Editorial - Real Federación Española De Balonmano

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Comunicaciones Técnicas Edita: Real Federación Española de Balonmano. C/ Ferraz nº 16, 28008 Madrid. Tfno: 91 548 35 58 Fax: 91 542 70 49 Pág. web: www.rfebm.com e-mail: [email protected] Consejo de Redacción: Francisco Moreno Blanco Director Escuela Nacional de Entrenadores Juan Antonio Moreno Rodríguez Coordinador Técnico de Base Editorial Tras el paréntesis de las vacaciones estivales os presentamos nuestra revista número tres con dos nuevas Comunicaciones Técnicas. La comunicación número 217 es abordada desde la Psicología del deporte y recoge de manera esquemática los principales aspectos de la programación del entrenamiento mental en balonmano, destacando la importancia que para nuestro deporte tiene la preparación psicológica. Su autor Claudio Gómez Navarro, es licenciado en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid y Master en Psicología del Deporte por la Universidad Autónoma de Madrid. Como jugador de División de Honor defendió la portería del Club Atlético de Madrid durante diez temporadas, a continuación fichó por la Sociedad Conquense, para finalizar como jugador de la plantilla del Balonmano Ciudad Real donde militó durante cinco años. Además formó parte de la Selección Junior y Absoluta de España. Actualmente ocupa el cargo de Gerente de la Asociación de Jugadores de Balonmano, es Psicólogo Deportivo en las concentraciones cadetes de la RFEBM y profesor de la Escuela Nacional de Entrenadores de dicha Federación La comunicación número 218 dedicado a la variabilidad de las acciones de táctica colectiva defensiva, reclama y plantea alternativas de funcionamiento táctico colectivo dentro de un mismo sistema defensivo. Su autor Juan A. García Herrero, es licenciado en Educación Física por el INEF de Madrid, Doctor en Educación Física por la Universidad de Extremadura, Master en Educación y Reeducación Psicomotriz por la Universidad Pontificia de Salamanca y Entrenador Nacional de Balonmano. Imparte las asignaturas de "Iniciación al Balonmano" y "Balonmano de Alto Rendimiento" en la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad de Extremadura. Durante ocho temporadas ocupó el cargo de entrenador de selecciones Territoriales de Castilla León y en la actualidad es el entrenador auxiliar del Equipo Nacional Promesas Maculino de España. Francisco Moreno Blanco Miguel Ángel Lebrón Gómez de la Llamosa Secretario Escuela Nacional de Entrenadores Fotografía: Archivo de la Real Federación Española de Balonmano Diseño y Maquetación: Altermedia Comunicación 2000 S.L. Fotomecánica e impresión: Running Producción S.A. Depósito Legal M-25867-2002 1 Programación del entrenamiento mental en balonmano COMUNICACIÓN Nº 217 Por Claudio Gómez Navarro La incorporación de la psicología del deporte en los contextos aplicados de la sociedad, requiere la presencia de profesionales convenientemente preparados tanto en psicología como en la ciencia deportiva. Los programas de entrenamiento psicológico requieren,al igual que los físicos o los técnico-tácticos, la progresión gradual de las habilidades aprendidas, así como su puesta en práctica en las diferentes situaciones de la actividad deportiva.Por lo tanto, la actuación del psicólogo del deporte, como técnico que es , complementa el trabajo de los demás técnicos en la preparación del deportista; llevando la programación a corto, medio y largo plazo,donde se incluyan objetivos concretos (principalmente de rendimiento),aplicando las técnicas y estrategias oportunas y analizando los resultados. La preparación psicológica forma parte del plan global de actuación, para lograr una optimización en el rendimiento de los deportistas.En la planificación,entendida como un proyecto que se elabora antes de que tenga lugar su plasmación en el entrenamiento y en la competición,se establece un proceso de toma de decisiones acerca de los métodos y contenidos más apropiados para conseguir los objetivos especificados dentro de una dimensión temporal. En la intervención psicológica es imprescindible la figura del psicólogo especializado en el contexto deportivo;su vinculación a la ciencia psicológica le permiten fluidez y maestría en la utilización de técnicas y métodos específicos (entrevista,observación sistemática,pruebas, biofeedback,cuestionarios estandarizados,...),y además su preparación en la aplicación al ámbito deportivo, posibilitan su actuación como un técnico deportivo. Resulta importante analizar cómo las destrezas mentales influyen poderosamente en el rendimiento, aunque pocos deportistas las desarrollan plenamente, puesto que se necesita un correcto aprendizaje de las estrategias que desarrollen su puesta 2 en práctica. En deportes individuales, está mucho más extendida la presencia del psicólogo deportivo, como miembro del equipo técnico. Los propios deportistas demandan su intervención en aras de un mayor control de sus procesos cognitivos. Además, el trabajo continuado en entrenamiento psicológico determina el proceso de interiorización dentro de las pautas de actuación de esos deportistas. En nuestro deporte, muchas son las situaciones de presión que tiene que soportar el balonmanista. No sólo en los periodos de adaptación: cambio de club, cambio de ciudad, periodo de pretemporada...,sino la descompensación que muchas veces se produce entre preparación física y preparación mental. No nos resultará difícil recordar a algunos deportistas que, en momentos determinados de su carrera, alcanzaban gran maestría en las sesiones de entrenamiento, y no eran capaces de transferir ese rendimiento a las situaciones de competición. En la mayoría de los casos, por un déficit en la preparación psicológica. En estos casos, el jugador de balonmano puede encontrar en los profesionales de la psicología una estimable ayuda para superar estas situaciones. Técnicas como el establecimiento de metas, la visualización, la relajación (en sus diferentes métodos), la reestructuración cognitiva, y otras, ayudan al deportista a superar esos baches de rendimiento provocados por diferentes acontecimientos: - Exceso de autoresponsabilidad. - Descenso en el nivel de motivación. - Excesiva presión mediática o de la propia organización deportiva. - Bajo nivel de autoconfianza en el deporte. PROGRAMACIÓN DEL ENTRENAMIENTO. A la hora de establecer un programa de preparación psicológica en Balonmano, tendremos que tener en cuenta unos principios básicos generales: 1. Planificación del entrenamiento a largo plazo.No podemos establecer un programa de entrenamiento a un mes vista de la competición, ni actuar sólo en momentos de urgencia; estas intervenciones psicológicas, normalmente, no obtienen buenos resultados.Es necesario familiarizarse con los protagonistas, conocer el grupo, su sociología, y después, decidirse a intervenir con un proyecto y objetivos concretos. 2. Desarrollo del trabajo centrado en el grupo. Pese a que las intervenciones se realizarán con los deportistas que más lo necesiten, el objetivo siempre estará en función del equipo deportivo. 3. Desarrollo de un entrenamiento dirigido a objetivos concretos. Hay que establecer las metas a conseguir.El deportista debe percibir que va acercándose paulatinamente a los objetivos, a medida que adquiere y pone en práctica las destrezas psicológicas. 4. Utilizar alguna metodología para evaluar el programa. Debemos evaluar en qué medida está siendo efectivo o no el programa de entrenamiento implantado. A través de entrevistas, autoinformes, cuestionarios, debemos preguntar a nuestros deportistas si están utilizando las habilidades aprendidas, y si los resultados que obtienen con ellas son satisfactorios. FASES DEL ENTRENAMIENTO Como sabemos, en cada deporte, la preparación. se estructura en una serie de microciclos, mesociclos y macrociclos, dependiendo del tiempo transcurrido entre el inicio de la preparación y el periodo competitivo. En Balonmano, a partir del mesociclo entrante (pretemporada), la estructura es de microciclos continuados, puesto que cada semana hay competición en una Liga regular. Nos encontramos con un problema, y es que las etapas o fases del entrenamiento psicológico hay que insertarlas en un macrociclo donde desde el final de la pretemporada estamos compitiendo, de la misma forma que ocurre con la planificación de la preparación física. Incluiremos las siguientes fases en nuestro programa de entrenamiento psicológico: Fase 1: Evaluación inicial de habilida- En nuestro deporte, muchas son las situaciones de presión que tiene que soportar el balonmanista. No sólo en los periodos de adaptación: cambio de club, cambio de ciudad, periodo de pretemporada...,sino la descompensación que muchas veces se produce entre preparación física y preparación mental. 3 Se trata de revelar aquellas destrezas psicológicas que son deficitarias y que ejercen efectos adversos sobre el rendimiento del equipo. 4 des psicológicas y establecimiento de objetivos. Fase 2: Entrenamiento de habilidades psicológicas. Fase 3: Pre-competición. Fase 4: Competición. Fase 5: Post-competición. Fase 1: Evaluación inicial de habilidades y establecimiento de objetivos. El primer paso en cualquier programa de entrenamiento psicológico, siempre es la evaluación. Utilizaremos parte de la pretemporada (mesociclo entrante) para esta 1ª fase. Se trata de realizar una evaluación de las necesidades y demandas psicológicas de cada deportista. La mejor forma de recoger esta información es la entrevista psicológica. La participación y el compromiso de los deportistas en el programa es importante.Si los deportistas no aceptan este programa y no lo interpretan como un coadyudante que les puede beneficiar en su rendimiento, estaremos perdiendo el tiempo desde la primera fase del programa. A través de cuestionarios cerrados, entrevistas con los deportistas, información del entrenador..., debemos ir descubriendo los puntos fuertes y débiles de cada miembro del equipo en cuanto a cuestiones psicológicas. La evaluación es el paso clave en la instauración de un programa, puesto que el entrenamiento se basará siempre en los resultados de la evaluación, las técnicas a aplicar también, por tanto, los errores cometidos en esta fase se arrastrarán hasta la última, y podremos comprobar como nuestro proyecto no avanza. Se trata de revelar aquellas destrezas psicológicas que son deficitarias y que ejercen efectos adversos sobre el rendimiento del equipo. Hay que tener especial cuidado con las manifestaciones encubiertas. Nos referimos a aquellas manifestaciones de algunos deportistas durante la evaluación psicológica, que no se corresponden con los déficits que desean corregir, y que normalmente van acompañadas con el deseo de establecer objetivos psicológicos difusos. Fase 2: Entrenamiento de las técnicas psicológicas. Utilizaremos la fase final de la pre-temporada (dos semanas) para el aprendizaje de las técnicas psicológicas. Sin olvidar que podremos iniciar el aprendizaje de cualquier técnica en cualquier momento a partir de la pre–temporada. La primera técnica que se debe enseñar es la relajación, por su utilización conjunta con otras técnicas como la visualización; por este motivo la relajación suele ser la primera técnica enseñada. Podemos adelantar tres tipos o métodos: relajación dinámica (basada en la sofrología), relajación muscular progresiva (método de Jacobson) y entrenamiento autógeno o relajación mente a músculo (Johannes Schultz). Trabajaremos en tres sesiones a la semana de unos 50 minutos de duración por sesión. Las técnicas que debemos entrenar después de la relajación son, por este orden: -La visualización. -La energetización (auto-activación). -La autoconfianza. -Concentración (entrenamiento en el mantenimiento de la atención) Respecto a la reestructuración cognitiva, merece una mención aparte.Al ser una técnica puramente cognitiva, requiere un aprendizaje mucho más largo, por lo que se podrá utilizar parte de la temporada de competición para avanzar con esta técnica, siempre que haya algún deportista que en La primera técnica que se debe enseñar es la relajación, por su utilización conjunta con otras técnicas como la visualización; por este motivo la relajación suele ser la primera técnica enseñada. 5 la evaluación psicológica se haya detectado que necesita un cambio en su sistema de creencias. Aquí el objetivo es que el deportista llegue a la competición con un diálogo interno positivo. 6 Fase 3: Pre-competición. Esta fase se caracteriza por ser potencialmente, la más estresante. Sin duda, es el momento crucial de la preparación psicológica. A menudo la presión que recae sobre el deportista es muy grande. Al mismo tiempo, hay que tener en cuenta la propia autoresponsabilidad de la persona, que aumenta esa sensación de agobio. El respeto al resultado de la competición, la ansiedad que genera cualquier situación de afrontamiento, se pueden convertir en el peor de nuestros enemigos. Habrá que habilitar un par de sesiones dos días antes del encuentro para poner en orden nuestras ideas, repasar los procedimientos o técnicas ensayados y llegar a la competición con las mejores sensaciones posibles, fruto de pensamientos realistas y constructivos. Aquí el objetivo es que el deportista llegue a la competición con un diálogo interno positivo. Por poner un ejemplo, nuestro jugador debe percibir la mayor garantía de éxito posible. El pensamiento adecuado sería del tipo: "sé que voy a encontrar dificultades, pero voy a ser capaz de superarlas". Importante saber que nunca vamos a poder eliminar la incertidumbre que genera cualquier competición deportiva, pero sí podemos conseguir que el deportista "aterrice" en la competición con un diálogo interno adecuado. Se deben realizar una serie detallada de actividades que nos vayan acercando paulatinamente a la situación de competición. Es decir, lograr que la energía y la excitación por la competición, vayan construyéndose lentamente. Una buena rutina pre-competición sería, por ejemplo, la siguiente: 1. Alimentación adecuada. 2. Repaso de la visualización. 3. Monólogos positivos. 4. Diálogo y últimas indicaciones del entrenador. 5. Estiramientos y calentamiento prepartido. Este tipo de rutinas nos puede ayudar a que el deportista no se disperse, y llegue al inicio de la competición en la mejor disposición psicológica posible. Fase 4: Competición. En esta fase ya no tenemos oportunidad alguna de intervenir. Al igual que ocurre con las facetas técnico-táctica y física, lo que no se ha entrenado es prácticamen- te imposible que salga en la competición. Se trata de que nuestros deportistas pongan en práctica todo aquello que han aprendido. Los objetivos de esta fase son dos: a) Mantener el plan de focalización. A qué estímulos y en qué momentos debemos focalizar nuestra atención.Aspectos entrenados en la primera fase, en el desarrollo de la atención sostenida. b) Desarrollar un plan de refocalización. Se trata de tener prevista alguna estrategia psicológica para refocalizar, si es que perdemos la concentración en cualquier momento de la competición. En este apartado, debe elaborarse un listado de fuentes potenciales de distracción, y señalar el camino que nos permita nuevamente encontrar en foco atencional. Muchas veces la sobre-excitación genera falta de concentración. Esto suele ocurrir a menudo, en los deportistas jóvenes, cuyo excesivo nivel de motivación, genera errores de coordinación, agarrotamiento muscular, entre otros problemas. Todos ellos derivados de una excesiva excitación psíquica. Fase 5: Post – competición. El objetivo de esta fase es analizar cómo interpreta el balonmanista el resultado de la competición, puesto que de ello dependerá en gran medida su motivación, y la autoeficacia en competiciones futuras. Vamos a ver de qué formas diferentes puede atribuir el deportista los éxitos y fracasos en la competición. Las causas que el deportista suele dar para explicar un resultado deportivo son muy diversas. Pero pueden hacer referencia a factores que dependen del propio deportista o a factores externos. a) El éxito asociado o atribuido a elementos internos (esfuerzo, capacidad de sufrimiento, habilidad técnica...) produce sentimientos de orgullo y autoconfianza. mayoritariamente de su conducta. d) El fracaso atribuido a elementos externos (erróneas decisiones del entrenador, mal arbitraje, estado del terreno de juego,...) provoca simplemente una protección de la autoestima. El deportista en este caso, está manifestando lo que en psicología se denomina lugar de control externo, es decir, piensa que los acontecimientos que le suceden en el deporte y en la vida no están bajo el control de su conducta, no dependen de él. Tendremos que analizar, al terminar la competición, de qué manera interpreta, o a qué factores atribuye nuestro deportista el resultado de la competición. Este análisis realista y honesto del resultado de la competición, es fundamental para establecer los futuros objetivos. Por supuesto, a los formadores deportivos nos interesan deportistas que manifiesten un lugar de control interno, que sepan autocriticarse, puesto que en muchas ocasiones, es la única vía para la mejora del rendimiento. Muchas veces, la sobre-excitación genera falta de concentración. Esto suele ocurrir a menudo, en los deportistas jóvenes, cuyo excesivo nivel de motivación, genera errores de coordinación, agarrotamiento muscular, entre otros problemas. BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA b) El éxito asociado o atribuido a elementos externos (suerte, facilidad de la tarea,...) provoca una disminución en los sentimientos de autoconfianza, y no genera las mismas expectativas de triunfo para el futuro. c) El fracaso asociado a elementos internos (falta de entrenamiento, falta de capacidad de esfuerzo,...) genera sentimientos negativos de frustración. Pese a ello, el deportista está manteniendo un lugar de control interno. Es decir, sigue pensando que las cosas que le suceden dependen - Lorenzo González, J.: "Psicología y deporte". Biblioteca Nueva. Madrid (1992) - Ulrich, D: "Iniciación a la Psiclogía" Editorial Herder. Barcelona (1992) - Valdés Casal, H.M.: "La preparación psicológica del deportista. Mente y rendimiento humano". Inde publicaciones. Zaragoza (1996) - Williams, J.M.: "Psicología aplicada al deporte" Biblioteca Nueva. Madrid (1991) 7 Alternativas de funcionamiento táctico colectivo en el mismo sistema defensivo COMUNICACIÓN Nº 218 Por Juan Antonio García Herrero. Facultad de Ciencias del Deporte. Universidad de Extremadura. [email protected] 8 Con frecuencia,la primera expresión que se utiliza al hablar del comportamiento colectivo ofensivo, si se pretende que éste sea eficaz, es la de variedad.La alternancia de medios colectivos ofensivos garantiza que el equipo genere incertidumbre sobre los defensores y pueda consecuentemente conseguir el éxito.Desde el inicio, se considera que el ataque debe ser variado y que esa variedad posibilitará encontrar vías para la finalización. Esta concepción del juego ofensivo en el que la variabilidad en las acciones se antepone a cualquier otra consideración,parece que ha calado entre los técnicos preocupados de obtener el máximo rendimiento del grupo a su cargo.De esta forma,cada día son más los entrenadores que buscan proporcionar distintos argumentos dentro de un mismo patrón de juego.Esta particularidad está afectando a casi todos los ámbitos del entrenamiento (juego ofensivo individual y colectivo e individual defensivo básicamente),siendo en el juego colectivo defensivo en el que quizá no se haya avanzado tanto como en los otros enunciados anteriormente . Prácticamente, todas las parcelas del juego se están planificando en los entrenamientos para manejar distintas posibilidades y, sin duda,consideramos que el juego defensivo colectivo debe empezar poco a poco a sumarse a esa estructura de funcionamiento. Alternativas tácticas colectivas dentro de un mismo sistema defensivo Los sistemas defensivos son, por definición, estructuras de comportamiento colectivo enmarcadas en pautas de actuación estrictas y sistematizadas. Esta organización facilita enormemente la actuación de los jugadores que deben regirse respetando los principios de ese sistema defensivo (así como las modificaciones al mismo que haya podido introducir el entrenador). Los fundamentos del sistema defensivo (junto con las mencionadas modificaciones), suelen comprender normas de funcionamiento en las que cada defensor en su puesto específico debe comportarse de una determinada manera, cuestión que condicionará a su vez el resto de acciones de los otros defensores. Esto es, si un equipo está empleando un sistema defensivo 6:0 con presión sobre los pares en los laterales cuando el balón está en la zona contraria, supondrá que cada vez que llegue el balón a un extremo o a un lateral, el lateral defensivo del lado contrario presionará a su par y a su vez, el resto de sus compañeros conocerán y se comportarán intentando sacar el máximo partido de esa acción. Así, los equipos que realizan una presión sobre un jugador par cuando el balón se encuentra en la zona contraria, suelen mantener esta pauta de actuación invariablemente. Esta es la forma habitual de actuación en los sistemas defensivos: se define una estructura patrón sobre la que se realizan adaptaciones que el equipo automatiza y repite sistemáticamente intentando conseguir el éxito defensivo. En los últimos años, algunos equipos de alto rendimiento han empezado a manifestar comportamientos defensivos colectivos en los que dentro del mismo sistema, varían las responsabilidades y exigencias en cada puesto específico. Por ejemplo, el avanzado de un sistema defensivo 5+1 podría: liberar un espacio de juego, presionar a su par, presionar a un jugador impar o no presionar, y para cada una de estas opciones del avanzado el resto de los compañeros adoptarían una u otra forma de funcionamiento defensivo. De manera que existiría una alternancia colectiva en su comportamiento, lo que exigiría un funcionamiento colectivo alternativo no sólo por parte del avanzado sino del resto del equipo (en función de la acción del avanzado). No nos gustaría que se confundiera esto con el cambio de sistema defensivo a lo largo del partido (empezar defendiendo 5+1, cambiar a 5+1 sobre un lateral, cambiar posteriormente a 6:0, etc.). Tampoco estamos hablando de una estructura defensiva en la que un jugador pueda tener varias iniciativas de forma esporádica, como por ejemplo el defensor avanzado que en un momento puntual varía su espacio de actuación o sus responsabilidades defensivas porque interpreta que puede obtener un beneficio con esa acción, ya que normalmente este comportamiento no cuenta con una colaboración defensiva diferente para cada acción del avanzado por parte de los otros defensores. Nos estaríamos refiriendo más exactamente a un plan de actuación en el que puede haber varias alternativas de com- Los sistemas defensivos son, por definición, estructuras de comportamiento colectivo enmarcadas en pautas de actuación estrictas y sistematizadas. Figura 1.Sistema defensivo 6:0 con presión sobre los pares en los laterales cuando se encuentra el balón en la zona contraria 9 portamiento colectivo en determinados puestos específicos y a su vez, la adaptación previo entrenamiento, del equipo a esas diferentes posibilidades con distintas respuestas. creemos que los diseños de los sistemas defensivos están evolucionando hacia pautas de actuación variables donde la alternancia de acciones colectivas permite alcanzar un mayor rendimiento. Generalmente, los sistemas defensivos se diseñan para sistematizar todas las posibilidades, entendiendo que esa sistematización debe comprender patrones de comportamiento colectivo que se repetirán a lo largo del partido. Ahora bien, creemos que los diseños de los sistemas defensivos están evolucionando hacia pautas de actuación variables donde la alternancia de acciones colectivas permite alcanzar un mayor rendimiento. Desde nuestro punto de vista, al igual que otras parcelas del juego en las que cada vez se están manifestando más alternativas de actuación, el juego colectivo defensivo evolucionará en los próximos años en esta dirección. Al realizar un diseño defensivo como el que aquí se expone, asumimos que partiendo de un sistema defensivo estándar (6:0, 5:1, 3:2:1, etc.) se realizan adaptaciones colectivas al funcionamiento del mismo para que el equipo pueda utilizar una alternativa u otra a lo largo del parti- 10 do, cuestión que generará una mayor incertidumbre en el equipo atacante. Hace unas décadas sería impensable plantearle a un defensor las posibilidades que algunos jugadores manifiestan hoy en día en el juego 1x1. Sin duda, actualmente se asume que el juego 1x1 visto desde la defensa no permite realizar siempre la misma acción en el mismo espacio, debido a que esa conducta remite al defensor a una situación muy previsible para el atacante, avocándole normalmente a no ser eficaz en las tareas defensivas individuales. De esta forma, parece que el juego 1x1 se encamina hacia situaciones en las que el defensor cambia constantemente su estrategia defensiva para generar incertidumbre en el atacante (presiona y libera, acosa, acosa y marca, disuade, disuade e intercepta, libera y ocupa, etc.) Como se aprecia, la alternancia en el comportamiento individual y la flexibilidad en las acciones permiten al defensor obtener un mayor grado de eficacia. Atendiendo a esto, el interrogante que surge es si la formación individual y colectiva que los jugadores de alto nivel manifiestan permite actualmente diseñar siste- mas defensivos en los que mediante las alternativas de funcionamiento colectivo, se alcance mayor eficacia defensiva que manteniendo un esquema rígido de juego. Desde nuestra perspectiva, es incuestionable que el perfil individual defensivo ha evolucionado enormemente en los últimos 30 años y, sin duda, es esta parcela del juego una de las que más ha progresado en nuestro deporte. Si los jugadores cada día son mejores individualmente, es preciso avanzar en la construcción de sistemas defensivos donde las exigencias en el funcionamiento colectivo aumenten para alcanzar un mayor grado de eficacia. Algunos ejemplos de estos sistemas defensivos ya han sido publicados, como el propuesto por Antón (2000, p.165) denominado: "sistema defensivo 6:0 a través de combinaciones de presión sobre pares e impares". Ya se ha comentado en anteriores ocasiones (García, 2000; 2003) la tendencia existente en nuestro deporte a asumir que los atacantes son los que generan incertidumbre y los defensores tienen que responsabilizarse de mitigar esa incertidum- bre atacante, ahora bien, ¿porqué no asumir igualmente un modelo defensivo generador de incertidumbre para los atacantes? Los recursos individuales para desarrollar esta propuesta ya los están manifestando numerosos jugadores (gracias al trabajo de los entrenadores en los últimos años), por lo que quizá falte aprovechar en el ámbito colectivo esas prestaciones que los defensores pueden alcanzar. En definitiva, el juego colectivo defensivo debe ir avanzando hacia esquemas de actuación cada vez más variables semejantes a los que aparecen en el juego individual defensivo, ya que los jugadores van mostrando progresivamente mejores perfiles defensivos. Ventajas e inconvenientes en la alternancia del comportamiento colectivo dentro del mismo sistema defensivo Realizar este planteamiento y no reconocer las dificultades que el mismo implica sería caer en un ejercicio de inconsciencia, como es obvio, el entrenamiento de varias posibilidades requiere de más tiempo y mejores jugadores que el entrenamiento de una forma de juego invariable. En definitiva, el juego colectivo defensivo debe ir avanzando hacia esquemas de actuación cada vez más variables semejantes a los que aparecen en el juego individual defensivo, 11 Actualmente, consideramos que en el alto nivel existen varios jugadores por equipo capaces de realizar tareas defensivas semejantes a las expuestas 12 El mayor inconveniente que aparece en el diseño de este tipo de situaciones es la coordinación en el juego entre los defensores, ya que al poder desarrollarse varias posibilidades la adaptación y la automatización de las mismas exige un nivel alto de coordinación entre los jugadores implicados. Pensemos en una defensa 5+1 en la que el avanzado puede: presionar al central, disuadir el pase extremo-lateral, ofertar un espacio de juego a uno de los laterales o perder profundidad para, aparentemente, facilitar la creación de juego en primera línea. Hasta hace unos años el argumento para no desarrollar defensas de este tipo (con alternacia de responsabilidades en uno o varios puestos específicos) era que el perfil individual de los jugadores no permitía encontrar a uno o dos avanzados por equipo que fueran capaces de realizar estas tareas. Actualmente, consideramos que en el alto nivel existen varios jugadores por equipo capaces de realizar tareas defensivas semejantes a las expuestas (bien en el avanzado, en el lateral, en el exterior o en el centro de la defensa), y entonces, si existen los jugadores que permiten estas posibilidades ¿dónde aparece la dificultad actualmente? Posiblemente, la dificultad en este momento se encuentre en ajustar colectivamente las intervenciones que ese defensor realiza. De este modo, el problema defensivo en el ejemplo anterior no será que el avanzado pueda o no realizar estas u otras misiones, sino que la dificultad estará en la coordinación colectiva que el equipo debe realizar ante cada intervención del avanzado. Así, una alternancia de tareas por parte del avanzado sin la coordinación colectiva con el resto de defensores generará inmediatos problemas a ese sistema defensivo. Este será el reto para el entrenador que opte por diseñar una estructura defensiva como la que aquí se defiende: sistematizar el nivel de coordinación de sus defensores ante las distintas posibilidades de determinados defensores, sabiendo que una mayor alternancia de opciones conduce inexorablemente a un aumento proporcional en el ajuste del juego colectivo. Como se aprecia, un comportamiento de este tipo no va a estar al alcance de equipos carentes de esa formación defensiva básica a la que antes se aludía. Si por el contrario se dispone de este tipo de jugadores, las ventajas de esta forma de funcionamiento colectivo son notables: - generar una mayor incertidumbre sobre los atacantes al variar la forma de funcionamiento colectivo, - dificultar la anticipación de los atacantes en la toma de decisión al enfrentarse a diferentes situaciones, - disponer de un grupo con diferentes opciones a la hora de adaptarse a la forma de juego del equipo contrario, El encadenamiento de intenciones tácticas defensivas entre varios jugadores como base del funcionamiento colectivo variado El papel que el jugador debería adquirir en sus tareas defensivas individuales ha sido expuesto en diferentes trabajos aparecidos en los últimos años (Antón, 2001, 2002; García, 1999, 2000, 2003; Román, 1997). En ese rol del defen- (Antón, 2001; 2002; García, 2003), lo que por ejemplo supondría: acosar y liberar, disuadir e interceptar, liberar y cerrar, etc. El criterio sería el mismo que el empleado en el encadenamiento de contenidos técnicos individuales (Antón, 1990), donde se intenta agrupar acciones que en el transcurso del juego van a aparecer unidas. Sin duda, estas actividades enriquecerán la formación defensiva por la que atraviesan los jugadores, ya que les permitirá manifestar un criterio defensivo que se aleje de una actitud sin intencionalidad alguna. sor, la manifestación de intenciones tácticas se presenta como una cuestión esencial si se pretende alcanzar un cierto nivel de eficacia. Cada vez con más frecuencia las intenciones tácticas defensivas aparecen como un contenido habitual en las programaciones y planificaciones de los entrenadores, considerándose como un aspecto fundamental en la formación de los jugadores. Se asume que el defensor deberá ir entrenando las diferentes intenciones tácticas hasta llegar a entender cuándo y cómo es el mejor momento para emplear una u otra. De la misma forma, es habitual en el entrenamiento defensivo plantear el encadenamiento de intenciones tácticas Si bien este encadenamiento de intenciones tácticas individualmente es imprescindible para el dominio del 1x1, el funcionamiento defensivo colectivo variado exige un encadenamiento de intenciones tácticas entre dos o más jugadores. Anteriormente (en el juego 1x1) un jugador encadenaba en su acción individual varias intenciones tácticas, y ahora ese defensor manifestará una o varias intenciones tácticas que deberán encadenarse con otra u otras desarrolladas por otros compañeros. De esta forma, como resulta evidente, el funcionamiento defensivo que implique un encadenamiento de intenciones tácticas entre varios jugadores representará una mayor dificultad que si ese encadenamiento lo realizara un sólo jugador en su acción de 1x1. En las etapas de iniciación el buen defensor que disuade el pase correctamente es capaz de conseguir interceptar ese pase con cierta frecuencia, ya que los pasadores no tienen una gran eficacia en el pase. En alto rendimiento, donde el dominio técnico es mucho mayor, esta circunstancia no se presenta así con tanta frecuencia, es decir, muchas veces el jugador que disuade no es capaz de interceptar él mismo el balón, ya que el portador del balón decide no arriesgar a pasar en la línea de pase que disuade el defensor optando por seleccionar otra línea de pase y en consecuencia, permitiendo que otro defensor diferente al que realiza la disuasión pueda interceptar el balón. Esta colaboración entre dos defensores en la que uno disuade y otro intercepta podría servirnos de ejemplo para ilustrar el tipo de comportamiento colectivo buscado. Lógicamente, las asociaciones entre dos, tres o cuatro defensores podrán ser tan ambiciosas como permita el perfil individual defensivo de los jugadores implicados. Se asume que el defensor deberá ir entrenando las diferentes intenciones tácticas hasta llegar a entender cuándo y cómo es el mejor momento para emplear una u otra. Como es lógico, los requisitos previos indispensables para abordar un plantea- 13 miento de este estilo son: - un correcto nivel individual defensivo de los jugadores, - un hábito en tareas de colaboración defensiva en distintos puestos específicos y con distintos criterios, - capacidad para interpretar el tipo de intención táctica que el compañero manifiesta, - capacidad para ajustar la actuación defensiva ante la intervención de un compañero, - rechazar la idea de defensores especialistas, ya que tan especialista es el jugador que disuade una línea de pase o la ocupación de un espacio como el que debe responsabilizarse de cerrar con contundencia el espacio que ha generado su compañero con la disuasión. Este grado de colaboración entre varios defensores debe sistematizarse en el entrenamiento, siendo necesario que los defensores conozcan las alternativas así como la adaptación de cada jugador en su puesto a las mismas. 14 Este grado de colaboración entre varios defensores debe sistematizarse en el entrenamiento, siendo necesario que los defensores conozcan las alternativas así como la adaptación de cada jugador en su puesto a las mismas. Cuando se inicia el entrenamiento mediante estas estructuras defensivas, la tendencia del jugador es a comportarse de forma estándar (repi- tiendo siempre la misma acción). Del mismo modo, algunos jugadores manifiestan problemas en la comprensión de la colaboración defensiva ante intenciones tácticas. Así, es frecuente encontrar que cuando se responsabiliza a uno o dos jugadores de determinadas tareas (ofrecer un espacio, falsear una acción, presionar al par o al impar, etc.), otros defensores tienden por imitación, a jugar de forma semejante a sus compañeros. En este sentido es preciso aclarar las responsabilidades a los jugadores para que entiendan que si uno oferta un espacio otro debe conocer esto y adaptarse para cerrar ese espacio o explotar la acción de su compañero. Así, quizá sería conveniente hablar de responsabilidades colectivas complementarias, para que se entienda que la acción de un compañero condiciona el comportamiento de los otros defensores y que éstos, lejos de comportarse del mismo modo ante la intervención del compañero, deben necesariamente ajustar su actuación. Todos estos problemas son los que mediante el entrenamiento deben pulirse, de forma que si uno o dos jugadores disuaden, los otros deben coordinar su intervención en función de las consecuen- cias que para la estructura defensiva genera esa disuasión. se eficazmente a las situaciones de juego con que se va a encontrar. El entrenamiento de un sistema defensivo basado en la alternancia de opciones requerirá por tanto, dedicar horas de trabajo ajustando las intervenciones de los defensores entre sí. En este sentido, la sistemática de trabajo no difiere de la desarrollada en el entrenamiento de cualquier sistema defensivo, es decir, entrenamiento por bloques de jugadores (central y avanzado, laterales y central, exterior y lateral, etc.) y el posterior ensamblaje de estos bloques mediante ejercicios con mayor número de jugadores hasta llegar a la totalidad de los defensores. Por último, a lo largo del texto no nos hemos centrado en el desarrollo de un sistema defensivo concreto con el que trabajar los distintos aspectos comentados. Esta posición se ha adoptado de forma consciente, considerando que el sistema defensivo con el que se realicen las cuestiones aquí tratadas es secundario. Como sucede siempre, las características de los jugadores de cada equipo aconsejarán emplear un sistema defensivo u otro, e igualmente, orientarán sobre las adaptaciones que el entrenador podrá hacer en ese sistema defensivo. En balonmano, habitualmente este tipo de exigencias defensivas se relacionan con sistemas defensivos abiertos, idea con la que no estamos de acuerdo y de la que queremos alejarnos desde el inicio, ya que pensamos que los planteamientos expuestos son totalmente independientes del sistema defensivo empleado. Como ya se ha expuesto, antes de llegar al entrenamiento colectivo el jugador ha debido pasar por una formación individual defensiva que le permita acceder a las exigencias que estas estructuras defensivas pueden solicitarle. El colectivo de jugadores que no haya tenido la formación previa necesaria, no podrá enfrentar- BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA - Antón, J. L. (1990) Balonmano: fundamentos y etapas de aprendizaje. Madrid: Gymnos. - Antón, J. (2000) El sistema defensivo 6:0. Funcionamiento a través de combinaciones de presión sobre pares e impares (oponentes directos y no directos). En J. Antón, Balonmano. Perfeccionamiento e investigación (pp. 165-180). Zaragoza: INDE. - Antón, J. (2001) El principio de falseo de intenciones aplicado a la táctica individual defensiva. En VIII Jornadas Internacionales de Balonmano. Instituto Andaluz del Deporte. Málaga. - Antón, J. (2002) Balonmano. Táctica grupal defensiva. Concepto, estructura y metodología. Grupo Editorial Universitario. El entrenamiento de un sistema defensivo basado en la alternancia de opciones requerirá por tanto, dedicar horas de trabajo ajustando las intervenciones de los defensores entre sí. - García, J. A. (1999) La anticipación defensiva en al etapa de perfeccionamiento. Area de Balonmano, 8, 7-14. - García, J. A. (2000) Opciones y posibilidades de futuro en el entrenamiento técnico y táctico individual defensivo en las etapas de formación. En I Congreso Nacional de Técnicos Especialistas en Balonmano. Universidad de Extremadura. Cáceres. - García, J. A. (2003) Entrenamiento en balonmano. Bases para la construcción de un proyecto de formación defensiva. Barcelona. Paidotribo. - Román, J. de D. (1997) Las variables de anticipación defensiva. Alternancia de sistemas defensivos. Construcción de las estrategias defensivas. En "Curso de Entrenadores de Élite. El entrenamiento Integrado en Balonmano". León. 15 Normas de publicación de artículos El área técnica de la Real Federación Española de Balonmano, pretende que las Comunicaciones Técnicas sean un medio importante de formación y participación de todos los entrenadores, por ello pretendemos que nuestra revista esté abierta a todos los entrenadores de balonmano de España. Para facilitar vuestra colaboración, os detallamos a continuación las normas que debéis seguir en la elaboración de vuestros trabajos: 1. "Comunicaciones Técnicas" es una publicación periódica de carácter científico y profesional, por ello el nivel del contenido de los trabajos será evaluado por el Área técnica de la Real Federación Española de Balonmano antes de su publicación 2. Los trabajos deben ser originales e inéditos. No obstante si el tema es de interés, podemos publicar artículos que aparezcan en otras revistas, con la debida 16 autorización de las mismas 3. Los trabajos se enviarán mecanografiados en papel tamaño DIN A4, a doble espacio y numeradas de manera correlativa. Adjuntándose en soporte informático en Word o Word Perfect 4. Se adjuntará una página de presentación en la que constará: - Título del trabajo - Nombre completo del autor o autores - Breve resumen del currículo del autor o autores - Fotografía del autor o autores 5. Si el artículo incluye gráficos y/o tablas, deben aparecer en el lugar exacto donde el autor o autores deseen que aparezca 6. Las citas textuales deben aparecer en cursiva y entre comillas 7. La última página debe recoger la bibliografía utilizada por el autor