Asia Central: ¿asia Musulmana?

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ISSN 1853-1873 [email protected] www.geic.com.ar Asia Central: ¿Asia Musulmana? Natasha Ibarra Asia Pacífico Ensayo 19 de octubre de 2010 RESUMEN El presente ensayo plantea un análisis de la región de Asia Central partiendo desde su definición más conocida: Asia Musulmana. A partir de allí, el objetivo es evaluar la validez de dicha definición y abordar la complejidad del Islam y el fundamentalismo en la región, destacando que no toda la comunidad islámica promueve la Guerra Santa (Yihad); que el fundamentalismo no es exclusivo del Islam; y que puntualmente en Asia Central la mayoría islámica moderada no rechaza los valores del mundo, sino que busca adoptarlos. El escrito se proveerá de argumentos conceptuales de la Teoría del Discurso en aras de analizar a la identidad como una construcción social y subjetiva, que requiere de la presencia de un discurso que otorgue significado y forme una cadena de equivalencias en base a una exclusión radical. En otras palabras, la institución de un Otro que de lugar a la identificación de un grupo de unidades que no son iguales pero tampoco muy diferentes como el Otro. Pues bien, la pregunta que surge es entonces qué tan homogéneo es el grupo de musulmanes en Asia Central (dado que se dice que Asia Central es el Asia Musulmana), y quién articula el discurso identitario. Palabras Clave: Religión, Islam, Asia Central, Identidad, Discurso, Potencias, Fundamentalismo. GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORÁNEOS 2 Asia Central: ¿Asia Musulmana? Natasha Ibarra1 Introducción El fin de la Guerra Fría generó el desmembramiento de la URSS y el surgimiento de nuevos Estados que, tras casi un siglo de dominación comunista, abrazaron el capitalismo occidental sin reparos en las consecuencias de su descontextualización. Por el contrario, se requería un proceso de adaptación que contemplara las particularidades y el bagaje de cada Estado. Otro cambio de la post Guerra Fría es el matiz de los conflictos: la caída de la barrera ideológica que dividía pero también unía a Estados diferentes entre sí, provocó el resurgimiento de conflictos hasta entonces latentes. El estudio de esta temática abarcó múltiples dimensiones. En la ex Yugoslavia, a principios de los ’90, la etnicidad y la religión se posicionaron en la agenda internacional. Pero estudiosos como Klare (2001) y Sohr (2001) consideran que las cuestiones étnicas no explican por sí solas el estallido de un conflicto, siendo necesario recurrir a factores como la disponibilidad de recursos naturales, para encontrar una explicación más acabada de éstos. Respecto a la religión, el 11-S revivió el debate sobre la posibilidad de un choque de civilizaciones, donde esta cuestión juega un rol determinante. Pero, ¿es la religión el motor de los actuales conflictos ligados al Terrorismo? Para Dominique Borne (Remy, 2009) el fenómeno religioso a veces es portador de violencia, pero no más que lo político, económico o social. Eric Lair (2003) considera que el atentado a las Torres Gemelas modificó los tradicionales enfoques de los conflictos. Antes, la guerra era definible e identificable (campo de batalla, enemigo, objetivos), pero luego del 11-S sus límites se difuminan, el enemigo es difícil de identificar y los objetivos son incomprensibles para Occidente. Los móviles del terrorismo islámico girarían en torno a dos misiones sagradas: la defensa de la comunidad musulmana (Umma) y la lucha contra la decadencia de los valores del mundo. En este contexto, el presente ensayo se propone evaluar la pertinencia de la definición de Asia Central como “Asia Musulmana” y abordar la complejidad del Islam y el fundamentalismo en la región, destacando que no toda la comunidad islámica promueve la Guerra Santa (Yihad); que el fundamentalismo no es 1 La autora es estudiante de la Lic. en Relaciones Internacionales (UES21). GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORÁNEOS 3 exclusivo del Islam; y que puntualmente en Asia Central la mayoría islámica moderada no rechaza los valores del mundo, sino que busca adoptarlos. Actualmente se reconoce que no necesariamente la identidad cultural y la nacional deben coincidir, y se defiende el Multiculturalismo. El objetivo es disminuir los conflictos intraestatales, que surgen cuando grupos poblacionales intentan imponer su identidad en el Estado y originan en casos extremos depuraciones étnicas y persecuciones religiosas como en la ex Yugoslavia. En muchas ocasiones se supone la existencia de la identidad en sí, objetiva y científicamente evaluable. Sin embargo, el presente artículo tomará elementos conceptuales provenientes de la Teoría del Discurso, la cual analiza a la Identidad como una construcción social subjetiva, que requiere la existencia de un discurso que otorgue significado y forme una cadena de equivalencias en base a una exclusión radical. Es decir, el establecimiento de un Otro permite crear un sentido de identidad en un grupo de unidades que no son iguales pero tampoco son tan diferentes como el Otro. Respecto de la religión, cabe preguntarse qué tan homogéneo es el grupo de musulmanes en Asia Central (porque se dice que Asia Central es el Asia Musulmana), y quién articula el discurso identitario. La variable religiosa en la configuración de la identidad Occidente creyó que, libres de la contención comunista que había limitado la extensión del Islam durante décadas, las sociedades de Asia Central caerían bajo la órbita del fundamentalismo (Zapater, 2003). Sin embargo, este escenario no se materializó, a pesar de que la región limita con el foco talibán (Afganistán y Pakistán). En este sentido, debe considerarse que la religión no logra que todos sus fieles tengan el mismo grado de compromiso, por lo que las personas adoptan comúnmente diferentes posturas respecto a ella. En general, los creyentes moderados componen la mayoría poblacional. Esto garantizaría que en un Estado puedan coexistir diferentes religiones, dado que la mayoría de la población no ve en los otros cultos una amenaza. Pero muchas veces la práctica demuestra lo contrario. Aunque los Estados proclamen libertad de culto, las minorías religiosas suelen ser discriminadas, lo cual implica un proceso discursivo. Discriminar significa diferenciar, haciendo referencia al proceso de construcción identitaria que se explicó anteriormente. Discriminando a las minorías religiosas, se construiría la identidad de la religión mayoritaria. El problema radica cuando la mayoría GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORÁNEOS 4 promueve la discriminación violenta; en este caso, quienes articulan el discurso y lo difunden no son los moderados sino los fundamentalistas. Tras el impulsó a la Guerra contra el Terrorismo, se generó en Occidente una ola de “islamofobia” y se instaló el discurso en torno a la noción de “Fundamentalismo Islámico”. Sin embargo, cuando los medios de comunicación mostraron los errores de EEUU en Irak y la comunidad internacional escogió el debate antes que la confrontación, la mayoría no sólo desistió de su posición antiislámica sino que incluso se acercó al Islam para comprenderlo. El fundamentalismo no es un fenómeno propio del Islam, sino que está presente en todas las religiones. A modo de ejemplos, en la India el mayor grupo religioso en términos numéricos es el Hindú, el cual se enfrenta al musulmán; en EEUU, la derecha religiosa es intensamente fundamentalista y hasta tuvo un candidato republicano a la presidencia (el clérigo Pat Robertson), mientras que en Israel hay judíos que niegan la autoridad del Estado, por haberse creado por judíos seculares y no por el Mesías. (Bell, 1994) El Islam Según Bell (1994) el Islam jamás ha sido del todo monolítico; y de hecho ninguna religión puede serlo, ya que al ser la identidad un elemento discursivo, se elimina la posibilidad de la existencia real y monolítica de la religión. Así como en el Cristianismo se distingue entre católicos y protestantes, en el Islamismo se diferencian chiítas de sunnitas. Pero hasta el siglo XVI los chiítas no cumplieron ningún papel importante en la vida política del Islam, por lo que no es posible hablar de polarización del mundo islámico ni de hostilidad milenaria (Roy, 2009: 1) En líneas generales, el chiísmo tiene centro en Irán. Éste cree que el gobierno político debe estar sometido al clerical y que la redención se alcanzará con la llegada de un imán oculto, un Mahdi (Mesías). El sunnismo, en cambio, abarca la mayoría de la población musulmana y se ubica, entre otros lugares, en Asia Central. Según Bell (1994) los sunnitas aceptan que la religión es la base de la política, pero el Estado tiene la última palabra. Según Séguier (2009) los chiítas representan el 10% de los musulmanes, y los sunnitas el 90%. En las constituciones de los Estados centroasiáticos no se hace referencia al Islam. Esto puede explicarse por la dominación soviética, que impuso el ateísmo durante varias décadas, y a pesar de que se ha buscado la reconciliación con el Islam, GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORÁNEOS 5 han preferido conservar el principio de laicidad (Pruvot 2009). El Islam Tradicional es autóctono de Asia Central, y ve a la religión como un pacto entre Dios y el hombre, guardando el camino de la moderación y de la tolerancia. Para ellos, no puede haber empleo de la fuerza contra una autoridad política que no persiga a los creyentes, por lo que el Islam radical es importado de otras regiones (Zapater 2003) y el Fundamentalismo Islámico no es un fenómeno masivo de Asia Central, sino que se desarrolló entre una minoría que elaboró su discurso sin basarse en el contexto local. Configuración de Asia Central Usualmente se define a Asia Central como una región asiática musulmana, compuesta por las cinco ex repúblicas soviéticas, cuyos nombres terminan en –stán. La simplicidad de esta definición oculta grandes incongruencias. Tomar al Islam como elemento distintivo impide ver las diferencias internas tanto de la religión como de la situación de cada Estado. Además, esta categorización elimina a los cuatro países asiáticos que concentran la mitad de la población islámica mundial: India, Bangladesh, Indonesia y Pakistán. En Asia, católicos, musulmanes, hinduistas, budistas, protestantes, sintoístas y taoístas, entre otros, conviven en Estados con una concentración demográfica inigualable. Séguier (2009) diferencia Medio Oriente (menor densidad poblacional, pero mayor homogeneidad religiosa) respecto de Asia (mayor densidad poblacional, pero menor homogeneidad religiosa). ¿Qué sucede en Asia Central, que se encuentra exactamente en el medio de estos dos polos islámicos? Desde la cuestión demográfica, la definición es errónea porque son otros los países asiáticos que comprenden la mayoría de la población. Desde la cuestión de la homogeneidad, la definición también es errónea ya que en Asia Central el 95% de la población es musulmana, pero si se analiza caso por caso, países como Kazajstán sólo tienen un 60% de población musulmana (y casi un 40% cristiano ortodoxo). Asimismo, los países de Medio Oriente tienen mayor homogeneidad (casi un 100% en Turquía e Irán) y geográficamente se encuentran en Asia. ¿Quién articula el discurso y crea la identidad? Según Marchart (2006), en su escrito “En el nombre del pueblo. La razón populista y el sujeto de lo político”, se requiere poder para hegemonizar un discurso y legitimarlo, evitando así la escisión de las partes del grupo. El nombrar –identificar- es GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORÁNEOS 6 parte del proceso de dominación. Quien tenga la capacidad de imponer su visión del mundo y establecer quiénes son sus seguidores / adversarios podrá asegurarse el apoyo de su grupo de semejantes, siempre y cuando desplace a los discursos alternativos. En este sentido, por nombre no debe entenderse una mera etiqueta puesta a alguna entidad que existe desde antes, sino que implica la existencia de algo que depende de ese proceso de nominación (Marchart, 2006). No debe hablarse de Asia Central (o Asia Musulmana) como algo que existe en sí, sino que es definido como una región compuesta por países tal vez semejantes entre sí pero que tienen dificultades para encontrar un Diferente (Otro, Exterior Constitutivo) y por eso esa nominación es controversial, y por ende, la existencia misma de un Asia Musulmana es discutible. Según Pruvôt (2009), si bien el número de musulmanes creyentes practicantes está en alza, aún se encuentra a un nivel global muy bajo comparado con los países árabe-musulmanes. Para ocupar el lugar vacío que dejaron los ortodoxos al retornar a Rusia, algunos movimientos protestantes evangélicos y pentecostales desembarcaron en Asia Central y, en ocasiones, su proselitismo genera roces con la población local. Según Zapater (2003) la diversidad religiosa es un hecho evidente desde tiempo inmemorial. Aunque desde el siglo XIV casi toda Asia Central es musulmana, el Islam fue adaptado al contexto cultural, étnico y geográfico, y fue objeto de interpretaciones poco ortodoxas. Por lo tanto, se le resta funcionalidad explicativa a la religión como variable identificadora. Por otro lado, cabe preguntarse qué sector de los creyentes articula el discurso que pretende crear identidad. La mayoría moderada reconocerá la importancia del Islam pero no atacará a las otras religiones (o al Exterior Constitutivo que elija, dado que muchas veces el discurso articulado por la minoría radical se dirige a Occidente y no sólo al Cristianismo). Este “ataque” no es más que la diferenciación radical del Exterior, y su violencia deriva de la necesidad de generar legitimidad y unir a la mayor cantidad de musulmanes posible. Si se analiza la situación de Asia Central, como dice Pruvôt (2009), muchos se definen como musulmanes y ateos simultáneamente, incongruencia derivada de la imposición del ateísmo por los soviéticos. Esta particularidad indica que las posibilidades de tolerancia religiosa son altas, ya que si se es ateo se defenderá un Estado laico (como efectivamente sugieren las constituciones centroasiáticas) y esto desembocará inevitablemente en la libertad de culto. A raíz de lo anterior, se descarta el hecho de que la mayoría moderada articule el discurso en base a la religión, y tampoco en base a la oposición a Occidente, ya que la misma, y GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORÁNEOS 7 los mismos Estados centroasiáticos, adoptan valores occidentales y modernos. Queda entonces como única opción el sector fundamentalista. En este sentido, debe distinguirse el fundamentalismo religioso, integrado por aquellos que toman de forma literal sus escrituras y niegan la posibilidad de la existencia de verdad en las creencias de otros, del fundamentalismo terrorista religioso, ya que este último, a diferencia del primero, adopta medios violentos de difusión religiosa. En este sentido, el caso de Asia Central es clave. El Hizb ut Tahrir (Partido de la Liberación Islámica) es un fundamentalismo pacífico. Según Fernández (2009), se formó en Jordania en los ‘50, difundiéndose progresivamente en todo el mundo musulmán. Tiene en la actualidad la pretensión de unir Asia Central bajo una forma político-religiosa conocida como Mawarali-al-nahr. Este movimiento se opone a las dictaduras de la región a través de una estrategia pacífica y socializadora. Pero a pesar de tener un proyecto importante a nivel político, no articula un discurso extremista y violento. Las potencias obviamente no permitirán el nacimiento de esa unidad político administrativa ya que de formarse y unirse con Irán, las consecuencias serían desastrosas para la comunidad internacional; llevaría al surgimiento de una potencia islámica con capacidad nuclear en el corazón de Asia, región estratégica para todos los actores de peso en el sistema internacional. Juberías (2009: 153), afirma que “Asia Central ha supuesto un balón de oxigeno para las maltrechas relaciones exteriores de un Irán aislado por las sanciones internacionales […]” al tiempo que reflexiona mencionando que “buscando el máximo provecho a su presencia militar, Washington intenta favorecer el papel de su gran aliado turco y contrarestar la influencia excesiva de Rusia y [la] potencial de Irán en Asia Central […].” Un caso de fundamentalismo terrorista es el Movimiento Talibán. Según Dube (2002), en los ‘90 el grupo islámico ultramilitante tomó el poder del 90% de Afganistán, estableciendo un régimen de terror marcado por una aguda violación a los Derechos Humanos y arrasando con el patrimonio de una nación devastada por feudos tribales y milicias islámicas. La situación del fundamentalismo islámico es diferente en cada Estado, pero en general puede verse un temor y una tendencia a la represión Estatal de los movimientos islámicos más ortodoxos. De acuerdo a Pruvôt (2009), el panorama de la práctica del Islam en los países de Asia Central es el siguiente: • Tayikistán es el más inestable, ya que comparte frontera con Afganistán y Pakistán, donde el Movimiento Talibán se gestó y mantiene su núcleo operativo. GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORÁNEOS 8 Además, con un 95% de población musulmana, las conversiones al cristianismo son cada vez más numerosas. Algunas ONGs presentes desde la guerra civil (1992-1997) se dedican a la evangelización de manera clandestina. • Uzbekistán es denunciado por EEUU por fabricar pruebas contra musulmanes a fin de condenarlos por terrorismo. • Turkmenistán cuenta con un increíble avance en la construcción de mezquitas, pasando de cuatro en la época soviética a cuatrocientas en la actualidad. Hasta 2004, sólo reconocía oficialmente a la Iglesia Ortodoxa Rusa y al Islam Sunnita. Luego de ese año, se avanzó en las conversaciones con representantes de otras religiones, pero el Estado sigue controlando estrictamente este sector. • Kirguistán muestra una práctica musulmana influenciada por el chamanismo y el sufismo. • Kazajstán cuenta con más de ocho millones de musulmanes y seis millones de ortodoxos, y hace frente al proselitismo de misiones protestantes y nuevos movimientos religiosos, por lo que la influencia del fundamentalismo islámico es menor que en el resto de los países de la región. De este modo, se observa que la población musulmana coexiste con otros cultos, como los ortodoxos, en un porcentaje que va desde 60% - 40% en Kazajstán al 95% - 5% en Tayikistán. Potencias que buscan influenciar: Identificación del Exterior Constitutivo Irán suele definir a EE.UU como Gran Satán y a Israel como Pequeño Satán. Esto indica que, en el discurso oficial del Estado radical islámico iraní, EE.UU es el exterior constitutivo del Islam. Sin embargo, ¿puede esta analogía aplicarse a Asia Central? Es interesante, para la identificación del exterior constitutivo, el análisis de los Estados que influyen en el tablero centroasiático. A partir de allí se puede evaluar si la construcción de la identidad religiosa islámica se basa en la demonización de un Estado, una civilización, una religión, o un proceso como la modernización. 1. Turquía Compite con las grandes potencias por ser líder regional. Según Bell (1994), logró persuadir a las repúblicas centroasiáticas a que adopten el alfabeto latino, en lugar del cirílico o el árabe. Este dato no es menor: demuestra la influencia turca en GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORÁNEOS 9 aspectos socio-culturales de Asia Central, y el interés de esta región por identificarse con Occidente, en desmedro de Rusia y la cultura árabe-musulmana. 2. Irán Según Bell (1994), esta nación chiita se convirtió en la cuna del fundamentalismo islámico contemporáneo tras la Revolución Islámica de 1979. Dicha revolución provocó según Roy (2009: 1) una politización extrema de las relaciones entre chiítas y sunnitas, fenómeno que no ocurría en el mundo musulmán desde la crisis de sucesión del Profeta. La creciente presencia occidental en Medio Oriente provocó un fuerte movimiento de retorno a los principios religiosos, tanto en el chiísmo como en el sunnismo. Mientras que del lado sunnita la movilización surgió de intelectuales laicos que habían realizado estudios modernos, del lado chiíta estuvo impulsada por el clero. En los ’80 surgió en Pakistán una guerra larvada entre ambas corrientes, cuando los extremistas sunnitas atacaron de manera indiscriminada a los chiítas. Las tensiones se extendieron a todo el mundo musulmán para culminar, tras la intervención estadounidense de 2003, con los conflictos en Irak, donde la lucha por el poder, pone en riesgo que la división entre chiítas y sunnitas lleve a redefinir las fronteras de Medio Oriente, como consecuencia de la desaparición de Irak en tanto Estado Árabe sunnita, situación que fortalecería al Irán persa chiíta. 3. China Parece ser la potencia más flexible, al no imponer una identidad a sus socios. Pero respecto a la religión su postura es diferente: se muestra dispuesta a financiar a los gobiernos en tanto controlen el Fundamentalismo Islámico, porque su expansión puede incrementar el conflicto en la región del Xinjiang. 4. Rusia Asia Central perteneció a la URSS, lo cual determinó y aún determina amplios aspectos de la vida en la región. Rusia no ha abandonado su identidad imperialista, pero sí ha cambiado de estrategia. Ya no se plantea como Potencia con mano de hierro, sino como polo de atracción cultural y religioso, revalorizando su fe ortodoxa y musulmana. Respecto del Islam, mantiene una política ambivalente pero acorde al objetivo de evitar el fortalecimiento del Fundamentalismo Islámico (por Chechenia). Por un lado, financia a gobiernos autoritarios para que repriman a grupos extremistas. Por el otro, se ha acercado a los Estados musulmanes, y desde 2005 es observador de la OCI (Organización de la Conferencia Islámica). Según Jégo (2009) la importancia de los musulmanes en el sur de la Federación ha incitado a algunos políticos a reflexionar GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORÁNEOS 10 sobre la idea de una Rusia euroasiática, ortodoxa y musulmana, fundada en el antiliberalismo y antioccidentalismo. 5. Unión Europea Aún no ha definido su rol en esta región. Apuesta a la cooperación para el desarrollo, la inversión en infraestructura y el establecimiento de lazos comerciales, pero su carácter humanista, según el cual no establece vínculos con países que violen los principios de Democracia y Derechos Humanos, le impide afianzarse completamente. En consecuencia, ha dividido la región en dos, relacionándose con Kazajstán, Uzbekistán y Kirguistán pero no con Tayikistán y Turkmenistán. 6. Estados Unidos Su objetivo en la región es el control de los hidrocarburos2 pero se justifica con la lucha contra el terrorismo. Su relación con el Islam ha mutado a lo largo de los años y según los Estados. Así, ha mantenido vínculos estrechos con Arabia saudí, aún cuando fue Bush y su feroz respuesta al 11-S lo que generó la lucha contra el Terrorismo a nivel global, y una brutal ola de islamofobia. En este contexto, la administración estadounidense tomó decisiones firmemente cuestionadas, tales como la ocupación de Irak, donde derrocó a un dictador pero generó la fragmentación del poder en innumerables sectores que difícilmente logren reunirse nuevamente como nación. Las acciones de Washington generaron pánico, y difundieron una visión antiislámica a través de sus películas y otros culturales consumidos globalmente. Esto no hizo más que empeorar la visión que los fundamentalistas islámicos tienen de la Globalización, y lo posicionó como el Gran Satán que condena al mundo a la perdición. Consideraciones finales Algunos autores, tales como Hillal Dessouki (1982), Huntington (1996), plantean el rechazo de los valores occidentales por parte de los musulmanes y la consiguiente exaltación de la Yihad. Pero la identidad es una construcción discursiva y debe ser lo suficientemente laxa como para obviar las diferencias entre un determinado número de unidades. Por lo tanto, no puede considerarse como algo 2 Respecto a la importancia de la región para el gobierno de Estados Unidos, Klare (2008: 180-181) afirma que: “[…] desde el principio estuvo claro que Washington estaba motivado en gran medida por el deseo de reducir el papel de Rusia en el transporte de petróleo y de gas, de excluir a Irán de la participación en la explotación de la energía del Caspio, y de fomentar la presencia estadounidense en la región. “Esto tiene que ver con la seguridad energética de Estados Unidos, que depende de la diversificación de nuestras fuentes de petróleo y gas – declaró el que entonces era secretario de Energía, Bill Richardson, […] También pretende evitar las incursiones estratégicas de aquellos que no comparten nuestros valores.” (New York Times, 8/11/1998)” GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORÁNEOS 11 objetivo sino subjetivo y contingente. Su articulación depende de la definición de un exterior constitutivo (un Otro en términos antropológicos) que permita difuminar las diferencias internas del grupo que se identifica. Pero el establecimiento de ese exterior constitutivo depende de quién articule el discurso. Se debe tener en cuenta que: • Quien articule el discurso debe tener poder de legitimación del mismo, en desmedro de otras alternativas. • No todas las unidades que componen un sistema son iguales y adhieren en igual medida al discurso que originó la identidad. • Por más movilizador que sea el discurso en su crítica al exterior constitutivo, debe tenerse siempre en mente que la eliminación de ese otro determina, en cierta forma, la eliminación de uno mismo, ya que la identidad deberá redefinirse. • Los medios de comunicación cumplen un importante rol en la difusión de los discursos. Pero quienes acceden a los medios de comunicación no necesariamente representan los intereses de la mayoría y el consumo ingenuo de la información puede generar problemas, especialmente si las potencias hacen eco de esto y, como ha sucedido, intervienen en un país para atacar un grupo minoritario radical cuando la mayoría es moderada. El análisis de este tema permite desestimar la definición de Asia Central como “Asia Musulmana”. Respecto al Islam, su heterogeneidad interna dificulta una identidad global religiosa. La Guerra contra el Terrorismo generó una fase de islamofobia, pero la opinión pública internacional comienza a restablecer su carácter moderador al reconocer los errores de EEUU y al interiorizarse en el Islam para comprender que los terroristas son una minoría cuantitativa pero con fuerte poder discursivo. Debe buscarse la promoción del respeto por la diversidad religiosa en Asia y Medio Oriente, la profundización del diálogo con los grupos islámicos moderados, y la prudencia a la hora de abordar la democratización de la región (dado que el derrocamiento de un dictador moderado puede generar una fragmentación del poder en señores de la guerra de tendencia islámica radical). Para abordar la cuestión de la concentración islámica en Asia debe analizarse la dimensión demográfica y la homogeneidad religiosa. 1 Según la dimensión demográfica, India, Bangladesh, Indonesia y Pakistán son los países de Asia que concentran la mitad de la población musulmana en el mundo, no las repúblicas de Asia Central. GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORÁNEOS 12 2 Según la homogeneidad religiosa, estos cuatro países mencionados no tienen mayoría musulmana, sino que el Islam convive con otros credos como el Hinduismo y el Budismo. En términos regionales el 95% de la población centroasiática es islámica, pero ese porcentaje varía notablemente cuando se analiza cada caso (Kazajstán tiene un 60% y Tayikistán un 95%), influidos principalmente por la cercanía a Rusia y la existencia de población cristiana ortodoxa. Además, muchos se identifican en Asia Central como musulmanes y ateos a la vez, debido al largo período de dominación soviética que impuso el ateísmo. En la actualidad los Estados centroasiáticos se definen constitucionalmente como laicos. Séguier (2009) menciona la existencia de polos musulmanes en el mundo, entre ellos Asia y Medio Oriente. Asia Central se encuentra exactamente en el medio de estos dos polos, ocupando una posición intermedia. Tiene menor concentración demográfica que Asia (Bangladesh, India, Indonesia y Pakistán) pero mayor homogeneidad religiosa (no plena, ya que el cristianismo ortodoxo también es una religión fuerte). A su vez, tiene mayor concentración demográfica pero menor homogeneidad religiosa que Medio Oriente. El establecimiento de los límites entre estas tres regiones es poco claro y discutible. La suma de estos aspectos analizados pone en duda la efectividad de la definición usualmente difundida de la región, y nos lleva a preguntarnos si realmente puede hablarse de una región o si los Estados que la conforman tienden a la fragmentación entre aquellos países que defienden la libertad de culto, el realismo político y la occidentalización, y aquellos que están más expuestos a la influencia de un fundamentalismo islámico importado desde la frontera de Afganistán y Pakistán. GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORÁNEOS 13 BIBLIOGRAFIA Bell, Daniel (1994), “El fundamentalismo Islámico. ¿Cuán grave es la amenaza?” Vuelta, Nº 213, Agosto de 1994, pp. 15-18. 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