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FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y DE ADMINISTRACIÓN UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA TRABAJO DE INVESTIGACIÓN MONOGRÁFICA CONTADOR PÚBLICO PLAN 1990 “DISPOSICION A PAGAR POR LA RESTAURACION DE LA PUERTA DE LA CIUDADELA” Beatriz Torres Ambrosini María Elena Olarán Gainzarain María Carolina Duarte Rossi COORDINADOR: CRA CAROLINA ASUAGA DICIEMBRE, 2005 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” RESUMEN EJECUTIVO Este trabajo describe la Economía de la Cultura, ciencia social que estudia entre otros aspectos el Patrimonio Histórico, la valoración de bienes culturales y la administración de recursos escasos. Se realiza además, la aplicación del método de valoración contingente para medir la disposición a pagar por la restauración de la “Puerta de la Ciudadela”, monumento que ha sufrido un importante deterioro por el paso del tiempo. Arribando a la conclusión que si la restauración de dicho monumento estuviera a cargo de la Comisión del Patrimonio de la Ciudad Vieja o Centro no tendría sentido que se pagara más de $ 759.750 ya que ese es el valor dado por los habitantes de esa zona al monumento mencionado; mientras que si la restauración fuera realizada por la Intendencia Municipal de Montevideo el valor cambiaría, siendo menor por persona ya que debería contemplar los intereses de los demás ciudadanos de Montevideo. Es importante, tener presente en el momento de seleccionar la forma de restauración de la “Puerta”, que los recursos con los que se cuentan son escasos y las necesidades de la sociedad múltiples, por lo cual una adecuada decisión debería contemplar las preferencias colectivas. Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 2 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” AGRADECIMIENTOS A nuestra coordinadora la Cra. Carolina Asuaga por el tiempo dedicado a la orientación del presente trabajo de investigación monográfica de grado. A los estudiantes de la carrera de Licenciatura de Estadística y becarios del Instituto de Estadística (IESTA): Leticia Debera y Santiago Cilintano y especialmente al Profesor Cr. Juan José Goyeneche por su invalorable colaboración. A quienes respondieron atentamente nuestras consultas en especial al Arquitecto De León de la Intendencia Municipal de Montevideo y al actual Presidente de la Comisión de Patrimonio Cultural de la Nación, el Gestor Cultural Manuel Esmoris, a la socióloga Margarita Saavedra y al traductor Hugo Bentancor entre otros. A las personas que amablemente respondieron la encuesta realizada a efectos del presente documento tanto en la prueba piloto como en la definitiva. A nuestros familiares y amigos por la paciencia. A todos muchas gracias. Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 3 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” ÍNDICE RESUMEN EJECUTIVO…………………………………………………………… 2 AGRADECIMIENTOS……………………………………………………………… 3 CAPITULO 1 INTRODUCCIÓN Y ALCANCE DEL TRABAJO………………… 6 CAPITULO 2 MARCO CONCEPTUAL…………………………………………… 8 2.1 ECONOMÍA DE LA CULTURA………………………………….. 8 2.2 PATRIMONIO…………………………………………………….. 11 2.3 2.2.1 Evolución del concepto patrimonio………………………… 11 2.2.2 Definición y características de los bienes culturales……… 14 VALORACIÓN ECÓNOMICA DEL PATRIMONIO CULTURAL...………………………………………………………... 18 2.3.1 Qué problemática se encuentra a la hora de valuar el patrimonio…………………………………………………………….. 22 2.4 METODOLOGÍA DE VALORACIÓN…………………………… 24 2.4.1 Disposición a pagar …………………………………………… 25 2.4.1.1 Modelo de los precios hedónicos………………...… 25 2.4.1.2 Costo de desplazamiento……...……………………… 26 2.4.1.3 Valoración contingente…………………………….... 27 2.5 CONCEPTO DE CONSERVACIÓN-RESTAURACIÓN Y NORMATIVA……...………………………………………………… 32 2.5.1 CONCEPTO DE CONSERVACIÓN- RESTAURACIÓN…. 32 2.5.2 NORMATIVA…………………...…………………………… 34 CAPITULO 3 TRABAJO DE CAMPO …………………………………………... 36 3.1 ANTECEDENTES....……………………………………………………. 36 3.2 OBJETO DE ESTUDIO ……………………………………………..... 37 3.3 BASE TEÓRICA……………………………………………………… 38 Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 4 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” 3.4 MUESTREO Y ENCUESTA ………………………………………..... 41 CAPITULO 4 ANÁLISIS Y CONCLUSIONES……………………………......... 46 4.1 ANÁLISIS…………………………………………………………......... 46 4.2 CONCLUSIONES…………………………………………………......... 50 ANEXO N° 1 TABLAS…………………………………………………………… 53 ANEXO N° 2 FORMULARIO ENCUESTA.……………………………………. 59 ANEXO N° 3 ÍCONO DE LA CIUDAD VIEJA - LA PUERTA DE LA CIUDADELA………………………………………………………… 61 BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………… 62 Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 5 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” CAPÍTULO 1 INTRODUCCIÓN Y ALCANCE DEL TRABAJO “La memoria es un motor fundamental de la creatividad: esta afirmación se aplica tanto a los individuos como a los pueblos que encuentran en su patrimonio -natural y cultural, material e inmaterial- los puntos de referencia de su identidad y las fuentes de su inspiración.” UNESCO Frente al desarraigo que impone el fenómeno de la globalización, el individuo moderno trata de sujetarse a elementos de identidad cercanos en el tiempo y en el espacio. Dada esta situación se puede observar el aumento del interés por la historia, el patrimonio cultural al igual que el auge por lo local y regional. En el Uruguay, se celebran cada año múltiples fiestas y eventos que dan muestra de esta realidad, algunas de ellas son: el día del patrimonio, donde se pueden visitar distintos monumentos y edificios que forman parte de la historia y la identidad nacional, la rural del Prado, los fogones de Minas, la fiesta de la Patria Gaucha en Tacuarembó, la Noche de la Nostalgia… pero ¿qué es el Patrimonio? El patrimonio es todo aquello que le otorga una identidad determinada a un país; puede ser de propiedad pública (administrados por las distintas entidades que conforman el Estado) o bien de propiedad privada. Estos son preservados porque la sociedad, a través de las organizaciones creadas para ello, le confieren algún significado especial, ya sea estético, documental, histórico, educativo o científico (Krebs y Schmidt-Hebbel, 1999). El término patrimonio hace referencia a distintas clases: “patrimonio natural, histórico, cultural, patrimonio de un país, de una región, de un continente, patrimonio de una persona, de un grupo social, de la humanidad” (Lescano y Stolovich, 2000). El patrimonio cultural basa su importancia en ser el nexo para vincular a cada individuo o comunidad con su historia. Encarna el valor simbólico de las identidades culturales, y es la clave para entender a los otros pueblos, contribuyendo a un ininterrumpido diálogo entre civilizaciones y culturas. Este concepto incluye al patrimonio etnológico, al histórico, al arqueológico, al artístico, al urbanístico, al monumental, etc. En la actualidad el patrimonio histórico constituye, no sólo un respaldo de la identidad de los pueblos, sino también una fuente de riqueza, tanto para regiones menos desarrolladas (que pueden encontrar en el turismo cultural un factor de desarrollo de actividades complementarias), como para países del primer mundo: España, Francia, e Italia entre otros que lideran el turismo. Según Towse (2005) el sector cultural esta visto, por ejemplo por el Banco Mundial, como un medio de desarrollo económico en los países del Sur, no sólo por su potencial turístico sino también porque las industrias culturales se consideran como una de las fuentes importantes de crecimiento económico. Las peculiaridades de la mayoría de los bienes y servicios culturales, así como la especificidad de su demanda, determinan reglas de formación del valor y de los precios, que no encuadran en forma adecuada en los marcos teóricos existentes en la Ciencia Económica. Bienes únicos sin equivalente, productos industrializados pero con un valor de uso ligado a la personalidad del creador, valor determinado por el contenido inmaterial de las obras, carácter perecedero y efímero de numerosos productos culturales con un corto ciclo de vida, por ejemplo una obra de teatro, sanción social del valor de los bienes y servicios mediante una demanda inestable, muy alta y Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 6 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” difícil de ser medible a priori serían, entre otros, factores que incidirían en estas dificultades teóricas (Stolovich, 2002). Debido a lo antes expuesto, no suele existir un mercado de donde tomar el precio de dichos bienes, se apela entonces, a la técnica de “disposición a pagar” de los individuos, habiendo tres metodologías basadas en dicha técnica1. Las mismas son: el enfoque hedónico del mercado, que determina el valor de un bien cultural analizando los mercados privados que reflejan indirectamente la utilidad que disfrutan las personas, el enfoque del costo del desplazamiento, que mide el costo desde el lugar de origen hasta donde se encuentra el bien, y la valoración contingente, siendo esta última, la metodología más utilizada por la mayoría de los economistas, que consiste en utilizar sondeos muestrales para calcular la voluntad o disposición a pagar por un objeto cultural. En el presente trabajo se realizó un estudio sobre la valuación de la restauración de un bien integrante del patrimonio histórico uruguayo, principal ícono del “Montevideo Colonial”: “La Puerta de la Ciudadela”, empleando para ello el método de valoración contingente, para lo cual se hizo una encuesta a los ciudadanos de dos zonas de la ciudad de Montevideo (razones de costo impidieron la realización de la misma en todo el departamento), con el objetivo de conocer su disposición a pagar por la misma. En relación a la encuesta, el tamaño de la muestra alcanzó a 120 hogares seleccionados en base a la técnica de muestreo estratificado multietápico. Para ello se contó con la colaboración de Leticia Debera, Santiago Cilintano estudiantes del Instituto de Estadística (IESTA) y el asesoramiento del Profesor Cr. Juan José Goyeneche. Asimismo se efectuó, una revisión bibliográfica sobre la economía de la cultura, la evolución del concepto de patrimonio con un especial énfasis en el patrimonio histórico, sus características, la distinción entre el valor cultural y económico y los diferentes métodos de valoración para los bienes culturales. 1 Algunos autores como Rausell (2004a), Riera (1994), Throsby (2003), Herrero; Sanz y Bedate, (2003) sitúan al método de valoración contingente dentro de la disposición a pagar, mientras que otros como los casos de Frey (2000) y Krebs y Schmidt-Hebbel (1999), lo consideran fuera de la mencionada técnica. Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 7 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” CAPÍTULO 2 MARCO CONCEPTUAL 2.1 ECONOMÍA DE LA CULTURA "Producción y consumo cultural son destinos alternativos del mismo tiempo y de los mismos recursos. Seguir un curso por correspondencia y pintar bodegones y marinas en casa es un uso alternativo del tiempo y el dinero necesario para visitar exposiciones de Cubismo...” Pau Rausell. Políticas y sectores culturales en la Comunidad Valenciana La Economía de la Cultura se está consolidando como una rama disciplinaria destacada dentro del análisis económico, tanto porque constituye un terreno muy fértil para el razonamiento teórico, como por sus posibilidades de verificación empírica acerca del comportamiento de los hombres y las instituciones respecto de la cultura presente y acumulada (Herrero; Sanz y Bedate, 2003). Su origen como disciplina se debe a los trabajos seminales de los americanos William Baumol y William Bowen, quienes a mediados de los años sesenta publicaron un notable trabajo sobre la economía de los espectáculos en vivo. -Cabe destacar a autores como el suizo Bruno Frey, los franceses Xavier Dupuis, y Françoise Benhamou, los alemanes Werner Pommerehne, y Michael Hutter, el Italiano Gianfranco Mossetto, los británicos Alan Peacock y Rose Towse, el australiano David Throsby, los españoles Lluís Bonet, Pau Rausell o en Uruguay Luis Stolovich, quienes han contribuido, entre otros, a la consolidación de la Economía de la Cultura como una subdisciplina dentro de la Economía que trata de aproximarse a los fenómenos de la creación, producción, distribución y consumo de los bienes y servicios culturales. Como bien sostiene Stolovich (2002), al reconocimiento de la Economía de la Cultura como ámbito específico de la ciencia, han contribuido tres factores: • “la propensión de las actividades culturales a generar flujos de ingresos y de empleo, • la necesidad de evaluar las decisiones culturales, que implican recursos económicos, y, • en el plano teórico, el desarrollo de la economía política hacia campos nuevos”. Según Herrero (2001), los objetos de estudio de esta disciplina son: las artes escénicas, las industrias culturales y el patrimonio histórico, sus componentes están relacionados entre si, por una característica común, que es su significado como creación artística, esencia de inteligencia o signo de identidad de una sociedad y que contribuyen a lo que se puede llamar el valor cultural de dichos elementos. En primer lugar las artes escénicas constituyen un bien o un servicio que se agota en sí mismo (por ejemplo una obra de teatro o un concierto de música), en segundo lugar las industrias culturales consisten básicamente es la comercialización de objetos reproducibles (libros, discos, cine, etc.), y por último, el patrimonio histórico representa una creación cultural de carácter acumulado, con una perspectiva histórica o con un sentido de heredad, donde no cabe pensar en la reproducción, porque constituyen objetos únicos. En otro orden, para Benhamou (1997, Pág. 10), la cultura no es sólo un proceso social de creación espiritual, de creación de signos y de soportes materiales de ellos (libros, Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 8 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” discos, etc.), ni es sólo el ámbito de actuación de grupos privilegiados, “bohemios”, sin vinculación alguna con la producción y la economía. Comprende mucho más, pues el proceso de creación-difusión-consumo-atesoramiento de la cultura se ha convertido en un proceso económico, que da origen a una economía de la cultura, con especificidades y reglas propias. La cultura ha llegado a ser entonces, un sector económico que merece una atención particular de las ciencias sociales, atención que ha sido captada por la economía. Asuaga et al (2005) señalan que el enfoque dado desde la economía aplicada se apoya en una perspectiva neoclásica no ortodoxa, basada en la teoría de la elección racional- en la que los individuos se suponen racionales y con determinadas preferencias- por lo que el análisis se centra en las relaciones del mercado y en los recursos escasos del individuo, fundamentalmente el tiempo y la renta. (Ver por ejemplo: Frey, 2000; Throsby, 2001; Spranzi, 2003; Towse, 2005; etc) continuando la línea iniciada por el laureado nobel Gary Becker en 1976 al afirmar que el enfoque económico es un enfoque totalizador aplicable al conjunto del comportamiento humano. Frey (2000, Pág. 33 y sig.) señala entonces que las combinaciones de los conceptos de economía y cultura pueden dirigirse a objetos dispares: • al análisis de los aspectos materiales de las actividades culturales, entre los que constituirían un núcleo esencial los comerciales, • la aplicación de la metodología económica o de la elección racional a la cultura. La utilidad del primer punto queda justificada por la importancia de los subsidios estatales, por ejemplo en el mantenimiento de los museos o el peso cada vez mayor del turismo cultural, razones tantas veces invocadas cuando se planean grandes gastos públicos, que justifican una reflexión sobre bases económicas de la política cultural de los organismos estatales y las empresas. Respecto al segundo, no sólo engloba al primero, sino que pone el acento en los aspectos metodológicos del análisis económico, aquellos en los que según el mismo autor, los economistas gozan de una verdadera ventaja sobre otros analistas. El abordaje a los grandes objetos de estudio de la Economía de la Cultura ya mencionados, pueden canalizarse, según Asuaga (2005) en las siguientes líneas: • • • • • El impacto económico de la cultura, así como el papel de la cultura en el desarrollo de la economía El enfoque del consumidor cultural, en el que se describen e interpretan la conducta de dicho consumidor, la formación de las preferencias, el papel de los precios, así como otros factores determinantes de las demandas. El análisis de la oferta, considerado desde tres perspectivas diferentes: a) el estudio del comportamiento de las diferentes organizaciones culturales, tanto públicas como privadas (museos, compañías de teatro, editoriales, etc.) b) el análisis del comportamiento de los creadores de la cultura, del artista y el mercado de trabajo, y c) el análisis de los entornos institucionales y tecnológicos Las políticas culturales que desarrollan los diversos gobiernos Estudios relativos a los derechos de autor. Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 9 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” Estos lineamientos se han desarrollado para las diversas actividades culturales, dando lugar a la aparición de sub disciplinas, como la Economía del Teatro, Economía del Museo, o Economía del Patrimonio. Dentro de esta última, uno de los aspectos que ha tenido numerosos aportes teóricos y aplicados es el de la valoración de bienes culturales en general y, particularmente, los que pertenecen al ámbito del Patrimonio Histórico. Este tipo de elementos constituye un grupo de bienes de naturaleza muy variada, abarcando una gran cantidad de categorías genéricas, como los conjuntos históricos, edificios singulares, museos, sitios arqueológicos, obras de arte; así como también se puede entender la música heredada, las tradiciones, el folklore, etc. (Herrero; Sanz y Bedate, 2003), tema que se desarrollará en el próximo capítulo. Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 10 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” 2.2 PATRIMONIO 2.2.1 Evolución del concepto patrimonio “Patrimonio es el conjunto de bienes que a lo largo de la historia hemos querido incorporar en nuestro testamento como pueblo, para los que vienen después y con quienes tenemos obligaciones ciudadanas. También para la humanidad. Son las casas y los parques, las obras de arte y artesanías, las estatuas y las fuentes, las máquinas y los inventos, las fábricas y los puertos, las murallas, las cuevas, los cerritos; la fauna, la flora, el curso de los ríos; los poemas y los ensayos filosóficos; las voces, las comidas, las fiestas, las danzas, los aromas, los sonidos, los silencios…Es Patrimonio cuando nos reconocemos en él, lo documentamos, lo preservamos, lo conmemoramos. Y se lo mostramos al mundo porque creemos que vale la pena compartir ese testimonio Diario El País, 21/09/2005 El término patrimonio en su acepción actual se refiere al conjunto de bienes pertenecientes a alguna persona o institución, independientemente de su origen. Conjunto de los bienes propios adquiridos por cualquier título (Real Academia Española). Su raíz es latina y originalmente se refería al conjunto de bienes que alguien había adquirido por herencia familiar; eran los bienes que provenían del pater (padre). La terminología en inglés para bienes patrimoniales emplea, hasta el día de hoy, el término heritage, que hace referencia directa al concepto de preservar lo que hemos heredado de las generaciones anteriores. El concepto de patrimonio cultural es relativo, está acotado en el espacio y en el tiempo, es mutable, variable con el tiempo: nace, se desarrolla y muere (Lescano y Stolovich, 2000). Se ha construido a lo largo de los siglos mediante un complejo proceso de atribución de valores, sometido a continuos cambios de gusto y al propio dinamismo de las sociedades. Ha evolucionado desde un planteamiento particularista, enfocado en la propiedad privada y el goce individual, hacia una creciente difusión de los monumentos y las obras de arte, como ejemplos modélicos de la cultura nacional y símbolos de la identidad colectiva (Llull, 2005). También su denominación ha ido cambiando desde una noción de patrimonio histórico muy arraigada con lo monumental, hasta llegar a un concepto más amplio y moderno: patrimonio cultural. Aún hoy, algunos autores no los distinguen, utilizándolos como sinónimos aunque el segundo término implica algo más que monumentos, un ejemplo de ello es el patrimonio sonoro de un país (como el candombe en el Uruguay) que forma parte de su patrimonio cultural pero no del histórico. Es posible encontrar entonces distintas definiciones, por ejemplo para Llull (2005) el patrimonio cultural que una sociedad ha recibido, es la herencia histórica que constituye elementos significativos de su identidad como pueblo. Tales manifestaciones u objetos son testimonios importantes del progreso de la civilización y ejercen una función modélica o referencial para toda la sociedad, de ahí su consideración como bienes culturales; posición compartida por Benhamou (2005) quien define el patrimonio construido como los edificios y los monumentos heredados a partir del pasado, con una dimensión cultural o histórica justificando su preservación para las generaciones futuras, pero también los edificios modernos donde el valor simbólico o cultural es alto. En la misma línea, Fernández Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 11 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” (2005) sostiene que el patrimonio histórico da testimonio del pasado además de poseer valor artístico, monumental, arqueológico, paleontológico, científico o etnológico. Su autenticidad es el valor intangible más importante que tiene y revela la veracidad de bienes y procesos culturales tal y como lo sienten los ciudadanos. El hecho de ser público implica el disfrute individual o colectivo. Herrero (2001, Pág. 154) define patrimonio como objetos tangibles y elementos intangibles que se encuentran relacionados con el desarrollo cultural de una sociedad, provienen de las generaciones pasadas y son estimados por los individuos contemporáneos, no sólo por sus valores estéticos o por su utilidad, sino como una expresión del desarrollo de una sociedad. Además, la tradición, el conjunto de creencias heredadas, normas morales, y elementos de identidad común, constituyen parte integrante del patrimonio cultural de una colectividad, y considera al patrimonio histórico como una versión del stock de capital de un sistema económico, es decir como un factor productivo. Para Throsby (2005) el capital cultural tangible se manifiesta en la forma de obras de arte y de bienes tales como pinturas, esculturas, edificios históricos, emplazamientos y recintos. Mientras que el capital cultural intangible abarca obras de arte que existen en su forma pura como bienes públicos, es decir, música y literatura, y el conjunto de tradiciones, valores, creencias, etc., heredadas que constituye la ‘cultura’ de un grupo, entendiendo la palabra grupo en términos nacionales, regionales, religiosos, étnicos u otros. 2 Además, el capital cultural intangible también existe en las redes y las relaciones culturales que apoyan la actividad humana, y en la diversidad de manifestaciones culturales dentro de las comunidades. En la misma línea, Rausell (2003) lo define como el conjunto de formas de cultura tradicional y popular o folklórica, es decir, las obras colectivas que emanan de una cultura y se basan en la tradición. Estas tradiciones se transmiten oralmente o mediante gestos y se modifican a través del tiempo mediante un proceso de recreación colectiva. Se incluyen en ellas las tradiciones orales, las costumbres, las lenguas, la música, los bailes, los rituales, las fiestas, la medicina tradicional, las artes culinarias y todas las habilidades especiales relacionadas con los aspectos materiales de la cultura, tales como las herramientas y el hábitat. Para Krebs y Schmidt-Hebbel (1999), conforman el patrimonio cultural de una nación todos aquellos bienes que son expresiones y testimonios de la creación humana propias de ese país. “Es el conjunto de edificios, instalaciones industriales, museos, obras de arte, sitios y restos arqueológicos, colecciones zoológicas, botánicas o geológicas, libros, manuscritos, documentos, partituras y discos, fotografías, producción cinematográfica y objetos culturales en general que dan cuenta de la manera de ser y hacer de un pueblo”. Asimismo forman parte de él, los bienes culturales intangibles como: las costumbres, las fiestas, la música, la tradición culinaria, las artes representativas y tantas otras manifestaciones. Cabe destacar, que tanto para Klamer (2001) como para Stolovich (2000 y 2002), para que un bien o una obra se transformen en un producto cultural, es necesario que haya un reconocimiento colectivo o social, o sea que los ciudadanos los consideren un símbolo de algo, de una nación, comunidad, una tradición, una religión, un episodio cultural y le dan un significado más allá de su utilidad. Es precisamente mediante este reconocimiento por parte de los otros que asume la categoría y la calidad de ser un producto cultural y no meramente un acto creativo. No son solamente bienes, sino recursos para la producción de arte y 2 “En el año 2003, la voz de Gardel fue declarada por la UNESCO Patrimonio Cultural de la Humanidad, junto a Beethoven, Caruso, María Callas, Mozart y una breve lista labrada por el oído del planeta, cuando se silencia para retener el sonido de los elegidos”. El País Cultural, Nº 840, 09/12/2005, pág. 4. Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 12 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” diversidad, identidad nacional y soberanía cultural, acceso al conocimiento y a visiones plurales del mundo. Los individuos están dispuestos a pagar por ellos por el placer y la renta que le pueden generar. Para Lescano y Stolovich (2000), “el patrimonio (natural y cultural) puede ser visto como un recurso si su valorización apunta al florecimiento de la existencia humana en todas sus formas y como un todo, siendo este el fin y no visto sólo como un medio de crecimiento económico específicamente”. Desde allí consideran al patrimonio cultural y natural “como fuentes potenciales de crecimiento y desarrollo para las comunidades locales, nacionales e internacionales, tanto espiritual como material”, lo cual justifica la inversión económica en la cultura. En los tiempos de globalización que se viven, resulta trascendental conservar el patrimonio propio, conservar la identidad, porque la manera de ser y de sentir es patrimonio. Esto ayuda no sólo al desarrollo turístico sino también a la reafirmación de las identidades propias. Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 13 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” 2.2.2 Definición y características de los bienes culturales “Se ha observado en los últimos tiempos la aparición de una nueva sensibilidad que se expresa en el deseo de conservar, adecuar la riqueza patrimonial, y democratizar el acceso a los bienes culturales” Joaquín Prats, Valorar el patrimonio histórico desde la educación: factores para una mejor utilización de los bienes patrimoniales. La noción de bien cultural se ha ido ampliando progresivamente para incluir no sólo monumentos históricos y obras de arte, sino también elementos folklóricos, bibliográficos, documentales, materiales, etc., cuya significación no tiene por qué ser sólo histórica o estética, sino que son valiosos por tratarse de manifestaciones de la actividad humana en general, aunque sean muy recientes. “El valor que se les atribuye va más allá de su antigüedad o su estética, puesto que se consideran como tales los que son de carácter histórico y artístico, pero también los de carácter archivístico, documental, bibliográfico, material y etnográfico, junto con las creaciones y aportaciones del momento presente y el denominado legado inmaterial”(Llull, 2005). En la misma línea, Esmoris (2005) realiza una descripción exhaustiva del universo de los bienes y servicios culturales agrupándolos en tres grandes conjuntos: las artes, el patrimonio y las tradiciones culturales: • • • Las artes comprenden teatro, música, lírica, danza, cine, plástica (pintura, dibujo, escultura, grabado, instalaciones y otras posibilidades), letras (narrativa, dramaturgia y poesía), diseño (artesanal e industrial), arquitectura (como diseño y paisaje), relato gráfico (historieta, caricatura, humor gráfico, viñeta), fotografía y las conjunciones que puedan realizarse entre todas las artes. El patrimonio lo constituyen tanto los bienes materiales (inmuebles y muebles), como bienes inmateriales que son incluidos por al menos alguna de estas dimensiones: artístico-estética, histórica, etnológica y natural. Por lo tanto son bienes patrimoniales, aquellos que fueron seleccionados y destacados de manera fundamentada por los habitantes, y que las instituciones políticas consagraron como tales a través de actos jurídicos. También lo son aquellos otros que, sin tener ese estatus, se preservan en museos y archivos. De una forma más difusa y poco precisa, pueden considerarse parte del patrimonio, algunas instancias que en el relato de la ciudadanía (o en una parte importante de ella) les otorga la calificación de suceso o bien patrimonial. Las tradiciones culturales incluyen aquellos bienes y prácticas que combinan los siguientes elementos: componentes artístico-estéticos siendo su raíz popular basada en las artes o a través de elementos de significación patrimonial. “En el caso uruguayo, dentro de este conjunto se identifican el carnaval, las fiestas y ritos de la tradición afro-uruguaya, las del habitante rural, como las criollas y la gastronomía (no como alimento, sino como objeto estético-sensorial); eventos regulares como la Feria de Tristán Narvaja o La Fiesta del Río en Santiago Vázquez”. Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 14 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” Como se desprende de la definición anterior, se puede concluir que el patrimonio cultural de un país o región es un conjunto de bienes culturales, pero que no todo conjunto de bienes culturales es patrimonio histórico. ¿Qué tienen en común las artes, el patrimonio y las tradiciones culturales? • • • • • • • • • • • • Los ciudadanos los identifican como bienes culturales. Poseen un componente estético y/o un sentido de identidad colectiva para un país, una región o una localidad (Towse, 2005; Esmoris, 2005). Las finalidades de esos bienes se ubican entre una gran variedad de posibilidades que van desde plantear problemáticas o experimentos estéticos hasta meramente entretener (Esmoris, 2005). Tienen carácter aditivo, es decir se revela una utilidad marginal creciente. Esto significa que el placer y las ganas de consumir los productos culturales crecen a medida que el nivel de consumo es mayor, y el gusto es por tanto insaciable. Es así, que los gustos parecen evolucionar a través del tiempo, posición opuesta a lo que se deduce del principio de racionalidad de los consumidores. Esta propiedad se explica por el hecho de que en el consumo de bienes se valora no sólo la satisfacción presente, sino también el peso del pasado, en términos de acumulación de conocimiento y experiencia (Benhamou 1997, pág 31; Herrero 2001, Pág. 154; Bedate; Sanz y Herrero, 2001). Rentabilidad creciente. Cuanto más se consume más rápido se incorpora conocimiento y más apresuradamente se evalúan las nuevas experiencias (Esmoris, 2005). Experiencia familiar condicionante. El bagaje familiar, potenciado por el sistema educativo genera más posibilidades de consumidores culturales, que en aquellas personas que no tienen antecedentes. (Esmoris, 2005). La oferta condiciona a la demanda. No se puede establecer la necesidad de los bienes culturales sin haber sido ofertados previamente. La necesidad es creada por la oferta (Esmoris, 2005). Gran incertidumbre. A diferencia de otro tipo de bienes, es más dificultoso predecir el éxito de un bien cultural (Esmoris, 2005). Los bienes culturales son objetos tangibles, como una obra de arte o un libro; otros son servicios intangibles, como una interpretación musical, o una visita a un museo (Towse, 2005) Algunos son bienes finales que se les provee a los consumidores; otros son bienes y servicios intermedios que entran en la producción de otros productos culturales o en el rendimiento no-cultural: un CD puede ser vendido al consumidor, reproducido en una radio, en una tienda o en un estadio deportivo (Towse, 2005). Ciertos bienes culturales son bienes capitales o de consumo duradero -un cuadro en un museo, un video- y ellos llevan un flujo de servicios a lo largo de su vida útil; otros, especialmente las artes escénicas, sólo existen para un lapso de tiempo particular (Towse, 2005). Tienen en común con otros bienes y servicios que su producción utiliza los recursos de tierra, trabajo y capital y otras procedencias, particularmente, la inspiración humana. Estos recursos tienen otros usos y por consiguiente tienen un costo de oportunidad y un precio. Eso no es decir que todo bien y servicio cultural se vende en el mercado, aunque muchos lo son, tal como es el caso de la contratación de servicios de los artistas y otros creativos (Towse, 2005). Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 15 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” Particularidades de los bienes del patrimonio “Los bienes del patrimonio histórico no son output cualquiera, sino que comportan una experiencia cultural de carácter cualitativo” (por ejemplo: la emoción estética al admirar un cuadro, o el sentimiento íntimo de reconocer las señas del pasado en la visita a la Ciudad Vieja de Colonia), en la que influyen no sólo el conjunto de conocimientos y experiencias, sino también el grado de incertidumbre y las señales de información, como ser: las opiniones de expertos en el mercado del arte, la publicidad de las guías turísticas o la información en las estrategias de venta de productos culturales y de ocio. Asimismo, los bienes relacionados con el patrimonio histórico contienen no sólo un valor de uso y de cambio, sino también un valor de opción, asociado al interés por el mantenimiento de estos elementos como seña de identidad de los pueblos y de su historia (valor de prestigio, de legado o de existencia), aspecto sobre el que los ciudadanos podrían estar dispuestos a pagar una cantidad, aún cuando no consumiesen el bien en si mismo; tienen carácter único y no sustitutivo, constituyen entonces un output de oferta rígida, que genera una serie de rentas por los servicios y valores que puedan demandarse (Herrero 2001, Pág. 154; Bedate; Sanz y Herrero, 2001). En relación a lo mencionado anteriormente, es decir, las dificultades para revelar la demanda de los bienes del patrimonio cultural, el problema se agrava más porque generalmente se trata de demandas colectivas, bienes conjuntos, y “los precios que se pagan en muchas ocasiones están incentivados y, por lo tanto no revelan auténticamente el grado de escasez o de deseabilidad de los bienes culturales” (Herrero 2001, Pág. 155). Además, en la demanda de cultura no se pretende un bien en particular, sino los componentes de valor que lleva incorporado o los servicios que de él puedan derivarse. Por ejemplo: cuando se visita un edificio histórico, no se demanda el edificio en si mismo, sino el conjunto de valores y servicios que están asociados y que van desde la emoción estética hasta el valor cognitivo y de formación, el valor social como seña de identidad; y, el valor económico de los productos derivados, es decir la venta de entradas, catálogos, derechos de imagen, etc., así como los servicios de ocio y turismo que puedan relacionarse con la visita Herrero (Ibidim). Según Rausell (2004 a, Pág. 5) desde una perspectiva económica, el concepto de bien patrimonial, en primera instancia lleva a dos tipos de ideas. En primer lugar, el bien patrimonial parece ser una “variable stock” física o simbólica con la que cuenta una sociedad en un espacio y en un momento dado, y que forma el patrimonio de su memoria. Este patrimonio constituye el stock de capital cultural de un lugar determinado y estará compuesto de bienes físicos (edificios, cuadros, esculturas, artefactos, etc.), y bienes simbólicos (hechos históricos, comportamientos etnológicos, gastronomía, etc.). En segundo lugar, parece existir cierta concepción de legado que obliga a mantener las características de dicho stock para cederlo en perfecto estado a las próximas generaciones. Ambas percepciones sin embargo simplifican excesivamente el tema ya que el patrimonio no es un concepto estático con características físicas o simbólicas inmutables, sino que se trata del producto de una dinámica construcción social y por otra parte, no tiene mucho sentido “conservarlo” para generaciones futuras sin hacer uso y consumo de él. Los bienes del patrimonio comparten algunas características con otros bienes culturales, especialmente unicidad y su percepción como bienes de interés social, aunque se diferencian en la durabilidad e carácter irreversible, por ejemplo: si se transforma o se destruye un edificio histórico, no puede ser reconstruido o ser restaurado en su forma Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 16 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” inicial. Desde este punto de vista, la economía del patrimonio está cerca de la economía ambiental, comparten la preocupación de la sostenibilidad, y la existencia de una demanda internacional ligada al turismo. El patrimonio cultural tiene características de interés público: la indivisibilidad y las externalidades. En cuanto a la indivisibilidad el consumo de bienes públicos es a priori igual para todos los consumidores a condición de que los monumentos - especialmente sus fachadas -representen un bien común. Con respecto a las externalidades, se deben a las fallas del mercado, se refieren al hecho de que el patrimonio cultural constituye una herencia que se pasará a las generaciones futuras (valor del legado). El patrimonio también confiere beneficios a los individuos aunque no hayan contribuido a su creación o preservación (Benhamou, 2005). Para la misma autora, (Benhamou, 1997) desde el punto de vista de la teoría económica, los monumentos históricos, bienes únicos e irreproducibles, son bienes semipúblicos pues generan efectos externos, prestigio nacional, turismo, transmiten valores colectivos, contribuyen a forjar la identidad nacional. Integran el paisaje nacional y generan gastos por parte de los turistas. “Hay dos cosas en un edificio: su uso y su belleza. El uso le pertenece al propietario, su belleza es patrimonio de todos.”, Señala también que el bien cultural tiene en cierto modo, un carácter de bien colectivo, su consumo por parte de un individuo no excluye la posibilidad de consumo de la misma cantidad del mismo bien por parte de otro. También para Herrero; Sanz y Bedate (2003) los bienes del patrimonio cultural son, en su mayoría bienes cuasi públicos, pues cumplen con las características genéricas de no rivalidad y no exclusividad, lo cual hace que las condiciones de apropiabilidad de los resultados de su producción o consumo sean escasas, y por lo tanto, sea difícil su provisión óptima en una economía de mercado (por ejemplo un cuadro de Blanes si bien puede ser de propiedad privada toda su obra es pública). A ello se unen las particularidades del patrimonio histórico como bien intangible, asociado a su valor estético, simbólico o de representación colectiva, y la generación de una serie de efectos externos positivos difícilmente comercializables. En definitiva, los bienes integrantes del patrimonio histórico suelen ser mercancías de no mercado, en el sentido de que rara vez existe un proceso bien definido de compraventa, donde los consumidores muestren de forma auténtica sus preferencias, y el precio revele convenientemente el grado de costo y el grado de deseabilidad del artículo. Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 17 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” 2.3 VALORACIÓN ECONÓMICA DEL PATRIMONIO CULTURAL La continua reflexión y la investigación me ha llevado a la idea, algo novedosa, que el valor depende por entero de la utilidad. William Javons. La Teoría de la Economía Política (1871). La teoría económica no incluyó en el pasado a las actividades culturales. Para Smith o Ricardo, el gasto en las artes, no contribuía a la riqueza de las naciones, pertenecían al ámbito del ocio. Smith veía la cultura como el dominio por esencia del trabajo no productivo, aunque no dejaba de reconocer –implícitamente- los efectos externos del gasto en cultura (Benhamou, 1997, pág 10; Herrero, 2001), mientras que Marshall (citado por Benhamou, 1997, Pág 10) señalaba la imposibilidad de evaluar objetos que como los artísticos, eran únicos en su género, no teniendo equivalente ni concurrente. Desde entonces, mucho se ha escrito del valor de los bienes culturales sin tener aún definido el concepto de valor. Las explicaciones más comunes son de la teoría subjetiva del valor. Por ejemplo, Rama (citado por Stolovich, 2002) afirma que “en la producción cultural el valor se determina casi exclusivamente desde el lado de la demanda, y en la cual se encuentra con la subjetividad de los gustos y modas”. Rausell (2004a, pág. 7) maneja distintas características, que inciden en la determinación del valor de un bien patrimonial como ser: • • • • • • El valor artístico No cabe duda que uno de los elementos que se utilizan para valorar los bienes patrimoniales tiene que ver con el valor artístico que le otorga el discurso historiográfico. Aún con sus notables disputas y polémicas, es evidente que existe cierto consenso desde el ámbito de la Historia del Arte o la crítica artística que le da más valor a unos bienes que a otros. La singularidad Independientemente del valor artístico, la singularidad del bien patrimonial puede ser entendida en sentido numérico (hay pocos bienes patrimoniales de esas características) o por otras circunstancias (como por ejemplo los errores de impresión o tipográficos en un libro del 1600). La antigüedad Haciendo la abstracción, es posible considerar que ante bienes con la misma relevancia artística y el mismo grado de singularidad, se tiende a valorar más aquellos que son más antiguos. El grado de conservación Ante dos bienes similares se le otorgará más valor a aquel que esté en mejor grado de conservación. El valor simbólico En todos los bienes patrimoniales concurren características físicas y simbólicas. Estas últimas hacen referencia al discurso que da sentido al bien mencionado, y este sentido puede tener una mayor o menor carga afectiva para una colectividad dada. De las posibilidades de usos públicos/privados Un bien patrimonial resultará más valioso si en la propuesta de preservación se incluyen posibilidades de generar valor una vez restaurado. Este nuevo valor puede ser apropiado de forma privada (restauración de una masía del S. XVII para su utilización como establecimiento turístico rural) o de forma colectiva (preservación de una nave industrial urbana como centro social). Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 18 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” El valor que las comunidades asignan al patrimonio no es inmutable sino que cambia en el tiempo. Entre los factores de cambio incluye: los avances en las investigaciones arqueológicas, históricas o estéticas; el mayor nivel de educación de las comunidades; aumentos en el nivel de ingreso, y la evolución de la sensibilidad estética e incluso cambios en la moda. Esta circunstancia da origen a un dilema económico relacionado con la dificultad de juzgar el costo de oportunidad de invertir recursos en la preservación del patrimonio (Rojas, 2002). Asimismo, y desde una perspectiva económica, se identifican varios tipos de valores atribuibles al patrimonio: valor de uso y valor de no uso. Los denominados valores de uso que se refieren a la valoración que hacen de los activos patrimoniales quienes consumen los servicios que producen. Estos valores pueden ser de uso directo de consumo, como ocurre en el caso en que un edificio patrimonial se destina a usos residenciales generando rentas mayores que otros edificios por su carácter patrimonial. También existen los valores de uso directo de no consumo, por ejemplo el valor de uso distante que se produce cuando los usuarios de propiedades no patrimoniales se benefician de la vista sobre activos patrimoniales. El valor educacional de un bien patrimonial es otra forma de uso no de consumo. Otra dimensión del valor de uso del patrimonio es el uso indirecto (similar a una externalidad) que emerge, por ejemplo, cuando el valor de una propiedad aumenta por su cercanía a un bien patrimonial. Los valores de no uso se refieren al valor asociado al patrimonio como atributo de identificación o elemento de prestigio de una colectividad; captura las corrientes de servicios económicos más intangibles que pueden generar el patrimonio (Rojas, 2002; Herrero, 2001). Se distinguen: • • • • • • • • • valor de existencia: capta los beneficios que ciertas personas derivan del hecho de que un determinado patrimonio exista, incluso cuando no tienen la intención de consumir directamente los servicios que genera (Rojas, 2002; Frey, 2000; Krebs, Schmidt-Hebbel, 1999). valor de opción o elección: captura el interés de ciertas personas por mantener abierta la posibilidad que ellos u otros puedan consumir los servicios provistos por el activo patrimonial en el futuro. Refleja la utilidad asignada al poder ejercer una opción futura de consumo o investigación (Rojas, 2002; Frey, 2000; Krebs, Schmidt-Hebbel, 1999). valor de herencia o legado: captura el interés de las personas por legar el patrimonio a las generaciones futuras (Rojas, 2002; Frey, 2000; Krebs, Schmidt-Hebbel, 1999). valor filantrópico: captura los beneficios de relaciones públicas o buena imagen que obtienen quienes invierten en el patrimonio sin usarlo (Rojas, 2002). valor de educación: el arte contribuye al enriquecimiento de los individuos y al desarrollo del pensamiento creador de una sociedad (Frey, 2000). valor de identidad o prestigio: porque determinadas instituciones contribuyen a un sentimiento de identidad regional o nacional (Frey, 2000). valor sociocultural: se puede identificar flujos de servicios no económicos del patrimonio, aquellos que satisfacen necesidades sociales o espirituales de los individuos (Rojas, 2002). valor estético: vale decir el beneficio que genera a miembros de la comunidad el estar en presencia de un objeto que consideran bello (Rojas, 2002). valor espiritual: se relaciona con la asociación que individuos y comunidades hacen de edificios o lugares con el culto religioso o el recuerdo de los antepasados (Rojas, 2002). Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 19 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” • • • valor social: que surge cuando los componentes del patrimonio potencian relaciones entre individuos que son valoradas por la comunidad (por ejemplo lugares de reunión, debate o interacción social que realzan los actos que en ellos se realizan por su condición patrimonial) (Rojas, 2002). valor histórico: cuando el patrimonio está asociado a hechos de la historia local, nacional o universal (Rojas, 2002). valor simbólico: cuando el patrimonio evoca valores comunitarios (Rojas, 2002). Los economistas han buscado desmenuzar las características que hacen del arte y la actividad artística un bien público; es decir, se trata de unos bienes y servicios que producen efectos externos positivos, cuyos beneficios no se agotan en las personas que los demandan y ofrecen como bien privado a través del libre mercado (Frey, 2000). Herrero (2001) además del valor de uso y no uso distingue: • externalidades positivas sobre la producción: constituyen un factor importante de generación de rentas, empleos, y actividades económicas relacionadas. • externalidades positivas sobre el consumo: fortalecimiento de la identidad nacional o regional, el desarrollo de la educación y la investigación, la preservación del conocimiento a través de las generaciones y en general la mejora del bienestar colectivo. Merece destacar la línea de investigación que Throsby propone en Economics and Culture (2001), diferenciando el valor económico del valor cultural. Durante cientos de años, se pensó que la fuerza que impulsaba el desarrollo económico era el capital, entendiendo por tal al bien que cuando se combina con otros factores (especialmente trabajo) da lugar a otros bienes. Pero con el pasaje del tiempo el concepto de capital se ha ampliado, llegando al campo del arte y de la cultura, en un esfuerzo para reconocer las características distintivas de obras de arte y de otros bienes culturales como activos de capital, y para interpretar las maneras de las cuales tales activos contribuyen en combinación con otros factores, a la producción de otros bienes y servicios culturales (Throsby, 2005). Sugiere dos posibilidades para distinguir al capital cultural de otras formas de capital: primero se podría proponer que los componentes del capital cultural son simplemente bienes culturales, que resultan ser bienes de capital antes que bienes de consumo. Si bien ha habido una cierta discusión entre economistas culturales sobre si los bienes y servicios culturales pueden ser diferenciados de bienes y servicios económicos comunes, y si esto es así, cómo. Es razonable sugerir que un bien cultural es aquel que ha implicado creatividad humana en su producción, incorpora significados simbólicos, y que es identificable, por lo menos en principio, cierta propiedad intelectual (Throsby, Ibidiem). En segundo lugar, un acercamiento alternativo a la definición del capital cultural, se puede basar en los tipos de valor que los activos culturales generan. Throsby (2001 y 2005) distingue entre el valor económico y cultural. El primero está arraigado en utilidad marginal, y puede ser medido por el precio que una persona está dispuesta a pagar por un bien. En contraste el valor cultural se puede definir antropológicamente como un sistema de: actitudes, creencias, costumbres, valores, y prácticas comunes o compartidas por cualquier grupo, o más limitado como ciertas actividades y productos los cuáles tienen que ver con los aspectos intelectuales, morales y artísticos de la vida humana. El capital cultural puede existir en bienes tangibles tales como edificios, museos, y pinturas, así como en cosas intangibles tales como técnicas, ideas, creencias, y costumbres. Sostiene que el valor económico puede no abarcar toda la gama de elementos que componen el valor cultural. Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 20 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” Puede por ejemplo en el caso de un edificio religioso-histórico, tener un significado religioso incapaz de ser expresado en términos monetarios (Throsby, 2001). Descompone su definición del valor cultural en seis características: el valor estético, espiritual (o religioso), social, histórico, simbólico (el grado que los objetos culturales actúan como depositarios y transportadores de significado), y el valor de la autenticidad (el hecho de que un trabajo es el real, el original). Siguiendo con el ejemplo de la iglesia, Throsby (2005) afirma que puede tener un precio de venta potencial como propiedad inmobiliaria, y un valor de no mercado, medido por ejemplo, por la disposición de la gente de pagar para verla preservada. Pero estas medidas de su valor económico puede ser incapaz de representar en toda su amplitud la complejidad del valor cultural del edificio: éste puede tener un significado religioso incapaz de ser expresado en términos monetarios, puede haber tenido una influencia en cierto estilo arquitectónico, o puede actuar como símbolo de una identidad o lugar, etc. Su calidad estética, su significado espiritual, su función social, su significado simbólico, su importancia histórica, su unicidad, influirán en el valor económico de edificios, pero no hay razón de suponer una correlación perfecta entre el valor económico y el valor cultural. Por tanto el valor económico -que no es sinónimo del valor financiero o comercial, aunque es por último expresado en términos de lo que se refiere a un bien numérico o (preferentemente) monetario- comprende cualquier valor de uso directo del bien o servicio cultural en cuestión, más cualquier valor de no mercado que pueda surgir. El valor cultural es por otro lado multidimensional, inestable, competitivo, carece de unidad común de medida, y puede contener elementos que no pueden ser fácilmente expresados a cualquier escala cuantitativa o cualitativa. (Throsby, 2003). También para Herrero (2001), pueden distinguirse en el patrimonio histórico dos acepciones mensurables: el valor cultural y el valor económico. El primero es susceptible de rango ordinal, pues tiene un carácter cualitativo, ya que se refiere al contenido de creación artística, esencia de inteligencia o significado de identidad social de los objetos que integran el patrimonio histórico. El segundo es el conjunto de rentas generadas de la propia existencia del mismo (valor de los edificios, los terrenos, el trabajo acumulado en las obras de arte), así como el flujo de bienes y servicios al que puede dar lugar (usos turísticos, objetos mercantilizables, empleo derivado, etc.). Para concluir, es útil preguntar de qué modo el valor cultural podría determinarse. Ésta es una pregunta crítica para varias disciplinas interesadas en el arte, la cultura y la sociedad. Si se adopta el pensamiento del economista neoclásico, se podría sugerir que el valor cultural de un bien artístico podría interpretarse como formado por un proceso negociado semejante a un intercambio del mercado simple. Cuando un bien cultural tal como una pintura o una novela se hace disponible al público, los consumidores absorben, interpretan y evalúan las ideas contenidas en el trabajo, discutiendo e intercambiando sus valoraciones con otros. Finalmente, si se alcanza un consenso, la valoración artística del trabajo podría interpretarse como un precio cultural, un valor de intercambio alcanzado por la negociación entre las partes en una transacción del mercado (Throsby, 2003). Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 21 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” 2.3.1 ¿Qué problemática se encuentra a la hora de valuar el patrimonio? Es imposible evaluar objetos tales como los cuadros de los grandes maestros o las monedas extrañas, puesto que son únicos en su especie y no tienen ni equivalente ni competidor. Alfred Marshall. 3 El principal problema que surge al realizar la valoración económica de los bienes culturales es que se trata de bienes de no mercado, primero, por la condición de propiedad pública de muchos de estos elementos, y segundo, porque algunos beneficios asociados al consumo de patrimonio histórico como bien intangible no son comercializables, aún cuando exista una voluntad de pago latente. De esta forma, se suele distinguir entre valor de uso directo y valor de uso pasivo, donde este último se corresponde con el valor del patrimonio histórico como atributo de identificación o elemento de prestigio de una sociedad. Para Herrero (2001) los principales problemas relacionados con la provisión de patrimonio y la caracterización más apropiada a las condiciones de existencia y producción del mismo son: • El patrimonio histórico se trata de un recurso fijo, pues los bienes relacionados muebles e inmuebles, son únicos, irreproducibles y no tienen valor en si mismos, sino por las rentas que procuran los servicios derivados. El valor económico inducido por el patrimonio histórico no es porque se venda el objeto en si mismo, sino por las rentas que procura a posteriori y por lo tanto se trata de una economía de renta y no de precios. Puesto que se trata de una oferta fija que rinde ganancias en función del flujo de servicios que pueden ser desarrollados, el titular del recurso (o quien lo explota) se apropia de todas las rentas derivadas en régimen de monopolio espacial, siendo el volumen de dichas rentas de mayor o menor tamaño en función de la fortaleza de la demanda. Esta es una de las razones por los que numerosos legados patrimoniales, que permanecían en situación de olvido o de ruina se hayan recuperado como explotación de uso turístico o como elementos de atracción de visitantes. • Cuando se incrementa de forma desmesurada la oferta de elementos culturales de un lugar, o se considera una zona especialmente rica en patrimonio histórico, la situación se aproxima más bien hacia los mercados de competencia monopolística, puesto que los distintos recursos compiten entre si, haciendo la oferta cultural del conjunto más elástica. Aunque los elementos singulares del patrimonio histórico son únicos y, por lo tanto, disponen de una oferta fija (esta es la causa por la que la buena parte de las riquezas artísticas han sido siempre objeto de coleccionismo privado, ya que se trata de bienes únicos y no sustitutivos) no ocurre así con los servicios derivados que tienen un carácter más sustitutivo y son reproducibles, por lo que pueden dar lugar a una economía de corte más ortodoxo, con competencia entre productos sustitutivos y donde los precios vuelven a desempeñar un papel importante. Por esta razón, la economía del patrimonio histórico no sólo ha de versar sobre el mantenimiento y la conservación del mismo, sino también sobre su puesta en valor a través de 3 Citado por Benhamou (1997) Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 22 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” • la creación de servicios y productos relacionados que puedan demandarse en el futuro. En relación a las condiciones de provisión y atención de los elementos integrantes del patrimonio histórico, cabe decir que la mayor parte de estos tienen el carácter de bienes públicos o semipúblicos, es decir, que manifiestan problemas de apropiabilidad de los resultados de su consumo o su producción y, por lo tanto en una economía de mercado encuentra dificultades para su provisión óptima. Esta es la razón por la que, en una sociedad numerosa y anónima se suele asignar al Estado la función de suministro y atención adecuada de estos elementos y evitar, así, el fallo de mercado. Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 23 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” 2.4 METODOLOGÍA DE VALORACIÓN Con respecto a los bienes integrantes del patrimonio, se sostiene que no son mercancías que se compren y se venden rutinariamente en el mercado, por lo que la información real de costo/venta está raramente disponible. Los economistas han desarrollado una variedad de técnicas para valorar las constantes amenidades del no mercado con la valuación de mercancías (Carson, 1999). Según Frey (2000) la forma más conocida de medir el valor de una propiedad cultural es hallar los ingresos monetarios que genera (concepto aditivo); por ejemplo, se examinan los gastos en que incurren los asistentes a un teatro o a una sala de ópera (precio de entrada, comidas en el restaurante, transporte, peluquería, ropa) y se calcula el efecto multiplicador causado por estos gastos (en un restaurante por ejemplo, se tienen que adquirir materias primas, servicios y pagar mano de obra). Pero la forma en la que estos estudios de impacto económico miden el ingreso monetario no es correcta para el mencionado autor, porque no calculan el excedente social neto, es decir, no deducen los costos del total de la producción (los pagos de salarios no son un beneficio sino un costo). La industria cultural se inclina a pedir este tipo de estudio, pese a que confunde la mera utilización de recursos con un beneficio social. Sin embargo, no tiene en cuenta los valores que no se reflejan en el mercado. El patrimonio cultural y la actividad artística, en general, tienen valores de existencia, prestigio, opción, educación y legado», cuyo monto hay que calcular con mucha precisión. Para Frey, estos estudios de impacto económico no tienen en cuenta estos valores, razón por la cual los considera peligrosos. Podría ocurrir entonces, que una actividad o un edificio no artístico generasen más ingresos monetarios directos e indirectos que una actividad artística o un edificio histórico, y ello provocara la toma de una decisión incorrecta como ser, demoler un edificio histórico y sustituirlo por un centro comercial. Krebs y Schmidt-Hebbel (1999) presentan cuatro métodos de valoración; algunos de ellos enfatizan los valores directos (o privados) del patrimonio cultural y otros, los valores sociales (o públicos) del mismo. • Método de Disposición a Pagar: mide el precio que un individuo está dispuesto a erogar por el uso o goce de un bien de patrimonio. Hay distintos enfoques que ofrecen una forma de medición de dicho precio, incluyendo el enfoque de precios hedónicos y el de costos de viaje. • Método de Valoración Contingente: es una forma alternativa para medir la disposición a pagar, basado en la realización de encuestas. El debate se ha centrado en sus limitaciones producto del hecho que las encuestas son sustitutos imperfectos de la preferencia revelada en las decisiones de mercado de los individuos, porque no involucran un costo efectivo para quienes las responden y pueden inducir sesgos por un comportamiento estratégico de los encuestados. • Plebiscitos: consiste en combinar la valoración de los bienes con la simultánea decisión política a través de la realización de plebiscitos populares. Este método ofrece la gran ventaja de llevar las decisiones y los conflictos envueltos en la valoración del patrimonio a la ciudadanía, eliminando los problemas de agenteprincipal entre el electorado y la clase política. Sin embargo, los autores sostienen de acuerdo con Benhamou, (1997) que la efectividad de los plebiscitos requiere, a su vez, que se cumplan condiciones exigentes de información y participación ciudadana. Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 24 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” • Sustentabilidad del patrimonio cultura: los tres métodos anteriores no aseguran que se tome debida cuenta de las externalidades espaciales y temporales en las decisiones económicas que atañen al patrimonio cultural. El enfoque de sustentabilidad del patrimonio cultural contempla el aspecto de externalidades intergeneracionales, que enfatiza el mantenimiento del bien para el uso y goce de generaciones futuras. Sin embargo, al igual que en la economía de los recursos naturales y del medio ambiente, es difícil reflejar las preguntas asociadas al concepto de sustentabilidad acerca de la tasa social de descuento relevante, la valoración cambiante del patrimonio cultural actual por las generaciones futuras y la incertidumbre acerca del progreso tecnológico en conservación y restauración en una metodología concreta. 2.4.1 Disposición a pagar Para valorar bienes sin mercado se requieren técnicas específicas. La estimación del valor económico se realiza empleando el concepto de disposición a pagar, que representa la cantidad de dinero que un consumidor pagaría para incrementar su nivel de bienestar o impedir una pérdida del mismo en relación con el consumo de patrimonio histórico. Para Frey (2000), la disposición a pagar es una forma de valorar bienes que están fuera del mercado y que mide el precio máximo que alguien pagaría por el objeto o proyecto en cuestión. La economía cuenta, para la obtención de la mencionada disposición con diversos métodos: el costo del viaje o del desplazamiento; los precios hedónicos y la valoración contingente. Mientras que Herrero; Sanz y Bedate, (2003) sitúan a la valoración contingente dentro de la disposición a pagar, Frey (2000) al igual que Krebs y SchmidtHebbel (1999), la separan. De los tres métodos, la valoración contingente es el más adaptable a las distintas situaciones con las que el investigador se enfrenta. Es también el que más genuinamente, según Riera (1994), permite los análisis ex-ante. Se han aplicado varios métodos en la práctica y los dos más utilizados son: • El enfoque hedónico de mercado, que deriva los valores atribuidos a un objeto cultural examinando los mercados privados que reflejan indirectamente la utilidad de que disfrutan las personas. • Otro método muy utilizado es el del enfoque del costo del desplazamiento. Se presta especialmente a medir el valor de un objeto de patrimonio histórico, por ejemplo, un casco de estancia antiguo (muy visitados por turistas). Este método se apoya en dos supuestos importantes: el objeto en cuestión es el único propósito del viaje, y el viaje en sí no produce ningún placer (Frey, 2000). 2.4.1.1 Modelo de los precios hedónicos Este modelo separa el precio de un bien privado, dependiendo de sus características. Estas tienen un precio implícito y la suma de ellos da, en una proporción estimable, el precio del bien de mercado. En determinadas condiciones de la “función de precios implícitos” se puede identificar “la función de demanda de la característica escogida y, en consecuencia, el excedente del consumidor”. Una limitación (razón por la cual el método no es muy usado) es que sólo permite valorar bienes públicos locales para los que el nivel de consumo depende, del nivel de consumo de un bien privado con un Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 25 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” mercado bien definido. Forma parte de la esencia del modelo de los precios hedónicos la relación entre bien público local o externalidad y bien privado. (Riera, 1994). Un individuo que atribuye un valor a determinado monumento histórico estaría dispuesto a aceptar una oferta laboral en la cercanía del monumento por menos remuneración. La diferencia entre este salario más bajo y otro es una medida monetaria indirecta de la valoración que ese individuo hace del monumento. El valor que se le determinó también puede surgir de los alquileres más elevados y/o del aumento de los precios de casas y/o terrenos que la gente esté dispuesta a pagar porque disfrutan del monumento. Así, la diferencia de precio comparada con una vivienda o terreno equivalente, en otro lugar constituye una valoración monetaria del monumento en sí. Para Frey (2000), esta manera de medir indirectamente el valor de la cultura no capta todos los valores externos ya mencionados. No incluye en los precios de las viviendas o terrenos ni el valor educativo, legado, prestigio, existencia u opción. Además, el cálculo sobre la base del enfoque hedónico del mercado resulta muy complejo. Para obtener resultados confiables de la comparación, son imprescindibles dos condiciones : que los mercados privados de trabajo y de propiedad inmobiliaria se encuentren en perfecto equilibrio y ceteris paribus; condiciones que muy raramente se cumplen, con lo cual la valoración monetaria del bien cultural resulta sesgada en un grado difícil de determinar. 2.4.1.2 Modelo del costo del desplazamiento El método del costo del desplazamiento es aplicable a la valoración social de un determinado espacio físico de interés medio-ambiental y recreativo, (es extensible a otros bienes). Bajo determinados supuestos, el modelo permite obtener la función de demanda de dicho espacio y, por ende, el excedente del consumidor. Es muy sencillo aplicar su procedimiento. Aunque el precio de entrada a un espacio de interés natural (un parque) sea igual a cero, el costo de acceso es generalmente superior a cero, porque se debe incluir al menos los gastos de desplazamiento hasta el lugar. En general, cuanto más cerca se reside del espacio a valorar, menores son los gastos que se desembolsan y mayor es, entonces, el número relativo de visitantes. Así se puede detectar la función de demanda entre número de visitantes (cantidad) y costo del desplazamiento (precio). A pesar de su aparente sencillez, la complejidad es mayor cuando se intenta ajustar mejor el modelo. Primero está la dificultad de estimar los costos de un determinado tipo de desplazamiento. Parece obvio incluir el precio del transporte público o el combustible y depreciación del vehículo si es particular. Pero se podría razonar también como parte del costo el valor del tiempo incurrido en el viaje, el del tiempo consumido en el propio lugar o, en caso de haberlo, el precio de la entrada. Si además el desplazamiento requiera más de un día, el costo extra de la pernoctación y otros. Otra complicación que se encuentra al aplicar el método es que puede pasar que el viaje no se justifica por un solo lugar de interés natural, sino por varios. En estos casos, surge el dilema de ver qué parte del costo de desplazamiento debe adjudicarse al lugar que se pretende valorar. Una de las mayores limitaciones del modelo del costo del desplazamiento es que sólo puede aplicarse a lugares concretos. Esta característica geográfica es fundamental en el modelo. Una diferencia que se puede hallar entre un bien de mercado típico y, por ejemplo, un determinado espacio de interés ambiental, es que el precio del primero no difiere significativamente de un grupo de consumidores a otro, mientras que el espacio de interés ambiental suele estar sujeto a fuertes cambios en Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 26 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” el costo de disfrutarlo según la distancia que haya que recorrer para acceder a él. Esta diversidad en el precio implícito es, justamente, la que ofrece la posibilidad de observar distintos puntos de la curva de demanda del bien” (Riera, 1994). El método del costo del desplazamiento se basa en la hipótesis que el costo del recorrido (incluyendo el costo de oportunidad del tiempo) a un lugar o monumento, es una buena aproximación de la disposición a pagar del visitante. Tal método subestima la demanda excluyendo a no usuarios. Esto significaría limitar el público interesado en el patrimonio al público turista e implicaría atribuir a la visita otros tipos de gastos: dicha visita puede no ser el único objetivo de un viaje y, si durante un mismo viaje se visitan varios monumentos, resulta imposible realizar una evaluación de la demanda correspondiente a cada monumento (Benhamou 1997 y 2005). 2.4.1.3 Valoración contingente Los dos modelos anteriores se suelen calificar de indirectos por el hecho de estimar la valoración por comportamientos que se revelan en el mercado. El método de valoración contingente, en cambio, se incluye entre las formas de valoración directa, en concreto por encuesta. Como los supuestos esenciales necesarios para esos dos procedimientos, en muchos casos, no se cumplen suficientemente en la práctica, la mayor parte de los economistas han empleado la Valoración Contingente (Frey, 2000). La valoración contingente es un método para estimar el valor que los individuos atribuyen a bienes no comercializables o a algunas características de bienes comercializables no reveladas por el mecanismo de mercado (Cuccia, 2005). Para Herrero; Sanz y Bedate (2003), consiste en crear un mercado hipotético ,y obtener mediante una encuesta la máxima disposición a pagar en valor monetario que el entrevistado confiere al bien que se está valorando en cuestión, o a una modificación en la calidad o cantidad del mismo. La encuesta, contiene una situación hipotética y después de proporcionar la información específica sobre la finalidad del estudio y la situación que se va a valorar, se pregunta al encuestado por su disposición a pagar respecto del bien objeto de análisis. Esta pregunta se puede realizar de varias formas, entre las que destacamos las siguientes: • • una pregunta abierta, por ejemplo, ¿cuál es su máxima disposición a pagar por…? un referéndum, en el que el encuestado contesta con un “sí” o con un “no” si su disposición a pagar es la que se le presenta. Este último formato se puede llevar a cabo realizando una única pregunta o varias preguntas encadenadas con diferentes ofertas que dependen de las respuestas anteriores, por ejemplo: ¿estaría dispuesto a pagar X pesos por…?; en caso afirmativo, ¿estaría dispuesto a pagar 2X pesos por …?; en caso negativo, ¿estaría dispuesto a pagar X/2 pesos por …? Esta configuración de dos preguntas enlazadas se denomina “formato de elección dicotómica de doble acotación” y, hacen que la persona encuestada se encuentre en una situación parecida a la de ir a un mercado real y tomar la decisión de comprar o no, en función del precio que le ofrecen, con una pequeña diferencia, y es que en este caso el individuo no tiene que abonar la cantidad que propone (Riera, 1994; Herrero; Sanz y Bedate, 2003). Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 27 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” La persona entrevistada se sitúa en una situación similar a la que diariamente se enfrenta en el mercado: comprar o no una cantidad determinada de un bien a un precio dado. La diferencia principal es, naturalmente, que en esta ocasión el mercado es hipotético y, por lo general (hay excepciones), no tiene que pagar la cantidad que revela. Este mecanismo puede resultar en un sesgo, generalmente llamado estratégico, que está relacionado con el incentivo o desincentivo a revelar el "verdadero" precio, lo que ha generado algunas críticas al método. Este método constituye un caso particular dentro de los procedimientos de construcción de mercados, que puede ser real o hipotética. Cuando un ayuntamiento decide, por ejemplo, poner a referéndum la aprobación de un plan parcial de urbanismo que tenga en cuenta la urbanización de un espacio de alto interés paisajístico, está creando un "mercado" donde los más directamente afectados deciden si los ingresos previstos para la administración municipal compensan la pérdida de calidad del espacio como bien público. El mismo ejercicio puede simularse mediante una encuesta que construya ese mercado de forma hipotética y estimar así la máxima disposición a pagar (o la mínima disposición a ser compensado) de los ciudadanos por la conservación (o pérdida) del espacio en su calidad actual. Este tipo de ejercicio recibe el nombre de valoración contingente (Riera, 1994). En la mayoría de los estudios de valuación contingente se puede encontrar el siguiente contenido: • una sección introductoria que ayuda a exponer el contexto general donde la decisión va a ser tomada • una descripción detallada del bien para ser ofrecido al encuestado • la escena institucional en que el bien se proporcionará • la manera en que el bien se pagará; • un método por el que el estudio obtiene las preferencias de los encuestados con respecto al bien; • las preguntas sobre por qué los encuestados contestaron las preguntas de la manera que lo hicieron y • un juego de preguntas con respecto a las características del encuestado incluyendo actitudes y la información demográfica (Carson, 1999). El formulario de encuesta tiene que seguir requisitos muy severos para que pueda ser útil a la hora de evaluar las respuestas y, además, el sondeo tiene que incluir visitantes y no visitantes. La utilidad del método crece si los supuestos utilizados se discuten y se varían de forma sistemática para evaluar la coherencia de los resultados obtenidos (Riera, 1994). Algunos de los requisitos más importantes para que un estudio de valoración contingente pueda suministrar cálculos fiables según Frey (2000) son: • Las entrevistas personales son preferibles a los estudios telefónicos, y estos a su vez a los realizados por correo. • Se debe describir con detalle y claridad el medio en el que se encuentra el objeto a valorar. • Hay que especificar cuáles son las limitaciones presupuestarias es decir expresar claramente a qué uso alternativo se dedicaría el dinero si el proyecto o la política valorados contingentemente no se llevaran a cabo. Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 28 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” • • Debe indicarse a los entrevistados los posibles sustitutos del bien que se pretende valorar (“hay que aclarar qué otros castillos o palacios se pueden visitar si se destruyera el palacio en cuestión”). Cerciorarse que el entrevistado comprende el asunto y la elección subyacente. Ha sido usado con frecuencia para dar valores monetarios a bienes y servicios ambientales que no pueden ser comprados ni vendidos en el mercado. Es generalmente el único método factible para incluir el precio del uso pasivo en un análisis económico, una práctica que ha engendrado controversias considerables (Carson, 1999). Aspectos positivos y negativos de la Valoración Contingente El hecho que la valoración contingente sea el método más usado para valorar bienes que no tienen mercado no es una simple casualidad. Sin duda la valuación contingente presenta importantes ventajas comparativas frente a otros métodos. Algunas de ellas son: • Los efectos sobre los no usuarios no pueden medirse con los modelos del costo del desplazamiento o de los precios hedónicos, pero sí con el método de la valoración contingente. Ello lo sitúa como prácticamente el único procedimiento razonable para medir la pérdida de utilidad en personas que no van a disfrutar de forma inmediata de un bien singular, pero que estarían dispuestas a pagar algo por la opción de disfrutarlo en el futuro. De ahí su importancia en determinados estudios y aplicaciones. • Los estudios de valoración contingente captan los valores de existencia, opción y legado. • La variedad de bienes que pueden valorarse por este método es casi ilimitada. Las valoraciones se comparan con las alternativas, sobre todo con otros posibles usos de los fondos recaudados con impuestos, o con impuestos más bajos y un consumo privado mayor. Los procedimientos de disposición a pagar y, especialmente, la valoración contingente, son útiles, pero tienen una desventaja fundamental, pues no están vinculados a las decisiones políticas. Los referendos populares combinan la valoración de las alternativas o costos de oportunidad con la decisión democrática. Esta combinación es especialmente pertinente y beneficiosa en el caso de las decisiones culturales (Frey, 2000). Entre las desventajas del método de valoración contingente, se encuentran los problemas en los sondeos de opinión que se detallan a continuación: • Elecciones marginales frente a elecciones totales: las encuestas de opinión presentan a los interrogados una elección de todo o nada con un bien indivisible, o se conserva el monumento en su totalidad o no se conserva en absoluto (Frey, 2000; Rausell, 2003). • Elecciones no optimizantes: el segundo tema está muy vinculado con el primero pero no es idéntico. El sondeo no incluye un algoritmo de optimización, una fórmula para calcular posibles mejoras parciales del bien patrimonial investigado. El objeto histórico se presenta a los interrogados tal como es. Se supone, implícitamente, que la oferta es ya eficaz de dos maneras. En la primera, las actividades del objeto se llevan a cabo con tal perfección que no se pueden mejorar sin renunciar a algún otro objetivo. Se sabe, tras amplias investigaciones en el campo de la economía del arte, que existen muchas posibilidades de mejora de la eficiencia técnica. En la segunda manera, los estudios de valoración Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 29 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” contingente también suponen eficiencia en el sentido que se colman las preferencias del consumidor. Los economistas del arte presentan pruebas abrumadoras en el sentido contrario. En especial, no sólo los directores de teatros y museos sino también los responsables de ciudades históricas, tienden a seguir sus preferencias, que pueden desviarse sistemática y ampliamente de las del ciudadano medio, que son las que importan en los estudios sobre la disposición a pagar (Frey, 2000). • Escasas sugerencias: los estudios de medición no tienen en cuenta gran parte del conocimiento acumulado por la economía de la cultura, por lo tanto, suelen pasar por alto excelentes oportunidades de mejora en la presentación y la conservación del arte (Frey, 2000). • ¿Qué valores?: no está muy claro qué preferencias haya que tener en cuenta en los estudios sobre valoración contingente en las artes y otros campos. Hay dos aspectos que revisten particular importancia. Por un lado, las anomalías psicológicas desempeñan un papel preponderante, sobre todo, la disparidad de valoración entre pérdidas y ganancias. Este efecto dotación lleva a una gran diferencia entre la disposición a pagar por conseguir algo y la disposición a aceptar una privación de lo que se tiene, y éstas, según la teoría económica básica, deberían ser aproximadamente iguales. Por el otro, el arte es internacional, y no es raro que la cultura de un país la valoren más los extranjeros que los habitantes del propio país. En el caso de los objetos del patrimonio artístico, la gran dificultad gravita en captar el deseo de pagar de las generaciones futuras, porque las cuestiones que se tratan suelen ser a muy largo plazo y se sabe que las preferencias sobre arte varían sistemáticamente de una generación a otra. Las personas de más edad tienden a dar menos valor al arte contemporáneo que el que le dan las generaciones subsiguientes. • Valores específicos frente a valores estadísticos: los individuos valoran los objetos de arte individuales, como un monumento, de forma muy disímil a como valorarían un objeto no especificado o estadístico. Esta disparidad se vio por primera vez en el caso de las vidas humanas. La gente se está dispuesta a gastar enormes sumas para salvar la vida de una persona determinada, por ejemplo, la de un niño que se ha caído a un pozo. Sin embargo, están dispuestos a esforzarse mucho menos para salvar la vida de alguien aún sin identificar, por ejemplo, a utilizar recursos para reducir el número de accidentes mortales en la carretera. De forma análoga, los encuestados se mostrarían dispuestos a pagar mucho más por el Teatro Real Danés y el museo de la Civilización de Québec, que por la financiación pública de las artes en general (Frey 2000; Rausell 2003). Las características de esta técnica la hacen adecuada para estimar el valor del patrimonio cultural. Este no es comercializado en el mercado debido a la no rivalidad y/o la no exclusión en su consumo. La conservación del patrimonio depende esencialmente de cuales son las señales de precio aunque es técnicamente posible que el propietario, público o privado, de algunos activos culturales los hagan excluyentes y cobren un precio para acceder a estos activos,. Las señales de mercado están vinculadas al valor de uso del patrimonio y, por consiguiente, se podría sub-valorar el valor económico total del mismo donde los valores de no uso tienen un valor significativo. Esto puede causar subinversión en la conservación. La cuantificación en términos monetarios permite a quienes toman las decisiones políticas jerarquizar las intervenciones en el patrimonio teniendo en cuenta las diferentes motivaciones, y Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 30 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” establecer las prioridades cuando se planifica un programa de conservación, dado un presupuesto de conservación limitado. La cuantificación en términos monetarios del valor económico total de los activos culturales, posibilita basar la justificación de la intervención pública a favor de la conservación en los principios de la economía del bienestar, y en evitar la sobre-explotación o el abandono de activos culturales ajenos al mercado. El método de valoración contingente es usado para medir del beneficio que los individuos atribuyen a ese bien; e incluirlo en el análisis costo beneficio para aumentar las probabilidades de que un proyecto de intervención publica en ese bien cultural sea preferido frente a otras políticas públicas en un contexto de recursos económicos públicos escasos (Cuccia, 2005). Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 31 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” 2.5 CONCEPTO DE CONSERVACIÓN-RESTAURACIÓN Y NORMATIVA 2.5.1 Concepto de conservación-restauración “La Capilla Sixtina ha sido reacondicionada con un microclima especial, cerca de 100 censores controlan la polución del aire y los objetos producidos por el elevado número de visitantes que recibe diariamente. El sistema consiste en proteger totalmente los frescos del techo mediante un estudio detallado del movimiento del aire en el recinto”. Francisca Hernández. Manual de Museología. En las últimas décadas la conservación del patrimonio cultural y natural se ha convertido en una preocupación importante de la sociedad, una vez que ésta ha cambiado su actitud con respecto al patrimonio desde una primera sensibilización a la protección singular de los monumentos antigüos a principios del siglo XX, hacia una protección de las distintas expresiones del arte de la construcción y de las obras conjuntas del hombre y de la naturaleza conjuntos construidos, arquitectura popular, edificios industriales, parques, jardines, paisajes naturales y culturales enteros. Por otra parte, en la década de los noventa, este concepto de políticas de patrimonio ha cambiado: se está rechazando progresivamente las políticas que se aplicaban a los objetos que se creía posible inmovilizar en su evolución y "museificar", pasando a la noción del patrimonio cultural que se integra en la dinámica socioeconómica y en los procesos de desarrollo territorial (Frolova, 2004). Partiendo del hecho de que la Economía, tal como señalan los manuales más sencillos, es aquella ciencia que trata de la toma de decisiones sobre el destino de recursos en un entorno de escasez de los mismos, Rausell (2004 a, Pág.6) reseña que, la decisión de proteger el patrimonio en entornos colectivos es una decisión doblemente económica. En primer lugar toda sociedad, en términos teóricos debe resolver que parte de sus recursos se destina a la protección del patrimonio existente. Y esta decisión supone un dilema social, pues toda elección tiene un costo de oportunidad. Es evidente que los recursos utilizados no pueden satisfacer simultáneamente a ningún otro tipo de preferencias colectivas. El segundo nivel de decisión, una vez destinados el monto global de recursos, consiste en convenir que bienes y servicios patrimoniales de todos los posibles merecen la recuperación, la preservación, la conservación o la recreación y en qué grado. Racionalizar las decisiones sobre qué bienes realizar las acciones de preservación, se convierte por tanto, en un proceso que, en entornos democráticos, debería consistir en tener la capacidad de jerarquizar los bienes patrimoniales en función del valor social de dicha preservación. Y es aquí donde la Economía, como ciencia social presenta algunas ventajas competitivas. Definir prioridades, es decir qué bienes conservar y cuáles no, cuánto dinero invertir en dicha conservación además de ser una decisión económica forma parte de la política cultural de un país. Para Montagut Marqués (2004, pág. 37) los bienes patrimoniales, especialmente los inmuebles, se conservan por cuatro grandes razones que, adicionalmente a las puramente económicas, se relacionan con la realidad social de los pueblos: • su valor formal, o valor artístico que abre caminos para las artes y, especialmente para la arquitectura en el caso de los inmuebles; Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 32 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” • • • su valor simbólico y significativo para una parte importante de la sociedad, ya que forman parte de su paisaje y de su memoria histórica; su valor de uso derivado de las nuevas funciones que van a desempeñar en el momento presente; y su carácter como bienes de inversión, pasando a formar parte como inputs en determinadas funciones de producción de servicios relacionados con el ocio o la cultura. El capital cultural puede deteriorarse en un cierto plazo, haciendo necesario la inversión en su mantenimiento o restauración. El carácter de bien colectivo justifica la intervención del Estado, quien garantiza la transmisión del patrimonio a las generaciones futuras a través de las ayudas que otorga y del control científico que ejerce en contrapartida. La intervención pública encuentra su justificación también en el hecho de que los criterios comerciales no podrían llegar por sí solos a soluciones óptimas en materia de restauración. En efecto, la decisión de iniciar una restauración debería resultar de la comparación racional del valor, antes y después de dicha restauración, tomando en cuenta el costo de la misma, ya que los costos de restauración y de mantenimiento de los edificios históricos son altos, puesto que realizarlos implica emplear el trabajo de expertos y el uso de materiales raros y por lo tanto costosos. Pero la apreciación del valor se modifica según la posición que ocupe quien realice tal evaluación, y sólo un experto es capaz de tomar una decisión de este tipo. La única institución que puede obligar a optar por la solución más favorable al bienestar colectivo es el Estado, tomando en cuenta el carácter generalmente irreversible de las decisiones en materia de restauración (Benhamou, 1997). Mossetto (citado por Benhamou, 2005) observa la existencia de tres niveles diferentes de grados de conservación: reutilización, restauración (parcial) y preservación. En los dos primeros casos el mercado trabaja adecuadamente, mientras que la regulación pública es inevitable en el tercer caso. Uno de los problemas específicos es el riesgo ligado a los dos primeros casos: sin ninguna intervención, la herencia puede ser transformada y su valor a largo plazo reducirse radicalmente por la pérdida de sus características históricas. La privatización se presenta a menudo como una solución para limitar gasto público. En cualquier caso, el financiamiento público se puede agregar al privado. Dichos costos aumentan con la acción del tiempo. La incertidumbre que provoca el hecho de no poder anticipar el paso del tiempo hace que se apunte a una política lo más amplia de preservación posible, considerando que pueden diferir las preferencias actuales de consumidores, de las preferencias futuras. La pesada carga del financiamiento de la preservación impone la necesidad de seleccionar un conjunto de edificios dentro de las distintas posibilidades y de demandas. Dos clases de criterios coexisten: criterios objetivos, como la edad del edificio, su estado de la conservación y de la emergencia, y criterios subjetivos, como la definición de los expertos que señalan a los bienes de la herencia. Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 33 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” 2.5.2 Normativa “Toda la riqueza artística o histórica del país, sea quien fuere su dueño, constituye el tesoro cultural de la nación; estará bajo la salvaguardia del Estado y la ley establecerá lo que estime oportuno para su defensa” Art.34 de la Constitución de la República Oriental del Uruguay. En el Uruguay si bien la constitución no define en forma específica el concepto de patrimonio cultural, brinda elementos para protegerlo y remite a la ley la instrumentación del mencionado cometido. El artículo 5 de la ley 14040 de octubre de 1971 establece: “podrán ser declarados monumentos históricos, a los efectos de esta ley los bienes muebles o inmuebles vinculados a acontecimientos relevantes, a la evolución histórica nacional, a personajes notables de la vida del país, o a lo que sea representativo de la cultura de una época nacional”. En la misma ley se establece la creación de un organismo llamado Comisión Honoraria para la Protección del Patrimonio, en la cual se delega la calificación de los referidos elementos que a su juicio considerará como parte del patrimonio cultural sin realizar una definición genérica. En declaraciones a la prensa, Manuel Esmoris 4 , actual presidente de dicha comisión, señaló la necesidad de una nueva ley de patrimonio en la que se amplíe el concepto de bienes patrimoniales, sosteniendo que la ley actual no toma en cuenta los elementos inmateriales como la música, los ritmos, las tradiciones y los relatos culturales, ni tampoco contempla acontecimientos culturales como la Feria de Tristán Narvaja o las Llamadas del Barrio Sur y Palermo. La ley 15964 del ocho de julio de 1988 en su artículo 1º ratifica la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural, aprobada por la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, el 16 de noviembre de 1972. A los efectos de la referida convención se considera patrimonio cultural a los monumentos: obras arquitectónicas, de escultura o de pinturas monumentales, elementos o estructuras de carácter arqueológico, inscripciones, cavernas y grupos de elementos, que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia; los conjuntos: grupos de construcciones, aisladas o reunidas, cuya arquitectura, unidad e integración en el paisaje les de un valor universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia; los lugares: obras del hombre u obra conjuntas del hombre y la naturaleza así como las zonas, incluidos los lugares arqueológicos que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista histórico, estético, etnológico o antropológico. A nivel internacional, con el objeto de normalizar la actividad restauradora y de conservación del patrimonio histórico, a lo largo del siglo XX se han redactado numerosos textos normativos como por ejemplo: las declaraciones, recomendaciones o convenciones de la UNESCO; la Carta de Atenas de 1931, la Carta de Venecia de 1965 y la Carta de Cracovia del 2000 (recomendaciones emitidas por países europeos que pueden o no ponerse en práctica en los demás países del mundo). 4 Diario el País del 29/08/05 Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 34 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” La Convención para la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural, adoptada en 1972 por la UNESCO, se inscribe en los esfuerzos a nivel internacional en pro del fomento y la salvaguardia del patrimonio cultural y correspondía exclusivamente a la preservación del patrimonio material. Desde hace casi treinta años, la UNESCO concede el título de "patrimonio mundial" a los monumentos y a los sitios. Resulta fácil establecer un inventario del patrimonio, sea monumental o no. Al ser prácticamente inmutable, su protección se limita, en el caso de las formas monumentales, a medidas de conservación y de valorización, y cuando se trata de objetos, a su conservación en un medio museográfico, protegidos contra el robo y las degradaciones. La UNESCO deseó pues extender esta protección al patrimonio cultural inmaterial, un patrimonio que, aunque es de índole frágil y perecedera, resulta esencial para la identidad cultural de los pueblos. Al crear esta nueva distinción internacional, la Organización pretendió alertar a la comunidad internacional acerca de la importancia que reviste tomar en consideración este patrimonio y salvaguardarlo. La Carta de Atenas de 1931 dispone que en el caso en que la restauración sea indispensable, debido a degradaciones o destrucciones, se debe respetar la obra histórica y artística del pasado sin proscribir el estilo de ninguna época. En la Carta de Venecia de 1965 la noción de monumento histórico comprende la creación arquitectónica aislada así como el conjunto urbano o rural que da testimonio de una civilización particular, de una evolución significativa, o de un acontecimiento histórico. Se refiere no sólo a las grandes creaciones sino también a las obras modestas que han adquirido con el tiempo una significación cultural. La conservación y restauración de monumentos constituye una disciplina que abarca todas las ciencias y todas las técnicas que puedan contribuir al estudio y la salvaguarda del patrimonio monumental, tiende a conservar tanto la obra de arte como el testimonio histórico. El monumento es inseparable de la historia de que es testigo y del lugar en el que está ubicado. En consecuencia, el desplazamiento de todo o parte de un monumento no puede ser consentido nada más que cuando la salvaguarda del monumento lo exija o cuando razones de un gran interés nacional o internacional lo justifiquen. La restauración es una operación que debe tener un carácter excepcional. Tiene como fin conservar y revelar los valores estéticos e históricos del monumento y se fundamenta en el respeto a la esencia antigua y a los documentos auténticos. Su límite está allí donde comienza la hipótesis: en el plano de las reconstituciones basadas en conjeturas, todo trabajo de complemento reconocido como indispensable por razones estéticas o técnicas aflora de la composición arquitectónica y llevará la marca de nuestro tiempo. La restauración estará siempre precedida y acompañada de un estudio arqueológico e histórico del monumento. En la Carta de Cracovia del 26 de octubre del 2000 se establece que cada comunidad, es responsable de la identificación, así como de la gestión de su patrimonio. Los elementos individuales de este patrimonio son portadores de muchos valores, los cuales pueden cambiar en el tiempo. Esta variabilidad de valores específicos en los elementos define la particularidad de cada patrimonio. A causa de este proceso de cambio, cada comunidad desarrolla una conciencia y un conocimiento de la necesidad de cuidar los valores propios de su patrimonio. Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 35 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” CAPITULO 3 TRABAJO DE CAMPO 3.1 ANTECEDENTES La valoración contingente se ha vuelto una de las técnicas más usadas de valoración de bienes para los cuales no se tiene un mercado al cual recurrir para obtener su valor, debido a su flexibilidad y habilidad de estimar el valor total, incluso el valor de uso y no uso. Para los propósitos del presente trabajo se han seleccionado algunos estudios en los cuales se ha utilizado este método como forma de valuación. En Uruguay se encuentra publicado por Hugo Roche (1999) “El complejo cultural SODRE de Montevideo: La disposición a pagar por un Bien Publico Mixto”. El mencionado documento presenta algunos resultados producto del análisis de valuación contingente de un proyecto público orientado a reconstruir el Teatro SODRE, un teatro lírico tradicional de la ciudad de Montevideo incendiado en 1971. Este autor describe algunos tópicos relacionados con la valoración económica de un bien público, enfatizando en los resultados del análisis econométrico de los datos provenientes de una encuesta socioeconómica en base a la metodología de valuación contingente. Otros ejemplos de empleo del método de valoración contingente son: • El estudio realizado por Chambers, Chambers y Whitehead en “Contingent Valuation of Quasi-Public Goods: Validity, Reliability, and Application to Valuing a Historic Site”, en el cual se mide el valor de no mercado de la preservación de La Academia de Ste. Genevieve, Missouri. • “Una aproximación al turismo urbano. El valor de la ciudad empaquetada en el caso de Valencia” de Rausell, en el cual se determina la valoración que tanto visitantes como residentes realizan de un concepto que se aproxima a la demanda de ciudad empaquetada que constituye el conjunto de elementos que articulan la promoción turística en folletos, mapas orientados, publicaciones oficiales de las agencias de promoción turística, contenidos de páginas web promocionales, notas de prensa, etc. • “Estudio de la disposición a pagar por un bien del patrimonio histórico cultural” de Herrero; Sanz y Bedate, en el que se presenta una muestra de valoración económica del Museo Nacional de Escultura de la ciudad de Valladolid. • “Valuing the Benefits of Conservation of the Fès Medina”, proyecto preparado para lograr financiación del Banco Mundial para a conservar y mejorar, la histórica Medina de Fès en Marruecos, sitio declarado herencia mundial por la UNESCO. • “Eliciting Public Preferences For Managing Cultural Heritage Sites: Evidence from a Case Study on the Temples of Paestum” de Colombino, Nese y Riganti. En este trabajo, se informan los resultados de un estudio enfocado a obtener las preferencias de las personas, con el fin de tenerlas en cuenta al definir las estrategias de dirección para los Templos de Paestum, en Italia. • “Valuing the impacts of air pollution on Lincoln Cathedral” de Pollicino y Maddison. Este informe resume un estudio de la disposición a pagar por un cambio hipotético en la frecuencia del ciclo de limpieza de 40 años a 10 de la Catedral de Lincoln. Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 36 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” 3.2 OBJETO DE ESTUDIO: PUERTA DE LA CIUDADELA Las razones fundamentales que nos llevaron a la elección de la Puerta de la Ciudadela como nuestro objeto de estudio fueron: el hecho de ser un monumento emblemático del Montevideo Colonial, así como encontrar sumamente atractivo y oportuno el estudio de la disposición a pagar por su restauración, ya que es uno de los proyectos estudiados actualmente por parte de la Intendencia de Montevideo. La Puerta de la Ciudadela, es parte de una construcción hoy inexistente, comenzada en 1742 y finalizada más de cuarenta años después. Fiel testimonio del primer paso de la colonización española, cuando Montevideo no era más que arenales y pradera. La Ciudadela era un monumento compuesto por gruesos muros de granito gris de 6 mts. de espesor con 4 baluartes en los ángulos provistos de 50 cañones. Un foso exterior de 17 mts. de ancho y 13 de profundidad rodeaba esta gigantesca muralla de piedra que fue totalmente demolida en el año 1877 para construir la actual Plaza de la Independencia, en la cual, en su lado oeste, conserva, a partir de 1959 la construcción en su lugar de origen de la Puerta de la Ciudadela. Actualmente, solo se conservan del origen las piedras de la base, partes laterales y centrales de un valioso resto del pasado que demuestra las monumentales obras de defensa del Montevideo de la Colonia. Por resolución 1097 del año 1975 fue declarada monumento histórico nacional. Sin mantenimiento regular, hace más de dos años que la Puerta de la Ciudadela espera por una restauración definitiva después de que varios bloques se desprendieran como consecuencia del deterioro general que padece, hecho que provocó la toma de medidas precautorias consistentes en colocar jardineras para evitar el pasaje de peatones por debajo, a fin de evitar inconvenientes a los transeúntes. El estado actual del monumento hace necesario el estudio de la misma desde un punto de vista interdisciplinario, abordando simultáneamente todos los aspectos que tienen que ver con las posibilidades de restauración y conservación, ya que el monumento presenta alteraciones en algunas de las piezas que lo componen, las cuales requieren ser evaluadas correctamente mediante la elaboración de un diagnóstico preciso que no solo describa la o las causas que provocaron la situación actual sino que también establezca las acciones a desarrollar. Por otro lado se procura determinar aquellas acciones técnicamente correctas que permitan realizar una correcta preservación y mantenimiento del monumento, entendiendo que las mismas solamente serán eficaces cuando se apliquen a tiempo y en la forma adecuada. (Licitación Abreviada Nº 159844/1, 2005). Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 37 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” 3.3 BASE TEÓRICA “Nuestro conocimiento, nuestras actitudes y nuestras acciones están basadas, en gran parte, en muestras” William Cochran. Técnicas de muestreo. Como ya se señaló, la valoración contingente es un método para estimar el valor atribuido por las personas a bienes no comercializables en el mercado, consistente en preguntar directamente a muestras seleccionadas de población a través de encuestas su disposición a pagar. Como bien lo define Galmés (1997), una muestra consiste en una parte de la población (subpoblación) es decir un conjunto de elementos que son generalmente la unidad de información, o están estrechamente vinculados a ella. Dicha población consiste en un número “N” de elementos (unidades), que pueden identificarse con los números 1,2,3,… N y tienen asociados valores de las variables de interés. El valor que toma cada variable para cada unidad de la población es considerado un número fijo (no aleatorio) y desconocido a priori. El muestreo consiste en seleccionar parte de una población (muestra) y a partir de lo observado en ella deducir el comportamiento de toda la población. Esta inferencia (extrapolación) es científica (estadística) cuando va acompañada de una medida del error. Para seleccionar una muestra probabilística y para inferir los valores de las características bajo estudio a partir de la muestra seleccionada, se utilizan un conjunto de técnicas llamada diseño de muestreo. La importancia de la teoría del muestreo radica en que intenta desarrollar métodos de selección de muestras y de estimación que proporcionen, al más bajo costo posible, estimadores que sean lo suficientemente precisos para el propósito buscado. Se debe ser capaz de predecir, para cualquier procedimiento de muestreo que esté bajo consideración, la precisión y el costo que se espera (Cochran 1972). A los efectos del presente trabajo la selección de la muestra, cálculo de expansores y el nivel de precisión fueron aportados por Leticia Debera, Santiago Cilintano y el Profesor Cr. Juan José Goyeneche. Entre las principales ventajas del método de muestreo Cochran (1972) distingue: • • • • Costo reducido: si los datos se obtienen únicamente de una pequeña fracción del total, los gastos son menores de los que se realizarían si se llevara a cabo un censo completo. Mayor rapidez: los datos pueden ser recolectados y sumados más rápidamente con una muestra que con una enumeración completa. Mayores posibilidades: aquellas encuestas que estén basadas en el método de muestreo tienen un mayor alcance y flexibilidad de acuerdo al tipo de información que pueda ser obtenida. Mayor exactitud: debido a que cuando el volumen de trabajo es reducido se puede emplear personal capacitado con entrenamiento intensivo, y debido a que en estas condiciones se puede realizar una supervisión cuidadosa del trabajo de campo y del procesamiento de los resultados, una muestra, en realidad, puede producir resultados más exactos que la enumeración completa. Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 38 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” Al realizar una encuesta por muestreo, se deben definir distintos puntos como ser: • Objetivos de la encuesta. • Población muestreada: para lo cual es necesario determinar los diferentes niveles de población: la población encuestada, es la población realmente observada; la población marco, es aquella de la cual se extrajo efectivamente la muestra, la cual es mayor que la encuestada porque incluye las no respuestas (informantes ausentes, rechazos, etc.); población objetivo, incluye los elementos que por error de cobertura no fueron incluidos en la población marco y excluye a los erróneamente incluidos; población inferencial, es el conjunto más amplio de poblaciones al cual pueden dirigirse las inferencias (Galmés, 1997). Se debe recordar que las conclusiones sacadas de la muestra se aplican a la población muestreada. El juicio acerca de si el alcance de estas conclusiones se aplicará también a la población objeto debe depender de fuentes de información suplementaria que se tenga acerca de la naturaleza de las diferencias entre la población muestreada y la población objeto (Cochran, 1972). • Datos que deben ser recolectados: es bueno verificar que todos los datos obtenidos son relevantes para los propósitos de la encuesta y que no ha sido omitido ningún dato esencial (Cochran, 1972). • Nivel de precisión deseado: los resultados de las encuestas por muestreo siempre están sujetos a cierta incertidumbre, debido a que sólo una parte de la población ha sido investigada y a los errores de medición. Al realizar el proceso de inferencia, se comete un error necesariamente y su tamaño dependerá del diseño de muestreo usado. Esta incertidumbre puede ser reducida, tomando muestras más grandes y usando métodos de medición adecuados. Por lo general esto cuesta tiempo y dinero, en consecuencia, es un paso importante la especificación del nivel de precisión deseado (Cochran, 1972 y Galmés, 1997). • Métodos de medición: puede existir la posibilidad de escoger el método de medición y el método de inspección de la población. La inspección puede ser por correo, por visita personal, por teléfono, o por una combinación de los tres. Con cuestionarios sencillos, algunas veces las respuestas pueden ser precodificadas, es decir, colocadas de tal manera, que puedan ser rutinariamente transferidas a un equipo mecánico. De hecho, para la construcción de buenas formas de registro, es necesario visualizar la estructura de las tablas de resúmenes finales que va a ser usada para obtener las conclusiones (Cochran, 1972). • La encuesta piloto: es de gran utilidad probar el cuestionario y los métodos de campo en pequeña escala (Cochran 1972). • Organización del trabajo de campo: se deben hacer planes para manejar las no respuestas, es decir, la falla del enumerador para obtener la información de ciertas unidades de la muestra (Cochran 1972). • Resumen y análisis de los datos: el primer paso después de realizar la encuesta es de editar los cuestionarios obtenidos, con la esperanza de corregir errores o cuando menos desechar los datos que obviamente están equivocados. Se necesita tomar decisiones acerca del procedimiento de tabulación, en los casos en donde las respuestas a ciertas preguntas fueron omitidas por algunos de los entrevistados, o fueron desechadas en el proceso de edición. De ahí en adelante se hacen las tabulaciones que conducirán a los estimadores. Hay diferentes métodos disponibles de estimación para la misma información (Cochran 1972). Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 39 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” Según Galmés (1997), las características del estudio, los recursos disponibles (no solo en dinero, sino también en personal capacitado), los niveles de precisión necesarios, etc., son elementos a tener en cuenta a la hora de decidir el diseño de muestreo a utilizar. Para el mencionado autor, los principales diseños de muestreo son: • • • • • Muestreo aleatorio simple sin reposición: es el diseño de muestro en el cual “n” unidades distintas son seleccionadas de las “N” unidades de la población de tal manera que cada uno de los posibles subconjuntos de “n” elementos tomados de los “N” tiene igual probabilidad de selección. Muestreo aleatorio estratificado: la población de “N” elementos se divide en “L” grupos llamados estratos. Estos constituyen una partición de la población (son subconjuntos disjuntos, no vacíos, cuya unión es la población). Se toman luego, dentro de cada estrato muestras aleatorias simples independientes. Se computan las estimaciones para cada estrato y luego se combinan ponderándolas adecuadamente para formar la estimación global. Muestro por conglomerados: la población es dividida en grupos (conglomerados). Cada conglomerado constituye una unidad de muestreo y está formada por unidades finales. Los conglomerados se llaman unidades primarias y las unidades finales, unidades secundarias (Por ejemplo: las manzanas de una ciudad pueden ser las unidades primarias y los hogares dentro de ellos las secundarias). Se seleccionan unidades primarias y luego se encuestan todas las unidades secundarias dentro del conglomerado seleccionado. Muestreo sistemático: se forman conglomerados de unidades secundarias espaciadas de manera sistemática a través de la población. El más común es el que consiste en seleccionar al azar una unidad de la población y luego incorporar a la muestra una unidad cada tantas hasta completar las “n”. Muestreo en varias etapas: la población se divide en grupos. Estos grupos (unidades primarias) contienen unidades secundarias. Si luego de seleccionar una muestra de unidades primarias en lugar de encuestar a todas las unidades secundarias de las unidades primarias seleccionadas se extrae una muestra de unidades secundarias dentro de las unidades primarias sorteadas, se dice que se tiene un muestro en dos etapas. Si luego, una muestra de las unidades terciarias es seleccionada dentro de las secundarias se dice, que se tiene un muestreo en tres etapas y así sucesivamente. (Por ejemplo: si la población de hogares está clasificada en manzanas y se extrae una muestra de manzanas y luego dentro de las manzanas seleccionadas se extrae una muestra de hogares tendremos un muestreo en dos etapas. Si dentro de los hogares seleccionados se sortean, a su vez, personas, se tendrá una muestra en tres etapas). Son los diseños mas usados en las encuestas de hogares. Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 40 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” 3.4 MUESTREO Y ENCUESTA Antes de comenzar a desarrollar los detalles del trabajo de campo realizado, es importante aclarar que en la selección de la muestra, consideraciones de costo y recursos humanos impidieron la realización de una encuesta que alcanzara toda la ciudad de Montevideo. Población objetivo: residentes en viviendas particulares que constituyen uno o más hogares particulares, en los barrios Ciudad Vieja y Centro (estrato Céntrico), Malvín y Buceo (estrato Este) en el departamento de Montevideo (capital). Quedan excluidos los miembros de hogares colectivos o residentes particulares en hogares colectivos como hospitales, conventos, casas cuna, residencias colectivas para ancianos (casas de salud), prisiones, residencias extraterritoriales (embajadas, consulados), cuarteles y hoteles o pensiones. Los datos experimentales se obtuvieron de una encuesta de hogares particulares realizada en los meses de septiembre y octubre de 2005 en dos zonas de la ciudad de Montevideo. Fue utilizada la definición de hogares particulares empleada por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Se entiende como hogar particular a la persona o grupo de personas que habitan bajo un mismo techo y que al menos para su alimentación, son dependientes de un fondo común. Estas personas suelen efectuar la unificación de sus ingresos, mediante la constitución de un presupuesto común, y establecen el uso compartido de bienes durables o no durables. Por lo general, este grupo está integrado por un conjunto de personas vinculadas entre sí por lazos familiares, pero no es necesario que sean parientes para cumplir con dicha definición pues puede estar constituido por una sola persona. Todo hogar particular debe tener un “jefe del hogar”, que se tomará como referencia para determinar la relación entre los miembros del mismo. Se lo define como tal por el reconocimiento que le dan los miembros del hogar. Tamaño de la muestra: alcanzó a 120 hogares particulares, distribuidos en la zona 1 (Ciudad Vieja y Centro) y, en la zona 2 (Malvín y Buceo). Población marco: se seleccionaron los siguientes estratos: estrato Céntrico que abarca los barrios de Ciudad Vieja y Centro, y estrato Este que comprende los barrios de Malvín y Buceo. Los criterios de selección fueron para los primeros dos barrios, la proximidad al monumento histórico, mientras que para los dos últimos su lejanía, de forma tal de lograr contrastar la influencia de la proximidad de los primeros dos en sus respuestas, con la lejanía de los dos últimos. Diseño de muestreo: se utilizó un diseño estratificado multietápico. En cada uno de los dos estratos considerados se eligieron manzanas (zonas censales), con probabilidad proporcional al tamaño de cada una de ellas (tamaño medido en cantidad de hogares particulares de la manzana), y dentro de las mismas se eligieron dos hogares. Como se verá más adelante, las manzanas más grandes tienen más probabilidad de ser seleccionadas, pero como los hogares contenidos en ellas tienen menor probabilidad de ser elegidos, los hogares de cada estrato quedan con igual probabilidad de ser escogidos. Por último, se eligió una persona en cada hogar. La probabilidad de selección para cada persona fue diferente para cada hogar, pues dependía de la cantidad de personas mayores a 18 años integrantes del mismo. Resumiendo: Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 41 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” • Probabilidad de elegir una manzana ( p me ): p me = Hm , donde H m es la cantidad de hogares particulares en la manzana m He y H e es la cantidad de hogares particulares en el estrato e. La cantidad de hogares por manzana, para los estratos considerados, se obtuvo de la base de datos del Censo de 1996. • Probabilidad de elegir un hogar i (dentro de la manzana m) dado que salió la manzana m ( p i|m ): pi| m = 2 Hm , donde H m es la cantidad de hogares particulares en la manzana m Con los dos resultados anteriores la probabilidad de selección de cada hogar queda: • Probabilidad de elegir el hogar i del Estrato e ( pie ): Hm *2 = 2 , por lo que todos los hogares de un He Hm He estrato quedan con igual probabilidad de ser seleccionados p ie = p me * p i|m = • Probabilidad de elegir a la persona j (mayor de 18 años) en el hogar i del estrato e ( p jie ). p jie = 1 a ie donde aie es la cantidad de personas adultas del hogar i del estrato e Plan de muestreo: consistió en buscar las secciones judiciales comprendidas en esos barrios, las mismas se dividieron en segmentos y dentro de ellos se determinaron las zonas o manzanas. En cada zona se eligieron dos de las esquinas de la manzana y luego el número de hogares a contar desde cada esquina en sentido horario. Para cada hogar seleccionado se planificó hacer hasta tres visitas para contactar a sus habitantes. En caso de ser rechazado el encuestador (persona no interesada en contestar el cuestionario) o haber moradores ausentes luego de tres visitas (rechazo tácito), se tomó como criterio: cruzar la calle y encontrar el hogar de enfrente. Si en el nuevo hogar tampoco había moradores o se producía nuevamente un rechazo, se volvía a la cuadra original y había que desplazarse tres hogares más adelante siguiendo siempre el sentido horario. El entrevistado fue seleccionado de forma aleatoria (según próxima fecha de cumpleaños) entre los mayores de 18 años de cada hogar muestreado. Si en alguno de los hogares la próxima persona en cumplir años no se encontraba se coordinaba una nueva visita. Luego de realizadas las entrevistas, el siguiente paso fue: la explotación de los resultados. Para ello se realizó el traslado de la información recolectada a una base de datos en forma de matriz, considerando como filas las observaciones correspondientes a Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 42 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” cada cuestionario, y como columna las distintas variables estudiadas. Para lograr inferir los datos obtenidos a las dos zonas seleccionadas, es decir para obtener las estimaciones del total de personas dentro de cada estrato, se calcularon los ponderadores adecuados para que la estimación fuera acorde al tamaño de los estratos elegidos, obteniéndose los siguientes resultados: 61% de hogares pertenecientes al estrato Este y 39% al estrato Céntrico (Tabla 1); porcentajes similares se observaron para las personas 63% en el Este y 37% en el Céntrico (Tabla 2). Tabla 1 Número de hogares por Estrato Respuestas Porcentaje 14874 39 Céntrico 23499 61 Este 38373 100 Total Tabla 2 Número de personas por Estrato Respuestas Porcentaje 34598 37 Céntrico 58748 63 Este 93346 100 Total Se computaron las estimaciones para cada estrato y después se combinaron ponderándolas adecuadamente para formar la estimación global (Galmés 1997). Cálculo de expansores: Con referencia al cálculo de los expansores por hogar y expansores por persona de cada uno de los hogares en cada estrato, el procedimiento fue el siguiente: • Calcular el expansor por hogar: como ya se vio antes, todos los hogares seleccionados en cada estrato tenían la misma probabilidad de ser elegidos. Entonces, los expansores por hogar, para cada uno de los estratos fueron los mismos para todos los hogares seleccionados en ese estrato. whe = He , donde whe es el expansor por hogar para el estrato e, H e ya fue ne definido como la cantidad de hogares particulares en el estrato e y ne es la cantidad de hogares particulares encuestados en ese estrato. Se realizó el cociente entre la cantidad de hogares particulares ( H e ) en un estrato determinado (dato extraído del censo de 1996), y la cantidad de hogares seleccionados en dicho estrato ( ne ). Para el estrato Céntrico, el censo del 96 presenta 14.874 hogares ( H 1 = 14.874) y para el estrato Este 23.499 hogares ( H 2 = 23499). Como el tamaño de la muestra fue de 120 hogares, y los mismos se distribuyeron de forma proporcional al tamaño de cada uno de los estratos, se obtuvieron 46 hogares en el estrato Céntrico ( n1 = 46) y 74 hogares en el estrato Este ( n 2 = 74). Para conseguir el expansor del estrato Céntrico, se calculó el Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 43 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” cociente wh1 = H 1 n1 , obteniendo un wh1 = 323,348; mientras que para el estrato Este, el expansor fue 317,554, hallado como wh2 = H 2 • n2 . Calcular el expansor por persona: dado el objetivo del estudio, fue necesario obtener las estimaciones del total de personas mayores de edad de cada hogar. El expansor por persona, se halló multiplicando al expansor de cada estrato whe por el número de personas mayores de edad de cada hogar. Como se vio en la Tabla 2, el número estimado de personas mayores de 18 años fue de 34.598 para el estrato Céntrico y 58.747 para el estrato Este. Luego de obtenidas las estimaciones, se observó que la población expandida era mayor que la población marco. La comparación se hizo teniendo en cuenta la población total (menores y mayores de 18 años). Tabla 3 Comparativo de datos del Censo 1996 y estimación Estrato Céntrico Este Total Censo 1996 35063 68956 Estimación 42359 70815 % Variación 21% 3% 104019 113173 9% Esta variación puede deberse a la siguiente causa: • La probabilidad de encontrar la persona a encuestar era mayor en hogares con muchos integrantes, debido a que si bien podía ser que no se la ubicara en ese momento, era más probable que alguno de sus integrantes abriera la puerta para informarnos cuándo podíamos contactarla. En cambio, en hogares de pocas personas, dicha probabilidad era menor. Se debe recordar que luego de tres visitas se consideraba un rechazo, seleccionando otro hogar (ver plan de muestreo). Por este motivo, los hogares encuestados pueden tener un promedio de personas mayor al verdadero promedio del estrato, tendiendo a sobreestimar por ese defecto de elección, la cantidad de personas del estrato. Este sesgo de sobreestimación, sólo sería subsanado si se visitara repetidas veces el mismo hogar hasta encontrar a la próxima persona en cumplir años, y hacerla responder. Cabe aclarar que este error no fue provocado por el diseño, pues en éste no se indicaba visitar los hogares más populosos, sino por lo explicado anteriormente. Cuestionario: fue estructurado con una duración estimada de diez minutos. Se definieron como objetivos los siguientes (no están ordenados por su prioridad): • determinar la disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela • obtener los valores de existencia, de legado, de prestigio • determinar si las personas visitan o no monumentos históricos • observar la percepción de la gente sobre el gasto que se realiza en el mantenimiento de monumentos históricos Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 44 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” Su diseño final se realizó en base a la información obtenida mediante una encuesta piloto o pretest para detectar debilidades en el cuestionario y el apoyo prestado por sociólogos y estadísticos. En primer lugar se realizó una breve presentación de la encuestadora identificándola como estudiante de la Facultad de Ciencias Económicas y explicando el objetivo de la encuesta, para luego pasar rápidamente a investigar cuántas personas mayores a 18 años vivían en el hogar y la próxima en cumplir años. Luego fue realizada una pequeña descripción del escenario de valoración para familiarizar a la persona entrevistada con el mercado hipotético. Inmediatamente después se abordó el tema de la restauración tratando de observar la actitud de los encuestados frente a la misma. Para determinar la disposición a pagar se empleó la técnica de valoración contingente haciendo el supuesto de que se formaba un fondo para restaurar la Puerta de la Ciudadela. Se intentó crear una situación hipotética pero a la vez creíble para el entrevistado. Dicho fondo aceptaría donaciones de dinero por única vez y su único cometido sería la mencionada restauración. Luego de planteado el mercado hipotético se le ofrecían a los encuestados bonos de distintos precios: $10, $50, $100 y $500. Previamente se había averiguado si estaba o no dispuesto a donar alguna suma por su restauración. Un “No”, significaba una disposición a pagar igual a 0 y por lo tanto ya no era necesario pasar a la pregunta del mercado hipotético. A efectos de cubrir el objetivo de los valores de existencia, legado y prestigio se formuló una pregunta acerca de los motivos de la disposición a donar al fondo de restauración hipotético. Se utilizó para esta pregunta una tarjeta en la cual había tres motivos posibles de la disposición a donar. El encuestado podía elegir más de una opción, incluso podía sugerir algún motivo no contemplado en la pregunta. Para observar la percepción de la gente sobre el gasto que se realiza en el mantenimiento de monumentos históricos, se preguntó si le parecía adecuado lo que se invierte en mantenimiento de monumentos históricos y si lo consideraba suficiente la parte final de la encuesta se recogió información sobre la persona entrevistada a fin de conocerla más, entender mejor las razones de las respuestas y poder comprobar la supuesta coherencia de las mismas. Es importante resaltar que tanto para el diseño de la encuesta, la toma de la muestra como para el procesamiento de los datos se contó con la colaboración de Leticia Debera, Santiago Cilintano estudiantes del Instituto de Estadística de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración (IESTA) y el asesoramiento del Profesor Cr. Juan José Goyeneche. Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 45 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” Capitulo 4 ANÁLISIS Y CONCLUSIONES 4.1 ANÁLISIS En el marco del estudio de la valuación contingente los datos de carácter sociodemográfico fueron recogidos en las siguientes variables: sexo, edad, composición del hogar, nivel de estudios, situación laboral, e ingresos. Se ha podido identificar que: • el 59% de la población son mujeres; (Tabla A.1 anexo 1) • el porcentaje mayor correspondió a personas ubicadas entre 18 y 30 años con un 29% y el menor a la franja de 51 a 60 años con un 10% como se puede observar en la tabla A.2. (ver anexo 1); • el nivel de estudio refleja que el 85% tiene como mínimo secundaria completa (Tabla A.3 anexo 1); • respecto a la situación laboral, el resultado del sondeo fue que el 61 % trabaja (Tabla A.4 anexo 1); • en el promedio de ingresos mensuales por hogar, se destacan fundamentalmente hogares con ingresos entre $ 10.001 a $ 20.000, los cuales representan el 37% seguido por hogares con ingresos entre $ 5.000 y $ 10.000 (32%) (Tabla B.1 anexo 1). El 78% de los mismos tienen entre 2 y 4 integrantes (Tabla B.2 anexo 1). En relación al consumo cultural se obtuvo que: • el 66% de la población ha visitado monumentos históricos en los últimos cinco años (Tabla C.1 anexo 1); • al 96% de ella le parece adecuado que se invierta en el mantenimiento de los monumentos históricos (Tabla C.2 anexo 1); • y el 62% percibe que no se invierte lo suficiente actualmente en ellos, ya sea en investigaciones o materiales para conservación (Tabla C.3 anexo 1). Conocido el comportamiento de las variables sociodemográficas y del consumo cultural, pasaremos ahora al análisis de la conducta frente a la restauración de la Puerta de la Ciudadela. Estos resultados han de interpretarse con la razonable cautela de considerar el sesgo que supone el escenario de valoración hipotético y el carácter voluntario de la donación. De acuerdo a la información relevada: • el 93% de la población , opina que sí vale la pena restaurarla, mientras que para el 3% no vale la pena y otro 4% no sabe si le interesaría (Tabla 4); • a pesar del alto porcentaje de personas con una actitud positiva frente a la restauración, ya sea que contestaron que “si” o que “no sabían” (90.465 personas de 93.346 ver Tabla 4), el 60% no está dispuesto a pagar suma alguna con este fin, mientras que el 38% está dispuesta a pagar; y sólo un 2% no sabe o no contesta (Tabla 5). Este 40% optó por bonos de 10$ (16%), 50$ (16%), y 100$ (8%). No hubo interés en donar un monto mayor a los anteriores (Tabla D anexo 1). Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 46 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” Tabla 4 ¿Piensa que vale la pena restaurarla? Si No Ns/Nc Total Respuestas 86637 2881 3828 93346 Porcentaje 93 3 4 100 Acumulado 93 96 100 Aprobación de la restauración de la Puerta de la Ciudadela en % 3% 4% Si No Ns/Nc 93% Tabla 5 ¿Estaría dispuesto a pagar alguna suma por la restauración? Si No Ns/Nc Total Respuestas 35498 55908 1940 93346 Porcentaje 38 60 2 100 Acumulado 38 98 100 Disposición a pagar por la restauración en % 2% 38% 60% Beatriz Torres Carolina Duarte Si No Ns/Nc Mª Elena Olarán Página 47 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” En cuanto a si el encuestado compraría algún bono destinado al mantenimiento de otro monumento, el 27% respondió sí, el 61% no y el 12% no sabe no contesta (Tabla E anexo 1). En esta parte del análisis, se tratará de encontrar la posible incidencia de las variables sociodemográficas y de consumo, en la disposición a pagar. El comportamiento de la variable sexo respecto a la disposición a pagar, mantiene la misma tendencia que la frecuencia observada en la tabla A.1, por lo cual no se puede concluir que el sexo influya en ella: el 63% de las mujeres y el 56% de los hombres tienen disposición a pagar cero. En el intervalo de 41 a 50 años más de la mitad (54%), está dispuesto a pagar alguna suma de dinero, y dentro de este porcentaje el 33% dona 50$. El 52% de los entrevistados entre 18 y 30 años no están dispuestos a donar, y se observa que en esta franja etaria, aquellos que si lo están, se inclinan por el bono de 10$ en un 24%. Los mayores a 61 años en un 82% no se disponen a pagar suma alguna (Tabla F anexo 1). Se confirma esta tendencia con la variable ocupación igual a jubilados (Tabla G anexo 1). En lo que hace referencia a la ocupación, el 67% de los dispuestos a pagar trabaja, de los cuales el 41% pagaría 10$, el 39% 50$ y el 20% 100$ (Tabla G). De los datos obtenidos, surge que el 1% de la población tiene primaria incompleta y el 100% de ellos tiene disposición a pagar cero. No se aprecia ningún otro dato que justifique la variación de la disposición a pagar frente a la variación de la formación (Tabla H anexo 1). El 70% de los dispuestos a pagar han visitado monumentos históricos en los últimos 5 años. Sólo el 33% de los que no lo han hecho, se disponen a pagar alguna suma por su restauración, se confirma la influencia de esta variable sobre la disposición a pagar (Tabla I anexo 1). Respecto a los motivos para dicha donación, el 64% respondió asegurar que aspectos importantes de la herencia cultural sean preservados (existencia), el 71% se inclinó a conservarla para que generaciones futuras puedan tener contacto con el pasado colonial (legado), y por último el 44% respondió como motivo contribuir a un sentimiento de identidad nacional (prestigio) (Tabla J anexo 1). Es significativo el estudio de los referidos motivos, pues se trata de medir el valor económico de la restauración de un bien cultural, para el cual no existen mercados relevantes que canalicen en forma conveniente el grado de escasez, costo y deseabilidad de estos bienes. Es importante recordar que, debido a las particularidades por las que se caracterizan, como la condición de bienes públicos, ausencia de valores de cambio representativos, coexistencia de valores intangibles latentes que no se manifiestan en toma de precios, y carácter no comercializable de muchos de estos elementos, el valor total de la restauración de la Puerta de la Ciudadela, se relaciona tanto con las preferencias por el uso directo de las mismas como usuario, como con los beneficios indirectos (noutilitarios) derivados de su existencia, o por la opción de su uso en el futuro. El valor total está compuesto por: • • • • • valor de uso: el disfrutar personalmente de un vestigio de la historia valor de existencia: asegura que aspectos importantes de la herencia cultural nacional sean preservados y accesibles para generaciones futuras. valor de uso indirecto: forma parte de la oferta turística de la ciudad. Aumenta el valor de las propiedades en su entorno. valor de legado: la presencia de la Puerta de la Ciudadela garantiza la continuidad de la herencia cultural del país. valor de prestigio: considerarlo un símbolo de Montevideo. Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 48 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” En relación a la inversión en el mantenimiento de los monumentos, el total de personas dispuestas a pagar lo consideraron conveniente. También el 94% de la población con disposición a pagar cero, lo creyó adecuado, mientras el 58% consideró que actualmente no se invierte lo suficiente (Tabla K anexo 1). En la franja de ingresos menores a $ 5.000 los bonos de más de 50$ no fueron aceptados, mientras que en la franja entre $ 5.001 y $ 10.000 y en la de más de $ 20.000 se prefirieron los de 50$ (Tabla L anexo 1). Pasando al cálculo de la disposición a pagar total, cabe aclarar que el valor obtenido mediante la metodología de valoración contingente, si bien no puede ser tomado como medida exacta y no exenta de error, es una razonable y útil aproximación cuantitativa para la valoración económica de los monumentos históricos, que de otra forma resultaría difícil conocer. Tomando como referencia a Riera (1994), para calcular el valor que le da la ciudadanía del estrato Céntrico a la restauración, se calculó su media $ 21,96 por persona (ver tabla 6) y se la multiplicó por el número de habitantes estimados mayores de 18 años (no se encuestaron a menores de esa edad) de dicho estrato (aproximadamente 34598), obteniendo $759.750 en valores de 2005. Tabla 6 Media por estrato Bonos 0 10 50 100 Total Céntrico 18754 4850 7761 3233 34598 Media Este Donación 37154 0 9844 48500 7621 388050 4129 323300 58748 759850 21,96 Media Donación 0 98440 381050 412900 892390 15,19 n ∑Y i =1 i donde Y es la media por estrato, Yi es la donación para los distintos valores n de bonos ( i = 10,50,100 ) y n = número de personas estimadas del estrato. Y= Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 49 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” 4.2 CONCLUSIONES Precedentemente fueron presentados los resultados de la aplicación de la técnica de disposición a pagar para la valoración de la restauración de la Puerta de la Ciudadela, un monumento histórico que constituye un factor de atracción turística de gran riqueza y significado como elemento de identificación colectiva. Antes de pasar a desarrollar las principales conclusiones obtenidas a partir de los resultados mencionados, es importante resaltar, el enorme interés que ofrece el método de valoración contingente, como herramienta de estimación de los diferentes aspectos que integran el valor económico de los bienes. En la aplicación de dicho método, un tema muy importante es distinguir entre aquellos ciudadanos que registran una disposición a pagar nula, pero mantienen una voluntad latente favorable a la contribución a través de otros canales de financiación (por ej.: impuestos). En el caso de la restauración de la Puerta de la Ciudadela, las respuestas de la disposición a pagar igual a cero, pueden corresponder a ceros genuinos (personas que de ninguna manera pagarían para restaurar el monumento), o a respuestas de protesta (personas que no revelan su verdadera disposición). Se podría tomar como cero genuino aquellas respuestas negativas a la pregunta: “¿piensa que vale la pena restaurarla?”. Con respecto a los demás ceros, no puede afirmarse que en su totalidad correspondan a respuestas de protesta, porque en el cuestionario no se formuló un pregunta expresa sobre el motivo de la negativa a pagar, aunque la mayoría de los encuestados manifestaron como motivo, el hecho de que parte del pago de sus tributos podría dedicarse a esta tarea, por lo tanto no sería necesario donar dinero alguno. Como no se pudieron identificar los ceros de protesta adoptamos una posición conservadora, que nos pudo haber llevado a subvaluar la disposición a pagar considerando ceros que en realidad no eran tales. De acuerdo a la información relevada, un alto porcentaje de la población considera que la restauración de la Puerta de la Ciudadela es necesaria y valdría la pena, pero en su mayoría no está dispuesta a realizar ningún pago. En efecto, la respuesta más frecuente de disposición a pagar fue de $0, resultado de alguna forma esperado, dada la situación actual del país, el reciente interés y difusión por los temas culturales, así como las opiniones expresadas por los encuestados, por ejemplo: considerar que esa tarea corresponde al Estado o desconfiar que el dinero es realmente usado para el fin que se recauda. Para procurar determinar si la negativa al planteo de la disposición a pagar se debía al monumento elegido, se planteó la posibilidad de comprar un bono destinado al mantenimiento de otro monumento. Como las respuestas obtenidas frente a la nueva propuesta siguieron siendo negativas en los mismos niveles que para la “Puerta”, se pudo deducir que la no disposición a pagar no era causada por la elección del monumento. Tal como se esperaba, en la franja de ingresos promedio del hogar de menos de $ 5.000, se observó que los bonos de más de 50$ no fueron aceptados. Este resultado puede deberse a que la población perteneciente a segmentos con ingresos más bajos, si bien se interesa por la restauración de este monumento histórico, ya que están dispuestos a adquirir bonos, dada su situación económica no puede contribuir con bonos de mayor valor. Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 50 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” Analizando el comportamiento de la población ubicada en cada uno de los dos estratos, se pudo confirmar que la proximidad al monumento influye en una mayor disposición a desembolsar dinero para su restauración, pues el valor de la media obtenido para el estrato Céntrico fue mayor al del Este (Tabla 6). Esta conducta era esperable, pues los vecinos de la Puerta de la Ciudadela le otorgan a este bien patrimonial y cultural un mayor significado, dado que se identifican con él territorialmente, “lo sienten propio”. También podrían verse más beneficiados con la cercanía del monumento, en la medida que los precios de sus propiedades pudieran incrementarse ante una mejora del mismo. Sin embargo la diferencia no es tan significativa como se esperaba al seleccionar los barrios a encuestar, esto podría deberse a que la formación es similar en ambos estratos (Tabla N anexo 1) y que el nivel de ingreso promedio del hogar en el estrato Este, es mayor al del Céntrico (Tabla Ñ anexo 1). Dicha variación podría aumentar si consideráramos barrios mas alejados con ingresos menores y un nivel cultural menor. Si la restauración de la “Puerta de la Ciudadela” estuviera a cargo de la Comisión del Patrimonio de la Ciudad Vieja o Centro no tendría sentido que se pagara más de $ 759.750 ya que ese es el valor dado por los habitantes de esa zona al monumento mencionado; mientras que si la restauración fuera realizada por la Intendencia Municipal de Montevideo el valor cambiaría. Por persona, el valor sería menor ya que deberían contemplar los intereses de los demás ciudadanos de Montevideo, aunque globalmente el importe sería mayor por el aumento del número de habitantes. Para poder conocer el valor económico total de la restauración habría que realizar una encuesta a nivel de todo Montevideo en la que se podría aplicar la metodología de la valoración contingente usada en este trabajo. En los últimos años en nuestro país, se ha observado un creciente interés por la preservación del patrimonio histórico – cultural. Como reflejo de ello, en el ámbito de los edificios antigüos se ha pasado de una actitud pasiva frente al deterioro de los mismos a una conducta pro-activa a través de la realización de reciclajes que conservan el estilo de la época de su construcción. En lo concerniente a los monumentos históricos, la evolución ha sido similar. Los resultados del presente trabajo sobre la “Puerta de la Ciudadela” ponen de manifiesto que la gran mayoría de las personas le dan al valor de uso, o sea, al hecho de disfrutar personalmente de un vestigio de la historia, alta importancia. Pero no es el único motivo de inquietud por la restauración del mencionado monumento, lo acompañan el valor de legado, existencia y prestigio dado por la población de los estratos estudiados. Sin duda, el hecho de hacer conocer los monumentos y edificios históricos a través de diversos medios (el día del patrimonio y la noche de los museos por ejemplo), el cambio de mentalidad que se ha procurado lograr a través de políticas que fomentan el interés por la cultura, han contribuido a despertar un mayor interés en la población, fenómeno observado tanto en que la mayoría de las personas dispuestas a comprar bonos donación habían visitado monumentos históricos en los últimos cinco años, como en el alto porcentaje de la población favorable al mantenimiento de los mismos. Debido a lo mencionado anteriormente, sumado a otros factores como: el aumento de los recursos financieros destinados a la cultura, su utilización como instrumento de fomento del desarrollo económico y la mayor valorización que se le da al consumo cultural, la economía de la cultura se está consolidando como una ciencia social dentro de los estudios económicos que refiere entre otros puntos, a la valoración de los bienes culturales, evaluación de las decisiones culturales vinculadas a ellos, y administración Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 51 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” de recursos escasos, por ejemplo el financiamiento de políticas de preservación de monumentos históricos. Como bien dice Cuccia (2005), “las políticas culturales sólo se justifican si el bienestar social aumenta”, es entonces importante, tener presente en el momento de seleccionar la forma de restauración de la “Puerta”, que los recursos con los que se cuentan son escasos y las necesidades de la sociedad múltiples, por lo cual una adecuada decisión debería contemplar las preferencias colectivas. Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 52 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” ANEXO Nº 1 TABLAS Frecuencias con resultados expandidos Tabla A Variables sociodemográficas por personas Respuestas Porcentaje Acumulado 38356 54990 93346 41 59 100 41 100 A.2 Edad Entre 18-30 años Entre 31-40 años Entre 41-50 años Entre 51-60 años Más de 60 años Total 27201 16981 21427 9573 18164 93346 29 18 23 10 20 100 29 47 70 80 100 A.3 Formación Hasta primaria incompleta Primaria completa Secundaria completa Estudios terciarios Universidad incompleta Universidad completa Total 1276 12801 35174 15335 20128 8632 93346 1 14 38 16 22 9 100 1 15 53 69 91 100 A.4 Situación laboral/Ocupación Trabaja Desocupado En seguro de paro Jubilado/a Estudiante Ama/o de casa Total 56572 4163 1282 18164 9325 3840 93346 61 5 1 19 10 4 100 61 66 67 86 96 100 A.1 Sexo Masculino Femenino Total Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 53 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” Tabla B Variables sociodemográficas por hogares Respuestas Porcentaje Acumulado B.1 Ingreso promedio del hogar Menos de $5000 Entre $5001 y $10000 Entre $10001 y $20000 Más de $20000 Total 5133 12177 14048 7015 38373 13 32 37 18 100 13 45 82 100 B.2 ¿Cuántas personas integran el hogar? 1 2 3 4 5 6 7 Total 3510 12177 10231 7350 2864 1923 318 38373 9 32 27 19 7 5 1 100 9 41 68 87 94 99 100 Tabla C Variables culturales por personas Respuestas Porcentaje Acumulado 61405 30353 1588 93346 66 32 2 100 66 98 100 89841 965 2540 93346 96 1 3 100 96 97 100 14388 57589 21369 93346 15 62 23 100 15 77 100 C.1 ¿Ha visitado monumentos históricos en los últimos cinco años? Si No Ns/Nc Total C.2 ¿Le parece adecuado que se invierta en el mantenimiento de monumentos históricos? Si No Ns/Nc Total C.3 ¿Le parece que se invierte lo suficiente actualmente en los monumentos históricos? Si No Ns/Nc Total Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 54 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” Tabla D Disposición a pagar en pesos 0 10 50 100 Total Respuestas 55908 14694 15382 7362 93346 Porcentaje 60 16 16 8 100 Acumulado 60 76 92 100 Tabla E ¿Compraría algún bono destinado al mantenimiento de otro monumento? Si No Ns/Nc Total Respuestas 24960 56579 11807 93346 Porcentaje 27 61 12 100 Acumulado 27 88 100 Cruces de variables con resultados expandidos Tabla F Disposición a pagar por sexo y edad Sexo Masculi Femeni -no no Disposición A Pagar en $ 0 10 50 100 Total 21404 5092 7062 4798 38356 34504 9602 8320 2564 54990 Entre 18-30 años 14059 6397 4180 2564 27200 Entre 31-40 años 10901 1905 2246 1929 16981 Edad Entre 41-50 años 9920 2540 7050 1917 21427 Entre 51-60 años 6051 2569 953 0 9573 Más de 60 años 14977 1282 953 953 18165 Total 55908 14694 15382 7362 93346 Tabla G Disposición a pagar en pesos por situación laboral/Ocupación Situación laboral/Ocupación Trabaja Disposición a pagar en $ Beatriz Torres 0 10 50 100 Total 31641 10208 9608 5116 56573 Desocup En seguro Jubilado/a Estudiante Ama/o de ado de paro casa 2558 635 14977 4498 1599 1605 0 2234 647 0 0 647 0 2887 2240 0 0 953 1293 0 4163 1282 18164 9325 3839 Carolina Duarte Total 55908 14694 15382 7362 93346 Mª Elena Olarán Página 55 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” Tabla H Disposición a pagar en pesos por formación Formación Hasta Primaria Secundaria Estudios Universidad Universidad primaria completa completa terciarios incompleta completa incompleta Disposición a Pagar en $ 0 10 50 100 Total 1276 0 0 0 1276 8938 647 1923 1293 12801 23956 6074 5145 0 35175 6068 3505 3845 1917 15335 10872 3516 3834 1905 20127 4798 953 635 2246 8632 Total 55908 14695 15382 7361 93346 Tabla I Disposición a pagar en pesos * ¿Ha visitado monumentos históricos en los últimos cinco años? Disposición A pagar en $ ¿Ha visitado monumentos históricos en los últimos cinco años? Si No Ns/Nc Total 35151 20439 318 55908 0 9908 3516 1270 14694 10 10255 5127 0 15382 50 6092 1270 0 7362 100 61406 30352 1588 93346 Total Tabla J Motivos Disposición a pagar en $ Asegurar que aspectos importantes de la herencia cultural sean preservados No Si 55908 0 0 5410 9284 10 4821 10560 50 3211 4151 100 69350 23996 Total Conservarla para que generaciones futuras puedan tener contacto con nuestro pasado colonial No Si 55908 0 4492 10203 3851 11530 2552 4810 66803 26543 Contribuir a un sentimiento de identidad nacional No 55908 7974 8060 5116 77058 Si 0 6721 7321 2246 16288 Total 55908 14694 15382 7362 93346 ¿Le parece adecuado que se ¿Le parece que se invierte lo invierta en el mantenimiento suficiente actualmente en los de monumentos históricos? monumentos históricos? Si No Ns/Nc Si No Ns/Nc 52403 964 2540 7996 32611 15301 0 14694 0 0 1588 11201 1905 10 15382 0 0 3534 9602 2246 50 7363 0 0 1270 4175 1917 100 89842 964 2540 14388 57589 21369 Total Total 55908 14694 15382 7362 93346 Tabla K Disposición a pagar por inversión en monumentos históricos Disposición A Pagar en $ Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 56 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” Tabla L Disposición a pagar en pesos por ingreso promedio del hogar Disposición A pagar en $ 0 10 50 100 Total Menos de $5000 3528 964 641 0 5133 Ingreso promedio del hogar Entre $5001 Entre $10001 y $10000 y $20000 6715 8620 1923 2863 2575 1923 964 642 12177 14048 Más de $20000 4463 318 1276 958 7015 Total 23326 6068 6415 2564 38373 En el estrato Céntrico, se puede observar una mayor disposición a pagar que en el estrato este (46% contra 35%). En el estrato Céntrico el bono más solicitado fue el de $50, mientras que en el estrato este lo fue el de $10 (Tabla M). Tabla M Disposición a pagar en pesos por estrato por hogares Disposición a Pagar en $ 0 10 50 100 Total Estrato Céntrico Este 8084 15242 1940 4128 3557 2858 1293 1271 14874 23499 Total 23326 6068 6415 2564 38373 Tabla N Formación por estrato por persona Estrato Formación Hasta primaria incompleta Primaria completa Secundaria completa Estudios terciarios Universidad incompleta Universidad completa Total Céntrico % Este % 323 5497 13581 5174 6790 3233 34598 1% 16% 39% 15% 20% 9% 100% 953 7304 21594 10162 13337 5398 58748 2% 12% 37% 17% 23% 9% 100% Tabla Ñ Ingreso promedio por estrato por hogar Estrato Céntrico % Ingresos promedio del hogar Menos de $5000 2909 20% Entre $5001 y $10000 6144 41% Entre $10001 y $20000 4204 28% Más de $20000 1617 11% Total 14874 100% Beatriz Torres Carolina Duarte Este % 2223 6033 9845 5398 23499 9% 26% 42% 23% 100% Mª Elena Olarán Página 57 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” Medias Según la tabla O, la media por persona para el valor de existencia es $11,1; para el valor de legado es $ 12,42 y para el valor de prestigio es $ 7,05. El cálculo del valor de uso indirecto escapa a los objetivos de este trabajo de campo. Tabla O Medias por motivos Asegurar que aspectos importantes de la herencia cultural sean preservados Bonos 0 Personas 55908 Compran pero no por este motivo 10 50 100 Total 13442 9284 10560 4152 93346 Donación 0 0 92840 528000 415200 1036040 Media 11,10 Donación 0 0 102020 576500 481000 1159520 Media 12,42 Conservarla para que generaciones futuras puedan tener contacto con nuestro pasado colonial Bonos 0 Personas 55908 Compran pero no por este motivo 10 50 100 Total 10896 10202 11530 4810 93346 Contribuir a un sentimiento de identidad nacional Bonos 0 Personas 55908 Compran pero no por este motivo 10 50 100 Total 21150 6721 7321 2246 93346 Beatriz Torres Donación 0 0 67210 366050 224600 657860 Carolina Duarte Media 7,05 Mª Elena Olarán Página 58 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” ANEXO Nº 2 FORMULARIO ENCUESTA Formulario Nº________ Encuesta - Restauración de la Puerta de la Ciudadela Identificación del hogar NOMBRE: FECHA: SECCIÓN: DIRECCIÓN: Calle: HORA: SEGMENTO: Nº BARRIO: MANZANA: Apto. Buenos días / buenas tardes. Somos estudiantes de la Facultad de Ciencias Económicas y estamos realizando una encuesta para la tesis final que se trata sobre la restauración de la Puerta de la Ciudadela. Son solo 5 minutos. Cuantas personas mayores de 18 años viven en la casa. ¿Es usted el próximo en cumplir años? [En caso de que la respuesta sea SI] Desearíamos que nos contestara a unas preguntas, si es tan amable. [En caso de que la respuesta sea NO] Podría [el próximo en cumplir años] respondernos unas preguntas, si es tan amable. I) Datos correspondientes a la Puerta de la Ciudadela A) La Puerta de la Ciudadela se encuentra deteriorada por el paso del tiempo, y ha sido necesario colocar masetones para evitar el pasaje de los transeúntes a través de ella ya que existe el riesgo de que se desprenda parte de las piedras que la conforman. 1) ¿Piensa que valdría la pena restaurarla? 1= Si........................................ 2= No….................................. 3= No sabe / no contesta......... [Ir a 2)] [Ir a 5)] [Ir a 2)] 2) ¿Estaría dispuesto a donar alguna suma por su restauración? 1= Si......................................... [Ir a 3)] 2= No....................................... [Ir a 5)] 3= No sabe / no contesta.......... [Ir a 3)] 3) Suponga que se formó un fondo para restaurar la Puerta de la Ciudadela. Este fondo aceptaría donaciones de dinero por vez única que sólo se usaría para restaurar la misma. ¿Cuánto dinero estaría dispuesto a donar a dicho fondo? Recuerde que esto sería una donación única. Los bonos donación serían de los siguientes importes: 1) $ 10....................................... 2) $ 50....................................... 3) $ 100..................................... 4) $ 500..................................... 4) ¿Lo haría por algunos de estos motivos? Puede elegir más de una opción [mostrar tarjetas] 1) Asegurar que aspectos importantes de la herencia cultural sean preservados.......................................................................................... 2) Conservarla para que generaciones futuras puedan tener contacto con nuestro pasado colonial…............................................................. 3) Porque contribuye a un sentimiento de identidad nacional............. 4) Otros (Especificar)......................................................................... 5) Compraría algún bono destinado al mantenimiento de otro monumento 1= SI, ¿Cual?........................... __________________ 2= No...................................... 3= No sabe / no contesta......... II) Datos correspondientes al consumo cultural 6) ¿Ha visitado monumentos históricos en los últimos cinco años? 1= Si........................................ 2= No...................................... 3= No sabe/ no contesta.......... Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 59 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” 7) ¿Le parece adecuado que se invierta en el mantenimiento de los monumentos históricos? 1= Si........................................... [ir a 8)] 2= No......................................... [pasar a 9)] 3= No sabe / no contesta............ [pasar a 9)] 8) ¿Le parece que se invierte lo suficiente actualmente en los monumentos históricos? [Leer.] Pretendemos medir sólo su percepción no queremos saber ni cuánto habría que gastar ni en qué (por ejemplo: investigaciones, materiales para conservación). 1= Si........................................... 2= No......................................... 3= No sabe/ no contesta............ III) Datos generales del encuestado. 9) Sexo: 1) [M]........... 2) [F]............ 10) Edad. 1) Entre 18-30 años............. 2) Entre 31-40 años............. 3) Entre 41-50 años............. 4) Entre 51-60 años............. 5) 61 años o más.................. 11)¿Cuántas personas integran su hogar? 12) ¿Cuántos mayores a 18 años y cuántos menores a 18 años viven en su hogar? Mayores Menores 13) Formación. 1) Hasta primaria incompleta................ 2) Primaria completa............................. 3) Secundaria completa......................... 4) Estudios terciarios............................. 5) Universidad incompleta.................... 6) Universidad completa....................... 14) Situación laboral / Ocupación 1) Trabaja.............................................. 2) Desocupado...................................... 3) En seguro de paro............................. 4) Jubilado/a.......................................... 5) Estudiante.......................................... 6) Amo/a de casa.................................... 15) ¿El promedio de los ingresos del hogar al mes está incluido en alguno de estos tramos? 1) Menos de $ 5.000........................... 2) Entre $5.000 y $10.000.................. 3) Entre $10.001 y $20.000................ 4) Más de $20.000.............................. 16) ¿Podría dejarnos su número de teléfono, por si tuviéramos alguna pregunta adicional que hacerle? [Apuntar el número, si accede a dejarlo] Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 60 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” ANEXO Nº 3 CIUDADELA ÍCONO DE LA CIUDAD VIEJA - LA PUERTA DE LA Artículo Diario “El País”, Miniserie gráfica, Octubre 2005: “Batallas que hicieron historia”.Edición especial: Montevideo, ciudad-fuerte. Escriben: Ruben Álvarez. José María Olivero. Quizás una de las imágenes que el montevideano identifique más con su ciudad es la Puerta de la Ciudadela, que se levanta en la intersección de Juncal y Sarandí. Formó parte de la obra de fortificación y es lo único que nos queda de ella como resto identificable por todos. Sin lugar a dudas se trataba de la parte “más artística” de aquel edificio caracterizado por la severidad de líneas, como correspondía a una obra defensiva. Pero cabe destacar que era común el uso de un toque de esta naturaleza en las puertas de las fortificaciones, particularmente si se hallaban vinculadas a una ciudad. La forma en que fue proyectada, y que conocemos por los planos de Diego Cardoso y de Francisco Rodríguez Cardoso, no coincide exactamente con la que se realizó, pero en general entre lo uno y lo otro existe una relación de estilo y líneas generales. Probablemente una de sus características a destacar haya sido la necesaria existencia de un puente levadizo, que abatido permitía franquear el foso y alzado aislaba la Ciudadela del resto de la población. La puerta conectaba la ciudad con el recinto de la ciudadela; sin embargo algunos cuadros bastante conocidos presentan este acceso como abriéndose hacia el exterior de la ciudad. Aún pueden observarse las hendiduras que alojaban las espigas de las que pendían las cadenas que sujetaban el puente, que –alzado- servía también de cierre de la entrada. Posiblemente este acceso por su parte interior podría haber estado dotado de un “rastrillo”, que consistía en una reja que corría verticalmente y constituía una protección adicional. Sin embargo únicamente queda constancia de la existencia de un cerramiento de esta naturaleza en él “Parque de Artillería”, situado sobre la muralla entre el Cubo del Sur y la ciudadela; razón por la cuál algunos documentos lo llaman “Baluarte del Rastrillo”. Por sobre la puerta se hallaba labrado un escudo con las “Armas Reales”, es decir el escudo de la Monarquía Española. Lo que era un indicativo de que se trataba de un edificio de propiedad real. No sabemos exactamente cuál de los diversos modelos de tal blasón fue el que se colocó en el lugar. Pero sí tenemos constancia de que cuando en 1815 Fernando Torgués se hizo cargo del gobierno de la ciudad, en nombre de la Provincia Oriental, mandó que se destruyesen, quizás como forma de consignar el cambio definitivo que se había producido en estas tierras. En el lugar de esos símbolos reales ha quedado una placa lisa, que de todas formas nos recuerda los lejanos tiempos en los que Felipe V ordenó la ocupación y poblamiento de lo que luego sería Montevideo. Cuando se demolió la Ciudadela, la puerta se conservó y fue colocada el la Escuela de Artes y Oficios (actual Universidad del Trabajo). De acuerdo a resolución municipal de 1955 se la reubicó a escasos metros de su emplazamiento original, tratando de restaurarla tal y como fue creada. Según expertos, no todas las piedras antiguas que se Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 61 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” colocaron son las mismas del original, pero de todas formas se puede decir que su aspecto refleja fielmente el modelo primero. Beatriz Torres Carolina Duarte Mª Elena Olarán Página 62 de 66 “Disposición a pagar por la restauración de la Puerta de la Ciudadela” BIBLIOGRAFIA • Asuaga, Carolina (2005) El coste de las obras de arte y la gestión de museos Trabajo de investigación, Universidad de Castilla-La Mancha, Departamento de economía y empresa, Área de contabilidad • Asuaga, Carolina; Vigo, Silvia; Lecueder, Manon (2005) Las Artes Escénicas y la Teoría General del Costo IX Congreso del Instituto Internacional de Costos de Itapema Brasil • Banco Mundial (1998) Valuing the Benefits of Conservation of the Fès Medina http://wbln0018.worldbank.org/environment/EEI.nsf/3dc00e2e46240235852567 13005a1d4a/6969e0ba8570192385256706005fa4ad/$FILE/CStudyFes.pdf • Bedate, Ana María; Herrero, Luis; Sanz, José (2001) Turismo cultural y patrimonio histórico: aplicación multivariante al estudio de la demanda. 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