La Conspiración Del Duque De Medina Sidonia Y El Marqués De

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La conspiración del Duque de Medina Sidonia y el Marqués de Ayamonte (La intentona independentista de Andalucía) Por: Rafael Garcés Índice - Introducción. Objetivos y método de trabajo. ................................................................ 3 - I. Europa y la Monarquía Hispánica............................................................................... 5 I.1. La crisis del siglo XVII. ......................................................................................... 5 I.2. La Guerra de los 30 años........................................................................................ 6 - II. El valido del Rey. ...................................................................................................... 8 II.1. Política del Conde Duque de Olivares. ................................................................. 8 II.2. Traición: Cataluña y Portugal. .............................................................................. 9 - III. La conspiración en Andalucía. ............................................................................... 11 III.1. Antecedentes...................................................................................................... 11 III.2. La conjuración. .................................................................................................. 12 III.3. El castigo. .......................................................................................................... 15 - IV. Conclusiones. ......................................................................................................... 17 - V. Anejos...................................................................................................................... 19 - VI. Bibliografía. ........................................................................................................... 23 2 - Introducción. Objetivos y método de trabajo. Mi pretensión al realizar este breve trabajo es presentar ante el lector una síntesis y un orden coherente de los trabajos realizados sobre la conspiración del Duque de Medina Sidonia por Antonio Domínguez Ortiz y Manuel Moreno Alonso. A su vez, enmarcaré dichos estudios en un contexto más amplio que otorgará una dimensión formal a mis esfuerzos. Mi principal fuente es el trabajo de Domínguez Ortiz, que es publicado por primera vez bajo el título La conspiración del Duque de Medina Sidonia y el Marqués de Ayamonte en la revista Archivo Hispalense en 1961. Con posterioridad, éste y otros trabajos de nuestro autor serán recogidos en la obra Crisis y decadencia de la España de los Austria, en 1973. Ambas referencias se encuentran recogidas en la bibliografía. El trabajo de Moreno Alonso responde a la iniciativa llevada a cabo escasos años atrás consistente en la publicación de un homenaje a Domínguez Ortiz. Se publicó en 2004 en el tercer volumen de dicho homenaje, el cual también se encuentra recogido en la bibliografía. Ambos trabajos son complementarios, es decir, Moreno Alonso incide y profundiza en aspectos y personajes sin caer en la redundancia de realizar un mero comentario a Domínguez Ortiz, bien es cierto que el ritmo y el orden narrativo son propios de cada autor. Es por ello que, tras su lectura, mi propósito es presentarlos bajo la forma de este trabajo e igualmente “complementarlo”. La estructura que he considerado más oportuna puede observarse en el índice. Sin embargo, cabe aquí analizar cada epígrafe y explicar su cometido dentro del discurso general. El trabajo se compone de seis epígrafes: Europa y la Monarquía Hispánica nos introduce en el siglo XVII europeo. De manera breve y esquemática se procederá a analizar los marcos generales en los que se encuentra el continente, desde un punto de vista político, social y económico. De igual importancia son las guerras que sacuden el centro europeo; los distintos conflictos entre las principales potencias y que se encuadran en el marco general de la conocida como Guerra de los Treinta años. La situación de la Monarquía Española y su interactividad con los conflictos exteriores e interiores tienen también aquí su lugar. 3 En El valido del Rey se expondrá la política llevada a cabo por el Conde Duque de Olivares, enmarcada dentro y adaptada para los conflictos exteriores en los que España se ve envuelta, centrándose en aquellos aspectos que levantaron los recelos de catalanes y portugueses. La conspiración en Andalucía relata los hechos de la conjura propiamente dicha. Para la narración de este epígrafe se ha recurrido a la división que Domínguez Ortiz realiza en su trabajo. A saber, los antecedentes, la conjuración y el castigo. Pero en honor a la verdad, cabe decir que el contenido de los mismos no corresponde fielmente a lo expuesto por nuestro autor, ya que no se pretende “fusilar” su texto, sino que sirva como base para la elaboración propia. Una vez finalizada mi exposición, continuaré con unas conclusiones, en el correspondiente epígrafe, que expresen el grado de dificultad al abordar este proyecto y la valoración del conocimiento adquirido sobre la materia. Se incluye también anejos con fotografías de los lugares y los personajes protagonistas. Y finalmente, se acompaña de una bibliografía, donde queda reflejada todo el material documental empleado para la realización de este trabajo. Profundizando un poco más en cuanto al método, este se basa fundamentalmente en la lectura de los trabajos mencionados anteriormente de Antonio Domínguez Ortiz y Manuel Moreno Alonso. Una vez realizada dicha tarea se ha establecido un primer borrador sobre los aspectos fundamentales de cada uno y se han intentado integrar en un mismo discurso. Posteriormente se ha planteado un esquema general en el que encuadrar el discurso obtenido en la etapa anterior, sin profundizar en la bibliografía, pero teniendo en cuenta los conocimientos previos adquiridos por el alumno. De acuerdo con dicho esquema, se ha procedido a la recopilación bibliográfica, que llenará de contenido los distintos epígrafes, y a su vez obligará a la modificación, eliminación o incorporación de nuevos epígrafes, estableciéndose el esquema definitivo. Finalmente, con la experiencia adquirida por la consulta de bibliografía y la redacción final de este trabajo, el alumno ha expresado sus distintas conclusiones y respalda todo el proyecto con una lista bibliográfica citada correctamente para su posterior consulta, si fuese necesario. Igualmente, si se tomaran referencias textuales de las obras consultadas, éstas aparecerán correctamente reflejadas en las notas a pie de página. 4 - I. Europa y la Monarquía Hispánica. I.1. La crisis del siglo XVII. La historiografía actual ha venido a considerar las características de este siglo dentro del concepto de «crisis general».1 Una época plagada de dificultades y no exclusivamente en el ámbito económico, sino que también se observa inestabilidad en las relaciones sociales, el mundo político y en las esferas de las creencias religiosas y el pensamiento. La demografía sufre un lento crecimiento durante la primera mitad del siglo XVII y continuará con una tendencia negativa. La producción agrícola cae respecto a la centuria anterior y la actividad industrial experimentó también graves dificultades. No obstante, M. Morineau matiza que lo que se produjo en Europa fue la aparición de una serie de crisis de diferente intensidad y amplitud, algunas de las cuales tuvieron una coincidencia temporal, pero afectando de forma desigual a los diversos territorios y sectores económicos. Por lo cual está revisión hace crítica a la tradición historiográfica mencionada anteriormente. Las dificultades experimentadas por la población se han vinculado, tradicionalmente, con las crisis de subsistencias. Malas cosechas, cambio climático, escasez de cereales, etc., que tuvieron como efecto una mortalidad catastrófica. Pero otro factor que incidió en las tasas demográficas fue «la propia voluntad de la población».2 Es decir, una reducción consciente de la natalidad. Además del estancamiento o la reducción de la cosecha cerealística, las explotaciones agrícolas también experimentaron un ligero retroceso de la productividad y se produjo un intenso proceso de endeudamiento del campesinado. La manufactura urbana de carácter tradicional se vio afectada de manera particular, que propició la reestructuración del sector. Un ejemplo de la crisis es la situación que sufrió la industria pañera castellana, que desapareció en muchas localidades. 1 FRANCH BENAVENT, R., “Crisis y transformaciones en la población y la economía europea del siglo XVII”, en FLORISTÁN IMÍZCOZ, A., (coord.) Historia Moderna Universal, Ariel, Barcelona, 2002, pp. 511. 2 FRANCH BENAVENT, R., “Crisis y transformaciones en la población y la economía europea del siglo XVII”, en FLORISTÁN IMÍZCOZ, A., (coord.) Historia Moderna Universal, Ariel, Barcelona, 2002, pp. 523. 5 Ante este panorama los distintos Estados optaron por intervenir intensamente en la actividad económica mediante una serie de directrices que englobamos y conocemos por la denominación de «mercantilismo». Esta intervención tenía un claro carácter político en la que se perseguía que el incremento de la actividad económica nutriese las arcas de la hacienda real. En el contexto político, veamos algunos ejemplos dentro del marco europeo para comprender la situación generalizada de convulsión que azotó el siglo XVII y que no aíslan los sucesos peninsulares. En 1630 en Francia estalla la «gran tormenta» contra el cardenal Richelieu en un vano intento de alejarlo del rey. En 1635 se produce la declaración de guerra contra España y su entrada en la «Guerra de los Treinta Años». Al mismo tiempo se producen grandes revueltas por todo el país relacionadas con las malas cosechas y la guerra. El siglo avanza y en 1648 se produce lo que conocemos como la primera Fronda o «Fronda parlamentaria». En 1650 una segunda Fronda o «Fronda de los príncipes» y en 1651 la última fase, la «Fronda de Condé». La Fronda fue la «manifestación violenta del descontento»3 general que se extendía por Francia por las torpes medidas económicas y por las noticias sobre los acontecimientos de Inglaterra. Dichos acontecimientos son los siguientes. En agosto de 1642 estalla la guerra civil que divide a Inglaterra entre los partidarios del rey Carlos I, llamados Caballeros, y los partidarios del Parlamento, llamados Cabezas Redondas. Como consecuencia de la derrota del rey, éste es ejecutado en enero de 1649 y se instaura el poder personal de Cromwell dentro de la república inglesa. I.2. La Guerra de los 30 años. Los acontecimientos que transcurrirán en el período que se comprende de 1618 a 1648 y en la que se ven envueltas las grandes potencias europeas son conocidos como «La Guerra de los 30 años». En ella podemos considerar cuatro grandes etapas, por las características de los involucrados y las distintas tentativas y firmas de paz: 3 BENNASSAR, B., Historia Moderna, Akal, Madrid, 1980, pp. 487. 6 - Etapa palatina de 1618 a 1624. - Etapa danesa de 1624 a 1629. - Etapa sueca de 1629 a 1635. - Etapa francesa de 1635 a 1648. - Finalmente se firma la paz de Westfalia. En la guerra España se verá involucrada en 1622, un año después de la ascensión al trono de Felipe IV, cuando éste contaba tan solo con 16 años. Se produce por el apoyo al emperador Fernando II. Igualmente, para comprender como afectó esta crisis internacional al territorio peninsular, hay que tener en cuenta las actuaciones del cardenal Richelieu, que introduce a Francia en la guerra contra España, la cual se verá alargada incluso después del tratado de paz de Westfalia, hasta 1659, con la firma de la paz de los Pirineos. Es decir, «la hostilidad entre Francia y España terminó arrastrando a ambas monarquías dentro del litigio general europeo e incluso lo sobrepasó».4 Cabe recordar, que dentro de este contexto de guerras europeas, ya en 1621 se había producido la expiración de la Tregua de los Doce Años. Inmersos en dicho panorama internacional, la política del valido del rey se verá influenciada por los acontecimientos externos, a la vez que estos determinarán el desencadenante de los hechos internos. 4 MOLAS RIBALTA, P., Manual de historia de España. 3, Edad Moderna: (1474-1808), Espasa Calpe, Madrid, 1988, pp. 301. 7 - II. El valido del Rey. II.1. Política del Conde Duque de Olivares. Don Gaspar de Guzmán era conocido en razón de sus títulos, es decir, como el Conde Duque de Olivares. El nuevo equipo de gobierno estaba centrado en la familia de los Guzmanes y sus parientes los Zúñiga. El programa político del Conde Duque pretendía el mantenimiento de una política exterior de prestigio y una reforma en el interior. Se llevo a cabo «una propaganda moralizadora en cuanto al enriquecimiento de los gobernantes».5 En 1623 el Conde Duque hizo proclamar por el rey los «capítulos de reformación» en el que se contemplaba la supresión de los «millones» y su sustitución por un nuevo tipo de impuesto. Además de la reforma fiscal, se pretendía desarrollar una fuerte burguesía mercantil. Se proclamó que los caballeros de órdenes militares podían comerciar y en Aragón se permitió la actividad comercial a los nobles. Uno de los puntos más significativos de su política se encuentra en un Gran Memorial que en 1624 presentó al rey. La consecuencia práctica de dicho memorial fue el proyecto de Unión de Armas. Éste consistía en establecer un ejército permanente sustentado de forma proporcional por los distintos reinos de la monarquía. Sin embargo, los estamentos rechazaron el proyecto de Olivares y las distintas reuniones en Cortes se centraron en el servicio que debían votar. Aragón y Valencia habían aceptado. En el caso de Cataluña las dificultades fueron mayores. Las resistencias hicieron que Felipe IV abandonara las Cortes sin estar concluidas. Se inicia aquí una serie de tensiones de catastróficas consecuencias. En 1627 se declara la bancarrota y al año siguiente se produce la deflación del vellón. La confianza de Felipe IV pareció enfriarse a la sazón de los acontecimientos bélicos en el norte de Europa y las relaciones con Francia, pero el Conde Duque conservó su privanza con mano firme. Mientras tanto, la presión fiscal iba en aumento. Las relaciones con la Iglesia se iban deteriorando con un Papa, Urbano VIII, proclive a Francia. Y el esfuerzo bélico dio lugar, a partir de 1625, a la organización de milicias que recogían las obligaciones 5 MOLAS RIBALTA, P., Manual de historia de España. 3, Edad Moderna: (1474-1808), Espasa Calpe, Madrid, 1988, pp. 293. 8 defensivas de las ciudades de la corona de Castilla. A partir de 1635 estas milicias se encuadraron en tercios provinciales. En 1632 se produjo una revuelta en Vascongadas, de especial gravedad en Vizcaya. Se trataba de un movimiento en oposición al poder central a raíz de un impuesto sobre la sal que fue considerado antiforal. El motín fue limitado, al igual que la represión, y el impuesto finalmente retirado. En Portugal se rastrean disturbios graves ya en las «alteraciones» de 1637. «El alzamiento se hizo en nombre del pueblo y se atacó a los estamentos privilegiados».6 Las tensiones sociales se vieron incrementadas por el aumento de la presión fiscal exigido desde Madrid por el Conde Duque. Esta presión permitió mantener el esfuerzo bélico durante un tiempo, pero a falta de soluciones, se agravaron los problemas internos. II.2. Traición: Cataluña y Portugal. La rebelión de Cataluña abrió un ciclo en el que Portugal terminaría desvinculada de la monarquía española, mientras se perdía definitivamente la hegemonía europea. Durante los primeros meses de 1640, en las comarcas del nordeste de Cataluña, se produjo un violento alzamiento contra los tercios que habían participado dos años atrás en la campaña del Rosellón. El colmen se produciría el 7 de junio, día del Corpus («Corpus de Sangre»), cuando la multitud se apodera de Barcelona y da muerte al virrey, el Conde de Santa Coloma. Se producen levantamientos en Lérida, Balaguer, Tortosa y Gerona. Se constituye una Junta de Brazos y se inician negociaciones secretas con Francia por parte de Cataluña para conseguir ayuda militar. La presumible victoria de Olivares hizo que se proclamase una república catalana, y ante la inviabilidad de la fórmula, se procedió a reconocer a Luis XIII de Francia como Conde de Barcelona en enero de 1641. Sin embargo, sucesivas derrotas de las tropas del Conde Duque consolidaron la revuelta en una guerra que duraría hasta 1652 en la que se rinde Barcelona y no son suprimidos los fueros. 6 MOLAS RIBALTA, P., Manual de historia de España. 3, Edad Moderna: (1474-1808), Espasa Calpe, Madrid, 1988, pp. 299. 9 Cabe recordar que también se combatió por mar donde corsarios mallorquines luchaban contra franceses y catalanes. Igualmente se ha de citar que a pesar de los solemnes pactos firmados en 1641 con Luis XII, la administración catalana quedó subordinada a los virreyes franceses. La situación geográfica de la rebelión catalana y su alianza con el enemigo francés hicieron que este frente fuera preferente al sometimiento de la rebelión portuguesa. Tras el Corpus de Sangre, Olivares ordenó a los nobles portugueses que marcharan a la guerra de Cataluña. En los levantamientos vistos para 1637 ya se encontraba a la cabeza el Duque de Braganza. En esta ocasión se reúne una junta de nobles en Lisboa y se dispone el levantamiento contra Castilla. Los conspiradores detienen a la gobernadora de Portugal, Margarita de Saboya, y estalla en todo el territorio un motín popular. El Duque de Braganza es proclamado rey con el nombre de Juan IV, primer soberano de la dinastía Braganza, y comienza la guerra de Restauración Portuguesa. Portugal gozó de una ayuda discreta, pero a la larga eficaz, por parte de las potencias europeas enemigas de España, fundamentalmente Francia e Inglaterra. En 1641 fracasó la intervención militar dirigida por el Conde de Monterrey, pariente de Olivares y los portugueses obtuvieron una crucial victoria en 1644 en Montijo. La existencia de dos frentes bélicos en la misma Península obligó a un incremento de la presión fiscal. A la nobleza se le pidió un servicio militar de acuerdo con sus orígenes. Y he aquí, descrito todo este gran cuadro, con varios puntos nucleares pero ligados entre si, donde encontramos los hechos que se producirán en 1641 en Andalucía. 10 - III. La conspiración en Andalucía. III.1. Antecedentes. Don Gaspar de Guzmán y Sandoval era XIII Conde de Niebla, IX Duque de Medina Sidonia, VII Marqués de Cazaza, comendador de las casas de Sevilla y Niebla de la orden de Calatrava y gentil hombre de cámara de Felipe IV. En estos momentos, la casa de Medina Sidonia «pasaba por ser la más opulenta de España».7 Sus señoríos abarcaban grandes extensiones de territorio. El ducado comprendía Medina Sidonia, Vejer, Chiclana, Conil, Jimena y Sanlúcar. Además, al contar con el condado de Niebla, casi la mitad de la actual Huelva se encontraba bajo sus dominios, al igual que le hacia disfrutar del dozavo de Palos. Debemos de tener en cuenta la importancia de algunas ciudades, como Sanlúcar de Barrameda, que representaba una gran importancia tributaria. De igual modo hay que tener presente los numerosos monopolios que de los que disfrutaba, como el de la pesca de atún en las almadrabas de costa de Cádiz. En resumidas cuentas, su patrimonio, privilegios, encomiendas, monopolios, etc., le proporcionaban enormes ingresos. Ocupaban prestigiosos cargos y títulos, tales como el cargo de Almirante del Océano o el de Capitán General de Andalucía, los cuales proporcionaban gran honra a la casa. D. Gaspar se hizo cargo de la casa en 1636, sucediendo a su padre D. Juan Manuel de Guzmán, y a pesar de lo descrito arriba, la opulencia y los gastos unidos a una mala administración hacían que D. Gaspar no encontrase unas cuentas saneadas. No se puede hablar de una situación precaria, pero si es cierto que su economía era irregular, como demuestran los datos ofrecidos por la documentación utilizada por Domínguez Ortiz. A esta situación financiera debemos añadir la actitud de la Corona y el Conde Duque de Olivares. La administración real había decidido exigir a los grandes la devolución de las alcabalas de permisión, que gracias a la tolerancia real, estos venían percibiendo tiempo atrás y formaban una buena parte de sus rentas. Otro ejemplo del deterioro de las rentas de la casa de Medina Sidonia es el pleito perdido ante la Corona para mantener el privilegio de fabricar toda la sal que necesitaban para sus pesquerías. 7 DOMÍNGUEZ ORTIZ, A., Crisis y decadencia de la España de los Austria, Ariel, Barcelona, 1973, 117. 11 Así pues, las exigencias de la guerra y los sacrificios, es decir, las exigencias monetarias del Conde Duque de Olivares, comenzaban a pesar con desmesura sobre la cabeza del Duque. Como se descubrirá más adelante, este es uno de los hechos que apuntan al móvil de la malograda conspiración. Nótese las medidas centralizadoras del Conde Duque, la Unión de Armas y la presión fiscal. La Corona necesitaba nuevos recursos, recursos por todos lados. Otro dato relevante, o al menos que sorprendería que no hubiera jugado un papel importante, es la relación de parentesco existente entre Duque y Conde Duque, parientes del linaje de los Guzmanes y los Zúñiga. La madre de D. Gaspar era hija del I Duque de Lerma, que fue valido con Felipe III. Los acontecimientos de Portugal se adscriben en primera línea de la conspiración, e igualmente se aprovecha el oportunismo catalán. A las estrechas relaciones con el vecino reino por la proximidad de sus tierras, separados por el río Guadiana, ha de sumársele el matrimonio de la hermana de D. Gaspar, Dª Luisa, con el Duque de Braganza, aquel que en diciembre de 1640 tras la sublevación de Portugal será proclamado rey con el nombre de Juan IV. (Se trataba de un descendiente por vía ilegítima de los antiguos reyes de Portugal). Por otro lado, D. Francisco Manuel de Guzmán y Zúñiga, VI Marqués de Ayamonte, era primo del Duque, y a su vez, estaba emparentado con Olivares. III.2. La conjuración. Parece claro que la idea parte del Marqués de Ayamonte, cuyo fin era reducir Andalucía a una “República” a cuyo trono aspiraría el Duque de Medina Sidonia al verse arrastrado por el Marqués. Es decir, se pretendía repetir la jugada del de Braganza. Menos claro fue la participación de Holanda y Francia en la conjura, pero no se les puede descartar en absoluto. Domínguez Ortiz achaca la traición al poco seso, a la falta de patriotismo y a la influencia de la recién encumbrada doña Luisa que alimentaría la ambición de repetir lo mismo en Andalucía. Además debemos sumar el descontento que despertaba la propia privanza del Conde Duque y los cuantiosos sacrificios monetarios que exigía. «Las 12 Andalucías, tanto la Alta como la Baja, se encontraban en una situación de gran descontento».8 Tras el levantamiento de diciembre de Portugal, en ella se fraguaba una conspiración de sentido castellanista que tenía por objeto matar al nuevo rey Juan IV. Se trataba de una conspiración de nobles y eclesiásticos donde encontramos nombres como el del Marqués de Vila-Real, el Duque de Caminha, el primado de Braga o el Inquisidor General. El gobierno español conocía esta intentota. El Duque y el Marqués tenían órdenes de apoyarla, pero no lo hicieron, manteniendo Ayamonte desguarnecida. La conspiración fue descubierta y castigada siendo todos sus jefes ejecutados. Mientras tanto, las idas y venidas de Portugal a Andalucía eran continuas y mientras los portugueses fortificaban su orilla del Guadiana, aquí no se hacía nada. Aquí entran en juego dos personajes clave para descubrir al de Medina Sidonia. Se tratan de Francisco Sánchez Márquez, contador mayor de Cuentas que se encontraba en Lisboa y Doña Clara Gonzaga de Valdés, esposa de D. Diego de Cárdenas, maestre de Campo y general del Reino de Portugal. Francisco Sánchez Márquez es el principal descubridor de la conspiración y se enteró de ésta en la cárcel de Lisboa, donde estuvo preso a partir del levantamiento de diciembre. Se encontraba en Lisboa ejerciendo el oficio de pagador general de la gente de guerra del Reino de Portugal. En prisión entró en contacto con Don Jacinto Pacheco, paje de Cámara del Duque de Medina Sidonia y con el fraile descalzo Nicolás de Velasco, enviado para liberar al paje y considerado por el propio Sánchez Márquez como el alma de la conjura, por su ambición de ser cardenal. El propósito de Sánchez Márquez desde el principio fue oponerse a lo que sus ojos estaban presenciando. Un dato curioso, antes incluso de confirmarse la veracidad de los hechos, envió a través de un preso que fue liberado un mensaje al Duque de Medina Sidonia diciéndole que se estaba manchando su reputación y que tuviera cuidado de no dejarse engañar por los portugueses. Los peores temores se fueron confirmando. Las cartas que Sánchez Márquez pudo leer en la cárcel, ocho del Duque de Medina Sidonia, contenían el plan de la conspiración. Se esperaba el apoyo de Portugal, Francia y Holanda. Sánchez Márquez se ganó la amistad de Pacheco, diciendo que estaba de acuerdo con la conspiración y 8 MORENO ALONSO, A., “El descubrimiento de la conspiración del Duque de Medinasidonia”, en VÁZQUEZ LESMES, R., (coord.) Homenaje a Antonio Domínguez Ortiz, vol. 3, Publicaciones de la Real Academia de Córdoba, Córdoba, 2004, pp. 608. 13 éste intercedió para que Fray Velasco lo liberase; no se debía escatimar en apoyos para que la traición triunfase. La orden de libertad provino del mismo Duque de Braganza, lo que indica las altas influencias del fraile. Atravesó, no sin riesgos, el reino en rebeldía el 4 de agosto, para llegar el 12 a Sanlúcar de Guadiana, ya en Castilla. Logró no ser detenido por los hombres del Duque, el cual había dado órdenes de que todo aquel que proviniera de Lisboa fuera llevado ante él. Sin embargo, Sánchez Márquez consiguió entrevistarse con el gobernador de la zona, Pedro Baltasar de Bedoya, que era «criado del Duque de Béjar y no era afecto al de Medina».9 Al mismo tiempo escribió a su mujer, quien desempeñó un papel destacado en la revelación de la traición, como se descubrirá más abajo. Y al fin llegó a Madrid el domingo 18 de agosto. En el Memorial que entregará a S.M. el rey se manifestaban los hechos conspirativos. Paralelamente y retrocediendo en los hechos, se enteró en la misma Lisboa don Diego de Cárdenas. Sánchez Márquez le confió a su mujer que le comunicara la traición, por si a él le pasaba algo y no podía llegar a la Corte, manifestando que confiaba en él por su gran lealtad. Cárdenas, por su parte, sin perder tiempo, hizo llegar a través de su esposa doña Clara Gonzaga de Valdés a S.M. el rey la noticia de lo que se tramaba, aportando como pruebas dos cartas del Marqués de Ayamonte al Duque de Medina Sidonia; se desconoce como las obtuvo. Cárdenas mandó a su mujer ante la imposibilidad de cumplir él con su deber. Pero a pesar de que ésta entregó las cartas al mismo rey, su marido seguiría en prisión unos años más, ya que Felipe IV se negaba a canjearlo por otro preso, Francisco Mascareñas. Doña Clara de Gonzaga no dejó de solicitar a Su Majestad, en consideración de los servicios de su esposo, la «acomodación» de sus hijos. En 1649, el Consejo de Hacienda hacía merced a Juan de Cárdenas, su hijo, de mil ducados de renta. En agosto de 1641 la conjura había sido descubierta. Duque y Marqués, ajenos a todo, esperaban las noticias provenientes de Lisboa de Fray Nicolás sobre la llegada de las flotas extranjeras para iniciar el alzamiento. Fue entonces cuando D. Guzmán recibe la llamada de Olivares para presenciarse en la Corte. Tras dudas y vacilaciones, pues no sabe si escapar a Portugal, se presencia ante Felipe IV el 21 de septiembre, arrojándose 9 MORENO ALONSO, A., “El descubrimiento de la conspiración del Duque de Medinasidonia”, en VÁZQUEZ LESMES, R., (coord.) Homenaje a Antonio Domínguez Ortiz, vol. 3, Publicaciones de la Real Academia de Córdoba, Córdoba, 2004, pp. 611. 14 a sus pies y confesándolo todo de su puño y letra. Eso sí, haciendo recaer todas las culpas en el Marqués y negando su propósito de proclamarse rey de Andalucía. Allí mismo el rey le otorgó su perdón y el Duque correspondió con un cómico desafío a su cuñado, el de Braganza, ahora rey de Portugal como Juan IV. El desafío respondía a que el de Braganza había manchado el honor de su familia, los Guzmanes, esparciendo sospechas sobre su fidelidad a Felipe IV. El Marqués de Ayamonte, sin embargo, fue detenido por el Conde de Peñaranda, que entró en Ayamonte con un destacamento de tropas. El Marqués fue enviado al alcázar de Segovia. Declaró que la iniciativa del movimiento era del Duque y que él estaba en desacuerdo con que se proclamase rey. Según él, lo que propuso fue que se proclamase Andalucía una republica, la cual no estaría en guerra con los enemigos de España, para que cuando la situación mejorase el rey pudiera recuperarla. Justificó su relación con los portugueses porque quería enterarse de sus intenciones. Finalmente, hizo una apelación de clemencia. III.3. El castigo. El Duque de Medina Sidonia no podría regresar a Sanlúcar, como parte de un destierro en cubierto, permaneciendo en la frontera, en Garrobillas, además de servir con mil lanzas, que exigirían un enorme desembolso. Tan suave castigo tiene que ver con la posición del Conde Duque, que no podía permitir el desprestigio de su familia. Quedaba así la conspiración diluida del dominio público. Pero en junio de 1642, el Duque se presentó de improviso en Sanlúcar y se produjo una gran conmoción. Fue muy bien recibido por sus gentes y se teme una revuelta. Se le persigue y es detenido en Vitoria y encerrado en el castillo de Coca. Las averiguaciones no revelaron nada contra los criados del Duque, por lo que fueron puestos en libertad. A principios de 1643 la situación no pintaba muy mal para él, ya habiendo caído Olivares tras la derrota de los tercios en Rocroi ante los franceses en 1643, pues sólo se le quería juzgar por su ida a Sanlúcar y no por otros casos más graves. Sin embargo, su situación empeora en 1644, ante unas nuevas declaraciones del Marqués de Ayamonte. En 1645 se dispuso en la sentencia sobre el Duque, cuyo texto no conservamos, el destierro perpetuo, la incorporación de Sanlúcar a la Corona y el servicio (multa) de 15 200.000 ducados. Para hacer frente a la pena hubo de vender muchas fincas, entre ellas el cortijo de Évora. En los últimos años de 1645 pidió que se le trasladara a Tordesillas, ya que Coca le era enfermizo. En 1646 se le permitió que residiera en Tudela de Duero y posteriormente en Valladolid. Incluso a partir de 1648 se le dio permisos para realizar excursiones a Simancas y Medina del Campo. En noviembre de 1664 moría el Duque sin nunca regresar a Sanlúcar, su gran deseo. Su mujer moriría en 1680. El Marqués de Ayamonte fue Condenado a muerte y confiscación de bienes. Sin embargo en 1647, mediante la resolución de una junta de los presidentes de Castilla y Hacienda, el rey se inclinó hacia la clemencia dictándose la confiscación de bienes y quedando el Marqués preso de por vida en el Alcázar de Segovia. Pero con el intento de levantamiento del Duque de Híjar en Aragón (prisión perpetua en el castillo de León) y de Navarra (ejecución de Miguel de Iturbide) se decide, cansado ya Felipe IV, cumplir la pena de muerte para el Marqués de Ayamonte en 1648. Cabe recordar que Sanlúcar fue también castigada, pues tenía tantos beneficios y privilegios que su paso a ciudad de realengo fue una catástrofe. 16 - IV. Conclusiones. En épocas de crisis en las que los descontentos alzan su voz es cuando más se resiente la unidad de una monarquía o república, en definitiva, la del Estado. El siglo XVII, considerado tradicionalmente por la historiografía como un siglo crítico, sobre todo la década de los cuarenta, fue una dura prueba para una monarquía, la de los Austria, que era heredera de un vasto imperio construido en la centuria anterior y que abarcaba territorios continentales, indianos y orientales. Los largos periodos de guerra que aumentaban la presión fiscal hacían que aquellas regiones periféricas miraran con recelo a Castilla, a la cual consideraban el reino que vulneraba sus fueros y libertades. Una política internacional de prestigio, una defensa exacerbada de la ortodoxia cristiana, una lucha continua contra el infiel musulmán, etc., habían provocado el agotamiento de una monarquía que veía como las grandes riquezas que provenían de las posesiones americanas desaparecían en las manos de los acreedores y las costosas guerras. En la Península, una nobleza de Grandes, desvinculados de cualquier actividad no decorosa de acuerdo a su vida ociosa y dedicados a la opulencia aprovecharon el descontento social y la debilidad de Estado para hacer realidad sus aspiraciones separatistas. Cataluña y Portugal, responden y contaron, en cierto modo, con el respaldo de movimientos sociales. Sin embargo en el caso de Andalucía no es así. Se trata de un hecho aislado de la nobleza andaluza (y sin mayoritario apoyo de ésta), aunque años más tarde se comprobará que estos descontentos no son ajenos al territorio andaluz, en las «alteraciones andaluzas» que muy bien ha estudiado Domínguez Ortiz. Portugal desarrollará un nacionalismo basado en la preocupación económica y en la continuación de las conquistas ultramarinas. Cataluña continuará en guerra hasta 1652. Algunos autores consideran que las medidas de presión llevadas a cabo por el Conde Duque responderían más a los intereses del Estado que a las acciones de una privanza despótica. Cataluña, siempre reacia a participar en servicios e impuestos para las necesidades de la monarquía, poseía unos fuertes fueros que Felipe IV debía respetar. Sin embargo, si se declaraba, como pasó, el territorio en rebelión, Olivares podría aplastar dicho movimiento y aplicar las 17 leyes de derecho de conquista sobre Cataluña desproveyéndola de sus fueros. Como hemos visto, a pesar de la derrota catalana, sus fueros se mantuvieron. En cuanto a Andalucía, el hecho se oscureció para ser olvidado. Personajes cercanos a la figura real habían sido los protagonistas. La casa de Medina Sidonia era una de las más importantes de España y el Conde Duque de Olivares, valido del rey, pero ante todo, familiar de los conspiradores, no podía permitir una mancha de tan alta traición en su linaje. Fue el Conde Duque el artífice del perdón real y el celoso encubridor de lo sucedido en cuanto a evitar publicidad. Parece ser que la falta de decisión de los conspiradores, junto a la improvisación y la dependencia a factores externos como las ayudas internacionales, y sobre todo, la falta de un respaldo social que se agitara como en los casos de Cataluña y Portugal, hicieron que la conjura fracasase. Al ser ésta descubierta y abortada se ha pretendido relegar a un segundo plano y pasa a ser conocida como una anécdota más dentro de las grandes rebeliones que sufrió la monarquía. Sin embargo el plan del Duque y el Marques no eran para nada descabellados en cuanto a su posible realización y de haber llegado a ser así, su significado histórico hubiera sido mayúsculo. El trabajo realizado por Domínguez Ortiz y Moreno Alonso es primordial para acercarnos a los sucesos acontecidos en Andalucía en 1641. Han proporcionado gran material archivístico con sus investigaciones, muchos de ellos desconocidos hasta ahora. Sus trabajos responden, un poco también, a ese intento que ha habido de desmitificación del tema y negación de la existencia misma de la conspiración debido a la falta de documentos. Queda concluido así este «particular homenaje» a don Antonio Domínguez Ortiz. 18 - V. Anejos. Felipe IV con armadura. Fuente: Diego Velázquez. Hacia 1623. Museo del Prado, Madrid. Los cuatro reinos de Andalucía. Fuente: http://www.esacademic.com/ 19 El Conde-Duque de Olivares a caballo. Fuente: Diego Velázquez. Hacia 1634. Museo del Prado, Madrid. Duque de Braganza. Fuente: Grabado al cobre de Pau Claris. Biblioteca de Cataluña, Barcelona. 20 Gaspar Pérez de Guzmán y Sandoval, IX duque de Medina Sidonia. Fuente: Pintor desconocido de la escuela española del siglo XVII. Palacio de los duques de Medina Sidonia, Cádiz. Movimientos separatistas dentro de la Monarquía Española. 21 Juan IV de Portugal. Fuente: http://commons.wikimedia.org/. Rendición y humillación del IX Duque de Medina Sidonia ante Felipe IV y el Conde-Duque de Olivares Fuente: F. Blanch. Extraído del libro El problema de las Españas, de Pedro Bosh Gimpera. 22 - VI. Bibliografía. BENNASSAR, B., Historia Moderna, Akal, Madrid, 1980. BENNASSAR, B., La Europa del s.XVII, Anaya, Madrid, 1989. DOMÍNGUEZ ORTIZ, A., “La conspiración del Duque de Medina Sidonia y el Marqués de Ayamonte”, Archivo Hispalense 2ª época 106, 1961, Sevilla. DOMÍNGUEZ ORTIZ, A., Crisis y decadencia de la España de los Austria, Ariel, Barcelona, 1973. ELLIOTT, J., DE LA PEÑA, J. F., Memoriales y cartas del Conde-Duque de Olivares, Madrid, 1879-1981. FLORISTÁN IMÍZCOZ, A., (coord.) Historia Moderna Universal, Ariel, Barcelona, 2002. KINDER, H., HILGEMANN, W,. Atlas histórico mundial I. De los orígenes a la Revolución Francesa, Akal / Istmo, Madrid, 2006. MARTÍNEZ RUIZ, E,. et alii, La España Moderna, Ediciones Istmo, Madrid, 1992. MOLAS RIBLATA, P,. Manual de historia de España. 3, Edad Moderna: (14741808), Espasa Calpe, Madrid, 1988. MORENO ALONSO, A., “El descubrimiento de la conspiración del Duque de Medinasidonia”, en VÁZQUEZ LESMES, R., (coord.) Homenaje a Antonio Domínguez Ortiz, vol. 3, Publicaciones de la Real Academia de Córdoba, Córdoba, 2004. 23