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Catálogo de derechos y deberes
Catálogo de derechos y deberes
Desde el cobro de un plus por el simple hecho de ir a trabajar hasta el premio de una felicitación por escrito, los convenios colectivos presentan cláusulas con frecuencia sorprendentes en su articulado
Los convenios colectivos sectoriales y de las empresas vascas son con frecuencia una fuente de sorpresas en su relato de derechos y deberes, tanto de las compañías como de los trabajadores. El catálogo es amplio y variadísimo, y de una forma u otra incide en gran parte de las facetas de la vida humana, incluso en el ámbito de la privacidad. En algunos casos, el contenido invita a quitarse el sombrero ante los negociadores de una u otra parte. Por ejemplo, abordan desde el acoso sexual en el trabajo a las ayudas familiares, los premios y permisos e, incluso, algunas pagan un plus salarial por asistir al trabajo. Y no es una sola empresa la que paga una cantidad extra por acudir al puesto de trabajo. La reducción de la abstinencia laboral es tan importante que muchas compañías y sectores han regulado retribuciones cuando la misma no rebasa ciertos porcentajes, de forma individual o colectiva. El Consejo de Relaciones Laborales, en su estudio de la negociación colectiva de 2001, cita el caso de la empresa Atofina (Alonsotegi, Vizcaya), que concede un plus de 235 pesetas al día (1,41 euros) por asistir y ser puntual, y quita el de una semana si se falta o se llega tarde al trabajo injustificadamente un día. 4 horas con bocadillo Esta empresa es también un claro ejemplo de lo que es una política salarial incentivadora. Recoge un total de diez conceptos diferentes retributivos -sin incluir horas extras-, que van desde el salario base al citado plus de asistencia, pasando por los de nocturnidad, turnicidad, disponibilidad, festivo, de beneficios o las gratificaciones extraordinarias. En los apartados de 'códigos de conducta' y 'cláusulas originales', el CRL expone un amplio muestrario de por dónde van las relaciones laborales en la comunidad autónoma vasca, con algunos casos verdaderamente reveladores del mantenimiento de derechos adquiridos o de las sanciones y premios. Por ejemplo, el convenio de limpieza de Vizcaya concede 25 minutos de bocadillo a los trabajadores/as que tengan una jornada de 4 horas y 15 minutos -supone el 10% de la jornada-, con respeto, además, a otras condiciones más beneficiosas pactadas con anterioridad. Pero si a esos trabajadores se les reduce la jornada... se mantiene el tiempo de bocadillo. El capítulo de sanciones y recompensas es uno de los más amplios del estudio. Del mismo puede mencionarse el convenio de seguridad privada, que recompensa con un mínimo del salario de una mensualidad a quien protagonice actos heroicos, que entre otras cosas, suponen poner en grave riesgo la vida. Menos ilusión, al menos por las consecuencias económicas, tendrá quien por su dedicación ejemplar reciba como premio «felicitaciones por escrito, que se harán públicas». También reciben 12 euros los que mejor disparan -de casta le viene al galgo-, en concreto, quien sea considerado «tirador selecto». En sanciones, merece la pena citar el convenio de Galycas, que considera falta leve discutir con un compañero, y muy grave «la falta de respeto y consideración a superiores o a los familiares de éstos», a compañeros, proveedores y clientes de empresa. Habría que ver cuál es la definición de 'falta de respeto y consideración', aunque se supone que los sindicatos saben bien lo que han pactado. Ideas para ahorrar
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En Aceralia retribuyen las sugerencias de los trabajadores con un 20% del ahorro generado, lo que constituye una buena fórmula de hacerlos partícipes de la mejora de los sistemas productivos. Claro que hay límites a la cantidad a percibir, por lo que cabría pensar que la empresa no es muy partidaria de que los empleados den un 'pelotazo' por mucho beneficio que obtenga de sus ideas. En el pacto laboral de Mercabilbao son especialmente rigurosos con el acoso sexual y se consideran muy graves «las faltas de respeto a la intimidad y a la consideración debida, a la dignidad, a las ofensas verbales o físicas de naturaleza sexual». La condición para tal alta calificación de la falta es que sea ejercida por superiores jerárquicos o por compañeros sobre trabajadores que no tengan contrato indefinido, cosa esta última que demuestra una especial sensibilidad sobre la precariedad laboral. Sin embargo, el 'mobbing', tan de actualidad desde hace unos años, no había sido contemplado aún en los convenios en 2001, señala el estudio del CRL. Cerca de lo político El texto de otros convenios va más allá de lo puramente laboral para hacer incursiones en los aledaños de lo político. Por ejemplo, en el caso de la ikastolas, cuyo pacto tiene alcance autonómico, pero que, para que nadie se llame a engaño, recuerda en su articulo 2 que el «ámbito de actuación (está) limitado a dicha porción del territorio nacional de Euskal Herria». En este sector, la patronal concede el derecho a que las centrales liberen a cuatro trabajadores para que se dediquen exclusivamente a tareas sindicales, con la particularidad, posiblemente sin precedentes, de que su salario ordinario se verá incrementado en un 15% «para gastos derivados de su función». Ahí es nada, la patronal subvencionando los gastos sindicales. En la valoración de los puestos de trabajo, el convenio de K2000 establece una serie de criterios, algunos de los cuales parecen abrir nuevos campos inexplorados en los derechos laborales, por lo difícil de su evaluación. Así, en su artículo 14 habla del «criterio de esfuerzos aportados, tanto sensoriales o nerviosos como físicos o mentales». Un ejemplo más de cláusulas curiosas: el convenio nacional de curtido recoge una vieja aspiración sindical, consistente en que todos los trabajadores afectados paguen el 1% de su salario de un mes como canon por la negociación del convenio a los sindicatos, aunque más tarde precisa que deberán dar su conformidad por escrito. El Correo
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