Darwin, Sociedad Y Politica Rosaura Ruiz Gutiérrez Para

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DARWIN, SOCIEDAD Y POLITICA Rosaura Ruiz Gutiérrez Para analizar los modelos darvinistas de guerra de derecha, centro e izquierda que, de acuerdo con Orozco, “son remisibles a la base naturalista conflictivista, aportada por el Darvinismo Social...”, es necesario primero revisar los orígenes del darvinismo social, para poder dilucidar si es posible el planteamiento de esos tres modelos de guerra. Por darvinismo social entendemos la utilización de la teoría de Darwin para dar tanto descripciones de la sociedad como prescripciones para su mejor constitución y desarrollo. De acuerdo con esta doctrina, los cambios evolutivos son producidos por la selección natural de los individuos, razas o variaciones más capaces. Por ello estos cambios tienen un carácter progresivo, y esto inmediatamente introduce un juicio de valor en cuanto a la definición de lo que es el progreso. Entonces, Si el cambio significa progreso, debe ser cultivado, logrado mediante la más intensa prosecución de la lucha por la existencia. Tanto Darwin como el codescubridor de la teoría de la selección natural, Wallace, rechazaron explícitamente la idea de progreso. El primero efectivamente rechaza la noción de progreso biológico al señalar a todos los organismos inferiores o superiores,1 sin embargo, al tratarse de la especie humana Darwin distingue cuales son las razas o naciones más “civilizadas” y por lo tanto con mayor progreso. Aunque algunos autores consideran2 que sería mejor denominar a esta corriente como spencerismo social, en vista de que el trabajo de Spencer ilustra el punto de vista según el cual la lucha por la existencia entre humanos lleva a la complejidad de la sociedad, al progreso, y que la presión de población actúa como estímulo del desarrollo mental e intelectual. Además, es indudable que Spencer se adelantó a Darwin en la presentación al público de sus ideas evolucionistas y fue quien acuñó la frase de supervivencia del más apto.3 En efecto, si sólo sobreviven los más aptos, hay alguna forma de selección actuando. Sin embargo, la teoría de la selección natural, que es la utilizada en el darvinismo social, es mucho más que eso. No voy a entrar en detalles, únicamente señalaré que en Darwin y en el darvinismo social las variaciones seleccionadas favorable o desfavorablemente surgen al azar, sin ninguna relación directa con el resultado adaptativo, y el medio sólo puede seleccionar entre esas variaciones, pero no las produce.4 Este aspecto esencial del darvinismo y que el darvinismo social destaca, al considerar que ciertos individuos poseen caracteres favorables de nacimiento, no se encuentra en Spencer. Desde mi punto de vista es Darwin quien retomando de Spencer la frase de supervivencia del más apto, funda el darvinismo social al considerar que las sociedades humanas se desarrollan a partir de idénticos principios que las especies biológicas restantes, esta posición le permite afirmar: “... yo estaría dispuesto a defender que la selección natural ha hecho y hace más por el progreso de la civilización de lo que usted parece inclinado a admitir. ¡Recuerde el riesgo que corrieron las naciones de Europa, no hace tantos siglos, de ser aplastadas por los turcos, y lo ridículo que resulta ahora esta idea! Las llamadas hordas caucasianas, más civilizadas, derrotaron completamente a los turcos en la lucha por la existencia. Si miramos el futuro del mundo, en épocas no muy lejanas, qué sin fin de razas inferiores habrán de ser eliminadas, por razas más civilizadas, por todas partes.”5 No se trata de sostener aquí que Darwin sólo construyó el darvinismo social; únicamente se afirma que aportó las partes esenciales. Spencer, Huxley, los materialistas alemanes Buchner, Voght y Moleshot, y por supuesto Haeckel, tuvieron importantes papeles en su constitución.6 La concepción de hombre en Darwin Aunque en El origen de las especies Darwin señala exclusivamente que la teoría de la selección natural podrá dar luz sobre el origen del hombre, esta posición no se debe a una falta de estudio de la especie humana, sino a una mera precaución para evitar dispuestas mayores de las que espera respecto a su concepción evolucionista. En sus cuadernos de notas sobre la transmutación iniciados en 1838 (previos a la redacción de El origen...) Darwin establece que: 1) El hombre no es resultado inevitable sino accidental de un largo proceso de diferenciación entre especies.7 2) Supone que la gradación que ha observado entre los caracteres físicos, se presentará también en los atributos mentales, y se dedica a acumular evidencias al respecto.8 3) Afirma que el hombre está separado de los animales por un hiatus más que por un salto.9 Aparentemente las observaciones sobre el hombre (por ejemplo, las que realizó durante su viaje en el Beagle) no tuvieron un papel importante en el cambio de Darwin del fijismo al evolucionismo, pero una vez adoptada esta posición, se interesa por el comportamiento de las especies, pero sólo en su propia especie puede estudiar los estadios mentales de un organismo. Fue este nuevo interés en los procesos mentales el que lo llevó a buscar información sobre el hombre fuera de la historia natural.10 Así inicia, entre otras lecturas, la del Ensayo sobre los principios de la población, de T. Malthus. A partir de ese trabajo Darwin comprende que la competencia es mucho más fuerte entre individuos de la misma especie que entre especies distintas. La competencia es la interacción biótica fundamental en la teoría de la selección natural. Al tener idénticas necesidades la lucha entre individuos de la misma especie, es tremenda. De ahí la importancia que tiene la economía política clásica en el planteamiento del darvinismo, ya que la ecología del siglo XIX solamente conoce la pugna entre organismos de diferentes especies que, por no tener los mismos requerimientos, no resulta tan cruenta.11 D. Kohn sostiene que fue después de la lectura de Malthus cuando Darwin revoluciona su propia concepción de la adaptación (que hasta ese momento consideraba como perfecta), al ver que la competencia intraespecífica es resultado de una adaptación diferencial de los individuos de esa especie, idea sin la cual no puede llegarse al concepto de selección natural.12 En fin, la economía política clásica tuvo una influencia directa y determinante en Darwin, como en el caso de Malthus, e indirecta como en el caso de A. Smith, del que el fisiólogo H. Milne-Edwards afirmó haber tomado la noción de aumento de la eficiencia a partir de la división del trabajo (en este caso trabajo fisiológico). Darwin a su vez transformó esta idea de aumento de la eficiencia, y por lo tanto del aprovechamiento energético, al nivel ecológico como resultado de la división del trabajo entre las especies de una región. La especialización, en Smith en cuanto al trabajo social, en Milne-Edwards en las funciones de los órganos y en Darwin en relación a la explotación del medio ambiente por las especies, trae como consecuencia una mejora en el aprovechamiento de los recursos. Si me he detenido en estos puntos es porque creo que la relación de Darwin con determinadas teorías sociales es importante para la ulterior aceptación del darvinismo social.13 Una vez publicado El origen de las especies, se elaboraron varios libros sobre la evolución del hombre, por ejemplo: el de T.H. Huxley: Evidence as to man’s place in nature.14 En este libro Huxley defiende la idea de una evolución gradual de los primates al hombre, por lo que “no existen líneas estructurales de demarcación entre los animales que nos suceden inmediatamente en la escala y nosotros”;15 contradictoriamente sí encuentra una gran diferencia, un inmenso abismo, entre los “brutos” y el hombre civilizado.16 No es necesario aclarar que los “brutos”, para Huxley, son grupos tales como los “bosquimanos y los aztecas” a los que, coincidiendo con R. Owen, le resulta difícil distinguir de un chimpancé,17 Con La descendencia del hombre (1871), de Darwin, culmina una etapa de constitución del darvinismo social: la de su argumentación biológica. En este libro Darwin tiene tres objetivos principales: primero, mostrar que no hay una separación real entre los animales y el hombre, sino que hay un desarrollo gradual; segundo, que por la razón anterior ninguna característica puede considerarse como exclusiva del hombre y, tercero, que para explicar el origen del hombre y su evolución social bastan los principios expuestos en El origen de las especies. En su libro sóbrela evolución del hombre, Darwin pretende demostrar, a veces con evidencias que llegan a lo grotesco, que cualidades como la capacidad de abstracción, de imaginación, el sentido de belleza, la moral, etc., se encuentran en numerosas especies. Incluso propiedades consideradas históricamente exclusivas del hombre, como la razón, que en el siglo XVIII destacaron los filósofos de la Ilustración; la facultad de fabricar herramientas, que para Engels no es sólo una particularidad humana sino la característica que permitió la transformación del mono en hombre; la conciencia de sí mismo que autorizó a los naturphilosophen a afirmar que en el hombre la naturaleza toma conciencia de sí misma e incluso la religión, son todas encontradas por Darwin en los más diversos animales. No sólo eso, a veces observa que algunas especies animales las presentan con un mayor grado de desarrollo que “ciertas” razas humanas. Por ejemplo indica,18 que “un perro con excelente memoria y algún poder de imaginación, como demuestra su capacidad de soñar, puede reflexionar en sus placeres pasados en la caza y esto puede ser una forma de autoconciencia; mientras que la mujer de un australiano salvaje y degradado usa difícilmente palabras abstractas y no puede contar más allá de cuatro, qué poco ejerce su autoconciencia o qué poco reflexiona en la naturaleza de su propia existencia.”19 Lo mismo sucede con la capacidad de apreciarlo bello. Darwin sostiene que las aves poseen un sentido de belleza muy desarrollado, necesario para que las hembras aprecien los cantos y los coloridos plumajes de los machos: “si las hembras fueran incapaces de apreciar los bellos colores, las ornamentaciones y las voces de sus compañeros, toda la labor y ansiedad exhibida por ellos al mostrar sus encantos delante de las hembras sería desperdiciarla, y esto es imposible de admitir”;20 en cambio continúa: “a juzgar por los terribles adornos y la igualmente terrible música que admiran la mayoría de los salvajes, puede deducirse que sus facultades estéticas no están tan altamente desarrolladas como en ciertos animales, por ejemplo, en las aves.”21 Los otros caracteres, como la elaboración de herramientas o la creencia en dios, no plantea que estén más desarrollados en ciertos animales, sólo afirma que tienen su origen en la vida animal: “la tendencia en los salvajes a imaginar que los objetos naturales están animados por esencias vivientes o espirituales, es posiblemente ilustrado por un hecho que noté: mi perro, un animal adulto y muy sensible, estaba echado en el césped en un día caluroso; a una corta distancia una ligera brisa movía ocasionalmente un parasol abierto, lo que debe haber desagradado al perro por tener alguien parado junto a él. Así, cada vez que el parasol era ligeramente movido el perro gruñía y ladraba. El deberá, pienso, haber razonado con él mismo de una manera rápida e inconciente, que el movimiento, sin ninguna causa aparente, indicaba la presencia de un agente vivo extraño, y que ningún extraño tenía derecho a estar en su territorio.”22 De la creencia en agentes espirituales, según Darwin, se pasa fácilmente a la creencia en la existencia de uno o más dioses: “Dios es para el hombre, lo que este es para un perro: Dios.”23 Estos aspectos del darvinismo son los cimientos del darvinismo social. La consideración de gradualidad en la evolución y, sobre todo, lo indistinto entre hombres y animales, conduce a Darwin a plantear que la selección natural es absolutamente válida para explicar el desarrollo social desde los “salvajes” hasta el hombre blanco (inglés en su punto más avanzado). El estudio de la evolución humana tiene especial interés para Darwin, porque en una sola especie encuentra los pasos intermedios ausentes en los otros casos; una de las críticas que más difícilmente pudo rebatir, debido a su noción de gradualidad. En la especie humana estos puntos intermedios no pueden mostrarse de manera plena en los caracteres morfológicos, pero sí en los culturales; su etnocentrismo le permite ver en la sociedad inglesa el grado más amplio de evolución humana, su civilización, su progreso, son evidencias de la evolución. La legitimación del darvinismo La amplia aceptación del darvinismo en general, y del darvinismo social en particular, se debe a cuestiones filosóficas, científicas y políticas. Entre las filosóficas está el planteamiento de Darwin de que había seguido el método newtoniano para elaborar su teoría. Si no fue así en la elaboración, sí lo fue en la presentación. Es decir, una vez que Darwin pensó que el mecanismo de la selección natural (1838) podía explicar la evolución de los vivientes, se pasó 20 años buscando datos que la apoyaran y la forma de presentarla que provocara menos conflictos. Así, basándose en el principio de las verae causae que aprendió de sus maestros J.F.W. Herschel y W. Whewell, intuyó que si el hombre con la selección artificial ha logrado en poco tiempo producir diversas variedades de especies cultivadas, la selección natural habrá podido transformar a los seres vivientes desde el estado que muestran los fósiles hasta su estado actual.24 Todo científico que pretendiera, en ese momento, ser escuchado por la comunidad científica británica, tenía que atenerse al modelo de las ciencias físicas, en especial de la astronomía. Además del conocimiento de las tesis de Herschel y Whewell, Darwin, que ha leído a Comte,25 cree en la importancia del experimento como un poderoso instrumento de investigación, y procede a planear y ejecutar numerosas experiencias de selección artificial con varias especies, además de estudiar profundamente los resultados de los trabajos de agricultores, ganaderos e hibridólogos. En suma, Darwin, interesado en legitimar y validar su teoría, tuvo que demostrar que había seguido los métodos que la filosofía de la ciencia le exigía. De esta manera, la selección natural funciona como una vera causa que le permite elaborar una analogía entre la selección que hace el hombre de los mejores ejemplares para usarlos como reproductores de las siguientes generaciones, y lo que sucede cuando la naturaleza favorece la reproducción de los mejor dotados. Al mismo tiempo utiliza la selección artificial “como prueba empírica factible de ser realizada en un laboratorio en condiciones artificiales ideadas por el científico con el propósito de exhibir bajo circunstancias más favorables sus fenómenos y propiedades”,26 como requiere el positivismo para considerar un conocimiento como científico.27 Como antes señalé, hay también razones científicas que preparan la llegada y explican la bienvenida al darvinismo. Entre las más importantes podemos citar el desarrollo de la geología, la embriología, anatomía comparada y la ecología. Ch. Lyell aunque fijista respecto a lo viviente, le había dado el carácter evolucionista a la geología. Aunque la ecología adquiere su nombre después (con E. Haeckel) y su carácter definitivo con el mismo Darwin, había ciertos trabajos, y sobre todo determinados conceptos de tipo ecológico, que son fundamentales para el planteamiento del darvinismo. Me refiero en particular a los trabajos sobre la distribución geográfica de las especies28 y a conceptos tales como el de competencia, entendido como guerra entre diferentes especies de organismos; desarrollado por A.P. de Candolle y que Lyell utiliza para explicar la extinción de especies y contradecir la teoría transformista de J.B. Lamarck, ya que de acuerdo con Lyell si dos grupos entraban en competencia el perdedor desaparecería antes de que pudiera recuperarse y cambiar a un estado mejor. Puede verse que aunque los estudios de la entonces llamada Economía de la Naturaleza llevaron por lo general a conclusiones antievolucionistas, los adelantos en la materia permitieron a científicos como von Buch, de Candolle, Darwin y Wallace a cuestionar la fijeza de la especies.29 La embriología, en ese momento, también fijista, se plantea explicaciones como la ley biogenética (después popularizada por Haeckel, con la frase: “la ontogenia recapitula la filogenia”) que habla de un paralelismo entre los estados por los que pasa un individuo y la escala de los seres. Von Baer, que nunca estuvo de acuerdo con la evolución, la define de la siguiente manera: “El tipo es como un plan simple, elementalmente básico, que se manifiesta al principio del desarrollo del embrión; luego el desarrollo de los distintos individuos concretos se manifiesta según una especialización progresiva, a partir de una forma general, siguiendo trayectorias determinadas.”30 En la paleontología y en la anatomía comparada también se presentaron polémicas en las que a pesar de que eran posiciones antievolucionistas, posibilitaban una visión más avanzada. En la primera mitad del siglo, Owen realizó una síntesis entre los planteamientos aparentemente contradictorios del antievolucionista G. Cuvier y el transformista SaintHilarie. Acorde con las nociones trascendentalistas de los naturphilosophen, destacó la unidad de todos los seres vivos. Cuvier puso más atención a la adaptación de los organismos a sus condiciones de existencia. En concordancia con éstas, las partes de los organismos se adecúan unas a otras.31 Aunque Owen estaba de acuerdo con la concepción adaptacionista de Cuvier, pensó que no era suficiente para explicar las homologías existentes entre los miembros locomotores de los vertebrados por ejemplo, por lo que aceptó la existencia de arquetipos por grupo (en lugar de un arquetipo único para todos los anímales, como Saint-Hilarie). Con base en estos planteamientos Owen se adhiere al progresionismo, para él en un grupo como los vertebrados puede observarse una ordenación progresiva de los organismos más primitivos (peces) a los más perfectos (mamíferos). Esto además tiene una relación con los tiempos de aparición, el registro fósil evidencia que primero aparecen los organismos menos complejos, y después las formas más desarrolladas. Lo mismo pasa con la embriología ya que a menor edad los embriones son más parecidos entre sí y por lo tanto con el arquetipo, y luego se van diferenciando progresivamente. Estas ideas indican un paralelismo entre el desarrollo embrionario y la secuencia del registro fósil. El arquetipo de Owen no es el antepasado común del evolucionismo (Owen fue el gran opositor de Darwin), es la idea platónica que se modifica de forma limitada en la realidad. No obstante, es indudable que el estudio anatómico y embriológico de los órganos homólogos y análogos, y la interpretación progresionista del registro fósil, permiten entender la concepción evolucionista, la hacen aceptable, y a fin de cuentas tales adelantos funcionan como evidencias de la evolución. En lo referente a las cuestiones políticas que favorecieron la aceptación del darvinismo, he afirmado ya que Darwin tomó directa e indirectamente ciertos conceptos de la economía política clásica, esto, como aseveran después Marx y Engels, permite que la sociedad inglesa entienda bien el darvinismo. Además está el desarrollo que hasta ese momento había tenido tanto el liberalismo como el conservadurismo. A. Smith planteó que todo trabajo es el único y natural origen de la riqueza. La división del trabajo ayuda a aumentar la eficiencia y la productividad. Pero todo debe ser logrado sin la intervención del gobierno. Todo hombre deberá trabajar para su propio interés, pero el resultado de esto beneficiará a la comunidad; a su vez J. Stuart Mili aplaudía, en su libro On liberty, todas las doctrinas de libertad de pensamiento y expresión, pero cuestionaba que el Estado no participara en la regulación económica, así abogó por la promulgación de una legislación social conveniente y una reforma educativa popular. El Estado debería tener algún control sobre la distribución y el comercio, pero sin tener el control de los medios de producción.32 En cuanto a los conservadores, que ante todo defienden el cuidadoso mantenimiento de instituciones políticas y otros sistemas de autoridad tales como la iglesia, tuvieron su papel en la aceptación del darvinismo. Burke (Reflections on the Revolution in France) se opone a las ideas del siglo de las luces. Burke creyó que la Revolución Francesa fue un desastre social, porque sus líderes quisieron cambiar de un golpe el sistema social. Lo que es imposible en su perspectiva, ya que no pueden cambiarse todas las partes de la sociedad simultáneamente en forma radical, no se puede saber cuáles de los cambios traerán beneficios y cuáles serán negativos.33 Burke sostiene que el estado y la sociedad son producto de un crecimiento imperceptible, natural y orgánico. Este crecimiento puede ser interferido únicamente con peligro. Una nación, supone, no es algo creado por decreto arbitrario, es una entidad que crece naturalmente como un organismo, desarrollando sus propias tradiciones. Así los sistemas que han sobrevivido a la criba de los procesos históricos deberán ser “buenos”, de otra manera ya no existirían. Su acto de supervivencia es en ese sentido una garantía de su mérito, y este argumento puede usarse contra los que buscan su cambio. Aunque Burke desarrolló este razonamiento mucho antes que Darwin, fue aplicado con fuerza renovada a partir de la aceptación del darvinismo.34 El liberalismo desarrolla la idea de lo benéfico del laissez faire, de la libre competencia, en general de la libertad. La libertad en la sociedad y el azar en Darwin son conceptos equivalentes. El azar muestra la no intervención del medio en la producción de la variación, la libertad exige la no intervención del Estado en determinadas cuestiones. El darvinismo social argumentará a su vez, que la protección a los débiles conduce al detenimiento del progreso social, e incluso al de la evolución biológica del hombre.35 Los conservadores arguyen que las mejores sociedades son las que han perdurado, y que las modificaciones violentas siempre resultan nefastas, defienden la gradualidad del cambio.36 El darvinismo sirve para ambas tendencias, y no resulta contradictorio con ninguna. Esto lo hace también socialmente aceptable. La viabilidad de los modelos de darvinismo social Una vez que se ha analizado la manera en que se constituye el darvinismo social, así como las circunstancias de su aceptación y de su legitimación, podemos regresar y discutir la posibilidad del surgimiento de los tres modelos mencionados de darvinismo social. Darwin extrapola la noción de competencia entre los seres vivos a la competencia entre humanos, sean individuos, razas o incluso naciones. Esta ampliación fue utilizada para justificar la lucha por la supremacía racial. Uno de los escritores más conocidos que trataron el tema es Heinrich von Treitschke. Este autor teorizó sobre las ventajas de la guerra: “Entre las naciones civilizadas... la guerra es la forma de litigio mediante la cual los Estados hacen válidas sus demandas.”37 Von Treitschke habla de la majestuosa moral de la guerra, de su sublimidad y grandeza. Estos argumentos se derivan en parte de Darwin y muestra la influencia de las teorías de Hegel. A. Hitler, utilizando las ideas de von Treitschke y las de Darwin directamente, e indirectamente por vía Haeckel (las de lucha por la existencia y supervivencia del más apto) así como la noción errónea y obsoleta de herencia mezclada, fue capaz de dar una argumentación quasi científica para la necesidad de la pureza racial, el sostén filosófico fundamental del movimiento nazi. Puede verse que el modelo de derecha del darvinismo social es validado por el darvinismo como tal. Lo mismo sucede con el de centro, que no tiene diferencias fundamentales. Veamos qué pasa con el de izquierda. Marx y Engels sintieron por Darwin una profunda admiración. Una razón particular para que aprobaran el darvinismo fue la eliminación efectiva de la teleología y de la idea de diseño biológico, substituyendo por una visión materialista y natural los modos de explicación teológicos y vitalistas. Sin embargo, ni Engels ni Marx hicieron realmente uso de la doctrina de la selección natural; el marxismo no fue permeado por el darvinismo, en él la sociedad no es un organismo. La aproximación histórica de Darwin, también atrajo la atención de Marx, y su afirmación de que El origen de las especies podría proveer un “fundamento científiconatural”38 para su análisis total, se ha prestado a confusión. Lo único que quiere significar Marx, con esa frase, es que la historia del desarrollo cósmico y biológico constituye la base para realizar la historia de la sociedad; de la misma manera que la existencia de animales posibilita la de hombres, pero de ninguna manera que el darvinismo valide “científicamente” su teoría.39 De hecho tanto Marx como Engels hicieron duras críticas al darvinismo social, en especial porque tienen una posición clara de las diferencias que existen entre los procesos naturales y los sociales, que no permite explicar con teorías nacidas para entender la naturaleza, el desarrollo de la sociedad. Marx escribe: “El señor Lange ha... hecho un gran descubrimiento. La historia debe subsumirse sólo bajo una gran ley única de la naturaleza. Esta ley natural es la frase (la expresión darviniana se transforma en este uso de una mera frase) ‘lucha por la existencia’, y el contenido de esta frase es la ley malthusiana de la población, o mejor de la superpoblación. Por lo tanto, en vez de analizar la lucha por la vida tal como se presenta históricamente en distintas formas sociales determinadas, basta con traducir toda lucha concreta en la frase lucha por la vida, y esta frase en la fantasía de población de Malthus.” 40 Engels, en coincidencia con Marx, reprueba la importación de determinados conceptos de la economía política, que una vez validados por su utilización en teorías biológicas, son aplicados a la sociedad humana por los darvinistas sociales.41 Algunos socialistas han planteado lo que se podría llamar un modelo social-darvinista de izquierda. Sin embargo, por razones ya evidenciadas, este tipo de modelos se sustentan con las ideas de Lamarck y jamás retoman la auténtica concepción darviniana de evolución; es decir, el surgimiento de las variaciones por azar sin conexión directa con su resultado ante el medio. Aunque Darwin incorpora parte del lamarckismo a su propia teoría, la noción de azar es la base de su pensamiento y lo que lo distingue de planteamientos anteriores. Los socialistas fabianos (G. Bernard Shaw, B. y S. Webb, G. Wallas, etc.) que buscaron la reforma sin violencia de la sociedad, su evolución vía procesos legales y constitucionales (al estilo de Stuart Mili) hasta llegar a una sociedad sin clases (como la que plantea Marx). Los fabianos defendieron la disminución de lo despiadado de la lucha por la existencia tan exaltada por los social-darvinistas. Similar es el caso del anarquista Kropotkin, quien siguiendo a Engels plantea que es la cooperación y no la competencia lo que dirige la evolución de las especies. No podemos olvidar que en Darwin la competencia (que lo lleva incluso al descubrimiento conceptual de la selección natural), es la relación biótica que define de manera principal las vías de la evolución. Es sobre todo por esta razón y porque si los caracteres socialmente apreciados laboriosidad, inteligencia, agresividad, etc.- estuvieran controlados por factores biológicos (genes) y no fueran, como son en realidad, determinados de manera fundamental por el medio social, la sociedad no tendría mucho qué hacer, pues como dicen los darvinistas sociales modernos (los sociobiólogos, entre otros), las clases sociales estarían determinadas genéticamente, algo así entraría en contradicción con un modelo de izquierda.42 NOTAS 1 Ch. Darwin, On the Origin of Species. Facsímil de la primera edición. Harvard Univ., London and Mass., 1979, pp. 188-189. 2 Véase D. R. Oldroyd, Darwinian Impacts. The Open Univ. Fress, Australia, 1980,p. 213. 3 Spencer publicó en 1852 su ensayo “The developmental hypothesis”, en el cual desarrolló las ideas mencionadas. 4 Véase R. Ruíz, Positivismo y evolución: introducción del darvinismo en México. Tesis doctoral, Fac. de Ciencias, UNAM, 1984. Ahí se encontrará un análisis detallado sobre el problema de la variabilidad en Darwin, pp. 328-339. 5 C. Darwin, Autobiografía y Cartas Escogidas. T.I., p. 119. 6 Para un análisis profundo de las ideas de los materialistas alemanes, véase: F. Gregory, Scientific materialism in nineteenth century Germany, Reidel Publishing Co. Bostón, 1977, T. 1. Véase también la tesis de licenciatura de Pilar Candela: El concepto de hombre en la biología del siglo XIX, Fac. de Ciencias UNAM. 7 S. Hebert, ''The place of man in the development of Darwin's theory of transmutation”. Part II, Journal of the Hist. of Biol. 1977, vol. 7,No.2,pp. 155-227. 8 a Ibid.,p. 203. 9 Ibidem. 10 Ibidem. 11 Este es un punto de vista ampliamente desarrollado por S. Hebert en “Darwin, Malthus and Selection” Jour. of the Hist.ofBiol. 1971, vol. 4 pp. 209-217. 12 D. Kohn, “Theories to work by: Rejected theories, Reproduction and Darwin Path to Natural Selection”. Studies in the Hist. Of Biol., 4(1980): 67-170. 13 Darwin en El origen de las especies escribe: “La ventaja de la diversificación entre los habitantes de una región es, de hecho, la misma que aquella de la división del trabajo entre los órganos del mismo individuo —tema muy bien elucidado por Milne-Edwards”, op. cit.,p. 115-116. Para mayor información sobre este punto véase “Darwin and the Political Economists: Divergence of Character”, Jour. Hist. Biol. 1980, vol. 13, pp. 195-289. 14 T.H. Huxley, Man's place in Nature, Everyman's Library, Londres, 1906. Se publicó también el de Ch. Lyell, Antiquity of Man (1983), pero éste no habla del origen evolutivo del hombre. Véase: H. E. Gruber: Darwin sobre el hombre. Alianza, Madrid, 1984, p. 132-134. También: M. Ruse, La Revolución Darvinista. Alianza, Madrid, 1983, p.306. 15 Huxley, op.cit., p. 102. 16 Ibidem. 17 Ibidem. 18 Ch. Darwin, The Descent of Man, and selection in relation to sex. Princeton Univ. Press, New Jersey, 1981, p.62. 19 Ibidem. 20 Ibid., p. 64. Sobre este aspecto Wallace tuvo gran discrepancia con Darwin, pues consideró el punto de vista de éste totalmente antropocéntrico. Wallace se negó a aceptar la posibilidad de una forma de selección particular como lo es la selección sexual. Para mayor información sobre la visión de Wallace, véase: M. Ruse, op. cit., p. 325. 21 Darwin, The Descent. . ., p. 64. 22 Ibid., p. 67. 23 Ibid., p. 68. 24 Herschel sostenía que una teoría científica completa es la que posee un conjunto de axiomas a partir de los cuales se puede deducir un todo, estos axiomas son por lo tanto leyes naturales universales. La noción central de la filosofía de Herschel era la doctrina de las verae causae, que sostenía: “Si existe una gran semejanza entre dos fenómenos y, al mismo tiempo, la causa de uno es conocida, entonces es absurdo no reconocer la acción de una causa análoga en el otro fenómeno, aunque su percepción no esté tan clara.” (Herschel, 1831, citado en M. Ruse, op. cit., p. 84). Por su parte Whewell, aunque discrepaba de Herschel en la noción de causa verdadera, al declararse racionalista (en oposición al empirismo de éste), coincidía en la admisión de la metodología de Bacon/Newton. Para Whewell la validez de una teoría estriba en que las diferentes áreas de la ciencia confluyan y se pueda demostrar que todas derivan de un mismo principio, a esto lo llamó “confluencia inductiva”. Asimismo, las causas a que puede hacerse referencia en los principios de los que se parte son las que pueden recibir el nombre de verae causae, aunque no se tenga evidencia empírica de las mismas, las causas verdaderas deben ser adecuadas para explicar la experiencia en vez de derivarse de ella. Véase: M. Ruse, op. cit., pp. 85-86. 25 Para un análisis detallado de la influencia de Comte en Darwin, véase: S.S. Schweber, “The Origen of The Origin. . ., revisted”, Jour. Hist. Biol., 1977, 10: 229-316, 26 27 Comte, citado en Schweber, op. cit. En opinión de C. Limoges la selección artificial tiene, más bien, una función pedagógica al momento de la exposición de la teoría. Véase: C. Limoges, La selección natural, Siglo XXI, México, 1976, p. 91. 28 Sobre el papel que tuvieron los estudios de Darwin acerca de la distrubición geográfica de las especies, en la construcción de la teoría de la selección natural, véase C. Limoges, op. cit., cap. II. 29 Darwin no es el único que, en la primera mitad del siglo XIX, busca una solución al problema del origen de las especies. Von Buch se planteó que las especies nuevas podían formarse por separación geográfica. Véase: C. Limoges, op. cit., p. 56. 30 K. E. von Baer, citado en: Ruse, op. cit., p. 128. 31 Véase W. Coleman, George Cuvier. zoologíst. A Study in the history of evolution theory. Harvard Univ. Press, Cambridge, 1964. 32 Véase; Oldroyd, op. cit., p. 227. 33 Ibidem. 34 Ibidem. 35 Los neodarvinistas sostienen que la estructura social moderna con Estados de tipo benefactor, al proteger a los menos aptos, han provocado que el aumento del cerebro se haya detenido. Para un análisis de esta concepción, véase: R. Ruiz: “Neodarvinismo y sociobiología”, Rev. de la Fac. de Ciencias, UNAM. No. 2. 36 En México estas concepciones tuvieron un papel importante en la justificación del porfirismo. Véase: L. Zea: El positivismo en México, F.C.E., México, 1981; J. Sierra, Evolución política del pueblo mexicano, La casa de España en México, México, 1940; E. Rabasa, La evolución histórica de México, Frente Cultural, México, 1921; A. Cordova: La ideología de la Revolución Mexicana, ERA, México, 1975; R. Ruiz, cita 9. 37 Citado en Oldroyd, op. cit., p.217. 38 Marx, citado en El concepto de naturaleza en Marx, de A. Schmidt, Siglo XXI, México, 1976, p. 43. 39 Para un análisis detallado de este punto, véase: Schmidt, op. cit. 40 Marx, citado en A. Schmidt, op. cit., p. 42. 41 Véase, F. Engels, La dialéctica de la Naturaleza. De hecho cuando Engels explica la evolución del hombre en su ensayo “El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre”, utiliza fundamentalmente las tesis de Lamarck. 42 Véase: R. Ruiz, cita 35.