Estudio Laura Montoya (destellos) Dic

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Destellos1 Saúl Sánchez Giraldo2 Universidad de Antioquia El Diccionario de la Real Academia Española define esta palabra como un resplandor vivo y efímero o también como una ráfaga de luz, que se enciende y amengua o apaga casi instantáneamente. Bien podría decirse que es esta la característica particular de la obra de la Madre Laura. Ella abunda en esos chispazos o ráfagas de luz, que, generalmente, se encienden y amenguan, y que en veces se apagan casi instantáneamente. En cierto modo, puede decirse que, en general, es la rima y en cierta medida el ritmo, lo que sostiene o da fuerza a esta obra que aparece cargada de poemas (hasta 134 se eleva el número de ellos en la obra), y que sostiene el tono poético de la misma. Cabe decir, sin embargo, que es eso, el tono, lo que le da el valor poético a la obra que alcanza a tocar las fronteras de la mística, sin instalarse en ella del todo a la manera de un Juan de la Cruz o una Teresa de Jesús, y aun a un Francisco de Asís, que sólo alcanzó a componer el Canto al hermano sol y aquella hermosa plegaria por la Paz de la que puede afirmarse que pueden resplandecer igualmente como textos de un alto contenido contemplativo. 1Para este estudio el autor tomó como texto base DESTELLOS, en el cual, en páginas preliminares aparece como subtítulo (p. 3) DESTELLOS DEL ALMA A MANERA DE VERSOS, con la dedicatoria “PARA MIS HIJAS CUANDO CREAN PODER UTILIZARLAS EN BIEN DE LAS ALMAS” suscrito por la Madre Laura de Santa Catalina y acompañado de una “Presentación” (p. 3-4), firmada en Bogotá, mayo de 1975. Se registra la segunda edición y al final de las 233 páginas, aparece la Tip. Sta. Teresita HH. MM. de la Madre Laura. Bogotá. 2 Estudios en el Seminario Conciliar de Medellín, Sociólogo de la Universidad Pontificia Bolivariana, sede Medellín; estudios de Teología en la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá, también, en la Fraternidad Sacerdotal de Roma, y asistencia a ciclos de conferencias en el Colegio de Francia dictadas por Roland Barthes, Michel Foucault y Claude Lévi-Strauss. El tono es definido como el carácter o modo particular de la expresión y del estilo de una obra poética o literaria que permite determinar a partir del asunto que trata y del modo como lo trata, el estado de ánimo que busca reflejar. Según esto, bien puede afirmarse que este tipo de poesía de la cual podríamos decir que es de marcado tinte religioso y más precisamente espiritual, puede definirse a partir de tres tonos posibles en los que ella se ha ido desarrollando con el paso de los tiempos. Es indudable que una obra poética como la de Tomás de Aquino que agrupa composiciones como el Pange lingua, el Adoro te devote y otras del mismo estilo es de índole particularmente teológica y, podríamos decir sapiencial. Otra como la de San Juan de la Cruz o Santa Teresa de Jesús se cataloga evidentemente como una poesía mística, que es aquella en que el acento no es esencialmente religioso sino místico. Puede afirmarse que este tipo de poética, como lo señala el diccionario, en cierto modo afecta un poco de oscuridad en lo que dice, para dar en qué entender y qué discurrir a los que la escuchan o la leen. Un verso como este de Santa Teresa puede ilustrar perfectamente este asunto: Vivo sin vivir en mí y de tal manera espero que muero porque no muero. O bien, este otro de San Juan de la Cruz que reza así: Oh llama de amor viva que tiernamente hieres de mi alma en el más profundo centro. Acaba ya si quieres, pues ya no eres esquiva, rompe las velas de este dulce encuentro. Se diría, en cambio, que el tono que tiene la poesía de la Madre Laura es esencialmente religioso y piadoso. A veces se convierten en verdaderas plegarias, como en aquel poema que titula Alabanzas a manera de Salmo, o en ese que denomina Sed de eternidad. En otros, los títulos mismos de varios de sus poemas hacen una referencia a estos actos de piedad que son, por encima de cualquiera otra consideración, el acento propio, o el tinte de la obra de la Madre Laura. Mi crucifijo, Sacramentarse, De Ana y Joaquín. La piedad, tal como ella se define, en tanto que virtud que inspira el amor a Dios, o una tierna devoción a las cosas santas, es lo que se hace evidente, en general, en cada uno de sus textos. Esto es, que el amor entrañable que ella manifiesta por todo lo que es religión, como el conjunto de normas morales, las prácticas rituales que configuran su vida cotidiana, como son particularmente la oración, el sacrificio y el culto, pero también su entrega total al servicio de su misión, que no es otra que dar a conocer su fe cristiana a través de su obra misionera, que es a lo que consagra plenamente su vida, y es asimismo lo que le da tono a su inspiración poética, tanto como a sus versos o cada uno de sus textos. No deja de ser significativo y curioso que el índice del texto vaya dividido según un orden alfabético, que no está definido por el título que acompaña cada poema y que determina su obra, sino por la letra primera del primer verso de cada poema o canto. No es extraño, por tanto, que el primer poema que aparece en el índice sea aquel cuyo primer verso comienza diciendo: Abre mis labios, alma mía, que aparece en la página 224 con el título que repite en parte con las tres primeras palabras de ese primer verso Abre mis labios, y que, en cambio, el primer poema A la Santísima Virgen que inicia de este modo María, Madre mía te doy mi corazón esté en la página 7 y que con él inicie en la página 7, la presentación de sus poemas. Lo que significa que es el enunciado del primer verso o de las primeras palabras de cada primer verso en cada poema, lo que define su aparición en el texto, esto es, su paginación. Sin querer propiamente cambiar o tergiversar el orden que la comunidad o la misma Madre Laura haya querido dar a sus textos y, por tanto, respetando esta forma que se le ha dado a la segunda edición del año 1975 (no conocemos la primera), para facilitar el trabajo que podamos hacer de interpretación de su obra hemos querido agruparlos por temas. Discurriendo un poco sobre su obra, hemos establecido una posible clasificación con la que podemos examinar más detenidamente su libro. Agrupamos, en primer lugar, aquellos poemas de los que pueda decirse que tienen, al menos un toque místico o un acento poético de modo que podamos discurrir mejor, en primer lugar, cuál es el acento propio de su obra; segundo, sus formas y el manejo de sus formas, y en tercer lugar, el contenido de la misma y, por lo tanto, una posible clasificación de la misma, a la que buscamos acercarnos con el debido respeto. Podríamos agrupar como poemas de los que se pudiese decir que tengan un acento místico, los siguientes: Nuevo tu día, p. 15. Descubrí tu huella, p. 23. Mis anhelos, p. 26. Unos pocos momentos, p. 29. Manojito de mirra, p. 32. Tu feliz esposa, p. 35. Oh vivir junto a Ti, p. 41. Encended prudentes vírgenes, p. 46. Al Sarare ven, p. 47. Hora de amor, p. 52. Unida a Ti, p 53. Misterios del alma, p. 54. El Sitio, p. 56. Creador y redentor mío, p. 64. Requiebro amoroso, p. 69. Mi Trino y Uno, p. 70. El Muerto Amado, p 71. Ansias, p 75. Si pudiera decirlo, p. 77. El sí del alma, p 79. No más pecar, p. 82. Las auras, p. 83. El todo y la nada, p. 85. Baratillo, p. 89. El asna, p. 94. Las golondrinas, p. 96. Ósculos, p. 99. Los tres nidos, p. 102. El perro faldero, p. 105. Luz y sombra, p. 109. Tres niditos, p. 110. Pum, pum, pum, p. 113. Misterio, p. 118. La cantora de Hebrón, p. 120. Sed de eternidad, p. 123. Me perdí, p. 124. Nostalgia, p. 126. Entra, Jesús, p. 128. Mi crucifijo, p. 132. Tras cada prójimo, p. 137. Del cero al uno, p. 139. Ortigal, p. 141. Eucaristía, p. 143. La brújula, p. 144. Mi Dios, p. 147. Alborada, p. 149. Amar sin intermisión, p. 153. Estás y estoy, p. 154. A ti, la gloria, p. 156. Su retrato, p. 157. Robador, p. 160. Yo en El, p. 161. Soles de Amor, p. 164. Cruel disyuntiva, p. 180. Nada si, ruindad no, p. 182. Mi lira, p. 183. Aquí está, p. 185. Desconexión, p. 188. Así no es El, p. 192. El fracaso, p. 195. El triunfo del “Sitio”, p. 200. Vive en mí, p. 203. Franquearse, p. 207. Miríadas, p. 211. Tri-cuna, p. 214. Vivo sin vivir, p. 217. Junto a tu Corazón, p. 218. Abre mis labios, p. 224. Pasamos enseguida a llevar a cabo un pequeño análisis de aquellos que, bajo nuestro punto de vista, nos parezcan mejores realizados. Nuevo tu día Puede clasificarse como una Oda, una forma que alcanzó su cima en Horacio que con Garcilaso en España escogió una estructura más libre, como aquí en la que se combinan tres endecasílabos con un heptasílabo. Desde este punto su estructura es perfecta, sin rima en los versos impares pero con rima asonante en los versos pares, donde el verso heptasilábico de cada cuarteta se repite a manera de estribillo. Puede ser este un poema que pueda elegirse para una edición de lo mejor de su obra. Mis anhelos Consta de 4 estrofas heptasilábicas, a manera de octetos, menos en tercera estrofa que es un cuarteto, en general con rima asonante en los versos pares. El último de los octetos pierde el ritmo porque introduce dos versos en 3 y 5 que no siguen la norma heptasilábica, pues son octosílabos. Unos pocos momentos Hay que retocarlo para darle regularidad en su forma, ya que no la tiene. Manojito de mirra Cuartetos heptasílabos, con referencia bíblica a la última cena. Su estructura en general es correcta El arpa divina Una curiosa alusión al árbol de la cruz y a las 7 palabras. En cuartetos conformados por versos hexasílabos y rima en versos pares. En verso cuarto debe hacerse hiato para que se mantenga la forma hexasilábica. Es, sin duda, otro pequeño poema con encantadora metáfora. El arpa davídica. Si nos atenemos a sus formas, podemos hablar desde un principio de la forma Romance, por el número notable que hay de poemas que se atienen a esas formas. Según la Poética el romance es una composición en verso en que los versos pares presentan rima asonante y los impares quedan sueltos. Generalmente son octosílabos, pero se ha admitido una cierta fluctuación métrica en algunos versos, que pueden ser heptasílabos o eneasílabos y esta recopilación de poemas de la Madre Laura que lleva por título el curioso nombre de “DESTELLOS” consta de 134 poemas, de los cuales 35 se ajustan casi perfectamente a esa forma romance. Son ellos: 1 A la Santísima Virgen p. 7 5 A San Benito José de Lavre p. 13 30 Al Sarare ven p. 47 18 Manojito de mirra p. 32 55 Las auras p. 83 65 Los tres nidos p. 102 67 El perro faldero p. 105 71 Rosa en botón p. 111 73 Misterio p. 118 76 Me perdí p. 124 77 Nostalgia p. 126 78 Entra, Jesús p. 128 81 Mi crucifijo p. 132 82 Sacramentarse p. 135 83 Tras cada prójimo p. 137 84 Del cero al uno p. 139 86 Eucaristía p. 143 91 Amar sin intermisión p. 153 94 Su retrato p. 157 97 Fragancias p. 163 98 Soles de amor p. 164 99 El barquerito p. 166 103 Poema: El tiempo, Las almas, Madrépora. La Eternidad p. 174 106 Nada sí, ruindad no p. 182 107 Mi lira p. 183 108 Aquí está p. 185 109 Desconexión p. 188 110 Mater Dolorosa p. 190 115 Del copón a mi corazón p. 201 117 Vive en Mí p. 203 118 Desahogo p. 205 119 Franquearse p. 207 120 Librea p. 208 125 Las estrella p. 206 127 Junto a tu corazón p. 218 Con todo, a pesar de que la mayoría de los poemas de la Madre Laura van en versos de arte menor (esto es, que no consta de dos hemistiquios como sucede con los versos de arte mayor: el endecasílabo con pausa en cuarta o séptima, o el alejandrino en siete y siete) tiene algunos poemas de esta índole como el 12. Descubrí tu huella con versos endecasílabos. Igualmente, el 15. La viña con pausa en tercera y cuarta. El 20. Juguetón Divino segunda, tercera y cuarta estrofa con pausa en seis y seis. Son [poemas de] versos de arte menor: 1. A la Santísima Virgen. 2. María, dulce madre. 3. María, Madre mía. 4. A San Benito José de Lavre. 6. Bautismo. Este es un posible catálogo de la obra de la Madre Laura. Por supuesto, este catálogo hace referencia a los títulos que pueden inscribirse dentro de los varios temas que son objeto de un texto poético para ella. Esta podría ser la lista de esos diversos temas religiosos que son objeto de inspiración para ella. En primer lugar, algunos poemas que podrían catalogarse como de acento místico, que ella reúne bajo el número 90, dentro del catálogo tan singular de su obra. Aparecen a partir de la página 151 y son 4 poemas que ella define con el curioso neologismo de tri-rapto, con los que hace alusión a manera de proemio, de lo que quiere ser su tríptico místico, que llevan los títulos de Extraña fragancia, Grato sabor, Justicia del rapto. El neologismo que acuña la Madre Laura al querer aludir a un posible arrebato o experiencia mística de la Madre y que va definido en los tres poemas siguientes, hace referencia, sin duda alguna, a un arrebato místico suyo. Este arrebato místico o rapto está descrito en los tres poemas siguientes. Nombra el primero como Extraña Fragancia y esa referencia mística tiene que ver con el místico olor del pan eucarístico, en tanto que verdadera comida, como acotaría el Señor en el evangelio de Juan. La segunda experiencia o rapto tiene que ver con el sabor, esto es, la comunión eucarística, que al igual que el maná del desierto tiene en sí todo deleite, tal como se canta en ciertos actos litúrgicos, como la bendición con el Santísimo, para la que se entona esta especie de jaculatoria. Les diste a comer el pan del cielo a la que se debe responder, como se decía del maná: que contiene en si todo deleite. El tercer rapto o poema más bien alude al misterio de la transubstanciación del pan en el cuerpo de Cristo y es más, por tanto, de índole teológico el texto. Los dedicados a la virgen son los siguientes: 1 A la Santísima Virgen p. 7 2 María, Dulce Madre p. 8 3 María, Madre mía p. 9 4 A tí piadosa Reina p. 11 No aparecen reunidos, como los anteriores en un solo título, el rapto, sino más bien dispersos. El primero que lleva el título A la Santísima Virgen tiene el tono de una plegaria y es más bien una oración en verso al estilo de aquella que se conoce comúnmente en la Iglesia como el Bendita sea tu pureza. Se ha dicho siempre que orar es levantar el corazón a Dios y pedirle mercedes. En el Bendita sea tu pureza la petición es evidente: mírame con compasión no me dejes madre mía. En este texto de la madre Laura es asimismo evidente lo que suplica: aumenta nuestra fe y colma de virtudes esta pequeña grey. Los dos textos poéticos que llevan el título de María, Dulce Madre o María, Madre mía son loas a la Virgen Santa María, en la que se deja ver la devoción que inspira la figura de la Madre de Dios a la Madre Laura. Con todo, tal vez el poema mejor logrado de estas loas a Santa María, tiene que ver con el poema 4 que llama A ti piadosa Madre. A diferencia de todos los anteriores, está construido en versos de arte mayor, que son en general los que pasan de once sílabas, pero aquí además emplea otra fórmula que poco más emplea en otras poesías. Se trata de la forma del verso alejandrino, que consta de 14 sílabas. Mantiene una rima masculina en los versos pares de cada estrofa (que son siempre el 2 y el 4). (La rima masculina se denomina a los versos que terminan en palabra aguda) y en veces acompañados además de perfecta rima consonante. Esto sucede en las estrofas 1, 2, 4 y 5. Pero además cada cuarteto conforma por si sólo una plegaria- cualquiera de los 6 cuartetos alejandrinos, puede ser ejemplo de esa plegaria constante de la Madre Laura, amén de ser testigo de una bien regulada e inspirada construcción. Con todo es evidente, en mi opinión, que en el sexto cuarteto existe una ambivalencia en la construcción del cuarto verso. Así dice este cuarteto: Escucha, pues, benigna sus ruegos y oraciones Y ordena a tus legiones y tu con ella ven Ven a arrojar del mundo las huestes infernales Por fin a tantos males y establecer la paz. La sugerencia es cambiar un poco el texto y que en lugar de decir: pon fin a tantos males y a establecer la paz. Se lea más bien como una súplica de más expresándolo de este modo: Pon fin a tantos males y estableced la paz ya que el infinito del verbo lo rige el verbo poner en imperativo y suena lo contrario de lo que la súplica demanda y desea. Diría algo así como Pon fin a establecer la paz. Por demás que así suena a una orden y no a una súplica. Los poemas a los santos Estos son los poemas de la Madre Laura que dedica a aquellos que pudieron haber sido santos de su devoción. Este hecho, de crear algunos poemas a los que son santos de su devoción, permiten definir a la Madre Laura, desde un principio, como un ser profundamente piadoso y religioso y profundamente atado a una fe cristiana que profesa y confiesa lo mismo por sus fundaciones que por sus obras de un marcado acento religioso. Entre estos poemas dedicados a los santos están: • 5 A San Benito José de Lavre p. 13 • 6 A Santa Catalina p. 18 • 24 A Santa Catalina p. 41 • 27 A San Benito José de Lavre p. 44 • 38 Florecita del cielo p. 57 • 39 A Santa Teresita p. 58 • 40 Flor del Carmelo p. 59 • 41 Salve, Patrona bendita p. 60 No son realmente más que tres santos específicamente a los que ella rinde devoto culto de veneración a través de sus poemas como a Santa Catalina, a San Benito José Lavre y a Teresita de Jesús. Dos poemas le dedica a Santa Catalina, dos a Benito José Lavre y cuatro a Santa Teresita del Niño Jesús. Es bien curiosa sobre todo la devoción a San Benito José Lavre. Según los biógrafos, Benito José Lavre renunció al sacerdocio por miedo a perder su alma salvando la de los demás. Pero más curioso es que Benito José Lavre haya querido entrar en una trapa y haya sido rechazado. O, que asimismo, haya sido Cartujo, pero que después de algunos meses en aquel monasterio de Notre Dame haya sido despedido por la misma comunidad y no hubiese podido ser monje, lo que es algo que puede ser bien significativo. Dicho de otra manera, puede haber una grande diferencia en lo que podríamos definir como posibilidades religiosas. De hecho, la palabra misma monasterio, como la palabra monje, monachus en latín se deriva de la palabra monos que en latín significa uno, como también solo. La palaba fraile, empero hace referencia a la palabra latina frater, que por sí misma se desprende que el frater es el otro del uno. Un monasterio no es una comunidad, es una solitariedad que es la característica particular del místico. Ora et labora era por así decirlo la regla en la que resumía San Benito el quehacer de la vida monástica, que bien puede decirse que complementaba Tomás de Kempis el autor de la Imitación de Cristo con esta otra frase: In silentio et quiete proficit anima devota. El alma devota aprovecha del silencio y la quietud. El hecho es que tanto la comunidad de los trapenses como la de la Cartuja, y cual de las dos más, son comunidades de índole monástica, un tanto diferente a las comunidades religiosas. Bien hacía Roland Barthes en su tiempo, cuando hacía referencia a una u otra forma de vida, conventual o monástica, al definir la forma de vida conventual en estos términos, se vive acompañado pero con la posibilidad de estar sólo, mientras la del monje la definía de este modo, vive sólo con la posibilidad de acompañarse. De donde se puede afirmar que el ministerio es la función primordial de toda comunidad religiosa sea de sacerdotes o de hermanos. En cambio, hay que afirmar que es el misterio divino, en tanto que la obra de Dios, u opus Dei su función principal. Uno y otro se complementa, o establecen un equilibrio dentro de lo que podríamos definir la mística cristiana que conduce en los monasterios, especialmente como la cartuja o la trapa, a vivir en aras del misterio, mientras a las comunidades religiosas en función del servicio, que también a su manera es opus Dei, lo que consolida su modus vivendi. Tal es podríamos decir el acento o tono que tiene la poesía de la Madre Laura, profundamente religiosa y eso lo que manifiestan todos sus poemas, sin que esto le quite el valor que ella tiene, muy al contrario, es lo que le da un valor particular. Los versos como los poemas de la Madre Laura tienen, por tanto, un toque esencialmente religioso, 3 por eso su característica principal es de ser una comunidad misionera que busca ante todo evangelizar y sin duda, cargada de piedad y de celo por su obra principal, la comunidad de las Lauritas, dedicada a la evangelización y el servicio en tierra de misión, acude a la poesía y se sirve de la creación poética para que ése sea el cometido de su obra. [sic] Una posible clasificación de sus poemas Este podría ser el catálogo de la obra completa de la Madre Laura. Es cierto que el mayor número de poemas podríamos clasificarlos si no como místicos propiamente, si en cierta medida contemplativos, pero en todo caso religiosos y obviamente cargados de fe y de amor por su actividad religiosa y plena de celo por su obra misionera. Serán estos poemas que podrían catalogarse como espirituales o piadosos: 3 Según sugerencia de Monseñor José Emilio Lema Escobar (compañero en los estudios bíblicos compartidos en las reuniones semanales de la parroquia Santa María Magdalena, del Barrio Carlos E. Restrepo de Medellín), el texto podría continuar así: La Madre Laura acude a la poesía y se sirve de la creación poética para lograr el cometido de su obra: hacer que su comunidad misionera busque ante todo evangelizar y cargada de piedad y de celo se dedique al servicio en tierras de misión. Comunidad • 8 La recreación p. 16 • 10 Partida Misionera p. 20 • 17 Dime por qué te alojas p. 31 • 22 Entremos felices p. 37 • 23 Adiós, dulce nido de amor p. 39 • 28 Las hoces p. 45 • 31 Al Sarare ven, Señor p. 49 • 32 Ven Jesús p. 50 • 33 Ruego al infiel p. 51 • 44 La vida es un océano p. 66 • 45 La pesca p. 68 • 49 La pesca p. 73 • 57 Sin Soberano p. 86 • 58 Señor, quédate con nosotros p. 88 • 64 A los infieles ven p. 100 • 68 El rastrojeo p. 107 • 79 Himno de adhesión p. 129 • 90 Tri-rapto p. 151 ▪ Extraña fragancia ▪ Grato sabor ▪ Justicia del rapto • 103 Poema p. 174 ▪ El tiempo ▪ Las almas ▪ La eternidad • 113 Bodas de plata p. 197 Y dos que podríamos catalogar como de carácter bíblico, que son: • 19 El arpa divina p. 33 • 20 Juguetón Divino p. 34 Místico • 7 Nuevo tu día p. 15 • 12 Descubrí tu huella p. 23 • 14 Mis anhelos p. 26 • 16 Unos pocos momentos p. 29 • 18 Manojito de mirra p. 32 • 21 Tu feliz esposa p. 35 • 25 Oh vivir junto a Ti p. 41 • 29 Encended prudentes vírgenes p. 46 • 30 Al Sarare ven p. 47 • 34 Hora de amor p. 52 • 35 Unida a Ti p. 53 • 36 Misterio del alma p. 54 • 37 El Sitio p. 56 • 43 Creador y Redentor mío p. 64 • 46 Requiebro amoroso p. 69 • 47 Mi Trino y Uno p. 70 • 48 El Muerto Amado p. 71 • 50 Ansias p. 75 • 51 Si pudiera decirlo p. 77 • 52 Tri-sitibundez • 53 El sí del alma p. 79 • 54 No más pecar p. 82 • 55 Las auras p. 83 • 56 El todo y la nada p. 85 • 59 Baratillo p. 89 • 60 El asna p. 94 • 61 Las golondrinas p. 96 • 63 Ósculos p. 99 • 65 Los tres nidos p. 102 • 67 El perro faldero p. 105 • 69 Luz y sombra p. 109 • 70 Tres niditos p. 110 • 72 Pum, pum, pum p. 113 • 73 Misterio p. 118 • 74 La Cantora de Hebrón p. 120 • 75 Sed de eternidad p. 123 p. 78 • 76 Me perdí p. 124 • 77 Nostalgia p. 126 • 78 Entra, Jesús p. 128 • 81 Mi Crucifijo p. 132 • 82 Sacramentarse p. 135 • 83 Tras cada prójimo p. 137 • 84 Del cero al uno p. 139 • 85 Ortigal p. 141 • 86 Eucaristía p. 143 • 87 La brújula p. 144 • 88 Mi Dios p. 147 • 89 Alborada p. 149 • 91 Amar sin intermisión p. 153 • 92 Estas y estoy p. 154 • 93 A ti, la gloria p. 156 • 94 Su retrato p. 157 • 95 Robador p. 160 • 96 Yo en El p. 161 • 97 Fragancias p. 163 • 98 Soles de amor p. 164 • 99 El Barquerito p. 166 • 105 Cruel disyuntiva p. 180 • 106 Nada si, ruindad no p. 182 • 107 Mi lira p. 183 • 108 Aquí está p. 185 • 109 Desconexión p. 188 • 111 Así no es El p. 192 • 112 El fracaso p. 195 • 114 El triunfo del “Sitio” p. 200 • 117 Vive en mí p. 203 • 118 Desahogo p. 205 • 119 Franquearse p. 207 • 122 Miríadas p. 211 • 123 Tri-cuna p. 214 • 126 Vivo sin vivir p. 217 • 127 Junto a tu Corazón p. 218 • 131 Abre mis labios p. 224 Temas religiosos • 6 Bautismo p. 14 • 11 Marchemos p. 22 • 42 El Crucifijo de la misionera p. 62 • 62 Alabanzas a manera de Salmo p. 97 • 66 Soberanía y ternura p. 104 • 71 Rosa en botón p. 111 • 80 Buen Jesús p. 130 • 100 De Ana y Joaquín p. 168 • 101 El Papa p. 170 • 102 Estreno p. 172 • 104 Jueves Santo p. 179 • 110 Mater Dolorosa p. 190 • 115 Del copón a mi corazón p. 201 • 116 Oh Madre mía p. 202 • 120 Librea p. 208 • 121 Glosa p. 210 • 124 Tres tabernáculos p. 215 • 125 Las estrellas p. 216 • 128 Peregrino p. 220 • 129 Colmemos nuestras ánforas p. 221 • 130 Himno a la M. Laura p. 222 • 132 El amor rendido p. 225 • 133 Al portal a media noche p. 226 • 134 María es la oveja más mansa p. 227 Varios • 13 La cometa p. 23 Bibliografía SANTA CATALINA, Madre Laura de. (1975). Destellos. Bogotá: Tip. Santa Teresita.
 Medellín, 26 de octubre de 2012