País Tierra Perdida País Tierra Perdida

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Nadine ouvre les yeux et tout son monde a disparu. Avec sa tente orange et des provisions de survie pour cinq jours, que peut-elle faire ? Sans savoir exactement où elle se trouve, les questions et les émotions se bousculent dans sa tête. Commence pour elle une quête exceptionnellement humaine pour retrouver la civilisation… La Terre perdue se laisse découvrir pas à pas, parfois hostile et parfois envoûtante. Nadine est-elle la dernière survivante ou la première humaine à fouler cette terre ? Le RÉVEIL est le premier d’une collection qui comptera six Tomes SUZIE PELLETIER : Née à Sherbrooke, l’auteure poursuit ses études à Québec puis obtient un Bac en sciences. La jeune biologiste ne s’arrête pas de découvrir ses passions et c’est vers l’administration qu’elle se tourne ensuite. Elle décroche un MBA de l’Université Concordia et fera carrière en gestion des ressources humaines. Elle choisira de s’installer à Montréal tout en explorant le monde et ses multiples facettes. LA CRÉATIVITÉ FRAPPE À SA PORTE AU TOURNANT DE LA RETRAITE alors qu’une idée folle se transforme peu à peu en un roman fantastique. Entre ses cours en rédaction et composition française à l’UQÀM et ses exercices pratiques, elle met en place son univers créatif, celui de la Terre perdue, un récit cinématographique qui se déclinera en six tomes. La préoccupation universelle qu’elle aborde est celle de l’apprentissage. SUZIE PELLETIER excelle dans le genre narratif, car elle y met un tel humanisme, un tel souci des émotions, une préoccupation équilibrée face à l’environnement, que les lecteurs de tous âges en seront bouleversés. T O M O 1 SUZIE PELLETIER EL DESPERTAR país de la tierra perdida El SUZIE PELLETIER Chaque matin, Nadine savoure son café avant que les bruits envahissent sa maison, question de respirer le calme de cette nouvelle journée qui commence. Les premiers mois de sa retraite lui permettent enfin de peindre et d’écrire en solitaire et, pour les activités plus musclées, elle adore faire de l’excursion en montagne avec Alex, son compagnon depuis 35 ans. Ce sont des explorateurs qui ont usé leurs bottes aux quatre coins du monde. Jusqu’à ce matin-là… país de la tierra perdida país de la tierra perdida El El T O M O 1 S U ZI E PELL ET I ER Tomo 1 EL DESPERTAR 1 Catalogación antes de su publicación por parte de Biblioteca y Archivos Nacionales de Quebec y Biblioteca y Archivos de Canadá Pelletier, Suzie, 1954 El país de la Tierra perdida La obra completa incluirá 6 volúmenes Resumen: 1. El despertar. ISBN 978-2-89571-160-5 (v.1) I. Título. II. Título: El despertar. PS8631.E466P39 2013C843’.6 PS963.1E466P39 2013 C2012-942845-0 Revisión : Odette Pelletier y Thérèse Trudel Diseño de la tapa : Monique Moisan Diseño del interior : Marie-Eve Guillot Fotografía del autor : Sylvie Poirier Editores : Les Éditions Véritas Québec 2555, avenue Havre-des-Îles, bureau 715 Laval, (QC) H7W 4R4 450-687-3826 www.leseditionsveritasquebec.com ©Copyright: Suzie Pelletier (2013) Depósito legal: Biblioteca y Archivos Nacionales de Quebec Biblioteca y Archivos de Canadá ISBN 978-2-89571-160-5 versión impresa 978-2-89571-161-2 versión electrónica 2 El despertar La civilización actual protegida por una tecnología en desarrollo les ha hecho perder a los humanos a nosotros mismos, nuestro referente de la vida en comunión con la naturaleza… ¿Cómo reencontrar aquello que nuestros ancestros nos legaron a través de los genes para regresar a esas raíces sin nada... y solos? Suzie Pelletier 3 Capítulo 1 Día 1 – 15 de julio U na suerte de dulzor en el aire, como una ola cálida que acaricia su piel y Nadine mueve un brazo, se estira, y abre un ojo. La presencia del sol atraviesa la lona, ya translúcida, de la pequeña tienda de campaña. Y como un resorte, la dormilona se recupera y se levanta. Su cabeza golpea la lámpara de camping enganchada en el techo. ¡Ay! Nadine se lleva la mano a la frente donde sus dedos descubren un chichón doloroso que la hace volver a gritar “Ay”, y se deja caer sobre la almohada. Es imposible que esta lámpara tan ligera le haya podido crear tal chichón. “Debe ser un tipo de “sueño falso” dentro del sueño. Esperar a que suene el despertador... como cada mañana, para levantarse. Reencontrar la calma de la casa, aspirar el aroma del café...”, se dice sonriendo. Pero siente un olor diferente. Un olor de campo en el verano. ¿Los pájaros? Cantan de un árbol a otro, respondiéndose alegremente. Los rayos anaranjados pasan a través de sus párpados. Abre un ojo. La tienda de trekking, que solo en raras ocasiones han sacado del bolso desde hace al menos diez años, forma un refugio sobre Nadine. Vuelve a sentir esa sensación de calor matinal casi sofocante cuando las cremalleras están cerradas. El pequeño habitáculo se transformará en un invernadero que no dejará entrar un poco de aire fresco. Recordando no levantarse para volver a pegarse con la lámpara, Nadine se dirige en cuatro patas a la puerta. 4 Han pasado por lo menos diez años desde que salían con Alex a acampar con esta tienda. La arrastraban con ellos durante sus expediciones de trekking, solo por un simple asunto de seguridad, ya que jamás la instalaban. Por lo general, preferían ir a albergues de montaña disponibles en el camino, que ofrecen algo de comodidad y, sobre todo, permiten permanecer secos al menos el tiempo que dura la parada. Así, la tienda, dentro de su funda con la colchoneta, permanecía generalmente en la mochila de Alex. Extraño que su fiel compañero no esté durmiendo a su lado. ¿Estará preparando el desayuno? ¡Qué amoroso! Nadine trata de retomar el hilo de sus recuerdos. ¿Anoche? Mira a su alrededor. Con un cierto grado de incomprensión, reconoce la bombilla enganchada al techo de la tienda. Delicadamente, se vuelve a tocar el chichón de la frente. ¿Habrá sufrido un golpe? ¿Habrá perdido la memoria? Tal vez un golpe sobre una sien frágil... ¡pero Nadine tiene la cabeza dura! Esto no es normal. Debe haber una explicación. “¡Despiértate!” dice pellizcándose el brazo. Sacude la cabeza, se frota los ojos como cuando era niña. Se despabila. Hay algunos puntos de interrogación enormes sobre cada uno de los objetos que la rodean. Debe encontrar la conexión entre lo que ve y lo que está pasando. Nadine se durmió sobre su mullida cama, en su casa, acurrucada a Alex. Recuerda las mañanas ruidosas y animadas, mientras sus dos hijos gritaban. Como madrugadora, Nadine siempre ha sabido darse un momento de calma y tranquilidad antes de que despierten los demás. Esto no tiene ningún sentido. Reconoce su bolsa de dormir, pero no está la de su marido. Hay solo un colchón, un solo par de botas, un par de medias, una muda de ropa. “¿Y dónde está Alex? ¿Dónde están sus cosas?” Nadine se sorprende sin comprender: “¿Qué hago aquí? ¿En qué momento me fui de Montreal? ¿Planificamos una expedición que no recuerdo? ¿Dónde están los demás? Estoy perdiendo la cabeza, ¡así de simple!”. Evitando el vértigo que se apodera de ella, Nadine siente que 5 su cerebro comienza a hervir. ¿Y ese ruido? Afuera, escucha los pájaros. Pero hay otro animal. Más grande que una ardilla. ¿Qué puede ser? Se viste a prisa y sale lentamente. Algo así como una intuición hace que no se precipite. Con cautela... Un peligro… “¡Oh! Increíble…. ¿Dónde está mi cámara?”. Hay un caribú impresionante que mastica las plantas de su desayuno a apenas dos metros de la tienda. Gira la cabeza, endereza las orejas. Aunque Nadine ya no se mueve, su llegada inapropiada lo sorprendió y emprende la huida. “Maldición, la foto. ¡Mentira! Ahora nadie me creerá...”. Nadine mira al animal con un aire perplejo. Vio a un macho enorme, con una cornamenta gigante deslizarse entre los árboles. Pero es curioso. Los caribús pierden los cuernos al comienzo del invierno y la cornamenta vuelve a crecer lentamente hasta alcanzar la longitud máxima en septiembre, en la época de celo. El cérvido que acaba de observar tiene una cornamenta típica para mediados del verano y no los cuernos de primavera. Es abril, los cuernos deberían ser más pequeños. ¿Estamos a 24 de abril, verdad? Su reloj lo confirmará. Basta ir a buscarlo en la tienda. Antes de entrar, Nadine intenta situarse. Las plantas alrededor de la tienda le son familiares. Tiene la impresión de estar pasando por un déjà-vu; le recuerdan el paisaje que verdece el parque de la Gaspésie, que exploró tantas veces con Alex. Si la cabaña dispuesta para los meteorólogos se encuentra cerca, debe estar al sur por el monte Logan. No es capaz de detectarla, incluso girando en 360 grados. La pequeña tienda anaranjada es la única cosa familiar a su alrededor. La temperatura estival es sospechosa. La primavera gaspesiana no es tan precoz. Este sí que es un comienzo del día por lo menos extraño. Nadine se siente algo confundida. El sol le toca la cabeza sin miramientos y ella coloca su mano delante de los ojos debido a la fuerza de los rayos que la deslumbran. Una sensación de mareo la invade. Siente que la sien le late fuertemente. Tiene sed y se le hace un nudo en la garganta cada vez mayor. No es un sueño. ¿Ha perdido la memoria? ¿Simplemente ha perdido 6 la cabeza? Lanza un grito agudo: “¡Eh!” Algunas aves levantan el vuelo... y vuelve a caer el silencio. Todo esto debe tener un sentido. Todas las situaciones tienen una explicación. No hay que perder la calma. Respirar. “¡La península gaspesiana se encuentra a 800 kilómetros de Montreal! ¿Cómo llegué acá sin darme cuenta?” Un estremecimiento, a pesar del calor ambiental, la sacude. La fecha también es sospechosa. Sin hablar de la ausencia de Alex. Una extraña sensación de malestar le sube por la piel. ¿Dónde podría estar su compañero que siempre la acompaña cuando va de excursión? Esta vez, nada indica que haya venido con ella. Nadine está sola en medio de un paisaje desconocido. Durmió bajo la tienda naranja sin saber cómo aterrizó aquí, en un claro aislado. Debe tratarse de un ataque de locura, una especie de desdoblamiento de su mente, una desorientación dulce que no hace daño. No… Nadine se frota los ojos. Da unos brincos con un pie como un niño para ver si se recupera. “¡Maldita sea!” Para asegurarse, intenta escuchar su propia voz. “Hola, ¿hay alguien?” Débilmente le responde el eco, al que lo sigue un pesado silencio que vuelve a caer sobre sus hombros. Regresa a la tienda preguntándose si tal vez se cayó y golpeó la cabeza, o si sufrió una conmoción cerebral que le hizo perder la memoria. Tal vez un accidente mientras dormía y ahora está en coma. “El paisaje es perfecto. Bien elegido. Me encanta. Hay de todo para que me sienta bien dentro de mi burbuja y que jamás tenga ganas de volver entre los míos”, se dice. Pero esta idea seductora no la satisface. Este tipo de oasis perfecto no es para complacerla en este momento. “No. Abandonar a Alex, olvidar a sus hijos, renunciar a sus amorcillos... ¡jamás! ¿Por qué Alex me dejó partir sola en estas condiciones?” Queriendo frustrar la quietud del ambiente, Nadine hace un recorrido por la tienda, recorre un poco por todos lados, en todas direcciones, observa el cielo, mira el suelo, trata de ver en la lontananza. Grita, hace alboroto, trata de asustar a las aves. Llama a Alex. Pero nadie responde. Buscar rastros humanos o 7 animales… Se agacha donde la Tierra es más blanda, pero no hay huella alguna, solo las suyas y las del caribú. Y más lejos, ¿qué hay? ¿Un parque, un pueblo, un camino? En el horizonte, por el norte, ve el azul del agua, una gran extensión de agua, y piensa en el mar, como se avista en el Gaspésie. ¿Será realmente el mar? No está segura, pero esta idea le da ánimo. Sería al menos un punto de referencia. Y osa a apenas aferrarse a esa evidencia. Nadine ya no está segura de nada. Se siente perturbada. A pesar del calor del día, tirita y la sed le quema la garganta. Tímidamente, una ola de pánico comienza a acecharla, pasando de lo real a lo irreal, y comienza a dudar. ¿Qué hace aquí? ¿Por qué está sola? ¿Dónde está? ¿Alex aparecerá de pronto detrás de una roca? “A todas luces, no estoy durmiendo. A menos que… habrá algún bromista entre mis amigos. ¡Esto tiene que ser una broma!” La peor broma que uno pudiera imaginarse, al menos para ella... ni aun así. Una broma para la que se requiere de un equipo inmenso e invisible, como los de los programas de cámara oculta que dan en televisión, donde la víctima realmente cae en el juego. Como espectador es graciosísimo... pero al ser la rata de laboratorio, la experiencia es más bien bastante desagradable. Exactamente como ella se siente ahora. ¡Le han tomado el pelo! “¡Detesto este juego!”, grita Nadine usando las manos como megáfono. Aunque no logra detectar las cámaras, obviamente camufladas entre los árboles, rechaza este rol del pequeño animalito en observación. Para frustrar este juego tendrá que actuar, sorprenderlos comportándose como si nada le molestara. “Estos estúpidos bromistas no van a ganar tan fácilmente. Ganaron el primer partido. Sí, estoy perdida, frustrada y enrabiada”. Nadine ve reaparecer su carácter orgulloso. “No los voy a dejar ganar el juego sin que al menos pasen un mal rato”, se dice a si misma ocultando su temor. En el juego de la supervivencia en un bosque, ella cuenta con una ventaja… “Pues bien, el sol ya salió. Iré a buscar mi reloj para ver la hora 8 y prepararme lisa y llanamente un rico desayuno... ¡Ya verán con quién están jugando!” Se refugia bajo la tienda y busca el reloj entre todas sus cosas, pero no lo encuentra. No está el reloj. Desconcertada, constata que entre su equipo no hay ningún aparato moderno. Después de vaciar la tienda por completo, se queda de pie un buen rato, pasmada y con los brazos inmóviles. Ve a su alrededor y da un respiro profundo para calmar el torbellino que hay en su mente y los latidos ensordecedores de su corazón. La sien le retumba con cada pulsación y comienza a sentir una migraña. Tiene que comer algo, y pronto. -Muy bien, muchachos… ¿Quién de ustedes resistirá el aroma del café? Una tentación a la vez. Está claro que, independientemente de donde se esté, hay ciertas cosas que jamás cambian, como por ejemplo, el hambre. Desde hace años que se había prometido bajar esos 20 kilos de más. Más fácil decirlo que hacerlo. A pesar de ser activa, le gusta comer, por lo que le es muy difícil seguir una dieta. Pero este pequeño juego de las escondidillas que le han impuesto se lo permitirá, porque puede gastar la energía para descarrilar los planes de sus bromistas. Su actitud positiva le permitirá ver los hechos desde otro punto de vista. ¿Qué hay para el menú del desayuno? Una de las cosas esenciales para sobrevivir en el bosque es la alimentación. Busca en la mochila y encuentra comida seca, una cocinilla con el cilindro de gas, una cacerola, unos utensilios de cocina, entre ellos un tenedor, una cuchara, un plato y una taza de metal. Para su sorpresa, solo hay utensilios para una sola persona. En primer lugar, prepara el agua para el café. Realmente necesita cafeína. No hay leche. Nadine murmura palabras poco amables en contra de los autores de esta mala broma que olvidaron poner dentro de la mochila leche en polvo para el café. Sospecha que detrás de todo esto se encuentra su amigo Bernard. Bebe el café sin leche. Además, él bien podría inventar una broma de tan mal gusto como esta. Pero es sorprendente 9 que Claudine, su esposa, lo haya dejado. Ella no debe haber sabido, de lo contrario se habría opuesto, eso está claro. Ahora debe encender la cocinilla, aunque de esto siempre se ocupa Alex. Muy bien, él no está. Al menos estos bromistas no olvidaron colocar un encendedor en la mochila. Y sin rodeos, Nadine piensa racionalmente cómo hacerlo: conectar el gas a la cocinilla, dar el gas lentamente y con el encendedor encender el fuego. ¡Listo! ¡Viva la tecnología! Coloca la cacerola llena de aguan que sacó de la botella sobre el fuego. A continuación, saca la taza de metal y coloca un paquete de café. Será menos simple y gustoso que el de casa, pero tendré que acostumbrarme hasta el final de este jueguito. Esperando que se haga el café, Nadine elige el menú que deberá cocinar con el resto del agua. En la montaña no se puede desperdiciar ni una gota, sobre todo cuando se trata de agua potable. Nadine observa su entorno mientras se fuerza a tragar la comida insípida compuesta de huevos secos y café sin leche. El sol calienta lentamente la tierra aún inundada de agua. Como se levantó hace ya un buen rato, Nadine deduce que recientemente debe haber llovido bastante. Hacia el sur, es capaz de ver la cima de una montaña, a unos 800 metros. Desde su posición, la cima representa unos cientos de metros más alta. Su tienda está colocada a cincuenta metros de un riachuelo que ahondó un caminito entre las piedras antes de caer en cascada en un pequeño lago. A su alrededor, el terreno está desnudo. Por supuesto... como a menudo es el caso de las montañas del Gaspésie, hay más rocas que vegetación. Pero se percata del abundante liquen que se sujeta con fuerza a la sombra de las rocas. El bosque de coníferas se torna más denso a doscientos metros, en dirección norte, hacia la base de la montaña. Olvidando su frustración, Nadine descubre algo que al instante le parece magnífico, hasta sobrecogedor. El aire purificado revitaliza sus pulmones. Escucha el eco de la naturaleza que la rodea: el canto de las aves, el sonido del agua que fluye, la suave 10 brisa que murmulla en sus oídos, las ardillas que la observan con curiosidad. Por un momento, la paz se desliza en su cuerpo. El contacto con este entorno tan edificante le hace muy bien. Se diría que el tiempo se detuvo. Suspira pensando en todos esos años corriendo contra el reloj, en que un solo momento como este habría sido un verdadero placer. La paz en medio de toda esta simplicidad. Después de desayunar, decide organizar su estadía. No se dejará abatir. Es necesario reflexionar. La primera regla que le viene a la memoria es resguardar su seguridad. En la montaña, siempre hay que saber qué hay a disposición de los excursionistas. Con buen tiempo o mal tiempo, este inventario puede garantizar la justa repartición de los víveres con el fin de que duren lo necesario. Vacía la mochila sobre el suelo rocoso para comprobar su equipo de sobrevivencia. Además de los artículos de cocina, cuenta con raciones de comida seca para cinco días. ¡Cinco días! OK… la broma se hace cada vez más creíble, aunque aún desagradable. ¿La van a dejar aquí cinco días? Hay ropa para cambiarse, dos pares de medias adicionales. Por lo menos los autores de esta broma saben cuán importante es mantener los pies secos. También hay dos camisetas de manga corta que usa para dormir durante las largas caminatas en montaña. Mientras observa el contenido de su equipaje, Nadine se pregunta si Alex habrá participado en esta mala pasada. Si así fuera, ¡no sabe en el problema en el que se ha metido! En la mochila también hay un impermeable, un pantalón para la lluvia, su sombrero de safari preferido, sus anteojos de sol, un suéter grueso, una brújula, un filtro de agua y una botella. Además, tiene un cuchillo de caza pequeño con su funda que se puede llevar en el tobillo. Sin olvidar el cuchillo multiuso marca Laguiole, con una cuchilla de 20 cm y su estuche que se ajusta a la cintura. Hay de todo para no pasar frío y permanecer seca, tener 11 acceso a agua potable y orientarse. ¡Perfecto! Los sorprenderá a todos... y sobrevivirá a esta mala broma. Orgullosamente no le tiene miedo al bosque que la rodea. Las numerosas expediciones que ha hecho a través de los años le han enseñado a respetar la naturaleza sin temerle a la fauna. Ella es prudente y cuenta con experiencia. Nadine permanece perpleja a pesar de su lado racional y creativo. Se da cuenta que el contenido de su equipaje corresponde al que normalmente llevaría en su mochila para una expedición cualquiera. Ciertamente habría agregado un kit de primeros auxilios y productos de higiene personal. La tienda, la colchoneta y el cuchillo de caza forman parte del equipo que por lo general lleva Alex. Generalmente pondrían los artículos más pesados en la mochila de Alex, como las linternas, las frutas y las verduras frescas. Si Alex la está observando en este momento, la situación también le parecería extraña... Ella sin él, él sin ella, el uno siempre apegado al otro. Qué extraño sentirse sola. A Nadine le encanta caminar detrás de Alex en senderos estrechos, ver su sombra moverse en silencio, reaccionando abruptamente al descubrir algo nuevo y escucharlo decir “¿viste eso?”, como un niño maravillado. Pero Nadine aparta esos pensamientos nostálgicos. ¡La soledad no hace morir a nadie! Continuar con su inventario le será más útil... porque su plan es preciso. En la tienda hay una colchoneta, un saco de dormir y la lámpara colgada al techo. Sí, la que tal vez le dejó ese moretón violáceo en la sien derecha. Se pasa la mano por la zona aún sensible: “desaparecerá en un par de días...” Ante ella se encuentran los objetos que normalmente lleva en su mochila. Pero no encuentra su reloj, su iPhone, iPad y GPS, no hay libros, lápices ni papel. Algo desalentada grita llena de frustración. -¿Cuál es la idea? ¿Y yo qué voy a hacer? ¿Tengo que volver a la época de las cavernas? ¡Me las van a pagar! Una vez que el eco de su voz se esfuma, la personalidad briosa 12 de Nadine reaparece. Echará a perder sus planes, los hará pagar por esta farsa. Su temeridad se impone. ¡Hará temblar a estos payasos! La creen paciente, esperando sin duda que se quede sentada esperando... pero no; se pondrá en camino. Seguro encontrará un pueblo al borde del lago y tal vez incluso un pequeño albergue. No tiene consigo su tarjeta de crédito ni dinero, ni siquiera su identificación, su pasaporte o licencia de conducir. Solucionará ese problema cuando haya llegado al pueblo o aldea. Habrá un banco, una estación de policía, gente que la escuchará. Este es el plan: recoger todo y partir en dirección al mar. La distancia por recorrer de aquí a esa hermosa mancha azul es considerable, pero Nadine tiene alimento para cinco días. Además, está acostumbrada a caminar en las montañas durante varios días consecutivos. A pesar del calor, en apenas treinta minutos, la tienda y todo el material estarán embalados. Al colocarse la mochila a la espalda, la alienta una verdadera descarga de adrenalina. “Veremos si me pueden seguir...” 13 Tomo 1: El despertar El país de la Tierra perdida Tomo 2: El invierno El país de la Tierra perdida Tomo 3: El mar El país de la Tierra perdida Una colección para descubrir Tomo 1 – El despertar Nadine no sabe quién le jugó esta broma... ¿Cómo llegó ahí, sola en su tienda de campaña, lejos de la familia? Para sobrevivir, solo puede contar con su resiliencia, sus conocimientos, su capacidad para inventar soluciones, comprender el entorno que la rodea y su inmenso deseo por encontrar a los suyos. Afortunadamente, tiene un carácter inquebrantable y esta aventura se transforma en una búsqueda apasionante. Le encantará seguir a Nadine por sus peripecias que la llevarán a enfrentar desafíos dignos de deportes extremos. Sin tecnología, ¿quién de nosotros podría sobrevivir a tal aventura? Tomo 2 – El invierno Cuarenta y dos días después del día que despertara, el invierno representa una amenaza mucho mayor que todo lo que ha tenido que enfrentar desde que comenzó a explorar el país de la Tierra perdida. La constante urgencia de tener que actuar aun cuando el tiempo ya no tiene sentido matemático para Nadine; pero esta vez es la naturaleza la que crea una verdadera carrera contra el reloj, llevándola al límite de sus fuerzas. ¿De dónde sacará la energía? ¿Sería ingenuo incluso pensar que podrá salir viva sin volverse loca? Tomo – El mar Después de su despertar inexplicable, descubrir la Tierra perdida y el primer invierno, Nadine vuelve a aprender qué es vivir en la naturaleza sin tecnología. Es una mujer transformada que emerge de la cueva, determinada a reencontrarse con la civilización. Más allá del mar vislumbra una tierra lejana. La idea de atravesar este océano la lleva a construir su primera balsa, el primer paso hacia la libertad. La esperan peligros y desesperaciones que, como una marejada, la confrontarán a su intrepidez. ¿Podrá salvarla Lou? 14 Tomo 4: Los visitantes El país de la Tierra perdida Tomo 5: El regreso El país de la Tierra perdida Tomo 6: Emmanuel El país de la Tierra perdida Tomo 4 – Los visitantes El segundo invierno de Nadine en el país de la Tierra perdida termina después de los casi 600 días de esta difícil cruzada de sobrevivencia que la han transformado por completo. La exploración de su reino se transforma en su única razón de vivir, habiendo renunciado a la esperanza de reencontrar a su familia. Nadine la guerrera deberá enfrentarse a una prueba desconcertante. La llegada inesperada de cuatro personajes singulares la hará reflexionar. ¿Saben los visitantes dónde se encuentra la llave para su gran regreso? Quien lo lea, lo sabrá… Tomo 5 – El regreso Nadine vive en el país de la Tierra perdida desde hace casi dos años. ¿Habrá llegado a su término la búsqueda por encontrar el camino de regreso? Después de la partida de los visitantes, Nadine comienza a planificar la forma de regresar. Sin embargo, su alma se llena de temor al preguntarse cómo la recibirán sus amigos y su familia al verla regresar a casa. ¿La reconocerán tras este aspecto de extranjera? Tomo 6 – Emmanuel Finalmente Nadine regresa de su exilio en el país de la Tierra perdida. Su reintegración a Montreal fue difícil y gradual, pero logró forjarse un nuevo espacio en este mundo acelerado. Sin embargo, a pesar de su buen ánimo renovado, una sombra la acecha constantemente: parte del alma de la nómade aún permanece conectada a ese otro universo. El país de la Tierra perdida la persigue. Nadine conocerá a un hombre que la ayudará a reencontrar la tranquilidad que necesita. Una gran saga sobre el aprendizaje culminará en este último tomo; Nadine jamás será olvidada, como así creía, porque 3000 páginas de texto la harán inmortal. 15 El país de la Tierra perdida Tomo 1 – El despertar Cada mañana, Nadine disfruta su café antes de que comience el alboroto diario que invade su casa; respirar la paz de este nuevo día que comienza. Los primeros meses de su jubilación le permiten pintar y escribir rodeada de soledad y, para las actividades que requieren más fuerza física, le encanta hacer excursiones a la montaña con Alex, su compañero de hace 35 años. Son exploradores que han caminado por los cuatro confines del mundo. Hasta esa mañana… Nadine abre los ojos y se da cuenta que todo su mundo ha desaparecido. Con su tienda anaranjada y provisiones para sobrevivir cinco días, ¿qué puede hacer? Sin saber exactamente dónde se encuentra, preguntas y emociones oscilan en su mente. Comienza para ella una búsqueda excepcionalmente humana para reencontrarse con la civilización... La Tierra perdida se deja descubrir, paso a paso, a veces hostil, otras, fascinante. ¿Será Nadine la última sobreviviente o el primer ser humano que pueda huir de esta tierra? El despertar es el primer tomo de una colección de SEIS TOMOS Suzie Pelletier : Nacida en Sherbrooke, la autora estudió en Québec donde obtuvo una licenciatura en ciencias. La joven bióloga no esperó en descubrir su pasión y rápidamente comenzó su camino hacia el área administrativa. Obtuvo un magíster en administración de empresas en la Universidad Concordia y se dedicó a la administración de recursos humanos. Eligió residir en Montreal y explorar el mundo y sus múltiples facetas. La creatividad tocó a su puerta al jubilar, cuando una idea loca se transformó poco a poco en una novela increíble. Entre sus cursos de redacción y composición francesa en la Universidad de Quebec, en Montreal y sus ejercicios prácticos, comenzó a crear su universo creativo, el de la Tierra perdida, una historia cinematográfica que se extenderá en seis tomos. La preocupación universal que aborda es la del aprendizaje. Suzie Pelletier se destaca en el género narrativo donde aplica un nivel tal de humanismo y de emociones, una preocupación tan equilibrada hacia el medio ambiente, que conmoverá a lectores de todas las edades. 16