Capitulo Iii. El Llano En Llamas: Una Re

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CAPITULO III. EL LLANO EN LLAMAS: UNA RE-LECTURA Una lectura del Llano en llamas siguiendo el motive epico de 1 as ~ . cron1cas re 1 ac i onarse con 1 as de un viajero exiliado puede representac i ones pa i saj i stas que "significan" y as{ anadirse al proceso de producci6n de otro discurso. cuesti6n de De esta forma nos acercamos mas a 1 a la forma en que el signo .. ., lingu1stico paisajista opera o funciona dentro del discurso actual. La construccion del Nuevo Mundo de los cronistas esta sustituida por la de una "Tierra prometida", que esta siempre all{ e, igual que en el caso de la construcci6n del "Nuevo Mundo",es este un "all{" que tiene diferentes declinaciones segun la situacion de cada viajero. Pero hay una diferencia clave: el motive del viajero en el mundo desconocido del texto delLlano en llamas funciona en contra de su concepcion epica dentro del discurso de "descubrimiento", conquista, etc. para articular la hi stor i a que se hab {a quedado marg i nada entonces; 1a descripcion exuberante y maravillosa cede ala evocacion escueta y escalofriante; la ~ mascara~a la palabra. 105 Castilla de America, el altiplano mexicano es la region menos transparente del aire: mundo cerrado, celoso, gato escaldado al contacto con demasiados i nvasores, zona sagrada de una secreta esperanza: los dioses regresaran. Todo el espacio mexicano es conocido porque es un espacio sacrilizado desde hace miles de anos y encerrado dentro de los margenes de una mutilaci6n impuesta hace siglo y med i o. Frente a 1a expansion norteamericana, la contraccion mexicana: pa { s de esenc i as, de hab 1a escasa, de palabras reservadas. Cayeron las aguilas del imperio indio y basta leer los poemas de la "vision de los vencidos" para en tender 1 a profund i dad de 1 a pa 1 abra como despedida, como doloroso envoi de una civilizacion agonica .... Tierra barroca por su naturaleza mismadesierto, monta~a, abismo, mar, selva, fuego, hielo, 9ruma fugitiva y sol que nunca parpadea. / La mascara mexicana de Octavio Paz adquiere en el texto de Fuentes el contorno de un espacio cerrado, reservada y tierra i'ntimamente el barroca. lenguaje con As1, "" al palabra relacionar la tierra, el tan texto de Fuentes nos acerca a nuestro planteamiento en cuanto a la representacion de la naturaleza mexicana en el texto del Llano en llamas. No ser1a exagerado decir que en la narrativa mexicana el paisaje nunca ha sido una mera 1carlos Fuentes, "Pr6logo," en El siglo de las luces de Alejo Carpentier, (Argentina: Biblioteca Ayacucho, Hyspamerica, 1986), p.x. 106 descripci6n, ni el trasfondo de una acci6n, un escenario al estilo de una pintura o fotograf1a. Siempre ha sido, al contrario, un signo primordial que denota aquello que el lenguaje no puede articular. sostenido tal postura. Muchos intelectuales han Octavio Paz, por ejemplo, dice ~ " que un s1mbolo "' que es un s1mbolo y algo mas porque es un interlocutor y el verdadero protagonista del relato y que nunca se refiere a s1 mismo sino a otra cosa mas alla de 1o aparente. 2 Fuentes, como ya hemos vi sto, ve en 1a esencia de la tierra mexicana su naturaleza barroca--por sus desiertos, montanas, abismos, mar, selva,. fuego etc. --que por ello encubre un interior severo y duro, resistente y reservado, cerrado y contrastive. Ah 1 puede 1eerse su res i stenc i a a 1as cr6n i cas don de el paisaje aparece como mentirosas exageraciones, como ya hemos visto en el cap{tulo 1. En contraste con 1os viajes unicursales 1 ineales, cronologicos y racionales de los cronistas y descubridores, el texto rulfiano traza los viajes en paisajes multicursales y laber{nticos. Si para los cronistas el paisaje americana qued6 fuera de su 2octavio Paz, "Paisaje y novela en Mexico: Juan Ru1fo," en Mexico en la obra de Octavio Paz: generac i ones y semb 1anzas. Escritores y letras de M~xico:II, ed. Paz y Luis Mario Schneider, (Espana FCE, 1988), p.585-586. 107 vocabulario analogico al mundo clasico 0 exotico, para el novelista latinoamericano este mismo paisaje constituye un "lenguaje" que por su esencia articula su "verdadero" "' As 1, ser; o sea, el significado y significante a la vez. la palabra recupera su "transparencia" como era antes de la confusi6n causada por la Torre de Babel. Se logra tal transparencia por una auto-cr1tica; la palabra, con su esencia terrenal, seve as{ misma y se entera de que tiene otra cara; no quiere verse y quiere huir pero teme que tendra que volver y si no vuelve, se perdercL El mito de la serpiente emplumada que nunca volvio ( o qui~n sabe si volvio pero muy tarde.) y as{ se perdio para siempre tras la mascara de Cortes .... opera tambien al nivel del lenguaje paisajsta del significante/significado que es el paisaje mexicano. Veremos aqu{ como dichas funciones se configuran dentro del motivo del viajero en busca del otro mundo. Tierra prometida: La representacion de un "alli". El espacio "all{" del texto del Llano en llamas se articula de varios modos. Nuestra lectura de este "all{" se orientara hacia la vision de la representacion de este espacio como una tierra representacion que N sonada, deseada y evasiva, no es autonoma ni fija. Cuando 108 Saussure separo el referents del signo y establecio una relaci6n arbritaria y diferencial entre lo que constituye el signo (el concepto/el significado) y la imagen grafica/acustica (o el significante), de heche nos estaba ofreciendo, por primera La representaci6n. vez, una cr1tica representacion del de la mundo por el lenguaje solo lo hace le{ble; el mundo representado es solo una inferencia constituye aquel 0 deducci6n del "texto" entero que mundo. En el Llano en llamas la representacion del "all{" presupone un espacio conforme al discurso de la Revoluci6n mexicana (y el de "descubrimiento" de Nuevo Mundo) y el punto de partida de su construccion en negaci6n, su perdida. este texto se dirige hacia su A este espacio se lo concibe como un s i gno que busca su esenc i a y, vi ce:::Yersa, como 1 a palabra que ha perdido la certeza de su esencia. paisaje fugaz, evocador, Es un lac6nico y cerrado donde "' 1. co se entrecruzan. visual y 1o acust En fin, lo es un paisaje barroco consciente de su condicion representativa y de la situaci6n precaria del signo que lo representa. Noes de sorprender entonces que el texto del Llano en llamas no haga descripciones del paisaje, sino que lo consigne creando una atmosfera vital y fugaz. 109 Una bala disparada de alla hizo volar una parvada de t{ldios·en la ladera de enfrente. Los pajaros cayeron sobre la barranca y revoltearon hasta cerca de nosotros; luego al vernos, se asustaron, dieron media vuelta cont~a el sol y volvieron a llenar d! gritos los arboles de la ladera de enfrente. ~. P aJaros, sol y arboles interrumpidos por una bala se convierten en una esenca violenta y tragica. En "Talpa", desert ico, la presencia constante de un espacio po lvor i en to y so leado traduce sign if i cat i vamente una sen sac ion a gob i ante de 1 pecado, de la imposibilidad de poder huir, de la falta de respiro y de un calor asfixiante ante un testigo constante . . ... empujados por todos lados como si nos he bras de po 1 vo porque de la tierra se levantaba, con el bullir de la gente, un polvo blanco como tamo de ma1z que sub(a muy alto y volv{a a caer; pero los pies al caminar lo devolv1an y lo hac1an subir de nuevo; as{ a todas horas estaba aquel polvo por encima y por debajo de nosotros. Y arriba de esta tierra estaba el cielo vac1o, sin nubes, solo el pplvo; pero el polvo no da ninguna sombra. 11 eva ran amarrados con 3" E1 1 1 a no en 1 1 amas" , en E1 L1 a no en 1 1 amas , p. 9 7 . 4"Talpa" en El Llano en llamas, p.SO 110 El viento trae el olor de un pueblo que todavi'a esta muy lejos. Uno ha crefdo a veces, en medio de este camino sin orillas, que nada habr{a despues; que no se podri'a encontrar nada al otro lado, al final de esta llanura rajada de grietas y de arroyos secos. Pero si', hay algo. Hay un pueblo. Se oye que ladran los perros y se siente en el ai re el olor del humo, y se saborea ese olor de la gente como si fuera una esperanza. Pero el pueblo esta todav1a muy al~a. Es el viento el que lo ace rca. En "Es que somos muy pobres" el ri'o que se llevo p consigo el tamarindo y la vaca Setentina y se meti6 en la casa de la Tambora, articula la complicidad de la naturaleza con la situacion socio-econ6mica del pueblo. Cuando me levante, la ma~ana estaba llena de nublazones y parec1a que habfa seguido lloviendo sin parar. Se notaba en que el t' ~ f uerte y se o1a "' mas , ru1'd o d e 1 r1o era mas cerca. Se oJi'a, como se huele un quemez6n, el olor a podrido del agua revuelta. 6 En otras ocasiones el paisaje es complaciente, adormecido y muy confiable. 5Nos han dado la tierra," en El llano en llamas, p.39. 6"Es que somos muy pobres," en El llano en llamas, p.56. 11 1 Solo el puro cielo, cenizo, medio quemado por la ~ nublaz6n de la noche. La tierra ~ se hab1a ca1do para el otro lado .... 7 Pero al final del mismo cuento nos encontramos con una consciente exploracion de las incertidumbres de las representaciones de los signos. "Camino y camino y no ando nadaj se me doblan las piernas de la debilidad. Y mi tierra :rta lejos, mas alla de aquellos cerros. En "No oyes 1adrar 1os perros", sombras 1argas causadas por una luna vislumbrante anticipan, pronostican y avisan una pesadilla. La sombra 1arga y negra de 1os hombres siguio moviendose de arriba abajo, trepandose a las piedras, disminuyendo y creciendo segun avanzaba por la orilla del arroyo. Era una sola sombra, tamba 1eante. La 1 una veri'a sa 1 i endo de la tierra, como una llamarada redonda. 9 7"El hombre", en El llano en llamas, p.61. 8El hombre", en El llano en llamas, p.68. 9No oyes ladrar los perros", en El llano en llamas, p.146. 112 La cuesti6n que surge tras esta lectura de los pa i saj es que representan d i st i ntas d i mens i ones de una tierra deseada pero negada es lade si la "real idad" que articula este paisaje es aprehensible en su totalidad y si el paisaje encaja totalmente en aquella realidad. Tal cuestionamiento constituye, sentido, una cri'tica representaci6n . . del de la en cierto en las cron1cas "descubrimiento", conquista y colonizaci6n, puesto que n i ngun texto puede ser aut6nomo y, dado que nuestra lectura parte como· una lectura a traves de las cronicas, tiene que contar con ellas. En el Llano en llamas e1 paisaje constituye la mayor parte del texto, un paisaje que empequenece, que encierra, que enmudece. El lenguaje y el texto todo consisten solo en el paisaje. Y la palabra se pierde. Asi en "Nos han dado la tierra": No dec i mos 1o que pens amos. Hace ya tiempo que se nos acabaron las ganas de hab 1ar. Se nos acabaron con e 1 ca 1or. Uno platicar1a muy a gusto en otra parte, pero aqu{ cuesta trabajo. Uno platica aqu{ y las palabras se calientan en la boca con el calor de afuera, y se le 1 13 resecan a uno e% la lengua hasta que acaban con el resuello. Y la tierra prometida se vierte por todo el texto: "Del pueblo para aca es de ustedes .... s{, el llano. Todo el llano Grande ..... No se vayan a asustar por tener tanto terrene para ustedes solos ...... 11 Y la palabra se pierde detras del silencio del paisaje inmenso. Nosotros paramos la jeta para decir que el Llano no lo quer{amos. Que querfamos lo que estaba junto al rfo. Del rfo para alla, por las vegas, donde estan los arboles llamados casuarinas y las paraneras y la tierra buena. No este duro pellejo de vaca que se llama el Llano. Perc no nos dejaron decir nuestras cosas. El flelegado no venfa a conversar a nosotros. La tierra traduce el poder de las autoridades, la / palabra solo la aprovechan las autoridades. 10 "Nos handado la tierra," en El 11 "Nos han dado la tierra," en El 12 "Nos llano en llamas, p.40. llano en llamas, p.41-42. han dado la tierra," en El llano en llamas, p.41-42. 114 En "la Costa de las Comadres" la palabra se queda tragada, encerrada. Supe c6mo me echaba a mf l a culpa de haber matado a su hermano. Perc no hab1a side yo. Me acordaba quien hab{a sido, y yo se lo hubiera dicho, aunque pareci'a que el no me dejar1a lugar para platicarle como estaban las cosas ..... . Yo sacud{ la cabeza para decirle que no, que yo no ten 1a nada que ver. 13 Al ser dicha la palabra por los de abajo, las autoridades nose f1an de ella. Yo no voy a averiguar eso. Solo vengo a decirle lo que pas6, sin quitar ni poner nada. rOY borreguero y no se de otras cosas. 1 La palabra de los que estan en el poder, que carece de esencia queda as1" deconstruida por la palabra de los de abajo en el texto de Llano en llamas. Ahora vamos aver como ocurre esto. 13 "La Costa de las Comadres," en El llano en llamas, p.51. 14 "El hombre", en El llano en llamas, p.69. 115 Tierra deseada/perdida:El paisaje desarticulador: La palabra se rinde al paisaje. La tierra prometida se convierte en tierra maldita en su articulacion textual de "Nos han dado la tierra" porque en contraste con la tierra deseada, este llano inmenso es seco y yermo. t{tulo del cuento no es mas " que El un eslogan que el campesino debe repetir para liberar al gobierno de la obl igacion de cumpl i r con el Como los cronistas que justificar acuerdo revolucionario. . escri b{an las cron1cas para los gastos de ;' las expediciones ante las autoridades, estes buscadores de tierra deseada tienen que aceptar el llano seco e infertil y firmar los papeles oficiales. Y, el heche de haber incluido este fenomeno dentro del marco de este texto es lo que desarticula la posici6n oficial, el eslogan "Nos han dado la tierra". Este eslogan no encaja en la verdadera situacion, del mismo modo que "la verdad" queda fuera de articulaci6n alguna. -Pero, se~or delegado, la tierra esta deslavada, dura. No creemos que el arado se entierre en esa como cantera que es la tierra del Llano. Habr{a que hacer agujeros con e 1 azadon para sembrar 1a semilla y ni aun as{ es positive que nazca nada; ni maf'z ni nada nacera. 116 -Eso manifi,stenlo por escrito, y ahora vayanse. Es al latifundio al que tienen que atacar, no al gobierno que les da la tierra. -Asf nos han dado esta tierra 15 y es efectivamente el "Latifundio" el que resiste por articulacion de la otra voz. La i nmens i dad de 1 11 a no agobia totalmente a los personajes y, en cierto sentido, expone su desolacion. ,; La falta de sombra del arbol, el desengano del viento que les trae el olor de un pueblo habitado que en real idad esta todavi'a muy lejos, la aparicion de una nube grande y pesada que deja caer una gota de agua como si les escupiera ala cara .... , todo les hace preguntarse 'tquien diablos har{a este llano tan grande?" 16 mientras salen a asomar la cabeza unas cuantas 1agart i j as de vez en cuando. En fin, cuando llegan al final de su viaje largo, el sentido de alivio que sienten tambian se asocia con el paisaje cambiado. Totalmente llenos de polvo, ven las casuarinas verdes encima del r{o y ellos se sienten "muy a gusto envueltos en aque 11 a cosa que bri nca sobre nosotros y sabe a tierra" Pero este alivio no vence su gran sentimiento de 15 "Nos han dado la tierra" en El llano en llamas, p.42. 16 "Nos han dado la tierra," en El llano en llamas, p.40. 117 desengaf{o y perd ida: "La tierra que nos han dado esta alla arriba" 17 En fin, la naturaleza mexicana se convierte en un paisaje que, conscientemente, como un interlocutor, derrumba todo el mito de un nuevo futuro alegre al mismo tiempo que se revela a s1 mismo como una mera entidad caprichosa. En "El d1a del derrumbe", de forma semejante, el discurso del gobernador, con toda la retorica (como los conquistadores europeos) y "el gran sentido de visi6n'', articul6 para los habitantes de aquel pueblo su desgracia y mala suerte tras el terremoto. La situacion se ofrec1a como una buena ocasi6n para expresar su "simpat{a" En este caso d i go cuando 1a natura 1eza nos ha castigado, nuestra presencia receptiva en el centro del epicentro telurico que ha devastado hogares que pod{an haber sido los nuestros, que son los nuestros .... Tuzcacuenses, vuelvo a insistir: me duele vuestra desgracia, pues a pesar de lo que decfa Bernal, el gran Bernal Dfaz del Castillo: "Los hombres que murieron hab1an sido contratados para la muerte", yo, en los 17 Nos han dado la tierra", en El llano en llamas, p.21. 118 consideranos de mi concepto ontologico y humano digo: !me duele! con el dolor que produce ver derruido el a'rbol en su primera inflorescenllia. Os ayudaremos con nuestro poder ..... . Este discurso, sin embargo, se queda problematizado por el resto del texto, especialmente donde el derrumbe . . . . Hasta vi cuando se derrumbaron 1as casas como si estuvieran hechas de melcocha, nomas se retorc1an as{, haciendo nuecas y se ven{an las paredes enteras contra el suelo. Y la gente salia de los escombros toda aterrori zada .......... Entonces fue all 1 ni mas ni menos donde me agarro el temb 1or ese que 1es d i go y cuando 1a tierra se pandeaba todita como si por dentro la estuvieran rebullendo. Bueno, unos pocos d1as despues; porque me " estabamos , acuerdo que to~av1a ~puntalando paredes, llego el gobernador. Y al fin las palabras de confianza en cuanto ala llegada del gobernador. Todos ustedes saben que nomas " con que se presente el gobernador, con tal de que la gente lo mire, toda se queda arreglado ... En viniendo el, todo se 18 "El d{a del derrume," en El llano en llamas, p.156. 19 "El d{a del derrumbe," en El llano en llamas, p.151-152. 119 arregl a, y 1a gente, aunque se 1e hay a ca{do la casa encima, queda muy contenta con haberlo conocido. ?0 no es asf, Me 1 i t6n? 20 ~Sera que el rubio a quien ven los mexicanos aztecas es el Quetzaltcoalt, la serpiente emplumada? Ellos le dan la bienvenida y Hernan Cortes, el gran se~or europeo, entra en e l Nuevo Mundo. Corte's (im)pone la palabra "' sobre este mundo y el mundo desaparece: solo queda la palabra. rJ El terremoto causa grandes danos y el gobierno viene a visitar a la gente del pueblo como un salvador. p romete ayuda y l a cump 1e Mientras tanto, El les p ronunc ian do un d i scu rso. la gente, analfabeta toda, incurre en gastos desmedidos en un almuerzo oficial que termina en una borrachera colectiva. El texto se vuelve campo de guerra entre "la palabra" y "la realidad"; se confrontan, se buscan, confluyen y se pierden y, al final solo queda el Texto. El anhelo de un futuro alegre y pac1fico, de un nuevo mundo, tiene como base un presente violento. Pues 20 "El d{a del derrumbe," en El llano en llamas, p.152. 120 si en "Nos han manifiesta en el dado la tierra" tal violencia se confrontamiento de la palabra y la tierra, en "El llano en llamas" se manifiesta con la proyeccion de la palabra hacia un futuro del que el presente se burla. "Esta revoluci6'n la vamos a hacer con el dinero de los rices. Ellos pagaran las armas y los gastos que cueste esta revoluci6'n que estamos haciendo. Y aunque no tengamos per ahorita ninguna bandera per que pelear, debemos apurarnos a amontonar dinero, para que cuando vengan 1as tropas de 1 gobi erne vean que somes pede roses" . 21 Los conquistadores expu 1sados vi n i eron a l Nuevo Mundo para desembarazarse de sus vicios prohibidos per las leyes cristianas. Corteses. Los Amadises se hab1an convertido en La distancia entre la ret6rica revolucionaria y la situacion geohistorica de la revoluci6n se asemeja significativamente a la experiencia historica de las cr6nicas. De all{ nos encaminamos hacia San Pedro. Le prendimos fuego .... As1 que se ve1a muy bonito ver caminar el fuego en los potreros; ver heche una pura brasa casi todo el Llano en la quemaz6n aquella, con el humo ondulado per arriba; aquel humo 21 El llano en llamas," en El llano en llamas, p.101. 121 oloroso a carrizo y a miel, porque la lumbre hab{~ llegado tambien a los canaveral es. 2 Mientras los conquistadores y los revolucionarios hac{an lo que se les antojaba para reconstruir el Nuevo/Otro Mundo / segun sus ~i deo 1og {as? ) caprichos, se iban suprimiendo los gritos de los hombres. ~ / Y los hombres de Olachea sal1an para alla forzando la marcha, pero cuando llegaban, , comenza9a a arder To1~limispa, muy aca, muy atras de ellos. La violencia de la actual idad aplaza eternamente el futuro alegre . . ... pasabamos el tiempo mirando hacia el Llano, hacia aquella tierra de all~ abajo don de hab 1amos nac i do y vi vi do y donde ahora nos estaban aguardando para matarnos. A veces h~sta nos asustaba la sombra de las nubes. 22 El llano en llamas," en El llano en llamas, p.101. 23 " E1 11 a no en 11 amas, " en E1 11 ano en 11 amas, p. 103. 24 El llano en llamas", en El llano en llamas. p.108. 122 Lo mismo ocurre en "La neche que lo dejaron solo". El lugar ideal abajo". 25 que busca Feliciano Ruelas esta / "all ~ / a ~ Perc, donde estaba el, hac1a fr1o y este fr1o se le meti'a por debajo del gaban: "como si me levantaran la camisa he 1 ad as" . 26 y me manosearan A pesar de esto, el pellejo con no puede sa 1 i r manes de a que 1 "aqu{" porque el sue~o le nubla el pensamiento. Asf,"se dejo resbalar en el sue~o, sobre el cochal sintiendo como se le iba entumeciendo el cuerpo." 27 / Al despertarse,se acuerda de lo que ten1a que hacer, deb1a haber cruzado la sierra de neche para evitar que le cogieran preso. Entonces ya es de ~ d1a y tiene abandonar las armas que lleva y echarse a correr. I que Sin embargo, despues de un rate se detiene al ver que los t{os para colgarlos. Al soldados hab1an cogido a sus des final, vuelve a correr, perc esta vez, en otra direccibn. •/ Cuando / llego al rel i z del arroyo, enderezo 1 a cabeza y se echo a correr, haciendose paso entre los pajonales. No 25 "La neche que lo dejaron solo," en El llano en llamas. p.130. 26 "La neche que lo dejaron solo," en El llano en llamas, p.130. 27 "La neche que lo dejaron solo," en El llano en llamas, p.130. 123 mi ro para atras ni pare en su carrera hasta que sintio qu1 el arroyo se disolv{a en la llanura. 8 Este disolverse del arroyo es analogo a la situacion del hombre que huye .... :el r1o y el hombre se identifican en la escapada. "Paso del norte" es otra historia de tierra deseada; esta vez la tierra deseada. QSta en los Estados Unidos. "Me voy lejos, padre por eso vengo a darle el aviso" 29 Este mexicano, evidentemente muy joven, quiere emigrar al norte para ganar dinero y volver rico, como algunos paisanos suyos. E1 cuento empieza con los ruegos de este muchacho a su padre para que le cuide su familia. Lo curiosa es que, a partir de este momenta, el texto adopta un tono muy genera 1 , vago y de escasos detal1es. De los ranchos bajaba la gente a los pueblos; la gente de los pueblos se iba a 26 " La noche que 1o deja ron so 1o, " en E1 11 ano en 11 amas, p. 133. 29 "Paso del norte," en El llano en llamas, p.134. 124 1as c i udades. En 1as c i udades 1a gen~e se perd{a, se disolv1a entre la gente. La salida de la gente de los pueblecitos para ir a las grandes ciudades se parece a la de un riachuelo de entre las piedras de las montaXas que, luego, se pierde en el mar. El agente que se encarga de mandar a esta gente al norte tampoco adquiere otra esencia que la de unas mentirosas promesas. "No sa be on de me dar, an trabaJ· o? "s 11/ vete, a Ciudad Juarez. Yo te paso dose i entos pesos. Busca a un fu 1ano de tal y dile que yo te mando. Nomas no se lo digas a nadie. " 31 Entonces el texto se hace mas espec{fico. Nuestro protagon i sta 1e trae dose i entos pesos y e 1 agente 1e , ~ escribe una carta a un tal Fernandez, que le ayudara a cruzar la frontera. "Alla te presentas con Fernandez. ?No lo conoces? Bueno, preguntas por el. Y si no quieres cosechar manzanas, te pones a pegar durmientes. Eso deja mas y es mas 30 "Paso del norte," en El llano en llamas, p.137. 31 "Paso del norte," en El llano en llamas, p.137. 125 / / durable. Volveras con muchos do1ares. pierdas 1a tarjeta." 32 No Al final, lo que pasa es que nuestro protagonista , tiene que volver a su pueb 1o porque a 1os demas 1os fusilan las fuerzas de seguridad norteamericanas. El ~ escapa y puede regresar, pero hab1a huido "la Transite", su mujer, abandonando a sus hijos. Tierra perdida/deseada:paisaje articulador: La tierra, signo burlador, con su esencia geof(sica y forma paisajista recuerda el barroquismo de su propio ser y as { const i tuye un 1enguaje. "Luv ina" es un texto de este tipo. Todo el texto es paisaje y 1enguaje. De los cerros altos del sur, el de Luvina es el mas alto y el mas pedregoso. Esta plagado de esa piedra gris con la que hacen la cal, pero en Luvina no hacen cal con ella ni le sacan ningU'n provecho. 33 Por un lado la tierra aparece como una naturaleza hostil ante unos hombres tristes e incapaces de sa1ir de 32 Paso del norte", e~ El llano en llamas, p.138. 33 " Luv ina, " en El 11 ano en 11 amas, p. 119. 126 all{, por otro es pura reconstruccion del otro mundo ya que all{ s6lo viven los puros viejos, las mujeres y los que todav1a no han nacido. Las distancias f1sicas y la sequ{a de este pueblo representan tambi~n la distancia entre la gente del pueblo y la ~utoridad: el lenguaje aqu{ no es ret6rico, sino breve y precise. De hecho, son tales brevedad y sene i 11 ez 1 as que contr i buyen a reve 1 ar 1 a i narmon 1a entre la gente del pueblo y las autoridades. "-- lDices que el gobierno nos ayudarcL profesor? / / Un d1a trate de convencerlos de que se fueran a otro lugar, donde la tierra fuera buena "!V,monos de aqu{! -les dije, No fa 1tara modo de acomodarnos en alguna parte. El gobierno nos ".. . . . . . . r"u no conoces a 1 ayu d ara, gobierno? "Les dije que sf." "-Tambien nosotros lo conocemos. Da esa casualidad .... y tiene raz6n,6sabe usted? El senor ese s6lo se acuerda de ellos cuando alguno de sus muchachos ha hecho alguna fechor1a aca abajo. Entonces manda por el hasta Luvina y se lo matan. De ah { en mas no sa ben si existe ......... . .... Si nosotros nos vamos,iquien se llevara a nuestros muertos? Ellos viven aqu1 y no podemos dejarlos solos. "Y all~ siguen. Usted los vera ahora que vaya. Mascando bagazos de mezquite ,Peco y tragandose su propia saliva para enganar el hambre. Los mirara pasar como sombras, repegados al muro de las casas, casi 127 arrastrados par el viento.) ( " ...... Dura lo que debe de durar. Es el mandata de Dios - me contestaron-) -. Malo cuando deja de hacer aire. Cuando eso sucede, el sol se arrima mucho a Luvina y nos chupa la sangre y la poca agua que tenemos en el pellejo. El aire hace que e~ sol se este' alla arriba. Asi es mejor. 4 "La Cuesta de 1as Comadres" es un cuento de 1 retorno a 1 comi enzo de una hi star i a de despob 1ami en to de un pueblo. Pero ahara la Cuesta es un pueblo abandonado. El 1ugar no era feo; pero 1a tierra se hac{a pegajosa desde que comenzaba a llover, y luego hab{a un desparremadero de piedras duras y filosas como troncones que parec{an crecer con el tiempo. Este paisaje es analogo a la situacion de la gente que habitaba aquel pueblo: "Y con todo fue acabando. " 36 resonancia de la del 34 "Luvina," La soledad y del eso ... la gente se pueblo es una narrador. en El llano en llamas, p.127-128. 35 "La Cuesta de las Comadres", en El llano en llamas, p.46. 36 "La Cuesta de las Comadres," en El llano en llamas, p.46 128 La cosa es que todav{a desyu~s de que murieron los Torricos nadie volvio mas por aqu{. Yo estuve esperando perc nadie regreso. Primero les cuid~ sus casas, remende los techos y les puse ramas a los agujeros de sus paredes; perc viendo ftue tardaban en regresar las deje por la paz. Los cuervos volando baj(simo en este pueblo revelan su desolacion y abandono. Asf, el paisaje articula aquello en 1o que cons i ste su mundo. Antes de su cond i c i 6n actual, todo le iba bien, pues se llevaba bien con los hermanos Toricos que lo usaban para sus aventuras. Y un d{a, cuando los hermanos quieren que les acompane para traer unos tercios de azucar, el tiene miedo. Primero, porque estaba cayendo una tormenta de esas en que e 1 agua parece escarbarle a uno por debajo de los pies. Despues, porque no sab1 a adonde i ba. 38 Y todo lo que ocurre desde entonces distorsionado con las palabras de los Torricos. queda "La verdad" que el narrador vio queda tragada en el si lencio. 37 " La Cuesta de 1 as Comadres," en El 11 ano en 11 amas, 46-4 7. 38 "La Cuesta de las Comadres," en El llano en llamas, p.48-49. 129 De esta forma, en continuacion de lo de arriba, los hermanos le dijeron que llegarl'an a donde iban en un cuarto de hera, perc cuando llegan allf ya era neche avanzada. , azucar Entonces empezaron a sacar los tercios de arriero all{ y el ven1a. " 39 El , , ver qui en , narrador penso que sera porque estaba esperando a los Torricos. esta muerto. , "no se pare a Perc pronto se entera de que Al decir esto a los hermanos, estes se niegan a hacerle case. ; -No, nada mas ha de estar dormido me dijeron ellos- Lo dejamos aquf cuidando, perc se ha de haber cansado de esperar y se durmio. Yo fui y le d{ una patada en las cost i 11 as para que despertara; perc e 1 hombre sigui6 igual de tirante. Esta bien muerto - les volv{ a decir -No, no te creas, no mas esta tantito atarantado porque Odilon le die con un leno en 1 a cabeza, perc despues se 1evantara. Ya veras que en cuanto salga el sol y siente el calorcito, se levantara muy aprisa y se ira en seguida para su casa. Agarrate ese tercio de , all1"' y vamonos! - fue todo lo que me 40 di jeron. 39 "La Cuesta de las Comadres," en El llano en llamas. p.49. ~"La Cuesta de las Comadres," en El llano en llamas, p.49. 130 La palabra continua siendo privilegio de los Torricos. Mas tarde Remigio Torrico le echa la culpa de haber matado a su hermano. El narrador quiere explicarle que . no fue el s1no otra persona: ~ , I Supe como me echaba a m1 1a cu 1pa de haber matado a su hermano. Pero no hab1a " sido yo, y yo se lo hubiera dicho, aunque parec1a que el no me dejar1a luga~ para platicarle como estaban las cosas. 4 Pero s61o despues de dar muerte a Remigio Torrico, puede ~1 decir lo que quiere: muerto cuando le "Ya debi'a haber estado dije ...... Eso le dije al difunto Remi gi o. " 42 En "Es que somos muy pobres" se expone el sentido de desamparo del hombre ante el poder1o " de la naturaleza americana. La violencia de la inundacion no se describe, sino que se evoca con unas palabras que ponen enfasis en su naturaleza impersonal, indiferente e incontrolable. / .. comenzo a llover como nunca ... Y el / aguacero 11 ego de repente, en grandes 41 La 42 "La Cuesta de las Comadres," en El llano en llamas, p.51. Cuesta de las Comardres," en El llano en llamas, p.53-54. 131 olas de agua sin darnos tiempo ni siquiera a esconder aun~ue fuera un manojo: ... como el agua fr1a que ca{a del c i e 1 o quemaba aque 1 1 a cebada amari 1 1 a. 43 y cuanto mas crece el r{o, tanto mayor es la desolacion o el sentido de perdida de la familia pobre. I' , El r1o comenzo a crecer hace tres neches ... se , , notaba en. que ,e 1 ru , i do de 1 r1 o era mas fuerte y se 01 a mas cerca. , / Se o 1 1a, como se hue 1 e una quemazon e 1 olor a podrido del agua revuelta. 44 , , , El r1o se hab1a 1 levado la vaca de Tacha, hab1a ? . entrado en la casa de la Tambora, se hab1a llevado el tamarindo del solar de la t{a Jacinta.~.Y ahora ahogaba 1as voces de a 1 gunos hab 1 antes con e 1 estruendo de su corriente. Describe la fuerza de esta corriente como "agua negra y dura como tierra corredi za". 45 El , r10 I inundante parece estar trazando las l1neas del destine de una familia cuyas dos primeras hijas ya eran "pirujas". , El padre de Tacha 1e hab1 a comprado 1a vaca para que creciera como una buena chica y se casara con alguien; 43 " Es que somos muy pobres," en El 11 ano en 11 amas, p. 55. 44 "Es · 45 "Es que somos muy pobres," en El llano en llamas, p.55. que somos muy pobres, L "..<~1 ano en 1 lamas, p. 57. 132 pero ahora el padre puede prever la mala fortuna de su hija. / ... Le llenara los ojos a cualquiera dondequiere que la vean. Y acab~rl rna~; como que estoy viendo que acabara mal. Y Tacha llora al enterarse de su mala suerte. El narrador siente que el rfo se ha metido dentro de ella. Esta aqu{, a mi lado, con su vestido color de rosa, mirando el r1o desde la barranca y sin dejar de llorar. Por su cara corren chorretones de agua suci a como si ~1 r{o se hubiera metido dentro de e 1 1 a. 4 Al final se aprecia la yuxtaposicion de la violencia del r1o " con la del cuerpo de la Tacha. De su boca sale un ruido sernejante al que se arrastra por las orillas del r1o, que la hace temblar y sacudirse todita, y, mientras, la creciente sigue subiendo. El sabor a podrido que viene de alla salpica la cara mojada de Tacha y los dos pechitos de ella se mueven de arriba abajo, sin parar, como si de repente 46" Es que somos muy po b res, " en E1 1 1 ano en 1 lamas. p.59. 47 "Es que somos muy po b res, " en E1 11 ano en 1 lamas, p.59. 133 comenzaran a hichftrse para empezar a trabajar par su perdicion. La perdida de las orillas del r{o antes mencionado puede leerse, en fin, como una anticipacibn de lo que sera de 1a Tacha. A la hora en que me fui a asomar, el r{o ya hab1a perdido sus orilla. Iba subiendo poco a poco par la calle real y estaba metiendose a toda prisa en la caf!a de esta mujer que le dicen La Tambora. 9 Para ver como funciona el paisaje en el . prox1mo ~ cuento, "El hombre", hay que fijarse en dos puntas. Uno, el momenta en que el hombre empieza a acercarse a la casa en que va a matar a los inquilinos, cuando sube buscando siempre el horizonte; y dos, despues de llegar a la casa, cuando la tierra se hab1a ca{do para el otro lado, y despu~s de matarlos, cuando el baja siempre, buscando el ~ ~ / r1o y, cuando llega al r1o se queda all1 48 " Es que somas muy pobres," en El 11 ana en 11 amas, p. 59. 49 "Es que somas muy pobres," en El llano en llamas, p.56. 134 espe ran do .... dej an do sus hue 11 as, "pues e 1 ca 1or de su cuerpo" abr{a "un pozo en 1a tierra humeda. " 50 En la subida y 1a bajada hasta el r1o "" el hombre hab{a dejado las huellas de sus pies, huellas que traducen su an gust i a y congoja por poder 11 egar a un "all{". No era f~cil el camino: La vereda subfa, entre yerbas, llena de espinas y de malasmujeres. Parec1a un camino de hormigas de tan angosto. Sub1a sin rodeos hacia el cielo. Se perd1a allay 1uego volv{a a .apar~cer mas lejos, bajo un cie1o mas 1eJ a no. . Iba perdiendo el an1mo y el camino se le iba hacienda ~ interminable. Mientras avanzaba ten1a que cortar las ramas hierbas y las indiferente y del camino. E1 paisaje tranquilo. El cielo estaba tranqui 1o a1la arriba, quieto, trasluciendo sus nubes entre la silueta de los palos guajes, sin hojas. No era tiempo de hojas. Era ese tiempo ~"El hombre," en El llano en llamas, p. 63. 51 "El hombre," en El llano en llamas, p.60. era 135 ,.J seco y rono~o de espinas y de espigas secas y silvestres. A1 final consigue llegar a la casa y entrar en ella porque la puerta esta abierta. Pero la oscuridad de la neche hace que tenga que matar a todos los que estaban all{ dormidos porque no les pod{a ver las caras. ,; ,/ Entonces baja hacia el r1o. Pero el r1o "da vueltas sabre ,. Sl mismo. Va y viene comno una No h ace enroscada sabre la tierra verde. serpent ina ru1'd o ·.... u53 No lo oye, sO'lo lo ve retorcerse bajo las sombras. ~Sera verdad que el r(o no hac(a ruido o es que no lo o{a el hombre? angustia. El "si lencio" del r{o traduce el peso de la Y el hombre teme que este peso se le vea en la cara: "Este peso se ha de ver por cualquier ojo que me mire; se ha de ver como s i fuera una hi nchazon rara". 54 Fina1mente, este peso 1e ,/ 1 1evara a 1a muerte. No consigue llegar a la otra orilla, al para{so sonado e inalcanzable. 52 "El hombre," en El llano en llamas, p.61. 53 "El hombre," en El llano en llamas, p.61. 54 El hombre, en El llano en llamas, p.63. 136 El r1o se hace s{mbolo, eco de la situaci6n humana,pues como el r{o y por el r{o, el hombre perseguido tendra que volver al mismo lugar, andando sin recorrer en ese "dar vueltas sobre sf mismo". El fatalismo del acontecer esta dicho en el primer parrafo: es el hombre el que busca el r1o; perc es la Naturaleza, los sabinos, los que lo conducen fatalmente a el. Las teleranas de la hiedra estan impl icando los remordimientos y efectos del crimen que el r{o indiferente no deshace, como no colabora en la huida. Las notas de color se incorporan con los sabinos, y son funcionales y no puramente descriptivas, y las aves, el movimiento que siempre esta presente en los paisajes de Juan Rulfo, estan tambi~n en funcion simb6lica del acontecer del hombre: el ir y volver sin sentido en la huida, el ir tras un sol, una ~ida que ya esta condenada a apagarse. El peso con el que carga no se lo puede llevar a.l / r1o. Al final del cuento el borreguero nos expone que el hombre andaba por las orillas, vacilando; clare es que el peso no se 1e hab 1a baj ado: "No va 1 1a 1a pen a de echarme ese tercio tan pesado en mi espalda. mas que 1os vivos; Los muertos pesan 1o ap 1as tan a uno" . 56 Prec i samente este sentido del peso que le aplasta a uno puede leerse 55 Luis Ortega Galindo, Expresi6n y sentido en Juan Rulfo (Madrid: Jose Porrua Juranzas, 1984), p.57. 56 "El hombre," en El llano en llamas. p.64 137 simbolicamente en la imagen del rfo que da vueltas sabre s{ mismo y en cuyo seno se halla muerto. San Gabriel, en "En la madrugada", se convierte en una escena de crimen cometido por los dos personajes: don Justina, que viola a la ni~a Margarita (la sobrina de / / Esteben) , y Esteben, que mat a a don Just i no. Estos cr1menes ocurren entre la subida de tel6n del nublado del , , amanecer y la ca1da de telon del nublado de la noche. La historia comienza con la evocaci6n parad{siaca de San Gabriel. La primera escena evoca un pueblo que esta por despertarse, como sus habi tantes, deshaci e'ndose de 1a / nebulosas sabanas que lo cubren, perezosamente y como bostezando. San Gabriel sale de la niebla humedo de roc{o. Las nubes de la noche durmieron sabre el pueblo buscando el calor de la gente. Ahara esta por salir el sol y la niebla se lev~nta despacio, enrollando su sabana, de}ando hebras blancas encima de los tejados. Un vapor gris, apenas visible, sube de los arboles y de la tierra mojada atra{do por las nubes; pero se desvanece en seguida. Y detras de ~1 aparece e 1 humo negro de 1 as coc i nas, oloroso a encino quemado, cubriendo el cielo de cenizas. ;' Alla lejos los ceros estan todav 1"a en sombras .... / Una golondrina cruzo las calles y luego sono el primer toque de alba. 138 Las 1uces se apagaron. Entonces una mancha como de tierra envolvio al ~ pueblo, que siguio roncando un poco ~as, adormecido en el calor del amanecer. ~ / Y mi entras San Gabri e 1 madruga y Esteban entra alll contando 1as vacas que ~ hab1an pastado, las U'ltimas reminiscencias de la noche se rinden a la intensidad solar. Las estrellas se van haciendo blancas. Las Oltimas chispas se apagan y brota el sol, entero, poniendo ~otas de vidrio en la punta de la hierba. Pero pronto, la narrativa vuelve hacia el recuerdo de Esteb~n de ahi que todo estq apare~ entre comillas. Y lo rna's importante es que el "no me acuerdo" constituye una frase regular y constante a lo largo de todo el texto. Expu 1sados de 1 conquistadores, los / .. , 1os h eroes ep1cos, / . para1so caudillos revolucionarios los y romanticos frecuentemente sol{an recordar y recrear el 57 "En la madrugada," en El llano en llamas, p.70. 58 "En la madrugada" ,en El llano en llamas, p. 71. 139 pasado. Pues bien, en esta historia, la constante, negacion del recuerdo del hecho mas crucial, constituye una cr{tica del sujeto cartesiano: To take,with Descartes, the thinking self as the basis of everything, and thus to face the universe alone, is to adopt an attitude that Hege 1 was right to ca 11 heroic. To take with Cervantes, the world as ambiguity to be obliged to face not a single absolute truth but a welter of contradictory truths (truths embodies in imaginary selves called characters), to have as one's only certainty the wisdom of unc~rtainty, requires no less courage. y hacia tal incertidumbre se dirige este texto. Esteban ~ 1 y no recuer d a hb se encuentra a s1~. m1smo en 1a carce a er ~ matado a su patron. ~No cree usted que matar a un pr6jimo deja ... rastros? Los debe de dejar, y mas tratandose de un superior de uno. Pero des de e 1 momento que me t i en en aqu { en 1 a c~rcel por algo ha de ser,~no cree usted? Aunque, mire, yo bien me acuerdo de hasta el momento que/le pegue al becerro y de cuando el patron se me vino encima, hasta 59 Milan Kundera, The Art of the Novel (London: faber and faber, 1988), p.6 140 / / / all1 va ~~Y bien de memoria; despues todo esta borroso. Efectivamente, esta borrosidad, nebulosidad del recuerdo puede leerse dentro del discurso del expulsado del para1so; antes, entre el ambiente id{l ico de San Gabriel, solo se ocupaba de desahijar, motilona. / d1a / que veras a lo que / ser1 a: "Ora te van a Llora si quieres; pero es el U'ltimo tu becerro. " 61 / Despues de ser expulsado, sin embargo, el texto se rinde totalmente al pasado sin que se resuelva el asunto de la muerte del / patron. lComo no i ba a acordarme de que hab{a matado a un jlombre? Y, ~in embargo, dicen que mate a don Justo. 6 La incertidumbre de su propio ser y la de su "otro mundo" se conjuga de una manera contraria a s; tuac; o'n mundo". de 1 heroe ep; co y su concepc; O'n la de de 1 la .. otro Ante e 1 terror de 1 a confus i 6'n de 1 mundo con e 1 60 "En 1a madrugada, " en E 1 11 ano en 11 amas, p. 7 3. 61 "En la madrugada," en El llano en llamas, p. 71. 62 "En la madrugada," en El llano en llamas, p. 73. 141 / que se enfrenta, que el es incapaz de leer, se esconde tras una mascara religiosa que le asegura una justicia idealizada. Y ahora ya ve usted, me tienen detenido en la carcel y que me van a juzgar la semana que entra porque crimine a don Justo. Yo no me acuerdo; pero bien pudo ser. Quiz~ los dos est~bamos ciegos y no nos dimas cuenta de que nos matabamos uno al otro. Bien pudo ser. La memoria, a .1' N esta edad m1a, es enganosa; por eso yo le doy gracias a Dios, porque si acaba con todas mis facultades, ya no pierdo mucho, ya que casi no me queda ninguna. Y en cuanto a mi alm~~ pues ah1 tambien a El se la encomiendo. La articulaci6n de este encomendamiento a un ser supremo en el momenta de p~rdida y confusi6n deconstruye la existencia del ser supremo, as1 como toda construccion ~pica del "otro mundo" As God slowly departed from the seat whence he had directed the universe and its order of values, distinguished good from evi 1, and endowed each thing with meaning, Don Quixote set forth from his house into a wor 1 d he cou 1 d no 1 anger recognize. In the absence of the Supreme Judge, the world suddenly appeared in its fearsome ambiguity, the single divine 63 "En la madrugadG:, en El llano en llamas, p. 75. la 142 Truth decomposed into myriad relative truths parceled out by men. 64 · El ~ltimo p'rrafo articula tal terrible ambiguedad; una verdad desintegrada en verdades relativas repartidas por los hombres; porque la Naturaleza sigue igual y los habitantes de San Gabriel se enlutan por la muerte del / patron, las luces se apagan y los cirios de la Iglesia se encienden. Si San Gabriel fue indiferente ante el sujeto perdido, Talpa se hace complice e integrante del sujeto; y encaja perfectamente en el motivo de la tierra deseada que, al ser descubierta, toma otras dimensiones: la tierra deseada ha sido interiorizada. / Pero ahora que esta muerto la cosa se ve de otro modo. Ahora Natalia llora por el, tal vez para que 61 vea, desde donde esta, todo el gran remordimiento que lleva encima de su alma ·······~Y Natalia se olvido de m{ desde entonces6 La historia se narra a traves del recuerdo de uno de los personajes. Por eso aparecen escenas del pasado y del 64Mi 1an Kundera, p. 6. 65 "Talpa" en El llano en llamas,, p.79. 143 presente. Las del pasado contrastan con las del presente en vi rtud del amante Antes, arrepentimiento. esperaban que muriera Tamilo, Natalia y su el marido de Natalia, porque de tal forma, podr1an unirse. Por eso / llevan a Tamilo a Talpa, pero, aun despues de su muerte, el sentido de culpabilidad persigue a los amantes. Yo se' ahora que Natalia est~ arrepentida de lo que pasO'. Y yo tambie'n lo estoy pero eso no nos salvara del remordJmiento n i nos dar a n i nguna paz ya nunca. 6 Expu 1sados def in it i vamente de 1 "para {so" , se 1amen tan nost~lgicamente de sus acciones. No podra tranquilizar;hos saber que Tanilo se hubiera muertO de todos modes , porque ya le tocaba, y que de nada hab1a servido ira Talpa, tan alla, tan lejos; pues casi es seguro de que se hubiera muerto i gua 1 a 11 0 aqu { . ... 67 a e inmediatamente despue's de esta escena de remordimiento .nost~lgico, de tierra perdida, sigue otra utopica de la tierra prometida. 66 "Talpa," en El llano en llamas, p. 78. 67 "Talpa," en El llano en llamas, p. 78. 144 "Estc{ ya mas cerca Talpa que Zenzontal" Esto le dec1amos. Pero entonces Talpa " e~tabft todav{a lejos; mas alla de muchos d1as. La lejan{a de Talpa traduce la angustia de Natalia y su amante, por una parte y por otra, traduce tambian la imposibilidad de reconciliacibn con sus acciones. / Lo que quen amos era que se muriera ..... Es algo que no podemos entender ahora; pero entonces ern lo que quer1amos. Me acuerdo muy bien. Las alteraciones entre el pasado perdido y el futuro deseado continuan, y se van haciendo cada vez mas largas e intensas. La intensidad se manifiesta a traves de la yuxtaposicion del sujeto con su espacio. Siempre suced(a que la tierra sobre la que dorm1amos estaba caliente. Y lacarne de Natali~, la esposa de mi hermano Ta in 1o se ca 1entabftJ en segu ida con e l calor de la tierra. Hasta entonces hab{amos venido los tres solos. Desde all~ comenzamos a juntarnos con gente que sal1a " de todas partes; que 68 "T a 1 pa, " en E 1 11 ano en 1 1 amas, p.78 69 "Talpa," en El llano en llamas, p. 78. 70 "Talpa," en El llano en llamas, p. 79. 145 ~ hab1a desembocado como nosotros en aquel camino ancho parecido a la corriente de un r1 o, que nos hac1 a andar a rastras, empujados por todos lades como si no~ llevaran amarrados con hebras de polvo. 7 ~ ~ Y as{ continua en otras partes tambien: cada alteracion se repite como un estribillo o una frase articuladora de un sentimiento de falta de reconciliacion entre lo que hicieron y sus consecuencias actuales. Lo llevamos a Talpa para que muriera y se mur~o. fiab{amos que no aguantar1a tanto cam1no. Yo se ahora que Natalia esta arrepentida Lo que quer{amos era que se muriera. 73 , Pero ahora que eftta muerto la cosa se ve de otro modo .... As{, ~ tirones, Talpa. fue como 71 "Talpa," en El llano en llamas, p.SO. 72uT a 1 pa, u en El llano en llamas, p. 77. 73 "Talpa," en El llano en llamas, p. 78. 74 "Talpa," en El llano en llamas, p. 79. 75"T a 1 pa, " en E 1 11 ano en 11 amas, p.82. llegamos a , 146 Pero nosotros 1o 11 evamos a 11 1 para ~~e se muriera, eso es lo que no se me o1vida. Es de eso de lo que quiz~ nos acordemos aqu ( mas segu i do: de aque 1 Tami 1o que nosotros enterramos ..... echamos tierra y piedras encima para que no lo fw:rran a desenterrar los anima1es del cerro Este estribillo muestra el sentimiento de culpabilidad y se concentra en e 1 centro de 1 cuento en 1a forma de 1 polvo que envuelve por todos lados a los tres personajes durante su viaje a Talpa. Porque la tierra se levantaba con e1 bullir de la gente ...... asf a todas horas estaba aquel polvo por encima y debajo de nosotros. Y arriba de esta tierra estaba el cielo vac1o, sin nubes, s6lo el po 1vo ..... Nunca hab{a sentido que fuera mas lenta y violenta la vida como caminar entre un amontonadero de gente, igual que si fueramos un hervidero de gusanos apelotonados bajo , el sol, retorciendonos entre la cerrazon del polvo que nos encerraba a todos en 1a mi sma vereda y nos J1evaba como acorr')lados. Los ojos segu1an la polvareda .... 76 "Talpa," en El llano en llamas, p.85. 77 "Talpa," en El llano en llamas, p.86. 78 "Talpa," en El llano en llamas, p.81. 147 El cielo estaba gris y triste pesaba como una y Esper an 1a neche mancha constante que les aplastaba. para refugiarse de los ojos de la gente y de su sentimiento de culpabilidad. / / Algun, d1a llegara la neche. En esc pensabamos. L1egara la neche y nos pondremos a descansar. Ahora se trata de cruzar el di'a, de atrevesarlo c9r'o sea para correr del calor y del sol; ~ Perc este "despues" nunca se va a despu~s de la muerte de Tanilo, modo", como ya hemos realizar. Porque "la cosa se ve de otro sen'alado y el sentimiento de desamparo es agobiante. El viaje ha side realizado perc, finalmente, "el parai'so" desaparece tan pronto como se cree que ha side alcanzado. Y yo comienzo a sentir como si no que estamos aqu 1" de paso, para descansar y que 1uego segu i remos cam i nan do. No se para donde; I' pero- tendremos que segui r, porque aqu 1 estamos muy cerca de 1 remordimiento y del recuerdo de Tanilo. 80 hubi~ramos llegado a ninguna parte, 79 "T a 1 pa, " en E 1 11 ano en 11 amas, p.81. 80 "Talpa," en El llano en llamas, p.85. 148 ••• 9' cr{tica del espacio en relaci~n con el objeto que representa y con el sujeto que integra, Talpa desmitifica el concepto de una tierra alegre del futuro. Al contrario, Macario, otro texto que constituye una cr{tica del espacio, construye un espacio circular de "ahora" sin ninguna proyecci6n hacia un "futuro," ni ningun movimiento ni mudanza para llegar a un "all{". Solamente se concibe un "aqu{", sin ninguna referencia diferencial (en el sentido de lartdiferrance~derridiana) ni otro eje sintagmatico ni paradigmatico. Es un "aqu{" constante, estancado y sin sa 1 ida. Si hemos de ver, / desde arriba, desde los ojos de una camara, donde vi ve Macario, el ambiente la imagen incluira una casa, la cocina, una alcantarilla muy cercana y una calle que lleva a una iglesia. Entramos en el cuarto donde vive. Observamos que todos estes e 1ementos son para Macari o como algo cerrado, que estan como aislados los unos de 1os otros, calle. y, sobre todo, oscuros .... todos menos 1a La 6nica salida para este muchacho esta en la cocina, con Felipa, cuya leche dulce le hace olvidarse de / todo lo demas, al menos por un rato. , As1 pues, es este un cuento muy significativo dentro del discurso actual: no ocurre nada ni se espera tampoco 149 que ocurra. cuento Todos los elementos de todas las escenas del representan I como protagonista, el asfixiado, claustrofobo, y encerrado, se rinde ante la opresi6n social y ambiental: la alcantari lla con sus ranitas ruidosas, su cuarto con las cucarachas y los grillos, la iglesia con el terror del infierno, ..... Todos estos elementos conjugan la opresi6n. De esta manera y dentro del discurso del "descubrimiento", la historia de Macario presenta la otra cara del motivo, no la del descubridor conquistador, el buscador del paraiso sino la del ser descubierto y sometido. Por eso no pasa nada. El cuento parece constituir un esfuerzo por levantar el telon "' de una escena que ha sido y sera"' lo mismo eternamente, la escena del oprimido. / E1 muchacho est a i nmerso en su triste monologo sin ninguna esperanza de que sea oido. ~Ha ocurrido alguna vez que el dominador haya entendido el lenguaje de los sometidos? Las palabras son inocentes y de ah{ que en ese cuento,solo en el, el protagonista sea un muchachito. .. Se puede arguir, sin embargo, que lade "Luvina" es una historia como lade "Macario," en el sentido en que no pasa nada. No hay un "all{" esperanzador sino que este se proyecta en e 1 recuerdo de la desagradable experiencia del narrador de un pasado. Y en eso radica 150 su diferencia con la construccion espacial de "Macario", pues "Macario" no se proyectaba ni en el pasado ni en el futuro; se trataba de un "aqu(" estancado. Luvina, sin embargo, constituye un "all{" en el pasado. Este es el rJ pun to mas frustrante y enganador, puesto que en este cuento (Luvina) notamos que ha habido una reversion del contorno de 1 "a 11 {": ! es un futuro que se proyecta hac i a el pasado! Esta observacion no resultar{a extrana si no fuera por el heche de que el narrador es mexicano. Si recordamos la m'scara mexicana de que hablo Paz veremos que lo rare es que un mexicano revele o hable de su experiencia desgraciada a los dem6:s. Paz hab{a dicho que el mexicano jamas revela ante otra gente su desgracia por temor de quedar viol aci6n. vulnerables a culaquier tipo de De ah{ deriva su preferencia por la cara enmascarada, y su cautela y recelo ante el mundo. Sin embargo, lo que ocurre aqu{ es exactamente lo contrario. El narrador habla francamente y sin ning~n tipo de cautela ante un grupo de gente. As1"' pues, y como anticipacibn a la construcci6n de Comala,~sera que el narrador esta muerto? Hay muchas sugerenci as en e 1 texto 151 , Observemos por ejemplo como que con f 1. rmar1I an es t o. concluye la narracion. San Juan Luv ina. Me sonaba a nombre de cielo aquel nombre. Pero aquello es el purgatorio. Un lugar moribundo donde se han muerto hasta los perros y ya no hay ni qui en le ladre al si lencio; pues en cuanto uno no acostumbra al vendaval que a 11 { sop 1a, no se oye sino e 1 s i 1enc i o que hay en todos los soledades. Y eso / ~ conm1go . aca b a con uno. M1reme a m1, acabo. Us ted que va para all comprendera pronto lo que le digo ...... 81 a Y afiade el autor que en fin el hombre dejb de hablar y se quedb dormido. El motive del viajero descubridor se manifiesta en el recuerdo de c6mo habi'a concebido a Luvina como un lugar parad{siaco y celestial y al llegar, vio que era distinto. La soledad de la gente que la habitaba y la sequ {a de aque 11 a tierra se comp 1ementaban. La evocac ion del paisaje de Luvina se asemeja mucho a la del infierno. La tierra empinada "blanca y brillante como si estuviera sociada 81 s1' empre .... u82 y un viento "Luvina," en El llano en llamas, p.128. 82 "Luvina," en El llano en llamas, p.119. pardo y negro 152 "prendie'ndose de las cosas como si las mordiera, "83 la falta de un cielo azul y de algo verde "para descansar los ojos" parecen ser realidades ambientales que evocan la situacion humana del pueblo. Y el narrador lo dice tambi,n: "por cualquier lado que se le mire, Luvina es un lugar muy triste. la tristeza. Yo dir{a que es el lugar donde anida Donde no se conoce la sonrisa, como si a toda la gente le hubieran entablado la cara." 84 El narrador de "Es que somos muy pobres," tambi6n es un muchach ito. activo. Tacha, Pero este es un narrador pas i vo y no El paisaje articula y anticipa el destine de la como ya hemos visto. Es un cuento donde el "ahora" y el "aqu{" destruye un "futuro" y un "all{". No encaja, por ello, en el marco del discurso presentado arriba. La diferencia mas notable es que mientras que "Macario" y "Luvina" son construcciones descriptivas, el espacio de "Es que somos muy pobres" es una construcci6n narrativa. 83 " Luv ina, " en E1 11 a no en 11 amas, p. 11 9 . 84 "Luvina," en El llano en llamas, p.121. 153 As{ entre la tierra deseada y la tierra perdida, Mexico se concibe como un paisaje palpitante, evasivo, efervescente y etereo .... y no como a 1go soli do, con stante y discernible. Pues de hecho, es en contra de la solidez a 1o que e 1 texto pa i saj i sta de 1 L1a no en 11 amas se dirige; una solidez se que / estab 1eC'IIl. por concentrat i vo de 1 s i gno renacent i sta de e1 poder simi 1 i tudes; similitudes construidas por analog{as euroc~ntricas; y analog{as nutridas por la construccion epica, b{blica, ut6pica, aracad{aca y pastoral de otro mundo mejor que este. El signo America/Nuevo Mundo pierde su esencia por una parte y, por otra, queda eternamente abandon ado y suspendido en un abismo, buscandose. Mexico y America se entre 1azan y se deshacen mutuamente y e 1 Nuevo Mundo cont i no a saborea, nuevo, desconoc i do, experimenta inocente,externo y solo. y y rJ extrano; sufre sigue y el que lo igualmente