n o de s , y a todas la s esdrújulas y sobresdrújulas. En sus últimos años s u p rim ió la tilde en todos los monosílabos, a no ser que fue r a n ecesario diferenciarlos d e ot ros. Tildó , según lista que tuv e el cuidado de hace r: él, pronombr e , para diferenciarlo del artículo ; más, adverbio, para disting uirlo de la conjunción; tú, pronombre, p ara no confundirlo con el p osesivo ; mi, terminal , para que no se le c r ea el p osesivo ; sé, bien como presente de saber o como im perativo d e ser, para evitar confusiones con el caso reflejo ; sé r, s ustantivo , a fin de que no vaya a tomársele por el infinitivo del verbo ; dón, sustantivo , en el sentido de regalo, para que no se le crea la sig la de la s palabras de origen noble, y dó, sustantivo, para conseguir que la nota musical no se tome por la abreviatura poé tica d e un adverbio. Puso tilde , por último , en la primera vocal de un diptongo que se disuelve, y en alg u nas p a labras n o monosílabas que también pueden confundirse: en sólo a dverbio , pues existe el solo, adjetivo ; en luégo, a dv erbio, idéntico, s in tilde , a la ergotista conjunción; en los impe rativos, si son confundibles con los presentes ; en pára, ver bo, ya que la p r eposición para puede orig in ar confusiones , y en náda, verbo , fácilmente troca ble por el sustantivo. En las partículas interrog ativas o admirativas, siguiendo el uso corriente, usó también l a tilde . Mayúsculas.-Anticipándose al u so actua l de los buenos es ·· critores (no g eneralizad o todavía, por desg r a c ia ) puso únicamente mayúscula al principio de un escrito, después de punto, en la primera palabra de una c ita que v a y a e ntre comillas , en la primera del nombre de una obra o de una empresa , en los sustantivos propios de por sí o apelativos que se usen como propios y en los adjetivos que forman parte de un nombre propio. No está por demás hacer notar, a este respecto, que el p r opio señ or Cuervo consideraba el mayusculismo como seña. l inequívoca de ensimismamiento y de pedantería. * ** -110Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo 3~-Como ya lo dije en el lugar apropiado, el prólog'o que aparece en la primera edición d e las "Apuntaciones críticas" fue modificado sustancialmente en ediciones posteriores. En numerosos libros de lectura, en infinidad de gramáticas, y últimamente en el primer tomo de la obra de don Tomás Rueda Vargas titulada "Prosistas y poetas bogotanos", aparece tal prólog o con las adiciones y supresiones que le introdujo su autor. Me p a reció, pues, absolutamente necesario r eproduc ir el d e la primera edición , a fin de que --comparado con los otros- se pue da estudiar debidamente la evolución ideológ ica del excelso lingüista. 4!J.-En escritos como el consagrado a la traducción de Virgilio por don Miguel Antonio Caro, admira el profundo conocimien to que tenía el señor Cuervo de la métrica latina y de la castellana. De que conocimientos de esa clase sólo se adquieren con la práctica, es prueba el hecho de que don Rufino versificó en ocasiones, tanto en castellano como en latín. En "La dulzada" de don Angel hay estrofas que acusan cla ramente la mano sabia del hermano, y en los ejemplares de los clásicos latinos que fueron de s u propiedad, frecuentemente se encuentran correcciones a versos defectuosos . Don Diego Rafael de Guzmán , e n una de sus actas académicas, trascribe la siguiente poesía del señor Cuervo : o c[emens! O pía! Anhelando el alma mía un dón poderte ofrendar, pide voz a Poesía; mas siente que desvaría si intenta el himno entonar. Que ya no place al oído ni la fuente sonorosa ni de la selva el rüido, ni en el pecho endurecido tiene eco natura hermosa. -111- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escritos literarios Mas, ¿qué fueran sus acentos entre el espléndido coro que en melodiosos concentos, pregonando tus portentos, el plectro mueven de oro? .. Alma mía, el vuelo abate humilla tu presunción; deja que otro ardiente vate su beldad cantando acate, pues tus versos rudos son. y Confundido su deseo el alma en sí se concentra; y tras aquel devaneo de la virtud el arreo para ti juzga que encuentra. ¡Pobrecita! ¡No comprende que es agostado jardín! Marchito el lirio se tiende, ni rosa ni viola prende ; ábrego a todo dio fin. De tanta ruína en presencia se deshace al recordar los días de su inocencia, cuando hablaba a tu clemencia pudiendo al cielo mirar. ¡Ah! Ni cánticos ni tlores puede darte, tú lo ves; digan otros sus loores, que ella en medio a sus dolores lágrimas vierte a tus pies ... "El sentimiento de la poesía, esc nbe el citado señor de Guzmán, era en Cuervo delicadísimo, y a sus horas, aunque no fue se sino para su p r opia sa tisfacción, metrificaba con primor y facilidad" . * * * -112- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rufino José Cuervo 5li!--A propósito del estudio "Dos poesías de Quevedo a Roma", me ha relatado don Víctor E. Caro una curiosa coincidencia: El mismo día en que llegó a manos de su ilustre padre , don Miguel Antonio, el ejemplar de la "Revue hispanique" que el señor Cuervo le enviaba para que conociera su escrito, se ocupaba el traductor de Virgilio en la redacción de un artículo sobre el mismo tema, en el que hacía consideraciones análogas a las de su amigo. Ante lo que acababa de suceder, prescindió el señor Caro de dar remate a su obra, y suplió lo que faltaba en ella por una carta de cordial felicitación al camarada. -113- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. INDIC~ 7 Este libro La lengua Una nueva traducción de Virgilio . . ... " " .... " .. " ..... . .. "" " 25 Ecos 53 pel"didos Noticia biog ráfica de don Angel Cuervo . . " ... "............ 55 Dos poesías de Quevedo a Roma ... . . . ............... ... . . 95 La leng ua de Cervantes 103 Fronda lírica 107 Notas 109 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. CAN CO DE LA B1CLlonCA l :":IS A Ir:; ...~ T ~~ '! RE P ;JC5UCA !C LL ARANC<:5 . '-" . oJ. ~ _:;¿;-i. ¿¡ N Se terminó la impresión de este tomo de los ESCRITOS LITERARIOS de] Sr. Cuervo en Jos talleres de la EDITORIAL CENTRO S. A . en Bogotá, e] 10 de ju]io de 1939. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.